Regalo de San Valentín
Viernes 7 de Febrero
—¡Alumnos, atención! —levanté mi cabeza y observé al profesor. —Como muchos saben estamos en el mes de febrero y en una semana es el día de San Valentín. —se escuchó un bullicio de parte de mis compañeros. —Silencio. Este año, la escuela ha decidido hacer un intercambio de regalos. —Otro alboroto se escuchó —Y para ello estaremos realizando el sorteo para el día de mañana. A cada uno le tocará un nombre y tendrán que hacerle un regalo. —al instante sonó el timbre de salida y eramos libres.
Visualice a mis amigos en el estacionamiento de la escuela. —Hey. —los saludé.
—¿Que hay, Tae? —me preguntó, mi mejor amigo, Jimin. —¿Eschuchaste sobre el intercambio de regalos?
—Claro que sí. —contesté arreglando mi casco.
—¿A quién le piensas regalar algo? ¿Esperas que te toque alguien en especial? —me preguntó Hoseok.
—En realidad no. —mentí. —Los veo el lunes. —me despedí encendiendo mi moto.
El trayecto hacia mi hogar no era tan largo por lo que la pregunta de Hoseok estaba en mi cabeza. ¿Quería que me toque alguien en especial? La verdad es que sí, pero no sé si sea lo correcto. Es decir, no estoy seguro si ella esté contenta con aquello.
Su nombre es Jennie. Kim Jennie. Pero cuando éramos niños, le decían Nini. Es una chica callada y distante. Yo no la recuerdo así, nadie que la haya conocido hace cinco años la recuerda así. Jennie estudiaba conmigo hace cinco años en esta misma escuela. Era una niña risueña, sociable y sobre todo muy linda. Fue mi primer amor. Lamentablemente yo antes era muy callado y nunca me atreví a confesarme ni a hablarle demasiado, sin embargo eso no me impidió que sepa casi todo de ella. Estaba seguro que ella vivía con su mamá a cinco cuadras de mi casa. Nunca antes me atreví a pasar por ahí. Hasta que hubo un día hace cinco años donde paseaba por "casualidad" en un parque cerca de su casa y la vi yéndose en un auto junto con un camión de mudanza. Desde ese día sentí que nunca más la iba a volver a ver en mi vida. Pero hace un año volvió...
No se me siente muy feliz con la noticia porque la chica que volvió no es Jennie. No es la chica alegre que recordaba. Cuando llegó a la escuela, algunos antiguos compañeros trataron de acercarse a ella, incluyéndome. Pero fue inútil. Jennie tenía una actitud muy áspera, casi grosera. No se juntaba con nadie, no hablaba con nadie. Cada día la observaba llegar al salón de clase con todo su atuendo de negro, rara vez usaba ropa de color. Vestía con tallas grandes y a veces cubría su rostro. Se sentaba en los últimos asientos y al parecer no comía porque la veía muy delgada. Yo sabía que algo no estaba bien. Quería hablar con ella, ¿qué le había pasado y por qué se fue?
Lunes 10 de Febrero
El fin de semana terminó muy rápido y yo me encontraba muy ansioso. Una idea estuvo en mi cabeza toda la noche. Era una gran idea que me toque darle el regalo a Jennie, así me puedo acercar con sutileza y poder interactuar con ella. Me sentía muy curioso. No sabía qué le pasaba.
—Agarren un papel en el escritorio y vayan a sentarse. —Rápidamente me paré a la velocidad de la luz, igual que los demás, ocasionando que los pequeños papeles caigan al piso. —¡En orden! —Sin que nadie se dé cuenta abrí uno y lo leí.
"Kim Namjoon". No lo quiero. Lo hice bolita y escogí otro. "Kim Jisoo". No lo quiero. Iba a agarrar otro pero el profesor me interrumpió. —Kim Taehyung, qué cree que está haciendo. —Mierda.
—Nada... —le dije para correr lejos de él. No pude conseguir el papel con su nombre. Y para buscarlo me tardaría demasiado. Somos aproximadamente treinta alumnos en mi aula. ¿A quién le pudo tocar su nombre?
—Les sugiero que no compartan el nombre que les tocó. Simplemente para no matar la emoción. —Pero nadie le hizo caso. Se escuchaban murmullos en toda el aula.
—A mí me toco Jeon Jiwoo. —escuché a mi lado.
—Qué suerte. A mí me tocó la rara. —¿La rara? —Jennie, la rara. —volteé bruscamente para ver la cara de Park Jimin.
—¡Jimin! —corrí hacia él.
—¿Qué pasa? —me preguntó asustado.
—¿No quieres cambiar? —le supliqué
—¿Quién te ha tocado?
—Kim Jisoo. Cambiemos, por favor.
—Está bien... —me miró de forma extraña. —, espera. ¿Por qué quisieras darle un regalo a Jennie?
Me atrapó. —N-no. Yo no quiero darle un regalo a Jisoo.
—¿Sí? —asentí —¿Y por qué?
—V-verás, parece que le gusto y yo no quiero nada con ella. Además tú podrías regalarle algo a ella y tal vez tener una oportunidad.
—Uhmm...,—se quedó pensando. —está bien. —Cambiamos nuestros papeles y me fui feliz a mi asiento. Observé el papel en mis manos con el nombre de 'Kim Jennie' escrito en él. Lo miraba como si fuera un preciado objeto que acababa de descubrir. Sin saber que, más adelante, por culpa de ese papel descubriría cosas dolorosas.
La voz del profesor interrumpió mis pensamientos —Ahora uno por uno se acercará a dictarme el nombre del compañero que les ha tocado.
Martes 11 de Febrero
Faltaban tres días para entregar los regalos y estaba recreando un plan en mi cabeza para poder convivir con Jennie y además, saber qué regalarle. Además quería saber por qué se fue por un tiempo. Tengo la sensación de que ella no está bien y no le quiere pedir ayuda a nadie.
Llegué temprano a la escuela para poder sentarme cerca a ella. Tuve que hacer un esfuerzo para que mis amigos no se percataran de mi ausencia en el asiento donde suelo sentarme. Pero fue en vano porque la voz chillona de Jimin llamó la atención de todos mis amigos.
—¡Kim Taehyung, por qué te estás escondiendo! —Maldición. Tenía que inventarles una escusa para que no se sienten junto a mí.
—¿Escondiéndome? —le respondí fingiendo confusión.
—Tae, no te había visto. —me dijo Hoseok.
—Es que hoy no dormí bien y si me siento en el medio los profesores se darán cuenta que estoy durmiendo.
—No te preocupes, te acompañamos. —Maldición.
—Chicos, no es necesario. —Hablé pero hicieron caso omiso a mi comentario.
Tener a Jimin y a Hoseok cerca complicaba el plan que tenía en mente. Por suerte Jennie aún no llegaba a la escuela y creo que no llegará. El profesor estaba ingresando al aula. Las charlas sesaron y todos se acomodaron en sus asientos. Me di cuenta que aunque Jennie haya faltado, aún sobraban unos cuantos asientos vacíos en la parte de atrás. Así que el día de mañana podría llegar tarde a propósito para no tener la compañía de mis amigos.
—Solo por hoy. Mañana volveré a mi lugar. —dije para prestarle atención al profesor.
Miércoles 12 de Febrero
Me encontraba encerrado en un cubículo del baño de hombres esperando el sonido del timbre.
Toc, toc.
Tocaron la puerta—¡Está ocupado! —mentí a quien sea que esté tocando.
—Creo que llevas metido ahí una hora. —Escuché la voz desconocida. — ¿Qué se supone que haces? Los demás también queremos usar...
—¡Tengo diarrea! —solté sin pensar. No tuve tiempo de pensar si lo que dije me iba a poner en una situación vergonzosa, ya que el sonido del timbre me alivió.
Escuché pasos y la puerta principal del baño, esperé solo un poco para huir al salón de clases. Entre junto con el profesor.
—Buenos días, profesor. —No esperé a que me devuelva el saludo porque quería entrar rápidamente sin que se den cuenta de mi presencia.
Entonces fue cuando la vi. Llevaba su vestimenta color negra, estaba encapuchada. —¿Está libre aquí? —le pregunté, pero me ignoró. Se me calló la cara de vergüenza cuando dirigí mi mirada a otra persona sentada más adelante y esta asintió mirándome con burla.
¿Sería un día largo? ¿Cómo podría empezar? Jennie ni siquiera se ha molestado en mirarme y eso estoy sentado a su lado. Y antes nadie se atrevía a hacerlo.
Intenté de todo. Literalmente. Hice que un lápiz se cayera de "casualidad" cerca de sus pies, pero ella lo pateó sin decirme nada. Y cuando trataba de hacerle preguntas en la clase, tal vez, fingía dormir. Así transcurrió el tiempo hasta que llegó el receso.
Que recuerde, Jennie pasaba todo el receso en el salón. Me quedaría pero tenía un problema. Mis amigos. —Kim Taehyung. —Escuché la voz de mi mejor amigo.
—Park Jimin....
—¿Por qué has llegado tarde? ¿No te diste cuenta que te guardé un asiento? —Maldición.
—Me quedé dormido y no me di cuenta que me guardaste un asiento, disculpa. Creo que me quedaré...
—Bueno, —me interrumpió —Hoseok se adelantó a compar su almuerzo en la cafetería. ¿Vamos? Luego del receso te cambias de lugar.—Ni siquiera prestó atención a mis palabras.
—Adelántate, —di una sutil mirada al asiento de Jennie y ella no estaba. ¿Desde cuándo se fue? —primero pasaré al baño.
—No tardes. —Sentí que él sospechaba algo por la mirada que me vio.
Expulsé el aire de mis pulmones después de verlo salir por la puerta. —¿Qué? —le dije a la chica que se sentaba adelante de Jennie. Me miraba con burla, como en la mañana.
—No lo vas a lograr. —volteó su cuerpo, sentándose bien en la carpeta.
—¿Lograr qué? —le dije algo ¿irritado? Mientras me adelantaba un asiento para encararla.
—Lo que sea que estés planeando contra ella. —dijo sin problemas.
—¿Contra? Yo no le voy a hacer nada malo a Jennie. —me defendí.
— Sea lo que sea,—hizo una pausa —terminará mal si es que involucras a Jennie.
—¿A qué te refieres? Le tengo que dar un regalo a Jennie por el día de San Valentín. Me tocó su nombre en el papel.
—Oh. —pensó —Pero no es necesario que trates de acercarte a ella. Simplemente puedes comprarle un perfume y ya. ¿O es que quieres algo más? —Ella es muy inteligente. —Vuelvo a repetir que terminará bien.
—¿Tú que sabes? Eres nueva. Ingresaste recién este año.
—Mi nombre es Park Chaeyoung, soy nueva pero todos estos días sentada cerca de Jennie...—se detuvo —, pues, me ha hecho pensar varias cosas.
—¿Qué? —No la entendía. Pero estaba seguro que ella podría responderme algunas dudas.
—Además que vivo a lado de su casa.
—¿Sigue viviendo en el mismo lugar?
—Ush, —hizo una mueca de desagrado —sí. En la casa de su padre.
—¿Padre? —no sabía que Jennie tenía un papá.
—O padrastro, no lo sé. —hubo un silencio incómodo. —En fin, ella no se deja ayudar.
—¿Ayudar? ¿Por qué ayudar?
—¿No la ves? —me preguntó.
—¿Ver qué?
Se acercó a mi rostro y me dijo en un susurro: —Sus heridas. —¿cuáles heridas? Estaba a punto de preguntar, pero me interrumpió. —Creo que nadie sabe nada acerca de ella aquí. No he visto que tenga amigos. Yo me traté de acercar y de ayudarla, pero me mandó a la mierda. Al parecer está loca. —Río y eso me molestó.
—¿Pero, por qué tiene heridas? —estaba muy preocupado.
—Su padre. —suspiró —Por lo que yo escucho, ellos pelean. Su padre es un alcohólico y se rumorea que él mató a su madre. En realidad no lo sé.
—¡¿Ah?!
—Cállate. —me dijo surrando pero tratando de gritar. En ese momento llegó Jennie al aula. Mis ojos buscaron su rostro para ver si estaba bien y mi corazón se rompió cuando vi pequeños moretones en su mejilla. La chica tenía razón aunque me estaba negando a creerle.
¿Por qué le harían algo así a Jennie? Quería correr y abrazarla. Y decirle que no debería tener miedo. Pero su mirada no expresaba temor o tristeza. Parecía una persona perdida en el tiempo. Como si ya estuviera muerta por dentro. El sonido del timbre me hizo despertar. Al parecer había pasado mucho tiempo hablando con Chaeyoung. Tal vez Jimin me mate por no ir a la cafetería y se enojaría si ve que no me he cambiado de lugar. Pero no pienso dejar a Jennie.
Evité cualquier contacto visual que me daban mis amigos cuando las clases continuaron. No sabía cómo hablarle a Jennie. Pero sin querer la mirada por momentos. Ella escribía y prestaba atención como si nada le estuviera pasando. Luego de una hora, el timbre de salida sonó. Y no supe por qué me encontraba enojado.
—Quiero hablar contigo. —tomé su brazo y la arrastré para que no salga del salón.
—¡¿Qué te pasa?!
—Dime, Chaeyoung, por qué no la ayudaste. ¿Desde cuándo le pasa eso?
—Primero suéltame y relájate un poco. —le hice caso. —Yo sí trate de acercarme a ella. Pero ella es el problema. No le importa su vida. ¿Y desde cuándo está así? Pues, desde que se mudó. O al menos cuando yo los logré escuchar. —dejó de hablar por un momento. —Pero no siempre es así, no siempre pelean, solo cuando él está ebrio.
—¿Y la policía? ¿No se te ocurrió llamarlos?
—Lo hicimos, pero él es policía. Qué irónico.
—Maldición. —Estaba muy enojado.
—Lo que sea que harás, solo ten cuidado, ¿ok? Tiene un perro llamado Kuma parece un oso, y lo pasea en el parque cerca de su casa después de la escuela. —Ella iba a salir del salón. Pero quería que me cuente los rumores sobre la muerte de la madre de Jennie.
—Espera, Chae... —alguien me interrumpió.
—¡Kim Taehyung! —Era Jimin, no estoy de humor para soportar sus regaños. —¿Se puede saber qué pasa contigo? —Chaeyoung ya había salido. Intenté calmarme.
—Conmigo no pasa nada. —Traté de caminar hacia la salida, pero él no me dejó.
—¡Tae! —tiró de mi brazo para que lo mirara. —Primero llegas tarde y no te sientas en el lugar que te guarde. —Le iba a contestar la misma excusa pero no me dejó. —Y no me digas que no te diste cuenta porque lo primero que haces cuando venimos a estudiar es buscarme a mí. Luego te desapareces todo el receso y por último casi golpeas a esa chica en la salida. —Exageró la última parte. —¿Qué te pasa? ¿Acaso es...? —pensó —¿Es... Jennie? —No le respondí. —Soy yo, me puedes contar.
—No sabría como empezar, lo siento. —Recordé las palabras de Chaeyoung y si quería ver a Jennie pasear a su perro tendría que llegar rápido a mi casa.
—¿Cómo que no sabes...? —Lo interrumpí.
—Jimin, te juro que algún día te voy a contar todo pero ahora me tengo que ir. Adiós. —Salí corriendo al estacionamiento.
Jueves 13 de Febrero
Para mi mala suerte el día de ayer no pude ir al parque. A mi madre se le ocurrió ir a comprar regalos para el día de San Valentín y no me dejó otra opción que acompañarla.
Hoy era el día definitivo, además de buscar qué cosa regalarle a Jennie. Tenía que hablar con ella y ayudarla.
—Hoy no te escapas. —Me dijo Jimin para arrastrarme a mi asiento de siempre. No importa puedo hablarle en el receso.
—Jimin, —llamé su atención —¿te acuerdas de lo que te dije ayer? —No sabía por qué el sonido de mi voz casi se quiebra. Como si algo malo pasaría.
—¿Me vas a contar? —Asentí. —Te escucho. Espera..., ahora no, mejor en el receso.
—Pero es que...
—La clase va a empezar, cállate. —No tuve otra opción de esperar al receso.
Cuando llegó el receso llevé lo más rápido posible a Jimin a una mesa alejada en la cafetería. No quería que los demás nos vieran.
Y le conté todo. Excepto que era abusada por su padrastro. Lo minimice a un "Ella tiene problemas y quiero ayudarla".
—O sea, ¿ella era tu primer amor que me contaste hace un tiempo? —Jimin sabía la historia de mi primer amor pero nunca le dije que fue Jennie. Fue una ventaja que cuando éramos más pequeños no estudiaramos en la misma escuela.
—Sí...
—¿Y por qué nunca me lo dijiste?
—No hallaba el momento, además que ya la había olvidado. —mentí. —Así que discúlpame, pero mañana tengo que darle un regalo y no tengo ni idea de qué le guste. —Me paré para irme.
—¿A dónde vas?
—A hablar con ella. Tengo que saber sus gustos. —visualicé a Hoseok y mis demás amigos. —¡Hey, chicos, por aquí! —los llamé para no dejar a Jimin solo.
Fui al salón de clases y pude ver a Jennie.
—Jennie, ¿tendrás un poco de agua? —No se me ocurrió nada más.
Me miró por primera vez en la semana, en el mes, en el año. Sentí mi cuerpo estremecerse. —Aquí. —me dio una botella de agua. De casualidad me senté en la carpeta de lado. Y tomé el agua con paciencia.
—¿Ya comiste? —negó. —¿Por qué?
—No tengo hambre. —No me dirigió l mirada.
—¿Por qué?
—¿Te importa? —me respondió de la mala gana.
—Lo hace. —busqué en mi bolsillo. —Ten. —le dio una galleta. Vi su mirada de confusión. Aunque sea reflejó un nuevo sentimiento. Me recibió la galleta y yo dejé el aula un poco avergonzado. Iré a verla en la tarde al parque...
Tengo un perro llamado Yeontan. Estábamos los dos en el parque. Escondidos. Al menos yo estaba escondido observando desde lejos a Jennie. Tenía un perro, al parecer ese era Kuma. Era muy tierno y juguetón. Ella estaba sentada en un banco, lanzándole la pelota a su perro cada vez que este se la regresaba.
Ella estaba de espaldas por lo que no me podía ver y yo tampoco podía ver su rostro. Quería saber si estaba sonriendo o si tenía una expresión alegre.
—¡Kuma! —su voz me hizo dejar mis pensamientos. Busqué a Yeontan a mi lado y no estaba. Maldición.
—¡Yeontan! —lo llamé. Mi perro le había quitado la pelota a Kuma. Tal vez Yeontan sabe que quería hablarle pero no encontraba una manera. —Es mi perro, disculpa. —Le dije cuando volteó. La miré, no se veía triste pero no tan feliz. Tenía una expresión relajada. —¿Y este amigo? —Me referí a su perro cuando se acercó a mí. —¿Es tu perro? —asintió —¿Cómo se llama? —Le pregunté sentándome en la misma banca. Ella se sorprendió un poco.
—Kuma. Se llama Kuma. —El perro ladró.
—¡Es muy lindo! —le dije con una sonrisa.
—Ajá. —Ella río un poco. No podía creerlo. La miré sorprendido y rápidamente cambió su expresión.
Hubo un silencio incómodo, solo escuchaba a ambos perros jugar.
—¿Y-y vienes seguido aquí? —le pregunté para romper el hielo.
—Sí. —dijo siendo cortante.
—Ehmm, —No sabía que más decir.
—¿Que quieres? —preguntó molesta.
—¿Qué? —No sabía que responder. Al parecer creo que sí se dio cuenta que quería llamar la atención.
—Te sientas a mi lado, me fastidias. Y ahora me sigues hasta aquí.
—Yo no te he seguido. —mentí. Yo no era un gran mentiroso.
—¿Por qué vendrías al parque más lejos que a otro que está cerca de tu casa? —¿Ella sabía dónde era mi casa? ¿Me recuerda?
—¿Jen-Jennie, me recuerdas?
—¿Eres Kim Taehyung, no?
—S-sí...
—Pues, obviamente que voy a saber quién eres. —Imbécil, me insulté. —Ahora dime, ¿qué es lo que quieres?
—Por qué piensas que quiero algo. Tú y yo éramos amigos. Somos amigos.
—¿Lo somos?
Me acerqué más a ella —Sí, lo somos. Y tú puedes confiar en mí... —Vi su rostro de cerca y la observé con nostalgia por recordar su sonrisa. Su sonrisa que ha desaparecido.
—Y-yo... —Inconscientemente tomé sus mejillas en mis manos. Su cara era my pequeña. Observé sus ojos, y sus labios. Me estaba dejando llevar. Estábamos casi rozando nuestros labios. Pero me empujó. —Vete.
—Jennie, perdón...
—¡Vete! —me exigió. —Rápido. —miró a varios lados buscando algo o alguien. No la entendí. Pero tenía una mirada de miedo.
—¿Qué p-pasa? —me dio una mirada de muerte. Y no insistí. Me fui del lugar con Yeontan.
Iré a comprarle un peluche que se parece a Kuma para su regalo de mañana... Poco a poco me acercaré a ella.
Viernes 14 de Febrero.
Taehyung durmió hasta tarde aquel día. Se sentía un poco aliviado, pues tenía el regalo perfecto para Jennie. Y podría acercarse más a ella.
No habría clases en la mañana, solo tenían que ir a la escuela por el intercambio de regalos. Taehyung tenía esperanzas de que aquel regalo le guste a Jennie.
Horas más tarde, el muchacho se dirigió a la escuela, saludando a algunos amigos que veía en el pasillo y admirando la decoración de San Valentín.
—¿Listo? —Le preguntó su amigo Jimin. —Taehyung asintió —¿Qué le compraste?
—Es un secreto.
—Ella todavía no ha llegado.
Taehyung buscó su celular. —Son las 4:30. Debe de estar cerca ¿no?
—Pues..., ojalá. Entremos.
Ambos entraron al aula. Un momento más trade el profesor encargado les indicaba que iban a dar inicio al intercambio de regalos. Y no había ni un rastro de Jennie.
—Kim Namjoon, ¿a quién le tiene que dar el regalo usted? —eligió el profesor.
—A Kim Taehyung, profesor. —Namjoon se acercó a Taehyung a darle el regalo y este trató de sonreír. Pero estaba triste y extrañado por la ausencia de Jennie.
—Gracias, Nam. —le dio un abrazo.
—Muy bien. —los interrumpió el profesor —Kim Taehyung, ¿a quién le tienes que dar tu regalo?
—Oh..., —Taehyung empezó a hablar. —lo que pasa es que no ha venido.
—¿Quién no ha venido? —le preguntó.
—Kim Jennie. —todos sus compañeros le prestaron atención.
—Bueno, puedes dárselo el lunes.
El intercambio de regalos duró un poco más. Él se encontraba en el estacionamiento con Jimin. El rubio le dijo a Taehyung para salir a una fiesta que organizaba un compañero de la escuela. Taehyung no quería ir a ninguna fiesta. Él quería buscar a Jennie. Tenía un mal presentimiento y se estaba preocupando por su ausencia.
—Está bien, vamos a la fiesta. —Se dio por vencido. —Oh, espera. Alguien me está llamando.
Taehyung caminó varios pasos lejos de Jimin para contestar. —¿Hola?
—¿Taehyung? Soy Chaeyoung. Al fin contestas. Te estuve buscando después del intercambio. —Su voz sonaba alterada.
—Chaeyoung, ¿qué pasa? —Taehyung pensó lo peor. Si ella la llamaba, podría tratarse de Jennie.
—Es Jennie. —Los latidos del corazón de Taehyung se aceleraron.
—¡¿Qué pasa con ella?!
—¿Fuiste al parque? ¿Estuviste cerca de ella? ¿Hicieron algo? —los recuerdos del día anterior vinieron a su cabeza.
—¡¿Por qué?! ¿Qué pasa con eso? —él estaba perdiendo el control.
—Es su padre. Ayer los escuché pelear. Pero fue peor. La escuché gritar. Y escuché que Jennie se encerró. No sé si estará bien. Porque ahora estoy escuchando los mismos ruidos... —Taehyung colgó y fue corriendo hacia su moto.
—¡Jimin! ¡Jimin! —gritó con fuerza.
—¿Qué pasa, Tae?—su amigo estaba asustado.
—Es Jennie, está en peligro. Ayúdame. —le respondió agitado y poniéndose el casco como loco.
—¿Cómo sabes que está en peligro?
—¡Porque sí! —le gritó otra vez. —Tengo que ir a defenderla de su padre. ¿Recuerdas que te conté que tenía problemas? —Jimin asintió y Taehyung estaba al borde de las lágrimas. —Su padrastro la golpea. Y-y, ¡está en peligro, maldición! ¡Jimin, ayúdame!
—Y-yo, —no sabía que decir, su amigo estaba desesperado y con lágrimas en los ojos.
—¡Iré solo, entonces! —Taehyung se subió a su moto.
—¡No! Iré contigo.
Por otro lado en la casa Jennie, el día de ayer la castaña rogó para que su padrastro no la haya visto ayer en el parque. Ella había olvidado el horario de su padre aquel día. No se percató que a esas horas él podría estar llegando de su trabajo.
Ingrata fue su llegada a casa cuando al llegar junto a Kuma. Encontró las luces apagadas. Tomó a su perro entre sus manos y no bajó la guardia. Cuando pensó que su padre no estaba en casa y estuvo a punto de entrar a su habitación. Un jalón de cabello le hizo perder el equilibrio.
La castaña jadeó de dolor cuando su cuerpo impactó bruscamente contra el piso. Escuchó a su perro ladrar descontroladamente. Y se alteró.
—Así te quería encontrar, maldita puta. —Escuchó aquella voz que la tenía harta. —¡Eres igual que tu madre! ¡No pago tu escuela para que estés de zorra! ¡Cállate maldito animal! —Rápidamente Jennie se incorporó. Ella siempre se aseguraba en mantener a Kuma encerrado para que su padrastro no le haga daño en sus ataques de furia.
—¡Déjalo! —lo cargó he intento huir a su habitación. Pero solo logró tirar a su perro dentro de ella y cerrar la puerta.
—¿Cómo me dijiste, estúpida? —Le dio una fuerte bofetada que casi la tumba al suelo.
—¡Ahg! —se quejó de dolor al sentir las heridas que ocasionó lo anillos de su padrastro en su mejilla y labios.
—¡Cállate o te voy a dar razones para que grites de verdad! —le iba a dar otra bofetada pero lo esquivó y le dio una patada cerca de la entrepierna.
—¡Maldita zorra! —Jennie aprovechó en huir.
Se encerró en su habitación con su perro.
—No llores. —le dije a su perro cuando lo escuchó llorar.
—¡Abre la puerta! —Escuchó las patadas que le daba a la puerta y rogó para que esta no se rompa.
Unos minutos más tarde, los golpes pararon. Tuvo suerte porque su padrastro tomó algo de alcohol. Si estuviera consciente la hubiera pasado peor.
Y Jennie se quedó encerrada en su habitación hasta el día siguiente. A ella le preocupaba su perrito, ya que no había comido, ni había salido ha hacer sus necesidades.
Por la mañana escuchó la puerta principal cerrarse y agradeció. Su perro podría comer e ir al baño. Pero su padre regresó en menos de tres horas. Y ella corrió a encerrarse otra vez con su perro. Comió muy poco, solo se enfocó en su perro y se quedó dormida porque su cuerpo estaba adolorido. Y se sentía cansada.
Despertó casi al anochecer, era viernes. Su padrastro salía a emborracharse con su amigos. Ya casi anochece, había una baja probabilidad de que su padre esté en casa. Así que salió junto a Kuma para dirigirse a la cocina.
Iba a cocinar algo pero los ladridos de su perro la alarmaron.
—Jennie, v-ven aquí. —Era su padre y por suerte más borracho que nunca.
Cargo a Kuma. Él estaba bloqueando la salida con su gran cuerpo.
—¡Jennie! ¡T-te e-estoy hablando mocosa! Odio cuando no me haces caso.
—Q-Qué quieres, padre. —Lo observó tambalearse.
—Quiero —se estaba acercando— que me expliques, —la furia se iba a incrementando en su voz— ¡que hacías ayer en el parque, mocosa malcriada! —Y trató de correr hacia ella.
El padrastro de Jennie no le daba permiso para salir afuera y menos si es por Kuma. Su padrastro odiaba a ese perro y verla a ella casi besándose con un chico hizo que su enojo incrementara.
Jennie lo esquivó saliendo a la sala con Kuma en sus brazos. Lo principal para ella era mantener a Kuma seguro. Luego ella trataría de solucionar las cosas y ponerse a salvo.
Lamentablemente solo logró encerrar a Kuma en un armario de la sala porque su padre la iba a alcanzar.
—¡Deja de correr o te irá peor!
Jennie, cansada de sus abusos, estaba dispuesta a pelear con él.
—¡Déjame en paz, alcohólico de mierda! —No midió sus palabras. Pero ella estaba preparada.
Oyó a su padrastro gritar. Y correr hacia ella. Ella sostuvo un palo de madera para golpearlo. Pero no calculó bien y su padre logró derribarla.
—¡Agh! —dio un grito ahogado cuando le dio la primera patada en el estómago. Sintió que iba a vomitar y se iba ahogar con su vómito. Se cubrió para la segunda patada que recibió, la sintió en las costillas.
Sintió que iba a quedar inconsciente por falta de aire pero los ladridos de su perro la alarmaron. Kuma estaba golpeando contra el armario para lograr salir. Y lo logró.
Pasó en segundos que su perro mordiera la pierna de su padre. Ella estaba en el suelo viendo como la próxima patada impactaba con el pequeño cuerpo de Kuma, sacándole un gran chillido al perro. El pequeño cuerpo del animal chocó contra una pared.
Su padrastro dejó a Jennie para dirigirse al perro —¡Animal de mierda!
—¡Nooo! ¡No lo toques a él! —gritó con todas sus fuerzas y su voz sonó desgarradora. —¡Déjalo! —No iba a soportar ver cómo mataban a otro ser querido. No otro más. Era el único que le quedaba.
Cogió el palo que yacía en el suelo y con todas sus fuerzas golpeó la cabeza de su padre. Vio aterrada y shock la sangre que salía de un lado de su cabeza.
—¡Maldita, perra! —No tuvo tiempo de reaccionar para cubrirse del puñetazo que impacto con su mejilla, derribándola en el suelo. Sintió sus ojos cerrarse pero otra voz la despertó.
—¡Jennieee! ¡Jennieee! —Era Taehyung.
—¿Eh? —su padrastro estaba confundido. Jennie aprovechó para darle una patada en la entrepierna. —¡Agh!
—¡Jennie! —gritaba Taehyung mientras que él y Jimin trataban de romper su puerta.
—¡Te vas a morir, zorra! —la tomó de su cabello arrastrándola para que se ponga de pie.
El corazón de Jennie latía muy rápido. Quería proteger a Kuma, pero su cuerpo ya no soportaba más golpes y por otro lado deseaba que Taehyung la ayudara.
En el momento en el que Taehyung rompió la puerta, el padrastro de Jennie le dio un golpe derribando a Jennie y haciendo que su cabeza impactara con la esquina de una mesa.
Jimin y Taehyung entraron desesperadamente. Pero era tarde, Jennie estaba sangrando por el duro golpe en la cabeza. Ella estaba intentando mantenerse despierta.
—¡Jennie! ¡No! ¡Jennie! —Taehyung gritaba mientras que sus lágrimas se esparcían por su cara. —¡Jimin, llama a una ambulancia!
Jimin había derribado a su padre con una patada, la resiente herida en si cabeza y el alcohol no pudieron mantenerlo fuerte.
—¡Jennie! Mírame. No cierres tus ojos. Escúchame. ¡Estarás bien! ¡No cierres tus ojos. —le rogaba. —¡Jimin la ambulancia!
—¡Está en camino! ¡Levántala!
—Jennie, te traje tu regalo de San Valentín. No cierres tus ojos. —Taehyung sollozaba y pudo ver que Jimin ayudaba al perro de Jennie. —¡Te traje otro Kuma! ¡Feliz día de San Valentín! —lloró más fuerte. Cerró los ojos y unió sus labios mientras escuchaba las sirenas de la ambulancia.
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