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Capítulo único


El sudor corría por su frente y su corazón estaba más agitado. El balón frente a él, situado en la marca que el árbitro había hecho, parecía hacerle señas.

El ruido de las personas esperando, las porristas animando.

¡Eh! ¡Eh! ¡Hyunjin! ¡Hyunjin!

El silbido del árbitro en sus oídos anunciando que ya podía patear.

Hyunjin pateando, la pelota volando.

Y golpeando en el marco.

Maldita sea. Falló.

Aunque sabía que fallar estaba en una de sus posibilidades, pero aún así le molestó perder la oportunidad de un gol aunque su equipo lo estuviera animando.

Era la última jugada e iban empatados, así que cuando el árbitro levantó los brazos anunciando el final del partido, Hyunjin no tardó en volver a los vestidores aunque el público lo animaba.

—Está bien, hyung —dijo Jeongin llegando a su lado. El joven era la nueva incorporación al equipo y estaba siendo un gran jugador—. Todos fallamos un penalti.

Hyunjin lo sabía. Pero su obsesión por la perfección evitaba que se sintiera bien consigo mismo.

—Estoy bien —gruñó tomando una toalla y adentrándose a las duchas.

Duró más de lo que esperaba. Cuando salió de las duchas, los vestidores estaban casi vacíos. Sabía que muchos de sus compañeros se dirigían a esperar a sus novias fuera de los vestidores femeninos dónde se cambiaban las porristas femeninas. Los animadores masculinos compartían el mismo vestidor que los jugadores.

Así que no le sorprendió encontrar a Félix ya vestido, esperando a Jeongin.

—Fue un gran partido —dijo Félix brindándole una sonrisa, sabiendo que Hyunjin se estaba regañando en su interior por el penalti. Hyunjin le sonrió, era imposible negarle una sonrisa a Félix.

—Gracias. Ustedes animaron increíble —respondió. Félix iba a hablar pero otra voz lo interrumpió.

—Es nuestro trabajo —dijo Jisung saliendo de la ducha—. Nosotros si lo hacemos —Hyunjin rodó los ojos al ver a Jisung. Felix los miro un poco nervioso y soltó un suspiro de alivio cuando Jeongin le dijo que ya podían irse.

—¿No puedes vivir tranquilo si no me estás molestando? —preguntó Hyunjin. Jisung hizo una mueca mientras comenzaba a cambiarse, pero ignoró la pregunta de Hyunjin.

—La verdad es que no sé porque nos desgastamos animándote cuando pierdes un penalti así.

—¿No has pensado que tal vez tu voz me irrita al punto de desconcentrarme? —respondió. Jisung soltó una risotada.

—No es mi culpa que juegues tan mal.

—Si jugara tan mal no me tendrían de capitán.

—Tal vez tienen bajos estándares.

—¿Qué me dices de las porristas? Mira que tenerte a ti de capitán en vez de una de las chicas.

—Soy lo suficientemente fuerte para mantener estable una pirámide.

—Tal vez solo te acostaste con el entrenador para que te diera el puesto —Jisung le lanzó una mirada asesina. Ya estaba dispuesto a irse a los puños con Hyunjin cuando alguien carraspeó.

—Tal vez deberían dejar de pelear como niños e irse a casa —la voz de Changbin sonó con hartazgo. Aunque ya todos sus amigos estaban acostumbrados a sus discusiones con Jisung, también les cansaba.

Miró a Changbin, Hyunjin creyó que ya se había ido.

—Seungmin y yo te estuvimos esperando —dijo Changbin—. Y como no aparecías intuí que estabas acá, peleando como siempre con Jisung.

—¡Él comenzó! —señaló Hyunjin, como un niño. Jisung rodó los ojos y comenzó a ponerse los zapatos.

—No es mi culpa que no sepas jugar bien.

—¡Me harté! —exclamó Hyunjin y fue a lanzarse al otro chico pero unos brazos en su cintura lo detuvieron.

—Ya basta —dijo Changbin tirando a Hyunjin hacia atrás—. Ustedes parecen unos niños. Basta, vamos, Hyunjin. Nos vemos, Jisung —se despidió Changbin tomando a Hyunjin de la muñeca y jalandolo hacia la salida. Hyunjin le lanzó una mirada a Jisung que le mostró el dedo medio que el otro chico también respondió.

Lo despreciaba tanto.

.

Hyunjin fácilmente derrumbaba las suposiciones que la gente tenía de él.

Creían que era engreído por ser bonito, no lo era. De hecho, Hyunjin no gustaba mucho de usar su belleza para conseguir cosas.

Creían que era heterosexual, como cualquier deportista "engreído". No lo era. No dejaba demasiado explícita su sexualidad, pero no le impedía responder cuando las chicas se le insinuaban.

Creían que era un cabeza hueca que solo pensaba en fútbol. No lo era. Hyunjin adoraba el arte, le gustaba bailar y pintar.

Creían que no era muy listo. Lo era. Bueno, en parte. Hyunjin podría ser torpe para algunas cosas pero era dedicado en sus estudios y, sin duda, bueno en ellos.

Excepto en inglés.

Hyunjin frunció el ceño al ver su examen reprobado. Su profesor le pidió que se quedara al final de la clase y Hyunjin ya sabía que le diría.

Le iba a dar un tutor. La universidad en verdad se dedicaba a los estudiantes cuando veía que estaban recibiendo notas bajas.

Hyunjin esperó a que todos salieran y se acercó a su profesor.

—Ya sabes lo que te diré, Hwang —dijo haciendo unas anotaciones en su computadora—. Estás teniendo muy bajas notas y necesito colocarte un tutor porque no quiero que repruebes.

—Lo siento, señor.

—Te pondré a Han Jisung.

—¿Qué? —Hyunjin quería simplemente reír.

—Así como escuchaste...

—¿Félix no está disponible? ¿Chan hyung?

—Ellos ya tienen estudiantes, que de hecho van peor que tú. Son mis armas grandes y no estás tan mal como para un arma grande. Además, el señor Bang tiene que concentrarse en su tesis, así que tampoco le puedo poner más trabajo. Así que lo veo después, señor Hwang.

Con los dientes apretados, Hyunjin salió del salón. No había terminado de salir cuando escuchó una risa. Reconocía esa risa. Lo perseguía hasta en sus pesadillas.

Miró a Jisung que había estado apoyado en la pared. Le brindaba una sonrisa malévola.

—Entonces, Hyunjin. Ahora te tengo en mis manos —Hyunjin rodó los ojos.

—No seas ridículo, Jisung.

—Es verdad lo que dicen que los deportistas no piensan con la cabeza de arriba —Hyunjin gruñó. Odiaba que creyeran que por ser deportista era imbécil.

—¿Y qué dicen de las porristas? Que solo sirven para ser bonitas, como tú, Jisung.

—¿O sea, piensas que soy bonito?

Oh mierda.

Hyunjin sintió que algo se alteraba en su estómago cuando Jisung le sonrió.

—No —respondió—. Solo que para eso sirven. Eso y para ser follados —algo de furia brillo en los ojos de Jisung. Hyunjin sabía que había dado un golpe bajo, incluso se sintió asqueroso al decir aquello.

Él no era así.

—Nos vemos esta tarde —dijo Jisung con voz oscura, y Hyunjin supo que iba a sufrir aprendiendo inglés.

.

Jisung lo esperaba en su auto. Usaba sus grandes audifonos y un hoddie enorme que sin duda había robado de Chan. También usaba pantalones hasta las rodillas y Hyunjin podía tener una vista de sus fuertes piernas.

Por mucho que despreciara a Jisung, Hyunjin tenía que admitir que Jisung era bonito. Tenía una cara bonita. Adornada con grandes ojos y una boca en forma de corazón.

La verdad, no entendía de dónde surgió toda su enemistad con el animador. No recordaba haber comenzado una pelea pero Jisung parecía siempre querer pelear con él y Hyunjin no iba a quedarse atrás.

Él contratacaba.

Jisung lo miró acercarse y se quitó los audífonos.

—Trabajaremos en mi casa —sentenció. Hyunjin iba a abrir la boca para replicar pero Jisung enseguida negó con la cabeza—. Odio la biblioteca, hay muchas distracciones. Además los libros están en mi casa.

Hyunjin cerró la boca apretando los labios y frunciendo el ceño. Jisung le indicó que lo siguiera y Hyunjin fue a su auto para seguir al de Jisung hasta su casa.

Llegaron, Jisung le abrió y terminaron en su habitación. Hyunjin miró la habitación, todo de negro con pósters de bandas en las paredes.

—¿Qué? —preguntó Jisung— ¿Como soy animador creíste que todo sería rosita?

—No —replicó Hyunjin.

—Apuesto que también crees que tengo faldas escondidas o algo...

—¿Puedes dejar de intentar pelear? —exclamó Hyunjin, harto—. No pensé ni por un momento en eso. No me gusta creer en los estereotipos que tiene la gente con respecto a las pasiones de cada uno. Por ejemplo, creen que vivo detrás de faldas por ser deportista pero no, soy gay ¿Ves? —Jisung apretó los labios—. Creo que el único estereotipo que comparto es que soy un imbécil en inglés ¿Correcto? ¿Eso era lo que querías que dijera?

—Lo siento —se disculpó Jisung en un suspiro sentándose en su cama. Hyunjin lo siguió. Estaba harto de que Jisung se pusiera tan a la defensiva.

Comenzaron a estudiar. Jisung parecía cada vez más harto cuando Hyunjin no entendía lo que decía. Y a Hyunjin le hartaba el poco tacto que Jisung tenía.

Bien sabía que no podían tener un día tranquilo.

—Eres un terrible estudiante —exclamó Jisung dejando un libro a un lado. Hyunjin frunce el ceño.

—¿No has pensado que eres un pésimo maestro?

—¡Soy un increíble maestro! —exclamó Jisung—. No es mi culpa que tu pequeño cerebro no sepa identificar siquiera las vocales en inglés.

Hyunjin estaba harto.

Estaba realmente harto que Jisung le gritara y le dijera que era un bruto.

Estaba harto y estresado. Así que no lo pensó bien cuando golpeó el hombro de Jisung

—¡Me tienes harto! —exclamó. Jisung miró dónde lo había golpeado, en sus ojos había fuego. Había estado esperando que Hyunjin hiciera un movimiento antes de atacar.

Se le lanzó encima y lucharon. Hyunjin sintió el golpe de Jisung en su mejilla provocando que hiriera el interior de su boca y sintió el sabor de la sangre.

Golpeó la barbilla de Jisung, provocando un gruñido en el chico. Jisung logró tomar sus muñecas y golpear ambos brazos de Hyunjin sobre el colchón. Hyunjin se retorció, Jisung era muy fuerte y le enojaba. Algo brillaba en los ojos de Jisung, algo que le hizo temblar de pies a cabeza. Hyunjin escupió en la mejilla de Jisung. Una mezcla de saliva y sangre que provocó que el chico soltara un gruñido.

Hyunjin esperaba que Jisung volviera a golpearlo. Lo tenía a su merced. Lo tenía completamente inmovilizado con sus fuertes manos tomando sus muñecas y sus fuertes piernas encerrando las suyas.

Hyunjin esperaba cualquier cosa.

Menos que Jisung tomara sus labios con fuerza. Al comienzo, quiso quitarse del beso, pero luego sintió el calor recorriendolo completamente y le devolvió el beso con el mismo fulgor con el cual Jisung lo besaba.

El beso era brusco. Había muchos mordiscos de por medio pero a Hyunjin no le importaba. Descubrió que le gustaba la forma en que las manos de Jisung lo tenían inmovilizado. Descubrió que amaba la forma en que Jisung mordía sus labios y recorría su boca con su lengua.

Hyunjin no se dió cuenta que estaba abriendo las piernas hasta que sintió la rodilla de Jisung sobre su polla y la risa sombría del chico sobre él. Hyunjin se sentía agitado, su corazón latiendo por millón mientras veía los ojos de fuego de Jisung.

—Parece que te gusta, niño bonito —murmuró Jisung. Hyunjin gimió cuando Jisung movió su rodilla, dándole más estimulación en su polla. Cerró los ojos mostrando el cuello y Jisung, como una invitación, pegó sus labios a la deliciosa piel y succionó provocando que Hyunjin gimiera.

—Por favor —gimió Hyunjin. No sabía que pedía. No sabía qué quería.

—¿Estás suplicándome? —preguntó Jisung mordiendo el lóbulo de la oreja. Hyunjin se retorció con lágrimas en los ojos.

—Por favor... hmmm —Jisung quitó su rodilla del miembro de Hyunjin haciendo que lloriqueara.

—Ya. Ya, bebé —susurró Jisung colocandose entre las piernas de Hyunjin y levantando los muslos del otro chico. Abrió su pantalón y abrió el de Hyunjin para liberar sus pollas, erectas y húmedas con presemen, y mordió el cuello de Hyunjin haciéndolo gritar de dolor. Pero no le importó, porque Jisung comenzó a masturbar sus pollas juntas con los dientes aún enganchados en su cuello. Hyunjin lloró de placer, apretando los hombros de Jisung mientras levantaba más su cadera por excitación. La mano de Jisung martubandolo, la polla de Jisung pegada a la suya, los labios de Jisung dejando marcas en su cuello, marcandolo para que todos se dieran cuenta que había tenido a Hwang Hyunjin bajo sus manos.

Gimiendo su nombre.

—Jisung. Jisung —gimió Hyunjin. Ya se sentía cerca. Ya sentía el ardor en su estómago de un orgasmo venidero. Se corrió con fuerza, gimiendo alto y jalando el cabello de la nuca de Jisung que estaba atacando su cuello. Y luego soltó pequeños quejidos cuando Jisung no dejó de masturbarlo hasta llegar él soltando gemidos en el oído de Hyunjin.

Se quedaron quietos bajando de su nube. Hyunjin sentía la cabeza llena de algodón. No sintió mucho cuando Jisung se levantó y los limpió. Solamente sintió los suaves labios de Jisung en los suyos. Está vez era un beso suave que le hizo calentar el corazón a Hyunjin.

—Levántate, idiota —llamó Jisung. Y Hyunjin supo que nada había cambiado.

.

—¿Por qué usas cuello de tortuga? —preguntó Minho llegando a su lugar al lado de Hyunjin, esperando que el profesor comience. Hyunjin mira a su amigo. Minho mira hacia el cuaderno de Hyunjin— ¿Estás dibujando pollas?

Hyunjin suelta un chillido y cierra su cuaderno.

—¡Nada! —exclama, sintiendo sus mejillas enrojecer. Minho enarcó una ceja.

—Sobre el cuello de tortuga...

—Me gusta, solo eso.

—Estamos a 30 grados.

—El calor es mental.

Minho soltó un pequeño gruñido y, sabiendo que ocultaba Hyunjin, bajó el cuello de tortuga justamente en el lado donde se veía el mordisco de Jisung.

—Dios. ¿Te acostaste con un vampiro o qué? —Hyunjin, con las mejillas enrojecidas hizo que Minho lo soltara.

—No fue nada.

—¿Con quién fue?

—Eso no importa. No va a volver a pasar.

.

Habían decidido no hablar de lo sucedido. Hacer como si nada hubiera pasado para que no se volviera a repetir.

O eso decían.

Por qué entonces, Hyunjin no estaría ahí, arrodillado, en las duchas, tomando la polla de Jisung en su garganta.

No pensó que terminaría así cuando comenzaron a discutir.

Comenzaron como siempre lo habían hecho. Gritándose, insultándose. Y luego Jisung había dicho "¿Por qué no me chupas la polla como la buena puta que eres, Hwang?"

Y Hyunjin se había agachado a chuparle la polla.

Jisung lo había levantado del brazo y habían ido hasta las duchas, se habían encerrado en una y Hyunjin se había vuelto a agachar. El calor del lugar lo inundaba todo mientras la polla se endurecía en su garganta.

Hyunjin no había hecho muchos orales antes, así que no era un experto, pero al parecer Jisung lo disfrutaba. Llegó un momento donde Jisung lo tomó del pelo y comenzó a follarle la boca. Y Hyunjin lo recibió con tanto gusto, degustando la forma en que los testículos de Jisung golpean su barbilla y la punta de la polla golpea su garganta.

No le importó que posiblemente tendría la garganta destrozada, no le importaba que le quedaría dolor de cabeza por la forma en que Jisung le tomaba del pelo.

No le importaba nada más que escuchar los gemidos de Jisung y sentir su semen en su boca. Tragó mientras cruzaba miradas con Jisung, podía ver el placer inundando los ojos del chico y nunca había visto un chico más bonito mientras se corría.

Jisung lo sacó de su polla y Hyunjin se levantó, su polla adolorida. Pensó en irse cuando Jisung le dió la vuelta y lo aprisionó contra la pared.

—¿Qué...? —Hyunjin ya iba a hablar cuando sintió la mano metiéndose en sus pantalones y sacando su polla. Gimió con fuerza, colocando su cabeza en el cuello de Jisung cuando este comenzó a masturbarlo con fuerza. Jisung repartió besos en su cuello, haciendo ligeros chupones que Hyunjin tendría que buscar cómo esconder nuevamente.

—Tan maleable para mí, niño bonito —gruñó Jisung. Y Hyunjin se sentía así. Se sentía tan débil en las manos de Jisung.

No le importó que fuera solo cosa del momento. No le importó que Jisung solo lo buscara para esto porque se sentía tan bien. Una de las manos de Jisung lo recorrían entero, pellizcando sus pezones mientras lo seguía masturbando. Jisung debió haber sentido que Hyunjin estaba por correrse, o tal vez era que sus gemidos habían aumentado en volumen, porque metió dos dedos a la boca de Hyunjin que el chico chupó mientras podía sentir cómo su cerebro se hacía papilla por el orgasmo venidero.

Sus piernas temblaban cuando Jisung lo soltó. Las manos masajearon su trasero y un dedo rozó su entrada.

—Algún día me dejaras comerte ese delicioso culo y follarte.

Hyunjin quería decirle que sí.

.

—Tenemos que hablar —sentenció Hyunjin a Jisung cuando lo alcanzó en el patio de la universidad. Jisung se quitó los audífonos y miró a Hyunjin.

—¿Sobre qué?

—¿Tal vez las dos veces que hemos hecho... ya sabes? —Jisung soltó una risa.

—¿Qué? ¿Liberamos la tensión?

—¿Es lo que te parece a ti?

—Por supuesto. Peleamos y liberamos la tensión follando (aunque no lo hemos hecho).

—¿Y quieres que sigamos haciéndolo? —Jisung se encogió de hombros.

—La verdad es que me ha gustado —Hyunjin sintió que sus mejillas ardían un poco.

—La verdad es que sí —le dió su teléfono—. Nos mantendremos en contacto ¿no te parece?

—Claro —anotó su número y luego le brindó una sonrisa a Jisung—. Si deseas, estoy libre después de las tres. En mi casa.

Hyunjin sonrió.

—Por supuesto.

.

Por primera vez, Hyunjin se dispuso a degustar los labios de Jisung. No había agresividad, no había furia, solo placer y ganas de terminar con esto.

—¿Me vas a mostrar lo flexible que puedes ser? —preguntó Hyunjin tomando la barbilla de Jisung con su mano, aplastando sus mejillas.

—¿Quién te hizo pensar que me vas a follar? —preguntó Jisung tomando el pelo de Hyunjin y jalandolo.

Le encantaba la agresividad. Le encantaba el dolor.

—¿Te acuerdas que me dijiste que animo como la mierda? —gruñó Jisung. Se estiró y le lanzó un pedazo de tela a Hyunjin. Lo miró y su garganta se cerró, era una falda de porrista—. Ponte esto y muéstrame que animas mejor que yo.

Hyunjin se sonrojó, pero aún así aceptó el desafío y se quitó del regazo de Jisung para bajarse los pantalones y colocarse la falda. No quiso preguntar de dónde la había sacado Jisung. No quería saberlo, pero la prenda le quedó como anillo al dedo.

Volvió a subirse en el regazo de Jisung, el cual tenía la vista pegada a las piernas de Hyunjin. Definitivamente todo ese deporte le daba tremendas piernas.

—¿Es lo que esperabas? —preguntó Hyunjin. Jisung tomó la cintura de Hyunjin en sus manos y acarició. Levantó la camisa hasta ver un delicado piercing en el ombligo.

Soltó una risita.

—Tienes todo el porte de una porrista —murmuró Jisung—: cintura pequeña, lindas piernas, piercing en el ombligo. Tal vez deberías dejar de jugar fútbol y entrar en el equipo —Hyunjin se retorció un poco. Las manos de Jisung ascendía por sus muslos, tocando debajo de la falda hasta llegar al borde de los boxers de Hyunjin—. Quítalo.

Hyunjin, como si nada, obedeció. Se sintió, por primera vez, libre. Las manos de Jisung agarraron su trasero en puñados provocando que volviera a quejarse.

—¿Puedo follarte? —preguntó Jisung. Hyunjin pensó que nunca preguntaría. Quería que preguntara. Quería que Jisung lo follara.

—Por favor.

No sabía porque quería que Jisung lo follara. No sabía porque quería doblegarse ante el chico. Pero lo quería.

Quería que Jisung hiciera todo el trabajo. Que sus dedos, al parecer expertos, follaran su agujero abriéndolo bien para su polla. Que las palabras sucias que salían de su boca siguieran haciéndolo erizarse de placer.

—Que buena niña —gimió Jisung curvando sus dedos hasta tocar la próstata de Hyunjin provocando que el chico gritara, sus manos apretando el pecho de Jisung—. Tan abierta para mí. Mi princesa.

—Por favor... —sollozó Hyunjin. De alguna forma le encantaba que Jisung le hablara así. Jisung sacó sus dedos y alineó su polla. Hyunjin soltó un gemido cuando se sentó en ella, sintiéndose lleno.

Jisung lo tomó de los muslos, dando suaves pellizcos provocando pequeños quejidos en Hyunjin.

—Ahora salta, pequeña porrista. Muéstrame cuánto amas mi polla —y Hyunjin comenzó a moverse. Comenzó a empalar esa deliciosa polla en él, moviéndose suavemente y buscando el ángulo perfecto. Las manos de Jisung estaban clavadas en sus muslos, apretando fuertemente mientras soltaba gemidos y observaba como se movía la falda—. La camisa. Fuera —ordenó y Hyunjin obedeció sin rechistar. Se quitó la camisa solo quedando con la falda que al parecer era lo que más excitaba a Jisung.

Podía ver cómo los ojos del chico se veían cada vez más desesperados, irritados por la forma tan lenta en la cual se movía Hyunjin. Sintió que Jisung levantaba las rodillas, apoyando los pies en el colchón y comenzó a follarlo fuertemente provocando que Hyunjin gritara por la sorpresa y cayera sobre el pecho de Jisung.

—Te gusta que hagan todo el trabajo por ti ¿Eh? —gimió mientras apresuraba el paso dando justamente en el punto dulce de Hyunjin.

—¡Ah! ¡Ah! —gemía Hyunjin, alto, colocando los ojos en blanco ante el enorme placer que podía sentir. No se dio cuenta que estaba cerca hasta que ya se estaba corriendo sobre la falda. Y enterró su rostro en el cuello de Jisung cuando este no dejo de follarlo incluso en la sobreestimulación.

—Te voy a llenar tanto que te voy a dejar embarazada —gimió Jisung y Hyunjin lloró. Se sentía tan bien, se sentía maravilloso. Nunca pensó que se sentiría tan bien ser sobrestimulado. Nunca pensó que Jisung lo follaría tan bien.

Las embestidas eran más descuidadas, Hyunjin se sentía nuevamente cerca cuando Jisung llegó con fuerza soltando un gemido y llenándolo completamente. Hyunjin se levantó, permaneciendo sentando sobre la polla cuando la mano de Jisung tomó la suya y comenzó a masturbarlo rápidamente para que se corriera nuevamente mientras apretaba el pecho de Jisung.

Hyunjin tembló cuando se corrió nuevamente. Volvió a caer sobre el cuerpo de Jisung totalmente agotado por la sesión de sexo placentero.

Soltó un pequeño quejido cuando Jisung salió de él y lo dejó acostado en la cama a su lado. Hyunjin lo miró cuando se levantó y se dirigió al baño. Cerró los ojos. No planeaba dormir sino solo descansar un poco hasta que sintió que Jisung lo limpiaba.

—Para ser solo liberación de tensión eres muy bueno en el cuidado posterior —murmuró Hyunjin, su rostro apoyado en la almohada.

—No soy un salvaje —respondió y aquello hizo sonreír a Hyunjin. Podía ser algo básico pero le gustaba esto. Ninguna de sus parejas o conexiones anteriores les había gustado el cuidado posterior—. Mis padres no tardan en llegar —dijo Jisung—. Será mejor que te cambies.

Hyunjin suspiró.

La magia había terminado.

.

Cuando Yeji apareció en la puerta de los vestidores, muchos de los chicos se sobresaltaron y volvieron a cubrirse con la toalla.

—¡Yeji! —exclamó uno.

—Uno de ustedes, pervertidos, tomó una de mis faldas —gruñó. Hyunjin miró a Jisung que le brindaba una sonrisa malévola.

Lo iba a matar.

—¿Por qué asumes que somos nosotros, noona? —preguntó Jeongin—. Pudieron haber sido alguno de los asquerosos admiradores —Yeji frunció el ceño y los miró a todos, como buscando culpabilidad en su rostro.

Yeji siempre era de temer.

Ella les miró con los ojos entrecerrados y suspiró.

—Los estaré vigilando —se dió la vuelta, y salió del vestidor.

Hyunjin sintió alivio en su cuerpo. La falda ahora estaba en la basura y nunca, jamás, volvería a su dueña.

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Hyunjin podía llegar a pensar que la polla de Jisung era mágica. O tal vez su dueño era increíble que sabía siempre como moverse y qué puntos tocar dentro de Hyunjin.

—¡Ngh! ¡Ah! ¡Hhmm! —Hyunjin apretaba la almohada sobre su cabeza. La forma en que Jisung lo follaba era tan fuerte que podía sentirse el rechinar de la cama, Hyunjin estaba aterrado de que pudieran romperla.

Estaba sobrestimulado, no pensó que Jisung tuvieran tanta resistencia para no correrse todavía y Hyunjin ya se había corrido dos veces. Sin embargo, pudo sentir que las caderas de Jisung eran erráticas y los movimientos desordenados, entonces supo que el chico ya estaba cerca.

Y Hyunjin también.

Jisung se corrió dentro de él, como había acostumbrado a hacerlo y a Hyunjin le encantaba sentir el semen caliente en su culo. Saliendo cuando Jisung sacaba su polla.

Justamente como ese momento. Hyunjin se sentía agotado, le dolían las rodillas y todavía estaba erecto. Sin embargo, se dió cuenta que Jisung no había terminado cuando las manos abrieron sus mejillas y una lengua caliente se adentró en su culo.

—¡Jisung! —gritó, agarrando el pelo del chico y tratando de apartarlo. Pero Jisung no se dejó, y Hyunjin al final, al sentir lo bien que se sentía en vez de alejarlo lo acercó más y casi cabalgó en su cara mientras sentía más y más placer.

Cuando se corrió, podía sentir que su cuerpo se relajaba, derritiéndose en la cama. Soltó un pequeño quejido cuando Jisung le dió una palmada.

—Que bonito culo —gimió Jisung—. Todo mío.

Hyunjin quería responder afirmativamente.

Era todo de él.

.

—Uno de los estereotipos de los animadores que comparto —dijo Jisung, Hyunjin apartó su teléfono para mirarle. Ambos habían estado acostados en la cama de Jisung, ya vestidos porque Jisung había insistido que Hyunjin no tenía que irse enseguida—, es que me gustan los chicos —continuó, luego hizo una mueca—. O sea, no soy gay. Soy bisexual. Pero tengo más preferencia por los chicos.

Hyunjin sonrió a su lado. Luego miró hacia el techo de la habitación de Hyunjin, dónde un póster de Guns and Roses le miraba.

—Nunca he dicho que soy gay —dijo él—. Sé que es estúpido pero dejarían de respetarme. Nunca me he esforzado por seguir los estereotipos de cómo es un deportista. Pero el ser heterosexual es algo que no puedo seguir, pero me da miedo salir de esa comodidad.

—Pero hay rumores.

—Solo porque he rechazado a chicas que ningún chico se atrevería a rechazar. Pero quedan siendo eso, rumores y a nadie les importa. Sé que es estúpido pero por ahora no me gustaría salir del closet. No quiero que todavía se enteren que me gustan los chicos y menos que soy pasivo.

—¿Por qué? —Hyunjin hizo una mueca.

—Creo que sería aún peor. De por sí que ser gay me arruinaría, sería peor si se enteraran que me gusta recibir más que dar.

Jisung hizo una mueca. Sabía de dónde venía todo ese pensamiento, y aunque no lo compartía, lograba entender el sentir de Hyunjin. Vivían en una sociedad que les obligaba a cumplir ciertos roles. A cumplir ciertos estereotipos.

Había sido ridiculizado un montón de veces por ser porrista. Y de hecho no había demostrado su afección por los chicos por lo mismo, porque es lo que la gente piensa de él. Es lo que la gente piensa de Hyunjin.

—La gente es una mierda —dijo Jisung. Hyunjin a su lado soltó una risita.

—Lo es.

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Se sentía incómodo caminar. Le dolía demasiado el trasero y las piernas.

—Estás lento, capitán —exclamó Jeongin llegando a él cuando Hyunjin se doblegó.

—Estoy bien —dijo Hyunjin jadeando. Se sentía tan incómodo caminar, ahora menos correr. Se levantó al escuchar el grito de los animadores y le lanzó una mirada a Jisung que le brindaba una molesta sonrisa en la base de la pirámide.

Hyunjin quería matarlo.

.

Besarse en los vestidores no debería ser tan placentero como lo estaba siendo. Hyunjin podía sentir su piel erizandose ante la posibilidad de ser descubiertos.

Su espalda golpeó uno de los casilleros y las manos de Jisung aprisionaron sus muslos y levantaron a Hyunjin. No había más nada que él amara más que una buena demostración de fuerza y era lo que más amaba mostrar Jisung.

Envolvió sus piernas en torno a la cintura de Jisung, sus pollas rozándose en un ritmo errático, liberando toda la adrenalina que conservó por el partido de esa tarde. Hyunjin gimió, mostrando su cuello como si fuera una presa y Jisung atacó como si fuera un depredador. Tomó el cuello de Hyunjin y chupó y mordió toda la piel que era posible encontrar.

Le encantaba esto. Hyunjin amaba ser marcado por Jisung como si fuera suyo. Amaba que Jisung dejara marcas como si fuera su dueño. Cómo si demostrara a los demás que Hyunjin le pertenecía.

Y no debería excitarlo tanto aquello. No debería gustarle tanto porque no eran nada. Eran simplemente personas que no se llevaban bien liberando tensión en el sexo.

Solo eso.

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«HWANG HYUNJIN, NUESTRO HONORABLE "CAPITÁN" LE GUSTA EL PENE Y ES PASIVO »

Eso rezaba en los folletos que inundaban todas las puertas y paredes de la universidad. Jisung miró sorprendido la fotografía que había tomado alguien cuando ellos dos habían estado jugueteando en el vestidor.

Jisung estaba de espaldas, su rostro enterrado en el cuello en exhibición de Hyunjin. En cambio Hyunjin, estaba expuesto. Su rostro mostrando todo el placer que sentía, sus piernas enrolladas en torno a la cintura de Jisung.

—¡No, no entiende! ¡Esto es ilegal! —exclamó Chan a su lado. Había estado tratando de hablar con el decano por teléfono para demandar a quien había hecho esto.

Habían humillado públicamente a Hyunjin.

—Esto no es una secundaria, señor —gruñó Chan—. No puede llamarlo una broma.

Jisung caminó, alejándose de Chan. Necesitaba encontrar a Hyunjin. Llegó a uno de los salones donde estaban los estudiantes de artes y logró ver a Minho.

—Hyung —llamó Jisung tomándolo del hombro. Minho le lanzó una furiosa mirada— ¿Sabes dónde está Hyunjin?

—¿Para qué? ¿Para qué necesitas molestarlo? ¿No te es suficiente con esta humillación? —Jisung parpadeó varias veces ¿Creían que él había hecho eso?

—¡Yo no hice esto! Lo estoy buscando justamente porque...

—¡Se siente como una mierda! —exclamó Minho—. Se devolvió a casa porque esta mierda, esta humillación, es llegar demasiado lejos.

—¡Yo no hice nada!

—No es lo que él me dijo.

—Te juro que no le hice nada. ¿Que ganaría haciendo esto? —Minho se encogió de hombros.

—Si no hiciste nada, entonces ve a hablar con él, porque cree que si lo hiciste.

Y salió del salón.

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Jisung sabía dónde quedaba la casa de Hyunjin por una vez que hicieron una fiesta en su casa y se invitó a todo el equipo.

Jisung bien había dicho que él no tenía absolutamente nada que ver con las pancartas en la universidad, estaba totalmente nervioso de tocar la puerta.

Pero aún así. Tocó la puerta y esperó. Fueron casi cinco minutos tocando para que Hyunjin abriera la puerta.

Su mirada decaída, sus ojos hinchados y rojos se tornaron de fuego cuando notó que era Jisung quien estaba en la puerta.

—¿Qué haces aquí? —gruñó—. Lárgate, no te quiero ver —fue a cerrar la puerta pero Jisung lo detuvo.

—Minho hyung dice que crees que fui yo. No lo soy, Hyunjin. Jamás te haría eso.

Se quedaron mirando fijamente. Luego Hyunjin desvío la mirada.

—Bien, te creo ¿Feliz? Ahora vete —volvió a intentar cerrar, pero Jisung volvió a detenerlo.

—Espera.

—Viniste a aclarar que no fuiste tú. Ya lo hiciste. Vete.

—Vine a ver cómo estabas.

—¿Cómo estoy? ¿Cómo crees que estoy, Han Jisung? Nos tomaron una foto mientras nos tocabamos en los vestidores. Me humillaron en público. Me sacaron del closet a la fuerza. ¿Cómo crees que estoy?

—Lo sé. Es una mierda, por eso vine.

—No. Viniste a aclarar que no fuiste tú. Aunque te conté mis peores temores. Aunque sé que me odias. Aunque te dije todo lo que casualmente se publicó.

—Sigues creyendo que fui yo —cayó en cuenta Jisung. Hyunjin le volvió a lanzar una mirada asesina y le cerró la puerta en la cara.

Detrás de la puerta, Jisung mi escuchó llorar.

.

Nadie hizo nada para quitar los carteles. Fueron Jisung y sus amigos quienes lo hicieron.

Obviamente, la universidad no hizo absolutamente nada.

Hyunjin se ausentó a todos los entrenamientos de la semana. También a las clases.

Jisung podía sentir un vacío cuando miraba el puesto que usualmente ocupaba Hyunjin en la clase de interpretación musical que compartían juntos.

Su corazón se rompió.

.

Hyunjin apareció a la semana. Su pelo de color rojo cuando antes era rubio y lápiz de ojos negro.

Jisung lo miró sorprendido. Todos lo miraban sorprendidos, porque si todos creyeron que Hyunjin se ocultaría más como un cobarde, estaban equivocados.

Jisung no sabía lo que tenía en mente Hyunjin. Pero no tardó en descubrirlo cuando lo acorraló en la pared y le dió un ferviente beso.

Jisung se quedó paralizado, sin responder. Pero a Hyunjin no le importó. Lo besó y luego se alejó dejando a Jisung pegado en la pared sin saber que más haría.

—¿Qué demonios acaba de pasar? —dijo Félix llegando a su lado, había visto todo.

Jisung suspiró.

—Creeme que te diría si lo supiera.

.

Jisung encontró a Hyunjin debajo de las gradas de la cancha de fútbol. Lo escuchó llorar y siguió el llanto.

Reconocía el llanto de Hyunjin, era totalmente diferente a su llanto sexual pero aún así podía identificarlo.

Hyunjin estaba llorando, sus mejillas totalmente manchadas por el lápiz corrido y eso apretó el corazón de Jisung. Se acercó y Hyunjin lo miró, se secó rápidamente las lágrimas y miró a otro lado.

—¿Qué haces aquí? —preguntó sorbiendo por la nariz.

—Estaba preocupado por ti —murmuró Jisung. Quería alargar la mano y tocar la de Hyunjin. Quería acariciarle la mano y decirle que todo estaba bien.

—¿Por qué lo estarías? —Jisung gruñó.

—¿Por qué te cuesta entender que me preocupo por ti? Es una mierda por lo que pasas y no deberías hacerlo solo —Hyunjin miró a otro lado, su mirada perdida.

—Quise... quise hacer como si nada me importara —murmuró—. Me pinte el pelo de rojo y me maquillé para darles más razones para hablar. Pero... este no soy yo —sorbió su nariz—. Dije que iba a salir del equipo, pero tampoco puedo.

—No lo hagas. Es lo que esa persona quiere. Por eso hizo eso. A nadie le importa como te ves, Hyunjin. A nadie le importa como eres. Las personas que te quieren, te quieren por ser tú. No debe importarte lo que dicen los demás —tomó un mechón de pelo rojo. Era un rojo sangre. No podía creer que Hyunjin se viera más bonito de lo que era, pero con ese color de pelo lo hacía—. Pero te ves muy lindo con ese color de pelo.

Hyunjin se sonrojó y Jisung amó ver el color en las pálidas mejillas del chico.

Lo tomó de la mano y lo hizo salir de su escondite.

—Aun me siento avergonzado —dijo Hyunjin—. Siento que me están juzgando.

—Te lo repito: no es tu culpa. Fue alguien que quiso hacerte daño. Si te están juzgando solo no debes prestarle atención.

Era más fácil decirlo que hacerlo. Hyunjin salió tímido de su escondite aunque nadie estuviera esperándolo para humillarlo fuera de este. Jisung lo ayudó a limpiarse el maquillaje corrido, restregando sus ojos y mejillas hasta dejarlas limpias y rojas.

—Gracias —dijo Hyunjin—. Perdona el beso. No debí hacerlo.

—No me importa —dijo Jisung con una sonrisa—. No me molestaría besarte en público.

Hyunjin lo miró un momento sorprendido, luego le brindó una sonrisa.

—¿Quieres besarme fuera del sexo? —Jisung se sonrojó.

—Tal vez.

Hyunjin se acercó y le dió un suave y pequeño beso en los labios. Era solo un roce que erizó los vellos de Jisung.

—También me gustaría —susurró Hyunjin.

.

¡Eh! ¡Eh! ¡Hyunjin! ¡Hyunjin!

La pelota le hacía muecas. Hyunjin respiró hondo, mirando a todo el público animándolo. Pensó en que no quería perder eso. Perder la pasión por lo que hacía solo porque lo habían tratado de humillar.

Estuvo lleno de furia durante unas semanas, mientras trataban por sus propios medios buscar quien había sido el culpable.

Tristemente al final no lograron encontrarlo. Pero a Hyunjin dejó de importarle al final, porque no iba a mortificarse con un perdedor que seguramente quería lo que Hyunjin tenía.

Quería sus amigos.

Quería su puesto.

Quería su confianza.

De pronto era un chico gay que no se atrevía a salir del closet.

De pronto era un heterosexual que se sentía humillado porque un gay había logrado algo que él no.

No lo sabía.

Pero ya no le importaba.

Porque sus amigos lo aceptaban y lo apoyaban.

Porque sus amigos se unieron a su búsqueda.

Pero su equipo no le dijo nada, como si nada hubiera pasado y siguieron tratandolo normal. Con el respeto que se merecía por su posicion de capitán.

Porque Hyunjin se enteró después que ellos buscaban todos los días si había cámaras escondidas en los vestidores para que no volviera a pasar lo que había pasado.

Ni a él ni a ningún otro.

Porque Jisung ya salía con él y se trataban bien en público. Porque cuando iba a su casa a estudiar hacían más que tener solo sexo.

Porque tenían sexo apasionado, de esos que Jisung lo follaba tan lentamente que Hyunjin se sentía amado.

Tan amado. Jisung besaba sus lágrimas y lo hacía retorcerse en la cama por horas.

El silbido sonó.

Hyunjin pateó.

La pelota voló para al final estrellarse contra la malla, anotando el gol final y dando la victoria a su equipo.

Hyunjin se quedó paralizado un minuto más antes de reaccionar. Todo su equipo lanzandose encima de él. Celebrando.

El equipo de porristas llegando a unirse a la celebración.

Hyunjin solo tuvo dos segundos para pensar cuando Jisung estaba frente a él, mirándolo, hablando con la mirada.

Y luego se estaban besando frente a todo el mundo.

Celebrando la victoria.

Celebrando la libertad.

.

Nota: No estoy muy agusto con el final pero no sabía que otro darle.

Estoy tan feliz de este fic, me encanta, lo amo y espero a que ustedes les haya gustado.

Besitos.

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