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6. Penny Lane Pies.

30 de Julio de 1986

—¿Aún estás molesto por eso? — preguntó JiMin frunciendo el ceño —Ya pasó una semana.

—¡Claro que sí! — exclamó TaeHyung haciendo un puchero —No puedo creer que él haya conocido a tu madre antes que yo.

JiMin soltó una risita ante las quejas de su amigo, ganándose una mala mirada por parte de su amigo.

—Te diré algo... Hagamos una pijamada el sábado en mi casa— sugirió JiMin tomando una galleta.

—¿Una pijamada? — la voz de HoSeok se unió a la conversación, poniendo tímido a JiMin pues originalmente el plan era entre él y Tae, la repentina llegada de HoSeok y YoonGi le había tomado por sorpresa—Estamos invitados ¿no?

No quería parecer grosero y no era que no los quisiera invitar, pero aún estaba algo temeroso de cómo podrían todos reaccionar al hecho de que fuese adoptado; TaeHyung lo sabía y no parecía importarle en absoluto, lo mismo ocurría con YoonGi quien había tenido un encuentro bastante prolongado con su madre la semana anterior cuando le dio un aventón a su casa y no parecía tener una opinión negativa al respecto.

Sabía que su nuevo grupo no era malo y que había mucha más tolerancia en uno solo de ellos que en todo Millstone, pero las dudas siempre persistían y le hacían sentir algo ansioso; sin embargo, sabía que no podía esconder a su familia por siempre y prefería que cuando se enteraran fuera de una manera controlada y no por estúpidas habladurías de la gente.

—Por supuesto que están invitados— murmuró con una sonrisita nerviosa —No creo que mis padres tengan problema, nuestro sótano es muy grande— exclamó abriendo los brazos.

Los tres chicos rieron con ternura y TaeHyung le pellizco las mejillas al rubio por su muy evidente ternura y JiMin se encogió sobre sí mismo al sentirse observado.

YoonGi sonrió de lado mientras lo miraba y TaeHyung fue consciente de la manera en que su amigo parecía mirar al rubio desde que había llegado, era como si tratara de descifrarlo con una fascinación que Tae nunca había percibido en su mejor amigo y aunque se moría de ganas por preguntar en ese mismo instante supo que no era una buena idea.

—¡Chicos, chicos! — Areum llegó casi corriendo a donde se encontraban ellos, estaba visiblemente emocionada —Necesitamos planear la fiesta de bienvenida de JiMin ya.

—¿Por qué la prisa? — preguntó HoSeok frunciendo el ceño

—Mis padres saldrán de viaje este viernes por la mañana, regresan el sábado por la tarde así que tenemos toda la tarde del viernes para hacer una fiesta increíble— explicó la pelinegra hablando tan rápido como podía

—Bueno, traeré la van el viernes, así podemos irnos todos tan rápido como podamos al salir de clases— anunció YoonGi aceptando inmediatamente el plan

—Y tu equipo de sonido— pidió Areum a lo que el pelinegro asintió —Ahora... Estaba pensando tal vez invitar a algunas personas....

—No tienes que hablar en código, Are— murmuro TaeHyung sonriendo —¿Quieres invitar a YeonJun?

—Si... ¡Pero sé que quizás no les agrade mucho la idea así que no hay problema si no quieren!

—Areum... la fiesta será en tu casa, puedes invitar a quien te dé la gana.

—Lo sé, lo sé... es solo que... sé que les gustan las fiestas más íntimas y... YeonJun y sus amigos pueden ser un poco más caóticos.

—Nos gustan las fiestas intimas, pero no vamos a oponernos a que invites al chico que te gusta— puntualizó HoSeok —Además, JungKook nos invitó a su partido ¿por qué no podríamos invitar a sus amigos a nuestra fiesta?

—Gracias, chicos. Prometo que mantendremos el caos al mínimo— dijo sonriendo con emoción —Iré a decirles a Nam y Hye— exclamó antes de dirigirse al interior del edificio.

—Entonces todos vamos a llevar a la persona que nos gusta ¿Correcto? — preguntó HoSeok ganándose un par de miradas confusas por parte de los demás —Areum llevará a YeonJun, llevaré a HyeJin y Tae... JungKook seguramente estará ahí también.

El rubio se cubrió el rostro con la libreta que tenía en las manos y negó con la cabeza mientras JiMin lo sacudía ligeramente, siguiendo el juego de HoSeok.

—¿Tú a quien llevarás, YoonGi? — preguntó el castaño.

JiMin dejó de molestar a Tae, en ese momento la conversación había tomado un rumbo más interesante y de menos juego ¿por qué se sentía nervioso? ¿quería escuchar la respuesta? ¿por qué estaba tan interesado? Las preguntas que se arremolinaban en su mente le causaron un momentáneo mareo que le hizo acomodarse en su asiento de manera correcta.

—¿A qué te refieres? — preguntó el pelinegro mirándolo con una ceja levantada, su mirada desviándose de manera sutil hacia el rubio sentado frente a sí.

—Ya sabes... llevar a alguien que te guste— murmuró Tae, mirando a HoSeok con una complicidad tácita, al parecer ambos ya comenzaban a sospechar de las miraditas curiosas que YoonGi le dirigía a JiMin.

—No me gusta nadie— dijo simplemente, volviendo su atención a su comida.

Los hombros de HoSeok cayeron y la mirada del castaño buscó la de TaeHyung rápidamente quien se apresuró a mirar a JiMin y codearle ligeramente en las costillas.

El rubio parecía ajeno a la conversación, estaba más ocupado mirando la libreta en la que estaba dibujando garabatos; pero la realidad era que JiMin estaba intentando por todos los medios no reaccionar de ninguna manera sospechosa ante la respuesta de YoonGi.

Y es que había dicho que no le gustaba nadie lo cual le parecía un poco extraño, a su parecer esperaría que el guitarrista tuviera interés por alguien de la escuela o del pueblo; generalmente todos se sentían atraídos a alguien a esa edad ¿no?

No quería demostrar interés en la respuesta, pero tampoco quería que luciera como que estaba juzgándole, por lo que mantuvo su mirada fija en el papel mientras hacía trazos sin sentido.

—¿JiMin? — escuchar su nombre lo hizo levantar finalmente la mirada, las miradas curiosas de los tres chicos estaban sobre él —¿Tú llevarás a alguien?

Ninguno de los tres pares de ojos se alejó de él y aquello lo hizo cohibirse, sonriendo nerviosamente mientras intentaba escapar de sus miradas.

—¿Llevar a alguien? — preguntó frunciendo el ceño sin borrar su sonrisa —Literalmente solo los conozco a ustedes ¿Cómo llevaría a alguien?

—No perdíamos nada con preguntar— murmuró HoSeok encogiéndose de hombros.

—Bueno, yo estaré contigo Chim— dijo Tae pasando su brazo alrededor de los hombros del rubio —No necesitamos llevar a alguien que nos guste.

Aunque JiMin no lo sabía, apenas descubriría lo que se sentía ir a una fiesta en la que si lo querían como invitado así que no tenía ni una mínima idea de cómo se sentiría ir a ese tipo de cosas con la persona que le gustaba, en su mente hacer una aparición en público como esa le traería muchos problemas.

Sacudió la cabeza, ya no estaba en Millstone, las cosas eran diferentes y no tenía necesidad de pensar aquello, de todas formas, no había nadie que le gustara.


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Su mirada estaba fija en el techo, en el escritorio se encontraba su desayuno aún intacto y él aún estaba usando la pijama, eran cerca de las once de la mañana, pero él no tenía los ánimos para levantarse. Había llamado a la escuela para reportarse enfermo y su madre le había creído ciegamente pues JungKook no era un fanático de saltarse clases

La realidad era que no estaba enfermo, nada de eso, o quizás sí; quizás un insecto come cerebros se había apoderados del suyo y por esa razón había sido un completo idiota con HyeJin, nunca antes le había alzado la voz a una chica, mucho menos tomarla del brazo con tanta rudeza como lo había hecho.

Cerró los ojos con fuerza, queriendo olvidarse de la obvia escena que había hecho la tarde anterior; sin embargo, las palabras de la pelinegra seguían repitiéndose en su cabeza una y otra vez como una cinta defectuosa. En realidad, le había molestado que pensara que su naciente cercanía con TaeHyung fuera parte de una estúpida jugada para dañarlo.

El hecho de que pudiera poner en duda su integridad moral le causó una molestia que encendió un fuego en su interior, pero cuando hizo aquella insinuación acerca de sus verdaderas intenciones, ese fuego se disparó y le fue imposible controlarlo.

No entendía por qué, se suponía que no estaba mal respecto a gustar de un hombre, sin embargo, en cuanto HyeJin lo había insinuado sintió algo horrible tensarse en su estómago. Él no era un homofóbico, lo sabía bien, había leído sobre eso cuando se dio cuenta que gustaba de TaeHyung y al salir de viaje tan seguido con sus padres había conocido a ese tipo de gente, nada de lo que los libros decían ni ninguno de los ideales que profesaban aquellas personas era ligeramente similar a como JungKook se había sentido al descubrir sus preferencias.

¿Y si no era un homofóbico entonces por qué había actuado de esa forma? Decirle aquellas cosas a HyeJin habían sido bastante hirientes y, sobre todo, hipócritas pues, ¿cómo podría decirle que no era como ella cuando claramente estaban en una situación bastante parecida?

«Bueno, al menos yo no he besado a nadie de mí mismo sexo» pensaba, buscando una manera de justificar las palabras tan venenosas que habían salido de sus labios. Pero esa justificación se sentía débil y vacía pues en su interior, JungKook sabía que la forma en que había reaccionado no estaba bien. Sus sentimientos y deseos no deberían ser una fuente de vergüenza o ira.

Tal vez era el miedo, la inseguridad, la presión de encajar en un molde que no sentía propio. Su reacción había sido un reflejo de sus propias luchas internas, y necesitaba entenderlas mejor para no repetir ese error.

Debía disculparse con HyeJin y lo haría cuanto antes, sin embargo, había algo más que estaba ocupando su mente y era el hecho de que TaeHyung pudiese estar malinterpretando sus intenciones.

Si cualquier persona pensara que él solamente estaba acercándose a Tae para molestarlo dejaría el tema atrás en unos cuantos días, pero que el mismo TaeHyung pudiera creer aquello le inquietaba de sobremanera y le hacía sentir la necesidad de aclararle que no se trataba de eso.

Suspiró pesadamente, no entendía por qué su inquietud acerca de sus preferencias había surgido en ese momento, había estado muy bien durante dos años ¿por qué no podía estar en paz como lo había estado en todo ese tiempo?

Necesitaba asegurarse de que TaeHyung supiera que todo lo que hacía era una genuina muestra de amistad y no una estúpida broma, mientras más pronto pudiera hablarle de eso sería mejor, si era necesario iría a buscarlo esa misma tarde.

Eso le dio una idea, por lo que se levantó de la cama y casi corrió escaleras abajo para hacer una llamada por teléfono, esperaba recordar bien los horarios de servicio de JiSoo o no podría hacer lo que quería.

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La pelinegra se acomodó los lentes sobre el puente de su nariz para después seguir sellando las hojas que se encontraban apiladas a su lado izquierdo.

Una cabellera rubia y un par de ojos curiosos se asomaron detrás de la puerta al tiempo que dos suaves toquidos se escuchaban sobre la madera, aquello hizo que JiSoo levantara la mirada, misma que se suavizó cuando observó de quien se trataba.

—Hola, Tae— le saludó amablemente, haciéndole una seña para que pasara.

—Hola Soo— le sonrió en respuesta, dejando la puerta entreabierta —Dijeron que la secretaria Moore estaba buscándome.

—Si... En realidad, era yo— dijo con una risita nerviosa y luego negó con la cabeza — Lo siento por haberte hecho venir hasta aquí.

—¿Está todo bien? — preguntó frunciendo el ceño

—Si... es solo que JungKook llamó hace un rato y me pidió que te entregara un recado— dijo en voz muy baja —Se supone que no debería decirte esto, pero aquí tienes.

JiSoo le extendió una hoja de su block de notas, misma que acababa de arrancar con cuidado, la hoja tenía la inconfundible caligrafía de la chica, pero estaba firmada con el nombre de JungKook; TaeHyung no se atrevió a leer de inmediato el contenido así que solamente guardó la hoja en su bolsillo trasero.

—Muchas gracias, lamento que tuvieras que hacer eso— se disculpó apenado, la pelinegra hizo un ademán de su mano, restándole importancia —Te veré luego.

Finalmente salió de la oficina y en cuanto estuvo alejado se detuvo un segundo para leer aquella nota; las manos le temblaban, su respiración se había vuelto irregular y parecía que el corazón iba a salírsele del pecho por lo rápido que le estaba latiendo.

Antes de abrir el papel inhaló profundamente, quizás aquello se trataba únicamente de algo relacionado con su trabajo, seguramente no era nada por lo que ponerse tan nervioso.

"TaeHyung, por favor espérame a la salida en el estacionamiento. Tenemos que hablar" -JungKook

Sus piernas temblaron y tuvo que sostenerse de la pared para no car sobre sus rodillas ¿Qué clase de nota era aquella? ¿esperarlo? ¿para qué?

Releyó la hoja tantas veces que perdió la cuenta, su cerebro resaltando las palabras "Tenemos que hablar" sonaba bastante serio, para ser sinceros y aquello solamente hacia que TaeHyung se pusiera más nervioso. Aquel día JungKook no había ido a la escuela así que algo grande debió haber pasado, al inicio creyó que se trataba de una simple enfermedad que lo había obligado a quedarse en casa, pero el hecho de que hubiera pedido verlo le hacía saber que no estaba tan enfermo como para no salir.

¿Qué sería tan importante?

La respuesta llegó a él tan rápido que le causó un nudo en el estomago que se tensó tanto que sintió el impulso de vomitar.

¿Acaso alguien le había dicho que le gustaba? El corazón de TaeHyung latía con fuerza, cada vez más rápido, mientras sus pensamientos giraban en torno a la posibilidad de que alguien le hubiera contado a JungKook sobre sus sentimientos.

¿Y si JungKook estaba molesto? ¿Y si lo había citado para dejarle claras las cosas de una manera no tan amigable? Sacudió la cabeza, JungKook no era esa clase de persona, seguramente no lo haría.

Pero la sola idea lo mantuvo ansioso durante el resto del día.

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El timbre sonó de manera estruendosa anunciando el final de las clases del día, hubo muchos suspiros de alivio pues ya no soportaban las fórmulas matemáticas que estaban dispuestas en el pizarrón, pero para nuestro rubio sentado en la tercera fila junto a la ventana, aquel timbre sonó más como a un martirio que como al sonido de la libertad.

TaeHyung recogió sus pertenencias con movimientos lentos, queriendo retrasar el inevitable momento en que tendría que enfrentar a JungKook. Su mente estaba inundada de pensamientos contradictorios: una parte de él quería saber de qué se trataba aquella conversación tan urgente, mientras que otra parte deseaba salir corriendo en dirección contraria.

—¿Qué crees que quiera? — preguntó JiMin en voz baja, parándose junto a él.

TaeHyung lo miró de reojo y negó con la cabeza, encogiéndose de hombros, colgándose la mochila y empezando a caminar hacia la salida del salón, el rubio lo siguió de cerca, con los demás del grupo un poco más alejados, pero lo suficientemente cerca para escuchar la conversación.

—¿Será algo para el trabajo? ¿Crees que quiera hablar de algo personal?

—Chim, no lo sé— dijo con un tono de voz mucho más tajante del que le hubiera gustado —Lo siento...

—¿Todo bien? — preguntó HoSeok mirándolos a ambos

—Lo siento... En verdad estoy nervioso— comentó frotando las palmas de sus manos contra su pantalón para eliminar la sudoración

—Tranquilo, respira profundo— propuso JiMin, enganchando su brazo con el de Tae

—Chicos... — les llamó TaeHyung, parando un poco a mitad del pasillo.

Todos se detuvieron e hicieron un circulo a su alrededor, dispuestos a escuchar lo que tenía que decir.

—Por casualidad... ¿alguno de ustedes le dijo a JungKook que me gusta?

El silencio que siguió a la pregunta de TaeHyung fue palpable. Los amigos se miraron entre ellos, sus expresiones oscilando entre la sorpresa y la incertidumbre. JiMin fue el primero en romper el silencio, sacudiendo la cabeza rápidamente.

—Yo no le he dicho nada, Tae. ¿Por qué lo haría? —dijo, su voz reflejando una mezcla de preocupación y sinceridad.

—Yo tampoco— habló HoSeok y su mirada viajó hasta YoonGi que negó con la cabeza suavemente

Areum se adelantó un paso, su rostro reflejando una preocupación genuina.

—Tae, sabes que nunca haríamos algo así. ¿Pasó algo que te hiciera pensar eso?

—Yo... no lo sé, es solo que me da miedo que pudiera enterarse de alguna forma— dijo jugueteando con sus dedos

Areum colocó su mano sobre el hombro de TaeHyung, mirándolo con seriedad y ternura al tiempo que lo acariciaba en busca de transmitirle algo de tranquilidad.

—Tae, entiendo que estés nervioso. Pero, si JungKook se enterara, ¿qué es lo peor que podría pasar? A veces imaginamos lo peor, pero quizá no sea así.

JiMin, aun sosteniendo el brazo de TaeHyung, asintió enérgicamente ante las sabias palabras de la pelinegra.

—Exacto, además, JungKook no es del tipo que se burla de los demás. Si realmente se enterara, creo que trataría de hablarlo contigo de manera madura.

TaeHyung soltó un suspiro cargado de frustración, ellos realmente tenían razón, quizá estaba exagerando las cosas cuando ni siquiera sabía de que se trataba todo eso. Finalmente asintió y se preparó mentalmente para enfrentarlo.

Quiso esperar un poco pues no quería que todo mundo le viera yendo directamente al auto de JungKook; una vez que observó menos presencia de personas, prácticamente les rogó a sus amigos para que lo dejaran ir solo, tampoco quería risitas ni miradas curiosas que pudieran incomodar al chico.

Para cuando se encontró caminando hasta el flamante auto rojo ya no había casi gente y sus amigos ya estaban despidiéndose apresuradamente.

—Hey— lo saludó lo más casual que pudo, ignorando por completo el tenso nudo en su estómago.

El pelinegro giró la mirada y una suave sonrisa se dibujo en su rostro, misma que aligeró considerablemente la tensión que TaeHyung estaba experimentando en esos momentos.

—Hola, Tae.

—¿Para que querías verme? — no había querido sonar tan ansioso como lo había hecho, pero no necesitaba de aquellas formalidades.

JungKook suspiró y se mordió el interior de la mejilla, tomando el suficiente valor para hablar de una vez.

—¿Está bien si te llevo a tu casa? Lo que tengo que decir es... un poco largo.

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—Este definitivamente no es el camino hacia mi casa— murmuró nerviosamente cuando el auto siguió derecho por el boulevard Penrose en lugar de girar hacia la derecha en la intersección con la calle Mulberry.

JungKook soltó una risita, negando con la cabeza de manera suave. Durante los diez minutos que había durado el viaje con TaeHyung no se había atrevido a expresar lo que quería decir, por lo que decidió que era mejor parar en un lugar y prestarle la atención necesaria.

Habían hablado del día de TaeHyung en la escuela, el rubio le había contado lo que se había perdido en las clases y JungKook intentaba hacer notas mentales de aquello, aunque sabía que lo olvidaría pronto.

—No voy a secuestrarte si es lo que te preocupa— murmuró sin perder la sonrisa.

TaeHyung soltó una risa nerviosa, tratando de relajarse un poco, jugueteando con los cordones de su mochila que yacía en su regazo y a la que se aferraba para no volverse loco por el nerviosismo de no saber de qué quería que hablaran.

JungKook continuó conduciendo en silencio por unos minutos más, finalmente girando hacia una construcción que TaeHyung reconoció casi de inmediato.

Penny Lane Pies era una antigua cafetería que tuvo su auge en los años sesentas y que había decaído durante 1976, cuando la propietaria había caído enferma; con sus hijos cuidando de ella no hubo quien atendiera el negocio por lo que la cafetería terminó por declararse en quiebra.

Ahora era solo un edificio abandonado y malgastado en el que aún había gran parte del mobiliario.

JungKook bajó del auto y TaeHyung lo siguió, mirando con desconfianza el lugar y su alrededor.

—El equipo y yo lo hemos reformado— dijo encogiéndose de hombros mientras abría la puerta principal —Decidimos que lo usaríamos como un escondite para... reuniones poco formales.

El pelinegro entró de inmediato, pero TaeHyung echó una rápida mirada al interior antes de hacerlo; sorprendentemente encontró el lugar sorprendentemente bien arreglado, claro no era nada comparado a cuando el lugar estaba en su época dorada, pero se veía bastante decente para estar abandonado.

Las mesas y sillas habían sido limpiadas y colocadas estratégicamente, algunas lámparas nuevas iluminaban el espacio y los escombros habían sido retirados y colocados al exterior de la cafetería. Los sillones largos de piel, ahora desgastados y un poco rotos, aun conservaban su llamativo color rojo y lo invitaban a uno a sentarse en ellos; en general el lugar lucía como un buen sitio en el que pasar el rato aun si el tiempo le había jugado en contra.

—¿No se meten en problemas por estar aquí? — preguntó con curiosidad, paseando su mirada por todo el lugar.

—Tae, mi papá es el alcalde— murmuró JungKook, con una sonrisa socarrona, como si eso explicara todo.

—Si, supongo que eso te exime de algunos problemas— masculló asintiendo, sin pensarlo mucho se sentó en uno de los sillones rojos y el pelinegro se sentó a su lado, a una distancia considerable para poder girarse y mirarlo de frente —¿De qué querías hablar conmigo?

La ansiedad por saber no se había disipado ni un segundo, seguía preguntándose si JungKook estaba por rechazarlo de la peor manera posible; le daba miedo el hecho de que lo hubiera llevado a un lugar tan apartado del pueblo; si se le ocurría una pesada broma, TaeHyung no tendría la más mínima oportunidad de pedir ayuda o largarse pronto de ahí.

Su estómago estaba revuelto y aunque quería ocultarlo, la manera en que sus cortas uñas se clavaban sobre la tela de su pantalón demostraba lo nervioso que se encontraba en ese momento.

—Yo... tuve una pequeña discusión con HyeJin... Sobre ti— soltó finalmente, sintiendo un peso desaparecer de sus hombros.

TaeHyung ladeó la cabeza y frunció el ceño, todo el nerviosismo que había sentido de pronto se esfumó para abrirle paso a la confusión.

—¿Discusión? — preguntó con cautela.

JungKook se pasó una mano por el cabello, tratando de ordenar sus pensamientos para decir aquello de la mejor manera posible.

—Sí... Ella mencionó algo que me hizo pensar, y creo que debo aclararlo contigo —respondió, buscando los ojos de TaeHyung.

El rubio se mantuvo en silencio, mirándolo con curiosidad mientras, con un gesto de su mano, lo invitaba a seguir hablando, JungKook se aclaró la garganta y asintió.

—HyeJin... Ella piensa que quizás el hecho de que me acerque a ti tiene segundas intenciones y que quiero lastimarte— mencionó, la mirada de TaeHyung se levantó igual de rápido que un latigazo y JungKook no dudó ni un segundo en deslizarse sobre el sillón para estar más cerca de TaeHyung —Mencionó que... una vez en el pasado habías pasado por algo similar.

A Tae se le revolvió el estómago pensar en aquel momento tan desagradable y todo lo que sintió entonces, pero se mantuvo tranquilo y asintió suavemente.

—Quiero que sepas que este no es el caso— habló JungKook, mordiéndose el labio por el nerviosismo, pero tratando de sonar lo suficientemente convincente —Sé que puede parecer muy raro que de buenas a primeras estemos teniendo demasiada interacción, pero no hay ninguna intención oculta detrás de eso.

—JungKook... Yo nunca pensé que fuera de ese modo— murmuró con una media sonrisa —Es cierto que los chicos populares pueden ser crueles, pero tú no eres así.

—No sabes cuanto me alivia saber eso, no me gustaría que tuvieras una idea errónea de esto— murmuró sonriendo —Con lo que dijiste el otro día sobre tus amigos y.... sentirte excluido, no quería darte la misma sensación de que algo estaba mal.

Ahí estaba de nuevo, siendo quizás demasiado bueno para su propio bien; TaeHyung insistía en que, de no ser así, podría olvidarse fácilmente de él, pero ¿qué caso tenía querer olvidarlo? Después de todo ya se había resignado a gustar de JungKook y suponía que iba a estar bien mientras no se lo dijera o mientras no se enterara.

Si dejaba todo su dilema de lado, debía decir que nunca antes se habían preocupado por sus sentimientos de aquella manera ¿Por qué tenía que ser precisamente él? De todas las personas que había conocido en su vida tenía que ser justamente él, una persona a la que nunca podría tener, no de la manera en que a él le hubiese gustado tenerlo.

—Sin embargo, si me da curiosidad saber por qué de pronto somos más cercanos— dijo Tae mirándole con curiosidad —¿Qué fue lo que te hizo querer acercarte a este ratón de biblioteca?

JungKook soltó una risita y negó con la cabeza, imaginándolo por un momento como literalmente un ratón, cosa que le causó bastante gracia y ternura.

¿Cómo podría decirle que estaba acercándose a él porque tenía un flechazo y quería, al menos ser su amigo? Seguramente no era algo que podría decir con tanta ligereza, al menos no en un futuro cercano pues, pese a que no se sentía como un enfermo por gustar de otro hombre, tampoco se sentía pleno con la idea de compartirlo con el mundo; lo sentía como algo privado, algo muy propio, una parte de él tan intima y temerosa que prefería guardar solamente para sí mismo.

Quizás, si estuviera seguro de esa parte de si mismo como lo estaba de todas las demás partes que lo constituían podría compartirlo con TaeHyung, después de todo sabía que él lo comprendería mejor que nadie; pero no podía hacerlo, no cuando era justamente TaeHyung quien había despertado esa parte en él y a quien no quería lastimar con el descubrimiento de su ser.

—Siempre me has causado curiosidad, ¿sabes? — comentó asintiendo, mirándolo de reojo porque su mirada se había vuelto tímida y ya no podía mirarlo a los ojos o se sonrojaría violentamente —Tienes mucha energía, pero eres bastante tímido... Eres divertido también.

—¿Lo soy?

El pelinegro asintió sonriendo, su mirada fija en las manos en su regazo.

—Supongo que solamente quiero ser tu amigo.

Un sentimiento agridulce se instaló en el pecho de TaeHyung, maravillado porque el asombroso Jeon JungKook quería ser su amigo, decepcionado por que solamente quería ser su amigo. Aunque lo entendía, sabía que no había una posibilidad, por lo que ser su amigo era quizás la mejor de sus opciones ahora mismo.

—Entonces, ¿eso significa que somos amigos?

—Somos amigos, TaeHyung.

El rubio le regaló una sonrisa cálida que hizo que su corazón se saltara un latido y que su sonrisa de conejo apareciera, enterneciendo a Tae.

Pero JungKook sabía que si iba a ser su amigo necesitaba ser sincero, si bien no podría mostrarle esa parte de sí que con tanto recelo guardaba, si tenía que sincerarse sobre otra cosa que había estado rondando en su mente y sabía que a TaeHyung no le iba a hacer mucha gracia.

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—¡¿Que hiciste qué?! — exclamó el rubio una vez que escuchó la historia, ligeramente modificada, que JungKook le contó acerca de la discusión con HyeJin —Eso estuvo muy mal, JungKook.

—Lo sé, lo sé y créeme que me arrepiento de haber dicho lo que dije— lloriqueó haciendo una mueca, tirándose sobre el sillón — Y de haber hecho lo que hice. Sé que no es correcto.

—Tienes suerte de agradarle a HoSeok o te habría arrancado la cabeza en ese mismo instante— murmuró Tae negando con la cabeza suavemente —¿Cómo se te ocurre?

—No estaba pensando— dijo como si fuera obvio —Y quiero disculparme, pero realmente no sé cómo empezar.

—Puede que no lo parezca, pero Hye es muy comprensiva, quizás te mire mal por los primeros dos segundos, pero cuando sepa que eres sincero ella va a escuchar todo lo que tienes que decir— le tranquilizó —Solamente piensa bien lo que dirás, te aseguro que todo va a salir bien.

—Gracias, Tae— susurró con una sonrisa, haciendo una nota mental sobre aquello.

—Espera, ¿por eso no fuiste hoy a la escuela? — preguntó uniendo los puntos'

—Estaba demasiado avergonzado— dijo pasándose una mano por el rostro con visible frustración —No sabía que hacer o que decir así que simplemente decidí desaparecer.

Tae soltó una risita y lo miró con detenimiento, en realidad lucía cansado, como si aquella mala interacción hubiera consumido todas sus horas de sueño, las medias lunas violáceas que se acentuaban debajo de sus ojos le confirmaban que su noche no había sido la mejor.

Como un acto impulsivo, TaeHyung estiró su mano hacia el rostro de JungKook, rozando con la punta de sus dedos la parte inferior del ojo del presidente de la clase, causándole a este una corriente eléctrica que viajó a través de su cuerpo, haciéndolo estremecerse.

El contacto lo aturdió por un segundo, los dedos de TaeHyung se sentían fríos a pesar de que afuera estaba haciendo bastante calor. No se alejó a pesar de verse sorprendido por aquella acción, no se alejó simplemente porque no deseaba hacerlo.

—No has dormido mucho— afirmó TaeHyung con la yema de su dedo índice aun rozando la piel de JungKook, entonces fue consciente de lo que estaba haciendo y retiró su dedo tan rápido como pudo —Lo siento.

«Tócame más» fue el pensamiento inmediato de JungKook, sintiendo el impulso de tomar su mano y colocarla nuevamente sobre su mejilla.

—No te disculpes, no hiciste nada malo.

Se contuvo, no podía dejar que esos estúpidos impulsos le controlaran y arruinaran todo. Él no estaba seguro de que aquella atracción durara para siempre, no podía aventurarse con TaeHyung, y arriesgarse a lastimarlo a mitad de camino. Nadie se merecía eso.

TaeHyung tragó pesado y asintió ¿no había hecho nada malo? ¿JungKook no consideraba aquello malo? Es decir, él sabía que no lo era, no buscaba nada con aquello, pero el hecho de que JungKook también lo viera como algo simple y normal hizo que algo dentro de su pecho bailara con alegría.

Lejos de algo romántico, era una afirmación de que JungKook en verdad no estaba fingiendo con él y que si quería ser su amigo; un recordatorio de que JungKook no era tan idiota como algunas personas en ese pueblo y que lo aceptaba tal como era sin juzgar nada de lo que hacía como un coqueteo hacía él.

En el pasado, por algo mucho más insignificante que esa acción se había ganado un puñetazo y un montón de palabras hirientes por parte de alguien a quien él consideraba su amigo, por lo que las palabras de JungKook se sintieron como un bálsamo que reconfortaba la picazón de aquellas heridas mal sanadas.

—Gracias —murmuró TaeHyung, mirando a JungKook con una mezcla de gratitud y algo que no podía definir del todo—. Es... es bueno saber que no tengo que caminar sobre cáscaras de huevo contigo.

—Me gusta hacer sentir cómodas a las personas— se encogió de hombros sonriéndole, se sentía nervioso y no sabía bien por qué —¿Quieres que te muestre más del lugar?

TaeHyung asintió entusiasmado y JungKook se levantó casi de un brinco; caminaron por el área de la cafetería y luego lo llevó por la puerta trasera, misma que daba hacia un claro que dividía la civilización de la zona boscosa.

La parte más cercana a la cafetería había sido decorada con algunas luces que colgaban de las paredes y los arboles más cercanos, no estaban encendidas, pero lucían igual de lindas. Había un par de mesas de picnic dispersas y alguna que otra lata de cerveza que no había sido recogida. Parte de los escombros del interior estaban apilados en un montículo que debían saltar para llegar a las mesas, por lo que mientras TaeHyung intentaba cruzarlo con algo de dificultad, JungKook no lo dudó antes de tomar con firmeza la mano del rubio para ayudarle.

El corazón de Tae se volvió loco, sus mejillas se calentaron al sentir la mano de JungKook apretando la suya con firmeza. Trató de controlar su respiración, pero la proximidad y el contacto eran abrumadores.

—¿No te preocupa? — preguntó una vez pudo cruzar y JungKook soltó su mano, el pelinegro lo miró frunciendo el ceño —Si te vieran tomando mi mano la gente no dejaría de hablar.

—¿Y quién me va a ver si no hay nadie aquí? — preguntó con una sonrisa burlona —A veces te preocupas demasiado por lo que digan las personas.

—Me preocupa que hablen de ti... de mi ya se han dicho muchas cosas.

—Bueno, no te preocupes, sabré controlarlo— murmuró sonriendo —Que seamos amigos y pasemos tiempo juntos no significa nada más.

Estaba dándole confort ¿por qué aquello le había causado un dolorcito molesto en el pecho? Había algo en esa afirmación que lo lastimaba. Era una mezcla de gratitud por la amistad sincera que le ofrecía JungKook y tristeza por el deseo no correspondido que guardaba en su corazón.

—Tienes razón —respondió TaeHyung con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos—. No significa nada más.

JungKook pareció no notar la leve tristeza en su voz y se giró hacia el claro, señalando algunas áreas que parecían especialmente interesantes.

—Ven, quiero mostrarte algo más —dijo, caminando hacia el borde del claro donde los árboles formaban un arco natural.

TaeHyung lo siguió, tratando de dejar de lado sus pensamientos y concentrarse en el momento. Cada vez que estaba cerca de JungKook, el mundo parecía un poco más brillante, y quería aferrarse a eso.

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31 de Julio de 1986

La tarde que había pasado con TaeHyung el día anterior lo había hecho pensar demasiado, sobre todo en el hecho de que el ligero toque del rubio sobre su rostro parecía quemas sobre su piel aún después de tanto tiempo y de haber sido tan fugaz.

«Tócame más» había pensado, anhelando por sentir más de esa pequeña e inocente caricia.

Se preguntaba si aquel pensamiento era una muestra innegable de que su atracción por los hombres era algo real y duradero y no una simple fantasía que había llegado a su mente con el desarrollo del cuerpo de TaeHyung.

Podía decir que si, pues más allá de sus locas hormonas, quiso sentir más de TaeHyung, preguntándose como se sentirían las caricias de unas manos masculinas sobre su rostro, de una manera tierna como había sido. La sensación de confort y calidez que le proporcionaba aquel breve contacto lo dejaba anhelando más, pero también cuestionándose lo que significaba todo eso para él.

Sabía que no podía dejarse llevar con tanta facilidad ¿Y si aquello era solo un capricho? ¿Y si era algo momentáneo? No podía arriesgar todo por algo que desaparecería en cualquier segundo ¿Desaparecería? No estaba muy seguro de aquello, pero ¿podía intentar averiguarlo?

Quizás...

No, no podía ¿Qué estaba haciendo? No podía decirle a nadie, no aun, no hasta que lo tuviera bien seguro.

¿Y cómo podría asegurarse de ello si no lo hablaba con nadie? Necesitaba una opinión externa, alguien ajeno a sus revueltos pensamientos, alguien que no le juzgara por aquello y que tampoco lo divulgara.

¿TaeHyung? Era simplemente estúpido querer contárselo a él. Si se lo decía ¿Tae se vería obligado a corresponder? No quería eso, no quería causarle mal de ninguna forma.

Su respiración se agitó mientras caminaba por los pasillos de la escuela en busca de su salón de Estudios Sociales, era la primera hora y ya iba tarde, pero la pesadez que sentía en el pecho no era normal.

Las opciones a su dilema bailaban de manera molesta y burlona en su mente, haciéndole punzar la cabeza de manera dolorosa; su respiración era cada vez más irregular y podía escuchar con claridad cada uno de los latidos erráticos de su corazón martillando dentro de su pecho con fuerza y amenazando con salírsele.

Estaba sudando ¿por qué? Eran las ocho de la mañana, no hacía calor aun, no para estar sudando así.

De pronto, como si fuera una respuesta divina, frente a él apareció la puerta de madera con el letrero dorado colgado al frente de esta.

PsyD. Irene Bae

Era la respuesta a todas sus preguntas.

Estaba tan nervioso y se sentía tan mal físicamente que ni siquiera tocó la puerta pues su búsqueda de respuestas era mucho más importante que las formalidades.

La mujer estaba dentro de su oficina y en cuanto lo observó entrar se levantó, preocupada por la manera en la que lucía.

—JungKook...

—Señorita Bae... Creo que me gustan los hombres.

Hola! Espero que hayan disfrutado de este capítulo, recuerden dejar sus comentarios que me encanta leerlos. 

Los espero en instagram también con la cajita de preguntas para que platiquemos del capítulo. 

Muchas gracias por leer! Nos leemos en la siguiente. XOXO

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