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4. La reencarnación y el misterio de la villana.

— Uf... Creo que comí demasiado, el corsé me aprieta — murmuro cuando llegamos al ducado. Tengo tantas ganas de quitarme esta ropa, pero me siento terriblemente pesado y cansado que no soy capaz de subir las escaleras para llegar a la habitación de Eunha. Hasta se me corta la respiración.

— Eunha — de repente, siento la mano del duque en mi brazo. Me aprieta tanto que me sorprendo y le devuelvo la mirada desconcertada — ¿Qué ha sido todo eso? Te lo he advertido y me prometiste que ibas a comportarte, pero le has faltado el respeto al príncipe, no una, ¡sino tres veces!

«¡Ay, tampoco es motivo para lloriquear! Él se lo merecía...» pienso, pero el agarre se vuelve más fuerte y siento sus uñas clavándose en mi piel. ¡¿Qué es esto?! ¿Acaso este imbécil maltrataba a Eunha?

— Lo siento, hermano... No sé qué me pasa últimamente, ¡t-trataré de corregirlo! — mi voz es sumisa. No es como trataba de decirlo, pero la personalidad de Eunha se superpone a la mía cuando hablo con el duque.

— No siempre podré protegerte. Deberías actuar como una persona adulta, ¿lo entiendes? Una tontería más y ni siquiera ser la prometida del príncipe o su esposa, podrá salvarte.

Asiento con la cabeza, mis ojos se llenan de lágrimas y siento una tristeza que no me pertenece. ¡Maldición, esto no lo han mencionado en la novela! ¿Qué clase de relación tienen estos dos?

— Me lastimas, hermano... — digo. Su expresión se suaviza, parece sentirse culpable y preocupado, por lo que me suelta rápidamente y se marcha sin decir nada.

Al fin, puedo respirar. Sentía como si estuviera asfixiándome. ¡Es un imbécil! ¿Cómo se le ocurre tratar así a una dama? Tengo que averiguar qué está ocurriendo. Me falta información de la novela, ¿podría ser que abusa de alguna forma de su hermana? Aunque, si fuera así, Eunha no habría sufrido tanto por su muerte como lo hace en la novela.

Debe haber algo más.

— ¡Señorita Eunha, ha vuelto! — observo a Mari, que me recibe con una sonrisa y le devuelvo la amabilidad como siempre.

— Hola, Mari, ¿cómo has estado en mi ausencia? ¿Me has echado de menos? — pregunto. Mari es adorable, ojalá me sonriera hasta que sea la hora de dormir; de esa manera, podría olvidarme del día tan terrible que tuve hoy.

— ¡Por supuesto, señorita! La he echado tanto en falta... ¿Quiere que la ayude a desvestirse? ¡Le prepararé un baño relajante!

— Por favor.

Ambos subimos las escaleras. Mari me habla de su día con entusiasmo, aunque antes me ha preguntado por el mío; pero le dije que preferiría no tocar el tema. Aunque la escuche hablar, no se me olvida lo que ha pasado hace un rato. Por alguna razón, me siento inseguro. Creía que el duque adoraba a su hermana, ¿pero qué ha sido eso? ¡Agh! Lo peor de todo es que no puedo enfadarme tanto como quisiera porque el duque tiene mi rostro. Si tan solo no me hubiera visto reflejado físicamente en él, ahora mismo podría estar maldiciéndolo a gusto.

— Mari — la detengo en medio de sus tareas. Primero, comenzó a frotarme la espalda, pero vi su expresión reflejada en el agua.

Parece angustiada, como si le doliera ver algo que yo no puedo. Su mirada de lástima me recuerdan a alguien en particular y no me gusta.

— ¿Sí, señorita? — me dice amablemente, pero ya me había incomodado.

— Puedes dejarlo por hoy. Ya terminaré de bañarme yo misma.

— Pero, señorita...

— No te preocupes, Mari, soy una persona funcional. Sé cómo limpiar mi cuerpo.

— En ese caso... — Mari se levanta y me hace una reverencia antes de salir del cuarto de baño — Buenas noches, señorita.

Nada más oír la puerta cerrándose, me pongo de pie en la tina de baño y salgo. Tomo una toalla cualquiera para secar mi cuerpo y evitar que el suelo se moje, en ese momento, noto algo extraño; una cicatriz en la pierna de Eunha.

— Parece vieja — murmuro. Ni siquiera se nota a menos que lo mires directamente.

La piel de Eunha es tan lisa y blanca. Desde mi punto de vista, no parece que haya ninguna marca, pero Mari observaba mi espalda con tristeza.

— Su cabello es largo, es perfecto para cubrir la espalda... ¿Será por eso que lo mantuvo tan largo? En la novela siempre se repite lo largo y sedoso que es — pienso en voz alta mientras me acerco al espejo. Una vez parado frente a él, tomo su largo cabello y lo aparto del cuello tras darme la vuelta.

Me horrorizo al ver su espalda. ¡Está... cubierta de cicatrices! Es como si la hubieran pegado con un látigo.

— Joder... No me lo esperaba — suspiro y me aparto del espejo. Aquella piel no es grata de ver y me produce repulsión pensar en que otra persona haya sido capaz de hacerle eso a Eunha. Llevo tres semanas atrapado en este cuerpo y no me había dado cuenta de las cicatrices hasta ahora —. Esto jamás se ha mencionado en la novela. ¿Cómo ha podido ocurrir? Mari nunca ha mencionado nada, ni las otras criadas o el hermano de Eunha, ¿por qué actúan como si no tuviera el cuerpo marcado como si fuera una esclava?

Aunque, en la novela Eunha nunca se ha acostado con alguien y nadie la ha visto desnuda, salvo el día de su ejecución... ¡Un minuto, eso es! Sí mencionan sus cicatrices en el capítulo cuarenta y cinco, cuando la ejecutan.

— Pero yo creía que eran cicatrices de tortura — vuelvo a pensar en alto. No recuerdo si mencionaban que sus cicatrices eran recientes o antiguas, pero como la habían humillado tanto al obligarla a subir a la tarima desnuda, creía que los propios verdugos la habían lastimado de esa manera.

Me cubro el rostro. Es una situación frustrante.

— Ahora, solamente queda averiguar quién es el culpable... Pero, al sentir en carne propia el miedo que Eunha siente hacia el duque, solamente puedo pensar que él tiene algo que ver.

¿Por qué una noble sería golpeada y maltratada de esta manera? No me sorprende que se convirtiera en la villana después de todo.

Al día siguiente me tocaba desayunar con el duque como lo había estado haciendo desde que desperté en este mundo. No obstante, el ambiente es tan tenso que resulta asfixiante desde que descubrí las heridas en el cuerpo de Eunha.

Me cuesta mirar su rostro. Es su hermano, debería haberla protegido. Aunque... Sigue faltándome información. La historia sobre él negándose a la muerte de su hermana y velando por ella durante dos noches sin dormir, me resulta bastante conmovedora que no parece la imagen de alguien que golpea a su hermana con un látigo en un arranque de ira.

Además, tiene mi rostro. Me es difícil pensar que puede hacer algo así cuando yo soy incapaz de hacerlo.

— ¿Qué te ocurre? Apenas has tocado la comida.

— Creo que ayer comí demasiado y ahora mismo no tengo hambre.

Él asiente, simplemente. Es como si se le hubiera olvidado la manera en que me tomó del brazo ayer.

— Tu doncella me ha dicho que quieres salir a dar un paseo por la ciudad.

— Sí — bebo un poco de té —, quiero ver la catedral por dentro. Ya sabes, me voy a casar allí y quiero estar segura de que me gusta el lugar.

— Lo entiendo. Te asignaré un escolta para ello.

— Gracias, hermano.

— Pero primero come antes de irte. Estoy tan feliz... de que estés comiendo últimamente.

La mirada se me ilumina y el corazón se me conmueve. Por alguna razón, incluso siento la necesidad de llorar; pero sé que estas no son mis emociones, sino las de Eunha.

— ¡Sí! — contesto contento y como un trozo de fruta.

— Eunha.

— ¿Sí? — respondo tan rápido como puedo. Todavía no me acostumbro a dejar de oír mi verdadero nombre.

— Lamento haber sido tan brusco contigo ayer. No sé qué me ha pasado, desde que te lesionaste, me siento muy nervioso y ansioso de que te pueda ocurrir algo malo — me quedo sorprendido. Esto no es lo que un maltratador le diría a su víctima, ¿verdad? —. Últimamente, estás muy extraña y eso me preocupa. Solamente, quiero que estés bien.

— Lo comprendo, hermano — asiento con la mirada —. Perdóname por haberte preocupado. Intentaré que no vuelva a suceder.

— Gracias por tu comprensión, Eunha — sonríe, ni siquiera parece el mismo insípido con la cara seria que he conocido cuando desperté en este mundo —. Por cierto, el príncipe heredero no tardará en llegar para acompañarte a la catedral...

Suelto los cubiertos sorprendido. Qué desafortunado.

— ¿Qué coño?

Íbamos tan bien...

Ya casi son 200 lecturas. Muchísimas gracias por tomarse el tiempo de leer esta historia. Lamento que los capítulos sean demasiado cortos, pero así me resulta más fácil de escribir y de salir del bloque que tengo. T^T

Ojalá poder completar la primera parte de la historia sin interrupciones. Estoy, verdaderamente, agradecida por la atención que me están brindando.

¡Nos leemos mañana! Toca cita romántica con Taehyung. ❤️ (Sarcasmo).

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