Capitulo 4
Narra Tn
Siempre buscaba la forma de encajar con mi familia. Aunque tenía poderes, no era apta para participar en las misiones debido a que no controlaba mis emociones. Podía provocar terremotos con tan solo un berrinche, y si me sentía en peligro provocaba tornados. Tener mis emociones ligados a mis poderes de una manera diferente a mis hermanos, me complicaba mucho la forma de vivir.
Vanya y yo teníamos que vivir bajo la sombra de nuestros hermanos. Aunque estuviéramos dentro de la academia, muchas veces ellos solían presumir sobre su fama y como es que la gente les aplaudía. A mí me afectaba menos que a mi hermana, debido a que yo no era aceptada por mi descontrol de mis poderes y no porque no tuviera, como era su caso.
Aunque muchas veces intentaba disimular que no dolía, Ben era el único que lograba darse cuenta de mi estado de ánimo. Me ayudaba de vez en cuando a entrenar y algunas veces, escondía algunos dulces para mí, esto debido a que mi padre me los había prohibido comer. Podría decir que Ben, es lo más cercano que tengo a un hermano...o bueno, no estaba segura que ese término fuera el correcto para hacer referencia a nuestra relación. Muchas veces que lo tenía cerca, las flores comenzaban a florecer de la nada...una desventaja que tenía mi poder.
Por el lado contrario, estaba Cinco, que siempre buscaba la forma de sacarme de mis casillas porque se le hacía divertido que provocara rayos dentro de la casa. El solía ser un poco cruel o muy directo en su forma de hablar, pero admito que siempre que estaba en problemas solía cuidarme. Nuestra relación se basaba en que él me provocaba nervios y yo reaccionaba a su cercanía. Cuando lo tenía cerca, al contrario de Ben, provocaba que hiciera nieve, o incluso podía ocasionar tormentas. No podía saber la razón de los nervios o de las intensas emociones que provocaba en mí, estar cerca de él se sentía como si una caja de pandora se podría abrir en cualquier momento.
Con mis demás hermanos solía evitarlos porque muchas veces solo hablaban de las misiones y de lo divertido que había sido. Cuando intentaba preguntar sobre lo que hacían, se limitaban a ignorar lo que decía y desaparecían del lugar.
¿Por qué recuerdo esto de repente?
Porque estoy a miles de kilómetros de mi familia o estoy insegura de que realmente si este en el mismo mundo que ellos. Me arrepiento de haber seguido a Cinco, fue estúpido y arriesgado. Un peso traía en mi pecho, desde que grito que había sido mi culpa que se desconcentrara, y de alguna forma, sentía que era así.
Cinco nunca había sido condescendiente conmigo, de hecho, a veces era un poco cruel. Su carácter de siempre querer tener la razón dificultaba el poder tener una conversación decente. Ahora, que me encuentro sola en medio de la habitación, en un lugar que huele a humedad, hace que extrañe su pésimo carácter, necesitaba verlo y decirle que no era cierto lo que había dicho.
"Somos patéticas"
Me recordó mi consciencia.
Decidí tomar todo mi valor y salir en su búsqueda, necesitaba estar con alguien que me fuera familiar y no con un par de sabanas que, aunque se asemejaban a casa, no tenía ni una pizca de familiaridad. Odiaba necesitarlo, la crueldad de sus palabras me seguía taladrando la mente, pero no podía evitar pensar que él, se sentía igual de solo que yo.
Un fuerte rayo logro distraerme de mis pensamientos. La oscuridad de la habitación junto con el ruido a causa del impacto activó mis alarmas, y salí huyendo del lugar. Corrí rápido escaleras abajo y no me fije en quien apareció frente a mí, por instinto estire los brazos y me aferre a su cintura.
—¡¿Qué te pasa?!
La persona a la cual había abrazado era más alta que yo. Mi cabeza estaba en su pecho y mis lágrimas salían sin parar a causa de la crisis de pánico que estaba presentándose. La persona se removió incomoda, pero no hizo nada por alejarme, solo se mantuvo quieto. Un segundo rayo cayó afuera y solté un leve grito a causa del miedo. Y apreté la tela tipo algodón de lo que parecía ser un suéter.
La persona me rodeo con sus manos y las coloco en mi cabeza. No dijo nada en un buen rato y solo pasaba su mano suavemente por mi cabello. La tormenta aumento y el agua del lago comenzó a golpear con fuerza el cristal.
—Ven conmigo —Por fin había logrado distinguir la voz, era un chico.
Lo seguí a tropezones debido a que no había mucha luz dentro del lugar.
—¿Qué haces con ella, Draco? —escuche una voz femenina—. No sabía que te gustaba jugar al héroe.
—Cállate Parkinson —el chico me guio hacia la habitación donde me habían dejado Snape.
Me guio hasta la cama, seguía sin verlo a la cara debido a que mantenía mis ojos cerrados por el miedo.
—Siéntate —me dijo con delicadeza—. No puedo estar aquí mucho tiempo o van a castigarte.
—Tengo miedo.
—Lo note, eres muy escandalosa.
—No es gracioso.
—Si lo es —escuche él ruido de una puerta cerrándose—. Me preguntó porque no lanzaste un hechizo de silencio a la habitación.
—¿Eso existe?
—¿Eres de primer año?
—No entiendo.
—Silencio —susurró el chico y el ruido se detuvo—. ¿Tienes miedo a las tormentas?
Asentí levemente.
—Me tengo que ir —un par de pasos se escucharon y en cuanto abrí los ojos, me percate que estaba sola.
—Gracias, Draco —susurre esperando que ese fuera su nombre.
Intente dormir esa primera noche, pero la incertidumbre de saber que era lo que iba a suceder con Cinco y conmigo regreso en cuanto abrí los ojos de nuevo. Nadie había entrado a la habitación, así que supuse que tendría que buscar respuestas por mí misma. Me coloque el uniforme que Dobby había dejado para mí, asome la cabeza antes de abrir la puerta y no había nada.
—¿Hufflepuff está en la cocina, sabes? —una chica de pelo corto negro y unos ojos color café oscuro me veían de forma despectiva.
Me recuerda mucho a Cinco.
—¿Eres muda y estúpida? —expreso una chica de cabello castaño.
—No se podía esperar menos de un Scamander —expreso la pelinegra—. Tiene hasta ese mismo aspecto.
—¿De vagabundo de gryffindor? —agrego la chica castaña.
—Si, como un Weasley —ambas se rieron.
Qué asco de personas.
—No hablo porque no me apetece hablar con ustedes —exprese cortante.
—¿Apetece? —se burló la pelinegra—. Vaya que se nota que eres de América.
—¿A caso les hice algo? —pregunté confundida.
—Existir, es obvio —una chica de cabello rubio se acercó, había salido por una de las puertas—. De hecho, veníamos a recibirte.
Las miro con desconfianza y doy un par de pasos hacia atrás. La chica rubia le extiende una bolsa de papel a la pelinegra.
—Tiene un lindo pelo —susurra la chica castaña.
—Ahora hablaremos en pasado —la pelinegra pone la bolsa de papel sobre mi cabeza y todo el contenido de la bolsa termina en mi cabello. Un líquido espeso y negro cae, como si fuera grenetina. El líquido baja por mi frente, y termina entrando a mis ojos. Intento salir de ahí, pero alguien me frena y me empuja hacia atrás, caigo de espaldas golpeándome con la mesa en la espalda baja.
El dolor me recorre el cuerpo y evito soltar un grito, las chicas ríen al tiempo que una de ellas, agarra un mechón de mi cabello y me jala hacia ella.
—Un gusto Scamander —me suelta me forma brusca y se alejan riéndose entre ellas,
Me quedo hecha un ovillo debido a la humillación que acababa de pasar.
"No puedes dañar a nadie más número ocho".
La voz de mi padre se hizo presente, tenía todas las herramientas para poder detenerlas, pero ese miedo a volver hacerle daño a alguien me gano. Aunque mis poderes no estuvieran presentes, me habían enseñado a luchar cuerpo a cuerpo y podía haber sometido a las tres. Me quede quieta con la cabeza entre las rodillas, una voz femenina me hizo levantar la mirada un poco.
—¿Estas bien, linda? —una chica de ojos verde oscuros me miraba con preocupación—. Conociste a Pansy Parkinson, ¿no?
No dije nada, porque no sabía el nombre de ninguna de las tres.
—Cada año es lo mismo con los nuevos —suspiro cansada—, déjame ayudarte.
Me paso un pañuelo por los ojos quitando un poco del líquido espeso.
—Siempre hace lo mismo cuando se siente amenazada.
—¿Te hizo algo? —pregunte en un susurro.
—No —dijo un poco triste—, ya sabes esas cosas de que soy parte de los sagrados veintiocho.
—No tengo idea sobre lo que me hablas.
—Pareces de primer año —la chica me sonrió amable—¿Eres la chica Scamander?
—Si —susurre—, creo que puedo hacerlo sola.
—Vamos que a mí nunca me gusto eso de seguir la sangre pura, me parece una tontería —niega despacio—, debería de usar un hechizo en ti para quitar esto.
—Cada vez te entiendo menos.
—¿Eres quien llego con el chico guapo de Gryffindor?
¿Qué?
—Todo el mundo habla de ustedes. Son como una celebridad.
—¿Por eso me hicieron eso? —pregunte confundida.
—No, hasta donde tengo entendido solo molestan a las chicas que tienen algo con Draco.
—¿Por qué?
—Te descubrí —alzo las cejas— Ya conociste a Draco ¿cierto?
—Puede ser...
—¿Te correspondió el saludo? —dijo sorprendida.
—Algo así—dije tímida.
No pienso decirle que me consoló en un ataque de pánico.
—Increíble —me sonrió emocionada—llevo intentando hablar con él desde mi primer año y nunca lo logre.
—¿Es mala persona?
—Digamos que nadie es suficiente para el gran heredero de la familia Malfoy, bueno, Pansy Parkinson es lo más cercano a una novia que tiene.
—¿Cuál es tu nombre?
—Es cierto —me extendió su mano—Astoria Greengrass, un gusto.
—El gusto el mío —sonreí tímida.
—Dumbledore me mando a buscarte, tienes que reunirte con el chico guapo.
—¿A quién te refieres?
—Al que tiene un nombre de numero —suspiro.
Una molestia se hizo presente en mi estómago en cuanto menciono que Cinco era alguien guapo. Astoria parecía ser una chica dulce y amable, tenía tiempo que alguien me trataba con amabilidad, bueno, contando al bello elfito. Antes de irnos susurro una palabra y apunto la varita hacia mi rostro, logro hacer que todo el líquido negro desapareciera.
Caminamos por los pasillos, era un lugar muy pero bastante antiguo. Era un día con mucha luz y los pasillos podían verse atiborrados, fue hasta que doblamos la esquina, fue como todos se detuvieron de forma abrupta y me observaron. Todos llevaban capas de distintos colores: amarillo, azul, verde y rojo. Muchos chicos se giraban a verme y me sonreían.
—Es muy bella —susurraban los chicos.
—Esto me incomoda —le susurre a Astoria.
—Eres muy linda —confirmo Astoria—, deberías de tener más confianza.
—No me gusta estar al ojo público Astoria —moví mi nariz con molestia.
—Estoy contigo Tn—me tomó del brazo—, no estás sola.
Agradeci que me tomara del brazo llevándome por el pasillo y al doblar la esquina un chico estaba dándonos la espalda, y veía con atención una pintura. Este al escuchar las pisadas se dio la vuelta y me di cuenta de quién era.
Mi corazón se aceleró en cuanto lo vi.
Cinco, traía puesto un uniforme idéntico al mío. Solo que el detalle de la capa lo hacía ver diferente, era como ver a alguien más. Me dedico una leve sonrisa, y me separé del brazo de Astoria para abrazar a Cinco. Camine con prisa hacia él, justo antes de llegar una cabellera rubia detuvo mi paso.
—Tn —me sonrió Cinco— tengo que presentarte a alguien.
Mire a la pequeña rubia que era solo unos pequeños centímetros más baja que yo.
—Ella es Delores.
La rubia me dedico una sonrisa tierna, sus mejillas se tiñeron de un tono rosa. Sus ojos verdes parecían dos pequeñas esmeraldas que resplandecían. Su sonrisa y la combinación de su mirada cálida y dulce, hicieron que mi estómago se comprimiera con molestia.
—Un gusto Tn —me extendió la mano de forma tierna.
—El placer es mío Delores.
—¿Te dije que el jugo de calabaza es bueno? —Astoria me tomo del brazo—. Por cierto, soy Astoria Greengrass.
—Cinco Grindelwald —Delores tomó del brazo a Cinco.
—Tengo que llevarte con Dumbledore.
Apreté mi quijada molesta, mis facciones cambiaron a una enojada.
¡A mí nunca me dejo tocarlo!
—¿Quieres unas tijeras para cortarlo?
—¿Qué? —respondí a Astoria.
—Hasta aquí sentí la tensión y te juro que podía cortarla —sonrió Astoria con burla—, ella es Delores Diggory.
—No me interesa.
—Es un amor de persona, es la más inteligente de hufflepuff y además es la nueva cazadora de quidditch.
—No quiero hablar de eso —exprese molesta.
—Esto se va a poner muy interesante —expreso Astoria—, ahora camina.
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