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Parte 03➟ Travesura

—¿D-De ad-divinanzas?

—Sí. ¿Qué dices?

—Oh, eh... ¿Qué quiere que adivine?

La mirada de Jimin barrió toda su oficina. Había un aurea tensa en el aire, pero sin duda que era una de las mejores sensaciones que podría tener. Probablemente él tenía el control de toda la situación y no había cosa que le haga sentir más satisfecho consigo mismo.

—Cuando era un niñato y llegaba a los veinte hice algo malo. Bueno, relativamente. —rió recordando lo que parecía ser una vieja historia— Siempre fui considerado por mis padres como un niño bueno. Ya sabes, ¿No? Los que estudian, van a misa el fin de semana y ayudan de vez en cuando con las actividades sociales. No fiestas, no muchas relaciones, y si tu apellido proviene de una rama familiar referida a la realeza teniendo tanto dinero entonces es mejor no hacer algunas cosas que pueden ponerte en problemas.

La boca de Yoongi comenzaba a secarse, todo lo que el señor Park le estaba diciendo era demasiada información para procesar. Sólo asintió y decidió seguir oyendo esa extraña anécdota que pareciera ser contada por un viejo amigo en un casual e incómodo reencuentro que no esperabas.

—¿Q-Qué sucedió?

—Bueno, un día sólo me cansé y decidí escaparme de mi casa para hacerme un tatuaje. No muy grande, tampoco tengo tan mal gusto, pero lo suficiente como para dejar de sentirme un verdadero niño bien. En la escuela secundaria me habían hecho demasiado bullying por tener dinero y ser algo extravagante. Si hubiese recolectado algo del ego que tengo ahora para mi estúpido yo de diecisiete años, hubiese tenido a todos esos gilipollas de rodillas en vez de sentirme mal por ser un simple adolescente que hacía artes marciales y todas esas cosas de pijos. —Yoongi no entendía muy bien el rumbo de la conversación, todo lo que Jimin le estaba diciendo le ponía más nervioso a la expectativa de lo que sucedería con lo que sea que seguiría. —Pero es un tatuaje que me encanta. Personalmente no suelo encontrar nada malo en él, y hasta el día de hoy mi padre no sabe que me lo hice. ¿Sabes por qué, Yoongi?

—N-No... —negó algo inseguro.

—Porque lo tengo en un lugar que no es visible a simple vista.

—Oh...

—Adivina, adivinador. ¿Dónde crees que tengo el tatuaje, Yoongi? —la voz de Jimin no sonaba tan prepotente, más bien como alguien que ahora tenía ganas de contarte sutilmente un secreto— Recuerda que no es un lugar muy visible...

Por si acaso, Jimin desabrochó otro botón de su camisa. La mente le daba vueltas de encontrar una diversión en sus palabras que claramente le traerían consecuencias. Si el muchacho simplemente venía el lunes con una carta de renuncia no le sería extraño para nada, pero ¿Qué importaba realmente? Si ver cómo jugaba con sus manos e intentaba no quedarse sin aire le daba muchas expectativas.

El calor invadía sus mejillas cuando pensaba en lo mucho que se había imaginado al más chico en esta situación. Jimin no era ni la mitad de lo que Yoongi parecía a su edad. Lo veía tan responsable, con tanta sumisión, pero eso sólo le invitaba a descubrir una pequeña faceta suya que creía haber perdido. Las citas, las noches de sexo, un amante... Cosas que Jimin hacía mucho no tenía por estar sumido en trabajo, pero sin duda ese aire veinteañero le tomaba desde la punta de sus pies hasta el cuello como una brisa de verano.

—N-No... No lo sé. Quiero decir... —oyó una risita nerviosa del rubio— No soy experto en tatuajes.

—Sólo arriesga un lugar al azar.

—Mnh... Bueno... D-Diré... ¿El hombro? —La risita cómplice de Jimin resonó por toda la sala y Yoongi la acompañó con una más tímida, acto que fue también de provecho para rascarse sutilmente la nuca con desespero. —¿L-Lo ve? No soy un experto en tatuajes.

Jimin tomó algo de valor para arrancar directamente los botones de su camisa de un tirón, temía que el tardar tanto significara que el menor saliera corriendo de su oficina. Para su suerte no fue así, así que tomó los costados de su caro pantalón de vestir y lo bajó solo un poco para mostrar en la parte izquierda de su cintura un pequeño dibujo de un carácter chino. El tatuaje se situaba exactamente en la curva de su cintura que bajaba a la entrepierna, y tenía un pequeño toque tan sensual que los sentidos de Yoongi estaban fallando al ver lo que jodidamente acababa de pasar. Porque eso acababa de pasar y no era ya cosa de su imaginación.

—Mi tatuaje es una pequeña frase escrita en chino, que se resume en "mientras hoy yo coma (viva) todos ustedes pueden irse a la mierda". ¿Profundo, no?

Yoongi se quedó callado porque sentía que acotar algo solo le hundiría más en una situación de la que jodidamente estaba participando cada vez más, incluso cuando no lo había pedido. Sólo había acatado una orden y terminó sentado frente a su jefe, viéndole el torso completamente desnudo y sus pantalones poco más abajo de la curvatura de la cintura viendo un pequeñísimo tatuaje que le estaba dejando la boca y garganta como un río seco. Áspero. Áspero.

—E-Entonces... Entonces creo que cruzamos la línea, ¿Verdad?

—¿Te sientes incómodo con eso, Yoongi?

Él no respondió de inmediato, pero no pudo tampoco quedarse callado— Eso sería completamente lo que debería pasar, ¿No?

—¿Lo estás?

—N-No.

Jimin imaginó que no habría una respuesta recíproca en este caso, pero se había equivocado. Si la situación antes le parecía divertida ahora le parecía excitante. Sin duda las personas más calladas son las más traviesas. ¿Aplicaría eso para Yoongi?

—Acercate, por favor. —Jimin le hizo el ademán de que se levantara y sin duda que el otro lo hizo. Con algo de incertidumbre, por supuesto. Pero ya no había vuelta atrás.

Una vez que estuvo frente a él, Jimin tomó su mano y la posó en su tatuaje. Yoongi sintió la piel del otro con un escalofrío en la suya propia, y es que era tan suave y delicada. Cual porcelana fría, Yoongi comenzó a acariciar esa parte con su dedo pulgar mientras se sostenía con los otros cuatro dedos de la cintura del mismo. El mayor pudo notar algo de simpleza en ese acto, por más que fuese delicado le estaba quemando como nunca, comenzando por la boca de su estómago. Yoongi era solo un centímetro mayor a él y aún así se estaba desfalleciendo, haciéndole sentir como si midiese dos metros. Su cuerpo apoyado contra su escritorio y sus manos atrás de su espalda sosteniendose también.

El rubio tenía un remolino en su propio estómago; le estaba acariciando un tatuaje a su jefe. Ese jefe que le había hecho la vida imposible estos últimos meses pero que en veinte minutos se había encargado de hacerle sentir una persona con cero experiencia en tácticas de seducción, ahora simplemente era un puber de dieciséis años por estar tan embobado.

—Esto no es correcto... —Yoongi lo miró a los ojos sin dejar de acariciarle el tatuaje. —Aún hay gente en esta oficina, y la puerta está-

—Nadie va a entrar a menos que yo se lo permita, Yoongi. Y no tengo pensado dejar que nadie entre ahora... —su respiración comenzó a vacilar cuando las caricias con el dedo pulgar empezaron a hacerse circulares alrededor del tatuaje. ¿Cómo es que esto le estaba poniendo caliente?

Yoongi se mordió los labios sin entender el porqué de su respiración acelerada conforme los minutos pasaban, pero ya no era algo tenso. Ahora tenía expectativa por las palabras de su jefe. La otra mano de Yoongi viajó a la cintura del mayor y las caricias ahora subieron a su espalda baja. Jimin sólo cerró los ojos y echó su cabeza hacia atrás, comenzaba a caer debido a las leves caricias de esas grandes manos que le impartian éxtasis y algo de andrenalina. La sensación era tan cálida; luego de no haber estado con alguien por durante tanto tiempo su instinto sexual comenzaba a pasarle factura. La mano izquierda de Yoongi afianzando su agarre le hizo cosquillas en el vientre.

Sin duda no esperó sentir un pequeño aire fresco cuando la zona sensible de su cuello fue mojada, se dio cuenta que Yoongi había dejado sus labios junto a un pequeño rastro de saliva en él. Seguido a este más caricias le hicieron cosquillas en el cuello cuando su lengua las marcó de igual manera, estaba encontrando una pequeñísima adicción en ir corriendo la dirección de su rostro conforme aquél lugar era completado por sus besos.

Fue Jimin quien no resistió la tentación de llevar su mano derecha a la nuca de Yoongi para guiar los besos en su cuello cuando el ritmo de estos acrecentaron las ganas de llevar el juego más profundo. —Entonces... ¿Entonces qué va a pasar aquí dentro?

Esas palabras fueron una bendición para Jimin cuando las oyó. ¿Que qué iba a pasar? Estaba seguro de que no sería algo de lo que tuviese ganas de detener. Pero ahora su mente fue la que le animó a ir más allá y acercar a Yoongi con el impulso de sus manos en el cuello del otro a sus propios labios. El primer contacto fue leve, sobre todo porque no creía ser capaz ya de aguantar la tensión sexual que sintió el primer día de la semana cuando inventó la excusa de que lo tendría que acompañar a esas reuniones. Pero cuando se separaron por la falta de aire volvieron a besarse con un poco más de intensidad, haciendo que el menor afianzada el agarre en su cintura y lo atrajera a su cuerpo mientras que el otro enredaba sus brazos en su cuello. El contacto de la fría tela del traje de Yoongi contrastaba con la piel desnuda y caliente de Jimin, ¿Era una incesante plegaria el anhelar por más contacto?

Sería lo más prudente.

Los labios del rubio eran algo demandantes, tibios y finos pero con dirección y decisión. Estaba devorando su labio inferior con modestia para ser su primera vez besando a su jefe, pero es que no podía creer que era él al que besaba.

—Besas tan bien... —Jimin se mordió el labio al decirlo, pero es que cuando comenzaba a ponerse duro las palabras salían por si solas. Y no era de extrañar que una vez que había conseguido satisfacer su necesidad luego de tanto el momento de estupidez le atacara.

Los labios rojos de Yoongi solo le dieron la señal de que quizás la idea no era tan alocada. Era un viernes y estaban por dar las siete de la tarde, ¿Qué era lo peor que le podía pasar? Era su jodida oficina. Y quería al otro increíblemente. Casi como si la vida le estuviese dando el mejor de los regalos.

Le importó muy poco parecer menos autoritario. Tomó el cuello del menor nuevamente en sus manos y lo atrajo para besarlo ahora mucho más intenso, metiendo su lengua y dejándole con gran sorpresa al menor que no se jactó de soltar un gutural jadeo de satisfacción. ¿Que si le gustaba? Jodidamente le encantaba lo que estaba sucediendo.

Se sacó el blazer del traje ayudado por Jimin mientras volvía a tomarlo de la cintura. Una mano se coló en su espalda y ahora dejaba un rastro de caricias con sus uñas. La intensa mirada del mayor sólo le hizo sentir su pantalón más apretado.

—Dios mío...

—¿Lo estoy haciendo mal, Yoongi?

Maldición.

¿Era ese el mismo Jimin? ¿El mismo Jimin que le mandoneaba? ¿Que le pisoteaba?

¿El que ahora le estaba preguntando si lo estaba tocando mal?

Seamos sinceros, para Yoongi era difícil pensar teniendo en cuenta que Jimin tenía la mano... Donde la tenía.

Si por él fuese estaba rogando que siguiera haciéndolo, porque por la mierda que era un muy buen trabajo. Era impresionante que a pesar de ser un grano en el culo con él Park Jimin lograra ponerle de rodillas.

—No puedo creer... —Yoongi confesó entre jadeos besando su cuello lentamente. Un suspiro involuntario cortó su pequeña oración. —No puedo creer que esté aquí, en su oficina, haciendo esto... Incluso cuando todavía hay gente ahí fuera...

—¿Es algo malo, Yoongi?

—No es eso, sólo... Vamos, no todos los días viene tu jefe a tratarte así... Y hablarte así... Es solo... —el rubio se revolvió el cabello con una sensación de plenitud que le recorría el estómago. —Es una mierda, lo sé, pero estoy jodidamente duro, por supuesto.

Jimin atrajo al otro desde el cuello de su camisa y besándole con ganas de comenzar a llevarlo más en serio. —Quiero que... Que lo hagas.

—¿Qué es lo que quiere que haga, jefe? —Yoongi susurró en su oído, erizando cada parte sensible que poseía y nublando su mente.

—Joder, Yoongi. Me encanta que aún utilices honoríficos. —su voz comenzaba a ser víctima de sus impulsos carnales, estaba saliendo agitada y atrajeada.

—¿Le gusta, jefe? ¿Es así como quiere que me comporte? Casi como todos los días de esta semana, dónde enseñaba y ordenaba a todos en su caro traje y voz sensual, teniendo a todo el mundo a sus pies por ser el maldito amo. ¿Le gusta que sea un jodido sumiso a todas sus demandas? —las manos de Yoongi bajaron al trasero del mayor, logrando quitarle un brusco gemido de satisfacción al apretarlo ferozmente.

—Mnhgg, estás yendo demasiado lejos —le advirtió divertido cuando sus cuerpos estuvieron completamente pegados. La increíble fuerza en los brazos de Yoongi comenzaba a derretir a Jimin.

—Usted es mi jefe. Dentro de esta oficina lo es, y obedeceré sus caprichos, sus órdenes —el juego comenzaba a ser captado por parte de ambos, eso sólo lograba dar el primer paso a donde realmente querían llegar. —¿Qué es lo que quiere?

—Maldita sea, Yoongi —este balbuceó cuando el menor había rozado débilmente sus labios con los del otro, creando una fricción pasivo-voluntaria tentandole. —Estás matándome.

—Obedeceré cada orden que tenga para darme, jefe. —le susurró de nuevo en el oído. —Digame qué es lo que quiere.

—A ti, tomándome encima de este escritorio. Ahora.

A sus órdenes.

........

Dedicated to; aka_Key Perez656 Min95Min JK_IronMan RMcute_02 NerySuarez _Mikrokosmos_2

Gracias por sus votos✨

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Hola! Espero que les esté gustando y perdón por actualizar un poco más tarde, me llevó más trabajo editarlo porque realmente lo escribí y reescribí cinco veces, si hay errores háganmelo saber que estoy muerta de sueño y mañana los edito!

Que tengan linda nocheeee❤️ nos leemos mañana 😏

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