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diez



Los días en casa de la familia Jeon no habían sido los mejores, tal y como siempre HyeRin no había podido estar demasiado tiempo allí, y las veces que intentaba comunicarse con su hija nunca daban algún fruto. JungKook también lo intentaba, pero tampoco obtenía demasiado. 

Todo se había resuelto de la peor manera, MiSuk había sido expulsada de la institución. No podía volver a estudiar en aquel lugar y por supuesto había perdido este año escolar. La madre es la que parecía más preocupada en esta situación, pero JungKook creía firmemente que a lo mejor esto era algo que tenía que pasar. 

No quería ser él quien diagnosticase algo sin tener estudios para ello, pero no hacía falta demasiado para darse cuenta que MiSuk llevaba años arrastrando una depresión. Para nadie era favorable pasar tantas horas el día en un lugar en el que todo el mundo parecía despreciarte y no tenían miramiento en hacértelo saber. 

JungKook quería confiar en que este parón podría ayudar a su familiar a sentirse mejor... el problema estaba en que MiSuk parecía más ausente que nunca antes. JungKook juraba que llevaba ya tres días sin verla salir de su habitación. Hoy era sábado de media mañana, y en serio todo estaba tan patas arriba que el chico había tenido que cancelar la cita con TaeHyung del viernes; porque una parte de él estaba aterrorizada de dejar a la chica sola en casa. 

Hoy quería poder ver al castaño, le había prometido hacía dos semanas atrás ir a patinar junto a su sobrina. Aquel plan familiar era algo que verdaderamente el azabache necesitaba. Necesitaba de esa paz que solo el de piel canela era capaz de darle. 

Pero para eso tenía que asegurarse que MiSuk estaba medianamente estable. 

El joven dio dos suaves toques en la puerta de su hermana. -- Hey, MiSuk, voy a preparar el almuerzo ¿Te apetece cocinar conmigo? -- 

Esperó alguna respuesta durante unos segundos, pero ningún ruido se escuchaba al otro lado de la puerta, cosa que le inquietó. "Tranquilo, debe de estar durmiendo." Pensó en busca de un ápice de serenidad. Quiso abrir la puerta girando el pomo, pero estaba el seguro puesto; cosa que claramente le indicaba que MiSuk no estaba durmiendo, sino que se había encerrado. 

El corazón comenzó a bombearle con fuerza y desesperación, le aterraba tanto lo que MiSuk fuera capaz de hacer; porque JungKook sabía perfectamente qué tantas cosas esa chica haría llevada por su impulsividad y pensamientos intrusivos. 

Movía desesperado el pomo como si esto fuera a hacer que el seguro pudiera quitarse. -- ¡MiSuk, abre! ¡En serio abre, no voy a regañarte ni se lo diré a mamá! ¡Abre, por favor! -- Gritó dando golpes a la puerta. 

Y bueno, por primera vez dio gracias a vivir en una casa en la que la calidad de las cosas no fuera la mejor y dejase demasiado que desear, Jeon dio una patada pudiendo desencajar el pomo; o en otras palabras romper la puerta. Con un último empujón fue capaz de abrirse paso, el alma casi escapándosele por la boca cuando vio a su hermana sentada en el quicio de la ventana. 

-- ¿¡Qué haces ahí?! Bájate, bájate ahora mismo. -- JungKook tomó con fuerza el brazo de la azabache, quien miró directamente hacia las manos temblorosas de su hermano mayor. 

Llevaba tantos días sin sentir nada, tantos días vagando entre ideas que podrían asustar a cualquiera que entrase en su cabeza, tantos días sin dormir... que el sentir la fuerza ejercida en su brazo le hizo darse cuenta de que por desgracia seguía allí viva. 

-- Solo estaba mirando la calle... -- Murmuró, aún sin moverse, alzando su mirada para chocar con la de su hermano ¿JungKook estaba a punto de llorar? No recordaba cuánto hacía que no le veía con lágrimas en sus ojos. -- ¿Gguk? -- Llamó, sintiendo como las manos que la sujetaban temblaban aún más y ejercían más fuerza. 

-- N-no se en qué estás pensando, pero no lo hagas. No quiero, n-no quiero perderte, no puedo perderte a ti, MiSuk... -- Dijo serio, tragando saliva para contener sus lágrimas, realmente estaba haciendo su mayor esfuerzo en no verse vulnerable, pero le estaba costando en demasía. 

Los ojos decorados con os ojeras negras parecían vacíos, verle parecía estar mirando un cuerpo sin alma. -- No pidas algo tan egoísta. No sé cuándo, ni cómo; pero eventualmente pasará... -- Dijo, encogiéndose de hombros, apartando la mirada para volver a mirar la calle; ella que siempre le había temido a las alturas ahora ni siquiera se sentía aterrada de estar a tantos metros hacia arriba, más bien veía la salvación allí. 

-- ¿Por qué? Qué es lo que te hace anhelar algo tan... definitivo. Hay muchas cosas que puedes cambiar, Suk; tantas cosas que te quedan por disfrutar, tanto q- 

-- ¡Odio todo! -- Gritó, haciendo que JungKook dejase de hablar de repente, asustado de alterarle. -- ¡Odio que tengamos que ser pobres! ¡Odio no tener papá! ¡Odio tener madre ausente! ¡Odio que mi hermano mayor haya tenido que actuar de padre para mi! ¡Odio que tú hayas tenido que cargar con todo! ¡Odio no ser buena en nada! ¡Odio ser tan rara! ¡Odio no encajar en los putos estándares! ¡Odio que me gusten las otras chicas y eso sea asqueroso! ¡Odio ser una mujer en Corea si conlleva ser todo lo opuesto a mi! -- 

Los labios del chico se fruncieron intentando buscar las palabras oportunas para este momento. Era la primera vez que ella se abría tan profundamente con cualquier otra persona, y aunque JungKook ya se olía algo como esto puesto que hacía semanas le había visto hablar embobada con una chica... estaba esperando con los brazos abiertos a que su pequeña hermana fuera la que se sincerase, sin que él tuviera que sacar el tema, para dejarle que lo hiciera cuando se sintiera preparada para ello. 

MiSuk siempre había sido una chica bastante masculina, y obviamente por culpa de los estereotipos esto daba que pensar que posiblemente tuviera un gusto por las mujeres, pero JungKook nunca quiso llevarse por estos; siempre esperó que fuera cuál fuera la sexualidad de su hermanita, fuera ella quien lo transmitieran y no asumirla. 

-- Suk... Te gustan las mujeres, eso no es nada malo, lo sabes ¿Cierto? -- Preguntó a media voz Kook, aflojando el agarre para ahora buscar con una de sus manos la de su familiar. 

-- ¿Q-qué...?  -- MiSuk parpadeó con la confusión abrumándole demasiado. Con sus ojos abiertos de impresión llevo su mano libre, la que no sujetaba su hermano, hacia su cabeza. Todo lo que estaba dando vueltas. Realmente se estaba mareando. ¿En qué momento había confesado algo como aquello? -- Gguk... Jung- --

En un intento de moverse para mirar debidamente a su hermano; casi consigue que su cuerpo caiga al vacío del ventanal, por suerte el mayor le tenía totalmente sujeta con sus manos. Aún así se asustó. Aquello que de repente llevaba días pensando, le aterró; una vez más comenzó a llorar como si la vida le fuera en ello. -- Ven aquí, Suk... -- Dijo el más alto, atrapando a su familiar para que bajara de aquella cornisa. 

Con el pavor corriendo como si fuera parte de su ADN se abrazó a su hermano, él encargándose de llevarle a la cama. Ambos estaban allí ahora en mitad del colchón sentados, MiSuk deshaciéndose en dolorosas lágrimas de posiblemente aceptación; y JungKook muchísimo más calmado ¿Acaso había dado con la clave del problema? 

-- MiSuk, volveré a preguntarte; puedes confiar en mi, lo sabes ¿Eres consciente de que tu gusto por las chicas no te hacen peor persona, no? -- Volvió a hablar usando la yema de sus dedos para acariciar la palma de las manos contrarias, creía que aquello a lo mejor calmaba su llanto. 

-- P-pero ellos s-siempre, ellos siempre dicen que iré al infiero y- que mamá me odiará, q-que soy una hija horrible y-y... y que debería que pagar por todos estos... estos pensamientos extraños... -- La azabache hipaba, aún llorando; aunque apenas un poco más calmada. Todavía no era capaz de mirar a los ojos a su hermano. 

-- Los comentarios de esas personas no deben de aportar nada a tu vida, Sukie. Ellos no te darán de comer, tampoco te cuidarán; y mucho son importantes para ti, así que sus opiniones tampoco... -- Susurró él, ahora atreviéndose a alzar una de sus manos para apartar los rastros de lágrimas de su rostro. -- Ya no les verás más, ahora te queda todo un curso escolar para ti, para pensar en tu felicidad y transmitírnosla a mamá y a mi; nosotros te ayudaremos en todo lo posible. -- 

La cabeza de MiSuk se apoyó en el hombro de su hermano. Por un momento su malestar había disminuido con creces, estaba ahí acompañada por la única persona que honestamente le cuidaba a diario, dejándose en sus manos porque se sentía demasiado frágil como para dar un paso por su cuenta. 

No es como si en Corea del Sur hubiera una sociedad pro LGTBIQ+; así que toda la información que envolvía a esta comunidad estaba un poco encubierta. Tanto era así que MiSuk nunca había pensado que a lo mejor todas esas palabras intolerantes, no tenían nada que ver con lo que ella era en realidad. 

No tenía culpa de su situación familiar, ni la infelicidad de los suyos era su culpa, no hacía daño a nadie por ser lesbiana, mucho menos era algo asqueroso de lo que se debiera avergonzar, tampoco iba a causarle rechazo a su madre... ¿No?

No supo por cuánto tiempo estuvo allí con JungKook hablándose a media voz, luego viendo videos de Youtube sobre personas asiáticas que daban su testimonio sobre la homosexualidad. Este momento se sintió como una curita en el corazón, estaba recostada en el pecho de su hermano mayor, escuchando el latido de su corazón mientras él le acariciaba sus cabellos con cariño; su otra mano sujetando el teléfono.

A pesar de que estaba siendo de lo más interesante, no podía concentrarse. JungKook no podía pensar en algo más que no fuera que había impedido el posible intento de suicidio de MiSuk, y realmente aquello le hacía casi perder la cabeza. No se sentía capaz de superar algo como la muerte de esa chica a la cuál había tenido que cuidar desde que tenía memoria.

Kook en serio solo esperaba que todo paulatinamente mejorase, lo necesitaba.




En el momento en el que sintió como ella se había quedado dormida, él la había dejado allí bien tapada en su habitación. Podía imaginar cuánto tiempo llevaba MiSuk sin pegar ojo, así que prefirió dejarle descansar con tranquilidad mientras él se ponía a hacer cosas en casa. 

Una vez más se encontraba con el delantal de su mamá puesto y su cabello recogido, por lo menos la capa más alta de su cabello amarrado en un chonguito, tal vez debería de darle un recorte pronto. Esta vez estaba tan desesperado por un poco de paz, que ni siquiera fue capaz de poner un poco de música para distraerse. Se quedó disfrutando del silencio y de los sonidos que hacía al cocinar.

Era casi la hora del almuerzo, por eso estaba intentando cocinar una de las comidas favoritas de Suk; cualquier cosa para animarle un poquitín era válida.

Sr. bonito TaeHyung.
"Buenas tardes, Ggukie.
¿Está todo mejor en casa? Espero que sí.
Quería preguntarte si finalmente iremos a patinar,
SooYun y yo podemos ir solitos,
no te sientas obligado." 

A JungKook se le escapó una pequeña sonrisita al leer aquellos mensajes, su corazón rogándole por pasar ese tiempo con aquellos dos. ¿Era egoísta por querer pasar un ratito desvinculado de todo? A veces los problemas de su familia le hacían sentir superado, pero él no podía tener ese sentimiento, debía de ser uno más quien tirase del carro. Para eso era el hermano mayor ¿No era ese su rol? 

Necesitaba eso, SooYun, TaeHyung y él. Aunque fuera solo por una hora.


"Hola, señor Kim ;)
Está todo bien. Iré con vosotros. 
Dile a Yunie que se ponga bien guapa, 
este caballero le va a enseñar a patinar hoy." 


Sr. bonito TaeHyung.

"Se acaba de despertar,
solo espera a que lo asimile y será

la pequeña más feliz del mundo. " 


"¿Y tú? 
¿Estás feliz por verme?" 


Sr. bonito TaeHyung.

"...
Nos vemos luego, Ggukie coqueto." 


La primera risa del día se le escapó de sus labios, cuanto amaba lograr avergonzar a ese joven hombre; aunque también adoraba como poco a poco este se iba sintiendo más en confianza con él, hablando más fluido y no poniéndose tan nervioso como antes cuando tenían cualquier tipo de acercamiento. 

Jeon volvió a deslizar hacia arriba para ver la foto que TaeHyung le había enviado, SooYun era una bebita linda; y él era débil ante el encanto de los chiquitines, más cuando tenían un carácter adorable como el que tenía ella. 

-- ¿Gguk? -- Murmuró MiSuk entrando por la puerta de la cocina mientras se frotaba el ojo, sin esperarlo se había quedado dormida, aunque era algo de esperar; estos días había sido casi de risa lo poco que había conseguido descansar. 

-- Buenos días, chica bestia. La comida está casi lista ¿Cuánta hambre tienes del uno al ci- -- El sentir como el cuerpo de ella le rodeaba por detrás le hizo callar sorprendido. Suk había rodeado su estrecha cintura con sus brazos para pegarse a su espalda. 

A pesar de que su voz salió más baja que nunca antes, le logró escuchar. -- Gracias por todo... Eres el mejor hermano que nadie pudiera tener. -- 

Bueno, JungKook no era alguien que llorase fácil, y de hecho no supo en qué momento sintió sus ojos cristalizarse, era la primera vez que escuchaba aquello de los labios de su hermana. -- Soy lo que te mereces, Sukie... -- Fue lo que respondió acariciando las manos de la persona que tenía detrás. 

La azabache no supo que responder, sobre todo porque ahora no se sentía con la autoestima suficiente como para admitir que ella era merecedora de algo. Así que se limitó a asentir con su cabeza e ir hacia la mesa. -- ¿Has quedado hoy con YuGyeom o algo así? -- Inquirió ella, viendo como el otro se acercaba con ambos cuencos de comida. 

-- Sí, vamos a dar un paseo o algo así. -- Le pesaba realmente tener que mentir, pero no veía que fuera el momento oportuno para desvelar esto que estaba pasando por su vida. Ni siquiera sabía como ponerle nombre a la relación que tenía con su profesor de historia. -- Si lo necesitas me quedaré, de verdad, no te preocupes por decirme; mi prioridad eres tú. -- 

-- No te preocupes, hoy... creo que dormiré todo el día... -- 

El mayor de los Jeon asintió con una pequeña sonrisa. Físicamente MiSuk lucía igual de demacrada, pero podía ver algo en la mirada de la chica, una luz de esperanza brillaba  ahí dentro suyo. 



TaeHyung en estos instantes se preguntaba si JungKook se había atrevido a dejarle allí plantado, y no solo a él; sino a una ilusionada pequeña de cabellos carbón que portaba dos coquitos decorados con diferentes pinzas que Kim le había colocado. 

La chica estaba de pie fuera del parque, agarrando la manita de su tío mientras miraba a la carretera con su belfo inferior totalmente abultado. SooYun entendía poquitas cosas, pero sabía que estaban esperando al chico bonito que le regaló el cuaderno de princesas, y también el que ya muchas veces le había sacado sonrisitas.

Ella reconocía perfectamente a ese jovencito. De hecho fue la primera en visualizarlo. 

El hombre de cabellos castaños estaba mordisqueando sus labios bastante nervioso y con la decepción amenazando por dejarse sentir en su interior, estaba reprochándose a sí mismo "¿Cómo he podido caer? Seguro que JungKook está jugando." 

Podría haber seguido ahí hilando pensamiento negativos, pero de buenas a primeras sentir como la pequeña manita de su familiar le abandonaba le hizo olvidar cualquier cosa a parte. -- ¡Yunie! ¡No corras! -- Exclamó nervioso cuando vio a la chiquilla avanzar con prisa hacia delante. 

Kim estuvo a punto de estirar su brazo para tomar aunque fuera de manera un poco ruda y desesperada el hombro de la azabache, pero logró ver el por qué de la inesperada escapada. 

SooYun ahora reía en los brazos del joven casi universitario. -- ¡Pero qué preciosa estás! ¿Tío Tae te hizo ese peinado, princesa? -- Preguntó JungKook con ella en brazos picando con su dedo (con mucha suavidad) la barriguita de la prácticamente bebé. 

Ella reía dando palmitas, amando la forma en la que ese chico le hablaba siempre. 

El alma de Kim pareció volver a su cuerpo cuando vio a JungKook allí, vistiendo unos pantalones vaqueros holgados y una camisa blanca un tanto oversize, remangada hasta sus codos. Estaba guapo, como siempre en realidad, pero hoy aún más. -- Estaba ya comenzando a creer que no vendrías... -- Murmuró el profesor frunciendo sus gorditos labios. 

-- ¿Crees que voy a desaprovechar la oportunidad de tener una cita contigo? -- Inquirió, alzando una de sus cejas con diversión. -- Buenas tardes, hyung. Siento la tardanza. -- Fue lo que dijo antes de depositar un efímero beso en los labios del mayor, uno que lo dejó totalmente asombrado y con mejillas sonrojadas. 

¡Cómo hacía aquello en la calle como si nada! 

-- ¡Vamos Yunie~ Hora de patinar! -- JungKook correteó con la nombrada entre sus brazos dejando salir un chillido de pura felicidad. SooYun amaba estar con su tío Tae, pero él era alguien bastante tranquilo, este jovencito le daba mucho juego. 

El azabache llevaba en uno de sus brazos colgados su casco de la motocicleta, mientras que en el otro cargaba a la infante. 

TaeHyung se permitió quedarse allí un momento un poco atrás, su corazón corría casi sin sentido ante la imagen de JungKook siendo tan bueno con la pequeña de sus ojos. Todo se le removía por dentro, y la esperanza de que ese chico le estaba tomando en serio y que tal vez, solo tal vez; podrían crear un "nosotros" bonito, le ponía los vellos de punta. 

El de piel canela sonrió ligeramente a pesar de sentirse inmensamente contento, apretó el asa de la mochila que traía colgando de su hombro izquierdo, y comenzó a andar detrás de esos dos que parecían en su mundo. 

Más pronto que tarde, ambos chicos se encontraban agachados colocándole los patines de línea a la pequeña SooYun, ella teniendo cada una de sus manitas posadas en los hombros de los otros. -- ¿Te aprieta, Yunie? -- Preguntó Tae, alzando su rostro para poder ver la respuesta ajena. 

Ella tardó un poco en entender, pero segundos después negó con su cabecita, sus labios estando ligeramente entreabiertos. -- Bien, la pequeña patinadora profesional está preparadísima ¿Comenzamos? -- Propuso el más joven regalándole una sonrisa que TaeHyung pudo disfrutar en primer plano, viéndose contagiado por esta. 

-- Comencemos... -- Respondió, sintiendo como Jeon le dejaba una gentil caricia en su mejilla.

Los dos se pusieron de pie y tomaron cada mano de ella, a pesar de que ella no lograba decir una palabra, su expresión lo decía todo. SooYun se sentía que era el día más feliz de toda su vida, o por lo menos hacía mucho tiempo que no se sentía así. 

Alumno y profesor comenzaron a andar, haciendo que los patines rodasen; sin soltar por supuesto las manitas de ella, quien por suerte tampoco hacía el amago de querer patinar de manera independiente. La melodiosa risita de la infante endulzaba sus oídos, y por un momento JungKook pensó que el estar vivo era el regalo más maravilloso en estos instantes.

 Realmente no supieron cuanto tiempo estaban pasando allí, a veces alzaban a la azabache entre los dos para hacerle sentir volar, otras veces uno se colocaba en frente y el otro ayudaba a Yunie llegar hasta a él. Incluso se habían visto de repente jugando con un par de niños más que se habían querido unir. 

Tae siempre le daría la bienvenida a pequeños, más aún si estos aceptaban a SooYun, cosa que a veces se complicaba un poco. 

A JungKook le pasó eso que a veces nos pasa a todos, las horas parecieron volar al estar en tan buena compañía y diversión. La tarde se estaba poniendo y el cielo ya dejaba verse con tonos anaranjados. Hacía como treinta minutos que la pequeña no quiso jugar más con sus patines, así que se encontraba a pocos metros en la arena, construyendo Dios sabía qué. 

Los otros dos se encontraban sentados en la manta que Tae había traído, JungKook se emocionó cuando supo que el de ojos almendrados también había preparado un picnic. -- ¿Cuándo debes de dejarla de nuevo en el centro? -- Preguntó Kook, con sus ojos puestos en ella mientras acariciaba la palma de la mano ajena. 

-- Mañana en la tarde, el próximo fin de semana además la recogerán mis padres, así que... me queda un tiempo sin verle. -- Le comentó, apoyando su cabeza en el hombro del jovencito. -- JungKook-ah.... no sé si deba preguntarte, pero- uhm ¿Qué tal MiSuk? ¿Qué pasó finalmente? -- 

-- No temas preguntarme sobre mi vida, hyung. -- Fue lo primero que el de cabellos negros quiso aclarar, alzando la mano que desde antes estaba mimando para depositar un beso prolongado en el dorso de esta. -- Ella; bueno, el centro al final la ha expulsado definitivamente. Ella ha perdido este año escolar y... y ha tenido que pasar unos días que supongo que se sintieron como tener un infierno dentro de su cabeza. -- 

Y a pesar de que aún se sentía indebido preguntar, confió en lo que Jeon le había dicho. -- ¿Ahora está bien? -- Murmuró con preocupación. 

-- No lo está, pero lo estará. Le voy a cuidar y apoyar en todo, ella me va a tener para protegerla en cualquiera que sea su decisión de lo que sea. Le ayudaré a encontrar trabajo si es lo que quiere hacer mientras, buscaré ayuda psicológica y la pagaré, iremos a buscar centros públicos para el siguiente curso, también buscar- -- 

-- Ggukie... -- Llamó el de piel canela al notar como de manera progresiva el chico había comenzado a hablar más rápido y parecer más acelerado. -- Déjame ayudarte también ¿Si? Podemos hacerlo juntos, no te lo cargues tú solo. -- 

Jeon echó un rápido vistazo alrededor de donde se encontraban , visualizando a un par de personas a lo lejos por el sendero del parque. Así que decidido acunó el rostro ajeno con sus manos y se dejó caer con el contrario sobre la manta. Fue una grata sorpresa la iniciativa que tuvo el joven hombre.

TaeHyung fue quien tomó sus labios dándole principio a los besos, que ya habían dejado de ser extremadamente tímidos y superficiales. No es como si se encontrasen en una situación comprometedora ni mucho menos, pero entre ellos era notable la confianza que estaban agarrando al saber como era que le gustaba al otro. 

El menor apartó las gafas contrarias con delicadeza sin separarse, sintiendo como las manos cuidadas de su profesor le rodeaban para abrazarse a él con suavidad. 

Le quería, realmente ahora estaba empezando a querer a ese hombre, dejando de volverse un capricho de adolescente para ser algo serio. 

-- TaeHyung... cuidaré de ti tanto... -- Murmuró cuando se habían separado apenas un poco, dejando su frentes juntas. 

El castaño usaba el brazo estirado de Kook como almohada, él dedicándose a acariciar el costado de este mientras le sonreía con ojos brillantes. -- Aún me cuesta creerlo, pero me estás convenciendo. No sé qué ves en un casi treintañero, cuando tienes a tantas personas de tu edad detrás tuyo. -- Se sinceró, viendo como los belfos que, hasta hace un momento besaba, se fruncían. -- Eres Jk, todos te aman, y decidiste interesarte por el hombre más raro que pisa la Tierra. -- 

-- Aún ni siquiera tienes los 28... no sé qué dices de casi treintañero... -- Bromeó apenas un poco antes de incorporarse ligeramente, posándose en su antebrazo para poder mirar al hombre desde arriba. -- Me llenas, tu persona me hace sentir completo. Siento que no te fijas en JK; sino en JungKook. Me aportas lo que nadie es capaz, y me haces percibir la vida de una manera optimista y bonita, me haces sentir tranquilo y protegido; como ninguna persona lo ha hecho antes. -- Explicó, jugando con uno de los rizos ajenos con dedo índice, el cual lo decoraba uno de sus anillos de simple accesorio. 

-- Es curioso que te haga sentir así, porque eres tú quien me hace sentir como un niño de nuevo, uno aceptado tal y como es; aún si es diferente a todos y no concuerda con lo que sus padres querían... Eres tú quien me hace sentir que por momentos vuelvo a la adolescencia y vivo todo lo que no viví por ser un bicho raro. -- No es como si Kim hubiera planeado abrirse tanto de repente con él, pero aquí se encontraba, posiblemente después se arrepentiría por haberse dejado ver tan vulnerable. 

Inevitablemente JungKook sonrió, acercando su rostro al ajeno para susurrar sobre su boca. -- ¿Estoy curando a tu niño y adolescente interior? Pienso cuidar de ellos dos con todo mi ser. -- Dijo antes de depositar un nuevo besito. 

Y la conversación no pudo seguir mucho más debido a que la pequeña SooYunie vino corriendo hacia ellos haciéndose notar con sus grititos característicos. -- ¡Princesa! Qué guapa que estás con el peinado que hizo tío Tae. -- Le halagó de nuevo, haciendo reír a ambos Kim. 

SooYun tomó la mano de su familiar para colocarla sobre la cabeza del jovencito, ambos se dedicaron una mirada confundida. 

-- ¿Quieres que peine a Ggukie? -- Inquirió el mayor, y la expresión de su sobrina le hizo saber que sí, aquello era lo que quería. 

De un momento a otro JungKook tuvo a la pequeña frente a él dando palmitas y chillando, con TaeHyung a su espalda haciéndole los moñitos a juego con Yunie. 

Amaba esto, realmente ni en sus mejores sueños había imaginado que acercarse a su profesor de historia le iba a alegrar el corazón de esta manera. Pensaba esforzarse para que esto durase toda la eternidad. 



Hola, angelitos míos, espero que estéis super bien.

Nuevo capítulo dedicado a DOBBY_26 quien me ha robado el corazoncito con su ternura. <3 

Espero que os haya gustado. Os quiero. Kissuuu~~. 020623.

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