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Cake.

"Choi. Un capuchino, un café negro con dos de azúcar y dos porciones de pastel de fresas, mesa dos." Informa el castaño hacia el rubio, quién conecta su entrecejo al parecerle conocido ese pedido.

Café negro con dos de azúcar, pastel de fresas...
Mesa dos... ¿Acaso...?

"Sí, es el mismo pedido que ha hecho tu Romeo las veces que ha venido, y es exactamente la misma mesa." Dice el mayor, al ver como el rubio procesa la información.

El de piel pálida arruga más su entrecejo -si eso es posible- al notar que no es un sólo pedido... son dos, a menos de que su Romeo se vaya a tomar y comer las dos porciones de pastel él solo, eso quiere decir que...

"Ha venido con compañía. Una linda compañía podría decir." Escucha la voz de su mayor lejana.

Con confusión y posible desilusión, gira sobre si mismo para posar su mirada en la mesa dos, así viendo claramente lo que sucede.

Un puchero se forma en sus labios al poder ver a su Romeo... con su posible Julieta.

Uh... al final no era Julieto... ni Julio.

Un disconforme sonido sale de su garganta al momento en que se da cuenta de lo tonto que ha sido.

Me estaba ilusionando..., y nunca pensé en la idea de que podrían gustarle las personas con útero.

Terminando con su debate mental, se gira nuevamente hacia su mayor, formando un nuevo puchero en su cuidado rostro.

"No quiero ir ahí." Declara con sus ojitos tristones gracias a la escena que pudo presenciar.

"Debes ir." Le dice el mayor, notando como los orbes contrarios se están aguando rápidamente.

"Nononono, por favor hyung... ve tú por esta vez." Ruega, sintiendo sus ojos picar ante lo tonto que se siente.

Uh... eres un Julieto iluso.

Se regaña mentalmente.

"Bien..." Acepta el mayor, no pudiendo resistirse a esa mirada de cachorrito tristón. "Solo por esta vez." Asegura, para así colocarse de pie y dirigirse a servir el pedido para luego caminar fuera del mostrador. "Ve a mi lugar mientras hago el pedido." Manda, viendo como el rubio asiente ante el mandato.

"Sí, gracias..." Agradece cabizbajo dirigiéndose hacia dónde su mayor siempre se encontraba.

Aish... que tonto he sido...

Se sigue regañando mentalmente, sin querer levantar su mirada. Sabe que si lo hace, de inmediato buscará con su mirada al chico y su nueva compañía.

No no, mi pobre corazón no merece presenciar tal cosa.

Luego de entregar el pedido de la mesa dos, el castaño se acerca nuevamente al rubio, viendo como este alza su mirada, por lo qué, el mayor le regala una sonrisa mientras se acerca a él.

"¿Porqué estás sonriendo así, hyung?" Indaga, a la extraña acción de su mayor. Lo que provoca que este ensanche su sonrisa.

"A que no adivinas..." Suelta, posandose al lado de su menor.

Este solamente le ve con su ceja alzada.

"Pues no, no soy adivino, soy mesero." Dice, obviando la situación. Su mayor rueda los ojos al humor del rubio.

"Uh... suenas como las mujeres cuando recién descubren a su esposo siendole infiel."

El contratio chasquea la lengua.

Su hyung a veces decía cosas nada oportunas.

"Como sea, ¿Qué fue lo que pasó?" Indaga, no queriendo pensar en infidelidades ni nada relacionado.

El mayor vuelve a ensanchar su sonrisa ante lo que parecía haber olvidado por un segundo.

"Ah si... a que no adivinas~" Al ver como el rubio le ve con su cara seria, se digna a dejar su juego y soltar la bomba. "Tu Romeo me ha preguntado discretamente el porqué no has ido tú a dejarle su pedido." Se retiene a soltar una carcajada al ver la sorpresa bañando el rostro del rubio.

"¿Q-qué?" Pregunta sin importarle en ocultar su sorpresa, siéndole difícil formular palabras.

"Uhm como escuchaste. Romeo ha querido saber porqué no has ido tú, a lo que respondí que no te sentías del todo bien, y adivina..." Cuenta, como si fuera la mejor historia de su vida.

"¿Qué?" Dice, ya pudiendo formular mejor las palabras, más sin salir de su trance del shock.

"Ha dicho que espera que mejores pronto, porque a él le agrada que seas tú quién le lleve su pedido."

Santa madre de guadalupana... que alguien me pellizque si esto es un sueño.

"¡Auch! ¿¡Porqué me pellizcas!?" Chilla ante el dolor en su pobre brazo. El mayor se alza de hombros.

"Has dicho que te pellizquen si es un sueño, y no lo es... pero se me ha antojado." Explica restandole importancia, quitando al rubio de su lugar atrás del mostrador.

"No lo decía en serio." Espera... ¡ni lo he dicho!
Abre sus orbitas a más no poder al notar que jamás formuló tal cosa.

"Lo has pensado, es lo mismo." Dice el castaño tranquilo. Como si adivinar lo que las personas piensan fuera lo más normal del mundo.

Uh, este hyung si que da miedo.

"Entonces Romeo de verdad ha dicho eso..." Dice el rubio, cambiando de tema antes de seguir pensando en su hyung y todo lo raro de él.

"Correcto, lo que es extraño puesto a que está con una chica." Suelta el mayor, dándole una fugaz mirada al par de la mesa dos.

"Uh... cierto." Susurra el rubio, formando un triste puchero y dirigiendo su mirada hacia la mesa dos, no queriendo darse falsas ilusiones a sí mismo.

"Yah, Chan... deja de mirarlos, pareces un acosador." Regaña su hyung, al ver que el menor no despega su mirada del par a metros de ellos.

El piel pálida despega rápidamente su mirada de la mesa, no queriendo sentir más como su corazón bombeaba a mil por hora.

Siento que Romeo quizás solo se ha desviado en el camino buscando a su Julieta... o Julieto, sí, eso es.

Romeo regresará tarde o temprano...

Regresa Perry... vuelve pronto a tu hogar...

Ah, que tonto soy...

Regañandose mentalmente, se dirige hacia las mesas recién ocupadas, tratando de despejar su mente del Romeo y sus problemas amorosos.

Mañana sería un mejor día, sí, eso.

Me equivocado estaba al pensar que el día de mañana iba a ir mejor. Al contrario, era un completo desastre.

Si lo cuenta desde el momento que al levantarse de su cama, se ha caído de esta, dejando un posible futuro hematoma en su pálida espalda.

Luego, por estar contando los unicornios a la hora de lavarse los dientes, los minutos han pasado como el rasho makuin y el flash juntos y ha salido tarde de su departamento, lo cuál provocó que el transporte público lo dejara atrás, por lo qué; tuvo a regañadientes que pagar taxi hasta la cafetería.

Y claro, eran wones que se podía ahorrar.

Al llegar a su trabajo, su hyung estaba de mal humor, un punto más.

Según escuchó, estaba con aquel humor gracias a que el chef Kevin seguía resfriado y el chef Juyeon se quejaba de que deseaba estar descansando y que 'no era justo' que trabajara en sus vacaciones, por lo qué, era un completo dolor de cabeza para el jefe mayor.

Después, pensando que las cosas no podían empeorar, la cafetería estaba llena. Tenía que estar corriendo de un lado a otro, atendiendo, sirviendo y ganándose malas miradas por confundirse de pedido en más de una ocasión.

"Ah... en serio este día no podría empeorar." Murmura, secando con una servilleta el poco sudor acomulado en su frente por las maratones que ha estado haciendo de una mesa a la otra.

"Choi." Ay no... "Mesa dos desocupada, ve a limpiarla." Grita su mayor, como si no estuvieran lo suficientemente cerca para escucharle sin necesidad de alzar la voz.

"En camino." Responde a regañadientes, emprendiendo camino hasta la mesa. "No era necesario que gritara." Murmura para sí mismo.

Una vez retiró y limpió la mesa, se devolvió a su lugar, rezandole a Kumamon y a Sasha y el oso para que nadie más llegara a la cafetería, y así poder descansar unos minutos.

Pero claro, como la vida lo odia, la campanilla de la entrada suena, anunciando un nuevo cliente.

"Ah, lo que me faltaba..." Murmura, viendo como el peli negro atraviesa la entrada y se dispone a dirigirse a la misma mesa de siempre, la mesa dos.

"Uh... de verdad esa mesa debe de tener conexión a Internet gratis o algo... ¿Qué le da por ocupar solo esa mesa? Mi Romeo es tan peculiar..." Dice, agarrando su libreta y lapicero, emprendiendo camino hacia el chico cuyo nombre no sabe aún.

Una vez llega, puede -al fin- ver claramente de que trata el libro que siempre lleva consigo el peli negro.

Con que... ¿Romeo y Julieta?

¿Es en serio?

Ah, ¿no podía leer las aventuras de dora la explotadora o algo así?

"Buenas... ¿que deseas?" Indaga falsamente, como si no supiera al pie de la letra lo que el chico quiere.

Este levanta su mirada de la novela que lee y posa esos oscuros ojos en el tan conocido mesero.

Uh... ya está mejor. Piensa el alto, mientras forma una linda sonrisa en su bello rostro, la cuál hace que el corazón del rubio quiera salir de su pecho.

"Un café negro..." Comienza a decir el peli negro, más el rubio no le presta atención, al volverse a perder en ese hermoso Dios griego que tiene frente suyo.

Andaba en Tomatoslandia.

"Y eso sería." Termina el peli negro, queriendo soltar una risilla al ver que el lindo chico frente suyo no le quita la mirada de encima, y gracias a eso tampoco prestó atención a lo que él dijo.

El más pálido parpadea seguido al escuchar al chico frente a él, y quiere morirse de la vergüenza al no haber escuchado nada de lo que dijo.

El peli negro parece poder leerle su expresión.

"Creo que sabes que es lo que deseo ordenar..." Dice, a sabiendas que él siempre ordena lo mismo cada vez que va a ese lugar.

"U-uh, yo... sí..." Dice con sus mejillas rojas, dándole ternura al chico frente a él.

Más rápido de lo que Eric dejó caer a Park Subak, el rubio se disculpa y sale rápidamente de ahí, sintiendo como se va a asfixiar de la vergüenza frente a su futuro esposo.

Una vez llegó al mostrador, gruñó al ver a sus amigos burlándosen de él sin disimulo alguno.

"¿Qué?" Indaga, cruzandose de brazos, frunciendo su ceño hacia sus mayores.

"Nada." Dicen al unísono, ambos volviendo a sus respectivos deberes.

"Ajá." El rubio rueda sus ojos y se dirige a servir el importantísimo pedido.

Café negro y dos de azúcar... una porción de pastel de fresas... y listo.

"¿Porqué le gustará el café tan amargo?" Se pregunta a sí mismo.

"Pregúntale." Dicen detrás de él, provocando que respingara del susto.

"¡Deja de hacer eso!" Chilla, escuchando la burlista voz de su hyung.

"Yah..." Se carcajea. "Ve a dejar ese pedido a tu Romeo, mira que está atento a todos tus movimientos." Dice burlón, dejando a un confundido Rubio.

Este se gira rápidamente posando su mirada en el chico -por enésima vez- a.k.a Dios griego, para confirmar lo que su hyung le dijo.

Uh... me está mirando...

El contrario, a pesar de saber que el rubio se dió cuenta de que no dejaba de verle, nunca hizo por dónde fingir lo contrario.

El menor fue quién desconectó sus miradas y la fijó en el pedido, el cuál ya se encontraba montado y listo para el peli negro.

"Aish... porqué es todo tan difícil..." Murmura, agarrando valentía y dirigiéndose hacia la mesa dos. Notando a su paso, que el peli negro estudiaba todos sus movimientos.

Ay Santa Guadalupana, no permitas que me deje en vergüenza frente a mi futuro esposo...

Una vez llegó a su destino, con sumo cuidado y lleno de nervios, colocó la taza de café y el plato con el pastel frente al chico. Este le sonrió, esta vez mostrando sus perfectos dientes.

Por el amor a los cereales... este hombre definitivamente es perfecto.

"Gracias." Formula el peli negro, esta vez sin poder aguantar la risilla al ver el desconsertado -y Colorado- rostro del rubio.

Ay no... tragame tierra.

El rubio se quedó estático al no saber que hacer frente a aquella vergonzosa ocasión. Sus mejillas estaban tan rojas que parecían estallar en cualquier momento.

El peli negro sonreía sin poder ocultarlo, le parecía genial que el lindo mesero haya -prácticamente- dicho que está interesado en él. Sólo necesitaba algo más y podría tirar todo por la ventana.

"Soy YoungHoon." Dice, prácticamente rezando para que el rubio frente a él pueda salir de su previo shock y le diga de una vez lo que lo tiene intrigado desde hacían varias semanas.

"S-soy... soy Cha-chanHee..." Se siente orgulloso de poder formular tales palabras.

Y siente desmayarse ante la grande y hermosa sonrisa que el peli negro le regala, provocando que él sonría sin darse cuenta de ello.

"Perfecto... ¿Te gustaría salir conmigo luego de tu turno?" Suelta sin más, esperando que el chico no crea que acelera todo, pero por el amor al cielo... ¡Ha ido a esa cafetería solo para ver al lindo mesero cuyo nombre no sabía! Ahora no podía desaprovechar un solo segundo.

El rubio abre sus órbitas a más no poder, quedándose sin habla ante tan repentina -y para nada esperada- invitación.

¡Santa Pocoyo! Me voy a desmayar...

"¡Por s-supuesto!" Se apresura a decir, haciendose pequeño en su lugar al notar que ha sonado desesperado por aquello.

Uh, pero si he esperado esto por semanas.

"¡Genial! D-digo... bien, gracias." Esta vez es el turno del peli negro en avergonzarse, al hacer notar que es algo que ha deseado.

El rubio suelta una risa, para luego darse cuenta que debe volver al trabajo.

"Si... supongo. Debo volver a mi trabajo... hasta más tarde, YoungHoon..." Dice, regalandole una linda sonrisa al chico sonrojado.

"C-claro... estaré justo aquí... ChanHee..." Formula, viendo al lindo rubio alejarse de él.

¡Por Dios... creo que he perdido la cabeza!
Me he enamorado de un Dios griego...

Piensan ambos al unísono sin dejar de sonreír, ansiando que el momento de su cita llegue lo más pronto posible.

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