Capítulo 26.-Larga noche de consuelo.
Lumine veía cómo es que su última carta quedaba reducida, literalmente, a escombros, los hilichurns eran vencidos una vez los soldados de la geoarmada se liberaron de los espectros de agua.
-N-no...esto no puede estar pasando, ¡el abismo no puede perder! Mi victoria estaba garantizada... ¡Nadie me la puede quitar!
-Yo sí... -Cuando Lumine volteó a ver, se encontró con Ninguang y varios soldados de elite, estaba rodeada. -Lumine, princesa del abismo, te declaro oficialmente prisionera de la geoarmada y de las siete estrellas de Liyue. No creas que quedarás impune por este genocidio.
-Mi único crimen es querer un mejor mundo para los humanos. Un deseo completamente altruista y desinteresado...pero ustedes están cegados por los estúpidos dioses. ¡No crean que me han derrotado! ¡Yo volveré, y no perderé esa próxima vez!
-Sí, lo que digas loca. Espósenla.
Lumine, sin pensárselo un segundo, abrió un portal detrás de sí, varios soldados corrieron para alcanzarla, uno de ellos logró meterse en el portal, pero el mismo se abrió detrás de Ninguang. ¿El problema? Lumine había desaparecido.
-¡Carajo! ¡Búsquenla hasta debajo de las piedras, no puede escaparse!
La guerra había pasado ya, solo quedaba reconstruir. El problema es que, a pesar de eso, hay cosas para las que no existen piezas de repuesto...
Se recogían los cadáveres de los soldados caídos en la batalla final, se limpiaban los escombros, se recogían los desechos del puerto, incluidos los que estaban en el mar. Su cuerpo nunca pudo ser encontrado, no salió a flote, se buscó con equipo especial, y nada.
Las brigadas internacionales, celebrando la victoria, regresarían a sus hogares, siendo despedidos como héroes por su servicio prestado a Liyue, logrando detener una amenaza que, definitivamente, podía acabar con las 7 naciones.
Los heridos eran atendidos, muchos eran dados de alta, los soldados sobrevivientes abrazaban a sus familias o a sus seres queridos. Caso de Keqing y Ganyu, ambas se abrazaron, dándose un beso que duró sus segundos. La primera de ellas se rompió a llorar, sintiéndose todavía culpable de lo que había sucedido.
Pasado una semana, definitivamente se le dio, no por muerta, pues era difícil de aceptar por sus queridos, pero sí desaparecida en combate. Por lo mismo es que se seguía teniendo la esperanza de encontrarla.
Chongyun miraba a la nada estando en el puerto, preservadora se acercó a él, sentándose a su lado, dándole un abrazo pues sabía perfectamente que estaría pensando en ella. Ambos se soltaron a llorar ante la pérdida de una persona a la que le tenían mucho cariño.
En cuanto a Aether, estaba en su departamento, acostado en la cama, mirando a su techo, Paimon picoteaba un pan, aunque tampoco es que tuviera hambre, no había nada por hacer después de haber ayudado en la reconstrucción de la ciudad.
Al final de cuentas, sí era verdadero lo que ella decía. Extrañaba esa presencia en la casa, y principalmente la comida.
Ninguang se encontraba en su oficina, varios de los generales discutían algunas cosas, especialmente que no se había logrado seguir el rastro de Lumine, ella estaba completamente desaparecida, aunque claro, todos querían llevarla ante la justicia.
Una de las sirvientas fue corriendo a la oficina, interrumpiendo la reunión, claro que se llevó un par de malas miradas, aunque cuando se supo a qué se debía su prisa, Ninguang se levantó de inmediato.
-Una disculpa, es un asunto de extrema importancia para mí. -Ella se retiró a la zona de las habitaciones.
Se escuchaba un completo escándalo en los cuartos, ella reconocía la voz, por lo mismo es que solamente se llevó una mano a la frente, aguantándose un poco el enojo.
-¡Yo puedo sola, no necesito que me ayuden, es suficiente, fuera de mi cuarto! -Exclamó Beidou, completamente colérica.
Al arribar Ninguang, justamente las sirvientas salían del cuarto, Beidou tenía ahora una venda cubriéndole ambos ojos, pues no se pudo salvar su vista. Había quedado ciega tras esa pelea contra Shenhe.
-Beidou, ¿qué pasa?
-¿A qué hora llegaste? -Preguntó ella, volteando a dónde había escuchado la voz. -¿Llevas mucho tiempo parada en donde carajo sea que estés?
-Estoy en la puerta. Beidou, ¿por qué siempre te molestas? Ellas solo tratan de ayudarte, es para lo mismo que las contraté.
-Eso no me ayuda, Ninguang. Me siento tan impotente, ¡me hacen sentir como una maldita inútil! No lo soy...no quiero serlo. -Ella comenzó a llorar.
-Y no lo eres. Es solo que...necesitas un poco de ayuda de vez en cuando, ¿sí? -Ella le tomó las mejillas, Beidou colocó sus manos en las de su prometida.
-Ojalá hubiera muerto ese día. Y no, te lo digo completamente en serio.
-¡Beidou, no digas eso! No sabes lo feliz que me hace que estés aquí conmigo, no me importa que ya no veas, te amo así y como eres, no lo cambiaría. Te amaré en todas tus formas y facetas.
-¡Pero yo no soy feliz! Ninguang...ni siquiera sé cómo es mi anillo de compromiso, no podré ver tu vestido de novia, tengo miedo de que olvide cómo es tu rostro, y peor aún...no podré ver cómo envejecemos juntas. Aunque estés frente a mí...te extraño, extraño tu sonrisa, tus gestos de enojo, ver tu cuerpo, tu cabello...por favor, déjame sola.
-Beidou, te prometí que no te dejaría sola, no me pidas eso. -Ninguang comenzó a llorar, se había puesto en los zapatos de su mujer.
-No te estoy preguntando...déjame sola, quiero estar sola. No me siento bien.
La mencionada salió por la puerta, aunque sabiendo que no podía ser vista por su contraria, regresó en silencio. Beidou seguía llorando, golpeando la cama que tenía frente a ella. Ninguang se limpió las lágrimas, había tomado una decisión, bastante radical, pero que era necesaria.
En la calle, se realizaba un funeral al que varias personas habían asistido. Era del Zhongli. Se había guardado el secreto de su identidad, entre los asistentes estaban Xiao, Venti, los adeptus, preservadora, Aether, Paimon y, por supuesto...Hu Tao, quien era la que dirigía la ceremonia luctuosa, como no podía ser de otro modo.
Ella lloraba mientras realizaba los rituales, no había nada que velar esa noche, pues en el ataúd se habían puesto cosas que se sabía que le gustaban a Zhongli o, en su defecto, un par de cosas personales, lo que fuera que tuviera alguna representación.
Luego seguiría Baizhu, y si bien a Hu Tao nunca le agradó, no negaba que era triste el que ahora Qiqi se hubiera quedado sola, al igual que la serpiente que tenía por mascota. La pequeña niña ahora quedaría al cuidado de los adeptus, pues no había nadie más con la sabiduría para hacerlo.
Venti tomó del hombro al viajero, era el único arconte que había asistido, simplemente miró al suelo.
-No pensé que ese viejo zopenco moriría algún día...me cuesta trabajo, de verdad. Quedamos en que beberíamos un buen vino en Mondstandt...ese día ya podrá llegar.
-También lo siento mucho, Venti. Al final no murió en vano. Su sacrificio era necesario, o eso dejó a entender.
-Me lo cuestiono, viajero.
Para terminar la ceremonia luctuosa, se tocó la música favorita de Zhongli, varios lloraban, especialmente Hu Tao, pues todavía lo seguía amando. Otros se mantenían callados, mirando al suelo o a la nada. Se había preparado un lugar en el gran cementerio construido para los caídos en la guerra, aunque claro, sería complicado, por los muchos que habían sido.
No se miraba una destrucción así desde la guerra de los arcontes. Lo curioso es que, aunque no se pensaba que alguien se recuperaría pronto de esto, ya se hacía, pero no sería trabajo simple.
Terminando el funeral, muchos se retiraron, otros se quedaron para tratar de consolar a Hu Tao, la que si bien nunca fue pareja amorosa de Zhongli, se podía considerar como su "viuda" entre muchas comillas. Ella miraba el ataúd, era muy difícil para ella el pensar que ya jamás vería a ese viejo anticuado.
Aether y Xiao fueron junto con ella, tomándola de los hombros, la chica comenzó a llorar, pues a pesar de haber pasado un tiempo, lo único que le hubiera gustado era al menos haberlo velado de cuerpo presente y no solo viendo una fotografía suya.
-Parece que él sabía lo que pasaría ese día. Él era mi padre, al final de cuentas, así que entiendo tu dolor. Tampoco me hace sentir feliz que haya guardado secretos a las personas importantes para él.
-Su hijo...eso me cuesta trabajo procesarlo, supongo que nunca fui de su confianza para conocer la vida secreta que él tenía. Al final de cuentas...creo que hasta incluso comprendo el por qué lo hizo.
-Te agradezco que hayas estado con él en sus últimos momentos. Eso me reconforta mucho, que no se quedó solo.
-¿Y qué hay de tu madre? ¿Qué pasó con ella?
-La mujer a la que llamaba "mamá" era muy linda. Nunca supe si fue más que una buena amiga de mi padre, pero me agradaba mucho. De cualquier manera, ahora están juntos, eso también me alegra.
-Cuéntame un poco más de eso.
Aether y Paimon decidieron dejar solos a sus dos amigos, pues al final de cuentas, esa plática quizá tendría cosas que Xiao no los dejaría escuchar. Él, tan cerrado, era sorprendente que quisiera contar cosas de su pasado a una mortal.
Preservadora miraba al mar, seguía sin poder creer que Shenhe estuviera muerta, no por el hecho de que no quisiera aceptarlo, sino que se le hacía tan difícil. No la entrenó para protegerse de sí misma y de sus malas decisiones, que al final de cuentas, el decidir no nadar a la superficie para salvarse fue una de ellas.
Se terminaban una vez más los trabajos de reconstrucción ese día, el cielo estaba despejado, ahora era muy raro voltear a ver a la costa y no ver el bosque de piedra en medio del mar, y seguramente ese lugar, tan especial por sus vistas, ya no podría ser reconstruido nunca.
El muchacho seguía aferrado a la idea de que no era necesario hacerle un funeral a Shenhe, pues la encontraría tarde que temprano. O esa era la nueva promesa que le había hecho a Preservadora, la que la aceptó, aunque en su corazón no quería aceptarlo del todo ya que no deseaba mantenerse aferrada a una esperanza que solo la corroería por dentro debido a la desesperación.
Otro médico daba diagnostico en la cámara de jade, revisaba el ojo de Beidou, negando un poco con la cabeza a la vez que torcía un poco la boca. Supuestamente era un médico de Mondstandt, pero no tenía el acento, así que eso se le hacía especialmente raro a la pirata.
-El procedimiento es viable, aunque no deja de ser riesgoso. Puede que no funcione, pero no matará a nadie. Mi colega en Mondstandt estará dispuesto a venir, eso sin duda. Eso sí, el procedimiento es caro.
-El dinero no es problema para mí, doctor...creo que se puede dar una idea del por qué.
-Je, supuse que diría eso. La operación será en dos semanas, espero estén preparadas para ese entonces, al igual que a mi colega, le diré que ponga todo en marcha.
Una vez el doctor se fue de la habitación, Ninguang tomó de la mano a Beidou, dándole un beso en la frente.
-¿Escuchaste eso? Podrás volver a ver. -Sonrió ella.
-No tengo fe en eso. Solo lo hago porque no has dejado de molestarme. No quiero hacerme falsas ilusiones, eso es todo.
-Todo saldrá bien, te lo aseguro. Ahora vamos a dormir, ¿bien?
-¿Qué hora es? Sigh...odio no saber qué hora es por no poder ver el sol.
-Las que tengan que ser, capitana. Pero...sé qué te pondrá de buenas. -Ninguang puso un vaso en la mano de Beidou, ella se lo bebió al pensar que era un simple vaso de agua, sorprendiéndose al percatarse que era ron.
-Ohhh, tú sabes lo que me gusta, mujer. Hace semanas que no probaba algo de esto. -Rió ella.
-Me alegra que te gustara.
-Bueno, debo admitir que esto me regresó un poco los ánimos. Otro trago no estaría nada, nada mal.
-A veces me cuestiono si amas más el alcohol que a mí.
-¿Oh? ¿Estás celosa, pequeña niña piedrosa? Claro que te amo más a ti...pero sin duda el ron te hace una fiera competencia. -Ambas se soltaron a reír, dándose un beso, aunque luego Beidou se puso especialmente seria.
-¿Qué pasa?
-Quisiera ver tu reacción, ver tu sonrisa. No quiero olvidarlas, Ninguang.
-No lo harás. -La mencionada tomó a la pirata de ambas manos. -Te prometo que volverás a ver...dos semanas, eso es todo lo que debes esperar.
-Confiaré en ti...
Qiqi corría por la ciudad, teniendo a la serpiente ahora en su cuello, había sucedido un accidente entre los obreros, heridas menores, pero claro, necesitaban presencia médica, así que ahí iba la pequeña gran asistente.
Al verla, los obreros se alegraron bastante, pues habían llegado los refuerzos. Como era de esperarse, su trabajo fue muy bueno, curando a los heridos y dando algunas recomendaciones que el encargado de la farmacia (no recuerdo su nombre, pero es el npc que está ahí vendiendo la droguita :v), anotó en su libreta.
Cuando acabó su trabajo, cosa de unos 20 minutos en realidad, ella regresó ahora caminando despacio mientras apreciaba los paisajes de la ciudad.
-Nos toca a nosotros continuar lo que él deseaba completar pero no pudo.
-Dr. Baizhu...
-Oh, Qiqi. Supongo que lo extrañas. Yo igual, pero ten por seguro que él está feliz de que podamos continuar con su obra.
-Hum... -La pequeña solo pensó que estaba haciendo lo correcto y que su pequeña amiga tenía razón. Solo que no podía dejar de pensar en el doctor.
Lo que eran Ganyu y Keqing, ambas salían del trabajo de la cámara, que ahora estaba bastante más pesado por todo lo que había ocurrido, así que apenas terminaron de cenar, definitivamente se fueron directamente a la cama. Mientras se desvestían para tal cosa, la muchacha de cabellos morados alzó una ceja a la vez que no dejaba de mirarle el cuerpo a su contraria. Cuando ésta se percató, se cubrió con una de las almohadas, sonrojándose.
-¿Qu-qué tanto me ves, Keqing?
-Creo que adelgazaste. Supongo que fue por tus días en el hospital. -Su contraria suspiró fuerte.
-Pensé que había sido lo contrario. -Ella se limpió una gota de sudor.
-¿Bromeas? Prefiero verte más llenita, mi gordita hermosa. -Keqing le dio un beso en los labios, Ganyu se sonrojó más.
-¡Ke-Keqing, no me llames así, por favor! Me avergüenza.
-Jeje, no puedo evitarlo. (Me imagino a Keqing con la cara sonriente de Anya :v)
Pasadas las dos semanas, llegó el momento de la famosa operación, se usaría un proceso alquímico para volver a formar el ojo de Beidou, o eso al menos es lo que le había dicho Ninguang a través del contacto que Aether tenía en Mondstandt, que sin duda alguna era el mejor alquimista de toda la ciudad de la libertad.
Lo dicho, si bien ella no sabía muy bien cuál era el procedimiento, y aparte de todo eso, no tenía mucha fe en que aquello funcionara, lo haría por complacer a Ninguang, y si terminaba funcionando, era mejor para todos. Eso sí, solo podía funcionar en un ojo, el otro al ser afectado por una criatura elemental, no había dejado posibilidad a que fuera curado del todo.
Aunque ella lo deseaba, Ninguang no había podido estar presente durante la operación al ser un proceso delicado, pasaron algunas pocas horas hasta que finalizó la operación, y una vez más, tenía que usar vendajes hasta que su ojo sanara.
-Parece que funcionó adecuadamente, solo falta esperar resultados. En una semana podrá quitarse la venda del ojo que ahora es funcional. Recuerde, es su ojo derecho, no se vaya a confundir.
-Sí, de acuerdo, ¿qué hay de Ninguang? ¿Dónde está ella?
-Tuvo que salir de urgencia debido a un asunto que la necesitaba, pero no tardará mucho en regresar.
-Gracias, doctor... -La mujer se quedó pensando, ¿ese asunto era más importante que ella? Sí, en cierta medida sí, pero era por una causa muy en especial.
Eso la dejó un poco triste, pero a la media hora, Ninguang llegó dándole un beso en la frente. Ambas se tomaron de las manos.
-Me dijeron que todo salió bien. Solo una semana más, Beidou. Una semana y podrás verme de nuevo, como lo quieres, ¿no es así?
-No quiero darme falsas esperanzas, Ninguang. Pero si esto te hace feliz...a mí también. Y de verdad si te vuelvo a ver...maldita sea, hasta dejaré el ron para pasar muchos años de vida contigo.
-Oh, esa promesa vaya que es fuerte, aunque trato hecho. Que así sea. -Se rió ella.
Ambas fueron a descansar, especialmente por el hecho de que la operación había durado sus horas y Ninguang también necesitaba reposo, pues si bien no estuvo presente en la misma, no dejó de estar al pendiente de todos los sucesos, según ella, por supuesto.
Aquí lo interesante es que, pasada la semana, y llegado el momento de la verdad, sorpresivamente Ninguang le pidió al doctor que ella fuera la única presente para ver si había funcionado.
Y así fue, el doctor se retiró diciendo cómo se debía quitar el vendaje, que en realidad no tendría nada del otro mundo, y prefirió dejarlas solas.
-¿Estás lista?
-Estoy nerviosa, Ninguang. Por amor a los 7, hazlo ya...quiero ver si esta mierda de esperanza al menos funcionó para algo o solo alargó mi tormento.
-Funcionó, tengo fe en ello. -Ninguang retiró el vendaje, estaba atrás de Beidou, la pirata estaba sentada.
Cuando ella abrió el ojo, sorpresivamente para ella, sí vio, veía con perfecta claridad, incluso mejor de lo que ya lo hacía. Se llevó una mano a la boca, llorando de felicidad.
-Funcionó, Ninguang... ¡sí funcionó, no puedo creer que haya funcionado!
-Me alegra como no tienes idea, Beidou.
-¡Déjame verte, por favor! -Al mirar hacia atrás, la sangre se le fue a los pies a la pirata. Ninguang tenía una venda en su ojo derecho, ella sonreía, igual llorando. -N-no...¿qué fue lo que hiciste? -Sin terminar de creérselo, Beidou fue a un espejo, y sí, su nuevo ojo era de color ámbar, casi amarillo, nada que ver con su antiguo orbe rojo. -¡¿Ninguang, qué fue lo que hiciste?!
-Lo que era necesario...
-¡Me dijiste que sería un ojo reconstruido, no trasplantado! ¡¿Por qué me mentiste?!
-Beidou...me desgarraba el corazón que no fueras feliz. Te escuchaba llorar, no sabías que estaba ahí porque no podías verme, pero me rompía el corazón. Yo daría todo para que la sonrisa regresara a tu rostro, incluso en los momentos felices, parecías torturarte por no poder ver. ¿Querías ver tu anillo? ¿Qué esperas? -Ninguang se limpió las lágrimas.
Beidou hizo lo medido, y se llevó una enorme sorpresa al percatarse de lo bello que era. Se trataba de una tortuga de mar que tenía sobre sí a una gaviota, dos de los animales que más representaban al mar. Ahora la pirata comenzó a tranquilizarse.
-Te amo, daría mi vida por ti...un ojo fue algo barato, y ni siquiera me lo pensé dos veces en cuando me planteé la posibilidad. Sonará muy narcisista de mi parte pero...veme, Beidou. Veme y dime que soy hermosa, que soy la mujer a la que amas y que nunca te cansarás de verme. Aparte...creo que gané la apuesta. -Ninguang comenzó a sonreír, algo que sin duda conmovió a su contraria. Jamás pensó que la vería sonreír otra vez, y la tenía ahora, de frente. Por lo mismo es que se abalanzó contra ella, dándole de besos en repetidas ocasiones.
-Este ojo es una deuda que tengo contigo, Ninguang. Te pagaré con mi vida de ser necesario. No me molestará dártela, para nada, para nada. Quiero que sea tuya.
-Eso mejor dímelo en el altar. -Sonrió la mujer de geo, regresándole el beso a su amada pirata.
Por otra parte, en un lugar desconocido, Lumine replanteaba una serie de mapas con varios rayones, anotaciones, flechas, había investigado qué era lo que le había salido mal. Primero que nada, no debía volver a reclutar a nadie sin asegurarse de controlarlo mentalmente para que no la traicionaran. De cualquier manera, el problema ahora radicaba en que no tenía un ejército organizado. Había puñados de hilichurns y de magos, incluso de emisarios, el problema es que, así como estaban, era más que seguro que se repitiera el fracaso que había sucedido, necesitaba cuadros entrenados, disciplinados, pero eso le costaría tiempo.
Tenía ojeras, estaba completamente enojada todavía, sin terminar de creerse que había perdido. Ahora las siete naciones estarían alerta. Necesitaba un plan, uno que no fracasara...y aliados, especialmente aliados muy poderosos.
Dos años después de todo lo ocurrido, se llevaba a cabo una ceremonia para recordar el día de la victoria, aunque no es que fuera precisamente de celebración, o no todavía, pues las heridas seguían abiertas, dolían mucho, especialmente para los que habían perdido a alguien en la lucha.
Chongyun, preservadora, Ganyu, Paimon y Aether se encontraban en un mismo grupo mientras Ninguang, con su vendaje color dorado, llevaba a cabo los rituales y el discurso para recordar a los valientes caídos. La ciudad había sido reconstruida de manera excelente, a penas y daba la impresión de que algo había sucedido allí.
En algunos edificios todavía quedaban los orificios de las balas, de las explosiones de los cañones, las marcas elementales. Era el recuerdo vivo de todo lo que había pasado en las pacificas calles de la ciudad.
Terminado el discurso, los presentes se retiraron, en silencio. Al estar todos juntos, fueron a casa de Chongyun a dejar flores a un pequeño altar que le habían hecho a Shenhe. Era para recordarla, claro. El problema es que podía ser tomado como el altar a una fallecida. Aunque era solamente para que estuviera en casa para siempre, que era a donde pertenecía.
-Es un lindo gesto de tu parte, muchacho. Shenhe se veía hermosa ahí. No dudo que ahora se verá todavía más linda. -Dijo Preservadora, llevándose las manos al pecho.
-Lo dice quién es su vivo retrato. A veces te confundo con ella. -Se rió Ganyu, abrazando a su maestra.
-Mejor dicho, Shenhe es el vivo retrato de su madre. -Se rió.
En cuanto a Aether y Paimon, debían recolectar algunas hierbas en los pueblos cercanos, así como en las montañas. A decir verdad, el muchacho estaba bastante decaído ese día, dos años sin saber nada de la mujer a la que amaba le resultaba difícil de digerir.
Paimon se dio cuenta de ello, por lo que frunció el ceño.
-Oye, Tabibito, ¿por qué tan triste? ¿No te da curiosidad probar la comida casera de los pueblos de Liyue? La comida siempre sabe más rica en el pueblo que en la ciudad.
-Paimon, tú solo piensas en comer. -Se rió el muchacho.
-Oy, a Paimon le gusta comer rico. Paimon nunca se rebajaría a cualquier plato de segunda mesa. -El muchacho se le quedó viendo con cara de poco convencimiento. -Bu-bueno...en tiempos de guerra, cualquier hoyo es trinchera. ¡Si está rico, Paimon se lo comerá, así sea uno de esos platillos raros de Xiangling!
-Todavía recuerdo a los soldados comiendo la comida del Chef Mao antes de ir al combate. Parece que fue hace mucho tiempo. Pero solo tiene dos años.
-Cuando menos te lo esperes, habrán pasado otros dos años. -Sonrió la muchacha.
En la lejanía se veía caminar a una mujer que cargaba a un bebe en la espalda. La misma era alta, delgada, usaba un gran sombrero de cultivador de arroz que le cubría parte del rostro. Su cabello era rojo, corto, tanto así que le llegaba al cuello, y claro que sería una mujer cualquiera de no ser porque, cuando Aether la vio a los ojos, se dio cuenta que le era muy bien parecida.
Al principio, la pasó de largo, la mujer también lo vio a los ojos, y estar uno al lado del otro, se veían por el rabillo del ojo. Ella siguió su camino, apurando más su paso.
Aether volteó a verla, el niño que llevaba en la espalda era, de hecho, una niña, con los mismos ojos de la madre, aunque lo raro era que sus cabellos eran rubios, prácticamente del mismo color que el cabello de Aether.
-¿Di-disculpa? -Mencionó él, con la voz rota.
-¿Sí? -La voz le era bien parecida.
-¿Te conozco?
-No lo creo...recordaría perfectamente a alguien que va paseando a su mascota voladora.
-¡Oy, Paimon no es una mascota voladora! ¡Paimon es Paimon!
-¿Shenhe? ¿Eres tú? -El muchacho soportaba las lágrimas.
-¿Shenhe? -Preguntó Paimon. -Hum...es cierto, es bien parecida. Pero el cabello...
Cuando él trato de acercarse, rápidamente una barrera de hielo se formó entre él y la muchacha, la que rápidamente se disolvió. Shenhe miró al suelo.
-¡Es-estás viva! -Ahora sí, Aether se soltó a llorar. -¡Estás viva, Shenhe, estaba seguro, lo sentía en lo profundo de mi corazón, no podías haber muerto!
-Yo lo hice porque era necesario...no quiero volver a lastimarlos a ti o a Chongyun, mucho menos a mi maestra. Rex Lapis, en sus últimos momentos de vida me salvó, pues... -Antes de poder continuar, la pequeña que se encontraba en la espalda de Shenhe comenzó a hacer algunos sonidos. -Ahora tendría una responsabilidad muy grande.
-¿Es tu hija?
-Aether...es nuestra. Esa era la causa de mi bajo rendimiento en combate. Prácticamente es un milagro que no haya muerto en mi vientre, pero está aquí, sana, fuerte.
El muchacho se acercó una vez más, Shenhe se quitó a su hija de la espalda, llevándola ahora a sus brazos. Aether la veía con atención, era muy parecida a los dos, dándole un pequeño beso en la frente. La niña se le quedaba viendo de forma curiosa, sonriéndole.
-Es preciosa...¿cómo la llamaste?
-Chǒng'ér. Significa cielo. Claro, tendría que ser algo que tuviera que ver con mi maestra.
-Shenhe, ¿por qué? Ya no hay nada por lo que temer...la guerra acabó, nadie te persigue, puedes ser libre en Liyue, regresar para que todos sepan la verdad.
-No lo haré, Aether. El poco tiempo que estuve con ustedes...casi los término matando a todos. He pensado muchas noches en dejar a nuestra hija en mejores manos...de verdad siento un enorme terror de que un día yo pueda... -La muchacha comenzó a llorar.
-Shenhe, estás curada. Mi hermana te libero de su hechizo, los hilos azules no eran una farsa, lo que pasó es que secretamente te amarró con un hilo negro, con el que podía controlarte. Cuando peleé con ella, la obligué a libertarte. Estás a salvo, Shenhe.
-No lo sé, Aether. Recordar todo lo que pude haberles hecho...por favor, déjame, ¿no te basta con saber que estoy viva? Y llévate a Chǒng'ér, estará más segura en tus brazos que en los míos. Mi destino debe ser morir sola, y está bien, es lo mejor para todos.
-¡Eso no, Shenhe! ¡Ambas vendrán a la ciudad!
-Shenhe, Aether tiene razón. Por favor, regresa...nos haces mucha falta, a todos. Te extrañamos mucho, de verdad.
-Paimon...tú no estuviste ahí para verlo. He tenido muchas pesadillas con eso, lo siento tan real como esos días. No quiero que se repita.
-No se repetirá. Estás bien, y si algo llega a suceder, le diremos a preservadora que replique el hechizo, pero que sea ella quien tenga control sobre ti, ¿de acuerdo?
-¿Crees que pueda hacerlo?
-Dos años son dos años...han pasado muchas cosas.
-Si no puede...regresaré al exilio, incluso me iré de Liyue para que no puedas encontrarme ni por casualidad. ¿Estás de acuerdo con eso?
-Tengo fe en que funcionará...vamos, Shenhe. Todavía podemos hacer algo. -El muchacho extendió su mano, y Shenhe en vez de darle la suya, le dio en brazos a la pequeña Chǒng'ér. Él la cargó, sonriéndole. La niña seguía mirándolo de forma curiosa. -Hola pequeña...soy tu papá. Que linda eres...pareces el vivo retrato de tu madre y de tu abuela.
Durante el camino, la muchacha se mantuvo alejada, guardando la distancia entre sus acompañantes. Más de una vez pensó en escapar, dejándolos atrás otra vez, pues seguía pensando que era lo mejor.
Llegando a la ciudad, la muchacha se volvió a poner el sombrero, no quería que nadie la reconociera, y pues sí, así era. Nadie la volteaba a ver, más que algunos miembros de la geoarmada, pues claro que una persona vestida así se vería sospechosa. Solo que al verla con el viajero, o relativamente cerca de él, sabían que todo estaba bajo control.
Daba la buena casualidad de que Chongyun y preservadora estaban juntos. Seguía siendo una rara forma de ¿tía abuela? ¿Abuela? Seguía sin poder decirle de alguna manera, por lo que prefería llamarla "maestra". Su vínculo era, por supuesto, debido a Shenhe.
Cuando los vio, la muchacha se detuvo, haciéndose unos pasos atrás, eso hasta que Aether la tomó de la mano, sonriéndole a la vez que asentaba con la cabeza. Ella avanzó junto con él. Cuando sus contrarios los vieron llegar, claro que se extrañaron, ¿quién sería esa mujer de cabello corto y pelirrojo? Aunque al notar a la pequeña, a ambos les dio una extraña sensación de familiaridad.
-Aether, ¿quién es tu nueva amiga?
-Ella misma se los puede decir.
La muchacha simplemente no dijo nada, solo agachó la mirada, quitándose el sombrero. Al verse su rostro, no dejaba de tener los ojos en el suelo. Preservadora sintió que el aire se le iba, así que antes de caer desmayada, solamente dio unos pasos para atrás para acostarse en el suelo, pues no creía que lo veía.
En cambio, Chongyun buscó rápidamente una paleta para comérsela de golpe (ok, eso sonó mal :V), tranquilizándose un poco.
-¿T-tía Shenhe?
-Hola, Chongyun...
-Mi niña...¿dónde estuviste tanto tiempo? -Preguntó Preservadora, llorando de la alegría.
-Quería que estuvieran a salvo.
-¿Esa es mi nieta? -Dijo ella al ver a la pequeña. -¿Cómo se llama?
-Es Chǒng'ér. Y sí, es mi hija.
-Cielo. Como el lugar en el que se posan las nubes. Mi pequeña, no lo puedo creer. -La adeptus se levantó, dándole un abrazo a Shenhe, quien no lo regresó.
-Bueno...una vez te pregunté si querías una prima. Lo decía en juego, aunque...terminó siendo de verdad. -El muchacho solamente miró a otro lado, Chongyun se llevó una mano a la cara, medianamente enojado.
Al ver la niña, preservadora le dio un beso en la mejilla, cargándola ella. Al final de cuentas, estaba muy emocionada al ser su primera nieta, y claro que esperaba que no fuera la última. Se parecía tanto a Shenhe, aunque claro, tenía los rasgos de Aether.
Era toda una reunión familiar.
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Ok, le dejaré aquí ya que a zu makina 5000 palabras!!!
Al comienzo dije "2000 y le dejo" Pues el último capítulo fue una representación de todo el fic...me alargué un chingo
No subí capítulo el lunes porque...creo que no lo alcancé a terminar, y porque me centré en otro fic, así que...ehe De hecho y aprovechando el espacio, voy a hacer el comercial uwu
Publiqué un nuevo fic, como podemos ver, es uno donde se centra en el Yuri y el primer capítulo tiene como protagonista a Shenhe :v
Espero sea del agrado de las personas que consumen este contenido uwu ojalá se den una vuelta
Nos vemos la próxima semana ahora ya sí con el último capítulo de la historia, el que prácticamente sería el epilogo de todo este degenere que tardé 6 meses en acabar...Jesús.
Siempre tuyo:
-Arturo uwu
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