Capítulo 2: ¿Se han vuelto Nazis?
La idea de unirse a la Segunda Guerra Mundial en territorio nacionalista radical seguía siendo descabellada, lo sabían y se lo habían currado todo; falsificar miles de documentos, aprender el idioma y costumbres alemanas.
Les tomó un año y ocho meses en total aprender con gran excelencia cada aspecto del nacionalismo alemán, juntándose los seis individuos todos los días para aprender y repasar muy bien. No podían dejar ningún detalle afuera.
A continuación la nómina con información oficial acerca de estos crueles asesinos tras ser contratados en el campo de concentración:
James Alan Hetfield, ahora James Hemmer. Veintidós años, nativo originalmente de Downey, Estados Unidos, ahora de Auschwitz. Trabaja en la cámara de gas, accionando la salida de gases tóxicos desde una cabina.
Lars Ulrich, ahora Lars Urlacher. Veintidós años, nativo de Copenhagen, Dinamarca, ahora de Berlín. Trabaja de guardia en un portón en el patio delantero del campo, asegurándose de que ningún prisionero se atreva a escapar.
David Scott Mustaine, ahora David Müller. Veinticuatro años, nativo de California, Estados Unidos, ahora de Múnich. Trabaja de guardia en el patio delantero del campo también.
Gar Samuelson, ahora Gar Strauss. Veintisiete años, nativo de Nueva York, Estados Unidos, ahora de Núremberg. Trabaja de cuidador de los prisioneros, llevándolos a las cámaras de gas o a donde se le pida.
Martin Adam Friedman, ahora... Martin Friedman. Él insistió millones de veces en cambiarse el apellido, sin embargo sus compañeros se lo negaron ya que su apellido original ya era alemán. Veintitrés años, nativo de Washington, Estados Unidos, ahora de Núremberg. Trabaja junto a Gar de cuidador de los prisioneros.
Clifford Lee Burton, ahora Clifford Burmeister. Veintitrés años, nativo de Castro Valley, Estados Unidos. Ahora de Auschwitz. Trabaja en la cámara de gas.
Algo de lo que se salvaban muy bien es de que el Fürher no estuviera para nada vinculado a los campos de concentración, así se salvaban de cagarse en los pantalones en caso de que los nervios los traicionarán. Estaban rodeados de militares, eso es cierto, sin embargo, no había ninguna entidad importante que pueda atemorizarlos. Sólo sus jefes que no parecían del todo convencidos al ver a los seis hombres de largas melenas negarse a cortarse el cabello, por la fuerza, tuvieron que realizarse una coleta para ser aceptados. Veían los documentos que entregaron y se veía extraño, no había forma de comprobar que no fueran de raza pura; el saludo, el acento perfecto, el gran respeto al líder y a la nación... Estos seis criminales se prepararon demasiado bien para mentir ese gran día para ser recibidos en el campo y obtener aquellos empleos:
Matarían y torturarían gente, además de que obtendrían dinero. Con eso estaban mucho más que satisfechos, porque cubría muy bien sus sádicas necesidades.
La mentira era de las gordas, pero mientras más crecía, más la creían los demás y más se la creían ellos mismos, muy bien metidos adentro de sus propios papeles de alemanes de raza aria.
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Nota: Bueno, arriba dejé una frase que me gusta mucho de Goebbels, ex-ministro de propaganda Nazi que tiene que ver mucho con la temática de esta obra.
Espero que les esté gustando la novela uwu
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