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Cap XLIX: Sopa de pollo

El cabalgar hace acordarme de mis días en Temiscira. Al presenciar los primeros disparos dispongo a dejar en libertad a la yegua para evitar que la lastimen, desde aquí puedo volar o correr hasta el edificio; Clint se consiguio uno de sus vehículos, tomó a Nat y la llevó hasta él.

—Estrega especial —la dejo ahí y corro hasta uno de los soldados bloqueando sus disparos.

Los agentes salen hasta de las piedras. Con Tony mantenemos el camino libre para los que viene en vehículo, desvió los rayos con el escudo asegurando la belleza del rostro de mi novio.

Con la espada hago añicos las armas de los búnkeres.

—Detrás de ti —Tony aparece disparando a dos hombres a mis espaldas.

—Gracias.

—Me debes unas gomitas —dice para luego seguir volando disparando sus rayos.

—Un niño voló sobre mi y voló a un tipo con su rayo láser —habla Clint.

Río al entender su referencia. Tony se adelanta para enfrentar a los agentes que vienen en camino y detenerlos; Hulk se encarga de aplastar los bunkers a su paso; aunque sé de ante mano que Nat, Clint y Steve no necesitan que los venga cuidando, lo hago. Vuelo delante de ellos desviando los proyectiles dirigidos hacia nosotros.

Me limito a usar la espada para partir sus armas a la mitad y no ha ellos, pero si dejo noqueado a todos. A estas alturas ya es posible que estén evacuando el edificio. Steve al igual que siempre termina destruyendo su motocicleta y anda a pie el resto del camino. Corro a su lado son mi escudo en alto, la espada la guardo para más delante.

En mi campo visual aparece uno de los hombres enemigos. Voy hasta él, tomo su arma por el cañón, la levanto para que apunte al cielo y la aprieto hasta hacerla añicos, con el escudo lo golpeo dejándolo fuera de combate. Sigo corriendo. En la cima, justo enfrente del edificio nos espera una fiesta. Tony baja  pelear junto con nosotros, de la misma forma que en los entrenamientos en la Torre nos coordinamos para pelear cuidándonos las espaldas unos con otros. Pierdo el escudo al noquear a uno de ellos que apuntaba a Clint. El lazo me ayuda ahora. Atraigo y golpeo a todo aquello que dispare en contra mía.

Al ver más agentes salir de edificio armo una estrategia para entrar y sacar a todos.

—¡Nat, ve al piso de arriba por las personas restantes, yo iré por los de abajo! —echo a correr por la única entrada al recinto.

—¡Dame un segundo! —habla entre dientes.

Los agentes se aglomeran en el corredor principal, salen más de los pasillos a mis costados. Decido encargarme de los del pasillo principal, ya no traen armas con láser sino balas. Con el lazo sujeto al más cercano de la muñeca con la que sostiene el arma, la hago venir hasta mi y lo arrojo contra los que viene detrás; desvío balas en todas direcciones, hasta uso mi super velocidad para esquivarlas y llegar rápido a ellos. Me deslizo sobre el piso golpeando a uno en el pie derrivandolo de un golpe en la pantorrilla, el más cercano a este lanza un golpe a mi cara, muevo la mandíbula en circulo dos veces, más furioso que antes devuelvo el puñetazo dejandolo fuera de combate.

Disparos se escuchan a mis espaldas, giro con los brazos en alto para esquivarlas descubro que las balas provienen del arma de Nat.

—¡Llegaron los refuerzos! —vocifera con dificultad por el esfuerzo.

Romanoff se mueve con la gracia de una bailarina, sus movimientos son tan letales como ella misma; todos estos meses he entrenado contra ella y estoy segura de que si fuera una Amazona seria la rival perfecta para Artemis. Vuelvo a pelear contra mi parte de agentes a puño limpio. Lento, pero seguro, me abro paso entre los agentes hasta la mazmorra donde mantienen cautivos a los espías de SHIELD. El subsuelo tiene el aspecto de toda una prision digna de la Edad Media, los suelos y paredes de roca mohosa, con sus característicos barrotes de acero reforzado, oxidado por la humedad.

Cuento cuarenta y cinco celdas en total.

—¡Mujer Maravilla, por aquí! —grita alguien.

—¡Los Vengadores están aquí! —anuncian en el fondo.

Todo aquel espía que no esta inconsciente se pone a gritar por ayuda y sacan las manos, sacudiéndolas con desespero. Uso la espada para romper los barrotes, tiro una a una, ordenando a los espías que hacer. Ayudan a los que pueden.

—Muchachos, los agentes ya van para allá —informo, comprobando las celdas una vez más para que no haya quedado alguien.

—Bien hecho, chicas —felicita Clint.

—Lo qué hay acá arriba es horrible —comenta Natasha con cierto asco en la voz—. Alguien puede venir ayudarme con algunos espías. Luego de esto dudo que sean los mismos.

—¿Tienes la muestra del suero?

—Claro, Cap —dice.

—Salgan ya para que Hulk termine el trabajo —habla Tony.

Suspiro aliviada al comprobar que no falta nadie. Una misión excelente a mi parecer, ni una baja, estoy orgullosa de nosotros. Guardo la espada, me dispongo a volver arriba para ayudar a Natasha con las personas restantes. La pizza de la victoria sabrá exquisita esta noche.

Para en seco al ver a una mujer de traje amarillo con negro obstruyendo en paso a las escaleras. Su cabello rojizo está sujeto en una coleta y el flequillo le cubre algo los ojos, pero aún así distingo el rostro de la mujer.

—Hola, Dianne —saluda como si fuéramos viejas amigas.

—Doris está aquí —comunico al resto del equipo.

—¿Dónde? —inquiere Clint.

Doris avanza hasta estar a unos metros de distancia, cierro mis manos con tanta fuerza que los nudillos me quedan blancos.

—Que cobardía la tuya el mandar a una niña a hacer tu trabajo —comento.

—No lo fue —responde segura—. Digamos que te hemos estado vigilando desde el incidente del centro commercial, ¿recuerdas ése día?

Obviamente lo recuerdo. Mande a un tipo al hospital, esquive balas a lo loco y una señora salió herida, el suceso fue tendencia en YouTube. Una chica ordinaria que se mueve velozmente entre las balas y golpea ladrones es algo que no se ve todos los días.

—Tu novio Ortega fue muy amable al comenzar alardear sobre su novia, debiste verlo, su ego era tan grande —continua hablando, sin abandonar su tono divertido y animado—. Enviar a esa niña a sedarte fue solamente una parte de la misión que debía hacer... la cual falló y pago muy caro.

El corazón se me acelera al pensar lo que pudieron hacerle. Me muevo tan rápido que apenas es capaz de parpadear.

—¿Qué fue lo que le hicieron? —demando saber. La tomo del cuello estampándola contra la fría pared—. ¡Habla!

—Si nosotros no acabamos con ella de todas formas iba a morir, vivía en las calles como muchos niños en barrios bajos. Le hicimos un favor y ella a nosotros. —sonríe con cinismo. La furia recorre mi sistema solo de pensar en los horrores qué pasó esa pobre niña—. Nos ayudo a comprobar que tu debilidad es la exagerada compasión que tienes hacia las personas.

—¿Crees que soy compasiva en estos momentos?

—Por supuesto, si no ¿por qué sigo viva? Ya habrías de haberme matado, Maravilla.

Presiono más fuerte, elevándola poco más hasta que sus pies dejan de tocar el suelo.

—¿Sabes...? La pequeña también nos ayudo a mejorar la dosis —habla pausadamente por la presión en su cuello—. Ahora tiene unas mejoras.

No entiendo si es por el enojo o por sus palabras que no logro ver antes la jeringa que ahora está incrustada en mi cuello. La sustancia de esta quema mi piel, siento arder mi cuerpo al igual que si de fuego interno se tratara. Retrocedo a traspiés, el aire lo siento escaso, es a mí a la que ahorcan.

—¡Dianne! —a lo lejos se escucha la voz de Steve.

—Cierto, olvide que tenemos compañía —agüita su dedo índice señalando el piso de arriba. Intento llegar a ella pero las piernas me fallan, siento fuego en la garganta, espero ver las llamas salir por mi boca—. Será mejor ahuyentarlos de una vez.

Doris toma otra jeringa con la sustancia verde, se la incrusta en el cuello, escucho su respiración agitarse al tiempo que aumentó su tamaño; atraviesa el techo, presiento llego hasta la segunda planta.

—¿Todos están viendo lo mismo que yo? —escucho a Natasha.

—Barbie ya no cabe en su casita de juegos —dice Tony.

—¿Nat, has visto a Dianne?

Con demasiado esfuerzos me obligo a ponerme de pie, la garganta me pica ahora, incitándome a toser de una forma descontrolada. El cuerpo me pesa una tonelada, no siento la misma ligereza de antes, siento los pies enganchados al suelo de roca; incluso de este modo estoy dispuesta a pelear con esta gigante. No me llevarán sin dar batalla.

Doris lanza un puño contra mi, logro quitarme un segundo antes de que impacte. Aquí dentro corro con la desventaja de que me aplaste ella o un enorme trozo de concreto. Lanza otro puñetazo que logró esquivar mas no la parda que me lanza contra la pared abollándola.

—No eres la rival que esperaba —comenta divertida.

—Solo estoy calentando, perra —mascullo aturdida.

Golpeo mis brazaletes, la onda de fuerza la hace impactar contra el otro extremo de la pared. Me impulso para volar hasta ella y darle un puñetazo en la cara con toda la fuerza que me hes posible, su cabeza se sacude bruscamente hacia la izquierda al recibir mi derechazo, doy otro puñetazo, devuelve el golpe lanzándome fuera del secinto, una nube de polvo se levanta a mi paso, un árbol detiene mi precipitación.

Me pongo de pie dispuesta a volver al combate. Sacudo el polvo sobre mi cuerpo, espero a que salga para enfrentarla acá.

—¡Dianne! ¿Estas bien? —Nat viene hacia mi.

—Descuida, sólo fue un raspón. No es nada a comparación de cómo va a quedar ella —arrojo la espada al suelo.

—Doris se hizo gigante, ¿cómo...?

—El suero verde, la formula la vuelve tan grande como la perra desee. Si me disculpan... —vuelo al verla salir destrozando todo el edificio.

Golpeó su mandíbula haciendo que dé un traspié, al recuperarse le proporcionó otros dos golpea más.

—La ayuda va en camino —veo a Tony lanzar unos rayos contra Doris.

—¡No! Yo me encargo —decreto.

Aprovecha el momento de distracción para golpear en la espalda mandado a volar de nuevo. El aire escapa de mis pulmones al impactar con los restos de lo que antes fue un búnker. Me tomo mi tiempo para recuperarme, apoyando las manos sobre la suelta tierra; esto ayuda de cierta manera. Los pocos raspones en mi cuerpo desaparecen, la ligereza vuelve y siento como desaparece una presión sobre mi cuerpo, sea lo que sea que haya inyectado Doris en mi dejo de surtir efecto gracias a Gea.

Sonrío ampliamente, decidida me levanto. Doris golpea a Tony mandándolo hasta el quinjet creo, las balas de Nat no la inmutan, mi amiga es inteligente y se esconde entre los altos pinos al ver sus intenciones de aplastarlas. Clint le arroja flechas explosivas, mientras Hulk va a golpearla y jalarle el cabello de una forma tan típica en las peleas de chicas.

—¡Abolló mi armadura! —se queja Tony—. Estoy enojado, muy enojado.

—Déjenmela a mi —digo.

—Te mando a volar como tres veces, nos necesitas —replica.

Discutiría en otras circunstancias con Stark, dadas las de ahora nada más me concentro en patear su feo trasero gigante. Alguien llama su atención, la veo sonreír maliciosa, para su gran tamaño Steve iguala a una hormiga.

Doris alza el pie dispuesta a plasmarlo. Si de por si tengo una velocidad increíble, quedo sorprendida al verme moverme más rápido de lo habitual; empujo a Steve y soy yo quien recibe la bota de Zeul. La tierra bajo mis pies tiembla, con mis brazos retengo su pie.

—¡Dianne!

Poco a poco logro apoyarme mejor, poniendo una rodilla contra el suelo y así me mantengo hasta que junto la fuerza necesaria para quitarme de encima, vuelve a internar aplastarme con su otro pie, éste es más sencillo de esquivar.

—¿Estás entera, Maravilla?

—Sigues tú, Stark. —corro por el brazo se Doris hasta estar cerca de su cara para golpearla, uno, dos, tres y remato con una patada en la quijada—. A mi novio ni se te ocurra tocarlo —la agarro de su flejillo y la jalo hasta que choca contra un árbol y luego hacia el otro lado para que caiga sobre las ruinas del edificio.

Lentamente se va encogiendo a su estatura normal. Uso mi lazo para atarla y llevarla personalmente a Fury. Un tirón en mi muñeca hace girarme bruscamente hasta estar de frente a la persona que lo provoca; Rogers ahueca mi rostro con sus manos presiona sus labios sobre los míos con necesidad, soy yo quien comienza a mover los labios lentamente marcando el ritmo del beso. Acaricio una de las manos de Steve y con mi otra mano libre lo abrazo por la cintura. Su cuerpo está tenso, las manos le tiemblan un poco.

—Me asuste —confiesa al juntar nuestras frentes después de quedarnos sin aire—. Jamás vi...

—A alguien darme una paliza —termino la frase por él. Me abraza por los hombros, esconde su cara en el hueco entre mi hombro y cuello—. Oye... la misión salió bien. Estamos bien, Steve.

Se aleja para mirarme sin dejar de abrazarme. Viéndolo bien distingo un corte en su mejilla y un moretón en su pómulo. Un gesto de disgusto pinta mi cara, con el pulgar toco lo más suave que puedo alrededor de su corte para ver qué tan malo es y él hace una mueca de dolor al las mínimo roce.

—Te prepararé una sopa de pollo.

—La sopa de pollo del Capipaleta es horrible —argumenta Tony.

Ambos lo miramos diciendo "¿De verdad, Stark?". Tony es genial arruinando momentos, algún día llevará a Pepper a la torre y estaré como una sombra detrás suyo para devolverle todas las que nos ha hecho.

—¿Podemos irnos? Al doctor Banner se le congela el trasero —apunta sobre su hombro con su pulgar.

Más atrás de Tony se encuentra Bruce envuelto en lo que es mi caperuza tiritando de frío, aunque aquí no caiga nieve si hace un frío infernal. Comienzo a pensar en el largo camino de aquí al quinjet y en lo mucho que morire de frío, ni modo, Banner esta desnudo y la necesita más que yo.

Recupero mi espada y escudo. Doris sigue inconsciente, quizá tenga razón con lo de la compasión; no deseo arrastrarla de los pies todo el camino, me preparo para llevarla sobre mi hombro cuando el quinjet desciende sobre nuestras cabezas.

—Lo siento, lo siento —escucho a Bruce disculparse. Casi volteo a ver lo que sucede pero la mueca de incomodidad en el rostro de Steve me dice que ni de broma me gire.

—Felicidades, Doctor —habla Tony con el mismo gesto de Rogers.

Definitivamente no voltearé. Puedo imaginarme que el viento movió la caperuza revelando al doctor como vino al mundo y también me imagino por que Tony lo felicita.

Por quinta vez en el transcurso del camino abro los ojos par intentar adivinar cuánto falta de camino. Restriego mis ojos al ver el quinjet descendiendo y a mi equipo quitarse los cinturones de seguridad.

—¿Por qué no estamos en Paris? —pregunto a nadie en especifico. Se suponia que debiamos llegar a París para poder asistir de menos a la subasta de Lucien.

—El Doctor Banner te hará unos analisis para comprobar que estás bien —responde mi novio.

—¿No basta con mi palabra? —pregunto, mi tono es agresivo revelando mi molestia.

—Cielo, por favor... —Steve toma mis manos intenta entrelazar nuestros dedos y aparto rápido las manos; ya no puedo dormir un momento luego de una misión porque me cambian mis planes—. Nada más quiero estar seguro de que estás bien de verdad. Confío en tu palabra, pero así voy a estar más tranquilo.

—Tenía planes, Steve. Además todavía tengo que llevar a... ¿Y Doris? —señalo el lugar donde recuerdo haberla vista por última vez—. ¿No me digas que también la llevaste ante Fury cuando claramente especifique que lo haría yo? —es pésimo mintiendo, sus ojos ven nerviosos en otra dirección que no sean los míos—. ¿Steven Rogers, que demonios sucede contigo?

Más decepcionada y molesta no puedo estar. Esquivó su cuerpo, rehusándome a escuchar sus excusas, literalmente le rehuyo al tacto, ni siquiera quiero que me toque. Hace lo mismo siempre, digo que haré una cosa y él la cambia sin mi autorización; la estupidez de siempre es "lo hago por que me preocupas", ¡al diablo con eso! Sé cuidarme por mi propia cuenta y él no lo entiende. Ése es mi único problema con Rogers, me sobreprotege demasiado; es asfixiante. Subo hasta mi habitación para deshacerme del traje, tomo algo más cómodo del armario y voy directo a la sala de entrenamiento.

Tengo que golpear algo ¡YA!

N.A:
Lamento mucho la tardanza, últimamente se me revolvían las ideas de ésta historia junto con las demás y a la hora de escribirlas me desanimaba por no saber cual actualizar. Odio los bloqueos.

El capítulo sería más largo, pero decidí subirlo así para no dejarlas/os más tiempo sin nuevo capítulo.

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