
Chapter II: "And I Understand You"
-Chaeyoung...
¿Alguna vez te han dado algo que deseabas mucho y no sabes qué decir, pero te sientes muy feliz de tenerlo frente a ti? Bueno, pues así se sentía Mina.
Cuando Mina viajó a Seúl para el cumpleaños de su padre, no se imaginó encontrarse con el amor de su vida en un almuerzo informal.
¿Qué debía hacer ahora? ¿Correr a sus brazos y decirle que la había esperado tal como le prometió? No, claro que no. Mucho menos frente a sus padres. Además, sería inapropiado. Ella tiene esposo. Y existe la posibilidad, de que sea feliz con él.
"¿Qué clase de loca eres al pensar siquiera que ella todavía te ama, cuando tú te fuiste al otro lado del mundo después de que le prometiste esperarla?"
-Yo... -Tragó pesadamente y agachó la mirada, avergonzada -, no sabía que veníamos a almorzar con ustedes.
Chaeyoung no se movía, y parecía contener la respiración. Sus ojos estaban brillosos y empezó a mover su boca queriendo decir algo, pero las palabras no salían. Mina, confundida, dio un par de pasos hacia adelante, y hubiera dado más, sino hubiera sido por la voz del señor Son que la detuvo.
-¡Mina! ¡Chaeyoung! -Sacudió las manos-. ¡Vengan! Siéntense.
Ambas, olvidando como era que su cuerpo funcionaba al moverse, caminaron lentamente hacia la mesa donde se sentaron cada una al lado de sus progenitores, quedando una en frente de la otra.
Por lo que la más pequeña había notado, Mina llevaba puesto un pantalón negro y una camisa blanca perfectamente fajada y planchada, vestía un abrigo café que le llegaba un poco más arriba de las rodilla. Su cabello rubio y largo, estaba amarrado en una coleta que parecía hecha a las prisas. Se veía hermosa e impecable, exactamente como la recordaba.
Chaeyoung le dio discretamente varias miradas a Mina, pensaba que ella no lo notaba, pero estaba terriblemente equivocada y no sabía lo que estaba causando, porque la más alta, que se sentía nerviosa y tal vez, un poco intimidada, mantenía su mirada en algún punto fijo de la mesa, consciente de que la pequeña la observaba con cautela, esperando a que hiciera algún movimiento, pero no sabía qué hacer o qué decir. Mina consideraba seriamente fingir que no habían sido amantes prohibidas del Diablo, frente a sus padres, eso sería lo más sensato.
Aún así, le hubiera gustado saber que pasaba por la cabeza de Chaeyoung. Quería hablarle. Quería aclarar algunas cosas. Quería saber de su vida.
La quería a ella.
Pero en ese preciso momento, donde sus padres conversaban contentos y animados, no les iba a ser posible. Buscaría la forma de estar a solas con ella.
-... Sí, bueno, Mina está supervisando las sucursales que tenemos en América desde hace un año, terminó de estudiar ahí.
-¿Las de New York o Los Ángeles? -preguntó el señor Son.
-Las dos. Ya sabes, con la tecnología y todos esos aparatos, parece que ahora todo se puede. Vive en New York y desde ahí se hace cargo de ambas -decía su padre mientras sonreía, claramente orgulloso.
-Eso es bueno, Mina. Que te hayas encargado del negocio familiar a pesar de que eres mujer y que tu padre no tuvo ningún otro hijo. -Se dirigió a ella -. Si hubieras sido hombre, no hubiera dudado en casar a Chaeyoung contigo. -Las señaló una a la otra.
Y eso la sacó del trance.
-¿Disculpe? -dijo con el ceño fruncido y le dio un vistazo a Chaeyoung, que parecía estar en la misma posición que ella minutos antes.
-Ya para, Son. -Su padre habló, dirigiéndose al padre de Chaeyoung y ambos rieron -. Sabes que no me gusta eso de decidir la vida de tus hijos, ellos son libres de hacer lo que quieran, siempre y cuando hagan lo correcto, por su bien y sean felices. Mina decidió sola que quería hacerse cargo de los negocios que tenemos en Estados Unidos. No soy quien para meterme en sus decisiones. Aunque estoy agradecido porque lo haya hecho y sepa manejarlo. Sin contar que parece gustarle.
-Pero, ¿qué pasaría con el legado? ¿Qué hubieras hecho si tu hija no quería, o si no era capaz? Seguramente la hubieras adiestrado hasta que fuera medianamente buena, como ahora, aunque no quisiera -dijo sin medirse.
Mina y Chaeyoung escuchaban atentas la conversación pero no decían nada, una por educación y la otra por no recibir una reprimenda más tarde.
-Perdóname, amigo -rió su padre -. Pero mi hija es la más capacitada para el puesto que tiene mi empresa -Pasó su brazo por los hombros de su hija -. Y estoy orgulloso. Claro, todos pueden ser buenos en lo que les gusta, no importa si eres hombre o mujer. Pero Mina me ha demostrado que no hay nadie mejor que ella para ese trabajo. -Le sonrió a su hija y la soltó.
-Solo decía -respondió el señor Son, con clara molestia.
-Disculpen la tardanza, ¿puedo tomar su orden?
Afortunadamente, la camarera interrumpió la conversación que se estaba poniendo tensa entre ambos señores. Tomó su orden y les trajo rápidamente el pedido. Las menores comieron en silencio, sin prestar mucha atención a la conversación que mantenían sus padres. Terminaron sus almuerzos y recogieron los platos. Todo estaba más tranquilo.
-¿Qué tienes planeado para tu fiesta de cumpleaños, Myoui? -preguntó el padre de Chaeyoung.
-La madre de Mina y yo estuvimos hablando y me gustaría hacer una mascarada. --Sonrió emocionado.
-¿Vamos al sitio de fumadores? Tengo ganas de un puro -habló el señor Son.
"Que diga que no. Que diga que no. Que diga que no. Ya no podría quedarme a solas con ella."
-Claro, vamos -Ambos se levantaron -. Mientras nosotros vamos a fumar, porque no se ponen al día, seguro y tienen muchas cosas de qué hablar.
"Mierda."
Sus padres se alejaron de la mesa y comenzaron a subir las escaleras, hasta desaparecer completamente la vista de ambas.
¿Era incómodo? Por supuesto. No saben cuanto. Mina evitaba a toda costa contacto visual. Antes quería estar a solas con ella para hablar, ahora temía decir algo incorrecto, y se le ocurrió una idea: Decir que iba al baño. ¡Perfecto!
-Yo, creo que... voy al sanitario -Se levantó de la mesa y cuando pasó al lado de ella, Chaeyoung la tomó del antebrazo. Está de sobra decir que a Mina se le paralizó el corazón.
-¿Puedo acompañarte?
"Ibas ahí para pensar qué decir, y ahora ella te acompañará, no sirvió de nada tu estúpida idea"
-Claro, vamos.
Caminaron hasta el sanitario, Mina amablemente le abrió la puerta a Chaeyoung y ella solo le sonrió. Ambas en silencio ingresaron al baño. Mina se recargó un momento en el lavamanos, mientras se quitó el abrigo y dejándolo encima; decidió refrescarse el rostro. Abrió la llave y pasó sus manos con un poco de agua por su cuello y nuca, se quitó la liga que tenía en su cabello y volvió a atarlo, dejando así una coleta mejor hecha, después de eso, se recargo nuevamente.
Chaeyoung la miraba atentamente y decidió acercarse un poco, situándose detrás de Mina, acercó su mano hacia la espalda de la más alta, pero su mano quedó en el aire cuando el miedo la venció, indecisa por no saber qué hacer; bajo la mano.
Mina vio toda la escena a través del espejo. Y creyendo estar decidida; se giró. Después de todo el almuerzo, por fin sus ojos chocaron con los de Chaeyoung, haciéndola sentir fuegos artificiales en el estómago. Pero no le duró mucho el valor, porque cuando la tuvo de frente, inevitablemente bajó la mirada. Mina se estaba muriendo por mirar su hermoso rostro, pero simplemente no podía, porque sabía que terminaría por perder el control.
Esta vez, Chaeyoung tomó el valor y llevó decidida su mano derecha a la perfecta e inmaculada mandíbula de Mina. Posando delicadamente su dedo índice entre el labio inferior y su barbilla, subiendo lentamente hasta rozar la comisura de los labios.
Deseaba volver a sentirlos.
-Mírame... -susurró y comenzó a trazar la mandíbula de Mina con más dulzura que antes. Escuchó un suspiro pesado de la más alta y decidió hablar de nuevo-. Mina, por favor. Hazlo.
Y así fue, con lentitud terminó por unir miradas con la más baja. Chaeyoung siempre había sido su todo y no dudaba que lo siguiera siendo. Ella era la única que había podido parar sus ataques de ansiedad. La única que controlaba sus miedos e inseguridades, solo ella podía encargarse de todo ese equipaje que llevaba cargando cada día. Chaeyoung conocía cada una de sus manías y viceversa.
-Sé porque te fuiste -dijo Chaeyoung, acercándose más a Mina, recargando sus manos en los hombros de la más alta-.Y te entiendo. Yo tampoco hubiera querido que fueras a mi boda y que vieras cómo se desmoronaba mi vida. No quería que vieras como tuve que jurarle amor eterno a un hombre al cual odiaba y que al sol de hoy, todavía odio -Se separaron un poco y juntaron miradas. Los ojos de Chaeyoung reteniendo lágrimas-. De verdad te comprendo -Sollozó.
Flashback
Mina se encontraba sentada en el sillón del apartamento donde había estado viviendo desde que había dejado Seúl y había comenzado a estudiar en la Universidad de Columbia, hace unos cuatro meses.
Eran las nueve con cincuenta y nueve minutos, en aquella noche de New York. Y las once cincuenta y nueve de la mañana en Seúl, donde se estará llevando a cabo la boda de Chaeyoung. La celebración más esperada por el señor Son.
La rubia sostenía un vaso de whisky, mientras que con su otra mano mantenía su teléfono encendido, esperando cruelmente que diera la hora para que comenzara la boda. Hasta que dieron las diez de la noche. Fue ahí cuando Mina comenzó a beber su vaso de whisky e inevitablemente terminándolo de un solo trago, inconforme; se levantó por más.
En ese mismo instante, era turno de Chaeyoung para decir sus votos, miró nerviosa a su padre quien le regresó una mirada severa, incitándola a continuar. No le quedó de otra, más que seguir.
Mina fue hasta la alacena y sacó dos botellas más, sin importarle que fueran, sólo necesitaba "relajarse". Se sirvió hasta la mitad de su vaso y nuevamente de un solo un trago terminó por acabarlo.
"Yo, Son Chaeyoung...
Se quedó mirando su vaso por unos segundos, pero no pudo más. Lanzó el vaso contra la pared, haciendo que se rompiera en mil pedazos.
Te recibo a ti, Mark Tuan, como mi esposo...
Mina, desesperada sin saber qué hacer o cómo controlarse, tomó la botella y le dio varios tragos, para luego estrellarla contra el frío y duro suelo.
Me entrego a ti...
Caminó en círculos por toda la sala buscando calmarse, pero fue imposible. En ese momento no había ni existía nada en el mundo que pudiera hacerla sentir mejor o más tranquila. No le quedó de otra que tomar todo lo que encontraba a su paso y hacerlo pedazos.
Y prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso...
Lanzó varios cuadros colgados que tenía como decoración al suelo, haciendo un completo desastre en el gran departamento.
En la salud y en la enfermedad...
Se pasaba las manos por la cara, desesperada, lloraba y sollozaba muy fuerte, le faltaba el aire.
Y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.
Comenzó su ataque de ansiedad y sentía una presión fuerte en el pecho, se retorcía en el piso por la intensa presión y por la horrible tristeza que experimentaba en ese momento.
-Yo, ahora los declaró, marido y mujer. Puede besar a la novia -dijo el sacerdote y Mark tomándola del rostro terminó por darle un suave beso. Ella asqueada se alejó rápidamente de él. Chaeyoung, mantuvo su vista en el ramo que sostenía cuando dijo sus votos, pensando en una sola cosa: "Odiaba el día de su boda".
-¡¿Mina?! ¡¿Está todo bien?! -Nayeon gritó, afuera del departamento de Mina, mientras daba golpes en la puerta-. ¡¿Mina?! Responde. Sé que estás ahí.
Pero la nombrada yacía sobre el piso de la sala, abrazando sus rodillas, con los ojos fuertemente cerrados. Su ataque había acabado, pero la había dejado muy mal, intentaba hablar pero no podía, se sentía completamente débil.
Nayeon sabía que estaba dentro, porque había escuchado todo el escándalo que había hecho Mina. Giró la perilla lentamente para ver si la puerta tenía seguro, pero como supuso, no tenía.
-Mina, la puerta está abierta. Voy a entrar. -Abrió con cuidado, esperando ver a la rubia, y así fue, pues estaba en el suelo, llorando a mares-. Mina, ¿qué pasó aquí? ¿Te encuentras bien? -dijo preocupada mientras se acercaba hasta ella, la tomó de los hombros y la hizo sentarse en el piso, recargando su espalda en el sillón. Pasó su brazo por sus hombros y atrayéndola a ella, la cabeza de la rubia por fin descansó sobre su pecho.
Esperó por unos minutos a que se calmara y dejara de llorar para que pudiera hablar.
-E-ella, ella se-se acaba de casar...- susurró.
-Entiendo -mencionó comprensiva mientras acomodaba los cabellos desordenados de la rubia.
Nayeon no sabía de qué estaba hablando Mina, solo había dicho "Ella se acaba de casar" y fue todo. No sabía de quién hablaba, pero no le importó y decidió pasar la noche en el apartamento de Mina, solo con el fin de cuidarla. Después de que la llevó a su cama, se dedicó a limpiar todo el desastre que había. Quedando exhausta sobre el sillón.
Fin del Flashback
Mina suspiró y pasó delicadamente sus manos por las mejillas de Chaeyoung, limpiando sus lágrimas.
-Tienes razón, y lo lamento -Mina pasó su brazo derecho por la nuca de Chaeyoung y la acercó a su propio cuello. Cuando esta no puso resistencia la envolvió en un cálido abrazo. Como deseaba hacer desde el momento en que la vio. Chaeyoung sollozaba sobre su cuello, pero estaba entre sus brazos después de mucho tiempo, y eso era lo mejor que le podía haber pasado.
Se quedaron en esa posición por un buen tiempo, Mina acariciaba con delicadeza la espalda de la más pequeña, de arriba hacia abajo, dándole consuelo. Las manos de Chaeyoung que anteriormente estaban en sus hombros se habían alojado inconscientemente en su pecho.
Mina había caído en cuenta que habían hecho todo menos lo que le había dicho el señor Son; ponerse al día. Fue ahí, que se alejó y le propuso a Chaeyoung verse al otro día, puesto que aún tenían una conversación pendiente. No queriendo perder la comunicación y con la excusa de llamarse más tarde para confirmar si se podían ver mañana para hablar, intercambiaron sus números de teléfono.
-Mañana tengo todo el día libre hasta la fiesta de mi padre. Podríamos vernos aquí, a la misma hora -dijo Mina.
-Eso estaría bien, pero te llamaré más tarde para confirmar -Le sonrió y la más alta le correspondió.
Chaeyoung deseosa de sentirse una vez más en los brazos de la más alta; se pegó más a ella, envolviendo su cuello con sus brazos, Mina pasó los suyos por su cintura y comenzó a trazar patrones irreconocibles con sus dedos en la espalda de la más pequeña. Ambas mantenían sus ojos cerrados, disfrutando del contacto. El estar en los brazos de la otra, era una sensación inexplicable.
Chaeyoung quería sentirla más cerca de Mina, así que desenredo sus brazos alrededor de su cuello y los bajó lentamente, colocando sus manos en la nuca de la más alta, y jalando lentamente hacia su propio cuello, hasta sentir la nariz y los labios de Mina contra este. Sintió como el aliento de Mina impactaba contra su cuello, esto hacía que toda su piel se erizara y la hiciera recordar cómo se sentían las manos de Mina sobre todo su cuerpo. Chaeyoung escuchaba atentamente su respiración.
Mina aspiraba su exquisita fragancia a lavanda, recordando exactamente qué así era como Chaeyoung olía hace un par de años.
Ya llevaban demasiado tiempo dentro de ese baño y alguien podría estar esperando entrar o incluso sus padres ya podrían encontrarse en la mesa conversando. Debían volver. Abrió los ojos lentamente y dejó un pequeño beso en el cuello de Chaeyoung, haciendo que esta se estremeciera. Se alejó lentamente, poniendo sus manos en las mejillas de la pequeña, dándole leves caricias con sus pulgares.
-Ya debemos salir a la mesa. Podrían estar esperándonos -susurró.
-Tienes razón.
Mina le dio un suave beso a la pequeña en la frente, oyendo como suspiraba y se estiró para alcanzar su abrigo, comenzó a ponérselo y ya cuando tenía sus dos brazos dentro de él, sintió como unas suaves manos se postraban sobre las suyas. Chaeyoung le estaba acomodando el abrigo. Inevitablemente sonrió.
-Estoy muy feliz por haberte visto hoy.
-El sentimiento es mutuo -respondió.
Al salir del baño sus padres ya estaban en la mesa esperandolas. Cuando las vieron a lo lejos, ambos se levantaron y las guiaron hasta el estacionamiento del restaurante. Una vez ahí comenzaron a despedirse. El padre de Mina les recordó que su fiesta era mañana a las nueve y que tenían que llevar su máscara. Mina le dio una reverencia al padre de Chaeyoung, haciéndolo más por cortesía que por respeto. Pues por su culpa Chaeyoung sufría.
Cuando tuvo que despedirse de la pequeña la miró a los ojos antes de acercarse y darle un abrazo, que fue demasiado corto para ambas. Pero antes de separarse, Mina le susurró algo al oído:
-Espero tu llamada -Y se separó.
Cada uno subió a su coche, y salieron de ahí, tomando cada quien su camino. Ambos padres dejaron a sus hijas en su apartamento y hotel. Mientras tanto ellos regresaron a sus casas.
Apenas Mina abrió la puerta de su habitación, su teléfono sonó, anunciando que alguien la llamaba, pensando que tal vez fuera la rubia, sacó rápidamente su teléfono, lamentablemente no era ella sino Nayeon. Contestó de mala gana y espero que su amiga hablara.
-¿Qué tal estuvo? -dijo del otro lado de la línea adormilada.
-No te imaginas lo que me pasó esta mañana -contestó feliz. Haber visto a Chaeyoung más su encuentro en el baño la tenía muy emocionada. No podía creerlo.
Esta mañana había sido la mejor de su vida.
Hey, hola... ¿Cómo están? Espero que bien y que estén tomando mucha agua:).
Sólo les traigo este capítulo para comentarles que ya decidí el horario de las actualizaciones. Serán semanales empezando desde hoy. Les comento esto porque estoy conciente de que Wattpad no avisa.
Así que, las actualizaciones serán los lunes de 4 a 5 pm. Para que estén atentos.
Así mismo, quiero agradecerles a todos que hayan apoyado la historia hasta ahora, realmente estoy impresionada ya que no pensé que avanzara tan rápido. ¡Muchas gracias!
Creo que eso es todo, espero les haya gustado el capítulo, si es así no se olviden de votar, se los agradecería mucho:)
Cuídense, los quieroooooo ✨
-B. A. F.
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