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Capitulo 24

Narra Tn

Intente concentrarme en la felicidad que sentía al regresar a Hogwarts pero no podía, me sentía mal y angustiada del cambio que habría en la escuela en cuanto regresara. No quería ver el rostro de Draco, el hecho de que piense que estaba mintiendo me hacía sentirme miserable pero aun peor que no podía contarle nada sobre lo que sucedía.

Pase mi vista por mi uniforme, pase las manos por la falda para lograr bajar las arrugas que se habían formado. Me quedé quieta frente al espejo y al notar mi reflejo me sentí mal. Mis ojos estaban rodeados por un par de círculos morados debido a que una noche antes me la pase llorando.

Alguien tocó la puerta de la habitación, donde la amable señora Molly me permitía dormir. Me giré para notar que alguien abría la puerta y me encontré con la mirada de Fred Weasley.

—Si sigues llorando así, te lanzaré por el tren —Fred entró por la alcoba para sentarte en la esquina de la cama.

—Y si sigues metiéndote en cosas que no te importan te tiraré de tu escoba —le dije en broma.

—¿Es una amenaza?

—Es una predicción del futuro.

—¿Ahora lees el futuro?

—No, solo sé que te ganaré en el siguiente juego.

—Digna de una Slytherin.

—¿Ser honesta y confiada es un insulto? —le sonreí. —Me estás haciendo un halago.

—¡Por fin la momia sonrío! ¡Hoy va a llover! —extendió los brazos al cielo. —Vine porque todos te están esperando para ir a la estación.

—Eres muy mal comediante, no fue una sonrisa real solo fue de manera arrogante.

—¿Tus comisuras se elevaron? —Fred alzó las cejas.

—Si...

—¡Es una sonrisa!

—¡Eso no es cierto!

—Te falta sentido común o usar lentes. Pero tener a dos cuatro ojos no sería divertido.

—Eres un tonto.

—Pero soy guapo y eso lo compensa —se puso de pie y camino a la puerta. —Camina gusanito que nos van a dejar.

—¿Tu quién te crees para ponerme un...?

—Fred Weasley, un gusto. —Me sonrió de forma descarada.

—Tonto.

—Todos se ponen apodos entre todos, yo igual quería.

—¿Yo que culpa tengo? —le dije con una sonrisa.

—Eres slytherin, son viboritas y no me caen bien. Odio a los gusanos, entonces, por eso te puse gusanito.

—¿Me estas comparando con un gusano? —le dije ofendida.

—No, que te estés proyectando con uno. Ese no es problema mío.

—¡Eres un gato!

—¿Soy naranja? —preguntó curioso.

—¡¿Eso que importa?! —le grite en broma.

—Si soy naranja podría llamarme Mandarino —alzó los hombros. —Yo veo ventajas.

No pude evitarlo y me reí.

—No es tan difícil hacerte reír. —Se apresuró a mí y me tomó de los hombros—Ahora, camina que mi madre nos matará.

Caminamos hacia la sala de la casa para poder llegar a tiempo, ambos estábamos bromeando sobre nuestro primer partido de Quidditch cuando de la nada Cinco apareció delante de nosotros.

—Se tardaron mucho. ¿Qué estuvieron haciendo? —Cinco se cruzó de brazos.

—Bien, me voy. —Fred alzó los brazos y se alejó de nosotros.

—Solo me estaba haciendo reír, es bueno en eso.

—Sí, me di cuenta.

—¡Por favor, Hargreeves! ¿De nuevo?

—¿Hargreeves? —Ginny se acercó de la nada. —¿Por qué le dices así?

—No, es solo un juego. —Pase a su costado para evitar hablar de más.

Cinco esa vez no me siguió, solo se quedó con ella hasta que todos llegamos a la estación mediante polvos. Mi corazón latía con fuerza, presentía que Draco estaba cerca, lo busque con la mirada hasta que algo me lo impidió. Algo duro y largo detuvo mi paso, como si de un palo se tratará.

—Señorita Scamander. ¿Me permitiría hablar con usted? —El señor Malfoy me miraba con algo distinto en los ojos.

—¡Ella no tiene nada que hablar con usted! —interrumpió Cinco.

—Mocoso insolente, te recuerdo que tu futuro está en mis manos. Así que solo cállate y metete en tus asuntos.

—Son solo niños Malfoy —El señor Weasley intentó entrar en la conversación, pero lo interrumpí.

—Quiero hablar con él, no se preocupen que no me puede hacer nada —Le di un asentimiento de cabeza a Cinco.

Camine junto al señor Malfoy hasta una de las salas de espera que estaban solas. La sensación de la habitación de la nada se hizo fría y un mal presentimiento se instaló en mi sistema.

—Seré breve y rápido. No quiero ni una sola interacción con mi hijo, una mirada o incluso un intento por hablarle provocará que su querido hermano sufra las consecuencias—. El señor Malfoy pasaba su mano derecha sobre el extremo de su bastón de manera lenta, —He logrado un trato con una de las familias, que beneficiará a Draco y a mi familia, si te metes en eso, te juro que no quedará ni el nombre de tus amigos o tu familia.

—Sea directo señor, ya no soy una niña. Crea cuando le digo que no me da miedo, soy muy curiosa en temas que no me importan, y estoy dispuesta a pagar las consecuencias de mis actos.

—¿Quieres que sea directo? Bien, lo seré.

—Te quiero lejos de Draco y de mi familia, no te quiero ver cerca de él ni su novia.

¿Novia?

—Ser directo involucra que sea sincero.

—¿No lo sabes? —El señor Malfoy me sonreía con malicia. —Draco encontró a su nueva novia, una digna y futura señora Malfoy.

—¿Qué?

—¿Crees que el heredero de la familia Malfoy iba a esperarte? —Mis manos sudaron por los nervios y mi mente se cerró en cuanto pronuncio lo siguiente. —Rompiste su corazón en pedacitos, lo usaste para proteger a Cinco y a ti. Por un momento te consideré digna de la familia, pero me alegra que mi hijo se alejará del tipo de escoria como tú.

¿Novia? ¿Tenía novia? ¿Pero quién?

Las piezas de lo que decía y mi mente comenzaron a juntar el rompecabezas. Cada uno de los hilos que estaban rotos, hasta unir la historia.

—Fue usted. ¿No? ¿Usted le dijo?

—A mí solo me llegó la información, como buen padre solo me dedique a hacer lo mejor por mi hijo, no es nada personal —Soltó una risita burlona. —Aunque admito que disfrute hacerlo, no pude haber pensado algo tan cruel y malo como lo que veras.

Mi cuerpo se sentía frío, me dolía mi pecho y la sensación de estarme sofocando me estaba consumiendo conforme los segundos pasaban. No me di cuenta cuando me perdí en mis pensamientos, incluso Lucius tuvo que sacarme de mi trance y me giró lentamente.

Solo me deje guiar por él, hasta que abrió la puerta lentamente. En mi cabeza se formaron miles de posibilidades, pero nunca me imaginé la escena que vi. Mi corazón latió fuerte y mi cuello inicio a sudar frio. Un escalofrió me recorrió desde la cabeza hasta mi cadera, y la sensación helada de la estación se coló entre mis huesos.

Draco Malfoy estaba tomado de las manos junto a la que consideraba mi mejor amiga. Esa castaña de ojos verdes, mirada tierna y cálida le sonreía a Draco feliz y enamorada. El rubio acariciaba su rostro quitando los cabellos rebeldes que el viento movía de su lugar.

—Feliz regresó a clases Charlotte Hargreeves...

Sin más desapareció dejándome con el corazón pequeño hecho aún más añicos de lo que ya lo tenía. Miré el suelo e intenté salir sin ser vista, pero fue en vano porque unos ojos verdes notaron mi presencia.

—¡Tn espera! —alguien me gritó— ¡Tn por favor! ¡Déjame explicarte!

—No necesito que me expliques nada, estas con quien debes estar.

—No, no quiero que por esto dejemos de ser amigas —Astoria me tomó de las manos—. Mis padres fueron los que arreglaron todo con los suyos, yo no sabia nada al respecto.

Quería gritarle en la cara que era una traicionera, que la odiaba y la detestaba, pero luego recordaba a la Astoria que conocí mi primer día, que me ayudo a integrarme e incluso que lloraba debido a que la molestaban que incluso me sentí mal por ella.

—No me perderás, somos amigas, entre Draco y yo, no hay nada.

El nudo que se formó en mi garganta para evitar llorar me estaba sobrepasando.

—¿¡Es en serio?! —Astoria me sonrió feliz y me abrazo. —¡Gracias por ser tan comprensiva! ¡Te adoro Tn!

—Y yo a ti, Tori —correspondí al abrazo con dolor.

La campana sonó anunciando la partida del tren. Astoria intento jalarme con ella.

—¡Ven al anden con nosotros! ¡Draco trajo un par de postres! ¡Blaise trajo un par de dulces de su viaje a...!

—¡Espera! ¡Tori! —la detuve en seco—. Necesito estar sola, no lo malentiendas, pero sería incomodo estar juntos los cuatro, dame tiempo.

—Que insensible soy... —Se le llenaron de lágrimas sus ojos a Tori—. Perdóname, nos vemos llegando a Hogwarts.

Astoria nunca sería capaz de traicionarme, es de las personas más lindas y transparentes que he conocido. Su calidez me lleno el alma en los momentos más oscuros y tenerla conmigo me ayudaría a superar todo lo que estaba por llegar.

Me adentre a los vagones y busque lugar junto a un par de chicas de slytherin pero en cuanto me senté, ellas comenzaron a platicar.

—¿Escuchaste que Draco la cambio por su mejor amiga...? —Susurraban un par de chicas de slytherin.

—Greengrass es aún más bonita —le respondió la otra.

—Cállense par de ratas chismosas —una voz femenina habló—. Largo.

—Parkinson —dije en un saludo.

—Scamander.

—Supongo que gracias, vendrás a burlarte, es el momento menos indicado para hacerlo —le dije viendo hacia la ventana.

—Quiero aclarar que te odio, te detesto y no me caes bien. Menos planeo ser tu amiga, pero tengo que advertirte algo.

—¿A qué se debe eso? —la mire con duda.

—A que me das pena por lo patética que te vez.

—Si vienes a insultarme mejor...

—¡Cállate por una vez en tu vida! ¡Escúchame tonta!

—Bien, te escucho.

—Los comentarios hacia ti aumentarán, todos serán denigrantes e incluso hirientes, tienes muchos enemigos dentro de Hogwarts pero créeme que varios de ellos son gente cercana a ti.

—¿Qué hay de ti? —moví mis manos de forma nerviosa.

—Sufrirás lo suficiente este año que, si te mueres, no sería divertido. Necesito personas que molestar, y tú eres de mis favoritas.

—Supongo que gracias...

—Cuídate de las personas que te rodean y no confíes en nadie. Recuerda que las paredes escuchan y los arboles hablan.

—Gracias Parkinson.

—Te odio, no mueras rata.

Pansy salió del vagón dejándome con aun más dudas que respuestas. Necesitaba saber qué es lo que sabía ella, tenía el presentimiento que todo lo que estaba sucediendo iba más allá de lo que me imaginaba y no me equivoque.

Cuando bajé del vagón me tropecé con una chica, ambas caímos al suelo debido a que nos atoramos en una de las puertas a causa de las capas.

—¡Discúlpame! —la chica se puso de pie y me tendió la mano. Me sacudí el polvo de la falda, pero a la hora de extender mi mano y levantar la vista me encontré con alguien familiar.

—Alisson... —susurre.

—Charlotte... —susurró.

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