16._Intereses
Los problemas románticos eran muy ajenos a los namekianos, pero Dende, como todos en el circo, no pudo evitar enterarse de lo que pasó entre Black, Bills y Mary. Sin embargo, el muchacho no era ningún intrometido para hacer preguntas que pudieran resultar incómodas. Todo lo que hizo fue sentarse junto a Mary, en el camastro, quedándose junto a ella un momento. La muchacha lloraba. Lo hacia con discreción, pero lo hacia. Razón por la que el joven namekiano no fue capaz de dejarla sola.
-Sera sólo por esta noche- le aclaro Mary, cuando recobro la compostura.
-Por mi esta bien, pero ¿Esta segura de que quiere quedarse aquí? Este lugar es muy frío por la noche.
-Eso no importa- le contestó la muchacha y subió los pies al borde del camastro, para abrazar sus piernas- Yo no te agrado ¿Verdad?- declaro la muchacha, después de un rato.
-Disculpe...
-Eres gentil conmigo. Me dejas venir a ayudarte con las plantas y me dejas quedarme, pero no te agrado- le dijo la muchacha en voz baja y con un tono triste- Yo nunca le agrado a la gente como tú. Lo irónico es que la gente como tú, es la que más me simpatiza. Las personas tranquilas, gentiles y sencillas.
Dende la escucho, mas no estuvo seguro de que decirle. Ella lo desconcertada un poco.
-Si soy honesto, usted se me hace un poco rara-le dijo-No, no quiero decir que sea una persona desagradable. Es sólo que...
Se interrumpió al ver como ella lo miraba. Tenía una mirada algo profunda que podía llegar a inquietar, en momentos en que estaba triste o enfadada. No porque expresara enojo o intenciones malvadas, sino que parecían dos abismos en que los pensamientos no se asomaban.
-La gente suele temerme ¿sabes?-expreso Mary, después de un rato- No estoy segura del porque. La gente como él, en cambio, no lo hace...
Las lágrimas de la muchacha cayeron de forma abundante y el silencio los abarcó a ambos.
-Yo no creo que usted sea una persona malvada- le dijo Dende- Al menos no lo parece. Las personas malas no prestan atención a las plantas. A nada que necesite cuidado.
-Los nazis penalizaban el maltrato animal- le señalo Mary.
Dende rio un poco nervioso.
-No fue un buen ejemplo-
comentó en voz baja- Realmente no creo que usted sea malvada. No creo que sea esa la razón por la que le temen. Puede ser porque ve más allá de lo evidente y porque pone a todos al mismo nivel.
-¿Al mismo nivel?
-Supongo que es su forma de ver el mundo lo que la hace rara.
-No estoy entiendo nada. Explicate-le exigió la muchacha.
-No estoy seguro de poder...
-Eres doctor. No cualquiera es doctor. Estás preparado para muchas cosas entre ellas dar las peores noticias del mundo. Obvio puedes explicarte.
-Señorita Mary, no me tire la cara- escucho decir Bills, desde a fuera de la tienda.
El mago tenia un fuerte dolor en el costado. Black golpeaba bastante duro y le lastimo lo suficiente para impedirle descansar. Había ido a ver a Dende para que le diera algo para el dolor, pero al llegar lo descubrió hablando con esa chica. Prefirió retirarse.
A Bills lo que pasara con Mary, le importaba bien poco. Sólo encontró la manera de empujar a Kalika al abismo entre los dos y la utilizo. Por ego no sería él quien claudicara primero. Mary genero interés en su mujer, que él se interesara en ella seria un doble impacto. Sin mencionar que era más joven y humana. Él nunca se involucraria con una humana, aun si le gustara. Simplemente era demasiado problemático. Kalika lo sabia por eso de inmediato despertaría su suspicacia al verlo mostrar interés por la acróbata aérea, sin sospechar en el motivo real. Bills conocía bien a la que era su mujer.
También había otro factor y era que Mary, a diferencia de la mayoría, no iba a rehuir de él por ser un antropomorfo. Aunque se encontró con un pequeño problema que hasta lo tomó como un desafío: ella no le ponía la suficiente atención. Esto lo empujo a ser más osado. Que pasara con ella y Black, no le importaba en lo más mínimo. Esa mujer debería considerar un favor que lo que paso en la playa, hubiera desencadenado una ruptura con ese pelafuntán. A Bills le facilitaba las cosas, porque no dejaría su plan hasta lograr su objetivo. Kalika estaría bien. Estaba empezando a tomar independencia y pronto lo dejaría definitivamente, terminando con esa agobiante situación.
En cuanto a Mary, la necesitaba un poco más. El problema era que si bien ella no lo rechazaba por ser lo que era, tenia aprensiones hacia él y eso lo limitaba. Tampoco es que quisiera acercarse mucho, pero esas barreras eran molestas.
Al acostarse en su cama y sentir el dolor en su costado, reparo en un detalle ¿No se estaría ganando a un enemigo? Ese Black parecía un tipo bastante impulsivo. No le tenia miedo, pero podía llegar a convertirse en un problema.
Dende dejó a Mary dormida. Le puso tres mantas encima porque de verdad hacia mucho frío en ese lugar. Al dejar la tienda se encontró con Piccolo que lo miro con cierta curiosidad,
preguntándole que hacia ahí tan tarde, a lo que el muchacho contesto con la verdad.
-Quedate con ella- le dijo Piccolo- La ultima vez que una mujer humana se quedo sola hubo una tragedia.
-Pero no seria...
- A los namekianos nos pueden acusar de cualquier cosa, pero ultrajar a una mujer no es una de ellas- le dijo Piccolo y se retiro a hacer su ronda nocturna.
Dende volvió a la tienda y se puso a descansar en uno de los otros camastros. Mary estaba de espaldas a él. No dormía y oyó la charla del joven con Piccolo. No hizo comentarios y se cerró los ojos, recordando el momento en que el joven namekiano la abrigo del frío. Le evocó cosas añejas, pero dulces. Como fruta en almibar.
Black se pasó la noche en vela. No podía dormir de la rabia. Su enojo con Bills crecía a cada momento. Se atrevió a humillarlo. No sólo eso intentaba quitarle algo que le pertenecía y eso era lo que más lo irritaba. Dejarla ir fue un error, le ponía en bandeja de plata a ese infeliz sin mencionar que...Sus pensamientos se silenciaron cuando miró la mochila de la chica. Era demasiado orgullosa para ir volver por ella y él no se la llevaría. Aparto sus ojos de ese objeto y se recosto a pensar en algunas cosas como si valía la pena seguir ahí, sin ella.
A la mañana siguiente Mary dejó la tienda temprano. Su primer sueldo lo conservaba integró por lo que podía irse a una habitación de hotel. Había varios en la ciudad. Sin embargo, aquello era un gasto innecesario. Para su suerte, Liquir le ofreció una solución a su problema. El mago del fuego tenia un pequeño remolque que usaba como bodega de sus artefactos de magia. A cambio de no pagarle por su asistencia, le permitiría usar aquel espacio. La oferta era buena, aunque tenia que compartir el lugar con un montón de cachivaches.
Kalika había ido a revisar su muñeca. Se encontró con Mary de casualidad. La mujer iba de frente a ella, con una bolsa en la mano izquierda y una manzana verde en la derecha, a la que ponía sal de un pequeño salero. Pasaron hombro con hombro, pero ninguna volteo a ver a la otra. Siguieron como si nada. Entre las dos había una fisura tan grande que el menor toque se abriría un abismo voraz. Lo sabían y por eso prefirieron alejarse tanto como les fuera posible.
Mary iba rumbo a su nuevo hogar. Tenia mucho que limpiar y había ido por algunos artículos para ello, además de unas frutas para su desayuno improvisado. Iba muy bien, hasta que diviso a Bills ir en su dirección y esa vez, prefirió ir por otro lado. Se metió entre unas tiendas y escapó de un encuentro desagradable o eso pensó, porque como si de un acto de magia se tratase, Bills le apareció en frente.
-¡¿Qué quieres?!- le grito molesta cuando casi se estrella con él- ¿No fue suficiente todos los problemas que me causaste ayer?- le cuestionó la muchacha.
-Yo no tengo la culpa de que tu novio sea un maníaco celopata que rompiera contigo por un mal entendido- le dijo de forma relajada, sutilmente irónica y con cara de inocente.
-Él no rompió conmigo, yo me fui...
-Es culpa tuya entonces- le dijo Bills como si nada importante le estuvieran reclamando.
-¡Gato pretencioso! ¡Deja de actuar como sino entendieras nada!
-¡Yo no soy un gato!- le grito jalandole del cabello a lo que Mary respondió arrojandole sal a la cara.
La muchacha aprovecho el momento y escapo. No llego ni dos pasos más allá de Bills, pues este le atrapo el brazo con su cola.
-¿A donde crees que vas?- le dijo y la obligó a retroceder. Estaba molesto y es que la sal le irritó bastante los ojos.
-Toma- le dijo la Mary al ofrecerle una botella con agua, que saco de la bolsa.
En cluquillas acabo el mago,
lavándose el rostro y Mary se quedo a su lado, para ver que estuviera bien. No quería lastimarlo.
-¿Ya te sientes mejor?
-¡Pero que descarada eres!- le grito y se puso de pie para mirarla a la cara.
-El descarado eres tú- le respondió Mary con calma y cansancio- ¿Por qué no haces mi acto favorito de magia y te desapareces?
-¿Por qué no admites que te sientes mejor sin él y te hice un favor?- le cuestionó Bills- Uno no esta con alguien sólo porque no le tiene miedo, Mary.
Mary lo miro fijamente con algo de disgusto y contesto:
-Uno no permanece junto a alguien por orgullo ¿Cuál de los dos es más idiota o más egoísta, Bills?
El mago no le contestó y se le quedo viendo hasta Mary que desapareció entre las tiendas. Esa mujer tenía una habilidad muy molesta, pero interesante. Desde luego no le gustaba, mas le llamaba la atención. Solo un poco.
Black fue temprano a hablar con el señor Dai, quien lo recibió esperando que le tuviera novedades respecto al caso, pero resulto que Black, tenia otro asunto que tratar con él.
-Ciertamente esta cercanía de Bills con la muchacha, puede ser algo muy problematico- comentó el señor Dai- Pero directamente no puedo intervenir, sin embargo, siempre hay algo que se puede hacer.
-Se lo agradezco- le dijo Black.
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