The way.
"Amo la manera en la que me haces sentir."
El timbre de receso se escuchó fuertemente entre los inmensos pasillos de la escuela.
Cada alumno salía progresivamente de sus aulas en rumbo a la cafetería, mientras que ChaeYoung, entre apresurados pasos, corría por los blanquecinos azulejos en busca de su amiga, Jennie. La comisura de sus labios se elevaban a más no poder, y sus finos ojos de achicaban con la inmensa sonrisa que pintaba en su rostro.
Aún no podía creer lo que había pasado hace tan solo sólo unos segundos atrás. Las mejillas de Chaeng seguían encendidas en un ligero arrebol que derretía su corazón en más de mil formas. Y lo único que más deseaba era correr para contarle la gran noticia a su mejor amiga. Sus ojos dieron una pequeña inspección por todo el pasillo escolar, y su emoción pegó un brinco cuando encontró la delgada y esbelta figura de su querida amiga, que se combinaba fácilmente entre todo el tumulto de alumnos.
El chocolate cabello de Jennie recorría hasta su cintura, y caminaba tranquilamente con sus tennis blancos cuando también fijó la vista en Chaeng, quien se encontraba en la otra esquina del pasillo.
Jennie frunció el ceño en cuanto la vio correr traviesamente por la gente, se preguntó al instante qué bicho podría haberle picado porque juraba que nunca la había visto tan feliz en toda su vida. Pero de lo que ya tenía más que claro, era que venía con noticias, y se veían como de las buenísimas.
Ella cerró la puerta de su casillero cuando ChaeYoung llegó chillando de la emoción, y solamente bastó estar lo suficientemente cerca de su amiga, para que suelte la noticia tan rápido como sus labios le permitieron.
ㅡJiMin me ha invitado al baile ㅡdijo, conteniendo las ganas de gritar entre pequeños y tiernos saltitosㅡ ¿No es emocionante acaso?
La sonrisa que llevaba parecía incapaz de borrarse en su pequeño rostro y Jennie se enterneció al verla tan emocionada. Sus pequeños y felinos ojos se abrieron a más no poder, y aunque quisiera reaccionar como si no se lo esperara del todo, sinceramente, era lo más obvio que alguna vez podría pasar entre ambos.
Había notado las miraditas que se daban desde muchísimo tiempo atrás, incluso apostaría a que tal vez podrían llegar a ser una pareja en un tiempo no muy lejano. Pero de todos modos, se sentía feliz por su amiga. Claro que lo estaba. Después de todo, JiMin era un buen chico y se verían muy tiernos juntos.
ㅡ¡Claro que lo es, Chaeng! ㅡle dio una pequeña y cálida sonrisa antes de abrazarla, verla feliz le hacía feliz a ella también, y tal vez un poco aliviada de que su amigo haya tenido que dar el primer pasoㅡ. Tarde o temprano tenía que hacerlo.
Admitió Jennie con simpleza, mientras disfrutaba la forma en que la rubia volvía a ruborizarse como si tuviera un interruptor en sus mejillas. En realidad ni siquiera mentía, JiMin sentía atracción por ella y Chaeng también. Y si no se lo proponía él, Jennie obligaría a su amiga que ella misma lo hiciera.
Porque el baile de graduación estaba a la vuelta de la esquina, y ya todos tenían sus parejas. Excepto por Chaeng y Jennie. Aunque, después de todo, al final solo sería Jennie la que estaría por su cuenta.
Y de tan solo pensarlo, la sonrisa que su amiga le había contagiado, fue desapareciendo progresivamente.
No.
Jennie sabía que no tenía que pensarlo, que tenía que estar feliz por su amiga aun cuando su corazón iba apagándose por la idea de estar sola. Ni siquiera ella misma tenía la esperanza de que alguien pudiera proponérsele en tan poco tiempo, sin embargo, su insistente corazón todavía mantenía el sueño de que tal vez, y solamente tal vez, alguien en estos días le pediría ser su pareja. Era tonto. No había nadie en la escuela que se interesase por ella y estaba más que segura. Además, en su cabeza ya permanecía grabada la idea de que iría sola, tal y como esas chicas que veía en las películas románticas.
Solo que también existía una diferencia de por medio, y era aquella que Jennie no tendría un príncipe azul que aparecería de la nada para pedir su mano y moverse al compás de una balada; sino, sería ella comiendo de la fuente mientras le sonreía a su amiga. Pretendiendo que no le dolía el hecho de pasar la noche sola, la última noche de su vida escolar.
Pues al fin y al cabo, así es como pensaba que su destino estaba descrito. Algo monótono.
Chaeng pareció darse cuenta del gesto decaído de la castaña. Y su corazón se encogió porque ya podía deducir lo que estaba pensando. Y no, no quería ser esa clase de amiga.
Así que golpeando suavemente su hombro, dijo en voz alta y firme.
ㅡPero no acepté todavía, eh.ㅡ prosiguió, aún con esas mariposas revoloteando en su pecho, en su cuerpo, en su estómago y en todo su ser. Todavía creía que era un sueño, que en cualquier momento alguien la despertaría y su burbuja reventaría. Porque imaginar que su amor platónico, JiMin, le había pedido hacía no más de una hora con las mejillas tan rojas como un tomate, le causaban revuelos que jamás podría haber imaginado. Y realmente le encantaba la idea, de no ser porque su amiga quedaría sola, y la idea de rechazarle surcaba en su cabezaㅡ le dije que lo pensaría, aunque no sé si deba hacerlo. Tú y yo teníamos planeado divertirnos esa noche, y ahora simplemente estás tú. No puedo plantarte así por así.
Confesó, en una mueca cuando vio el ceño de Jennie fruncirse.
¿Había escuchado bien acaso?
Kim podía jurar con toda su vida que este era el sueño de su mejor amiga, que ChaeYoung había imaginado este momento desde que eran pequeñas, y de tan solo pensar que quería rechazar la idea por ella le ponía molesta. No tenía por qué hacerlo, en verdad, simplemente quería decirle que no siempre tenía que cuidar por ella. Jennie iría, y aunque estaba clarísimo que no la pasaría tan bien como su amiga, al menos se divertiría, y Chaeng no merecía pasar por eso cuando su chico ideal estaba esperándola. Ni siquiera un poco.
ㅡ¿¡De qué estás hablando!? ¿estás bien? ㅡprotestó ella, mirando a la rubia como si fuese un bicho raro. No iba a dejar que por nada del mundo vayan juntas, no era tan egoísta y no le importaría si ella sufriría las consecuencias. Jennie negó con la cabeza, firme y seria, agarrando de los hombros a la otra, con la mirada clavada en sus ojos, antes de sentenciar.ㅡ Tú vas a ir con él y no quiero escuchar excusas de por medio.
ㅡP-pero...
ㅡNo te preocupes por mí, en verdad. Voy a estar bien y me divertiré --Jennie le dedicó una cálida sonrisa de consuelo a su amiga. De esas que te daban tranquilidad y que ablandaban su corazón lo mejor posible.
Sin embargo, eso no le pareció de l todo justo. Chae frunció los labios.
Sabía que Jennie no le dejaría acompañarle al baile, pero tampoco quería dejarla por su cuenta esa noche cuando debía ser especial para ambas. Quería encontrar una solución para las dos, quería ver a su amiga feliz y bailar y sonreír todas las veces que quisiera; pero no podría porque ella no tenía a nadie.
Hasta que una idea brilló en su cabeza, como si fuera un pequeño foco que mantenía la solución más obvia de todas.
La rubia sonrió para sus adentros, y miró de reojo los tranquilos pasos de Jennie hacia la cafetería, se veía tan bonita que no entendía cómo alguien no se atrevió a pedirle algo todo ese tiempo. Le ponía furiosa de tan solo pensarlo, pero con su idea, al final, tal vez sí tendría una pareja con quien pasarla.
Así que la siguió en silencio, pisando sus talones hasta que ambas se sienten en una de las extensas bancas que el comedor tenía. Jennie sacó el juguito de manzana que estaba dentro de su bolso, y empezó a tomarlo cuando sus pequeños ojos observaron su alrededor con timidez. Nunca se había considerado alguien sumamente sociable durante toda su vida a decir verdad. Tal vez sí tenía unos cuantos amigos pero eso era todo. Era más como ese tipo de persona que raras veces salía de casa y prefería refugiarse en sus cálidas mantas viendo alguna que otra película en Netflix, a que ir a una fiesta en donde terminaría por cuenta propia.
La gente iba y venía en la abultada cafetería, y sus gatunos ojos se concentraron en una nada misma cuando la rubia le observó de reojo y sonrió para sus adentros. En silencio se reincorporó de la cómoda silla, hasta que el fierro de esta chirrió contra el suelo y Jennie salió de su trance, para observarle ceñuda. ¿Se iba a ir?
Quiso preguntárselo, quiso acompañarle cuando Chaeng se apresuró en excusar. Haciendo gestos sobreactuados y sonriendo.
ㅡUps. Me olvidé el cuaderno de literatura, ya vuelvoㅡsin dar otra explicación más, Jennie la vio correr por el pasillo como si la vida le fuera en ello. La castaña frunció los labios. Qué raro. No sabía si estaba diciendo la verdad o simplemente le mentía; aunque tampoco le había dado tiempo a protestar cuando se fue tan rápido como pudo. Dejándola por cuenta propia.
No pasa nada, nini, tú puedes con esto.
Jennie tragó saliva y dio otro sorbo a su juguito. Más le valía que su amiga regresara rápido porque no le gustaba estar sola en un ambiente tan lleno. Sus ojitos comenzaron a detallar los grupos de amigos que caminaban a su alrededor otra vez, y de entre toda la multitud, hubo alguien que captó su atención. Que en realidad, siempre lo había hecho, por días, meses y hasta tal vez años. Y que nunca encontraba el valor para acercársele.
Era TaeHyung.
Su corazón aumentó una pequeña carrera de tan solo verlo a lo lejos, y siguió tomando su jugo. Disfrutando el hecho de que él no se percataba de esa mirada.
Era su sonrisa, sus pequeños y dulces ojos, sus largas y espesas pestañas, su chocolate y suave cabello, las pequeñas estrellas que adornaban su rostro, la punta de su nariz y sus aterciopelados labios. Era todo él en realidad. Era incluso su nombre lo que le había tenido tan interesada desde la primera vez que lo vio, y aún no tenía ni la más mínima idea de qué tenía él para atraerle tanto. Tal vez eran los recuerdos que verle le daba, o tal vez los sentimientos que parecían nunca haberse ido desde la última vez que estuvieron juntos.
Sin embargo, ella sabía que él tenía un algo, un algo que le atraía como si de un imán se tratase. Un algo que a veces simplemente la mantenía sumida en su figura, en su nombre, en todo él para empezar.
Porque era ese algo lo que ella había estado buscando, aun cuando no lo sabía en realidad.
Lo podía ver riéndose con sus amigos, realmente no tenía idea de qué hablaban. Pero se veía tan feliz, y aquella sonrisa era lo único que bastaba para hacerle sonreír también. Estaba tan embelesada con él que ni siquiera se percató del momento en que TaeHyung sintió dulces ojos rozarle la espalda por el más mero instinto.
Volteó su ancha espalda suavemente, con el miedo a estar equivocado. Pero ahí la encontró.
Jennie Kim.
Sus miradas se conocieron tan solo por un segundo, antes de que Jennie desviara la vista, pretendiendo que nada hubiese pasado aún cuando él le había atrapado con las manos en la masa. Cuando se dio cuenta de esa pequeña mirada, de esos ojos que nunca se despegaban de su mente ni tampoco lo harían en un tiempo muy asegurado.
TaeHyung esbozó una pequeña sonrisa, avergonzado, y por un momento, él deseó que sus ojos se conocieran más, que ambos se hablaran y dejen de actuar como simples conocidos, que pase de ser como el amigo de mi hermano y más como un amigo suyo.
Porque la verdad era que, Jennie y TaeHyung habían tenido una historia, muchos años atrás. Cuando solamente habían sido unos niños inocentes, que creían del amor eterno, verdadero; etéreo. Aún recordaba aquellas veces que se sentaban en el jardín a escondidas, y compartían sus dulces mientras hablaban de todo y nada a la vez. Cuando Jennie utilizaba aquellas dos colitas que la hacían ver aún más adorable, cuando sus mejillas eran rogorditas y el rubor en su piel aún más notable. Casi puro. Porque eran tan solo unos niños en ese entonces, que a veces solían agarrarse de las manos, a veces se abrazaban con la vergüenza en sus cuerpos u otras, donde simplemente compartían tiernos e inocentes besos en las mejillas y labios. Sus primeros besos sabor durazno. Sus primeros amores.
Sin embargo, el tiempo no había sido justo del todo. Y con el pasar de los años, tal vez fue la vergüenza aquello que les impidió dar una paso más; y todas esas caricias tan dulces como el más puro caramelo, fueron desvaneciéndose. Su amor que tacharon de eterno se tornó efímero.
Hasta ese momento.
Casi nadie sabía lo de ellos, ni siquiera el mismísimo hermano de Jennie, NamJoon, tenía la más remota idea de que su mejor amigo estaba enamorado de su hermana. Y tampoco le gustaría que lo supiera.
Además, estaba segurísimo de que Jennie ya no sentía lo mismo. Es decir, habían pasado tantos años desde la última vez que se dieron una real charla que no sea más que un hola, y hasta le parecía absurdo pensar de que sus sentimientos podrían ser correspondidos. No quería ilusionarse ni tampoco planeaba hacerlo, pero tenía que admitir que tal vez le extrañaba. Le extrañaba un poco muchísimo.
Al fin y al cabo, ella fue su primer amor, ¿cierto? Y era ese el que nunca se olvidaría. Volteó la cabeza en dirección a la de su amigo, quien hablaba con una de las amigas de Jennie si mal no se equivocaba. Ambos miraron a TaeHyung por tan solo unos segundos, y lo último que vio fue a la rubia correr como si hubiese cometido un delito.
Él le restó importancia y esperó a que JungKook volviera, hasta que finalmente se le acercó, con una sonrisa en el rostro. Se plantó frente al otro y le dedicó una mirada seria.
ㅡ¿A quién estabas mirando tanto, hyung?ㅡpreguntó su amigo, observándole curioso mientras que el castaño despegaba la vista tímidamente del suelo. Solo para encarar a JungKook y negar con la cabeza
ㅡUhm. A nadie, estuve distraído, eso es todo.ㅡrespondió con simpleza, esperando no haber levantado ninguna sospecha. JungKook sonrió de lado, y vio de reojo a Jennie.
ㅡ¿Acaso veías a la hermanita de NamJoon? ㅡvolvió a preguntar y las mejillas de TaeHyung se encendieron de tan solo mencionar su nombre. ¿Cómo se pudo dar cuenta? No tenía sentido. Él estaba ocupado hablando con esa chica.
Quiso negarle todo, pero también sabía que su amigo no era tonto. Aún recordaba esa noche en la que le había confesado, con un par de copas demás, que sentía algo por Jennie. Y que en realidad, ese algo, era mucho más grande de lo que esperaba.
JungKook era el único amigo que sabía de los sentimientos de TaeHyung hacia ella. Así que no tenía sentido mentirle. Soltó un suspiro y asintió con la cabeza, creyó que su amigo le diría algo así como que la superara porque ella no sentía lo mismo. Eso solía decirle siempre. Pero lo que soltó, fue muy diferente a lo que pensaba.
ㅡ¿Por qué siemplemente no le hablas y ya? ㅡcuestionó JungKook de repente, mirando a su amigo como si la respuesta fuera tan clara para sus ojos.
ㅡ¿Qué? ㅡel castaño le observó ceñudo, casi como si se esmerara en no entender a lo que se refería y desvió la vista de sus ojos, culposo. Vaya, ¿tan obvio había sido?
ㅡSiempre la observas y lo he notado, pero hasta ahora no has tenido el valor de ir y hablarle.ㅡexplicó con simpleza, dejando las palabras claras para que lo entiendaㅡ deja de ser tan cobarde y hazlo.
Terminó por decir JungKook, intentando buscar su mirada. Tenía que convencerlo. El improvisado plan que ChaeYoung y él acababan de inventar tenía que salir bien. Y ahora lo deseaba mejor que nadie sabiendo que Jennie todavía tenía sentimientos encintrados por su amigo.
TaeHyung abrió sus ojos ligeramente, casi sorprendido y giró su cabeza para devolver la vista hacia la castaña. Mientras la información transitaba de manera lenta en su cabeza. Quiso darle la razón, quiso decirle que estaba en lo cierto y acercarse a ella lo más rápido que pudiera. Sin embargo, aún no tenía la valentía suficiente.
¿Cuántas se había imaginado a sí mismo mirarle tan de cerca o hablarle de una forma casual como alguna vez solían hacerlo? Lo había pensado tantas veces que hasta perdió la cuenta, pero, a pesar de todo, seguía odiándose porque simplemente lo dudaba mucho. No se atrevía a caminar y decirle todo lo que sentía. Porque podía asegurar que ella no lo hacía de igual modo. O bueno, eso creía.
ㅡ¿Suena muy fácil, cierto? ㅡ respondió, soltando un suspiro, casi como si estuviera resignado a nunca acercársele. Pero JungKook frunció el ceño, ya estaba harto de esas miraditas como un cachorro triste. Quería ver a su amigo feliz y que dejara ese temor de lado. La rubia le había dicho que Jennie iba a pasar la fiesta de graduación sola, tal y como lo haría TaeHyung. Así que si él no se apresuraba, al final, JungKook tendría que intervenir para dejarlos juntos y actuar de Cupido.
ㅡPorque lo es ㅡresopló JungKook.ㅡ Al menos salúdale para que tengas la mente más tranquila. Te puedo acompañar si gustas.ㅡsugirió su amigo, logrando todo lo posible para mantener la calma.
El castaña observó le observó con los pelos de punta, horrorizado como si hubiera presenciado la peor cosa del mundo. Su corazón pareció saltarle en el pecho de tan solo pensarlo, de tan solo escuchar su suave y melodiosa voz por sus oídos. Quería hacerlo. Claro que quería. Sin embargo, aún estaba esa otra voz que le molestaba, que le traía inseguridad y le impedía avanzar.
No era tan difícil, tal vez solo era acercarse y saludarle, decirle algo así como un hola e irse. Pero incluso aquello que era lo más simple para sus ojos, en su corazón, ese acto se veía como el más complicado de todos. Cruzar palabras con ella era como volver el tiempo atrás, y tal vez, solo tal vez, que todos aquellos recuerdos asciendan a una total realidad.
Fue entonces cuando dejó de pensar, apagó sus preocupaciones como si de un interruptor se tratase, y asintió antes de poder arrepentirse.
Observó de reojo a Jennie, y notó que no estaba nadie para acompañarla. Le habían dejado sola, y se veía como una niña perdida en esa vacía mesa. Su castaño cabello danzaba en su cintura, en sus ojos podía notar el temor de estar sola aun si trataba de disimularlo mientras que, entre sus manos, sostenía un pequeño jugo de manzana. TaeHyung sonrió al instante.
¿Cómo podía verse tan hermosa sin hacer nada realmente?
Es que Jennie ni siquiera lo estaba intentando, ella no hacía nada para conquistar su corazón. Pero ya lo había hecho; tal vez mucho tiempo atrás, muchos años en realidad, porque solo era su figura, solo bastaba con mencionar su tierno nombre para tener a TaeHyung de cabeza. Para tenerlo con mariposas que jamás creyó tener, revoloteando en todo su ser, preguntándole a las estrellas si habían perdido una. Porque él creía haberla encontrado.
Jennie era algo muy complejo para él, algo que parecía no tener las palabras suficientes para describir, que llenaba su corazón de todo lo que representaba el amor.
La castaña, ajena a todo aquello que ocurría a su alrededor, agarró un libro que llevaba consigo y comenzó a leerlo. Aún no podía creer que Chaeng había desaparecido del lugar así sin más, dejándole sola en la cafetería incluso cuando Jennie no dijo nada al respecto. Pensó que volvería rápido, pero ya había pasado un tiempo y estaba segura de que ya no le acompañaría hasta el final de receso.
Le restó importancia y tomó otro sorbo de su juguito cuando de pronto, un carraspeo se escuchó cerca suyo. Ella lo ignoró y continuó leyendo, sin molestarse en alzar la vista. Tal vez eran algunos de los alumnos pasando por ahí y, a decir verdad, su lectura estaba algo interesante para interrumpirlo cuando, otra vez, se escuchó un carraspeo, luego de una tos ligera.
Jennie frunció los labios y cerró suavemente el libro. Sus pequeños ojos se alzaron de manera lenta para encarar a la persona que había pedido por su atención.
Para encontrarse con él.
Y sentir que el corazón se derretía de la más pura vergüenza. Sus mejillas se tiñeron de un suave carmesí casi que al instante, y se sintió tan estúpida de no haber captado la indirecta desde un principio. Dios. Kim TaeHyung estaba frente a ella y junto a unos de los amigos de su hermano. Pero eso última ni siquiera era importante. Es decir, ¡Era Kim TaeHyung!
Y estaba frente a ella.
Mirándola tan fijamente que temió perderse en sus melosos orbes. Todo su cuerpo entró en calidez y nerviosismo. Jennie tragó en duro y controló los latidos de su corazón para actuar natural. Como si su mundo no estuviera derrumbándose y sus sentimientos flotando en el aire cuando en realidad sí lo hacían, y temía que todo se le saliera un poco de las manos.
ㅡ¿J-Jennie? ㅡTaeHyung habló, y su corazón se detuvo tan solo por un segundo de escuchar su nombre salir de sus labios. No lo recordaba tan grave, pero supuso que la adolescencia le había pasado una buena factura.ㅡ Hola, ¿aún me recuerdas? Soy TaeHyung.
Jennie frunció los labios al instante.
¿Había escuchado bien?
¿Cómo no iba a recordar a TaeHyung, si no dejaba de pensar en él cada día?
Ambos ojos se conectaron, y sintió que su corazón estaba a punto de desfallecer por tan solo cruzar miradas con el castaño. Por tan solo creer que le estaba hablando a ella y solamente a ella. Parecía más como un sueño, y si lo era, no quería despertar nunca. No le gustaría hacerlo.
ㅡClaro que sí...ㅡmurmuró bajito, con el nudo en su estómago y los sentimientos estrujándose en su interior.ㅡ ¿Q-qué haces aquí? Digo, no es como si no quisiera tenerte aquí cuando en realidad sí quiero tenerte aquí cerca, no me malinterpretes, lo que quiero decir es que...
TaeHyung la observó risueño, mientras apretaba sus labios para no sonreír como siempre acostumbraba, porque temía cómo podía reaccionar Jennie al respecto.
Ella titubeaba, tan tierna que hacía su corazón doler como para ser verdad. A pesar de que le veía, en su cabeza, simplemente rondaba la pregunta de ¿cómo podía ser tan linda? Sus ojitos cafés le miraban casi que asustada, pero no perdían esa dulzura que hacía palpitar todas sus emociones al instante. Sus manos danzaban en el aire, al compás de lo que vacilaba, y parecía nunca terminar cuando la voz de JungKook, resonó entre ambos.
Y TaeHyung empalideció tan rápido a penas escuchó lo que su amigo había dicho.
ㅡ Sí. Bueno. Yo soy JungKook ㅡcomenzó a decir, antes de palmear el hombro de su amigo y sonreír como quien está a punto de cometer una travesuraㅡ Y mi amigo de aquí en realidad quería preguntarte si estabas interesada en ser su pareja de graduación. Ya sabes. Fiesta y esas cosas.
¿uh?
El mundo se congeló en tan solo un minuto. Ambos corazones se detuvieron de adrenalina al instante, y los ojos de la castaña se abrieron a más no poder.
En serio, esto tenía que ser un maldito sueño.
¿Acaso TaeHyung quería que fuese su pareja?
¿Acaso él todavía tenía cenizas del amor que alguna vez tuvieron?
¿Acaso todavía ser gustaban?
Jennie podía jurar incluso que las mariposas no dejaban de revolotear unas a otras dentro de su ser, y que existían mil millones de fuegos artificiales surgiendo en su interior y que parecían nunca tener fin. Su respiración era arrítimica, y aunque trató de controlarse a sí misma, sabía que simplemente no podía resistirse.
Ella sonrió a más no poder, sus pequeños ojitos que achicaron, y TaeHyung se sintió bendecido por ver esa hermosa sonrisa tan cerca como su vista le permitió.
El castaño se estaba muriendo de vergüenza y tenía ganas de matar a JungKook. Es decir, él solo vino a saludar y su amigo había soltado esa enorme confesión sin decirle nada al respecto. Aunque tampoco podía quejarse, porque después de todo, se sentía agradecido de verla tan feliz cuando él también lo estaba.
Claro que había querido proponerle esto a Jennie desde hace muchísimo tiempo, y sin embargo, jamás se había visto tan valiente como para hacerlo. Y ahora JungKook le había facilitado ese pequeño obstáculo, aun cuando no era la forma en la que le hubiera gustado pedírselo.
ㅡ¿Están bromeando? ㅡpreguntó Jennie, solo para asegurarse de que lo que escuchaba era meramente real. Todo había pasado tan rápido que por poco tenía para respirar sin dificultad y controlar los latidos de su corazón. Quería aceptar en mil y un idiomas si pudiera, pero tampoco quería estar avergonzada si todo se trataba de alguna clase de broma o algo por el estilo. TaeHyung se apresuró en negar casi al instante. No. Jamás bromearía con ella ni tampoco le tomaría el pelo.
Y le dolía que ella pensara de aquella manera, aunque tampoco podía culparla. Desde hacía meses que no cruzaban palabra y hasta podría decir que ya no se conocían tan bien como alguna vez lo hicieron. Sin embargo, el corazón de TaeHyung aún permanecía lleno de ese amor correspondido.
ㅡN-no. Claro que no ㅡcruzó las manos lo mejor que pudo, como si ello bastara la suficiente para hacerle entender lo que sus labios decíanㅡ. Nunca te haríamos una broma, porque en realidad, yo sí te quería preguntar eso aunque no ahora pero ya JungKook lo ha hecho y...
TaeHyung comenzó a rascar su nuca, rozando la timidez en sus palabras y el ligero rubor acentuándose en sus mofletes. A Jennie le pareció de lo más lindo, y solo bastó eso para asegurarse de que todo era real. De que él estaba pidiéndole esto, y con su corazón reposando en la palma de la mano.
No se molestó en escucharle más, porque sentía como si aquella fuera la única oportunidad en un millón de años. Y mirándole a los ojos, con un brillo que hasta podría resplandecer su silueta misma, le dijo:
ㅡSí, TaeHyung ㅡaceptó, perdiéndose en el color dulzón de sus orbes, en aquellos labios sabor durazno y esa sonrisa que tanto le derretía el almaㅡ Sí quiero ser tu pareja de graduación.
• • •
Las hojas de otoño se mecían y el cielo era un lienzo lleno de colores pasteles y delicados que pintaban el ocaso del sol aquella tarde. Tan solo faltaba unas horas para que sea el momento más memorable de sus días y hasta podría decirse que de sus vidas.
Jennie se miró en el espejo aún disconforme, sus dedos trazaban cada retazo de tela de su vestido rojizo, y en sus ojos, podían reflejarse la inseguridad que llevaba consigo misma, preguntándose incesantemente si se vería bien con ese conjunto. Hacía varios minutos que ya se había arreglado de pies a cabeza, su labial carmesí hacía juego con su pieza y su cabello abrazaba su pequeña cintura así sin más.
Acomodaba las arrugas casi inexistentes de su cuerpo, mientras con un suspiro, empezaba a coger su bolso cuando el timbre de la casa resonó por toda la habitación.
Lo sabía.
Sabía que era él.
Sabía que TaeHyung ya estaba aquí, esperándola para irse y recordar la noche de sus vidas. Aún creía que todo era más como una imaginación, que en algún momento despertaría y la ilusión se rompería tan rápido como vino. Su corazón palpitaba dentro de sí misma sin descanso, y con las manos temblando de la emoción, respiró profundo. Mirando su reflejo a través del espejo y sonriendo ligeramente.
ㅡJennie, te buscan. ㅡescucho la voz de su hermano llamarle desde la planta baja. Ella suspiró, y aferrando los dedos en su pequeño y crema bolso, comenzó a caminar con sus tacones hasta la planta baja.
Todo estará bien, solo tienes que calmarte y respirar profundo. Se aconsejó a sí misma mientras pasaba por el pasillo, y en cuanto dio el primer paso, lo vio a él. Mirándola con un brillo especial en los ojos, con un reflejo en sus pupilas que de alguna manera le hizo sentir especial, casi como si esa mirada fuese solamente para ella.
TaeHyung lucía un bonito traje negro, cuya corbata coincidentemente también era roja, parecía incluso que se habían puesto de acuerdo para combinar sus conjuntos. Sin embargo, no era así. O al menos Jennie creía que era coincidencia, de no ser porque su hermano le había mensajeado a TaeHyung, advirtiéndole que esté presentable para ella.
Su cabello estaba perfectamente peinado, y su flequillo cubría su frente en un cálido gesto. Y cuando sus ojos se conocieron, Jennie tuvo que admitir que jamás conocería a alguien tan perfecto como lo era él para sus ojos.
Ambos sonrieron al unísono, y la castaña comenzó a bajar las escaleras tan rápido como sus tacones le permitieron. Tal vez el vestido no era el mejor del mundo, tal vez su aspecto podía ser mucho mejor de lo que le hubiera gustado, pero; de alguna forma, se sentía bien consigo misma. Porque TaeHyung no la veía de cualquier forma, la veía casi como si fuera alguien de otro mundo, alguien sumamente especial, singular; única. Y eso le encantaba.
Vio de reojo cómo su hermano le sonreía cálidamente, antes de darse cuenta de las miraditas que su amigo y Jennie se daban.
La verdad es que jamás se había imaginado a ellos como pareja. Pero de algún modo, se sentía aliviado de ser así. Porque conocía a TaeHyung, y sabría cómo trataría a su novia si es que alguna vez llegaran a algo más que una graduación. Y que por cierto, estaba segurísimo de que lo harían.
ㅡDiviértanse mucho.ㅡempezó a decir, casi dirigiendo la vista a los dos.ㅡ y la cuidas, eh.
Advirtió principalmente a TaeHyung, que asintió como si aquello ya estuviera tatuado en su mente. Claro que lo haría, no pensaba perderla de vista en ningún minuto, ni mucho menos dejarle sola en algún sitio. Tenía tantas cosas que desearía decirle, de verdad. Pero ahora solo se conformaba en apreciarla en silencio. Preguntándose a sí mismo, si existía alguien más hermosa en el mundo. Porque no lo creía, y solo bastaba con verla para darse cuenta de aquello.
NamJoon abrió la puerta de su casa, y sin decir más, ambos salieron por el marco de la puerta. El corazón de Jennie latía tan rápido que temía que TaeHyung lo escuchase. Y en cuanto vio el carro negro de él aparcado frente a su casa, tuvo que controlarse para no chillar. En serio que todo pasaba tan rápido que se asustaba de no poder apreciar hasta el más mínimo momento.
Estaba a punto de abrir la puerta de copiloto ella misma, cuando, en su campo de vista apareció TaeHyung tan rápido como pudo y cedió la puerta por ella. Sus mejillas se tiñeron al instante y miró cálidamente al chico, escondiendo la sonrisa que estaba por asomarse en sus finos labios.
ㅡGracias... ㅡmurmuró mucho antes de poder arrepentirse y lo vio asentir con delicadeza, antes de cerrar la puerta para ella y prácticamente correr hacia el otro asiento.
Jennie disfrutó en silencio el dulce olor a vainilla que el interior del vehículo desprendía. Parecía tan moderno que tenía miedo hasta de tocarlo, y mientras el sol comenzaba a esconderse cada vez más, su corazón dio un brinco cuando TaeHyung se subió y esbozó una pequeña sonrisa. Aún no arrancaba el auto y Jennie estaba a punto de preguntar si algo pasaba cuando, de pronto, él empezó a hablar, tanteando el terreno con sus dedos sobre si hacerlo o no.
Había sido tan cobarde durante tanto tiempo que hasta parecía estúpido volver hacerlo. No. Le diría las cosas lo más antes posible y quedar con la consciencia tranquila, aclarar su corazón que nunca había dejado de imaginar a alguien más que no sea ella.
Tenía que ser valiente. Y mientras sus miradas se conectaban, permitió perderse un sus orbes y respirar profundamente.
ㅡAntes de empezar todo esto...ㅡcomenzó, mordiendo su labio inferior. Jamás había estado tan nervioso en toda su vida, lo juraba.ㅡquiero decirte que, a pesar de que no hablamos desde hace mucho, estoy agradecido de que hayas aceptado mi invitación, en verdad... pensé que te habías olvidado de mí durante todo este tiempo y tenía miedo. Perdón si yo no fui quien te lo dijo directamente pero, me gustaría hacerlo por mi propia cuenta sin tener a JungKook para ayudarme pero de no ser por él yo jamás...
ㅡYa. No pasa nada, TaeHyung ㅡla dulce voz de Jennie ablandó su corazón y le observó, casi anonadado. ¿Por qué tenía que ser tan perfecta?ㅡ Si yo acepté esto es porque también quise estar contigo esta noche.ㅡsus mejillas se tiñeron de tan solo decirlo. Toda la timidez que había tenido en un comienzo pareció esfumarse, y las palabras fluyeron de sus labios tan rápido que a penas tuvo tiempo de escucharlo.ㅡ como en los viejos tiempos, ¿recuerdas?
Él asintió casi de inmediato mientras una sonrisa adornaba su rostro.
Ella tampoco lo había olvidado, y eso le ponía tan feliz que a penas tuvo tiempo de respirar. Ella también quería pasar tiempo a su lado, y fue ahí cuando sus esperanzas aumentaron.
Tenía que decírselo, ya no podía quedarse callado sin hacer algo al respecto, ya no podía desobedecer a su pobre corazón que aún latía por ella ni tampoco perder otra oportunidad cuando quería creer que, tal vez, Jennie tampoco había olvidado su pasado.
ㅡAún no te he olvidado.ㅡadmitió, mirándole a los ojos y con las mariposas aleteando en su interior. Tenía que decírselo, tenía que dejar de ser tan cobarde.ㅡNi tampoco creo que lo haga.
Era como si el mundo se hubiera detenido para ambos. Como si las cosas fueran en cámara lenta y el corazón de Jennie esté a punto de explotar por lo rápido de iba. Quería creer que estaba malinterpretado las cosas, de verdad que quería creer que él no se refería a lo que ella creía.
Porque de ser así, sería toda tan perfecto como para ser real.
Nunca había sido fan de los finales felices, pero, era irónico que ahora mismo ella pudiera estar en uno. Que le digo lo mucho que le gustaba, lo mucho que hacía temblar su cuerpo y el nerviosismo carcomiendo todo su interior. Quería decirle tantas cosas que ni siquiera encontraba las palabras necesarias para describir el sinfín de emociones que se amontonaban en su pobre cuerpo. Todas tan rápidas y fuertes que le hicieron sonreír casi al instante. Entonces ahí lo comprendió.
Ahí se dio cuenta de que, tal vez, ambos aún se querían tal y como solía hacerlo. Cuando a penas eran unos niños, jurándose un amor eterno e inocente.
ㅡY yo tampoco.ㅡadmitió en un hilo de voz, perdiéndose en esos acaramelados ojitos que tanto le encantaban de TaeHyung, en su piel aterciopelada que la luna se había encargado de resplandecer y sus pequeños y dulces labios que le hacían preguntar si aún llevaban ese dulce sabor a durazno.ㅡTú... todavía me gustas, TaeHyung.
Y solo eso bastó.
Fueron aquellas palabras suficientes para que TaeHyung no dijera nada, y en cambio, acunara su delicado rostro. Y plante un pequeño beso en sus labios.
¿Cuánto tiempo había esperado por ese momento?
Años tal vez.
Y se sentía tan bien.
A penas había sido un roce, pero fue lo suficiente para decir que las palabras sobraban entre ellos. Para hacerle entender que él todavía la amaba, la quería tanto que su corazón se estremecía. Se encogía y parecía incapaz de hacer algo si no tenía el suyo a su lado.
Se separaron suavemente, juntando sus frentes y mezclando las respiraciones del otro cuando, sin previo aviso, Jennie agarrara de su camisa, y devuelva sus labios donde alguna vez debieron pertenecer. No solo con un simple roce, sino, moviendo su boca al compás de los suyos. Besándolo como alguna vez le hubiera gustado hacer tiempo atrás.
Era tan suave, tan dulce y etéreo que TaeHyung no hizo nada más que tocar su rostro y ella fundir sus dedos en su sedoso cabello. Se sentía bien. Demasiado de hecho. Casi como si así deberían pertenecerse realmente, en los labios del otro, con el corazón en la mano, y la absoluta certeza de que, ambos sentimientos eran correspondidos.
Porque fue de ese mismo modo como terminó la noche. Entre risas, bailes y corazones, un veintiocho de septiembre fue el día que jamás olvidarían. Porque fue la primera vez que ambos se volvían pertenecer, como si el destino así le hubiese gustado.
Cuando los besos se multiplicaron conforme el tiempo pasaba.
Y el pasado que alguna vez tuvieron, se volvió realidad otra vez.
Solo que existía una pequeña diferencia.
Esta vez sí sería para siempre.
n/a: espero que les haya gustado ah TAT le puse esfuerzo y nah, amo a esta pareja, jo 💕
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