Indio
Era un día festivo, así que toda la familia Ishigami estaba en casa.
Después de pasar una noche muy satisfactoria, Senku tenía planes de pasar una mañana aún más satisfactoria con su esposa aprovechando que sus hijas solían despertarse tarde, y lo estaba haciendo, estaban casi en la mejor parte cuando les golpearon la puerta.
—¡¿Mamá?! ¡Necesito tu ayuda! —Era su hija mayor.
Kohaku se lo quitó de encima rápidamente con un empujón, haciéndolo acabar de cara en el piso mientras ella corría a ponerse algo decente.
Senku despegó la cara del suelo con un gruñido, antes de bufar e ir a ponerse unos pantalones.
—¿Qué pasa, hijita? —Una vez presentable, Kohaku le abrió la puerta a su hija adolescente con una sonrisa nerviosa.
—Necesito que me ayudes a preparar galletas. Es urgente.
—¿Eh? ¿Por qué?...
—Te explicaré en la cocina, vamos. —Comenzó a arrastrarla lejos de la habitación.
Kohaku miró con una sonrisa de disculpa a su esposo, que solo pudo sonreír con resignación y encoger los hombros. No era la primera vez que la paternidad los obligaba a dejar su actividad favorita de lado.
Al llegar a la cocina, Kohaku vio a su hija menor ya batiendo una mezcla, con su sombrero de chef favorito y sus ojitos carmín soñolientos.
—¿Despertaste a tu hermana de siete años a esta hora para ayudarte? —La miró reprobatoriamente.
—No, ella me escuchó hablar de eso anoche e insistió en ayudar. Ya la conoces, es muy terca.
—Ja, en eso salió a tu padre.
—Ja, tú tampoco te salvas, mamá.
—¿Qué dijiste? —Sonrió un poco demasiado dulcemente.
—N-nada. Lo siento.
—Buenos días, mami —dijo Shizuku al verla.
—Buenos días, pequeña. ¿Qué estás ha…? —Calló cuando Shizuku le dio un bol de cocina y la jaló por su vestido para acercarla a la mesada.
—Tú te encargas del chocolate. ¿Está bien, mami?
—Eh, claro…
—¡Y que sea rápido, por favor! —exclamó sin mirarla, volviendo a su mezcla.
—Ja, cada vez es más mandona, igual que su padre. —Tsukiku decidió callarse la boca ante ese comentario de su mandona madre—. ¿Y por qué exactamente esto es una emergencia, Tsukiku?
—Un idiota le rompió el corazón a mi mejor amiga. Ahora quiere volver con ella, así que preparé varios trucos para darle su merecido. —Sonrió malvadamente—. Vamos a preparar galletas hechas de indio, un metal no reactivo que no le hará ningún daño por morderlo, pero ese idiota no sabe eso, así que le diré que es venenoso y que con solo tenerlo en la boca es un peligro mortal, y después de que lloré por su vida un poco me sentiré satisfecha. —Encogió los hombros.
Kohaku la miró con la boca abierta.
—¿Es el idiota que la engañó con tres chicas, al que descubrieron porque quiso meterse contigo también?
—Ese mismo.
—Entonces te apoyo. —Sonrió alegremente—. ¿A qué hora debemos tener listas las galletas?
—Es en la tarde, debemos estar bien de tiempo. Ustedes encárguense de la masa, yo iré a fundir el metal, el punto de fusión del indio es de solo 156,6 grados Celsius así que será rápido. —Bostezó mientras se marchaba a su laboratorio.
Después de una ducha fría, Senku se tomó su tiempo en prepararse un buen café y checar sus mensajes antes de descubrir que Shizuku tampoco estaba en su habitación cuando fue a despertarla. Entonces se decidió a bajar para ver qué demonios estaban haciendo tan temprano sus leonas.
Llegó a la cocina y vio a las tres envolviendo masas de galletas con chispas de chocolate alrededor de pequeños discos metálicos.
—¿Qué rayos se supone que hacen?...
—Galletas, papi —contestó Shizuku con su sonrisita adorable de siempre.
—¿Galletas de metal?
—Son para el ex idiota de mi amiga Misaki —murmuró Tsukiku rencorosamente.
—¿Quieres intoxicarlo? Tenemos otras formas de tortura. —Sacó una pistolas de electrochoques de la nada.
—¡No voy a intoxicarlo! Esto es indio. —Rodó los ojos.
—Ah, un metal poco reactivo y muy blando. ¿Entonces cuál es el punto? Si usaras sodio podrías hacer que reaccione con la saliva en su boca y le estalle la…
—¡Senku! —Kohaku lo miró mal, tapando los oídos de Shizuku, que no les prestaba atención por estar dándole forma de corazón al metal para luego hacerlos galletas.
—Solo quiero hacerlo llorar, ya lo golpeé lo suficiente antes. —Tsukiku rascó su oído con el meñique desinteresadamente—. Tengo la situación controlada.
—¿Oh? Entonces supongo que no hay problema si quiero robarme a tu madre… —Sonrió perversamente, jalando de la muñeca a su esposa que aún lo miraba mal, aunque sonrojada por sus insinuaciones.
—Agh, bien, de todos modos ya casi terminamos aquí. Solo falta terminar de hornear.
Senku celebró mentalmente.
—Pero sobró mucha masa y quiero hacer galletas de verdad. —Shizuku sonrió emocionada por la idea.
Senku y Kohaku maldijeron por lo bajo.
—Las ayudaré también —dijo él ansioso porque acabarán con ese asunto de una vez.
Después de una hora acabaron de hornear todo y Tsukiku ató apresuradamente las galletas de metal en una bolsita bien decorada.
—Debo irme ahora o llegaré tarde. ¡Gracias por la ayuda, adiós! —De inmediato la adolescente se largó corriendo.
Una fuera, les quedaba la más pequeña.
—¿Quieres ir a casa de tío Taiju por un rato, princesa? —propuso Senku ya colocando las manos en las caderas de su esposa desde atrás, sin importarle su mala mirada.
—¡Sí, hurra! Les llevaré galletas. —Guardó las galletas de una bandeja rosa en otra bolsita—. ¡Están deliciosas! —Antes de cerrar la bolsa sacó una galleta y se la tragó de un solo bocado, apenas masticando.
—Te llevaré, entonces. —Rápidamente la tomó de la mano y la llevó afuera, enviándole a Kohaku una mirada que la hizo rodar los ojos, aunque secretamente también se sentía tan ansiosa como él.
Senku se llevó a Shizuku en el auto y Kohaku empezó a meditar la idea de hacerse la difícil o por el contrario ser cooperativa y buscar su camisón transparente, pero entonces Tsukiku regresó corriendo a la casa.
—¿Hija? ¿Qué pasó?
—Olvidé la otra bandeja con galletas, quiero hacerle una broma a mis amigos también así que hice más. —Se acercó a la mesa y miró con el rostro en blanco la bandeja rosa—. ¿Eh? ¿Dónde están?
Kohaku jadeó ruidosamente.
—Ja… nunca creí decir esto… pero tu padre va a matarnos…
—¡¿Ah?! ¡Si normalmente somos papá y yo los que tememos eso de ti!
—Sí, pero yo era la encargada de supervisarlas y de separar las galletas, y esto fue tu idea y olvidaste la bandeja… y ya sabes lo aún más sobreprotector que es tu padre con ella... y ahora tu hermanita tiene un trozo de metal en el estómago…
—¡¿Qué?! ¡Es blando pero no como una galleta! ¡¿Cómo pudo comérselo tan fácilmente?!
—Sencillo: es mi hija.
—Oh… —Ambas palidecieron, sudando profundamente. —Lo bueno es que el indio no es peligroso para su salud… Pero sí, papá va a matarnos. —Lloriqueo junto a su madre.
Vaya giro del destino, su madre sería la que dormiría en el sofá hoy.
Fin.
Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa :D
Aquí un nuevo fic para el reto tabla periódica SenHaku! nwn
Ojalá que les haya gustado y no olviden que se les ama :3
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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