— Lo admito, me molesté demasiado y solo deseé no volver a verte en mi vida, pero luego me di cuenta de que es imposible. Desde un principio fuiste sincero, o al menos en una gran parte. Sabía que esto podría suceder, pero no me preparé lo suficiente... En fin, incluso si tienes novio quiero seguir siendo tu amigo, Namjoon.

— Jin...

— Y no sientas lástima, porque tengo muchos amigos, pero siempre me he dicho que no vale la pena perder una amistad por este tipo de cosas. Yo lo sabía, y decidí aventarme, así que asumo parte de la culpa.

Namjoon se quedó con los ojos inmóviles, viendo a Jin sentado frente a su escritorio con total naturalidad, como si lo ocurrido hubiese sido algo realmente pequeño, sin ninguna importancia. Se sentía avergonzado y sobre todo conmovido.

— No tienes que hacerlo, no tienes que perdonarme, yo hice...

— Namjoon — reprendió —, no vine hasta aquí por nada, yo realmente quiero mantener una amistad contigo. Independiente lo que hayas hecho o no.

El menor no había tardado en caminar hacia Jin y abrazarlo, dejándose rodear por sus brazos fuertes y amables. Había extrañado esa sensación los últimos días.

Jin se separó lentamente del castaño, detallándolo sin medir el tiempo y luego le sonrió, despidiéndose tan animado como siempre.

Y para un momento así, era claro que Taehyung sentía celos. Se había movido hacia la oficina de Namjoon con mucha agilidad, no tenía intenciones de pelear y tirar a la borda la linda relación con Namjoon, solo quería hablar y disculpase adecuadamente, pero Jin se había adelantado, dejándolo con las palabras en la boca.

— Cuídalo — pidió amablemente, caminando vagamente por el corredor hasta el ascensor.

Taehyung sonrió, entrando a la oficina de Namjoon sin ninguna pena.

— ¿Todo está bien ahora?

El castaño asintió, con el trasero sobre la mesa mientras fijaba su mirada en los hermosos ojos que solo poseía su novio.

— Él es demasiado bueno.

— Y tú demasiado malo.

Un pequeño golpe se detuvo en el pecho de Taehyung, mientras sus miradas se encontraban.

— Aun parece irreal todo esto — susurró muy cerca de los labios de Namjoon —, pero lo amo.

Sus labios se unieron, sellando un final de culpa para dar comienzo a una nueva vida llena de amor y sueños. Namjoon no lo detuvo y sonrió, dejándose llevar por las manos de Taehyung, las cuales siempre lograban empujarlo a un abismo con sentimientos y emociones desenfrenados, a una montaña rusa con picos tan altos que lograba tocar el cielo. Amaba cada centímetro de su piel, cada centímetro de su ser y cada centímetro de su amor, por más irreal que pareciera.