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Lantano

Había algo muy curioso en los humanos.

Kohaku siempre los observaba con curiosidad desde su ventana, preguntándose sí pensaban igual que los deleyevios.

—Son inferiores a nosotros. —Su padre siempre la apartaba de la ventana cuando la veía—. Tenían este planeta en ruinas cuando lo invadimos, les hicimos un favor al conquistarlos. Se habrían extinguido en unas cuantas décadas sin nosotros.

—Aunque digas eso, nosotros no teníamos mucho mejor a nuestro planeta. —Ruri, que había estudiado mucho de la historia de ambos planetas, intervinó con voz suave—. Deléyev estaba al borde de perder su atmósfera cuando abandonaron el planeta. Y no estoy de acuerdo con el trato que le dan a estas personas. Son tan inteligentes y sensibles como nosotros.

—Claro que no son tan inteligentes como nosotros, Ruri. Ni siquiera habían aprendido a aprovechar los recursos de su propia luna. —Su padre cruzó los brazos tercamente—. Y se les trata bien, a pesar de lo desagradables que son. Ya hasta han permitido los matrimonios entre deleyevios y humanos, por desgracia. ¿De qué te quejas? —Se marchó lejos de la ventana que daba al pueblo humano.

—Sabes de qué me quejó, padre. Esas horribles "olimpiadas" que son más una burla a su cultura, su historia y su inteligencia. Los encierran y los obligan a resolver problemas para nuestro entretenimiento, todo solo por dinero. Y si fracasan deben entregar todas sus pertenencias y son enviados a servir en la milicia. ¿Acaso eso te parece correcto? —Su padre se mantuvo en silencio y Ruri miró a Kohaku—. ¿Tú también crees que es horrible, no?

—Sí, pero no es como que nadie los obligará. —Kohaku encogió los hombros—. Si son tan tontos para aceptar algo que ningún deleyevio aceptaría, no creo que sean tan listos como nosotros.

—Nuestra educación es diferente, tenemos mejores condiciones de vida —insistió—. Además, si somos tan crueles como para permitir algo así, dudó que tengamos derecho a creernos la especie superior.

—¡Suficiente, Ruri! —El grito de su padre hizo a ambas adolescentes encogerse en sus sitios—. Pertenecemos a la realeza deleyevia, actúa con orgullo por tu sangre y especie.

Ruri no dijo nada, pero bajó la cabeza. Kohaku miró con rabia a su padre.

—No deberías gritarle. Solo ha dicho su opinión.

—No empieces, Kohaku, no creas que no te he visto mirar con anhelo al pueblo humano todos los días. Sé que también sientes simpatía por ellos.

—Me dan curiosidad, hacen cosas muy extrañas. —Sonrió honestamente—. Ja, de todos modos, no es nada ilegal. ¿Por qué los odias tanto? No te han hecho nada.

Su padre se quedó en silencio, llamando la atención de ambas, que vieron con confusión sus puños firmemente apretados.

—Creo que ya es hora de que lo sepan... La reina se va a casar con una de esas... cosas.

—¡¿Qué?! —Eso las tomó completamente por sorpresa.

—El asqueroso humano se convertirá en rey. —Chasqueó la lengua—. Y su hijo bastardo se volverá el heredero. ¡Un humano heredero! ¡Ese puesto debería ser de ustedes! ¡De MIS hijas! ¡Mi sangre! ¡No esa asquerosa sangre humana! —Estrelló un puño en la pared del pasillo—. Es inaceptable, todo el mundo está en contra de la decisión de la reina Lillian, pero no hay nada que se pueda hacer, las leyes lo permiten y los emperadores también están de acuerdo. —Las miró resignado—. Quedaron oficialmente fuera de la línea del trono.

Las hermanas intercambiaron una mirada y prefirieron no decir nada hasta que estuvieron a solas en el balcón que conectaba sus habitaciones.

—Yo nunca quise el trono. —Ruri no le dio mucha importancia—. Y en realidad estoy feliz por esta noticia. Estoy segura de que esto traerá más igualdad. —Sonrió esperanzada por un mundo mejor.

—A mí me daba igual, de todos modos papá me casará con alguien que no quiero. —Encogió los hombros—. Sí me hubiera convertido en reina él habría tenido que conseguir un yerno que sepa gobernar, porque yo no tengo idea. Y ahora que no seremos reinas seguro me conseguirá al hombre con más dinero que pueda encontrar.

—No pienses así de él. —Ruri sonrió nerviosamente—. Es temperamental pero no creo que tenga tan poca consideración con tus sentimientos.

—Solo espera a que se enteré que te enamoraste de un híbrido deleyevio-humano, te aseguró que no tendrá ninguna consideración con tus emociones. Ja, jamás te dejará casarte con Chrome, puedo apostarlo.

—No puede prohibirlo, la ley lo permite. —A pesar de sus palabras, empezó a morirse de los nervios al pensar en la ira de su padre.

—Ojalá tengas razón.

La boda de la reina Lillian y el humano Ishigami Byakuya fue el evento más importante de toda la historia en suelo terrestre. ¡Hasta los emperadores de la Tierra asistieron!

Ruri y Kohaku eran cercanas a la reina, ella las quería como a unas sobrinas, así que se sentaron en primera fila, y a Kohaku le tocó sentarse junto al hijo adoptivo del futuro rey.

Era el humano más extraño que había visto, con cabello puntiagudo y de colores llamativos, y unos profundos ojos rojos que la hicieron apartar la vista inmediatamente cuando él volteó a verla.

Byakuya y Lillian se casaron según las costumbres de la tierra, pero al final conservaron el ritual más importante para la especie deleyevia, sin el cual no podría haber matrimonio según las costumbres de su especie.

—Ahora que han unido sus vidas ante la ley deleyevia y ante el Dios humanos, pueden hacer entrega del tercer ojo.

Muchos humanos en el público observaron confundidos y sorprendidos como la reina Lillian apartaba su collar de su cuello, enseñando algo parecido a una escama incrustada en su cuello, de color azul igual a sus ojos. Para total incredulidad de todos los humanos presentes, Lillian incrustó la escama en el centro del pecho de Byakuya, a lo que la escama se adhirió a él como si formara parte de su piel.

Se le llamaba "tercer ojo" porque siempre era del color de los ojos del deleyevio. Brotaba la primera vez que te enamorabas, pero aún así debías ser muy cuidadoso en cuanto a quién se la entregabas, debías escoger con total certeza a tu pareja de vida, porque la escama siempre seguiría conectada a ti y se nutría con amor, o alguna hormona rara cuyo nombre Kohaku no recordaba, y si la escama moría, el deleyevio dueño de esta moría con ella. En otras palabras, si la pareja no era feliz, acabarían muriendo. Pero en este caso, siendo humano y deleyevia, si Lillian no hacía feliz a Byakuya entonces ella moriría, mientras que él no podía hacer la misma promesa.

Ja, por esa razón a Kohaku no le convencía el matrimonio entre deleyevios y humanos. Pero bueno, ella no era nadie para opinar de las decisiones de los demás, por más tontas que le parecieran.

Además, los deleyevios tampoco eran del todo honestos con los humanos, cosa que le parecía aún más rastrera. El secreto de lo que podía hacer el tercer ojo solo se le podía revelar a la pareja humana después de casarse o sí estabas absolutamente seguro de que el matrimonio se realizaría, por lo demás, muy pocos humanos sabían que el tercer ojo podía matar a un deleyevio, ya que si lo destruían también ocasionaba la muerte. Era por eso que todos los soldados deleyevios tenían prohibido enamorarse.

A Kohaku le gustaría ser soldado, para escapar de la presión de ser hija de un conde.

Acarició su cuello, sonriendo con orgullo al sentir la piel lisa y suave, sin la estúpida escama, prueba de que nunca se enamoró y no tenía expuesto el punto débil de su especie.

Sí llegaba a los veinte años sin enamorarse, y por lo tanto sin que su tercer ojo brote, entonces podría alistarse y sería libre. Solo le faltaba un año y medio para lograrlo.

—¿Tú también tienes una de esas cosas? —Brincó en su sitio al escuchar la voz del chico a su lado. ¡¿Por qué estaba hablando tan de repente?!

—¿Disculpa? —Lo miró con desagrado.

—Ese tercer ojo. ¿También lo tienes? —Parecía curioso.

—No. —Alzó la barbilla con orgullo—. No todos tenemos uno.

—Tu hermana lo tiene. —Observó como Ruri exponía su tercer ojo al estar jugueteando con su collar—. Casi no hay información de esa escama extraña. Soy un hombre de ciencia, es inevitable que llame mi atención.

—Ja, pues temo que estás hablando con la persona equivocada. —Cerró los ojos solemnemente—. Yo planeó ser un soldado, formaré parte de la división que se dedica a minar los planetas rocosos. El tercer ojo es para las personas que quieren dedicarse a un matrimonio, eso no es para mí. Yo exploraré este sistema solar.

—Oh, qué interesante. —La miró con una sonrisa ladina que por alguna razón le dio comezón en la garganta a la vez que enrojecía su rostro—. Bueno, lamento la molestía. —Volvió la vista al frente como si nada.

Kohaku también volvió la vista al frente, justo a tiempo para ver a Lillian y su nuevo esposo sonreír hacia ella. Eso por alguna razón la puso nerviosa, pero aún así les sonrió también.

Al mes siguiente, su padre llegó pálido a la casa después de una junta con los reyes.

—¿Qué sucede? —Ruri se levantó de su silla con preocupación.

—No estoy seguro de si esto es una buena noticia o no pero... —Carraspeó, recuperando un poco la compostura—. Al final, parece que nuestra sangre sigue en la línea del trono.

—¿Eh? ¿Cómo es posible? —Kohaku no entendió, pero Ruri rápidamente se dio cuenta y jadeó.

—¿Acaso quieren... quieren que una de nosotras se casé con el hijo del rey Byakuya? —Kohaku se quedó sin aliento al escuchar eso.

¡Era lo peor que podría pasarle a cualquiera de las dos! ¡Ruri ya tenía a alguien, y ella no quería matrimonio, quería librarse de la vida de la realeza, ser reina sería lo peor para ella!

—Más especificamente... quieren que Kohaku se casé con el príncipe Senku.

—¡¿QUÉ?!

Casi le da algo, se sentaron en la sala y su sirviente humano les sirvió un té a cada uno.

—Aunque aceptaron a Ishigami Byakuya como rey, Lillian es la que da las órdenes, y aún no han aceptado del todo a Ishigami Senku como heredero al trono. Lillian discutió eso con los emperadores, y acordaron que sí él se casa con una deleyevia podrá ser aceptado sin problemas como heredero. Kohaku, la reina quiere que te mudes al palacio y convivas con el príncipe humano. Te dará hasta que cumplas tus veinte años para ver si logras que surja tu tercer ojo y puedas casarte con su hijo. Si el tercer ojo no surge, entonces no habrá matrimonio y probarán con otra joven de la realeza.

Eso la hizo sentir ligeramente aliviada, pero aún así se quejó hasta el cansancio, sin embargo su padre no podría hacer nada. Él mismo no estaba seguro de si le gustaba la idea o no, así que Kohaku pidió hablar con la reina Lillian, explicándole su punto de vista y que la idea no le gustaba en lo absoluto.

Por desgracia, olvidó que el poder de imponer su voluntad en Lillian no estaba en su título ni en sus soldados, sino en sus ojos suplicantes y su voz de ángel.

—Al menos dale una oportunidad. Por mí, por favor.

¿Cómo negarse a un ángel?

Kohaku acabó accediendo a quedarse en el palacio hasta que cumpliera los veinte años, aunque no dejaba de repetir que sería una perdida de tiempo. ¡Jamás se enamoraría de ese humano ni pensaba casarse con él! Respetaba a las personas que se casaban con humanos, pero ella jamás lo haría, no cuando ellos no podían darles la misma garantía que los deleyevios estaban obligados a dar.

Todos los días, se vio obligada a desayunar, almorzar y cenar con el príncipe humano, aparte de pasar una o dos horas en su laboratorio, ya que verdaderamente era un científico al que le encantaba estar calculando, experimentando, leyendo y explotando cosas.

La ciencia humana aparentemente era muy inferior a la de los deleyevios, pero aún así Kohaku no la entendía pero ni un poquito.

—¿Por qué necesitan organizarlo todo? ¿Por qué cada elemento debe pertenecer a un grupo y tener ciertas cosas de no sé qué? —Dio vueltas en su mano un libro humano, sin la mínima intención de leerlo—. A ustedes les gusta complicarse solos.

—En realidad no somos muy diferentes, en tu especie crearon un sistema similar, aunque debo admitir que sí está más simplificado. —Él estaba observando un metal ser bañado en una especie de mini charco de lava—. Y puedo asegurarte que los grupos son muy útiles. Por ejemplo, las tierras raras. No son tierras, ni son tan raras, pero nos ayuda a comprender que hay un grupo de elementos con ciertas características similares, y eso nos ahorra un montón de problemas irritantes al organizarnos. —Rascó su oído con el meñique, con una sonrisa relajada—. También se los conoce como lantánidos, cuyo rasgo principal es que contienen electrones en los orbitales f, aunque irónicamente el lantano, el elemento al cual el grupo debe su nombre, no tiene ningún electrón en... —Calló al verla mirarlo como si el cerebro le fuera a estallar en cualquier momento—. En fin, lo mencioné porque estoy intentando aislar el lantano del cerio ahora mismo. Es un dolor en el culo con este método, ¡pero es diez billones por ciento emocionante! —Rió, mirando con ojos brillantes el experimento detrás de una pared de cristal.

Kohaku lo miró fijamente, carraspeando cuando sintió comezón en la garganta.

Normalmente eso le estaba pasando más seguido mientras más tiempo pasaba con él.

¿Debería preocuparse?

Nah, como si fuera a enamorarse de un humano. ¡Y de esa escoria, para colmo!

Pasaron los meses y Kohaku estaba tranquila, muy tranquila. Pronto cumpliría veinte y sería libre de una vez por todas, sin matrimonio, sin la corona y sin su padre controlador. ¡Lo que siempre soñó!

Solo debía aguantar un poco más.

Afortunadamente, a Senku tampoco le interesaba el matrimonio ni ella.

—El amor no es más que un montón de problemas ilógicos, algo que ciega tu cerebro de las cosas realmente importantes —le dijo con tono aburrido cuando le preguntó su opinión—. No podría interesarme menos, pero sí me interesa convertirme en rey, así podré tener acceso a toda la información que yo quiera y podré investigar a mis anchas con las dos especies, humana y deleyevia. —Sonrió como un psicópata, pero seguía viéndose atractivo para ella.

Esperen, olviden eso último.

En fin, le alegraba no interesarle, porque a pesar de que nunca se enamoraría de él aún lo consideraba su amigo. Le enseñó muchas cosas, de los humanos, de la ciencia y de la diversión.

—¿Cuál es el propósito de este lugar? —preguntó con escepticismo cuando la invitó a su observatorio recién regalado a él por la reina Lillian—. Si quieres observar los planetas o ir a ellos, simplemente compra un boleto al espacio.

—Ya he ido un par de veces, incluso pase un día en Marte, pero nunca me canso de la vista. —Rió emocionado—. ¿Tú nunca has ido ni a ver? ¿Ni a un observatorio?

—No veo el punto, cuando me una al ejército entonces me pasaré yendo al espacio. —Encogió los hombros.

—Te pierdes de mucho. —Sonrió relajado, tomando el extremo inferior de su telescopio—. Te traje hoy porque habrá una lluvia de meteoritos enormes en Júpiter. Será un gran espectáculo.

—¿Ese es el planeta más grande de este sistema solar, no?

—¡Diez billones de puntos para ti!

Cuando la hizo ver el planeta, Kohaku se quedó con la boca abierta por la manera en la que sus colores se movían.

—¿Esas son nubes? ¿Por qué se mueven de ese modo? Giran en sentidos opuestos...

—¡¿Impresionante, no es cierto?! ¡Esas nubes preciosas nos aplastarían como moscas atrapadas en un chicle bajo una aplanadora por tanta presión, que solo aumenta y aumenta a medida que te acercas a su núcleo! Las nubes superiores están formadas por cristales de amoníaco y compuestos de fósforo y azufre. ¡Y sus vientos van casi a quinientos kilómetros por hora! Y aún te falta escuchar sobre su rotación, su gravedad, sus temperaturas y sus tormentas. ¡Es tan emocionante que es ridículo!

Kohaku sonrió suavemente mientras seguía observando el planeta, escuchando atentamente todo lo que decía incluso si no entendía mucho. Había algo hipnotizante en verlo tan emocionado y feliz, y él tuvo razón como siempre al decir que se perdía de mucho. ¡Quedó completamente enamorada del espacio exterior! Sus planetas y estrellas eran un espectaculo imperdible. Y la lluvia de meteoritos sobre el gigante gaseoso los dejó con las bocas abiertas a ambos. ¡Qué majestuoso y aterrador!

Senku no dejó de reír y contarle cosas científicas mientras la acompañaba a su habitación, y prometieron que al día siguiente volverían al observatorio para ver si las manchas que quedaron en Júpiter por los impactos se desvanecían o no.

Se desearon buenas noches y Kohaku entró a su cuarto sin dejar de sonreír, quitándose los zapatos y su abrigo, para luego dirigirse al baño con el objetivo de ducharse.

Se quitó el collar y deshizo su coleta, y al verse al espejo se quedó helada.

Una bonita escama azulada se podía ver justo por encima del hueco de su cuello, brillante y preciosa, como si no fuera la señal de su ruina y sus sueños rotos.

Entonces... ¿sí se enamoró de Senku?

No se sentía particularmente enamorada. No quería esto. ¡Era absurdo! ¡No quería casarse!

Casarse...

Palideció, dándose cuenta de algo muy importante.

A Senku todo lo que lo hacía feliz era la ciencia, él jamás se enamoraría de ella, y si los obligaban a casarse ella tendría que entregarle su escama y entonces se moriría. Y él seguiría con su vida como si nada, porque no era un deleyevio, y jamás le podría dar algo equivalente. ¡Era tan injusto!

Se duchó y se fue a dormir sintiendo el corazón pesado como un yunque presionando su pecho.

Durmió poco, mayormente estuvo pensando y pensando, y a la mañana siguiente se levantó con un firme propósito en mente.

Nadie se enteraría de que tenía su escama. Habían formas de ocultarlas.

Se puso su collar, asegurándose de que cubra muy bien su tercer ojo, y fue a cancelar la salida con Senku.

—¿Ah? —Él la miró incrédulo—. ¿Por qué? ¿Pasó algo?

—Olvidé que tengo que hacer algo muy importante hoy, será en otra ocasión.

Él se le quedó mirando con incredulidad un largo rato, antes de encoger los hombros y decirle que cuando ella quisiera, entonces.

Se despidieron y Kohaku fue hasta una tienda que en el exterior solo vendía maquillaje, pero que todos sabían que era un lugar donde podías pedir que escondan tu tercer ojo. Era algo que mayormente se hacía para poder unirse al ejército.

—Es un color muy llamativo, pero no será problema. —La mujer que atendía el negocio, Amaryllis, le sonrió con cordialidad—. Aunque si te saldrá más caro, me temo.

—Pagaré lo que haga falta.

Pintaron su escama del color de su piel, disfrazando todo a su alrededor para que no se notará la ligera protuberancia que provocaba, y también le dieron un collar nuevo para que escondiera mejor esa área en su cuello.

—No se quita con agua y durará más de seis meses seguro, pero pueden quitarlo con algo más fuerte así que debes ser cuidadosa —le advirtieron.

Kohaku asintió agradecida y volvió al palacio.

Cuando vio a Senku al día siguiente, él le preguntó por su nuevo collar.

—Eh... me lo dio Ruri-nee —mintió con el sudor perlando su frente.

¿Sospecharía algo? Aunque Senku no sintiera interés por el romance, aún quería ser rey.

—Ya veo. —Hizo una mueca, viéndose como si no le creyera, pero no le preguntó más.

A pesar de que no insistó, Kohaku se quedó muy nerviosa, y eso solo aumentó a medida que pasaban las semanas. Cuando ya faltaba solo una semana para su cumpleaños, estaba tan nerviosa de ser descubierta que le pidió a Lillian acabar con su trato antes de tiempo.

—¿Por qué ahora? Faltando tan poco... —Ella la miró con tristeza.

Estaban cenando. Byakuya también la miraba con tristeza, mientras que Senku solo mantenía su ceja en alto.

Si no supiera lo poco que le interesaba la idea del matrimonio, casi diría que se veía indignado.

—Alteza, he pasado más de un año aquí y el tercer ojo no apareció. —Hizo a un lado el collar para que viera su cuello maquillado—. No aparecerá en una semana, ¿qué sentido tiene quedarme hasta el último día?

—El amor es impredecible, ¿quién sabe? —El rey Byakuya sonrió esperanzado.

—Creo que también será beneficioso para ustedes que me vaya antes. Podrá intentar con otra chica. Es más eficiente, ¿verdad? —Miró a Senku, esperando que le diera la razón, pero él solo la miraba con ojos entrecerrados, sin decir ni una palabra.

—Kohaku, no te obligaré a quedarte si no quieres. —Lillian suspiró con tristeza—. Pero me gustaría que lo intentes. Aunque claro que puedes irte en cuanto gustes, nadie te detendrá.

Por supuesto, no le quedó más remedio que asentir a las palabras de Lillian.

El secreto de su tercer ojo era asfixiante, al día siguiente fue a casa de su padre y le contó todo a Ruri.

—¿Y por qué no lo has dicho? —Se quedó con la boca abierta.

—¡Jamás lo haré, Ruri-nee, es una idea terrible! ¡Sí me casó con Senku y le doy mi tercer ojo jamás lo nutrirá porque él jamás me amará! ¡Me moriría! ¡Además, no quiero ser la reina! ¡Sabes que siempre he querido alejarme de esta vida! ¡Voy a salir del palacio y enlistarme apenas cumpla veinte años!

—Pero Kohaku... ¿qué no lo sabes? —La miró con temor—. El día de tu cumpleaños la Corte ha pedido que revisen tu cuello para confirmar si habrá boda o no. Te harán pruebas, encontrarán que estás mintiendo.

Ella palideció.

—¡¿Qué?! ¡No pueden hacer eso! ¿Por qué?

—En caso de que tengas tu escama, quieren asegurarse de que sea verdadera, y en caso de que no la tengas, quieren asegurarse de que realmente no la tengas. Además, en el ejército también están empezando a hacer pruebas para confirmar esto.

Ella sintió que podría llorar de rabia.

—Debo salir del palacio antes de mi cumpleaños, entonces. Y... debo encontrar otra forma de unirme al ejército.

—¿Pero cómo?

—Hay una forma...

—¿Eh? Espera... ¿No estarás hablando de las Olimpiadas Históricas, verdad? —Palideció.

—Es la única forma, Ruri-nee.

—Por favor, no. Sabes cómo las odio. Estoy muy feliz de que el próximo año serán canceladas. No hagas esto.

—No tengo opción. Además, solo debo perder una prueba y estaré enlistada. No tendré que pasar por todas esas pruebas ridículas.

Su hermana no quedó contenta, pero no puso más peros.

En los últimos meses, más deleyevios habían estado uniéndose a las olimpiadas históricas, quizás por el dinero o quizás por querer hacer el mismo truco de Kohaku y enlistarse sin que les detecten el tercer ojo.

Las Olimpiadas Históricas eran un programa de televisión deleyevio, donde los humanos debían pasar por ciertos desafíos que tenían que ver con eventos importantes de su historia, como construir una torre inclinada o una pirámide en miniatura, descubrir América (cruzar un rió y encontrar una habitación secreta), recrear guerras, practicar deportes y un largo etcétera.

Era estúpido, realmente, pero muchos deleyevios veían esas tonterías por más que los humanos no dejaban de quejarse, o una parte de ellos, porque muchos también miraban el programa y se inscribían a participar.

Como eran muy pocos los deleyevios que se inscribían, Kohaku logró encontrar una vacante. Participaría en el programa el mismo día de su cumpleaños.

Eran juegos absurdos más que eventos históricos como los creadores del programa querían hacer pasar, pero Kohaku no tendría que someterse a esas humillaciones. Solo debía perder una prueba y se libraría de la vida de la realeza de una vez por todas.

Se libraría de Senku...

Un nudo le apretó la garganta mientras empacaba sus cosas el día anterior a su cumpleaños.

Fue tan idiota al enamorarse de él... Al principio creyó que la escama salió por la simple atracción que sentía por él, pero cuando pasaron las semanas se dio cuenta de que era cierto, que en verdad lo amaba, y quizás estaría dispuesta a soportar la agitada vida de la realeza sí pudiera estar con él, pero el precio era demasiado alto. Él jamás la querría, y eso por sí solo era lo suficientemente doloroso aún sin el riesgo de morir.

Estuvo evitándolo esa última semana, y cuando llegó el día de su cumpleaños escapó del palacio en la madrugada, y se fue directo a participar en el estúpido programa.

Su corazón se sintió roto mientras esperaba a que todo comience, sentada fuera del enorme estadio donde se celebraban las olimpiadas históricas.

Como era hija de alguien importante para los deleyevios, un par la reconocieron, pero no le importaba. Ya no volvería a formar parte de la realeza, sería solo otro soldado, y estaría sola toda su vida.

Al menos podría caminar sobre los planetas que veía a través del telescopio de Senku.

Eso la hizo sonreír.

Llegaron las nueve de la mañana y todos los participantes formaron filas para anotarse como equipos, dúos o individuales.

—¿Estás sola, con dúo o equipo? —le preguntó el encargado cuando llegó su turno.

—Estoy so...

—Está en dúo. —Ella casi se desmaya cuando Senku apareció a su lado de repente.

No pudo ni decir nada de la sorpresa y dejó que los anotaran como dúo, quedándose muda e inmovil hasta que Senku la sacó fuera de la fila, solo entonces pudo recuperarse lo suficiente para empezar a gritarle.

—¡¿Qué MIERDA haces aquí?!

—Podría preguntarte lo mismo. —Rascó su oído con una sonrisa despreocupada.

—¡Vine aquí para librarme de ti! —le gruñó, para luego carraspear y pensar en una excusa mejor—. Vine por... una... protesta... a mi padre —mintió, sudando profundamente—. Él siempre quiere que sea digna y enorgullesca a mi sangre, así que esta es mi forma de decirle que se vaya al diablo. Rechazó la realeza y planeó perder la primera prueba para enlistarme en el ejército. —Acabó sonriendo, muy satisfecha con su mentira.

—Ese es un muy buen motivo. —Senku asintió—. Es una lástima que yo deba arruinarlo, porque vine a ganar el dinero.

—¿Qué? ¿Por qué quieres dinero? ¡Eres el príncipe!

—No me gusta quitarle dinero a Lillian. —Encogió los hombros.

—Senku, será mejor que te retractes ahora y te vayas antes de que empiece... —Lo miró con pánico de pronto—. Cometiste un error al hacernos dúo, sí yo pierdo tú pierdes conmigo, ¡nos enviarían al ejército a ambos!

—Estoy seguro de que será divertido. —Hurgó en su oído alegremente.

—¡Estás totalmente loco! ¡No durarías ni dos minutos!

El programa empezaría en media hora, y Kohaku estuvo todo ese tiempo intentando convencer a Senku de abandonar esta locura, pero no lo logró.

—Descuida, vamos a ganar.

—¡¿Qué no escuchaste nada de lo que dije?! ¡Yo quiero perder a propósito!

—Haré que ganemos de todas formas.

—¡Ja, estás loco si crees que podrás contra mí! —A pesar de sus nervios, sonrió con arrogancia, antes de sacudir la cabeza y volver a pedirle que desista.

No hubo forma, él podía ser increíblemente terco.

El programa empezó y el presentador hizo su estúpida introducción de cada programa, revelando cuál sería la prueba de ese primer día.

—¡En esta primera prueba deberán replicar el histórico evento donde la humanidad logró subir su montaña más alta, el Everest! —Dos enormes muros surgieron desde el suelo, dejando a todos con la boca abierta por lo altas que eran—. ¡Sería imposible replicar la montaña aquí, pero nuestros participantes de hoy deberán escalar estos muros de ochocientos metros en vez de los ocho mil metros del Everest para pasar a la prueba de mañana! ¡Para hacerlo pueden buscar o pelear por los equipos para escalar que hay repartidos por todo el estadio!

Kohaku miró de reojo a Senku, que sonreía confiado. ¡¿Cómo planeaba ganar algo que requería esfuerzo físico si ella no tenía pensado ayudarle?!

—¡A lo largo de todo el estadio también encontrarán llaves de distintos tamaños y materiales, al igual que en la cima de los muros! ¡Las llaves encima de los muros son de oro o plata, y pueden quedárselas incluso si pierden! ¡Entre todas las llaves, las de arriba o las de abajo, hay una que abre la gran puerta! —El presentador señaló a la puerta decorativa que estaba frente a una de las salidas del estadio—. ¡Si encuentran la llave que abre la gran puerta, ganarán automáticamente en el primer día, sin necesidad de pasar por más pruebas! ¡Hasta el momento han sido muy pocos los que han ganado usando la gran puerta, pero la probabilidad nunca es cero! ¡Debo decir, que los que no lleguen a agarrar una llave de la cima de los muros serán descalificados! ¡Los que vayan en dúos o equipos deben tener al menos una! ¡Aunque claro que los que encuentren la llave de la gran puerta, sea arriba o abajo, aún ganarían automáticamente! ¡La pista de hoy para encontrar la llave es que... es una llave escondida! ¡Tienen cinco horas! —Con eso, el presentador desapareció del estadio.

Muchos de los participantes corrieron de inmediato a treparse a los muros con desesperación, mientras que otros fueron a buscar equipos para escalar y otros pocos idiotas fueron a buscar llaves para probarlas en la gran puerta.

Para sorpresa de Kohaku, Senku fue uno de los idiotas que se puso a buscar llaves.

—¿Qué demonios haces? —Lo siguió con incredulidad mientras lo veía levantar llaves del suelo y examinarlas un poco antes de arrojarlas despectivamente.

—Estoy intentando ganar, ¿me disculpas? —No le hizo ningún caso y siguió buscando.

—¡¿Esta es la forma en la que piensas ganar?! ¡Senku, las llaves son una posibilidad de uno en un millón, y tu suerte es una mierda!

—Tienes razón, si dependiera de la suerte estaría perdido en un diez billones por ciento. —Volteó a verla con una sonrisa descarada, de esas que le daban comezón en la garganta—. Pero no pienso depender del azar. Voy a usar la ciencia para ganar.

—¿Cómo? —A pesar de que lo creía una locura, aún así se quedó maravillada por la seguridad y confianza en sus palabras.

No obstante, Senku acabó buscando llaves por una hora, desechando todas las que encontraba, y Kohaku empezó a ponerse nerviosa.

Aunque quería ir al ejército, no quería que Senku fuera al ejército, ¡lo destrozarían! Él no era un chico que podría pasar horas corriendo en círculos, él debería estar tranquilo en su laboratorio, haciendo sus cálculos y experimentando, emocionandose por piedras raras y hablando de cosas incomprensibles, él era feliz así, y Kohaku quería que siguiera haciendo eso. No podría permitir nunca que por su culpa Senku fuera separado de su laboratorio y su ciencia. ¡No iba a permitirlo!

Decidió dejarlo seguir en su búsqueda de llaves, pero ella fue a escalar uno de los muros, para que no fueran descalificados y pasarán a la siguiente prueba.

Ya habían tomado todos los equipos para escalar, así que no le quedó de otra que hacerlo con sus propias manos. Y aún así avanzó rápidamente, tanto que a la media hora ya iba por la mitad, y después de veinte minutos ya estaba a unas pocas decenas de metros de la cima.

Sin embargo, antes de que pudiera avanzar más, escuchó un grito.

—¡Oye, leona! —Senku le gritó tan alto como pudo—. ¡Baja, necesito tu ayuda!

Ella lo miró incrédula. ¡Estaba tan cerca de ganar y quería que baje!

Bufó y decidió tomar una llave y luego bajar, pero él volvió a gritarle al verla avanzar.

—¡Que bajes, leona terca! ¡Eso no hará falta! ¡Ya casi ganamos!

Una vez más lo miró con incredulidad. ¿Hablaba en serio? Pero entonces ¿por qué necesitaba su ayuda?

No estaba segura, y se tardó tanto en moverse que él volvió a gritar:

—¡Confía en mí!

Con un suspiro, Kohaku volvió a bajar.

Todos miraron con incredulidad como bajaba a pesar de estar tan cerca de la meta, pero Kohaku no se detuvo a pesar de que muchos la llamaron idiota sin tapujos.

Confiaba en Senku.

—¿Qué necesitas? —le preguntó con voz jadeante.

Él le sonrió suavemente, enseñándole una llave gigante.

—Necesito que la rompas. Encontré estas herramientas, intenta hacerla pedazos con cuidado.

Kohaku no necesito que lo dijera dos veces y se puso a trabajar de inmediato, quedándose con la boca abierta cuando encontró una llave más pequeña dentro de la que hizo pedacitos.

—¿Esta es... la llave de la gran puerta?

—La llave escondida. —Senku sonrió victorioso mientras tomaba la pequeña llave—. Estaba dentro de otra, los que hacen este programa estúpido no son tan ignorantes, este detalle me ha emocionado. —Rió encantado.

—No entiendo nada de lo que dices. —Ella lo miró con una ceja en alto.

—¿Recuerdas cuando te hable de las tierras raras? —Kohaku pensó un momento, antes de asentir—. En ese momento estaba aislando el lantano del cerio. Estas Olimpiadas Históricas son una burla, sin ni un milímetro de duda, pero al menos se apegan un poco a la historia. El lantano fue aislado del cerio en su descubrimiento. Y lantano significa "escondido". La llave escondida de lantano estaba dentro de una llave de cerio.

—¡Wow! —Se quedó con la boca abierta—. ¡Eso es increíble! Pero... ¿cómo sabías que podrías ganar con la llave? ¿Cómo sabías que tendría algo que ver con la ciencia?

—A veces veo este estúpido programa, más que nada porque sé que ofrece una alternativa para enlistarse al ejército sin ciertos requisitos. —La miró a sabiendas y ella jadeó—. Siempre ocultan las llaves con datos históricos difíciles, que muy pocas personas conocen, relacionados al mundo de la física y la química. Sabía que sería pan comido. —Rió divertido, encaminándose a abrir la gran puerta.

Por supuesto, la llave funcionó, y absolutamente todo el mundo se quedó con la boca abierta al ver que había ganado la competencia en las primeras dos horas, el primer día, sin ganar ningún desafío, algo que nadie había logrado jamás.

El presentador, aún boquiabierto, le hizo entrega del premio y Senku se marchó triunfante. A Kohaku le tomó un momento seguirlo, aún sin salir de su sorpresa, pero rápidamente lo alcanzó y comenzó a hacerle preguntas.

—¿Lo sabes, verdad?

—¿Qué tienes tu tercer ojo? Seh.

—¿Cómo? —Se detuvieron a media calle mientras ella lo miraba casi desesperada, sin entender nada—. ¿Acaso te revelaron secretos de los deleyevios? ¿Acaso supiste que fui a maquillar la escama? ¿Ruri-nee te lo dijo?

—Nada de eso. —Negó con la cabeza—. Simplemente sé que me amas, Kohaku.

—¿Qué? —Le frunció el ceño—. ¡¿Cómo puedes ser tan arrogante?!

—No es arrogancia, es más bien una esperanza. —Sonrió levemente, con ojos brillantes—. Gracias por confirmarlo. —Dejó el maletín con el dinero en el suelo como si no le importara en lo más mínimo y sacó un frasco extraño.

—¿Qué es eso? —preguntó en voz baja, aún procesando sus palabras de antes.

—Es desmaquillante, uno poderoso, especialmente hecho para estos casos. —Roció un pañuelo con el líquido del frasco y se acercó a ella, tanto que la hizo retroceder hasta acabar con su espalda apoyada en un árbol, hasta que no pudo retroceder más y cerró los ojos, mientras él frotaba cuidadosamente su cuello con el pañuelo—. Je, aquí está, escondido como el lantano... —Acarició ese punto en su cuello con su pulgar, haciéndola estremecerse—. Y aún es tu cumpleaños. O sea, que debes casarte conmigo. —Siguió acariciando su cuello, casi con ternura.

—No quiero. —Negó con la cabeza—. Nunca vas a amarme, Senku, no debería decirte esto, pero el tercer ojo al ser entregado a tu pareja se nutre con amor. —Lo miró suplicante—. Seguirá conectado a mí, aún si te lo doy, y si no lo nutres eso me matará. No me hagas eso, ya es lo suficientemente malo nunca ser correspondida. Déjame marcharme, búscate a otra deleyevia para ser rey. —Cerró los ojos dolorosamente.

—Bueno, eso es algo diez billones por ciento inesperado, e interesante. —La miró perplejo, pero siguió sonriéndole—. Sin duda quiero investigar todo acerca del tercer ojo con más emoción aún. Pero debo decir que estás muy equivocada en algo, leona. Prefiero mandar el trono muy a la mierda antes que buscarme a otra mujer, solo te quiero a ti.

—No me digas leo... —Se calló, procesando lo que había dicho—. Espera, ¿qué? ¿En serio?

—Confía en mí. —Le sonrió sinceramente.

Kohaku lo miró fijamente a los ojos, colocando su mano por encima de la suya aún acariciando su cuello con delicadeza.

Nunca lo habría creído de él... ¿cuándo sucedió? No lo sabía, no tenía ni idea, pero le creía.

Confiaba en él.

Sonrió levemente y, con ojos brillantes por las lágrimas de alegría, se adelantó para unir sus labios con los suyos.

Se apartaron después de varios minutos, riendo como idiotas.

—Entonces... ¿si te casarás conmigo?

Ella rió suavemente, asintiendo.

—Bueno, siempre quise escapar de formar parte de la familia real, pero si es por ti estoy dispuesta a hasta convertirme en reina. —Suspiró resignada, pero sin borrar su sonrisa de satisfacción.

—Bueno, no seremos los reyes en un largo tiempo, mi padre y Lillian no están tan viejos. —Rió divertido, contagiándole la risa—. Por mientras podemos explorar el sistema solar todo lo que quieras. —Volvió a acariciar su cuello con algo parecido a la dulzura—. Y te prometo que cuidaré bien ese "tercer ojo", por el resto de mi vida.

Como toda respuesta, Kohaku se lanzó a besarlo una vez más.

Ahora tenía un nuevo sueño, y quería vivirlo junto a él.

Fin.

Holaaaaaaaaaaaaaa :D

La verdad creo que me quedó raro y feo, pero bueno, lo subo porq ya invertí mucho tiempo escribiéndolo :'c

Creo que este es el fic más largo que he escrito para el reto Tabla Periódica o_O

Ojala que les haya gustado TTwTT

Por cierto, eso de deleyevios y Deléyev lo saque de Mendeléyev o Mendeleiev, el que hizo la tabla periodica uwu

No olviden seguirme en mi pag de Facebook llamada Celeste kaomy-chan, recuerden que ya acepto comisiones y también tengo un Patre0n por si quieren apoyarme y pedirme algún fic o actualización :3

Espero publicar pronto otro fic para la tablita, ya me falta casi nada para llegar a la mitad de los 118 elementos x'D

Se les ama!~ Nos leemos prontito~ nwn~

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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