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seis


Las cosas iban tomando un rumbo que hacía sentir esperanzado al joven estudiante, poco a poco (aunque fuera alguien demasiado impaciente), estaba acercándose al hombre que le hacía suspirar. En poco más de un mes había hecho unos avances que en realidad nunca creyó posibles.

Y bueno, no era el momento de tranquilizarse, tenía que seguir intentando conquistar el dulce corazón del de piel canela. Hacía apenas tres días, casi consigue darle el primer beso en el aula; no podía sacarse aquello de la cabeza.

Era la hora del almuerzo, las clases habían terminado y ya los estudiantes estaban disfrutando de una amena charla mientras comían en la cafetería o cualquier otro lugar.

Luego tendrían que dedicarle tiempo a sus actividades extraescolares.

-- YuGyeom ¿Viste a TaeHyungie hoy? -- Inquirió JungKook con un pronunciado puchero sobre sus labios, el cual su mejor amigo pellizcó con mucha suavidad.

-- No le vi ¿Por qué? ¿Tanto lo extrañas? -- Dijo, dejando salir una risa mientras miraba cuanto dinero tenía en la billetera para comprar su almuerzo.

El azabache asintió en un murmuro, aunque no era todo por lo que se encontraba un poco pensativo. Claro que estaba deseando poder pasar tiempo a solas con el historiador para poder conversar, conocerle un poquito más, saber de él; pero además, tenía una picazón en su interior porque necesitaba proponerle algo, una locura, pero bueno; qué sería la vida sin estos momentos.

Ese fin de semana sería su primera competición de taekwondo del curso, ¿Sería muy descabellado invitarle a ir?

Por alguna razón le hacía especial ilusión que ese hombre le viera esforzándose en su deporte favorito... tal vez tenía esa necesidad porque sabía que ya si era posible, que no tenía por qué ser una fantasía, ellos se habían hecho apenas un poco cercanos, a lo mejor podría hacer realidad uno de sus tantos sueños. -- ¿Quieres algo de almorzar? Voy a ir con JaeHyun a la cola para pedir lo mío ¿Te traigo algo? --

>> Quiero ver a TaeHyung, hablar con él, escuchar como le ha ido el día. << Fue lo que su cabeza le gritó ¿Y por qué no intentarlo? -- No, no hace falta. Voy a darme una vuelta, te veo después del club, Gyeomie. --

-- Bien, ten cuidado, Jk. -- Fue lo que contestó un poco extrañado el castaño, viendo como su amigo se colgaba su mochila en el hombro y salía con prisa de la cafetería sin siquiera haber almorzado ¿A dónde iría a estas horas?

En estos momentos en los que se estaba preguntando dónde podría encontrarse su profesor favorito; se maldijo a si mismo por no haberle pedido antes su número de teléfono, enviarle un mensaje con la pregunta definitivamente era más fácil que intentar adivinar su paradero.

Pero, vamos, suponiendo tal y como era TaeHyung, estaba seguro de que se encontraría en la sala de profesores; que normalmente se quedaba casi vacía a esta hora, ya que el profesorado salían fuera de la institución a comer.

Caminando por los pasillos saludó a la gente que conocía, recibiendo apretones cariñosos en sus hombros y sonrisas dulces de varias personas más. JungKook realmente no entendía el por qué, pero parecía agradarle a todo el mundo, y eso le asustaba un poco.

¿No era como si todos le tuvieran demasiado idealizado? Todos mencionaban lo mucho que le admiraban, para los más pequeños era su modelo a seguir, y para los que le pisaban la edad; todos querían ser cercanos a él.

¿La gente le conocía? ¿Acaso le querían a él, o a la idea y reputación que ellos mismos habían construido sobre su persona?

Sin haberse dado cuenta, en un instante estuvo frente a la puerta la cual había estado deseando tocar para pedir permiso. Jeon ya estaba imaginando la carita de Tae abriéndole, su lunarcito de la nariz siendo el primero en saludarle. >> Soy peor que las niñas de primer año. << Se reprochó a si mismo, ya preparando su deslumbrante sonrisa para saludar.

La cual por cierto fue directamente borrada de sus belfos en cuanto vio que quien le había abierto no era quien esperaba. De hecho, posiblemente hubiese preferido cualquier otra persona que no fuese él, su maldito profesor de física.

-- ¡Jeon-ah! ¿Qué te trae por aquí en tu tiempo de descanso? -- Preguntó simpático el mayor, dejando a la luz sus hoyuelos en cada una de sus mejillas.

>> A verte a ti desde luego que no. << -- Buscaba a TaeHyung-nim, quería hablar con él de un par de cosas. --

-- Oh, en ese caso siento no poder ayudarte. Tete- TaeHyung-ah no está aquí, tuvo que irse antes por una urgencia. -- Le indicó el moreno, mordiéndose la lengua ante el apodo cariñoso. Por mucho que ambos fueran familia no podía llamarle de esa forma en horario laboral.

Pero eso no era algo de lo que el jovencito fuera conocedor, así que, echando casi humo por sus orejas asintió ¿Cuánto más le iba a sacar de quicio Kim NamJoon? -- ¿Él está bien? ¿Qué clase de urgencia? -- Dijo apretando su mandíbula ¿De nuevo le habían hecho algo los chicos de otros cursos?

Ante la insistencia por conseguir información el moreno alzó una de sus cejas, cruzándose de brazos sin borrar la sonrisa habitual de su rostro. Bien, Nam no parecía enfadado pero aún así ahora mismo imponía bastante, pareciese que los músculos de sus brazos iban a hacer estallar la camisa que portaba. -- Joven Jeon, esa información no es de su incumbencia. TaeHyung se fue por una urgencia, él está bien, pero nada más allá tiene que interesarle a usted. --

>> Eres el favorito de tus profesores, tus calificaciones son muy importantes, inspira, expira, no lo mates, no lo mates. << Se repitió a si mismo ante la oleada de impotencia que le había dado su respuesta. -- Tienes razón, NamJoon-nim; siento haber sido entrometido. -- Contestó haciendo una breve reverencia. -- Necesitaba hablar con él por cosas del aula, ya sabe, es nuestro tutor temporal y yo el delegado. Pero puedo esperar. --

JunGkook se preguntaba qué sería de él cuando esa excusa ya no pudiera ser usada; esperaba que para ese entonces TaeHyung y él se vieran por un montón de razones más. Quedaba bastante poco para ello, su profesor HoSeok casi que había terminado con su baja por paternidad, y aunque le parecía uno de sus profesores más agradables, esta vez esperaba que su llegada se retrasase con todo su corazón.

Después de su charla con su tan querido profesor el azabache se fue de allí; al final no había almorzado, tampoco había podido ver a su hombre favorito y además no quedaba demasiado para que iniciase la hora del entrenamiento.

Biip biip biip.

"Ggukie, amor, recuerda hacer la compra después del entreno. No podré ir a casa ni hoy ni mañana. Ten paciencia con tu hermana, por favor. Os amo. " Era el mensaje que había recibido de parte de su madre.

Bien, después le tocaría ir al supermercado; qué alegría, nótese la ironía.

Estando solo en los pasillos de la segunda planta JungKook se permitió pegar su frente al frío cristal de uno de las tantos ventanales, manteniendo sus ojos cerrados por unos instantes. ¿Le daría tiempo a invitar a TaeHyung a su competición de alguna manera?





Otro compañero estaba frente a él con las almohadillas golpeadoras en sus manos, dejando que Jungkook le diera patadas y de esa manera practicar. No es como si ellos dos fueran cercanos, pero si que podía ver que algo raro había en el chico de cabellos oscuros, normalmente siempre soltaría alguna broma o algo que animase el ambiente.

Sin embargo hoy estaba callado, demasiado absorto en pegarle patadas a las almohadillas. Varias veces incluso el otro joven había tenido que tener cuidado de no caer hacia detrás en el impacto. Hoy en serio Jeon daba miedo.

La alarma que dejaba saber que era cambio de turno fue lo único que le hizo parar, estirando una de sus manos para que le diera los golpeadores para esta vez sujetarlos él. -- ¿Todo bien? No has dicho alguna palabra ¿Nervioso por la competición? -- Intentó iniciar la conversación mientras le daba ambos objetos.

-- Ah, si; todo super bien. -- Dijo con prisa, regalándole una muy pequeña sonrisa que tranquilizó un poco a su compañero. -- Supongo que sí, MinGyu. Quiero hacerlo le mejor posible. --

-- ¡Lo harás, eres el mejor en esto! Todos esperamos grandes resultados para ti. -- Aseguró sonriéndole y colocándose en posición para iniciar con sus patadas.

Jeon colocó las almohadillas frente a él y lo próximo que hizo fue recibir cada una de estas, con un sabor agridulce dentro suyo. Estaba completamente agradecido de que la gente le tuviera tanta estima y le vieran de manera tan impresionante; él era el primero que quería triunfar, haría lo que sea por ganar esa competición y todas las que venían detrás... ¿Pero y si no? ¿La gente se decepcionaría mucho?

Él no quería escuchar a los demás decirles que no podían confiar plenamente en él, por eso se esforzaba en resaltar en todo, en ser el mejor en cada una de las cosas, porque tenía que serlo, quería que se sintieran orgullosos de él; quería que alguien le dijera lo increíble que era.

El rostro de Kim vino a su cabeza, obviamente que deseaba escucharlo de su parte.

Y aunque quisiera haber seguido imaginando y vagando por sus pensamientos, en cuestión de tontos segundos sintió la pierna de MinGyu darle en. Sin haberlo siquiera previsto, se encontró en el suelo quejándose por el punzante dolor momentáneo en su cabeza. -- ¡JungKook-ah! ¡Lo siento, lo siento! --

-- No, no, lo siento, fui yo quien bajó el golpeador; fue mi culpa, estoy despistado. Discúlpame. -- Murmuró sentándose en el suelo del gimnasio, así incorporándose con cuidado, aún estaba algo mareado.

-- Jeon, ve al vestuario, date una ducha y vete ya a casa. -- Habló su entrenador con firmeza, tomando los dos golpeadores que se habían quedado en el suelo, él ayudaría a MinGyu con lo que le quedaba de entrenamiento.

El pánico inundó el pecho del joven estudiante, tanto como para colocarse de pie sin tener en cuenta el mareo que aún lo tenía atontado. -- Pero estoy bien, quiero segu- --

-- Mañana es el campeonato, esto solo era algo para tranquilizaros, antes de que sigas aquí distraído y te vuelvas a hacer daño, ve ya a casa. -- Era consciente de que el hombre estaba tomando aquella decisión por su bien, pero le jodía demasiado.

Una parte de él le estaba repitiendo cruelmente lo inútil que era como para no terminar un tonto entreno. Reprimiendo un bufido hizo una reverencia hacia su entrenador, no quería faltarle el respeto; ese hombre siempre tenía las mejores palabras y consejos para él.

Sin decir alguna palabra se dirigió al vestuario, escuchando como algunos de sus compañeros murmuraban por verle irse antes de tiempo, aquello no era lo común ni mucho menos. ¿Qué estaría pasando como para que Jeon abandonase el entrenamiento el día antes de la competición?

Demasiado frustrado como para dejar de tensar su mandíbula fue que se metió en las duchas, intentando que el agua se llevase toda la presión que sentía sobre sus hombros. Y bueno, medio que lo consiguió. Tras estar cerca de quince minutos bajo el agua caliente pudo sentirse apenas un poco más relajado, y por suerte el mareo no se había quedado con él.

Antes de que sus compañeros pudieran terminar se esforzó en vestirse, no tenía ganas de dar explicaciones. Era uno de esos momentos en los que necesitaba estar en silencio con sus airpods puestos, no quería cruzar palabra ni informar sobre su estado; cosa que lo hacía sentir un poco idiota, puesto que la gente solo se preocupaba por él.

El de cabellos azabaches se colocó sus joggers negros junto sus botas del mismo color y una camiseta de mangas largas oversize esta totalmente blanca. Con la mochila colgando de uno de sus hombros y el casco de su motocicleta en la otra mano, dejó el gimnasio; ahora le tocaba hacer la compra y luego ir a buscar a su hermana.

>> De repente me siento un padre de familia. << Bromeó para si mismo para quitarle importancia.

Pero tener estas tareas desde hace años; a un a temprana edad, no era lo que más hubiera deseado desde luego.


El joven llevaba uno de sus auriculares puestos, a pesar de que tenía muchas ganas de tener la música a todo volumen su madre siempre le repetía que debía de dejar una de sus dos orejas libres por si alguien le hablaba o si algo pasaba. Así que allí estaba andando por el pasillo de los lácteos escuchando por uno de sus oídos "Slow dancing in the dark" de Joji.

Llevaba un pequeño carrito arrastrando con un par de cosas dentro, ahora estaba buscando el batido que su hermana solía tomar por las mañanas cuando era pequeña a la hora del desayuno; su madre no se lo había pedido obviamente, pero él quería darle un capricho. Normalmente el periodo escolar era una tortura para MiSuk, pero este estaba siendo peor que nunca.

Se encontraba mucho más irascible y le escuchaba llorar cada noche, no es como si un batido fuera a solucionarle los problemas... pero a lo mejor le alegraba un poco.

Fue cuando Jeon tomó el tetabrick para dejarlo en el carrito que se dio cuenta de un par de cosas. Uno; alguien le había metido un cuaderno para colorear de las princesas Disney en él; y dos, tenía justo al lado a la presunta sospechosa.

Una niña pequeña estaba agarrada a su carrito, mirándole fijamente detrás de sus grandes gafas que le ampliaban sus orbes negros. -- ¿Hola? -- Saludó en una suave risa el adolescente, la situación en serio le había parecido graciosa.

Ella no emitió alguna palabra, simplemente se quedó allí agarrada y luego de un par de segundos apuntó con su dedito al cuaderno que obviamente ella había metido allí.

-- Uhm ¿Quieres que lo compre? ¿Es eso? -- Volvió a hablar, esta vez recibiendo un efusivo asentimiento de su parte.

Bueno, JungKook nunca se había visto en una situación como esta ¿Qué podía hacer? En el pasillo solo se encontraba él y esa pequeña ¿Dónde estaban sus padres? Despacio, con intención de no asustar a la pequeña, se agachó frente a ella; quien dio un par de pasos hacia detrás. >> Es tímida pero se atreve a pedirle a extraños que compren sus cosas. << Rió para si mismo Jeon.

-- ¿Cuál es tu nombre? -- Inquirió, esperando una respuesta que nunca llegó. No entendía que pasaba con ella, un infante de su edad ya debería de hablar. -- ¿Tus papas...? --

-- ¡SooYun! -- Gritó alguien a las espaldas del joven.

La infante abrió sus ojos con sorpresa al ver como el hombre se acercaba a por ella, así que con prisa volvió a tomar el libro para colorear, extendiéndoselo al chico que acababa de conocer. JungKook no estaba entendiendo nada, mucho menos entendió cuando la persona que parecía estar a cargo de la pequeña se trataba de nada más y nada menos que su persona favorita.

En un abrir y cerrar de ojos Jeon tuvo a su lado agachado a TaeHyung, quien le miró sorprendido y por supuesto sonrojado en cuanto se dio cuenta de quien era él. -- J-JungKook-ah, hola... -- Saludó a media voz sin poder apartar la vista de aquellos dos orbes brillantes que le miraban con adoración. Después de casi dejar que el chico lo besase, nada se sentía igual. Tenía los sentimientos a flor de piel, y para su suerte, ese joven solo le transmitía cosas bonitas.

Su alumno últimamente le hacía sentir como si fuera la primera maravilla del mundo. Y no lo comprendía; por que un joven talentoso y brillante como lo era él se iría siquiera a interesar en alguien tan... tan raro. -- ¿Eres su padre? -- Murmuró un poco temeroso el más pequeño. Joder; si se trataba de eso ya podía darse por vencido.

-- No, no, no es eso... -- Negó rápidamente el castaño, por alguna razón se sintió apurado en querer aclarar la situación. No quería que el chico se hiciera ideas equivocadas, y eso lo ponía nervioso, no podía darle esa importancia a lo que fuera a pensar su alumno. -- Ella es mi sobrina. SooYunie. No puedes salir corriendo, cariño. -- Dijo ahora, dirigiéndose a la infante, que seguía abrazada al libro ahora con su ceño fruncido.

-- Parece enojada ¿acaso tu tío bonito no te esta comprendiendo? Ash, TaeHyung-ah, deberías de entender lo importante que es poder colorear los vestidos de las princesas. --  Regañó, sonriendo enternecido cuando Soo se pegó a él al sentirse entendida.

-- Jk... -- Avisó avergonzado; por un momento esperó que el estudiante no fuera a coquetearle delante de su sobrina, pero no, tenía tan poca vergüenza como para hacerlo.

JungKook terminó por reír, tomando con cuidado el objeto que tanto parecía querer la pequeña. -- Bien; parece que lo quieres mucho, así que lo compraré. -- 

-- Ni se te ocurra. -- Ante la negativa el azabache se sorprendió, posiblemente era la primera vez que escuchaba al contrario hablar de esa forma tan demandante y seria. -- Esta misma tarde ya le compré un peluche de Ariel, SooYunie tiene que aprender a que no todo se puede conseguir cada vez que se quiere. -- Intentó explicar, queriendo lo mejor para su familiar en realidad. 

Y aunque aquella era una de las razones de las cuales le impedían dejar que JungKook comprase aquello, la idea de la baja economía de la familia Jeon era algo que tenía muy presente. El dinero de su alumno era algo muy importante como para que lo derroche en un capricho. 

Al escuchar aquello la niña entendió que no iba a poder llevarse lo que tanto quería, así que su belfo inferior se abultó de forma involuntaria; no entendía por qué, realmente se le escapaba a su conocimiento. Sin embargo era muy consciente de que su tío TaeHyung era su persona favorita y le amaba, así que para intentar relajarse simplemente estiró sus brazos hacia arriba, pidiéndole ser alzada. 

-- Gracias por ser un nena comprensiva, Yunie. -- Agradeció con su suave voz el profesor, tomándola con todo el cariño que le cabía en el corazón. 

Algo se removió dentro del más joven, ver a Tae actuando de esa manera con un infante le resultaba realmente atractivo; y tal vez se tratase de nuevo de sus daddy issues, porque lo único que pasaba por su mente era "ojalá alguien se hubiera tomado la delicadeza de educarme de esa forma tan bonita" y "quiero dormirme entre sus brazos". 

Habiéndose quedado embobado en aquellos dos fue que se dio cuenta de algo. SooYun tenía un anillo colgando un lindo collar de plata, no le costó reconocerlo, era el mismo que Tae portaba y que alguna vez creyó que sería de su pareja. 

Así que con quien estaba comprometido era con la pequeña, aquello le hizo sonreír una vez más. Que corazón tan tierno tenía el amor de su vida.

-- Hyung ¿Todo está bien? Te busqué esta tarde en el instituto pero me dijeron que tuviste que irte por una urgencia. -- Inquirió ahora que lo recordaba, metiendo el cuaderno de colorear disimuladamente en su cesta, mientras el nombrado estaba atendiendo a la pequeña entre sus brazos. 

-- Oh, s-sí. -- Murmuró, el corazón encogiéndosele por pensar que JungKook fue a buscarle. Ese chico no tenía vergüenza alguna. -- Tuve que ir a buscar a mi chiquitina, tuvo... un ataque de pánico en su escuela. ¿Para qué me necesitabas? -- Dijo ahora sí mirándole, teniendo entonces los dos pares de ojitos de la familia Kim sobre él.

Ay, la infante también tenía ese lunarcito en su nariz. Que preciosidad. -- Este sábado es mi competición de taekwondo, yo; bueno, es una idiotez a lo mejor, pero realmente quería que vinieras a verme... -- 

Los ojitos avellanas se abrieron de par en par detrás de sus gafitas redondas. -- B-bueno, a-a ver, JungKookie... -- >> Ash, suena tan bonito mi nombre en sus labios... << -- N-no puedo ir. -- >> A la mierda. << 

-- ¿Qué? ¿Por qué? -- Preguntó, dándose un *facepalm* mental por haber sonado tan desesperado. 

-- A partir de hoy Yunie se queda una semana entera bajo mi cuidado; además, uhm, n-no será muy bueno que me vean allí. N-no es lo más común que un profesor de la mañana esté allí en vuestras actividades extraescolares, sería... raro. -- Explicó aprovechando tener a su familiar en brazos para estrecharla un poquito con suavidad, dejando ir apenas un poco de sus nervios.

-- Ah, entiendo. -- Contestó tragando con dificultad, no queriendo venirse abajo tan rápido. Apenas acababa de empezar su plan de conquista con un hombre que no solamente tenía muchos años más que él; sino que también era su profesor. Obviamente conseguirlo no iba a ser fácil. 

Y ya si a todo lo anterior le añadíamos la inseguridad de TaeHyung, se hacía el peor de los combos. Pero no pasa nada, él estaba acostumbrado a aquello, nunca nadie iba a verle en sus competiciones. 

El menor simuló la sonrisa más comprensiva que sus labios pudieron dibujar, en busca de consolar la acongojada mirada que el otro le regalaba. -- Vamos, no me mires así, te dije que lo entiendo. -- Rió, dándose la vuelta para al fin tomar el brick de batido que antes estaba a punto de agarrar. -- Vamos, te acompañaré a hacer la compra. -- Dijo para comenzar a andar, tirando de su cestita.

Mirando la espalda del chico, la cual por cierto le parecía bastante bonita gracias a sus hombros anchos, Tae tuvo que reprimir una sonrisita apretando sus belfos. JungKookie era un angelito en la tierra. -- Vamos Yunie, debemos de terminar de comprar. -- Animó el castaño dejando a la chiquita en el suelo. 

En un instante ella iba andando jugueteando con las líneas del suelo; apenas un par de pasitos por delante de los otros dos, quienes cada uno arrastraba su compra en busca de las cosas faltantes. -- ¿Faltarás esta semana que entra entonces por cuidar a esta preciosidad? -- Preguntó, refiriéndose a la pequeña. -- Una semana sin verte va a ser dura, te voy a extrañar mucho. -- 

-- Jk, estamos en el centro comercial, deja los coqueteos. -- Pidió por el bien de su corazón, aunque amaba escucharle decir esas cosas. Aún así, aunque todo lo que saliera de esos finos labios le calentase el corazón de la manera más bonita, aún tenía una vocecita que le repetía lo mal que estaba esto. 

Lo horrible; y más importante, ilegal que era sentirte atraído por un alumno menor de edad. Joder, TaeHyung era consciente de que si hubiera conocido a este chico en la secundaria siquiera hubiera podido resistirse a él, pero en esta circunstancias en las que vivían: todo era más complicado. -- Te haces el complicado, pero el otro día estuviste a punto de recibir mis majestuosos bes- ¡Ay, ay! ¡TaeHyung-ah! -- Se quejó, casi estallando en una carcajada cuando sintió los dedos de su profesor pellizcar su brazo. 

Lo mucho que le estaba gustando compartir una experiencia cotidiana con el hombre no tenía manera de explicarlo. 

TaeHyung le estaba mirando avergonzado, dejándose ver en sus mejillas coloreadas y sus ojitos brillantes; mientras el joven carcajeaba con suavidad, querría en serio guardar a ese hombre en una cajita y protegerlo de cada cosa amenazante. 

Si fue que los pares de ojos se separaron fue porque una risita nueva se unió a ellos, SooYun rió mientras daba palmitas. >> Así que no habla pero si ríe. << Pensó el de cabellos oscuros, acariciando la cabecita de la chica para seguir andando. -- Vamos, no puedo demorarme mucho más. -- 

-- ¿Tienes que irte rápido? -- Preguntó esta vez el de piel canela, arrepintiéndose al instante puesto que posiblemente habría sonado decepcionado. Por lo que carraspeó y se corrigió a si mismo. -- Me refiero ¿Tienes que hacer algo ahora? -- 

-- Así es, soy hermano mayor pero es como si fuera padre en realidad. -- Comentó sujetando una caja de cereales para añadirla a la cesta. -- Debo de ir a buscar a mi chica bestia, en treinta minutos termina sus clases extraescolares. Toca la batería en el club de música. -- 

Tae le escuchó sonriente, no había atisbo de duda; JungKook parecía orgulloso de su familiar. -- No sabía que tenías una hermanita, que mala suerte no haber podido coincidir con ella en sus clases. -- 

-- Oh no, TaeHyung-ah, no esperes que sea como yo. El papel de nerd y aplicado es mío, la rebelde sin causa es ella. -- Bromeó sonriéndole divertido. -- No es una mala chica ni muchísimo menos, pero... bueno, la institución se lo pone muy difícil. Lleva muchos años sufriendo acoso y nadie hace nada, así que se lleva el día batallando con gilipollas. Hasta que me gradúe y entonces les espere en la puerta del instituto para pegarles una paliza. -- 

-- JungKookie... No sabía de ello ¿Quieres que intente hablar con el director? -- Dijo con su suave pero profunda voz, intentando hacerle sentir arrullado de alguna manera.

-- ¿Lo harías? ¿En serio harías eso? -- JungKook nunca le había hablado de manera en la que pudiera pensar que había burla o algún intento de engaño, pero ahora pareció más en serio que cualquier otra vez. -- Para mi sería muy importante, hyung. -- 

>> Él definitivamente es una de las mejores personas que voy a conocer jamás. << Pensó TaeHyung, pegando su hombro al del más joven para andar a la par y juntos, muy juntos. -- Claro que lo haré, el mismo lunes estaré allí en el despacho. Respondiendo a tu pregunta de antes sí estaré dando clases, Yunie tiene que volver a la escuela, aunque luego seré yo quien la vaya a buscar toda la semana. -- 

Sintiendo que iba a ser demasiado para el más mayor tomarle la mano, se atrevió a tomar su dedo meñique. Prácticamente desde fuera era algo que nadie podría percibir a no ser que fuer a fijarse en sus manos en concreto, puesto que iban demasiado juntos. -- Gracias, Tae, muchísimas gracias. -- 

El corazoncito del castaño se aceleró, y esta vez se permitió disfrutar de esto, de sea lo que sea que estuvieran creando. 


Hola, angelitos, siento si hay faltas gramaticales u ortográficas, no he tenido tiempo de revisar demasiado, quería traeros ya el capítulo. 

Espero que lo hayáis disfrutado y la nueva portada os haya gustado. Os amo. Cuidadse. <3 Kissuu~. 270722

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