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Capítulo 21.-Malos pasos.

Las cosas se complicaban en el frente, el ejército de salvación tenía varios frentes estancados, con la puerta de piedra en poder de los leales al gobierno, ya habían entrado varias tropas de las brigadas internacionales de Mondstandt, por lo que su ventaja numérica se vería recortada.

La situación se estaba complicando, al menos tenía asegurada la cabecera de la ciudad, aunque en base a que los leales al gobierno bajaban cada vez más de las montañas, la cosa se ponía difícil.

El único frente que iba bien en realidad, era el que mantenía Nobile, quien seguía con la conquista de la montaña Aozang y sus alrededores, así como mantener el frente en Jueyun, donde se evitaba a toda costa que los guerrilleros que se encontraban ahí bajaran por el corredor que se había logrado, además de atacar todos los suministros que se pudieran, el frente ahí no se había estancado, pues algunas leves conquistas llegaban por parte del pelirrojo.

Eso le sorprendía mucho a Lumine, pues con tanta preparación y para que sus generales se vieran incapaces de poder hacer algo al respecto con las tropas levantadas, la moral en algunas zonas era tan baja que incluso los soldados alzados se volvían a enrolar a la geoarmada en vista de que todo caía en picada.

Y con la enfermedad de Shenhe, la cosa no es que fuera para mejor, pues su mejor guerrera, su ejército de una sola persona, se encontraba inactivo, pues la enfermedad la tenía en cama, y a pesar de todos los esfuerzos de Baizhu por "curarla" nada funcionaba.

Curiosamente, el doctor preparaba algunas infusiones para intentar que Shenhe pudiera levantarse de la cama, solo que claro, no eran infusiones benéficas, sino que eran para que su cansancio se agravara, así como sus sudores, solo que claro, tenía el cuidado de que lo que le sumistraba fuera agresivo con el próximo bebe que ella tendría, así que por esa parte estaba bien.

De todos modos, Lumine comenzó a sospechar, algo no andaba bien, y tampoco es que confiara demasiado en Baizhu, pues los heridos en combate tardaban mucho en recuperarse siempre que llegaban a sus manos, mientras que los demás médicos tenían todo bien.

Algunos combates se registraban en las cercanías de un punto importante para el Abismo, que era justamente la fábrica de armas, la que estaba celosamente cuidada para que no cayera en manos enemigas, aparte era en una cueva, un lugar de difícil acceso. Ahí mismo se encontraba Yao Yao, quien trabajaba a prisa con tal de poder satisfacer la demanda de madera que se necesitaba para continuar el conflicto.

Curiosamente, Beidou y Ninguang seguían vagando por las montañas y las praderas con tal encontrar un lugar seguro, pero habían caído en un nido de ratas. Cuando menos se lo esperaron, se escucharon la detonación de varias flechas, claro que Beidou usó su escudo de electro para bloquear el ataque, además de lanzar el contraataque respectivo.

Varios soldados rebeldes y hilichurns comenzaron a rodearlas, cada una empezó a prepararse para la batalla que se avecinaba.

-Tratamos de mantenernos al margen, pero creo que ya no será posible. -Mencionó Beidou.

-Siempre estuve lista para este momento. Hagamos esto rápido, no hay que llamar demasiado la atención.

Cuando estaban por lanzarse contra el enemigo, una sorpresa cayó para ambos bandos, pues una granada de humo fue lanzada, la que estalló y, claro, inundando toda la zona de humo. Cuando menos se lo esperaron, escucharon gritos humanos, los mismos eran de una carga que se hacía sobre el enemigo.

Al disiparse el humo, se pudo ver cómo es que algunos guerrilleros entraban en la acción, masacrando a los soldados enemigos y a los hilichurns, pues también las ballestas hacían su trabajo. Al recuperarse de la sorpresa, las dos mujeres se lanzaron también al ataque, sonriéndose para ellas.

Hicieron retroceder al enemigo, los soldados celebraban la victoria, aunque claro, cuando se percataron de a quienes habían salvado, se llevaron una enorme sorpresa.

-Lady Ninguang, capitana Beidou... -Sonrió uno de los soldados. -Pensábamos que estaban muertas.

-No por mucho tiempo. -Sonrió Beidou. -De no ser por mí, esta princesita hubiera muerto la primera noche comida por una ardilla, así que ustedes despreocúpense por eso.

-Oh, aunque sin mí, tú te la hubieras pasado en crisis, capitana.

-Eso no importa. -Dijo ella, herida en su orgullo. -¿Saben algo de Kazuha?

-No hay noticias todavía. Seguimos buscándolo, creemos que hay una base cerca de aquí, la estamos buscando. No nos vendrían mal los refuerzos, somos pocos y se nos acaban los recursos.

Ambas amantes se miraron.

-Me parece bien. -Se sonrieron al decirlo al mismo tiempo.

Por parte de Aether, él y preservadora ya habían destrabado un poco la situación en la montaña Hulao, de todos modos, debían seguir resistiendo en vista de que ahora Nobile se encontraba por la zona, y no es que fuera precisamente algo para estar tranquilo, a diferencia de si fuera cualquier otro general o comandante del abismo.

Si ellos dos habían casi derrotado a Shenhe, estaban seguros de que Nobile no sería la gran cosa. De todos modos, lo preocupante fuera la cantidad de tropas que pudieran perder al estar él a la cabeza de la operación.

Seguían pensando en Shenhe y en qué hacer con ella. Chongyun seguía en el hospital de campo, ya recuperado pero tenía que descansar todavía. La cicatriz se le quedaría, eso sí, solo que le dolía más que fuera causada por su tía.

Pensaba mucho en lo que le había dicho, que era mejor que se mantuvieran alejados de ella, todo había sido causado por un revés, esa no era su verdadera tía, era un ser maligno que debían extirparle.

Se preguntaban si había alguna forma de revertir el hechizo, aunque al ser magia abismal, la misma era desconocida para Preservadora, quien, sin la ayuda de Rex Lapis, no tenía mucho por hacer. Por suerte fue que Aether cayó en cuenta que no debían buscar un contra hechizo, sino, más bien, que éste se revirtiera o se cancelara, y eso corría a cuenta de Lumine.

-Tu hermana es la líder del abismo, Aether. Si vas, seguramente no regresarás, dudo que te lo permita, y más si tomamos en cuenta que eres el mayor peligro para ella.

-Sí, tienes razón. Pero es la única forma de poder tener a nuestra Shenhe de regreso. Ella es la única con el poder de cancelar ese hechizo.

-De cualquier manera, debes ser cuidadoso. -Comenzaba a anochecer. -Hay que descansar, mañana será igual de ajetreado. Aparte hay que cuidar que Chongyun siga recuperándose.

-Me doy cuenta que, si Shenhe es como tu hija, tú serías para Chongyun algo así como su tía abuela.

-Prefiero no pensar en eso. Solo sé que él era importante para mi pequeña...por eso es que no permitiré que le suceda nada malo mientras ella está ausente. Es lo que ella hubiera querido.

-No lo dudo. Cuenta conmigo en eso, aparte de todo.

Con la noche, caían también algunas de las escaramuzas nocturnas, pero eso no era lo preocupante, pues en algunas ocasiones, y sin ser obra de los leales al gobierno, muchas veces aparecían masacrados hilichurns y soldados del abismo, incluso un emisario llegó a aparecer con la cabeza cercenada y puesta en una pica, lo que aterrorizó a varios miembros de la geoarmada que concluyeron que eso solo lo podía hacer un monstruo.

Era luna llena, por lo mismo es que un pequeño grupo de soldados del abismo se encontraba caminando con tal de llegar a reforzar sus líneas, y teniendo a la geoarmada pisándoles los talones, lo mejor era apresurarse.

Mientras caminaban, se escuchó un ruido extrañó, y para sorpresa suya, el último miembro de la fila había desaparecido al tratar de gritar, solo que viéndose acallado súbitamente. Lo único que quedó de él fue su lanza, la que cayó al suelo.

El siguiente en desaparecer fue el primero de la fila, al estar todos concentrados en lo que le había pasado al último de ésta, se distrajeron. Se escuchaba un ruido parecido al viento, lo que no se entendía era, ¿qué lo provocaba?

Cuando pudieron avistar a la criatura que los cazaba, nadie pudo contener el temor, pues un destello color verde reflejaba la luz de la luna, se podía ver una figura humanoide en la copa de un árbol, y ésta se lanzó contra ellos, haciendo aparecer estalagmitas de anemo que se enterraban en los soldados.

La geoarmada podía escuchar los gritos de desesperación y miedo en la lejanía, fueran o no de los suyos, se apresuraron a correr para ver qué sucedía, llevándose la sorpresa de que, al atravesar un pequeño matorral, se encontraron a toda una sección de soldados muertos, partidos a la mitad, decapitados, destrozados, prácticamente la sangre les llegaba a un centímetro de las botas por tanta matanza que había pasado.

Nadie se explicaba lo sucedido, era una carnicería, no parecía que hubiera responsable a kilómetros de ahí.

Aunque sí lo había, un alto mando de aquella sección se arrastraba con desesperación, tenía las piernas destrozadas, aquel monstruo que masacró a todos sus soldados se quitaba la máscara, era Xiao, pero con los ojos negros y las venas de su rostro de ese mismo color, las pupilas las tenía rojas, daba incluso más miedo sin su máscara que con la misma.

-¡¿Dónde está ella?! -Tomó al soldado de los hombros, alzándolo del suelo, el pobre diablo solo gritaba de miedo.

-¡¿D-de quién me hablas?!

-¡De Shenhe!

-¡No sé quién sea, déjame ir!

-¡Es esa mujer de cabello blanco, alumna de una adeptus, que puede manejar el cryo!

-¿Preservadora del desastre? ¿T-t-te refieres a ella?

-Así es... ¡¿dónde está?!

-¡No lo sé, la sacaron de las líneas de batalla, está enferma, debilitada, así que poco puedo decirte!

-¿En dónde está? Si sabes esa información, sabes lo demás. -Xiao tomó uno de los dedos del soldado y se lo quebró, causando que gritara de dolor.

-¡En el puerto, ahí está, seguramente en el cuartel general de la geoarmada, no sé más! ¡Y si no está ahí, seguramente en Lingju, déjame ir, no me mates!

-Con eso me basta. -Xiao dejó caer al soldado, que volvió a gritar debido a sus piernas rotas. Poniéndose la máscara, ya sabía en dónde buscar para poder obtener su venganza. El asesinato de su padre no quedaría impute, o eso era lo que él se juraba.

Mientras tanto, Lumine seguía constatando el avance de la enfermedad de su arma, era nulo, así que, ante las presiones que había, y las sospechas que tenía respecto a Baizhu, decidió que lo mejor era actuar.

Su decisión era la de mandar a Shenhe al frente sin importar su estado de salud, pues había tenido suficiente descanso.

-¡Pero princesa, Preservadora del desastre todavía no se encuentra bien, debe descansar, su salud es inestable todavía, eso podría costarle la vida!

-Silencio, yo soy quien tiene la última palabra. Así que punto final, usted siga ateniendo a los heridos, aunque no es como que sea muy bueno en eso, doctor.

-Princesa, mis heridos son bastante graves, tardan su tiempo en recuperarse.

-Como usted diga. Arma, vámonos ya.

-Sí, princesa. -Preservadora del desastre apenas si se podía mover, aunque no dudaba que el calor de la batalla la reanimara en la medida de lo posible. Ahora Baizhu estaba muy preocupado, pues ya el embarazo había avanzado una semana más, que aunque no sonara mucho, podría afectar a futuro. Las cosas no estaban listas todavía.

Los soldados ya habían terminado de despejar la base del abismo, se habían encontrado con la que, sin duda, era una mina de oro. Tenían capturada una fábrica de armas con la que podían asestar un golpe muy fuerte a Lumine.

Sin embargo, no todo era alegría y cosas buenas, pues cuando menos se lo esperaron, encontraron a Yao Yao desmayada en el suelo, los soldados fueron a auxiliarla de inmediato.

-¡Lay Ninguang, debe ver esto! -Farfulló uno de ellos.

-¡Yao Yao! -Gritó Beidou, asustada, corriendo para tomar a la pequeña en brazos. -¡Estáis bien, ¿qué fue lo que os hicieron?!

-¿Ya puedo descansar? -Preguntó, notoriamente cansada.

-Hay que sacarla de aquí. Revisen que no haya más de los nuestros en este lugar. -Ordenó Ninguang.

-La llevaremos al campamento, si está herida todavía podemos llevarla con un cirujano de campo, solo que hay que darnos prisa.

-¿Sabes dónde está Kazuha?

-No lo he visto, capitana. Ahora solo quiero dormir... -La pequeña cerró los ojos, Beidou se asustó bastante, pero al comprobar que tenía pulso regular, supo que la cosas estarían relativamente bien. Lo importante en ese instante era sacarla de ahí inmediatamente.

Al menos ya habían encontrado a uno de los desaparecidos, faltaban Baizhu y Kazuha, que claro, para todos eran importantes, así que no debía fallar. Si es que Yao Yao se encontraba en peligro de muerte, salvarla era la enorme prioridad.

La victoria había sido triple: se capturaba una guarnición golpista, se rescataba a Ninguang y a Beidou y por último, se había localizado a Yao Yao.

Se tenían noticias de Keqing, pero no de la mejor manera. Se había visto comandando tropas del abismo, y como era de esperarse, lo hacía bastante bien, el detalle era que solo atacaba a herir a los soldados, no los mataba, pero eso no importaba mucho cuando su ejército sí que hacía retroceder a los aliados.

Justamente ella se encontraba dirigiendo una emboscada a unos soldados leales al gobierno, ella misma estaba en primera fila. Cuando la sección pasaba por el lugar donde se les esperaba, ella lanzó una cuña, la que causó que toda la columna se detuviera, extrañada.

Cuando ella se teletransportó a ese lugar para empezar a atacar a la velocidad, literalmente, del rayo, fue sus soldados también salieron al combate.

-¡Retrocedan, son demasiados!

Keqing chocaba espadas con uno de los líderes de aquella patrulla, deteniendo su espada para darle una patada de media luna y derribarlo, y apenas lo hizo, se fue con el siguiente objetivo.

-¿Por qué no me remató? -Se preguntó el soldado, que tomó su arma y combatió con un hilichurn que no le iba a tener piedad.

Cuando Keqing vio que uno de sus oficiales caía al suelo tras un sablazo en su cuerpo, ella se transportó hasta el cuerpo, colocando una nota en el bolsillo del mismo.

-¡Retirada! -Ordenó ella.

-¡Pero los tenemos a nuestra merced!

-¡Se esperaba un refuerzo, no somos suficientes contra ellos!

-¡Maldición! -Los golpistas empezaron a retirarse mientras los arqueros salían de sus puestos para evitar que el enemigo los persiguiera.

Y sí, al final de cuentas, varios soldados a caballo iban llegando, lo que significaba una ventaja para los leales al gobierno.

-¡Carajo, debimos haber llegado hace dos minutos y hubieran sido nuestros!

-O rodearlos. Keqing estaba con ellos...pudo matarme, pero no lo hizo.

-Chicos, tengo algo que les va a interesar... -Un soldado registraba el cuerpo del oficial golpista, dando con lo que era un mapa que marcaba rutas de abastecimiento, así como cuarteles y guarniciones, aparte de una serie de órdenes que se contemplaban para una semana.

Se tenía un tesoro en todo el sentido de la palabra, pues aquello ayudaría muchísimo a no solo mantener el frente, sino romperlo en favor de los leales al gobierno.

Shenhe y Lumine llegaban a uno de los principales cuarteles que se habían construido, el detalle era no muy complicado, el arma se notaba cansada, además de muy sensible del cuerpo, esas nauseas no la dejaban en paz.

Lo primero que hicieron al llegar fue ir con el médico de campo, que pidió a Shenhe recostarse sobre la cama, pues sí que las cosas estaban raras en cuanto a su enfermedad, que pasaba el tiempo y simplemente no había avance alguno.

-La quiero lista en tres días. Tengo la sospecha de que Baizhu hace todo lo posible por retenerla en cama...averigua qué es lo que tiene.

-Sí, princesa.

El médico de inmediato puso manos a la obra, Lumine contemplaba cómo es que sus tropas entrenaban, las mismas se notaban desgastadas, se hacía lo que podía. Comenzaba a sospechar que si la guerra continuaba como hasta ese momento, perdería, y no habría otra oportunidad de derrocar a Celestia como no fuera esperando otros 500 años más, cosa que no estaba dispuesta a ceder, ni aunque fuera lo último que hiciera.

Shenhe era su única esperanza al ver que su ejército no daba el ancho deseado. Malamente, por más soldados que tuviera reservados, los mismos no bastarían, pues incluso los contingentes que podía traer de Mondstandt y de Sumeru eran detenidos por los soldados de aquellas naciones. Todos sabían que lo que sucediera en Liyue, sucedería en toda Teyvat, por lo mismo es que Lumine era tan reacia a perder en su intento inicial de revolución.

Pasados los días, las cosas habían dado un vuelco a peor para el abismo, incluso el frente de Nobile, el que era más fuerte, ya estaba sufriendo perdidas y retiradas, los guerrilleros bajaban más de las montañas, tomaban vías de abastecimiento, atacaban directamente a las guarniciones y cuarteles, como si supieran exactamente dónde estuvieran.

Y pues sí, así era.

-Habrá un espía entre nosotros. -Dijo uno de los emisarios.

-Seguramente, ¿pero quién?

-No, no fue eso. -Intervino Keqing. -Nuestros espías en el ejército enemigo nos han informado de que un alto mando murió, y en su uniforme traía información muy valiosa, mapas, órdenes. Habrá que reorganizar todo si queremos evitar más bajas.

-Eso nos costará mucho tiempo, reajustar las estrategias, no tanto, pero mover todas las guarniciones, no será tarea sencilla.

-Mientras menos tardemos, será mejor. Hay que darnos prisa. -Mencionó Keqing, decidida. No importaba lo rápido que lo hicieran, ya sabía cómo actuar para que los golpes al abismo fueran más certeros.

En cuanto a Preservadora del desastre, ella estaba sentada en la cama donde reposaba, el médico tenía el diagnostico después de tenerla algunos días en observación.

-Parece ser que hay mejoría, le pedí que me dijera qué era lo que su antiguo médico le sumistraba, parece que nunca le dijo, lo que es verdad es que era una bebida amarga y parece ser que eso era lo que la mantenía cansada, pues ya no hay fatiga como antes. Lo que es un hecho, es que sus síntomas apuntan a una enfermedad por presión. Es como si se reprimiera, o reprimiera lo que siente, eso también enferma, lo que no entiendo es...por qué.

-No diga más, doctor. Con eso es suficiente. -Lumine tomó su espada y la colocó en su cinturón, ya sabía qué era lo que tenía que hacer. -Dele las medicinas necesarias a mi arma para que pueda estar en combate lo antes posible.

-Sí, princesa.

Lumine sospechaba que la enfermedad era causada por su otra yo, por la verdadera Shenhe, que siempre trataba de luchar para que Preservadora del desastre no tuviera el control. Sonaba lógico, pero no iba por ahí la cosa, ni por asomo.

Lo que sí, es que ella estaba bastante enojada, apenas si podía contener su enojo, solo que trataría de guardarlo para cuando fuera el momento indicado.

Aether y Preservadora, así como Chongyun, ya se podían dar un respiro, pues tras esos dos días de intensos combates, habían podido unir el frente para apoyar a los de Jueyun y, con ayuda del camino que tenían capturado, lo importante era que ya no sufrirían por desabasto, pues aquella ruta los tenía bien abastecidos, y sumado a que sus soldados ya llegaban hasta más allá de la posada Wanshu, tenían todo preparado.

Calculaban que a la guerra ya no le quedaría más de un mes, esperaban que dos semanas fuera el mínimo de tiempo para retomar Liyue y así el poder, pues si tomaban el puerto, podrían tener a primera mano toda clase de armas y soldados extranjeros.

De hecho, era curioso, pues mientras el abismo estaba corto de armamento, con eso de que ya no tenían todas sus armerías, no contaban con refuerzos a pesar de tener en todas partes del mundo, mientras que desde Sumeru y Mondstandt llegaban brigadas internacionales cada día al tener la puerta de piedra y no haber perdido puntos fronterizos con Sumeru, de ahí que eso fuera de suma importancia.

Lo único en lo que Aether podía pensar era en buscar una solución para Shenhe si es que volvían a encontrarla. Lo mejor era capturarla y así poder evitar que continuara en manos enemigas, lo segundo recaía en que tenían que llegar a Lumine para que rompiera el hechizo, y solo así poder asegurar de que ella no sería manipulada otra vez.

Lumine llegaba al campamento de donde había salido, Baizhu se apresuraba con sus heridos, dándole medicamentos que solo aliviaban el dolor de forma temporal, pero todo era por eso mismo, para que tardaran en ir al frente, eran soldados de elite.

Apenas localizó su lugar de trabajo, Lumine abrió la puerta de golpe, Baizhu volteó, sorprendido.

-¿Traen más heri...? -Lumine desenvainó su espada y la enterró en su pecho, atravesándole el corazón. Lo veía con bastante odio.

-Fue un error haberte traído en primer lugar. Si hubieras colaborado bien conmigo, ¡esto no te pasaría, desgraciado! No hay diferencia de si te mato o te sigo manteniendo trabajando para mí, ¡no me sirves ya! -Al retirar su espada del cuerpo de Baizhu, éste cayó al suelo, con los ojos abiertos mientras se llevaba una mano al pecho, comenzaba a crearse un charco de su propia sangre. -La revolución triunfará con o sin ti, doctor. Elegiste mal no haberme sido fiel...

Ella se fue, dejando en el suelo a Baizhu, que se arrastraba para intentar tomar algunas medicinas que le cerrarían las heridas, y al tenerlas en sus manos, su mano cayó por falta de fuerza, desparramando las pociones que le ayudarían. No había nada que hacer.

Yao Yao, Ninguang y Beidou llegaban al campamento base, en el mismo se encontraba Ganyu con algunos de sus generales para analizar los mapas que se tenían capturados, ella estaba ya más tranquila, pues se había percato inmediatamente que la letra encontrada en las cartas con las órdenes del ejército golpista era de Keqing.

Ahora entendía muy bien por qué se había pasado al bando contrario, y como la guerra se iba perdiendo, ya no tenía sentido mantenerse fiel a Lumine, aparte de que pasaba información de forma creíble y que, mientras nadie viera la letra de esos documentos, no se sabría que fue ella.

Apenas la secretaria vio a su antigua jefa, sonrió, corriendo para abrazarla.

-¡Lady Ninguang, capitana Beidou, están vivas! ¡Y traen a Yao Yao!

-Sí, digamos que no la tuvimos fácil. -Mencionó Beidou, haciendo un gesto de que tenía recuerdos de Vietnam.

-Lo importante es que estamos aquí. -Intervino Ninguang. -Me alegra que hayas tomado la batuta de nuestro pueblo, Rex Lapis estaría muy orgulloso de ti.

-Gracias por el cumplido. Le cedo el mando de su ejército. Usted y la capitana son mejores estrategas que yo, así que, no les estorbaré más. Keqing es nuestra informante. -Le enseñó las cartas, Ninguang las leyó y, en efecto, era su letra.

-Eso explica por qué se pasó al bando enemigo. Supongo que hizo bien, pero en alguien debe recaer el peso de todo lo que ha pasado.

-No importa. Cuando ganemos, es más importante reconstruir en vez de seguir destruyendo, ¿no le parece, Lady Ninguang?

Beidou asentó con la cabeza, Ninguang solo sonrió mientras negaba. Al final, no podía negarse a lo que aquellas mujeres le decía, tenían razón quisiera o no.

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Jeje, boy

Ya se están atando varios cabos sueltos uwu

Ya no falta mucho para el final, en sí todavía no puedo calcular cuántos capítulos faltan con exactitud, pero puedo decir que muchos no son. 

Se está cerrando la pinza de la historia, y bueno, siento que con lo de Baizhu...más de uno me va a querer matar. Pero hey, no va a morir Qiqi :D ni tampoco ha muerto Keqing...¿o tal vez...?

Jeje, estoy seguro que muchos esperan el reencuentro entre la cabrita y la gatita jsjsjs todavía no es la hora, pero llegará, así como el Lemmon Beiguang y se sabrá el paradero del Kazuelas. 

Nos vemos el lunes, voten y comenten si les gusto, espero que así haya sido uwu

Siempre tuyo:

-Arturo.

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