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Hafnio

—Disculpa… ¿Sabes qué es el hafnio?

Kohaku nunca habría esperado que esa pregunta tan simple cambiaría su vida por completo.

Había estado haciendo un modelo de examen para su universidad ideal y de repente se encontró con una pregunta que le pedía enumerar las propiedades del elemento químico Hafnio. Y Kohaku nunca en su vida había ni siquiera escuchado hablar de esa cosa.

Quiso googlearlo, pero se dio cuenta de que no tenía más internet y se vio en un aprieto cuando descubrió que el WiFi del parque funcionaba tan mal que ni siquiera era una opción.

Estaba sentada en una banca del parque, porque sentía que estudiar encerrada en su habitación o una biblioteca la asfixiaba, y en la banca de al lado podía ver a un chico con bata blanca anotando frenéticamente en una libreta.

Se veía muy intelectual, así que Kohaku decidió hacerle la pregunta.

Una pregunta inusual, pues "hafnio" no era el más popular de los elementos químicos, era raro que se lo mencionara en un parque, y aún así ella le hizo esa pregunta que de alguna forma cambió las vidas de ambos.

—Lo conozco —respondió él, con una ceja en alto—. Número atómico 72, masa atómica 178,49 y símbolo Hf. Es un metal de transición, maleable y resistente a las altas temperaturas, semejante al circonio, que se encuentra en casi todas las menas de este; se usa en la fabricación de filamentos de tungsteno y, junto con el circonio, como material estructural en las plantas de energía nuclear. —Le dio todo un listado de las características del elemento.

—Wow. —Kohaku abrió mucho los ojos—. Eres increíble, ¡¿cómo sabes tanto?! —Lo miró entusiasmada.

—Soy científico. Me gusta la ciencia en todas sus formas. —Hurgó en su oído con el meñique—. ¿Eres estudiante de química o algo así? Esos son datos básicos, no lo consideraría "saber tanto".

—Bueno, en realidad quiero estudiar criminalística, aún estoy en preparatoria. Estaba haciendo un modelo de examen para entrar a la universidad que quiero, pero… —Miró con pesar su cuaderno—. Es tan solo la segunda pregunta y ya me quedé en blanco. —Lloriqueo—. Mis notas en materias científicas no eran exactamente las mejores… Siempre fui más de actividades físicas, es realmente duro para mí sentarme a estudiar.

—Oh, ya veo. —Sonrió ladinamente, apartando el dedo de su oreja y soplando un pequeño cúmulo de cera—. Pero tendrás que acostumbrarte, difícilmente tendrás un amante de la ciencia dispuesto a darte la respuesta sentado a tu lado en el examen.

—¡Lo sé! —Sus hombros se desplomaron—. Solo que es difícil… —Miró la hoja con frustración, antes de suspirar y alzar un puño con determinación—. ¡Ja, pero no pienso rendirme! ¡Solo tengo que dar lo mejor de mí y seguir intentándolo hasta lograrlo! —Se puso de pie, volteando a ver al chico científico con una mirada decidida—. ¡Muchas gracias por tu ayuda! —Hizo una rápida reverencia y salió corriendo.

Necesitaba estudiar más, ¡mucho más!

La siguiente ocasión en la que se encontraron, ella estaba sentada en la misma banca, rodeada de libros y con una clara expresión de frustración.

Y él se le acercó con una sonrisa divertida, preguntándole si el hafnio le estaba causando problemas otra vez.

Aunque fue una pregunta sarcástica, de alguna forma acabó sentado junto a ella, ayudándola a estudiar.

Lo encontró en el parque una tercera vez poco tiempo después y de inmediato lo saludó alegremente, presumiéndole que ya había logrado responder bien casi la mitad de las preguntas de un modelo de examen.

—¡Diez billones de puntos para ti, leona!

—¡¿Leona?! ¡¿Cómo te atreves?!

Él la ignoró y volvió a hablar de su examen, pero el molesto apodo nunca se fue desde ese entonces por más que ella se quejara.

La cuarta vez que se encontraron fue a propósito, ambos habían acordado verse en el parque cierto día a cierta hora para que él terminara de explicarle un tema que quedó inconcluso en su encuentro anterior.

Senku era un chico ocupado, pero generalmente luego de explicarle algo la mandaba a leer y mientras lo hacía él seguía en sus propios asuntos, de ese modo ambos podían concentrarse en sus cosas y ella podía hacerle preguntas cuando no entendía algo. Y él siempre parecía feliz de contestarle, ya que amaba compartir conocimientos.

Luego de eso extrañamente tomaron la costumbre de verse dos veces a la semana en el parque, los días en los que Senku tenía tiempo.

Al principio era solo para estudiar, pero poco a poco fueron reduciendo el tiempo de estudio y pasando buena parte de su encuentro hablando de sus cosas. Y poco a poco empezaron a verse fuera de ese parque.

Él le habló de su puesto favorito para comer ramen y un día decidieron quedar para ir a comer juntos. Ella le habló de su gran habilidad en el kendo y él decidió ir a una de sus competencias. Él le habló de su amigo Tsukasa, al que Kohaku admiraba por sus habilidades como deportista. Ella le habló de su casi-cuñado Chrome, quien era brillante aunque tendían a no llevarse muy bien ya que él siempre la llamaba gorila, y Senku se mostró interesado en conocerlo.

Ella fue la primera en invitarlo a su casa. Le dijo que su hermana haría un gran banquete para probar sus habilidades luego de tomar un curso de gastronomía. Ruri había dicho que entre más gente mejor, y Kohaku pensó que seria una gran oportunidad para que Senku conociera a Chrome.

—¡Estoy segura de que de llevaran bien!

—Sí tú lo dices…

En efecto, Senku y Chrome se llevaron de maravilla. Se hicieron amigos muy rápidamente, y empezaron a verse seguido para hacer su ciencia extraña.

Luego de unas semanas, Senku la invitó a una competencia de Tsukasa, aunque él no iría.

—¡¿Eh?! ¿¡Por qué no vas y aún así me invitas?!

—Me dio dos entradas, pero estoy ocupado ese día. Si quieres ve, sino allá tú.

Kohaku decidió ir de todos modos, acompañada por su amiga Kirisame.

Ese día aprovechó la oportunidad para hablar con Tsukasa, y cuando mencionó que conocía a Senku y él le dio las entradas, de repente tuvo a una pequeña multitud a su alrededor, quienes se presentaron como los amigos de Senku.

Los más pesados entre esos amigos eran Nanami Ryusui y Asagiri Gen, que no dejaban de preguntarle por su relación con Senku, sonando como señoras chismosas en un mercado o incluso peor.

Cuando le contó de esto a Senku, él bufó y le advirtió que no les hiciera caso en nada.

La primera vez que él la invitó a su casa fue solo para buscar libros que creía que le serían útiles y de paso quizás jugar videojuegos antes de que tuviera a irse. Allí Kohaku conoció a su padre, Ishigami Byakuya, que era muy agradable pero cuyas insinuaciones eran incluso peores que las de Gen y Ryusui.

Kohaku se marchó muy sonrojada de la casa Ishigami esa vez.

Con el paso de los meses, Senku y Kohaku se hicieron muy buenos amigos, ya no eran solo un extraño que le hacía un favor a otro. Y cada vez se involucraban más y más en la vida del otro.

Por esa misma razón fue una gran sorpresa para Kohaku descubrir que Senku se iría a Estados Unidos una vez acabará la preparatoria.

Estaba muy feliz por él, aunque la ponía un poco triste ya no poder visitar a quien se había vuelto un amigo tan querido en tan poco tiempo.

Pocas semanas antes de que Senku se fuera, Kohaku tomó el examen para la universidad que quería y ¡logró aprobar!

Se le tiró encima apenas lo vio, contándole la noticia increíblemente feliz, diciéndole que todo era gracias a él.

—Yo no fui el que salió de su zona de confort para cumplir su meta. Todo el mérito es tuyo, leona.

Por una vez Kohaku no se molestó por ese horrible apodo, simplemente lo miró con una sonrisa suave y ojos brillantes.

—Gracias, Senku.

Un par de semanas después, Senku se marchó a Estados Unidos.

Siguieron en contacto, por supuesto.

A pesar de las diferentes zonas horarias, al menos dos veces a la semana hacían videollamada, cuando no estaban en épocas demasiado ocupadas.

A veces, luego de un duro día de clases donde se sentía frustrada por no haber entendido mucho, llamaba a Senku y él le daba ánimos, recordándole lo mucho que se esforzó para entrar a esa universidad, diciéndole que ella podía lograr lo que se propusiera, porque ya lo había hecho varias veces y por lo tanto él lo declaraba un hecho científicamente comprobado.

A veces, él la llamaba de sorpresa, solo para preguntarle cómo estaba. Y en esas llamadas casi ni hablaba, pero parecía muy atento a todo lo que ella le decía. Casi como si solo se contentara con escucharla.

Luego de un año, cuando ella tuvo vacaciones, decidió usar el dinero de su trabajo de medio tiempo para ir a hacerle una visita a Senku.

Y de algún modo, apenas verlo, se dio cuenta de que estaba enamorada de él. Profundamente enamorada de él.

La visita se volvió un tanto incómoda luego de ese descubrimiento, pero Senku fue directo al grano al ver lo tensa que estaba de pronto.

—¿Te me vas a confesar o algo así?

—¡No! Bueno… más o menos.

—¿Ah?

—Es que te vi y… —Entrecerró los ojos—. Es extraño, pero creo que te amo.

—¿Es en serio?

—Lo siento… Puedo irme si quieres… —Se mordió el labio, sintiendo que lo había arruinado todo.

—Nah. No estoy molesto. Solo un poco frustrado. Quiero decir, yo llevo un año enamorado de ti y que me digas que apenas te… —Ella ni siquiera lo dejó terminar de hablar. Rápidamente se le tiró encima a besarlo como si su vida dependiera de ello.

Se supone que iba a quedarse solo un fin de semana, pero acabó pasando todas sus vacaciones con él.

Y aquí estaba ahora, cuatro años después, sentada en la misma banca del parque en el que se conocieron, preguntándose cómo diablos iba a decirle a su novio que su última visita a Estados Unidos dio frutos y ahora iban a tener un "mocoso", como él decía.

Fue una relación a larga distancia que se mantuvo muy bien. Ambos ya estaban trabajando en sus respectivos trabajos soñados, y cada vez que podían tomarse un tiempo iban a visitar al otro.

Senku planeaba quedarse un año más en Estados Unidos antes de volver a Japón, y hasta le había dicho sin tapujos que apenas viniera se mudarían juntos. Así que este bebé era un poquito inoportuno.

Ahora él simplemente le haría una visita de tres días, y Kohaku no tenía idea de cómo darle la noticia.

Era extraño… Estar sentada en esa banca, recordando cómo se habían conocido. Cómo él casualmente estaba sentado a su lado y cómo ella casualmente le hizo una pregunta tan rara para la mayoría de la gente pero que era precisamente de un tema que él manejaba a la perfección.

"—Disculpa… ¿Sabes qué es el hafnio?"

Rió suavemente, acariciando su vientre plano con una mirada distante.

¿Su hijo o hija alguna vez le preguntaría cómo se conocieron? Sería una historia rara, o quizás no tanto, ya que después de todo ese pequeño o pequeña sería hijo de ambos. Seguramente se acostumbraría a sus rarezas.

La idea le llenó de calidez el corazón.

—Disculpa… ¿Sabes qué es el hafnio?

Kohaku brincó en su sitio al escuchar esa voz familiar directo en su oído.

Volteó sorprendida hacia Senku, que le sonreía divertido.

No pudo evitar sonreír también.

—Eh… Número atómico 72, masa atómica... 178,49 y símbolo Hf. Es un metal de transición, maleable y resistente a las altas temperaturas… Eh... Semejante al circonio… Eh… —Se frotó la nuca con una sonrisa nerviosa—. ¿Se utilizaba en las plantas de energía nuclear?

—Respuesta lo suficientemente aceptable. Diez billones de puntos para ti. —Se sentó a su lado, pasando un brazo por sus hombros.

—¿Por qué de repente preguntas eso? —Rió divertida, apoyando la cabeza en su hombro.

—Tenías cara de que estabas recordando el pasado. —Hurgó en su oído con desinterés.

—¿Qué haces aquí tan pronto, por cierto? Creí que vendrías al anochecer.

—Decidí venir antes. —De pronto bajo su cabeza hasta quedar con sus frentes juntas—. ¿Alguna queja?

—Sí, de hecho. —Como siempre, Kohaku no pudo controlar su sinceridad—. Tengo algo que decirte.

—¿Estás embarazada o algo así? —Kohaku se quedó en blanco.

—¡¿Cómo es que siempre sabes lo que me pasa?!

—Deducción. Te vi acariciar tu vientre antes, así que lo supuse. —Llevó su mano a su vientre con cara de desinterés y ligera curiosidad—. También: generalmente eres muy obvia.

—Oh… Rayos, y yo que estaba sufriendo pensando cómo decirte. —Se cruzó de brazos con rostro malhumorado—. Me preocupaba tu plan de quedarte en Estados Unidos otro año.

—Claramente ese plan ya se fue a la mierda, no es que me moleste. Puedo hacer viajes cortos para terminar los asuntos que me son obligatorios resolver allá.

—¡Oh! —Se sintió aliviada—. Ya veo. Entonces no hay problema. —Se abrazó felizmente a él.

—Entonces, ¿cuándo nos casamos?

—¡¿EEEEEH?!

Oh, sí, definitivamente lo suyo era una rareza tras otra.

Pero no se quejaba.

Fin.

Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaa :D

Ya que me han dicho que les debo la terapia por exceso de cosas sad decidí hacer algo cursi uwu

Ojalá que les haya gustado OwO

Empezamos con los elementos con H en el reto tabla periódica, hay algunos muy interesantes :3

No olviden que los amo!~ ❤

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaa!

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