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nueve


Una nube de felicidad era lo que rodeaba al jovencito de hebras azabaches, quien llevaba desde hacía días sonriendo como si le pagasen por ello. No era para menos desde luego, había tenido una cita inesperada con TaeHyung y esta había salido tan bien que incluso se habían besado. 

No podía pedir más, no podía imaginarse un mejor proceso para conquistarle que este que estaba llevando a cabo. 

El bueno humor se le escapaba hasta por los poros. Incluso si llevaba despierto desde las 5 am sus labios seguían estirados hacia arriba con gracia. Ya se había dado su ducha y además vestido con el uniforme deportivo de la institución; recogiendo una capa de su cabello con una pequeña coleta para ponerse manos a la obra. 

Tenía sus auriculares puestos mientras cocinaba, sonaba BTBT del artista B.I; realmente le gustaba la música de aquel chico. La cocina de su hogar era bastante pequeña, acompañaba a la perfección la medida de su apartamento; así que toda la habitación estaba inundada del olor a la apetecible comida que cocinaba. 

Movía sus labios con la letra de la canción, pero sin emitir algún ruido por miedo a despertar a su hermana; aún le quedaban un poco más de disfrutar del sueño. Y él podría hacerlo también, podía haber dormido un poco más, pero había una muy buena razón para restar minutos de sueño a su horario. 

-- ¿JungKookie? -- Escucho, teniendo el volumen de sus auriculares bajo anticipando la llegada de la mujer. 

-- Bienvenida a casa, mamá. Siéntate, en seguida te sirvo algo de comer. Bueno, si quieres puedes irte a colocar el pijama, el caso es que estés aquí en unos pocos minutos, tu plato estará servido. -- Comentó el azabache acercándose a la mujer para depositar un beso sobre su frente, no pudiendo otorgarle alguna caricia al estar ocupado tomando la sartén y la espátula. 

Ella parpadeó con cansancio, aunque la dulzura de su hijo le calentase el corazón, no le gustaba esta situación; le aterrorizaba. -- Cariño, deberías de estar durmiendo... -- Le dijo, dejando su bolso sobre la mesa de la cocina, incluso eso le pesaba como un muerto de lo cansada que se encontraba. 

-- No, si hago eso sé que te saltarás la comida. No cenaste anoche porque fuiste a hacer el turno muy temprano, acabas de volver y no puedo permitir que te vayas a dormir sin comer nada. Prefiero asegurarme de que te alimentas bien, no me molesta, ma' -- Jeon habló sin mirarle directamente, sus ojos oscuros clavados en el revuelto de verduras y pollo que estaba cocinando. 

-- Ggukie... tú eres el hijo y yo soy la madre, ya hablamos de esto muchas veces, mi amor. -- Ella agradecía enormemente estos cuidados, pero estaba mal, no podía permitir que su hijo se convirtiera en su padre. 

-- Sí, lo hemos hablado muchas veces, señorita  Hyerin; así que deberías de recordar que como siempre te digo tengo casi la mayoría de edad. Ese argumento está bien cuando tu hijo es pequeño y aún necesita tus cuidados, ahora soy un joven adulto que puedo también cuidar de mi familia. No tienes que preocuparte tanto. -- 

"El problema aquí es que llevas haciendo este tipo de cosas por años" Pensó la castaña, dejando salir un suspiro de sus labios llenos de heridas por la sequedad y poca hidratación. Aún podía recordar como si fuera ayer los días en los que JungKook apenas tenía 8 años y se quedaba a dormir en la sala con la televisión encendida para poder asegurarse de que ella había llegado del trabajo sana. 

Su niño siempre había sido alguien lleno de amor. 

-- Aquí tienes, asegúrate de comerlo entero; últimamente te saltas demasiadas comidas. -- JungKook le dejó el plato y los palillos frente a ella, aprovechando que esta vez no tenía las manos ocupadas para acariciar su mejilla con cariño. -- Dame un segundo y como algo contigo. -- 

El joven fue directo al refrigerador para sacar algunas frutas, iba a hacerse una macedonia rápida. En ese momento en el que le vio de espaldas; apreció lo que hacía mucho que no se paraba a pensar, cuánto había crecido su pequeño.  -- Te amo, JungKookie; eres el hombre de mi vida. -- 

-- Te amo más, ma'; te amo con mi vida. --




Era una de las primeras horas de la mañana pero ya JungKook había hablado con demasiadas personas, al ser el delegado de su aula muchas personas venían diariamente a hablarle sobre problemas o dudas que tuvieran. 

JungKook se encontraba sentado encima de uno de los pupitres, sus manos apoyadas en la mesa para poder estar un poco inclinado hacia detrás. A su lado, como siempre, se encontraba YuGyeom, quien comía un lollypop mientras reía de lo que sus compañeras contaban. El bailarín las miraba con una de sus cejas enarcadas, sin entender realmente como eran capaces de hacer las cosas que hacían. 

-- Dios, realmente fue una experiencia. SaeRom se ligó a un hombre de 32, dios mío. -- La chica reía contando la anécdota, y la susodicha lo único que hizo fue encogerse de hombros con una sonrisa victoriosa. -- La perra se lo tiró y luego vino a buscarme a la fiesta con la cara de orgasmo todavía. -- 

-- Los chicos de nuestra edad son estúpidos, qué decirte. -- Fue lo que dijo como conclusión, jugueteando con los tirabuzones de su cabello. 

JungKook no lo dijo en voz alta, pero bueno, al final entendía el punto de la chica. Él también estaba comenzando a tener algo con alguien bastante más mayor que él, y joder si era adictivo aquello. 

 -- Claro que sí, amiga. Te crees que el de treinta lo que quiere es vivir una historia de amor contigo y lo que te ve es la cara de estúpida... Te ve como una adolescente manipulable, juguetito nuevo, sin más. Ya me llorarás. -- Respondió ChaeWon, quien había contado la historia con anterioridad. 

-- Ouch, golpe bajo. -- Comentó YuGyeom dejando salir una pequeña risa. 

"Con amigas como estas dos para qué enemigas." Pensó JungKook, quien realmente no entendía como esas dos chicas podían ser tan inseparables desde hacía tantísimos años. Desde que todo el aula se conoció cuando tenían apenas 13 años ellas dos hicieron click, desde entonces era imposible verles la una sin la otra, así siempre había sido y así siempre sería. 

A lo mejor era porque se decían las cosas siempre directamente y nunca chismeaban la una de la otra por las espaldas, eran sinceras... y un poco bordes. Pero como ambas eran iguales, se entendían. 

-- Envidiosa, tú lo sabes bien, los chicos de nuestra edad son unos babosos sin experiencia que no saben siquiera moverse. JungKookie, si quieres por ti puedo hacer una excepción con mis citas maduras, este viernes hay una película en el cine que pinta interesante. -- Dijo en tono coqueto, y descarado. 

El nombrado rió ladeando apenas un poco su cabeza. -- Lo siento, SaeRomie, bonita; para otra será. -- Rechazó la oferta sin quitar su sonrisa; en serio nada ni nadie podría robarle la felicidad y cara de estúpido en estos instantes. 

Kim dejó el lollypop a un lado de su boca, notándose en sus mejilla. -- ¿Te recojo y vamos? No tengo nada que hacer el viernes hasta por la noche, hay fiesta en casa de unos amigos, pero por la tarde me aburro. -- 

Si bien ambas chicas a principio de curso se la pasaban evitando a YuGyeom y obviando sus propuestas, últimamente había algo en el chico que había cambiado. Sus comentarios pervertidos ya no sonaban, y tampoco hacía insinuaciones asquerosas como solía hacer anteriormente. 

-- B-bueno... está bien... -- La chica confusa aceptó, y su mejor amiga chilló, abrazándose al cuero de JungKook para balancearse con él. -- ¡Romie y YuGyeom van a tener una cita! ¡Omg, JungKook! -- 

El nombrado rió dando dos suaves golpes sobre la cabeza de la rubia. -- Ya, ya, vaya plotwist. -- Rió también Jeon, no había esperado aquel movimiento de su mejor amigo, muchos menos esperaría que la muchacha aceptase después de llevarse los meses anteriores insultándole. 

-- ¡B-buenos días! ¿Estáis bien, pequeños historiadores? -- La voz de TaeHyung hizo presencia en el lugar, miles de mariposas se movieron en estómago de JungKook sin remedio alguno. 

-- Super bien, TaeHyung-ssi, estamos hablando sobre citas el viernes. -- Contestó él, haciendo que Tae incluso boquease nervioso y con sus mejillas y orejas sonrojadas. El joven estudiante esperaba aquella reacción dada por la confusión, justamente la noche anterior le había propuesto una salida el viernes a la que el castaño aceptó, esperando pasar un momento tan agradable como lo había sido la cita anterior. 

Por un momento la cabeza del profesor hizo cortocircuito y se temía lo peor. ¿JungKook había sido capaz de contar aquello a la clase? ¿Iba a quedarse sin puesto de trabajo? ¿Le iban a expulsar y- -- YuGyeom y SaeRom han quedado el viernes~. -- Canturreó cerca del hombre, a la par que se movía hasta su lugar para sentarse. 

El alma del castaño volvió a su cuerpo, casi se desmaya ahí mismo. Por detrás de sus gafas redondas Kim le dedicó una mirada de cejas fruncidas, ya le regañaría por aquello... o lo intentaría al menos. 

-- Me lo quiero comer. -- Murmuró, como siempre, para que apenas su mejor amigo con el que compartía asiento se enterase. 

-- Ya lo hiciste amigo, parecía imposible; pero parece que no hay nada imposible para el grandioso Jeon JungKook. -- Bromeó el bailarín, quien debería de estar feliz, acababa de conseguir una cita con una chica linda; pero esto apenas era un intento de olvidarse de alguien más. 

Tenía que hacer lo que sea, cualquier cosa que fuera necesaria para olvidarse de HyeSun, ella nunca iría a fijarse en él de vuelta. Había millones de personas en el mundo, alguna le tendría que gustar seguro igual o más que aquella chica tan... tan perfecta ante sus ojos. 

Gyeom suspiró revolviendo sus cabellos chocolates, a veces estar al lado de JungKook podía ser asfixiante, a ese chico no se le podía un solo pero. Todo lo que hacía lo hacía bien y resaltaba por donde quiera que fuera. -- YuGy; quedémonos a dormir el sábado juntos, compraré japonés y cenaremos en tu casa. Así me cuentas qué tal fue. -- Dijo el azabache, posando su cabeza sobre el hombro de su amigo. 

"De ninguna manera podría odiarte, ni siquiera cuando eres todo lo que me gustaría." Pensó el más alto, asintiendo al plan. Pasar una noche con JungKook siempre era divertido, realmente era como estar con el hermano que nunca tuvo. 

La clase de historia dio inicio, poco a poco los alumnos habían dejado de ser tan sumamente asquerosos con su profesor. No es como si ahora le bailaran el agua y fueran agradables, pero por lo menos los comentarios en voz alta y los desprecios directos habían dejado de tener acto de presencia allí. Eso le bastaba y sobraba a Tae. 

El castaño explicaba la lección con el mapa de Corea a sus espaldas, estaba poniendo su mayor esfuerzo en no desconcentrarse, puesto que tener esos ojos negros y chisporroteantes sobre su cuerpo lo tenía con el corazón y mente revolucionado. 

Jeon le miraba con esa sonrisa divertida, de vez en cuando relamiéndose los labios de esa forma estúpidamente atractiva; y él solo era débil a ese hombrecito. Muy débil. 

Milagrosamente hoy era un día en el que los alumnos parecían más calmados escuchando las explicaciones que el de piel canela estaba dando, pero parecía que ni el día de hoy TaeHyung conseguiría dar la lección entera hasta donde tenía previsto. 

La puerta del aula fue abierta con un golpe estruendoso, asustando incluso a las personas que se encontraban dentro. -- ¿B-buenos días? -- Balbuceó TaeHyung sin entender por qué un alumno de varios cursos menor había interrumpido de esa manera su clase. 

El chico estaba apoyado en el marco de la puerta hiperventilando, era notorio que le faltaba el aire. Había tenido que venir corriendo a toda velocidad de donde quiera que viniese. -- JungKook... JungKook sunbaenim, s-su hermana... su hermana está en una pelea, en el patio trasero . -- 

Y antes de que a nadie más le diera tiempo a asimilar lo que ese chico acababa de soltar por la boca, el chico de cabello azabache saltó de su asiento, saliendo disparado de allí sin siquiera haber pedido permiso para hacerlo. JungKook estaba seguro de que esto no le afectaría porque se trataba de TaeHyung quien estaba con como profesorado esta vez, pero si fuera otro profesor posiblemente le podría haber llamado la tención. 

JungKook corrió tan rápido que ni siquiera el chico que había venido a buscarle estaba siendo capaz de seguir su ritmo. La preocupación tenía a Jeon con la adrenalina a niveles desmesurados, estaba; por muy feo que sonase hasta los cojones de la situación que su hermana tenía que vivir cada día. 

Nunca antes el edificio se le había hecho tan grande como ese día, pero ahí estaba, corriendo como alma que lleva el diablo en busca de su familiar. Por suerte la encontró, suerte para él; porque para los dos chicos que la tenían rodeada no era tanto.

-- Vaaamos, MiSuk, deja de escupir sangre y suelta otro golpe; eres una bollera de esas, pelea como una y no como una niñita ¿O acaso es lo que eres? Eres una nen- -- 

Y antes de que JungKook terminase de llegar donde estaban, su hermana ya había arremetido contra uno de ellos una vez más. Era un dos contra uno y aún así MiSuk ni siquiera iba tan en desventaja. 

Uno de los chicos se cayó al piso, su rostro dándose de cara contra este. -- ¡JongHyuk! ¿Estás bien? -- El otro joven se giró para revisar si su amigo estaba en buenas condiciones, y tal vez MiSuk no pensó demasiado, tal vez llevaba demasiado tiempo soportando un bullying desmedido, tal vez no quería hacerles daños, o a lo mejor sí porque no podía más con la situación. 

Le había dado una semejante empujón que le había hecho caer como un peso muerto al suelo, dándose un golpe en la nuca que lo dejó ahí, tirado y sin consciencia. MiSuk se quedó quieta, mirando atentamente el cuerpo ahora inerte en el suelo, apenas fue un segundo después cuando se asustó abruptamente; alguien le había puesto las manos en sus hombros, y casi que tira otro gancho por la misma adrenalina si no fuera porque se dio cuenta de que se trataba de su hermano. 

-- MiSuk... -- Susurró el azabache, viendo como incluso un poco de sangre salía de la cabeza del chico. 

-- ¿ChungHee? ¡C-ChungHee! ¿Quién fue? ¿Q-qué le habéis hecho? -- El chico que hacía segundos estaba besando el suelo ahora estaba asustado, viendo como su amigo estaba ahí inmóvil. No sabía quien de los hermanos Jeon había sido, pero se sentía asustado de ambos. 

Sin ni siquiera comprobar si estaba vivo o no, él se colocó de pie a duras penas con el dolor en el rostro, la nariz posiblemente rota y arena en los ojos. Iba a ir a por el director, realmente estaba asustado. 

Ambos hermanos se quedaron en silencio unos segundos asimilando la situación que estaban viviendo. -- Joder... vamos a ver si respira. -- Murmuró el mayor colocándose de rodillas para colocar su cabeza a la altura del pecho ajeno, comprobando si este se movía. 

La joven estaba quieta, totalmente tiesa ante la escena. Sus ojos se aguaron asustada, muy asustada; estaba al borde de la taquicardia, fue cuando quiso quitarse la lágrimas de sus ojos cuando se dio cuenta de que había sangre, tenía una brecha en la ceja y además el labio roto. -- G-Gguk... Y-yo no... -- 

El chico suspiró, colocando al otro en posición lateral de seguridad. -- Él respira, tranquila MiSuk, está bien. -- 

¿Tranquila? No había manera alguna en la que podría sentirse de esa manera en estos instantes, le dolía la cara, las manos, tenía ansiedad y se sentía devastada por todo lo que le acababa de pasar, no quería estar allí quería desaparecer. Sus piernas en algún momento fallaron haciendo que callera al suelo, y el llanto desesperado no tardó en hacerse presente. 

Era la primera vez en años que JungKook veía a su hermana de aquella manera. MiSuk era alguien con bastantes problemas a la hora de gestionar emociones, tenía problemas de ira, así que lo más normal siempre había sido verla en un ataque de gritos y borderíos; pero no llorando de esta manera en la que parecía que se iría a romper. 

El azabache se acercó con rapidez a ella, rodeándola con sus fuertes brazos para hacer que la cabeza de ella descansase sobre su hombro. -- Tranquila... Tranquila, diremos que fui yo, no te preocupes por nada, me haré responsable de esto. -- Aseguró JungKook, tragando saliva preguntándose como saldría de esa. 

Fuera como fuere, él no iba a dejar a su hermana a la deriva con esto, ni con nada en el mundo. Él iba a cuidarla y protegerla de todo siempre, no importaba qué. 

-- ¡N-no, no, no! ¡Te echarán! E-Estás en tu último año, te esfuerzas por tus calificaciones sobresalientes... no puedo, n-no puedo hacerte esto Gguk... -- Sollozó ella abrazándose al cuerpo de su familiar. MiSuk apretaba con fuerza la ropa del otro con sus manos, aferrándose a lo único que le hacía sentir segura en esta vida de mierda que le había tocado vivir. 

-- Da igual... Tú tienes que terminar tus estudios, MiSuk... ya veremos cómo lo hacemos... --  Decía a media voz, intentando verse seguro de lo que decía; intentando actuar como un adulto racional, como el superherore de su hermana. Pero también tenía miedo.

Ahí se presento de nuevo la gestión nula de MiSuk sobre como manejar la situación, con manos temblorosas ahora empujó a JungKook negando frenéticamente con su cabeza. -- Gilipollas, te van a quitar la beca, estamos en este estúpido instituto de putos ricos. Q-que me la quiten a mi, n-no a ti ... a ti no... joder... -- 

-- Jeon JungKook y Jeon MiSuk. -- Se escuchó en el patio trasero donde se encontraban. 

Ahí estaban el director, el otro idiota que había iniciado la pelea, dos enfermeras de la institución que corrieron a socorrer al joven del suelo; y por supuesto el director. A JungKook no le dio tiempo físico ni siquiera de levantarse cuando MiSuk ya lo había hecho. -- Soy yo a quien buscas, fui yo quien le empujó, mi hermano no tiene nada que ver en esto. -- 

El hombre dudó de lo que ella decía, aunque realmente tenía todo el sentido. JungKook llevaba en esa institución muchísimos años y nunca antes había dado problemas, todo lo contrario, era y es un alumno ejemplar; todo lo que podían decir sobre él era bueno. Muy al contrario de MiSuk, quien conseguía mantener la beca con las calificaciones al mínimo que le era posible y además siempre estaba metida en peleas. 

-- ¿No me cree? ¡Tan solo míreme la cara! ¿No tenéis cámaras en este estúpido lugar? Lo verá, él no hizo nada, fui yo. -- Exclamó apretando su mandíbula, realmente odiaba este lugar; y aún más odiaban a todo el equipo directivo que nunca jamás se habían interesado en ayudarla en su claro caso de acoso. 

-- MiSuk, tranquila... -- Pidió el mayor de los hermanos colocándose a su lado, a pesar de que era el primero que quería gritar y romper cabeza en esta situación, quería creer que teniendo un comportamiento cooperativo y educado a lo mejor conseguía no ser expulsada, a lo mejor podrían encontrar una solución que no tuviera demasiadas represalias. 

Pero JungKok estaba siendo ingenuo como pocas veces en su vida si creía que sería a si. El hombre tomó el brazo de la joven de cabellos cortos. -- Estás en problemas señorita MiSuk. A mi despacho. -- 

-- Qué raro, yo en problemas con ustedes. -- Gruñó ella en un intento de reprimir todo el deseo que tenía también de empezar una pelea física con ese viejo. 

-- Por favor JungKook-ssi, ayúdanos a cargar al chico. -- Pidieron las enfermeras, y el nombrado salió de su ensoñación asintiendo. No sabía como carajos iban a salir de este problema. 




Era la hora del descanso, JungKook no había podido concentrarse en absolutamente nada en ninguna de sus clases. Cuando había vuelto al aula, la hora de TaeHyung había terminado así que tampoco lo había visto. Estaba constantemente pensando en qué debería de hacer, dónde estaba su hermana, cómo podía ayudarla. 

Un mensaje de parte de su madre le llegó en mitad de una de sus horas "JungKookie, amor; estoy en el hospital con tu hermana. Ya hablaremos sobre todo lo que ha ocurrido. Están curando sus heridas. Cuando terminen la llevaré a casa y luego volveré al trabajo... por favor habla con ella, a mi no me quiso decir nada. Te amo, mi niño. Eres la luz de mi vida, no sé qué haría sin ti." 

En ese momento no lo pensó dos veces, tenía que irse a la hora del descanso. Él nunca se ausentaba, de hecho era la primera vez que lo hacía en años, pero en serio sentía que tenía que, no podía estar tranquilo sin saber qué podía pasar. Por eso se encargó de informar a YuGyeom, quien era el único que se había enterado por encima de lo sucedido. 

También le había mandado un mensaje a TaeHyung diciendo que se ausentaría todo el día, que se iba ya a casa, y para su sorpresa el mayor le indicó que le esperase en el estacionamiento. 

Así que allí se encontraba JungKook, apoyado en su motocicleta con su casco colgado de su brazo; estaba con la mirada perdida en el suelo, vagando por sus preocupaciones. -- JungKook-ah... -- Llamó su profesor, y cuando tuvo su atención siguió. -- Ve a tu casa, te sigo. -- Pidió. 

Aquello le extrañó bastante al no entender qué pretendía, por lo menos hasta que cayó en cuenta de que no podían verle juntos fuera del aula o del mismo instituto. Le alegró, en serio le hizo feliz sentir que TaeHyung quería prestarle la atención debida en estos momentos. -- Bien, sí... vamos. -- Aceptó el azabache colocándose el casco, esperando a ver que Tae se montaba en el auto para encender el motor y comenzar a moverse. 

Por el camino tenía cuidado, mirando por el retrovisor de que el auto de Kim seguía yendo detrás suyo y no se había desviado por algún otro lugar.

Era la primera vez que JungKook traía al otro donde vivía, y no es que se avergonzase, pero tampoco le gustaba. Vivía en uno de los barrios más humildes y eso a veces le hacía sentir que tenía poco que ofrecer en algunos aspectos, pero bueno, así era su realidad ¿Qué le iba a hacer? 

Jeon estacionó la motocicleta y TaeHyung hizo lo mismo detrás suyo. No sabía si debería de salir del auto, si el joven querría que ambos entraran en su hogar o... nada, ya nada. Mientras él se había quedado pensando, el de cabellos oscuros ya había entrado en el vehículo, sentándose en el asiento del copiloto. 

-- Esto es... una mierda. -- Suspiró con voz ronca el chico a la par que se quitaba el casco, dejándolo sobre sus rodillas. 

-- Me enteré de lo que pasó... todo la sala de profesores estaba patas arriba, el director está hablando con todos los profesores que imparten clase a tu hermana. -- Murmuró Tae quitándose el cinturón de seguridad para poder mirar adecuadamente al contrario. -- Te prometí que hablaría con la dirección y lo hice, te lo prometo, JungKook; pero ellos parecen tener en el punto de mira a los becados... -- 

La pura impotencia y desagrado que le provocaba esta situaciones hacía que miles de ideas cruzaran la imaginación del estudiante, como estrellas fugaces iban y se iban. -- Lo sé, confío en que lo hiciste, TaeHyung. -- 

Ante aquella manera de ser nombrado el de piel canela se encogió un poco ¿Había él hecho algo malo? ¿Por alguna razón había decepcionado a JungKook? Estaba aterrado porque aquello pudiera ser real por alguna razón. -- JungKook-ah ¿Hice algo que... te molestase? -- 

El nombrado, que había estado con sus ojos perdidos en el casco arañado de su motocicleta, movió estos con rapidez para poder dirigir su mirada hacia los orbes asustados ajenos. En serio Jeon se preguntaba por qué él pensaría algo así. -- ¿Acaso hiciste algo para tenerme así? No es de esa manera en absoluto, siento si te di esa impresión. Tú no tienes culpa de nada. -- Aseguró echando su cabeza hacia detrás, revolviendo sus cabellos negros en busca de calmar su desesperación. 

Tae en serio admiraba a ese chico frente a él, él no podía imaginarse en la situación del contrario. Obviamente todos tenemos problemas, cada uno con diferentes grados de gravedad. Si Kim echaba la vista hacia detrás y se visualizaba con la edad de su alumno, podía verse de todas las maneras ante un problema, pero nunca gestionándolo con madurez. 

Lo normal era no saber como afrontar las cosas, la edad y la experiencia te iban dando conocimiento. Tal vez a JungKook le tocó vivir todo demasiado rápido. 

El chico tenía sus ojos cerrados, había tragado un par de veces como si tratase de bajar la ansiedad por su garganta. Tae no era demasiado bueno con las palabras en estas ocasiones, algo cómico ya que se llevaba el día entero leyendo y debería de tener una capacidad de expresión excelente, pero la realidad era que había tenido tan poco contacto social que el hecho de relacionarse le costaba. 

Nunca había tenido amigos a los que consolar, y mucho menos había recibido palabras de aliento de alguien, ni siquiera de sus padres, pero ahora que se paraba a reflexionar, tampoco sabía que le hubiera gustado escuchar en una situación difícil, porque ninguna palabra te hacía sentir mejor en estos momentos.

Pero sí había algo que el de piel canela podía recordar que había echado en falta todas esas veces, y era afecto; un poco de cariño que te hiciera sentir que no lo estabas afrontando solo, que había alguien más ahí para ti. 

TaeHyung relamió sus labios admirando a su taciturno acompañante. -- Ggukie. -- Le llamó con voz tranquila, viendo como esas ventanitas oscuras y siempre brillantes para él; le dedicaban toda su atención. Su cuerpo delgado se inclinó hacia delante; y sus dedos se perdieron enredados entre las hebras azabaches ajenas. 

El joven hombre había encajado los pares de labios, siendo algo completamente dulce y tranquilo. JungKook se permitió cerrar los ojos de nuevo. "Él es todo lo que necesito para encontrar un poco de paz, él es a todo lo que aspiro" resonaba en su cabeza. 

Había movido su diestra hacia el cuello de su profesor, acariciando el costado de este con cariño mientras el auto se llenaba de chasquidos que no cargaban más que amor. 

-- No puedo quedarme aquí contigo demasiado tiempo más, pero... ¿Quieres hacer algo esta noche? Yo te invito, Ggukie; lo que sea que quieras. -- Dijo a media voz el castaño, recibiendo lentos picos sobre sus labios de su parte mientras hablaba. 

Y aunque no estaba feliz como para sonreír, TaeHyung le había conseguido arrancar una sonrisa de sus belfos. -- TaeHyungie, nos vamos a ver el viernes en nuestra cita, el sábado con la pequeña para ir a patinar ¿También quieres pasar tiempo conmigo hoy? ¿No te abrumo? -- Bromeó habiendo deslizado su mano hasta la mejilla del mayor para acariciarle, ambos hablaban con sus rostros cerca, estando demasiado cómodos a esa distancia como para separarse. 

-- N-no... no me abrumas. ¿Te abrumo yo a ti? -- Tae deslizó su mano hacia el torso del joven, jugueteando con inseguridad con la cremallera de su chaqueta. 

-- Rotundamente no, profesor Kim. Si pudiera firmar pasar cada día de mi vida a tu lado lo haría sin pensarlo dos veces. No vas a escapar de mi fácil. -- El joven aprovecho la mano que tenía posada en la mejilla contraria para mover esta hasta dejarla en su nuca, así acercándolo un poco más hacia si mismo, profundizando apenas algo más el beso. 

El de cabellos chocolates tuvo que apoyar sus manos sobre uno de los fornidos muslos ajenos, así buscando un poco de estabilidad. Sentía que su corazón iba a salir disparado, los labios de JungKook parecían capturar su alma cada vez que se besaban. 

No es como si hubieran hecho esto demasiadas veces, pero TaeHyung en serio sentía que estaba amando esto; le avergonzaba admitir que desde el primero que se dieron se había quedado encandilado, y que obtener más besos para él sería un placer.  

El mítico sonido de mensaje recibido de Kakaotalk sonó proveniente del teléfono del estudiante, haciendo que ambos separasen sus bocas con parsimonia, era la primera vez que se dejaban llevar un poco más allá de besos superficiales; no había sido demasiado más, pero no haber asustado a TaeHyung con esta evolución le hacía sentir tranquilo y agradecido. 

-- Atiende el teléfono, Ggukie. -- Dijo Kim, colocándose de manera correcta sus gafas, las cuales se habían resbalado apenas un poco. 

Los labios abultados del hombre recibieron un último besito antes de que el chico sacase del bolsillo el celular. "Ya estamos de camino a casa, como te dije, tu hermana entrará y yo me voy; le he dado dinero por si pasa cualquier cosa. Gracias de nuevo, mi niño.

-- Mi mamá y hermana vienen ya del hospital, han ido para hacer parte médico de las lesiones de MiSuk; no sé cómo acabará todo esto. -- Dijo él, informándole un poco más al de piel canela, quien le regaló una pequeñita sonrisa de labios cerrados. 

-- Si me entero de algo allí te lo diré, por supuesto si tengo oportunidad intentaré que las represalias sean las menos posibles ¿Vale? -- JungKook le sonrió, a pesar de que podía detectarse lo decaído que estaba incluso en ese gesto. -- Gguk, no estás solo... m-me tienes, ahora me tienes ¿Sabes eso? -- 

-- Dios mío vete ya de aquí, solo quiero besarte y no soltarte. Dale un respiro a mi pobre corazón. -- Las manos del azabache se deslizaron para apretar con cuidado las mejillas ajenas, haciendo que sus labios lucieran aún más abultados. Jeon dejó un sonoro beso sobre estos, y realmente consiguió hacer sentir a TaeHyung como un tonto adolescente con el corazón desbocado. -- Te espero esta noche, no hace falta que gastemos dinero, con que vayamos a dar un paseo por algún lugar está más que bien ¿Vale? Luego te cuento sobre qué pasó con todo esto. -- 

El de piel canela asintió con sus mejillas totalmente sonrojadas, ahora apretando el volante con sus grandes manos; la sensación de estar cayendo rendido por Jeon JungKook aún se le hacía un poco indebida, pero cómo no... ese chico era alguien sumamente especial, estaba seguro de que no te encontrarías con alguien igual a él en la vida. 



Kissuuu~ 010323.

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