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Capitulo 8


Draco Malfoy

Esa noche me hicieron dormir en la enfermería. No era algo que me gustara, pero estaba dispuesto a hacerlo con tal de que hubiera consecuencias por lo sucedido en la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas. Ser lastimado por el hipogrifo pude haberlo dejado pasar, pero el hecho de ver salir a esa chica saliendo del agua con señales de casi haberse ahogado sobre paso los limites.

Aquí la pregunta que me rondaba...

¿Por qué me importaba tanto lo que le sucediera?

Había encontrado una nueva distracción, molestarla me resultaba de lo más entretenido, de hecho, me gustaba más que molestar a Potter. Me encantaba ver como intentaba huir cuando me tenía cerca. Me gusta ver como mueve la nariz cuando está molesta y su ceño se frunce, me parece de las cosas más tiernas que he visto en mucho tiempo.

Pero eso no resolvía mi pregunta...

¿Por qué me molestaba tanto en las cosas que hacia?

Desde que me abrazo en medio de la tormenta, mi primera reacción fue apartarla. Solo que el verla temblando de miedo con los ojos cerrados me hizo querer ayudarla. Ahora, me encuentro con el brazo vendado, en una de las asquerosas camas de enfermería, al lado de la chica que lloraba por tormentas, pero no dudaba en arriesgar el pellejo subiendo a una criatura que estaba más que seguro que no sabía su nombre.

Tn se había quedado dormida hace un rato, no me dijo buenas noches ni nada por el estilo. Solo se limitó a cubrir su rostro con la sabana como una pequeña lombriz en tierra. Obvio, no pude dormir en esa cama tan incómoda y me limite a jugar con el anillo de mi mano.

De la nada unos quejidos se escucharon, la chica se movía incomoda en su cama. Y no dejaba de moverse y susurrar cosas sin sentido alguno.

—Yo...no...

—Qué extraña eres colibrí... —susurre por lo bajo.

Me baje de la cama para acercarme a la suya y ver que le sucedida. Cuando me acerque, tenía el ceño fruncido y su boca estaba en una línea recta. Temblaba de miedo o de frio, no estoy seguro. Rápido quite dos de las sabanas de la otra cama y se la puse encima. Ella dejó de temblar un poco pero no era suficiente.

—¿Qué estoy haciendo? —suspire antes de acercar mi mano a su frente y una corriente de aire me hizo quitar de golpe la mano—, esta tonta tiene fiebre... ¿Dónde está esa señora cuando se le necesita?

Mi madre en estos casos llamaría a los elfos. Ellos colocaban un par de trapos en mi frente para bajar la fiebre, así que opte por hacer lo mismo. Tome un recipiente y lo llene de un poco de agua. Con una venda húmeda la coloque en su frente despacio.

—Si hablas de esto te voy a matar... —le dije a Tn.

—Vaya...vaya...

Me asuste y provoco que un poco de agua cayera al suelo.

—¿Qué haces aquí Zabini? —le dije en un susurro.

—Te dije que llegaría tarde al año escolar —me sonríe y mira a la chica—, ¿Quién diría que el gran Draco iba a poner compresas de agua fría a una Scamander?

Tome uno de los recipientes vacíos y se lo lance a la cara. Él lo agarró antes de que cayera al suelo.

—¿Así recibes a tu amigo?

—Cállate Zabini —susurre—, se supone que deberías de estar en la sala común.

—Es linda —Zabini se acercó—, podría ser una Malfoy sin problema.

—¿Quieres callarte? —lo mire mal—, ayúdame bajarle la fiebre.

—¿Yo? ¿Me viste cara de elfo?

—Zabini...

—Ya, ya, ya —alzo las manos—, ayudemos a la futura señora Malfoy.

—No digas estupideces.

—Malfoy estas ayudando a una extraña, pero no te critico que si haría algo por un beso de ella.

—Sigue diciendo estupideces que le voy a confesar a Goyle que usaste su cepillo para tallar la taza de baño...

—¡Estas rompiendo el código de amistad por ella!

—¡No grites!

—¡No estoy gritando!

—¡Cállense! —Tn se levantó y nos lanzó una almohada a los dos.

—Tu novio me gritó primero —me guiño un ojo.

—¿Qué novio? —Tn dijo confundida.

—El pelo de elote.

Blaise Zabini estaba muerto.

—¿Quién? —Tn preguntó confundida.

—Vamos niña —con la palma de su mano se dio un golpe en la frente—, ¿Me ves el pelo rubio a mí? —le dijo con obviedad—, la pregunta es ¿Me vez pelo a mí?

Tn evitó no reírse, pero nos dedicó una leve risa.

Que linda sonrisa tiene...

¡No!

¡Es horrible!

—Ya entendí —expresó con una sonrisa en el rostro—, el pelo de elote no es mi novio.

—¿Quieres que lo sea?

—¡Zabini!

—Ya, ya, ya —me guiño un ojo—, yo puedo ayudarlos si quieres huir como dos amantes enamorados — él pestañeo varias veces.

—Gracias, pero por ahora, no ocupo de tu amable servicio —le mostró una sonrisa—, ¿Zabini?

—Si...soy Blaise Zabini —le extendió su mano, pero antes de que la tocara le di un manotazo—, ¿Ya vez?

—Solo voy a saludarlo, tranquilo —ella tomó mi mano y le dio una leve caricia con su pulgar—, soy Tn Scamander —extendió su otra mano sin soltarme—, un gusto.

—Que linda —Zabini sonrió emocionando—, si me gusta como cuñada.

—¿Qué? —Tn me miró confundida.

—Es hora que vayas a ver si Goyle logró sacar el patito de hule de la cañería... —le pegue a Blaise con mi mano—, ahora Zabini...

—¿Cuál pati...? —lo lleve fuera de la enfermería.

—¿Qué crees que haces? —le dije a Zabini un poco molesto.

—Te ayudo a conquistarla.

—Ella tiene dos problemas... —susurre—, una es que no es sangre pura y la otra es que tiene un maldito rabo que no la deja en paz...

—¿O sea que no es porque no te guste? —alzó las cejas—, te descubrí elotito...

—Vuelve a decirle y vas a amanecer en Azkaban...

—Tú me pusiste apodos peores y me aguante Malfoy.

—No es lo mismo.

Unos pasos se escucharon a lo lejos y quise intuir que era la enfermera.

—Lárgate o van a bajarnos puntos...

—Está bien —comenzó a alejarse por el pasillo—, ya que me estas cambiando...

—No seas raro —le dije con desagrado.

—Ya me voy, hasta mañana Malfoy.

Sin duda alguna que Blaise llegara a Hogwarts hacia las cosas más interesantes. Regresé a la habitación y vi a Tn sentada en la camilla con las piernas abrazadas.

—¿Qué sucede?

—Estoy cansada es todo —mire la expresión triste en sus ojos—, tu amigo me agrada.

—¿Más que yo?

—Sí, de hecho, sus chistes si dan risa.

—Pero la diferencia mi pequeña colibrí —me acerque y me quede sentado frente a ella—, que yo no le cuento chistes a cualquiera.

Tn se quedó pasmada y desvió su mirada hacia el techo.

—¿Qué hay de interesante? —mire el techo con ella.

—Me gustaría volar de nuevo...

—¿Volar? —sonreí—, puedes usar una escoba y hacerlo.

—¿Ustedes pueden volar?

—Usamos las escobas para hacerlo —sonreí—, de hecho, yo pertenezco al equipo de Quidditch.

—¡Enséñame!

—¿A volar en escoba o a jugar?

—Los dos —dijo emocionada—, enseñame.

—Alto ahí pequeño colibrí, no puedes solo montarte en una escoba porque casi mueres cayendo de un hipogrifo.

—Si tu no me enseñas, le pediré a Zabini que me enseñe.

—Cielo —sonreí arrogante—, soy el buscador de Quidditch de Slytherin, no hay nadie mejor que pueda enseñarte.

—Entonces significa que hay más buscadores de otras cosas —me sonrio triunfal—, si no me enseñas puedo buscar a alguien más.

Esta niña salió muy inteligente.

—Yo no pienso hacer nada gratis —me cruce de brazos.

—¿No dijiste que ya tenías todo? —imitó mi movimiento.

—Puedo enseñarte a andar en escoba —ella sonrió emocionada—, pero mi condición es que no le digas a nadie que te ayude.

—Trato —me enseño su meñique— promételo.

—¿Qué se supone que es eso?

—Tienes que colocar tu meñique —tomó mi mano y coloco mi meñique entrelazado con el de ella—, si no lo cumples se te va a caer el dedo.

—Eso es literal ¿verdad?

—Obvio que si —soltó una risa—, ¿Cómo prometen cosas ustedes?

—No importa —suspire resignado—, lo prometo.

—¡Gracias Draco! —me dio un efusivo abrazo que no me dio tiempo de corresponder.

—Bien, pero no ahora —me puse de pie y me encaminé a mi cama—, ahora duerme colibrí.

Cerré los ojos un momento.

—Oye Draco... —susurró—, gracias por lo de la tormenta, el libro, y la comprensa en mi frente.

—No digas...

—No pienso decirle a nadie o me mataras, quedo claro.

—Descansa Colibrí.

—Descansa Draco.

.

.

.

.

.

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.

.

Después de esa mañana, Tn se había mantenido más unida a mi grupo de amigos junto con su amiga Astoria. Cada clase durante las siguientes dos semanas se basaban en explicarle a Tn como funcionaba el mundo mágico, en las tardes después de clases habíamos logrado tener un permiso del profesor Snape para poder practicar en el campo de Quidditch.

—Solo tenemos un día antes de octubre y puedas presentar el examen para entrar al equipo de Quidditch —le dije a Tn que estaba sentada sobre el pasto cansada.

—¿Tengo que entrar?

—Si quieres entrenar casi todos los días y no solo con permisos de Snape tienes que hacerlo.

—Odio los permisos —se quedó en el suelo.

—No seas floja —la jale de un pie—, anda arriba.

—Está bien —se puse de pie y camino hacia la escoba—. ¡Arriba! —. La escoba hizo caso a su llamado y en poco tiempo ella la había montado—. ¡Vamos lento!

Decir que era muy talentosa en el Quidditch se quedaba corto. No le bastó mucho para entender cómo funcionaba el juego. Verla en el uniforme de nuestra casa le hacía tener ese toque especial que me encantaba.

Se veía poderosa y encantadora.

—Vaya que es un buen momento para encontrarnos —una capa amarilla fue lo primero que vi antes de ver la cara de la persona—, Draco Malfoy.

—Delores Diggory —la mire de forma seria y me percate de lo que traía puesto—, es genial ver que también la señorita Scamander piensa entrar al equipo.

—¿Vas hacer la prueba? —la interrogue.

—Obvio que sí.

Algo dentro de esta chica no terminaba de gustarme, era demasiado encantadora para mí.

—¿Qué te trae por aquí Delores? —Tn bajo de la escoba y notó el uniforme—, ¿vas a entrar al equipo de Quidditch?

—Mi hermano me convenció —le sonrió a Tn—, además Cinco igual esta muy emocionado de verme jugar.

—Que gusto por ti —Tn apretó los labios.

Ella si estaba enamorada de Grindelwald.

Desde que habíamos salido de enfermería, ella se había dedicado a llenarse de actividades extra con tal de tener la mente ocupada, y ahora todo tenía sentido. Se había corrido el rumor sobre una supuesta relación entre la chica Diggory y Cinco. Me costó un par de galones y unas telas costosas para que Astoria me confesara que Tn lloraba todas las noches a causa del idiota.

—Tn es momento de ir a clase...

—No tenemos...

—Cállate y camina —tomé la escoba con una mano y con la otra la jale despacio para que me siguiera—, no dejes que te intimide, vas a lograr entrar al equipo de Quidditch.

Escuché un par de sollozos y me detuve de forma abrupta.

—¿Qué sucede?

—Cinco no se dignado a hablarme desde que salí de enfermería...

—Que no te afecte...

—No entiendes... —se sentó sobre el pasto—, mañana es nuestro cumpleaños...

—¿Mañana es tu cumpleaños?

—Sí, es la primera vez que estaré sola sin mi familia...

—Limpia esas lagrimas que te dije que no te vez bonita llorando y segundo, tienes a un par de tontos que te quieren —me agache a su altura—, por ejemplo, la rara de Greengrass, Zabini, Crabbe y Goyle —trague saliva—, y a mi...

—Me recuerdas tanto a mi hermano... —me sonrió triste.

¿Qué si me duele que me esté considerando un hermano?

Claro que sí.

—Supongo que es bueno... —algo me dolía—, no soy bueno en esto de consolar gente, pero anda hay que buscar al idiota de Zabini para que te haga reír.

Su semblante se compuso de repente y me mostro una sonrisa.

Aunque sabía que poco a poco me estaba teniendo aprecio, me sentía mal porque no fuera de la forma que buscaba. 

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