Capitulo 25
(Como disfruto el dolor, o bueno, más o menos. Que lo disfruten)
Narra Tn
Mi mente se nublo cuando vi a mi hermana. Sus típicos chinos y su gran sonrisa fue algo que extrañaba aunque ella pareciera que me odiaba. La extrañaba mucho, a mi familia. Las inmensas ganas de llorar y abrazarla con fuerza se detuvieron tan pronto como llegaron, la realidad me estaba cayendo como la fría nieve el invierno al darme cuenta que ella no era mi hermana. Era la hermana de alguien más, y que muy probablemente están en otro lugar sufriendo las consecuencias del salto de Cinco.
Reprimi mis ganas de llorar, justo en el momento en que Cinco apareció frente a mí, me tomó del hombro y me saco de ahí antes de siquiera Alisson pudiera pronunciar mi nombre de nuevo. No fue de forma brusca, solo me jalo del brazo hasta uno de los carruajes que nos llevarían al castillo.
—Es Alisson.
—Lo sé —Cinco hizo que entrará en el carruaje, pero solo nosotros dos—. ¿A que no vas adivinar a quien me encontré en unos de los vagones?
—¿Uno de nuestros hermanos? —Deje de mirarlo para notar como pasábamos entre los árboles y la luz de la luna era lo único que alumbraba nuestro camino.
—Eso hubiera sido lo mejor. Vi a nuestro padre. —Cinco se pasó la mano por su cabello alborotándolo un poco en señal de frustración.
—¿¡Eso es posible!?
—Sé que te vas a enojar conmigo, pero necesitaba respuestas. El salto que di, no fue posible que yo lo diera, mi poder solo es dar saltos por el tiempo, nunca de universos a otros. —De una de las aberturas de la capa verde saco un par de papeles que estaba enrollados, casi al punto de romperse.
—¿Qué esto? —Alce una ceja esperando a que me diera una respuesta—. ¿De dónde sacaste esto?
—Salí al nuestro mundo —Me quedé esperando a que continuara. —Quiero decir que fui al mundo muggle, en busca de algo a las bibliotecas.
—¡Saliste sin permiso! ¡El ministerio! ¿¡Estás loco!? —Mi grito se escuchó más fuerte de lo que pensé.
—¡¿Quieres callarte¡?
—¿Qué tienes en la cabeza, Hargreeves?
—Solo necesitaba respuestas, solo que en esa maldita escuela nunca estas sola y traes pegado a ti, a las dos moscas verdes. —Cinco se acercó a mi oído—. Bien, escucha.
—¿Vas a ofender a mis...? —Trague saliva antes de decir las palabras.
—Es cierto, los vi hace rato. Lo siento mucho. —Posó su mano sobre la mía en una suave caricia—. En verdad, lo lamento mucho.
—Mejor habla de lo que sea que explique qué hacen nuestros hermanos aquí...
Di por terminado el tema.
Cinco solo mostró una leve expresión de molestia, pero no dijo nada al respecto.
—Bien, solo que quiero decirte que esto no te va a gustar...
—Todo en este mundo se está yendo al carajo, no creo que se pueda poner peor...
Un tiempo después fue que me encontraba con la vista perdida en el comedor del castillo. Esperaba la llegada de los alumnos y la fabulosa sorpresa que tenían para nosotros en Hogwarts. Me senté al inicio de la mesa, no quería que nadie me hablará y que mejor que sentarme con los niños de primer año, que si bien eran igual de engreídos, seguían siendo niños.
—¿Usted no esta muy vieja para sentarse de este lado? —Una niña pelirroja me decía en tono grosero.
—No sabía que las manzanas tenían pecas, niña entrometida. —Le dije molesta.
—Está enojada porque yo soy bonita y tu no.
—Sí, y muy enojada... —rodé los ojos.
—¡Basta, Martha! —Un chico pelirrojo llegó a intervenir—. No debemos de ofender a las señoras, es de mala educación.
Lo mire ofendida
—¿Me llamaste señora?
—Si. ¿Por qué?
—¿Qué edad crees que tengo mocoso? —le apunte con mi tenedor—. Mas vale que pienses en la respuesta.
—Señora, no frunza el ceño que se hace vieja —Martha respondio.
—Yo digo que tiene unos cuarenta —El chico se burló.
—Julian, ella tiene como treinta y cinco. No se ve tan arrugada.
—¡Par de mocosos! —Me puse de pie para tomarlo de las orejas a cada uno y darle un leve jalón en forma de juego—. ¡Aprendan a respetar!
—¿A poco si muy respetuosa? —Julian me sacó la lengua.
—¡Yo también puedo! —Le saque la lengua.
—¡Yo sé hacer algo mejor! —Martha sacó su lengua, pero por alguna extraña razón logro sacar agua de la parte de debajo de esta misma.
—¡Como hiciste eso! —Le dije impresionada.
—Es mi poder —Martha explico feliz.
—¡Me enseñas! —Le dije emocionada.
—Eres muy rara —Julian me miró extrañado al ver mi actitud.
—No por ser mayor que ustedes, iba a ser aburrida...
—Normalmente los chicos de tu edad, siempre están con cara de Grumpy.
—¿El gato? —le dije extrañada.
—Ya sabes, ese que siempre está así.
Estaba tomando un poco de agua cuando Julian me señalo a mi derecha e imito su cara. No pude evitarlo que toda el agua que había tomado la escupí hacía en frente.
—¡Qué asco! —Martha y Julian se limpiaron la ropa que ahora les había empapado, pero no dejaron de reírse en ningún momento.
—¿Cómo te llamas? —Los dos chicos me preguntaron al mismo tiempo.
—Soy Tn Scamander, es un placer.
—¡Eres Scamander! —Martha me miró emocionada—. ¿Te gustan los animales como a tu familia?
—No, eso es solo de mi abuelo. No me gustan tanto.
—Eso explica porque eres igual de divertida. He escuchado grandes cosas de tu abuelo, olvide presentarnos. —La niña me extendió su pequeña mano emocionada—. Soy Martha Bulstrode, y este, mi hermano Julian.
—Un placer conocerlos —Les sonreí emocionada cuando alguien no llego a interrumpir, más bien, los prefectos de cada casa.
—Por órdenes del director, se les pide que se recorran diez lugares hacia su derecha.
—¿Dejar espacios? —Los mire preocupados. —¿Ha sucedido algo así en Hogwarts? —Recordé que mi hermana estaba por estos pasillos y eso hizo que mi corazón se acelerará.
—Creo que tendremos visitas.
Todos acatamos las ordenes y nos recorrimos hacia un costado. Me di cuenta que el asiento donde usualmente nos sentábamos los cuatro—Draco, Zabini, Astoria—estaba vacío. Sabía que respetaban el lugar porque le tenían miedo a Draco, aunque no todos los lugares de las casas estaban llenos, no era difícil adivinar que aún no llegaban todos los carruajes.
—¿Sucede algo? —Martha me observa curiosa. —¿Quieres que te enseñe a escupir agua?
Me distrajo de mis pensamientos.
—¡Claro que sí! —Intente ignorar la opresión de mi pecho e intente concentrarme en las clases de la niña sobre como lanzar agua con la lengua.
Todos hablaban y se reían en la mesa de Slytherin, lo que hacía que la vibra del lugar fuera más luminosa, feliz y por un pequeño instante, ignore que mi corazón iba a romperse. El bullicio fue cambiado por un drástico silencio, sabía que ellos llegaban.
Me moví incomoda en mi lugar, y me concentré en seguir jugando con los niños que ignoraban mi actitud o lo que estaba sucediendo.
—¿No estaba con la chica Scamander? —susurró una chica de al lado.
—No vez que no se sentó con ellos, con razón era raro.
Apreté mi puño con fuerza, mi pecho ardía como si hubiera comido la cosa más picante del mundo. Intente no hacer ningun movimiento para ser vista, hasta baje la mirada al suelo y me concentré en una de las copas que tenían jugo de calabaza. Intente concentrarme en el sonido de las pisadas de los alumnos.
—¿Tn? ¿Te sucede algo? —Julian me tomó de la mano con cuidado. —Parece que esta en shock.
—¿Eres un tonto, Julian? Se nota que no sabes que sucede... —Martha me extendió su mano. —Ella esta triste porque su amiga le quito a su novio...
—¿No es tu amiga? ¿Por qué harían eso? —Julian abrió la boca en señal de sorpresa. —¿No se supone que las amigas, son amigas?
—Es que ustedes los hombres nunca entienden nada —Martha negó la cabeza. —Tn, estamos contigo.
No podía creer que estos pequeños apenas me conocían y ya hasta me trataban como si fuera parte de su amistad.
—¡Se ven geniales juntos Astoria! —Una chica de mi lado le gritó a mi...amiga...
—¡¿Tú crees?! —Astoria le gritó con emoción pero de inmediato su semblante cambió. —No digas esas cosas, no creo que sea correcto que lo digas, Amanda.
—¿Por qué? —Amanda me dedico una sonrisa. —¿Por ella? ¿A caso le tienes miedo?
—No, Amanda. No es bueno que seas cruel con las personas. —Bajé la mirada a mi plato.
—Tn. ¿Te sentaras con nosotros? —Astoria me habló con voz delicada, casi aterciopelada.
—¿Eh? —le dije aturdida—. Prefiero quedarme aquí con los chicos.
No levanté la mirada, solo me quede viendo la copa y me enfoque en lo que se reflejaba.
—¿Segura? —Astoria insistió.
—Si, no quiero molestar... —me enfoque la copa.
Trague el nudo que se estaba formando en mi garganta. No quería llorar, no debía llorar frente a todas estas personas.
—No es ninguna molestia, ven con tus amigos. Nosotros te queremos aquí... ¿No es cierto, Draqui? —Astoria intento persuadirme.
¿Le había puesto un apodo? ¿Tan rápido?
—Estoy cansada por el viaje —le dije conservando la calma, y evitando que mi voz se escuchará intranquila. —Mi vista se siente cansada...mejor después Tori...
La mesa de Slytherin se sumió en un silencio incomodo, hasta que escuche unos pasos. Cerré los ojos conservando la calma, así evitaría que las lágrimas salieran. Me quede en mi lugar hasta que alguien intento tomarme de la mano.
—Tn... —Tori me intentó jalar un poco.
—Sueltame —le dije con la voz débil.
—Dijiste que seriamos amigas... —Astoria me susurró.
Conté del uno al tres para conservar la calma.
—Quiero que me dejes sola, te lo pido —Dije sin mirarla a la cara—. Tengo que procesar todo lo que está sucediendo.
—Solo mírame y di que aun somos amigas —Astoria intentó tocar mi mejilla—. Te lo pido, por mí.
Las inmensas ganas de llorar junto al temblor de mis manos me hacían darme cuenta que está enojada, triste, decepcionada, pero la que se me hacía nueva, era el dolor. Mi piel quemaba en rabia por los celos.
—No quiero hablar contigo, no ahora. Así que, si aún tienes un mínimo respeto por nuestra amistad, te pido que me dejes en paz —Por fin la mire a la cara, sus ojos estaban llenos de lágrimas y sus mejillas estaban rojas como su hubiera llorado hace unos instantes.
—¿Ya viste que mala? —Alguien hablo por lo bajo.
—No, tu lo prometiste... —Astoria me intentó acariciar el cabello pero alguien la tomó de la mano.
—¡Que la dejes en paz, Greengrass! —Cinco empujó a mi amiga hacia atrás con un poco de fuerza.
—¡¿A ti quien te llamo?! —Astoria le grito acomodándose su pelo.
—¡Te dijo! ¡Que te largues! —Cinco la empujó haciendo que mi amiga cayera sentada al suelo.
Me puse de pie para ver si Astoria estaba bien pero antes de siquiera llegar con ella. Alguien se interpuso en mi camino, me impidió que me acercará a Astoria, varios chicos de la casa corrieron a auxiliarla y un par de otras casas se acercaron.
—No quiero que Cinco, ni tú, se acerquen a ella. ¿Quedó claro? —Draco dijo con voz grave. —Ella es mi prioridad, y si alguno de ustedes piensa en hacerle algo, se las verá conmigo.
—¡Vaya! —Cinco hizo una mueca al mismo tiempo que se tronaba los dedos. —¿Eres tan cobarde?
—No pienso perder mi tiempo con dos sangres sucias.
—Seremos sangres sucias, pero por lo menos tenemos palabra —solté con molestia. —No te preocupes, que no volveremos a acercarnos a ustedes.
Regrese a mi lugar con decisión y me quede ahí mismo. No escuche más por parte de los dos. Cinco se acercó a mi lado, pasó su mano sobre mi hombro. Me recosté sobre esté y así me quede con la vista perdida.
—Red. —Cinco le apunto a Julian y Martha—. Roja.
—¿Tu eres el que tiene nombre de numero? —Julian preguntó con molestia.
—Red, deja de hacer preguntas tontas.
—¿Red? —Martha comenzó a reírse por el apodo. —Debe de ser por tu horrible cabello rojo.
—¿Se te olvida que eres igual, tonta? —Julian le jalo el pelo.
—Red, deja a Roja —Cinco reprendió a Julian.
—¡Roja! —Martha hizo una cara de ofendida—. ¡Roja tienes la cara!
Por un momento entre los tres comenzó una plática de lo más animada. Aunque Cinco no soportará a la gente que fuera menor que él, me di cuenta que era bastante bueno haciendo amigos con ellos.
—¡Bienvenidos una temporada más a Hogwarts! ¡Este año será diferente porque les tenemos una sorpresa! —Dumbledore alzaba las manos al tiempo que las luces iban disminuyendo. —¡Les tenemos dos sorpresas! ¡Una de ellas!
Antes de siquiera decir algo al respecto, el techo del castillo se lleno de rayos y uno más fuerte que el otro asustando a todos dentro del lugar.
—¿No eres tú? —Cinco susurró.
—No puedo usar mis poderes desde ayer, es como si se escondieran... —Hice una mueca.
—Yo apenas y puedo moverme de un lugar a otro sin sentirme agotado. Además, que tengo una sensación como de querer vomitar —Cinco se quedó pensativo.
—¡Denle la bienvenida a nuestro nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras! ¡Ojo Loco! —Todo el salón aplaudió para recibir al nuevo profesor.
Un hombre robusto de estatura baja, traía consigo un palo en forma de bastón que le ayudaba a sostenerse en si. En su rostro un par de cicatrices irregulares, que eran cubiertos por una prótesis que ayudaba a cargar un ojo mecánico.
—Ese hombre está loco. —Martha explico—metió a nuestro tío a Azkaban...
—El hecho de que él está aquí, quiere decir que algo más grande se acerca.
—¿Es un auror? —Cinco me miró con intriga—, fue Malfoy.
Escuchar su apellido me hizo recordar que aún tenía un asunto pendiente con él.
—No creo —Julian me susurró—ellos no se llevan muy bien, hasta donde tengo entendido son como enemigos...
—Tn, si son enemigos o no, es lo que menos debería de importar. Solo debería de interesarnos que Moody está aquí por alguna razón, y te recuerdo que nosotros estamos a un paso de ser encarcelados.
—Hogwarts nos protegerá... —Le dije un poco insegura.
—¿Crees que a ese viejo le importamos? —Cinco rodó los ojos—. Se que quieren desaparecernos de aquí.
—¡Denle la calurosa bienvenida al colegio de magia Ilvermorny!
El profesor Albus ocasionó que los cuatro saltáramos asustados.
—Joder. —Cinco susurró al tiempo que miraba la puerta.
Giré mi cabeza hacia la puerta y la sorpresa que me lleve hizo que me desestabilizará hacia atrás. La persona que venía liderando a la escuela, era alguien que Cinco y yo conocíamos a la perfección. Su típico lente en su ojo, el traje perfectamente acomodado y ese bastón que solía traer siempre. Justo detrás de ellos, cuatro rostros familiares.
—No me jodas—Tomé un poco de agua para evitar ahogarme con mi propia saliva.
—Maldito anciano, no entiendo cómo es que él exista en este mundo. No me quiero imaginar lo que hace con esos niños.
—Necesito aire, con urgencia... —Mi vista se hizo nublosa y la sensación de querer vomitar me siguió—. Necesito vomitar, esto es demasiado para mí.
Coloque mi cabeza en el hombro de Cinco, mientras el sudor frio bajaba por mi frente.
—Carajo Tn, no puedes elegir un mejor momento para desmayarte —Cinco me daba palmaditas en la mejilla.
—Se ve muy mal —Martha expreso preocupada.
—Esta amarilla—Julian buscó con la mirada a un profesor.
—Por favor, cielo. No te desmayes, no ahora. —Cinco se estaba asustando por mi actitud, pero por más que quisiera, no podía dejar de dormitar.
Intente concentrarme en lo que Martha estaba intentando decirme, pero mi vista se hacia cada vez más borrosa.
—Cinco, no es broma. Cada vez me siento peor. —Mis parpados querían cerrarse, pero estaba luchando para que no sucediera.
—¡Le está saliendo sangre! —Martha dijo asustada.
—¡Cielo! —Cinco intentó ponerme un pañuelo en la nariz—. ¿Qué sucede?
Todo el salón está sumergido en la emoción de ver a las nuevas personas, que el ruido de los gritos, la música, los aplausos y las conversaciones que se cruzaban, me hacía sentirme más abrumada.
—No me jodas... —Cinco le dio un sorbo a su copa.
Solo sentí como el agarre de Cinco disminuía, pero en un último esfuerzo de darme cuenta de lo que sucedida abrí los parpados de golpe, solo para toparme con los ojos curiosos de varias personas. A unos cuantos metros de mí, Alisson y Vanya me miraban con la boca abierta.
—Tn... ¿te sientes bien? —Cinco susurró antes de que viera como lentamente él se caía hacia atrás, y su cabeza caía con fuerza al suelo, provocando un estruendoso ruido. Solté un grito horrorizada y unos instantes después un líquido color rojo se escurría en el piso.
Los gritos de las personas horrorizadas fueron lo que me hicieron ponerme en alerta. Los gemelos de un momento a otro ya no estaban, y algunos alumnos comenzaron a rodear a Cinco. No podía moverme de la banca, por más que intentara que mis músculos reaccionaran solo me quede ahí, observando como veían a Cinco como si fuera un animal muerto.
La rabia se acumuló en mis sentidos y junte mis manos de golpe. Una onda expansiva hizo que las personas retrocedieran sin lastimarlos, deje que se hiciera un campo a su alrededor y por un momento sentí que todo se detenía. Cinco estaba en el suelo inconsciente, brotando de su boca un poco de una extraña espuma blanca.
Un grito de dolor fue lo que mi cuerpo exigió, y de un segundo a otro, todo lo que fuera de vidrio explotó en miles de pedazos. Algo dentro de mis sentidos se sentía mal, como si perdiera el control de mi cuerpo.
—Cinco... —me acerque a él—. ¿Qué sucede?
—¡Tn! ¡Dejanos ayudarlo! —Un profesor me grito—. Saquen a todos de aquí.
—¡Prefectos, lleven a todos a sus habitaciones!
—¡Corran chicos!
—Por favor, Tn. Déjanos ayudarles. —Una voz me susurró.
—¿Ayudarnos? ¿Qué me garantiza que no le van hacer daño? —La barrera de aire, nos protegía como una burbuja—. Desde que llegamos, solo han querido matarnos.
—¡Si no hacemos algo va a morir! ¡Se más sensata niña! —Una voz nueva me habló.
—Dejen esto en mis manos—. Esa voz—. Quita la barrera o el enano va a morir. No van a lastimarte.
—Tu no lo entiendes...
—Colibrí, por favor. Quita la barrera.
—Draco... —me atreví a levantar la mirada y solo me topé un par de ojos azul grisáceos, pero sin ese brillo característico.
—Colibrí, solo deja que te ayuden. Todo estará bien.
Con la vista derrotada, separé las palmas de mis manos y el campo que formé a nuestro alrededor desapareció. Los profesores no tardaron mucho tiempo en rodear a Cinco y llevárselo a prisa.
—¡A enfermería!
—¡No lo lastimen! —intenté seguirlos, pero alguien me detuvo del hombro.
—Creo que lo mejor es que los dejes hacer lo que mejor saben —Draco me dijo con seriedad y me extendió un pañuelo negro—. Límpiate esa cara que das miedo y asco.
—Gracias... —Acepte el pañuelo
—No me las des, es algo que te debía.
Draco me dejó en el suelo sin decir más. Me quede sentada un instante y un par de personas me rodearon, pero antes de siquiera decir algo comencé a correr a enfermería. Mis piernas se movieron por pura inercia y al llegar, un par de maestros sacaban a una rubia conocida que gritaba histérica.
—¡Quiero verlo! —Les gritaba Delores.
—¡No puedes entrar! ¡Entiende! —Su hermano la jalaba de la ropa para evitar que entrará.
—¡¿Tu qué haces aquí?! —La rubia se acercó a jalarme del cabello.
—¡Es mi familia!
—¡¿Así cuidas a tu familia?! —Me tiro al suelo.
—¡Ahora si ya colmaste mi paciencia, pastelito! —Con la intención de herirla me acerque a ella con mi varita pero alguien nos detuvo.
—Sean unas damas por una vez en su vida, que al chico de allá adentro de nada le sirve que estén peleando.
—¡Hermano!
—¡Basta Delores! —Cedric hizo que se sentará en el suelo—. Por favor, Tn. Toma asiento.
Me senté de mala forma en el suelo.
—Iré por algo para las dos, si me enteró de una sola pelea, les juro que hago que las castiguen.
—¡Ella siempre comienza!
—¡Que basta Delores! ¡Le diré a nuestro padre!
Me quede en el suelo, escondiendo mi cara entre mis piernas. Y un par de lágrimas silenciosas brotaron de mi rostro.
—Creo que tomó veneno... —Delores hablo primero—. Lo vi desde lejos tomar de una copa.
—Eso es muy acosador... —La mire mal.
—¿Quieres prestar atención a lo importante? —Delores suspiro—. La espuma en su boca, es una prueba de ello.
—¿Crees que...?
—Aquí tienen muchos enemigos, no me extrañaría que los intentaran matar. Yo lo haría, pero siendo sincera, sería más cruel contigo, y sobre todo original.
Era demasiado estúpida para siquiera en pensar en matarme.
—¿Crees que esa copa fuera para mí? —La mire por un momento.
—Tu amiga, Astoria. Ella fue la única que se acercó a ustedes.
¿Astoria?
Ella era incapaz de hacer algo tan bajo como matarnos.
"Aunque te quito a tu novio". Mi voz interna me habló.
—No confió en ella —le dije sincera—. Ella esta diferente.
—Si quieres descartar a las personas, quiero decirte que no tienes que preocuparte por mí. Nunca haría nada que fuera a perjudicar al chico que amo. No fue un accidente, alguien quiere sacarte del juego. —Los ojos de Delores estaban lleno de lágrimas—. Te odio, te detesto y deseo que te mueras. Pero por mucho que quiera a Cinco para mí, nunca mataría a alguien que aprecia porque tarde o temprano se enteraría, no me arriesgaría a que me odie.
—Gracias por decirlo.
—No me des las gracias, es una tregua parcial en lo que se recupera.
—Bien.
Ambas nos quedamos en silencio, una al lado de la otra. Llorando en silencio y solo viendo a la pared, esperando alguna noticia de la enfermera. No sé cuánto tiempo paso porque Delores y yo nos quedamos dormidas en el suelo. Con los ojos hinchados y las miradas perdidas era lo que nos hacia iguales.
¿Y si lo pierdo?
No puedo perderlo.
No podría soportar estar en este mundo, sobre todo afrontar lo que me esperaba con la llegada de mis hermanos.
Ver a mi mejor amiga con mi antiguo amor.
Perder a Cinco, al chico que sabía cuáles eran mis chocolates favoritos.
Pensar en que podría dejar de escuchar las constantes quejas de ese castaño, de sus celos, de sus hoyuelos, su sonrisa, sus labios, sus pestañas...
No quería perderlo.
—Tenemos noticias, solo puede pasar Tn.
Negue con la cabeza.
—Delores tiene que verlo también —Le di una media sonrisa a Delores.
Ella me susurró un leve "gracias".
—Cinco, se encuentra en una especie de sueño. No sabemos qué fue lo que ingirió o que le dieron, pero no encontramos registro alguno de lo que le sucedió en nuestro mundo. Estaremos estudiando y buscando respuestas, pero no prometemos nada...
—¿Va a morir?
—La herida en la cabeza, no fue de importancia. Solo que, en caso de no despertar en dos semanas, me temó que va a morir de hambre. En verdad, lo siento.
Delores se le llenaron aún más sus ojos de lágrimas y sin esperar más tiempo salió corriendo fuera de la enfermería.
—¿Puedo verlo? —Dije con pesadez—solo un momento, denme un momento con él.
—No puedo dejar...
Me arrodille frente a la enfermera.
—Se lo suplico, déjeme un momento...
—Cinco minutos...
Preparé a mi corazón para no romperme en frente de él. Di un par de pasos hacía la camilla y me encontré a mi numerito en esa camilla. Tenía sus ojos cerrados, y su semblante serio, no se movía. Es como si, no respirará. Con cuidado me senté en la silla a su lado y quité un poco de cabello de la frente.
—Numerito, que susto me diste... —Trague saliva—No me gusta verte así. Por favor, regresa conmigo.
Tome su mano con cuidado y esta se sentía fría. Cerré los ojos y me concentré en darle un poco de calor a través de mis poderes.
—No me dejes sola en este lugar, no soportaría estar aquí. Te necesito a mi lado, conmigo. Si te llegó a perder, no lo soportaría mucho tiempo, eres mi familia, eres mi...
Cinco no se movió.
—Descansa, prometo venir a verte mañana temprano. —Me levanté de la silla y pensé un momento en como despedirme de él.
No sabía que pensamientos cruzaban por mi mente cuando solo observe con atención su rostro totalmente quieto. Puse mi mano sobre la suya y deposité apenas un roce en los labios de Cinco.
—Toma mi mano y aférrate a ella, no me dejes sola, numerito.
Me di la vuelta y salí de la enfermería con la esperanza de que mañana fuera un día mejor.
Pero que equivocada estaba.
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