Chapter VIII: "Not Even Me"
—Lo haré —Asintió y tomó su mano para dirigirla al baño.
Al llegar Mina le pidió permiso a Chaeyoung para quitarle el vestido, cuando ella aceptó se colocó detrás de ella e hizo a un lado su cabello. Con cuidado bajó el cierre de su vestido y con sus dedos delicadamente tiró de los tirantes de él, haciendo que cayera al piso, lo cual le sirvió para darse cuenta de que no llevaba sostén puesto.
—Soy Mina... —susurró en su oído y dejó un pequeño beso en su hombro, provocando que Chaeyoung temblara, no por miedo ni por recordar, sino porque sabía que era Mina, y había extrañado su toque.
Mina no se quedó atrás, y sin que Chaeyoung la viera también se quitó la ropa, quedando en las misma condiciones que la más baja.
—Soy Mina —Repitió antes de bajar sus pantaletas y luego abrazarla por detrás—.
Estás a salvo conmigo.
La japonesa impulsó a Chaeyoung a caminar hacia la ducha aún detrás de ella y sin despegarse mucho.
Mina había extrañado mucho el toque de su piel sobre la de ella. Más que en otro momento ambas se sentían a salvo, seguras una con la otra.
Cuándo estuvieron dentro, Mina abrió lentamente la llave caliente haciendo que el agua las cubriera rápidamente, al igual que el vapor.
Como la más alta seguía detrás de Chaeyoung, decidió moverse para quedar frente a ella y por fin verla a los ojos, subió sus manos hasta sus mejillas y las acarició con sus dos manos para después sonreírle.
Chaeyoung solo pensaba en tres palabras:
Silencio. Mina. Calma.
La simple presencia de Mina le daba calma, obviamente sus palabras anteriores también se la daban pero era ella. Toda ella le daba calma.
¿Qué tenía Mina para darle tremenda tranquilidad después de un suceso absolutamente traumático?
No había respuesta. Solo sabía que ambas tenían una parte del alma de la otra y se entendían perfectamente.
Se complementaban.
Quizás esa era una probable respuesta.
Mina se estiró, tomó el shampoo, y sirvió un poco en su palma para después comenzar a tallar su cabello, sin dejar de mirarla con esa sonrisa tan tranquilizadora para la coreana. Quería transmitirle seguridad.
—Él te dañó tanto... —No se contuvo de decir—, quizás si yo no me hubiera ido de Seúl, todo esto no habría pasado...
—Los "hubiera" no existen, Mina.
—Lo sé —Siguió con los masajes en su cabello—. Pero no puedo evitar pensar que, si no hubiera sido tan cobarde, tan débil...
—No te culpes —dijo y llevó sus manos a las mejillas de Mina para acercarla y juntar sus frentes—. Por favor no lo hagas, nada de esto es tu culpa, ni siquiera la mía.
—Tú padre es un miserable... —susurró Mina y Chaeyoung no pudo evitar reír.
—Lo sé —susurra y cierra sus ojos—, lo sé...
Mina deslizó sus manos por la espalda de Chaeyoung para abrazarla y ladear un poco su cabeza.
—Chaeyoung...
—Mina... —Enredó sus brazos alrededor de su cuello, la nombrada cerró sus ojos también y suspiró en sus labios, haciendo que Chaeyoung temblara de pies a cabeza.
Y pasó...
Mina se acercó lo suficiente para juntar sus labios.
No era un beso fogoso e intenso, era un beso tierno, ninguna de las dos movía sus labios. Aún.
Cuándo Chaeyoung sintió los labios de Mina sobre los suyos, había sentido la sensación más hermosa del mundo, por fin estaba de nuevo junto a Mina.
Desde ese momento, ninguna volvería a dejarse ir. Pero claro, nadie sabe lo que nos depara el futuro, ¿verdad...?
La coreana se iba a permitir disfrutar de la compañía de Mina, de la seguridad, amor, pasión y compresión que esta le daba. Lo demás no importaba, sabía que no se dejarían solas jamás.
Dispuesta a hacerle caso a su sentir, comenzó a mover sus labios lentamente sobre los de Mina, y por supuesto fue correspondida.
La japonesa dejaría que la más pequeña tomara el control de la situación y la guiara para evitar traspasar sus límites en ese momento, si es que los tenía. Al seguirle el beso, Mina dejó de sentirse vacía. Dejó de sentir que estaba sola. Volvió a sentirse como en casa. Volvió a sentirse amada...
Yo jamás les voy a mentir, Mina si intentó en algún momento olvidar el amor que sentía por Chaeyoung, intentó seguir con su vida, pero nunca lo logró.
Sana; que era japonesa, igual que ella. La había conocido en su facultad, y cómo la chica amable y divertida era muy sociable, fácilmente formaron una amistad.
Como película, Sana comenzó a tener sentimientos por Mina, confesándose sin pensarlo mucho. “Así es la vida, si no te arriesgas no ganas nada”, decía ella constantemente. Mina lo pensó por un par de días, era triste, pero había decidido olvidar su antigua vida, así que la aceptó y se dejó llevar. Nayeon la apoyó totalmente, pero ella sentía que nada de eso saldría bien, y déjenme decirles que esa chica con sonrisa característica por alguna razón siempre tenía la razón. Todo salió mal desde que Mina había susurrado “Chaeyoung...” en su primer encuentro sexual. Obviamente Sana tomó su ropa y salió de ahí totalmente ofendida, ni siquiera Mina había intentado explicarle.
Habían salido por casi un mes, uno desperdiciado por ambas. Le había roto el corazón a esa chica, lo último que había oído de ella era que estaba saliendo con una chica llamada Jihyo, sabía que ella la amaría como ella nunca pudo. Esa chica se merecía mucho. Mina aprendió muchas cosas de ella, le había enseñado a disfrutar la vida.
Después de eso, no volvió a intentarlo, porque había aceptado que no iba a amar a nadie más como lo hacía con Chaeyoung, su corazón y su alma entera le pertenecían. Había sido un milagro que viajará de nuevo a Seúl, y se encontrara en ese momento con la mujer de su vida. Dios, el destino o lo que sea, le daba una segunda oportunidad para volver a ser feliz.
Con un breve recorrido al pasado, Mina pidió el permiso necesario para profundizar el beso, el cual fue concedido. Los dedos de Chaeyoung se enredaban en el cabello mojado de Mina, mientras que esta no podía dejar de recorrer la espalda de la más baja con sus delicadas manos.
Se habían besado por primera vez en dos años, y se sentía de maravilla, ambas chicas se sentían en el cielo por volver con la persona con la cual pertenecían.
En el momento en que el aire se hizo necesario, Mina cortó el contacto delicadamente, dejando pequeños besos tiernos y bien recibidos en los labios de Chaeyoung.
Ojos cerrados. Frentes juntas. Piel desnuda. Labios delicados.
A veces las cosas que menos esperas, son las que pasan. Asegúrate de disfrutarlas.
—Límpiame, Mina —susurró como hace un momento—. No te contengas más...
Mina asintió aún con los ojos cerrados y dejó un beso más en los labios de Chaeyoung antes de voltear y cerrar la llave del agua. Después tomó una toalla, secó rápidamente su cuerpo y cabello, para después atraer a la pequeña y hacer lo mismo.
En el sexo, Chaeyoung consideraba a Mina una experta, era la única que conocía sus puntos débiles y más sensibles, y la única que dejaría que los conociera el resto de su vida. Aunque ella no se quedaba atrás, ambas se hacían suspirar de manera incontrolable y exquisita. Tenían tanta química, confianza, y se conocían muy bien en ese y todos los aspectos. Pero en este momento, no sería sólo sexo —nunca lo había sido, en realidad—, volverían a entregarse.
Mina tomó la mano de Chaeyoung y juntas salieron sin prisa del baño de aquel hotel en Seúl, ambas con el cabello un poco revuelto y húmedo. La japonesa llevó a Chaeyoung hasta el pie de la cama para pararse frente a ella y abrazar su cintura, la pequeña enredó sus brazos en su cuello.
—Nadie más te hará daño, cielo —susurró y juntó sus frentes—. Ni siquiera yo...
Después de decir eso, Mina juntó por segunda vez sus labios en esa noche, realmente esperaba que no estuviera cerca de ser la última vez. Sus manos subían un poco para acariciar la espalda de Chaeyoung, mientras que ella, le seguía el beso —el cuál realmente estaba disfrutando—, suspirando sobre sus labios en ocasiones al sentir las manos de Mina recorrer su piel desnuda. Al igual que el primero, el beso no era intenso ni nada por él estilo, se estaban permitiendo gozar de cada fracción de segundo en el que sus labios se tocaban, su piel se rozaba o en el que su respiración estaba acelerada.
Cuándo la falta de aire hizo acto de presencia nuevamente, Mina cortó el beso, pero sólo para bajar a su cuello y seguir ahí, tratando de recuperar un poco el aire perdido. A este punto, Chaeyoung comenzaba a retener gemidos mordiendo su labio inferior, pero nadie resiste demasiado ante las sensaciones fuertes del cuerpo, sus labios comenzaban a doler e hincharse, no podía morderlo más...
—Ah... —Gimió por primera vez en la noche al dejar de contenerse, haciendo que el sonido fuera lo suficientemente estimulante para Mina, y así decidiera continuar. La más alta se separó un poco para mirar a Chaeyoung, encontrándola totalmente agitada y con los ojos cerrados. Comenzaba a dudar, y al tratar de decir algo, fue rápidamente interrumpida.
—Continúa, Mina. No pares, por favor —dijo con un poco de dificultad la pelicorta.
Tratando de cumplir sus anhelos, Mina empujó un poco a Chaeyoung para que quedara recostada en la cama, acomodándose deprisa sobre ella sin lastimarla.
Y sólo, la miró: las mejillas sonrojadas, sus ojos cerrados, su piel blanca y suave, sus pómulos definidos, esos labios rojos y apetecibles... Era una mujer realmente hermosa y jamás se cansaría de admirar su belleza. La coreana abrió sus ojos y Mina se enamoró aún más de ellos, tan cafés, casi negros por el deseo que albergaba en sus sistema. Dios, eran tan bellos, que hipnotizaban a cualquiera, pero tenía la fortuna de que... Esos ojos tan preciosos, solo la miraban a ella. A nadie más.
—¿Qué ocurre? —preguntó la más pequeña.
—¿Esto es real? —respondió Mina con otra pregunta y Chaeyoung llevó sus dos manos a su rostro, acariciando sus mejillas.
—Sí, esto es real —Afirmó la coreana—, estamos juntas, y a salvo. Siénteme...
—Lo hago —susurró—. Te había echado de menos...
—También yo, amor —murmuró levantándose un poco para que sus labios pudieran estar más cerca de los de Mina.
—Prometo que nada volverá a separarnos, Chaeyoung.
Mina se dedicó sólo a mirarla, Chaeyoung podía notar lo frágil y vulnerable que se encontraba. Casi podía jurar que sus ojos peleaban por no derramar lágrimas, puesto que brillaban, pero, no sabía por qué.
—Mina...
—Es que te extrañé tanto, Chaeyoung —Confesó la japonesa tratando de explicarse mejor que hace un momento—, deseaba tanto que algún día volviéramos a vernos, aunque no sabía cuánto tardaría —Se miraban fijamente—. Yo lo deseaba tanto que me cuesta creer que esto realmente está pasando. Con todo esto, me he dado cuenta de que no quiero huir de nuevo... Deseo permanecer siempre junto a ti, pase lo que pase —Desvió su mirada a los labios de la menor.
—Pase lo que pase... —Repitió Chaeyoung, atrayéndola con desespero para volver a juntar sus labios en ahora un intenso beso, y al igual que hace unos momentos, al acabarse el aire, entre jadeos, Mina descendió sus besos por el cuello de Chaeyoung, y esta se permitía más que antes gemir conforme las sensaciones que sentía en ese momento.
—Mina... —susurraba mientras enredaba sus dedos en la cabellera rubia de la nombrada intentando atraerla más a su cuello—. Por favor...
Podría ser que las cosas en estos momentos tendrían que dirigirse por un camino en el que tendría que abundar la ternura y adoración, pero habían pasado dos años. Dos años en los que sus cuerpos y sus almas se habían anhelado en silencio, y ahora exigían su esperado reencuentro.
Cualquiera que tuviera a el amor de su vida debajo o sobre sí, caería ante los deseos de su cuerpo y la lujuria que se respiraba en cada molécula del aire.
Ninguna podía esperar más, ni siquiera habrían que tener juegos previos, se amaban desde hace mucho tiempo y se deseaban con cada poro que existía en su piel. Ninguna de las dos se contenía ya.
—Chaeyoung... —murmuró Mina sobre la piel de la coreana realmente exaltada, tratando de pedir permiso.
—Sí, hazlo... —Ordenó Chaeyoung ya sintiéndose totalmente hirviendo.
Mina se acomodó, entrelazando sus piernas y juntando sus centros totalmente húmedos al mismo tiempo.
—¡Ah! —Ambas gimieron cuando sus pliegues se encontraron después de tanto tiempo—. Dios... —susurró Mina. Se estaban volviendo locas, así que Chaeyoung llevó sus manos a la espalda de Mina y acercó su boca a su cuello al igual que la más alta. El simple hecho de que hiciera esto, hizo a Mina temblar al sentir los labios de la menor y sintió su piel erizarse por completo.
—Sí, Mina... Tú puedes —murmuró Chaeyoung contra la piel de Mina entrecortadamente.
La japonesa, totalmente cegada por el deseo que sentía, comenzó a balancearse sobre ella —tarea que era bastante fácil gracias a la húmedad existente—, haciendo jadear a ambas con cada roce satisfactorio.
Mina mordía, lamía y succionaba la piel de Chaeyoung en cada oportunidad que se le presentaba. Probablemente en la mañana las dos tendrían marcas muy visibles.
Cuándo no quedó piel para marcar, la mayor se se levantó un poco y juntó su frente con la pequeña que yacía gimiendo y enterrando sus uñas en su espalda.
Hubo un momento en el que se miraron, y vaya que lo hicieron... Aquellos ojos marrones se volvieron completamente negros gracias a la lujuria que se percibía tan sólo en el aire. No hacía falta decir alguna palabra, la mirada que mantenían hacía todo el trabajo que ninguna palabra podría hacer.
El cansancio poco a poco comenzaba a invadir sus cuerpos, al igual que la sensibilidad en sus zonas íntimas, faltaba muy poco para que llegara el punto más esperado por ambas, y probablemente, al mismo tiempo.
Chaeyoung estaba totalmente perdida en los ojos de Mina, pero al mismo tiempo estaba concentrada en las sensaciones que irradiaba su cuerpo. Podía jurar que si Mina seguía mirándola así... No podría aguantar mucho más, fue cuándo la japonesa decidió hablar, creyendo aún en la necesidad de decir algo. De decir ese algo...
—T-te... ¡Ahg! —Gruñó al sentir venir su clímax—. ¡Te amo, Chaeyoung! —Terminó por gritar al sentirse en la cima de su propia montaña rusa. Y cómo resultado de sus palabras, automáticamente lo dicho tuvo un buen resultado en la menor, puesto que llegó apenas terminó de hablar.
—¡Ah...! —Gemía fuerte la pequeña mientras llevaba su mano un poco más arriba de la nuca de la más alta, enterrando sus dedos en la cabellera rubia de está, y jalando su cabello por impulso—. ¡Dios, Mina! ¡Ah!
—Chaeyoung... —susurró Mina, dejándose caer en su pecho totalmente agotada. Ambas jadeaban cómo si hubieran corrido un maratón, pero no. No creo que correr un maratón sea igual de satisfactorio que lo que acababan de hacer.
—También t-te amo, Mina... —susurró la pequeña, sorprendiendo a la japonesa, que se levantó separó un poco casi de inmediato al escucharla con los ojos llorosos.
—¿Q-qué? —Fue lo único que salió de su boca. Chaeyoung rompió el abrazo que mantenían y llevó sus manos a las mejillas de su contraria. Mirándola.
—También te amo, Mina. Nunca dejé de hacerlo... Y lo sabes. Sólo estaba siendo muy coba-
La pequeña fue interrumpida por los labios de Mina, que la estaba besando dejando salir un par de lágrimas de felicidad.
Lo sabía, Chaeyoung la amaba. Era obvio. Pero... Había deseado tanto escucharlo de sus propios labios. Y al fin pasó, después de dos años ya no eran recuerdos lo que escuchaba, lo había dicho en persona.
Gracias a su cansancio, el aire se acabó en un instante, así que tuvieron que separarse, aunque no mucho pues sus labios se rozaban. Chaeyoung abrazaba a Mina del cuello y la miraba con esa adoración que ambas extrañaban. En momentos acariciaba su rostro, pero jamás dejaba de verla. Aunque tenía su rostro totalmente grabado en su mente, quería memorizar de nuevo su belleza. Es verdad, los años habían hecho más atractiva a Mina, y ella agradecía realmente que esos sentimientos tan fuertes permanecieran en la japonesa, puesto que bajo ninguna circunstancia podría soportar que el amor de su vida, su Mina, estuviera con otra persona.
Y fue cuando recordó, en la posición que se encontraban, en lo que sentía Mina. Lo mucho que sufría la mayor por verla infeliz y con otra persona. Aunque si bien ella no amaba a Mark, Mina le había demostrado desde el día en que se lo dijo hasta hoy lo mal que la pasaba por la situación en la que estaba metida.
Ya no lo soportaba más; no soportaba vivir así, no soportaba hacerle daño a ella... No soportaba a Mark, ni a Son JungSeung, su padre.
La única solución era alejarse, desaparecer... Huir. ¿Qué otra opción había? Su padre no aceptaría un divorcio... Era lo mejor, al parecer.
Era bueno saber que estaban juntas, y que podrían salir de todo esto. Realmente estaba ansiosa por deshacerse de aquella vida miserable y fingida para volver a ser feliz. Regresar con la persona que realmente amaba y a la estabilidad que extrañaba. Volver a tener la salud mental que necesitaba y acabar con toda esa farsa de una vez por todas...
Quizás una buena idea para ellas, una solución para todo lo que las atormentaba e impedía estar juntas. Pero, el daño a otras personas seguía probable en cada aspecto... Habría cosas que saldrían a la luz. Cosas que ellas no se esperaban.
Había pensado en todo eso mirando a Mina, ahora tendría que decirle. Realmente tendrían que hablar.
Y, ustedes... ¿conocen alguno de esos secretos que pronto se descubrirán?
Hey, wenas, wenas.
¡Hola! ¿Cómo están? Espero que bien, y sino, mi chat siempre está abierto, ¿si?
Les traigo este capítulo el cual me sentía muy insegura de subir xdxd, porque en ese entonces era la primera vez que escribía una escena así, así que espero les haya gustado:/
Y bueno, cómo saben siempre tengo que darles un anuncio, próximamente entro a clases presenciales (hoy lunes y sí, que pereza, pero me da mucha ansiedad), bueno, mi turno es vespertino, así que el horario de las actualizaciones será cambiado para los Domingos a la misma hora (5 p.m. en horario mexicano). Por lo mismo quiero comentarles que me será un poquito más complicado escribir los capítulos, pero me esforzaré para traerselos cada semana sin falta. Me arreglaré con los horarios, y lo haré, ¿sí? Confíen en mí.
Quiero enviarle un saludo a @keitmyoui, BLINKU_DE_BLACKPINK y a lizeth_leos (chica, amo el perrito de tu foto) por leerse mi historia y votar en todos los capítulos, de verdad, muchas gracias. Los quiero.
Igualmente gracias a todos por el apoyo que le están dando a este universo paralelo al nuestro, gracias por votar y comentar, igualmente, les agradecería mucho más que lo hicieran con este bonito capítulo también:)
Creo que es todo, desenme suerte con la escuela, y así mismo les deseo mucha suerte a ustedes si están en la misma situación que yo, sean optimistas, todo estará bien.
Nos vemos la próxima semana y cuídense mucho, que tengan buena noche, mañana tarde, los quieroooo ✨
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