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Capítulo 2.-Temor a lo desconocido.

Las prácticas de Shenhe y Aether seguían en pie, en realidad no es que todo fuera perfecto o, por lo menos, pasable. Muchas de las pruebas sí que las aprobaba y de forma más o menos satisfactoria, dependiendo de cómo hiciera sentir a sus contrarios.

Por ejemplo, si alguien le sonreía después de una compra o de una buena acción, ella regresaba el gesto de forma linda, y eso era lo mejor que podía suceder.

Lo peor era cuando una persona se portaba grosera con ella, ahí detonaba su violencia natural, razón por la cual, si bien no era algo físico, verbalmente podría ser bastante dañina, insultando a rajatabla, fuera quien fuera quien la sacara de sus casillas, lo que, por suerte, casi no sucedía.

Ambos se encontraban en la casa después de un largo día de práctica, los dos se encontraban de nuevo en la cama y en la hamaca de forma respectiva. Comprar esa colcha sí que había funcionado y, sin embargo, la dama de cryo seguía sintiendo un frío que no terminaba de entender, pero le costaba trabajo conciliar el sueño debido al mismo.

-Me alegra que has ido progresando. A tu ritmo, claro, pero no por eso es malo. Solo es cosa de controlar un poco más tu temperamento y estaremos sanos y salvos. -Rió él.

-Me cuesta mucho trabajo...incluso con mi alma atada. Supongo que debería buscar maneras de tranquilizarme cuando me crispo.

-Respira, cuenta hasta 4, exhala, cuenta hasta 4. -Sonrió el muchacho. -Eso suelo hacer yo cuando me enojo con Paimon.

-Lo probaré cuando lo necesite.

-Esperemos que no sea pronto. Buenas noches.

-Hasta mañana... -La inexpresiva mujer miró a Aether por varios segundos, llevándose las manos al pecho. A pesar del calor que sentía por la colcha que tenía, esa sensación de frío no podía ignorarse así sin más. -Oye... -Le dijo.

-¿Sí?

-¿Te molesta si dormimos juntos?

-Para nada... -Respondió él, extrañado.

No le molestaba que así fuera, le apenaría un poco el que algo dentro de sí se saliera de control y Shenhe lo notara, eso lo mataría de vergüenza, aparte de que no quería hacerla enojar. De cualquier manera, ya tenía una estrategia para evitarlo.

Tomando una de las almohadas que eran, más que nada, decorativas, la puso en medio de ambos, así si es que él llegaba a tener una para nada deseada erección, no se daría cuenta.

-¿Por qué querías que durmiéramos juntos? -Dudó él.

-Tengo frío todavía, y cuando compartiste cama conmigo, no lo tuve.

-Yo tengo calor, irónicamente. Pero está bien, la cama es cómoda.

Ella lo abrazó con fuerza, ese vacío que sentía en el alma y el calor que le faltaba a su corazón se llenaron, iluminándola de una manera en que pudo cerrar sus ojos para finalmente dormir.

El muchacho lo interpretaba de una manera simple: tantos años sin afecto humano, durmiendo sola y sin calor, la hacían necesitar del mismo para poder dormir. En pocas palabras, Aether era el oso de felpa que Shenhe necesitaba para dormir. Y sí, su indagación era de lo más acertada, ahora que podía tener todo lo que había deseado desde hacía tantos años, no lo desaprovecharía.

Aether colocó su mano en la cabeza de su amiga, mirándola dormir, tan tierna y que transmitía una inmensa paz. Prontamente bostezó de forma pesada, quedándose dormido al poco rato.

Despertando a la mañana siguiente, a él le costaba trabajo respirar, sentía como si le apretaran el tórax, y solo al abrir los ojos, se percató que Shenhe lo tenía bien abrazado a ella, y que su pecho estaba pegado a los senos de la mujer.

-Shenhe...me estás ahogando. -Le dijo con notoria dificultad. Con la fuerza para cargar una piedra, sus más fuertes abrazos seguramente romperían alguna que otra costilla.

-Hum... -Ella seguía dormida. Él se las ingenió para darle un pequeño shock eléctrico en la nuca, cosa que la hizo despertar. -Buenos días, Aether...¿por qué te estás poniendo rojo? Oh...aunque ahora parece un color morado.

-¡Me estás asfixiando, por amor a los Arcontes!

-Ups. -Ella lo soltó, regresándole el aliento al muchacho.

La siguiente misión constaba de recargar provisiones una vez habían desayunado y recogido todo en la casa. Las prácticas debían seguir en marcha para que la reintroducción de la dama de cryo se diera no solo lo más pronto posible, sino de la mejor manera.

El muchacho calculaba que, al menos, llevaban un 40% de lo necesario, claro, apenas llevaban 6 días de "entrenamiento" y visto de esa manera, hizo que la aprendiz de adeptus se comprometiera todavía más con eso. Para ella, no debía haber un entrenamiento que no le saliera a la perfección y sin dificultad. Claro que solo supo dónde era mejor picar para extraer el oro más rápido.

Tanto Aether como Zhongli se encontraban en el mercado, Paimon distraía a Shenhe para que no supiera del plan que tenían entre manos, lo cual pondría a prueba su agresividad.

-¿Entonces quieres que la empuje del hombro con la fuerza para tirarle lo que lleve en sus brazos?

-Así es.

-¿Por qué?

-Es una historia larga y difícil de explicar, pero si lo haces, ganarás buen mora.

-Odio que te aproveches de mi situación económica. Lo haré, pero después me lo explicarás ya que da la impresión de que no hay tiempo, de todos modos, esto no me termina de gustar.

Dicho y hecho, Shenhe iba cargando varias bolsas en sus brazos, por lo mismo es que, cualquier golpe fuerte, podría hacerle caer todo lo que sostuviera. Paimon iba a su lado, enterada del plan, Zhongli caminaba con prisa y de forma pesada, la cantidad de gente era más que suficiente para que eso se viera como un accidente, por supuesto.

Apenas sucedió, dio la sorpresa de que Zhongli dio un paso atrás por el impacto con el que había golpeado a Shenhe, y las bolsas que ella llevaba ni siquiera se cayeron, no se movieron para nada, así como tampoco su cabello.

-Tenga más cuidado, caballero. -Le dijo ella, con una expresión molesta, pero que luego relajo para convertirla en una sonrisa amable. -Por favor.

-Po-por supuesto... -El antiguo arconte, por clarísimas razones, había quedado anonadado, no solo no causó que nada se cayera, sino que incluso él fue empujado atrás por la fuerza del golpe. <<No puede ser humana...>> Se dijo.

Al llegar con Aether, era claro que él tenía la misma expresión de sorpresa que Zhongli, pues no se podía creer que el plan resultara fallido, pero no por el comportamiento de la muchacha, sino porque lo que se esperara pasara, no pasó ni por asomo.

-¿Por qué esa expresión, viajero? Paimon piensa que viste a un fantasma.

-N-nada...Shenhe, reaccionaste muy bien ante lo que pasó, la sonrisa que hiciste no pareció falsa.

-Ya he ido aprendiendo. -Mencionó, inexpresiva otra vez.

Todo iba bien hasta que, por mala suerte, alguien aprovechó la distracción y tomó el monedero de Shenhe con cuidado y sin que nadie más se diera cuenta, por lo mismo es que empezó a caminar como si nada. Sin embargo, ella lo miró por casualidad, y fue que al notar que tenía un monedero muy parecido al suyo, es que revisó sus bolsillos y se dio cuenta que se lo habían sustraído.

-¡Oye, tú! -Exclamó, el ladrón de inmediato volteó y se echó a correr.

-¿Qué sucede? -Preguntó Aether, confundido.

-Se llevó mi dinero. -No fueron necesarios más de dos saltos que ella dio para incluso ponerse delante de él. El ladrón rápidamente intentó soltarle un golpe a la mujer de cabellos blancos, y por supuesto que solo quedó en intento, ya que ella le agarró el puño para darle un golpe en la clavícula que causó que su oponente diera unos pasos para atrás.

-¡Shenhe!

Ella lo tomó del cuello, alzándolo del piso, el ladrón se sujetó cómo le fue posible, y así ella le quitó el monedero que guardaba en su chaleco.

-Tomaré lo que me pertenece. -Sin más, ella lo arrojó contra un montón de cajas, causando que las mismas se rompieran por el impacto y que la gente empezara a huir asustada.

En cuanto llegó la geoarmada, de inmediato se quedaron sin saber a quién arrestar, si al pobre diablo que quedó hecho polvo en las cajas o a la mujer que se encontraba de pie. Sin embargo, Aether llegó para ponerse delante de ella, impidiendo que eso pasara a mayores.

-Señores, a la persona que buscan está por allá. -Señaló con la mirada las cajas destrozadas.

Solo una persona se mantenía en ese espectáculo, y era Lan, del gremio, que rápidamente se acercó con Shenhe.

-Veo que se le da bien golpear criminales, ¿de casualidad busca trabajo?

-¿Trabajo?

-Sí, en el gremio de aventureros. Sin duda alguna te vendría muy bien, dudo que cualquier persona con más de dos dedos de frente quiera contradecirte.

-Lo siento, Lan, pero Shenhe no está disponible por ahora, ella ya tiene trabajo.

-No es verdad...

-¡Shhh! -Masculló él. -Si el gremio tiene algún encargo, yo puedo encargarme del mismo, no se preocupen por eso. -Dijo, nervioso.

-Ok...si lo reconsideras, ven al gremio, Katherine y yo estaremos encantadas de atenderte. -Sin más, Lan se retiró, Aether suspiró, tomando de la mano a Shenhe para que ambos se fueran corriendo de regreso al departamento, Paimon cargaba algunas bolsas, por lo mismo es que volaba más lento.

-¡Oigan, esperen a Paimon!

El departamento en donde Keqing, Ganyu y Baiwen vivirían ya se encontraba listo para ser habitado, de ahí que las 3 entraran al mismo, disfrutando de la bonita vista que tenía, así como que la misma era muy espaciosa, y era realmente acogedor.

-¡Wow, que lindo que es! ¡Todo es tan tradicional, me recuerda mucho a la Cámara! Solo que menos lujoso, claro. -Mencionó Keqing, emocionada.

-Es muy bonito, sin duda. -Continuó Baiwen.

La única que no daba su opinión era Ganyu, ella recorría todas las habitaciones de la casa, percatándose de algo que, en un primer momento, la extrañó bastante.

Los colores eran del palo amarillo y café, el piso amaderado obscuro resultaba muy lindo, así como los colgantes de las velas, las lámparas, y la sala, aparte de la cocina. Vaya que Ninguang no había escatimado para nada en darle un lujo a sus mejores trabajadores...lo curioso es que, en realidad, no era suyo, era solo mientras fueran trabajadoras.

Las reglas eran simples: mantener limpio y en orden, no maltratar nada, nada de hombres en el departamento, reuniones solo mientras fueran tranquilas, y las visitas solo eran fuera de la jornada laboral.

Podían tener sus pertenencias, por supuesto, de hecho todo estaba acondicionado para lo mismo, y si querían traerse algún mueble de la casa, debían reportarlo al departamento de recursos humanos ya que nada podía salir de ese lugar ya que era, oficialmente, propiedad de Ninguang.

-¿Qué te parece, Ganyu? -Le preguntó Keqing, ella solo desvió la mirada al suelo, apenada, y siguió en sus asuntos. -¿Eh?

-¿No te parece lindo el departamento Baiwen?

-Por supuesto.

-Solo noto que hay dos cuartos, y somos tres...

-Oh, respecto a eso...

Ahí, ella les dijo a ambas que el departamento fue especialmente hecho para ellas, Ganyu y Keqing dormirían juntas, sin forma de apelar esa decisión, ya que solo habían dos cuartos y Baiwen tenía prohibido intercambiar habitación con alguna de ellas.

-¡¿Tengo que compartir cuarto con ella?! -Dijeron a la vez.

-Las órdenes vienen directamente de Lady Ninguang, no hay nada que pueda hacer...

-¡Esto es una porquería, ella está exagerando!

-¡No compartiré cama con ella, sus perfumes me irritan la nariz, y seguramente apagará la luz hasta muy tarde!

-¡Oye, pero si son de los más caros que hay, lo compré con Ying'er!

-Mejor dejen de discutir, ¿sí? No crean que me gusta estar encerrada con ustedes dos ya que eso significa que tendré que soportarlas discutir.

Sin más que hacer, ambas llevaron sus maletas a la habitación, la cama era King-sice, por lo mismo es que era amplia, mientras que la de Baiwen era solo matrimonial, de cualquier forma, no dejaba de ser lujoso.

Aun así, las discusiones no estaban ni lejos de acabar.

-No pienso compartir cama contigo, te daré todas las colchas si quieres, pero duerme en el suelo. -Dijo Ganyu, certera.

-¿Qué? ¿Me vas a echar al suelo como si fuera un perro?

-Lo pensaba más como si fueras un gato. -Sonrió ella, maquiavélica.

-Tal vez los gatos duerman en el suelo...pero las cabras solo lo hacen en el pasto. -Rió ella.

-¡N-No te metas con mis cuernitos! -Le recriminó Ganyu, sonrojada del enojo y la vergüenza.

-Ah, así que ya vi dónde te duele más. -Keqing le acarició un cuerno, sacándole un gemido a su contraria, el que ella se tapó con las manos, más roja que un tomate. -¿E-estás bien? -Le preguntó, también sonrojada.

-¡No lo vuelvas a hacer, m-mis cuernos son sensibles!

-L-lo siento, de verdad, no lo haré de nuevo.

-Mejor vamos a comer, esta discusión no nos llevará a ningún lado.

Al quedarse sola, Keqing se miró la mano, sorprendida. <<¿E-eso fue un gemido?...odio decirlo, pero sonó tierno. Espero que no haya sido un gemido, que solo fuera un chillido o quejido de su parte...>>

En cuanto de Aether y Shenhe se trataba, llegando al departamento él cerró las persianas y cerró la puerta con llave, mirando de vez en cuando por la ventana para espiar los movimientos de la geoarmada, pero todo parecía tranquilo. Mientras no tocaran la puerta, la cosa se mantenía bien.

Vaya que se había armado una grande, lo peor de todo es que, más que parecer la persona que se defendía, era la que atacaba incluso con la intención de matar. Él estaba dando vueltas y vueltas por la sala, sentándose durante unos segundos, meciendo los pies y con las manos incontrolables para luego levantarse otra vez.

-¿Por qué actúas tan nervioso, Aether? -Le preguntó Shenhe mientras ponía las compras en la cocina.

-¡¿Que por qué?! ¡Shenhe, casi matas a ese sujeto!

-Intentó robarme.

-¡Te excediste! Sé que personas como él no merecen lastima, pero hay una línea entre la fuerza que se usa para neutralizarlo. (Como en el WD: si matas a un criminal, te puede llegar a bajar el karma, pero si le metes una justiciero-putiza a los criminales, te da xp uwu)

-Lo siento...pero luchar a muerte es la única manera que sé de luchar.

-Sigh, no estoy enojado contigo, Shenhe, despreocúpate de eso. Lo que me asusta es que la geoarmada te arreste por exceso de fuerza, eso es lo más probable. Y si llegaste a matar al sujeto, seguro te darán una condena por homicidio involuntario.

-Fue en mi defensa.

-No intentó matarte, solo quería tu dinero. Tch, esta situación no pinta nada bien. -Aether revisó la ventana, un pelotón de soldados de la geoarmada se dirigían a su edificio. -Ay, no puede ser...

Justamente como él lo previó, a los pocos minutos tocaron la puerta, el muchacho no estaba seguro de si abrir o no, pero en esas, y sin que él se diera cuenta, Shenhe lo hizo. Él solo abrió los ojos de sorpresa.

-Ah, señorita. -Por el uniforme, se notaba que era un teniente. -Justamente la buscaba a usted, tengo que hacerle algunas preguntas.

-Por supuesto. Pase, por favor, ¿le ofrezco algo de beber?

-Ah...si no es mucha molestia. -Respondió el teniente, notoriamente confundido.

-Claro, buen hombre.

La cosa era simple: no venían a arrestar a Shenhe, solo querían saber el porqué de la riña que ocurrió en el mercado, ya que solo había generado pánico, y al ver que ella y el viajero se habían ido, eso solo causaba más preguntas.

Se les informó de lo ocurrido, del intento de robo, el que el ladrón intento atacar primero y que ella respondiera. Aether intervino para hacer que la versión fuera un poco menos agresiva, y que todo quedara como un accidente, por suerte su contraria se dio cuenta que era mejor seguir el juego.

-Ok, ok. Por lo que veo, es usted una mujer muy educada y amable, seguramente el golpe que se dio en la cabeza ese ladrón lo dejó mal. Entonces mis muchachos y yo nos retiramos.

-¡C-cierto, ¿cómo está ese sujeto?!

-Bien, solo contusiones y moretones, pero en realidad parece que ahora le teme al color blanco. -El teniente rió. -Pase buena tarde, señorita. -El soldado tomó la mano de Shenhe y le dio un beso al dorso de la misma, ella le sonrió con amabilidad, despidiéndose con su otra mano. En cuanto a Aether, solo estrecharon sus manos.

Al menos ya no debían preocuparse mucho de eso. Ahora algo quedaba al descubierto, y eso era que ella debía aprender, y vaya que con urgencia, a moderar su fuerza, más que nada dependiendo de la situación en la que se encontraran, pues este incidente podría no ser un caso aislado.

Ninguang fumaba afuera de la Cámara, podía ver desde su ventana usando los binoculares de la opera de Yun Yin las discusiones que Ganyu y Keqing tenían en el departamento. No las escuchaba, pero sin duda sus gestos le sacaban una sonrisa.

No se arrepentía para nada el haberlas dejado en esa situación, eso les daría una buena lección para que aprendieran a llevarse bien de una vez por todas, pues el tener a dos personas que siempre tienen roces por cualquier cosa no le era conveniente, pero ambas eran elementos tan importantes como para despedirlas.

Podría cambiarlas de departamento, claro, pero no quería ya que le parecía que el trabajo que desempeñaban era el ideal. Solo suspiró, fumando de su pipa.

Para su sorpresa, y fue justamente cuando ya había entrado de regreso a la cámara, pues hacía fresco, una de sus secretarías le dijo que tenía visitas, lo que se le hizo extraño, no esperaba a nadie, y que alguien fuera aceptado sin invitación por sus trabajadoras solo indicaba que era una urgencia.

Ya atardecía, por lo que el sol no pegaba fuerte, y ya el aire comenzaba a ser fresco, por lo mismo es que esperaba fuera una visita rápida.

Beidou apareció con su imponente figura de mujer, tomando un buen trago a su guaje de ron, sonriéndole a su contraria. (Ok, si algún español anda por aquí, espero me perdone si mi manejo del castellano no es el mejor :'v, pues en latam los diálogos de Beidou están en castellano, no sé si en España estén así o en acento neutro)

-Hola. -Fue todo lo que le dijo.

-Sigh...sea lo que sea que vayas a decir, que sea rápido, no tengo tiempo como para desperdiciarlo.

-Hum, algo que nunca cambia es que, desde esa noche, te mantenéis fría para conmigo.

-Yo no hablo del pasado, solo del futuro.

-¿Y qué hay del presente?

-No tengo tiempo para el.

-Todavía no he reclamado mi premio.

-Si lo viniste a hacer, que sea rápido.

-No...no lo reclamaré hoy. Solo quería invitaros un trago, por los viejos tiempos.

-Ya te dije que yo no pienso en el pasado.

-Bueno, carajos, entonces que sea por el futuro.

-Beidou, no tengo tiempo para esto, iré a trabajar.

-Nunca tenéis tiempo para mí...pero yo siempre tendré tiempo para vos. -Le dijo, notoriamente triste.

-Buenas noches, Beidou...

-Ninguang... ¡Al menos dejadme hablar de qué pasó esa noche en realidad!

Ella no respondió, solo cerró la puerta de la Cámara, pidiendo que no la dejaran pasar si es que lo intentaba, al igual que no la molestaran durante media hora, así fuera un asunto de vida o muerte, no quería saber de eso.

Se encerró en su oficina, por supuesto, solamente derrumbándose a llorar en su escritorio, trataba de encender su pipa, pero sus trémulos dedos hicieron imposible que pudiera rellenar la pipa, y cuando más o menos pudo hacerlo, el último fosforo que tenía se le rompió al intentar encenderlo.

Ella, colérica, arrojó al suelo su pipa, levantándose incluso de su asiento, solamente para mirarse a un espejo que tenía, recordó que no estaba ahí por casualidad, lo puso por una razón muy en específico.

<<Te ves patética, Ninguang, le sigues llorando a esa mujer después de tanto tiempo>> Se gritó mentalmente, secándose las lágrimas para alzar su pipa, pero no podía, volvió a romperse al recordar lo que se encontraba detrás de su espejo.

Quiso ir y quitarlo, pero sabía que eso le causaría más daño, por lo mismo es que, mejor, prefirió cubrirlo para no verse llorar de esa manera tan desconsolada, repitiéndose hasta el cansancio que se veía patética.

Beidou, por su parte, bajó a suelo una vez más, con una leve humedad en sus ojos, limpiándosela lo más rápido que pudo para ir con una dirección solamente: el bar de la ciudad.

Todos la saludaban y trataban de sacarle plática cuando pasaba por ahí, pero desde hacía un tiempo no iba al bar a pasar el rato, eso solía pasar algunas veces, más que nada cuando iba sola, por eso mismo es que nadie se le acercó ya que se le notaba a leguas.

Fue a la barra y, sin necesidad de que le dijera al cantinero, le dio una botella de ron, la que ella tomó para zamparle un buen trago.

-Gracias, tío. -Le dijo, dejando en la barra un pequeño saco con moras.

Se dirigió con la mirada perdida a una mesa, a la más alejada de todas, y los que ahí se encontraban se levantaron de inmediato para dejarla a sus anchas, y como esta mesa, no solo por ser la más alejada, sino que incluso era discreta, era ideal para ella.

<<Siento una pena muy honda dentro del alma, y quiero ahogarla con vino y caricias de amor.>> Es lo que balbuceaba estando ya bastante ebria.

Era igual que otras veces, iba, se sentaba dándole la espalda al resto, y se ponía a beber hasta que se acabara la botella, teniendo prisa al inicio pero lentitud al final, y cuando ya estaba más que ebria, el ambiente se animaba otra vez, incluso ella era participe de esas diversiones.

Desde ese viaje que duró dos años, ya no era la misma mujer de antes, pues nunca en su vida se hubiera imaginado despertar en cama ajena, sin ropa y teniendo otra mujer a su lado, siempre eran de cabello blanco y largo, pues así al verlas de espaldas se podía imaginar que era una persona a la que extrañaba.

Ella, antes incluso de la salida del sol, se vistió y se fue, dejando una nota en la mesa de noche: "No recodaré un carajo hoy, pero gracias por lo de anoche, sea lo que hayáis hecho, le disteis paz a mi corazón, y espero daros lo mismo"

Ni siquiera recordaba ya que era por despecho, solo sabía que las amantes de una noche y las borracheras eran buenas para olvidar, y sí, al despertar no recordaba a quien le rompió el corazón, solo hasta que la veía a ella o los lirios de cristal, que era cuando regresaban esas ganas de las amantes y del alcohol.

Su situación solo podía compararse a la de Simón Bolívar, solo que a Beidou no se le murió el que era el amor de su vida, sino que se fue sin tan siquiera decirle adiós, lo que tal vez es un poco peor.

Para la noche anterior, Keqing, por puro orgullo, había dormido en el sillón de la habitación sin que Baiwen se diera cuenta, pues de así ser, la regañaría por romper las reglas y la obligaría a compartir cama con Ganyu, cosa que no quería, pues no siendo raro, discutieron una vez más ya que, mientras ella se pintaba las uñas en secreto, la secretaria de cabellos azules la descubrió, reprendiéndola.

Hacía frío esa noche, y mirar como Ganyu dormía en la cama, tan cómoda, tan caliente, solo le hervía más la sangre.

Para su sorpresa, la muchacha seguía despierta, pero dándole la espalda.

-Keqing...¿estás despierta, Keqing?

-Dios mío, ¿estoy soñando? Déjame tranquila al menos en mis sueños.

-Jum, olvídalo entonces. -Reclamó, enojada. Pasaron unos segundos de silencio.

-Bien, tú ganas, ¿qué querías?

-¿Y si vienes a la cama? Puedo escuchar como tiemblas y no quiero que te enfermes por mi culpa...

-Primero muerta, no compartiré cama contigo.

-Yo tampoco, pero si te enfermas, Ninguang se dará cuenta, y ambas saldremos perdiendo, así que ven a la cama a la de ya.

-¡Oblígame! -Masculló ella.

-Te daré 3, jovencita.

-Ay, ¿eres mi madre?

-Ya van dos...

-Ni creas que me das miedo.

A la tercera, ella se levantó y, con un semblante enojado, fue y se puso frente a Keqing, tomando una manta y acostándose a un lado de ella, solo que claro, no compartía la manta ni por asomo.

-¡¿Oye, qué te sucede?! ¡Quítate, por un demonio!

-Yo quiero el sofá, y de aquí no me sacarás.

-Tch, eres necia, mujer, necia. -Ahora ella fue y se acostó en la cama, enojada, dándole la espalda a su contraria. Curiosamente, a los pocos segundos, sintió y escuchó que Ganyu se acostaba de nuevo en la cama, y así era, al voltear a ver, la muchacha de cabellos azules estaba a su lado, manteniendo su distancia, por supuesto.

Keqing decidió dejar de pelear, solo se tragó su orgullo y compartió cama con la persona que menos le agradaba de todas las secretarias.

Para el día siguiente, en el caso de Shenhe y Aether, ambos caminaban por las calles de Liyue, seguían discutiendo cómo reaccionar ante las malas situaciones para que la cosa no terminara mal como ayer.

Muchos que veían pasar a Shenhe, se hacían a un lado, aterrorizados, los que no, se le quedaban viendo con asombro. Eran, claro, los que sabían qué pasó ayer en el mercado y los que no resistían su inmensa belleza de mujer.

Para su suerte, o lo que parecía ser su suerte, un grupo de trabajadores tenía problemas en transportar algunos materiales, por lo que rápidamente ella fue a darles una mano, dejando a todos asombrados por su inmensa fuerza de poder cargar vigas de acero como si fueran hechas de papel, por lo mismo es que le aplaudieron ante tal hazaña.

-Gracias, señorita, nos ahorró un enorme trabajo.

-No me agradezca, buen hombre...¿pero qué es lo construyen?

-Los condominios para los trabajadores de la Cámara de Jade, así como para los mineros que llegaran a hacer trabajos de investigación.

-Entiendo...que pase un buen día, caballero.

-Igualmente, señorita. -El obrero solo se quitó su casco para despedirse.

Todo marchaba relativamente bien, la teoría cada vez estaba más adentrada en Shenhe y, por si poco fuera, de seguir así su reputación iría a la alza, pero quizá lo ideal sería ir con el Ministerio de asuntos civiles ya que era una buena manera de ganarse la fama y confianza de los sectores populares de la población.

En esas iban que se percataron que había un niño pidiendo ayuda, por lo que sin pensarlo un minuto, fueron a ayudarlo. Shenhe se enterneció al verlo, pues tendría 6 años, y le recordaba mucho a ella cuando era niña.

-¿Qué sucede, pequeño? -Le preguntó, acariciándole los cabellos con una sonrisa amable, Aether se dio cuenta que eso, más que parecer mera etiqueta, sin duda alguna era algo que le salía del corazón.

-Mi gatito está perdido.

-Oh no, recuerdos de Mondstandt. -Dijo Aether, agrandando los ojos.

-¿Cómo es?

-Blanco, al igual que su cabello.

-Ven, vamos a buscarlo. -Shenhe tomó al niño de la mano. -Aether, ¿alguna idea?

-Yo soy experto en buscar gatos. -Suspiró él, usando su visión elemental para dar con él.

En realidad la faena no fue muy dura, lo encontraron rápido, pero lo sorprendente del asunto era que la muchacha tenía un verdadero instinto maternal para con el niño, pues lo tranquilizaba cargándolo en sus brazos, sonriéndole e incluso tarareándole una canción que Preservadora le cantó para cuando ella era niña.

El pequeño se mantuvo bastante tranquilo mientras que Aether y Paimon pasaban por la odisea de buscar al endemoniado gato, lo que fácil no fue.

Ella, para tranquilizarlo, le hizo una pequeña paleta de hielo, tomándolo de una mano mientras paseaban en el puerto, tener a ese niño a su lado sacaba lo mejor de ella, pues incluso sentía felicidad, algo equivalente a lo que sintió cuando conoció a Aether.

Si es que el chico jugaba cerca de la orilla del muelle, ella lo sujetaba con fuerza para que no se cayera, lo cargaba en sus hombros para que pudiera ver hasta el bosque de piedra, lo que a ella le reconfortaba, que al menos se divirtiera y olvidara un poco sus preocupaciones.

<<Si yo no la tuve, que al menos esta inocente alma sí que tenga la alegría que yo deseé>>

Sin embargo, la felicidad se vino abajo, pues la madre del pequeño, apenas vio a Shenhe con el niño tomado de su mano, se alarmó. Ella fue de las que presencio el accidente de ayer.

-¡Soldados, por aquí! -Gritó, desesperada, los mismos reaccionaron de inmediato, eran solo los que hacían guardia. -¡Xiao, ven para acá!

-¡Mamá! -Dijo el chico, caminando con su madre, Shenhe sonreía, preparándose para felicitar a la madre por lo afortunada que era de tener un hijo como el suyo, pero solo recibió una bofetada que, si bien no le dolió, la hirió en su corazón.

-¡No vuelva a acercarse a mi hijo! ¡¿Qué era lo que quería hacerle?! ¡¿Romperle el brazo como le hizo a ese hombre?!

-Y-yo solo quería...

-¡No me importa, soldados, llévensela de una vez, no sé qué es lo que quería hacerle a mi pequeño!

-Pero mamá, esa mujer de ahí...

-¡No digas más, no quiero que te acerques otra vez a ese monstruo!

-¿"Monstruo"? -Repitió Shenhe, frunciendo el ceño con tristeza.

Justamente, Aether y Paimon aparecieron, pensando que había sucedido algo más grave, fueron corriendo como pudieron, entregando el gato al pequeño niño.

-¡¿Qué está pasando aquí?! -Exclamó Aether, alterado.

-¡Esa mujer quería secuestrar a mi hijo! ¡Vi lo que le hizo ayer a un hombre, y pensar que tuvo a mi hijo en sus garras...!

-¡No diga más, ese hombre era un criminal, Shenhe es buena persona, solo tratábamos de ayudarle al pequeño a encontrar a su gato, ella lo estaba cuidando!

-Lo que haya pasado, esa mujer es peligrosa, y no quiero que se le acerque a mi hijo...es un monstruo.

Shenhe, sin decir más, solo se retiró apresurada, algunos soldados de la geoarmada intentaron perseguirla, pero el capitán solo alzó su mano en señal de que no lo hicieran.

-Esto solo fue una confusión. Regresen a sus puestos, muchachos. Señora, cuide mejor a su hijo.

-Hacen mal en no encadenar a esa mujer.

-No ha hecho nada malo, ¡usted la juzga sin razón! -Aether fue a seguir a su amiga, la que ya no podía ver a simple vista.

Fue a buscarla en el departamento, pero nada, intentó buscarla con Ganyu, pero ella trabajaba en la Cámara, y fue ahí que, subiendo a la misma, empezó a buscarla usando el zoom del daguerrotipo.

Al localizarla sobre la azotea de uno de los edificios más altos de la ciudad, él fue directamente para buscarla, localizándola sin mucho problema. Ella solo miraba a la nada, notoriamente triste. Cuando Aether quiso acercarse, se lo impidió.

-No...no quiero que salgas lastimado...esa mujer tiene razón, soy un monstruo. A donde quiera que vaya, la gente sufre, muere, enloquece. Dile a Preservadora que yo te lo pedí.

-¿Pedirme qué? -Preguntó él, preocupado.

-Mátame...acaba ya conmigo para que nadie más sufra por mi culpa...Liyue estará mejor sin un monstruo que sea un peligro para la ciudad.

-¡No eres un monstruo, Shenhe! -Farfulló él, molesto. -¡Esa mujer está equivocada, lo de ayer fue un accidente y no volverá a pasar porque trabajarás para controlarte!

-Aether, si no me matarás, encadéname para que no pueda lastimar a nadie más...no quiero que salgas herido tú también, si mueres por mi culpa, me quedaré sin amigos otra vez...

-No lo haré. -Él se acercó, Shenhe creó una pared de cryo que le impidió acercarse más, pero usando un rayo electro, él la rompió. -No eres nada de lo que ellos dicen, eres tan humana, vi cómo mirabas a ese niño, con tanto cariño, como si fuera tu propio hijo, jamás vi una sonrisa así en ti.

-Me recordaba a mí cuando era niña...sentí la necesidad de protegerlo, de hacerlo feliz, de que se olvidara de sus preocupaciones...pero pudo salir lastimado.

-No fue así. -Él se sentó a su lado, Paimon la tomó de uno de sus hombros. -Todo estaba tan bien, así que no te tortures de esa forma, ¿sí? Tengo una idea, confía en mí, por favor.

Él extendió su mano, Shenhe tomó la misma, pero solo para cerrarla, no para tomarla, negando con la cabeza.

Paimon fue y le abrazó la cabeza, estando notoriamente triste del estado de ánimo de una de sus amigas, Aether fue e hizo lo mismo, las lágrimas no salían de los ojos de la dama de cryo porque había olvidado cómo llorar, pero ganas no le faltaban, sentía en su pecho una sensación horrible, algo que quería dejar de sentir a la de ya, y con sus dos amigos a su lado, al menos el dolor no era tan horrendo.

-Está bien...confiaré en ti.

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Holy shit, segundo capítulo y ya empieza el drama :o

En realidad así será todo el fic, ya voy en el capítulo ¿7? Y la verdad es que todo es un enorme drama, y eso que falta lo peor JAJAJA

Siento que más de uno quiere darle unos pooh tazos a la doña por abofetear a Shenhe, ya que pobrecita, solo quería ayudar al nene y salió lastimada en más de un sentido :'v después de todo que veas a alguien darle en la madre a una persona y que la misma esté cerca de tu hijo...creo que todos reaccionaríamos con recelo, en fin, ustedes tendrán sus opiniones.

Realmente la relación de Beidou y Ninguang (que también tendrá su ship jsjsjs), se mantendrá con un velo de misterio, así que si notan que hay información a medias, no es una inconsistencia de mi parte, es que así lo quiero hacer, dando información de a poquito

Y para acabar, lo que es la cabra y la gata electro tendrán sus momentos bonitos, pero también de drama, de hecho las desarrollo más rápido que a la pareja protagonista...irónicamente, pero es parte de mi plan, o así lo concibo yo, todo es cosa de paciencia.

Nos vemos el próximo lunes owo

Siempre tuyo:

-Arturo.

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