11._Camioneta
Black quería hablar con el señor Dai, que esa noche dejo a su hijo Whiss como maestro de ceremonias. Lo esperaba en su tienda. Llevaba la carpeta bajo el brazo, mientras caminaba un tanto distraído. El rugido del tigre lo hizo mirar hacia un costado, dejando caer los documentos. Se hincó para tomarlos, encontrándose con Kalika, que hizo lo mismo con intención de ayudar, pero se quedó estática al ver uno de los papeles que Black, levantó rápidamente para retomar su camino.
Fue la fotografía de un antropomorfo, lo que se ganó la atención de la felina, que llamó a aquel individuo por su nombre, para hacerle una pregunta que no llego a salir de su boca.
-¿Qué quieres?- cuestionó él, en un tono no muy amable al ver que ella no parecía querer decirle algo.
Kalika movió la cabeza en negación y pidiendo una disculpa, se alejo rumbo al puesto de palomitas donde estaba ayudando a Dende con las ventas. Le hubiera gustado preguntarle a Black, respecto a esos papeles, pero no tuvo el coraje para eso como no lo tenía para muchas cosas, entre ellas dejar a Bills.
Ese día en que vio a Mary en el estanque, algo en su interior se sacudió. Bills a ella nunca le propuso hacer ese truco. Siempre le dijo que era demasiado complicado. No podía no sentir que la subestimaba, aun teniendo ella más experiencia que él en el mundo del circo. Tal vez era culpa suya también ¿En que momento las cosas se tornaron así? Tratando de buscar ese punto, terminaba recordando los primeros años con ese sujeto. Cuando descifrar a Bills, le resultaba atractivo y su máscara de arrogancia caprichosa le era divertida, no como en la actualidad donde estaba cansada de acertijos y no tener nada juntos. Vivían en el mismo espacio; pero no construyeron algo realmente. Kalika sentía que todo ese tiempo sólo habían estado siendo lo que eran en la pista: un mago y su asistente ¿Por qué entonces no terminaba con eso? ¿Que la asustaba tanto? Quizá que no sabia estar sola. Ella dejó a sus padres para quedarse con Bills, pero ¿Por qué se quedó allí, con él? Entre más pensaba menos se enojaba con Bills y más lo hacia con ella.
Mary iba mirando por la ventanilla, recordando su último encuentro con Black. Ellos siempre parecían bailar al borde de un precipicio. A veces se sentía como una domadora de bestias, delante de él. Como si en algún punto hubieran acordado que ella hiciera de éter. Es que en la cama se daba el ejemplo mejor de la contención que era ella para Black, quien siempre la tomaba con fuerza. No con violencia; con fuerza. Una energía que él, requería liberar antes de sucumbir a ella. Una especie de masa oscura, que su cuerpo filtraba arrastrando su propia oscuridad en el proceso. Black se sosegaba y ella brillaba con la luz de su lado mejor. Como dos ángeles caídos, que se ayudaban para vivir entre los hombres, porque al reino de dios no podían volver y el infierno tampoco era su lugar. Estaba bien así, pero era agotador y faltaba algo.
La gran mansión se asomaba al costado de la carretera y los fuegos artificiales, anunciaban la magnitud de la festividad. Los ojos de Mary vieron a su compañero, que de brazos cruzados, le regreso la mirada.
-Es la fiesta de cumpleaños del hijo de una magnate -le dijo el mago- Hay más de quinientas personas ahí. Gente importante, que no tolera un show mediocre ¿Entiendes?
-Si- contesto la mujer a quien esa declaración le sonó menos hostil, que todas las anteriores.
Bills había enviado a Piccolo a montar todo lo necesario para el show, varias horas antes, por lo que al llegar sólo tenía que entrar en escena. Debajo del abrigo ligero que llevaba, tenía su atuendo de mago. Lo mismo Mary, quien uso uno de los trajes de Kalika. Le quedaba algo ajustado, pero no iba a quejarse. Al descender del vehículo,
la magnífica mansión quedó a la vista de la muchacha, quien no presto demasiada atención al lugar como si lo hizo a los anfitriones, que estaban preocupados por el retraso del mago.
Ella, la dueña de la empresa y casa, era una mujer muy bella, aunque de modales poco refinados a juicio de Mary . Su marido tenía una actitud parecida a Bills. Era apenas un poco más alto que la mujer. Bulma y Vegeta eran sus nombres.
-¿En cuanto tiempo estarán listos?-les preguntó la mujer.
-Diez minutos -contestó Bills- Sino nos interrumpen- agregó antes de tomar a Mary del brazo, para ir a la tarima reservada a su espectáculo.
Todo como siempre, desde el punto de vista de Mary. Un maestro de ceremonias anuncio el inicio del show de magia y las personas fueron acercándose al improvisado escenario. Una aparición llamativa para captar la atención del público y desde ahí un in crescendo hacia lo más vertiginoso. Hacia los momentos en que el riesgo de que a la pobre chica, le pasara algo terrible causaba un hormigueo en las entrañas. Claro que para gusto o disgusto de sus empleadores, Bills tuvo que adaptar la rutina. Mary no era Kalika. Sin embargo, logró mantener el ritmo y arrancar más de un grito de espanto, al ver a la pobre asistente terminar perforada dentro de una dama de hierro, sólo para descubrir que desapareció dejando un montón de pétalos rojos y blancos.
En esos días, Mary aprendió bastante de como la luz incluía en la efectividad de un truco de magia. Bills tenía a dos namekianos que trabajaban exclusivamente para él y ellos eran parte fundamental en todo. A la hora del último truco, cuando Mary tuvo que ponerse las esposas que además estaban unidas, por una cadena,a otras en sus tobillos,la muchacha, experimento cierto nerviosismo.
-Si algo pasa, golpea el cristal- le dijo Bills en el oído,antes de tomarla en brazos para meterla en ese estanque.
Cayó con suavidad en el agua fría y haciendo un giro, para quedar viendo al público, sintió como tapa del estanque caía sobre la superficie. En seguida la cubrieron con una lona negra y la carrera contra el tiempo comenzaba. Primero quitarse las esposas, después sacar la cola de sirena del compartimiento en el fondo del estanque. Ponerse aquella prenda, soltarse el cabello y posar sonriendo para los espectadores al descubrir el estanque. Cuarenta segundos quedaba expuesta y cual si de una auténtica hija de neptuno se tratase, nadar con gracia para que la apreciarán. Para entonces estaba llegando al límite y el alivio no llegaría hasta que volvieran a cubrirla. La oscuridad no era total debajo de esa tela y por eso podía realizar los movimientos con algo de facilidad. Se quito la cola de pez y activo el mecanismo que le permitía escapar, para salir e ir a tomar su lugar.
Cuando el estanque quedo vacío a la vista de todos, la muchedumbre comenzó a buscarla. Tras un poco de luz y humo de parte del mago, todos miraron hacia arriba y allí, sentada en un aro, estaba la muchacha saludando a los presentes, con piernas en lugar de cola. Así terminaba el show, después de casi veinte minutos. La gente volvió a la suyo. Aquel no era el único espectáculo que ver en la fiesta. Mary bajo del aro con un poco de frío y busco un sitio donde cambiarse,
pero tuvo que improvisar en un espacio entre unas grandes cajas. Se ponía una camiseta cuando, oyó a Bills llamarla.
-Nos invitaron a ser parte de la recepción ¿Vienes?
-Claro- le contestó Mary y fue con él.
-¿No tenías algo más elegante que ponerte?- le preguntó el mago al verla con un pantalón bermuda ajustado y de estampado militar más una camiseta que descubría sus hombros. Demasiado informal para la situación.
-Si, pero no vi necesario traerlo. Creí que volveríamos a casa tan pronto terminaramos -le contestó con calma.
Bills no le dijo nada y ella lo siguió al patio. No les prestaron demasiada atención a ninguno de los dos. El ambiente era agradable, pero la muchacha se aburrió rápido. Lamentablemente irse no era una opción. Estaba a una hora de la cuidad, en una área rural muy apartada. Los namekianos guardaron todo y partieron dejandoles la camioneta,pero Bills no parecía tener prisa por irse. Se le veía muy entusiasmado con la buena comida y la bebida, lo que era un problema.
-No debería beber. Tenemos que volver a casa ¿Lo recuerda?
-¿Eso qué? Tú puedes conducir- le contestó Bills, antes de llevarse una brocheta a la boca.
-Yo no tengo licencia y no sé conducir un automóvil -le confeso Mary.
-¡¿Y me lo dices hasta ahora?!-exclamó molesto y sin intención le lanzó algo de comida a la cara.
-Porque no me lo pregunto...
-No deberías guardarte cosas asi de importantes -le dijo al llevarse la copa de vino a la boca.
-¡Que no siga bebiendo!-le pidió Mary y le quito la copa- Quiero irme a casa.
-Ve caminando- le contestó Bills sin ningún interés e intentó recuperar la copa, levantándose y apoyándo una mano en la mesa, pero al ponerla muy en el borde causó que el mueble colapsara.
Bills no cayó, pero la muchacha quedo salpicada de comida y bebida, de las rodillas a los pies. Fue un accidente, pero Mary estaba agotada y no se lo tomó bien. Respiró profundo para no hacer un escándalo, se dio la vuelta y fue hacia el auto. Pensó que esperar en el automóvil, le permitíria descansar, pero olvido que ella no tenía la llave, asi que se subió en la parte posterior de la camioneta. No hacia frío asi que no se hizo problemas por esperar a la intemperie. Todo estaba bien hasta que un par de hombres ebrios repararon en su presencia. Se acercaron de forma amistosa, la invitaron a beber de una botella de licor. Mary se negó de forma amable, no quería líos, pero los tipos insistieron y ella bajó de la camioneta para volver a la fiesta. Fue cuando un tercer tipo la abordo empujandola contra el vehículo.
-¿A donde vas?-le preguntó de tan cerca que el aliento nauseabundo la golpeó como un puñetazo.
-Déjame pasar- le dijo la muchacha con voz firme, pero bastante preocupada por la presencia de esos tres.
Intento dar un paso a un costado, pero ese sujeto se lo impidió.
-Es muy bonita ¿no crees?-les pregunto a los otros y como respuesta tuvo dos afirmaciones- No ella, la camioneta. Oye ¿Me das las llaves?
Mary aparto el rostro para escapar de ese olor asqueroso,que nada tenía que ver con el licor.
-Quitale las manos de encima -les dijo Bills, que apareció desde la acera que salia del jardín de la mansión- Me refiero a la camioneta...
Uno de los otros sujetos tomo una madero que sujetaba un arbolito y la azotó contra la cajuela ¿Por qué? Por nada realmente. Sólo estaba muy borracho.
-¡Largate! ¡Este no es asunto tuyo, animal!
-Claro...es cosa de hombres supongo- murmuro y lo siguiente que supieron esos tipos fue que terminaron de cara contra el suelo.
Al lio llego la seguridad del lugar y unos pocos invitados. Pronto se armo un gran alboroto,pero no tardaron en descubrir que esos sujetos no eran invitados de la fiesta. Bulma le dio un cheque extra a Bills, por los daño de la camioneta y otro a Mary, por el mal rato. Le resto importancia al asunto e invito a todos a volver a la fiesta después de un intercambio de palabras con el mago, en que la exhortó a ser más generosa con la compensacion o podían demandarla; razón por la que la muchacha obtuvo un cheque.
-Bueno vamonos- le dijo Bills y abrió la puerta del vehículo.
-¿Estas bien?-le preguntó Mary al ver que tenía un corte sobre el ojo- Eso fue peligroso. Una camioneta no vale tanto. Digo...Pudieron estar armados.
-Sólo eran unos rufianes en busca de diversión gratis -le dijo Bills- Y yo no hice eso por este vegestorio- agrego mirándola de esa forma en que parecía estar apunto de hacer una jugarreta.
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