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Flúor

Ishigami Senku tenía diversos talentos. Desde que se hizo más diestro con sus manos, había decidido ejercer como dentista en lo que se preparaba para ser neurocirujano, sin dejar de lado su pasión como químico y físico.

Para tener veintiséis años, era bastante ambicioso y ya era bastante reconocido. Decidió ser odontólogo por el momento ya que, debido a su fama de prodigio, personas ricas estaban dispuestas a pagar mucho por sus servicios. El cuidado de los dientes parecía ser una gran preocupación para personas cuya fama y dinero dependían mayormente de su apariencia física.

O al menos la gran mayoría de sus pacientes estaban más preocupados por cómo se veían sus dientes, y el estar sanos era solo una consecuencia positiva colateral.

Hizashi Kohaku no era así, sin embargo. Era una deportista muy famosa y reconocida a la que simplemente le gustaba estar sana en todos los aspectos. Y además era la persona más maravillosa que Senku había conocido alguna vez.

Con veinticinco años, Kohaku era la madre adoptiva de Suika después de haber velado por ella desde que era casi una bebé al encontrarla perdida en las calles, visitándola todas las semanas en el orfanato y luchando por adoptarla desde que cumplió los dieciocho años. Y para colmo, Kohaku ahora era lo único que su sobrino tenía después de perder a sus padres en un desafortunadamente accidente.

Ella había perdido a toda su familia excepto a su sobrino que ya tenía cuatro años y Suika, que cumpliría once.

Senku normalmente no se involucraba demasiado con sus pacientes, sobre todo porque no planeaba ser odontólogo mucho tiempo, pero las cosas cambiaron cuando se dio cuenta de que ella frecuentaba el parque donde él acostumbraba a ir a leer de vez en cuando. No le molestaba el ruido de fondo de niños riendo y gritando en el área de juegos, y le gustaba bastante el sonido del lago a sus espaldas mientras se sentaba en una banca. Un día se cruzaron y ella se sentó junto a él mientras miraba a sus niños jugar a lo lejos.

Al principio ella no parecía querer molestarlo en su lectura, cosa que Senku apreciaba, y estuvieron juntos en un agradable silencio. Pero luego él se preocupó un poco por lo lejos que los niños estaban jugando y le comentó eso. Ella le contó de su vista inusualmente buena y de alguna forma empezaron con una conversación profunda y atrapante que dio inicio a su amistad más allá de su relación estrictamente doctor-paciente.

Ella era fascinante, Senku no iba a negarlo. Él no perdió detalle de la forma en cómo, a pesar de estar sumamente atenta a él, no dejaba de mirar a sus niños de reojo cada dos por tres, asegurándose de que estuvieran bien y felices en todo momento. Ella le contó acerca de su relación con los niños, que a pesar de que no la llamaban mamá ella los amaba como a sus hijos. De lo mucho que había rechazado para criarlos, perdiendo incluso la oportunidad de ganar fama a nivel internacional y competir al otro lado del mundo. Y, a pesar de no ser una aficionada a la ciencia, ella escuchó muy atenta todo lo que él le dijo al respecto. Y ella encontró todo maravilloso.

Debía admitir que conversar con ella fue más interesante que su libro, y eso no era algo que pasará a menudo.

Eso fue hace un año, ahora él tenía veintisiete y ya estaba contemplando dejar la odontología y pasar a ocuparse a otra rama que le interesaba más pero…

—¡Senku-sensei! —Suika y Ruchiru (el sobrino de Kohaku) entraron felizmente a su consultorio, con Kohaku detrás de ellos.

Él sonrió. Aunque solo los veía cada tres meses debido a ciertas condiciones especiales en el niño pequeño, debía admitir que ellos eran la principal razón para que siguiera ejerciendo en esta área de la salud.

Simplemente no se topaban lo suficiente en el parque. Y ella no lo llamaba lo suficiente para hacer preguntas. Y él nunca tenía el suficiente tiempo para acudir a sus competiciones o verla tanto como quisiera en televisión. Y… bien, simplemente le gustaba tener una excusa para verlos… a esa mujer tan fascinante y a los niños con los que se había encariñado tanto.

Siempre se reprochaba por su falta de profesionalidad, pero no es que fuera a admitir ni en diez billones de años que sentía… cierto afecto por esa mujer, de una forma completamente indebida.

Mientras atendía al niño pequeño, sostenía sin problemas una conversación con Kohaku, regañándola por haber vuelto al uso de pasta dental comercial.

—Te dije que la pasta dental casera es la mejor opción, en especial para mocosos. —Rió por debajo de su cubrebocas—. ¿Por qué crees que deben venir a aplicarse flúor de forma controlada cada tanto? Aunque la pasta dental casera no tenga flúor, aplicarlo de esta forma controlada donde tus mocosos no se arriesgan a consumirlo en una cantidad peligrosa es la mejor opción.

—Lo siento, no tuve tiempo de preparar la casera y pensé que no haría daño comprarla una vez… aunque luego no volví a prepararla por comodidad… Lo siento —volvió a disculparse.

—Si eso es lo que te preocupa, puedo preparar una pasta casera para ustedes. —Terminó de examinar al pequeño mocoso y lo dejó ir con Suika—. Hasta puedo añadirle flúor para que tengan más protección contra las caries y fortalecer el esmalte de los dientes. Aunque en cantidades muy pequeñas, recuerda que los niños tragan mucha pasta dental y eso puede intoxicar.

—Sí, lo sé. Me harías un gran favor preparando eso para mí, Senku. Eh… Senku-sensei. —Carraspeó—. ¿Cuánto me costará?

Senku contuvo su primer impulso de decirle que lo considerara un regalo, porque eso sería demasiado extraño y no quería que ella sospechara que…

Ugh, olvídenlo.

Le dijo un precio sin muchas ganas y de inmediato comenzó a preparar la mezcla, sin importarle hacer esperar a sus otros pacientes. De todos modos esas celebridades siempre llegaban tarde.

Por mientras conversó con Kohaku y sus mocosos, explicándoles lo que estaba haciendo en palabras sencillas.

—Esto solo durará un mes, a lo mucho. —Una vez acabó con la pasta, le tendió el frasco, aceptando su dinero en cambio a regañadientes.

—¿Entonces debo volver a verte en un mes para obtener más? —Ante esa pregunta, él arqueó mucho las cejas.

Ah, claro.

—Sí, de hecho. —El buen humor regresó de inmediato.

—¿Debo venir a tu consultorio para eso o… debo ir a buscarla a otra parte? ¿O tú puedes enviarla? Puedo darte mi dirección.

Senku llevó sus manos a su cintura, ladeando la cabeza. Estaba contemplando seriamente qué hacer ahora…

La posibilidad de verla más seguido era demasiado emocionante por sí sola, pero ¿verla fuera del consultorio y no por una casualidad en el parque o fingiendo ser un aficionado al deporte? Eso era demasiado tentador.

Pero ¿realmente quería atarse más a este trabajo y a ella?...

—Puedo llevarla a domicilio yo mismo. No me sería ningún problema —contestó casi inconscientemente, sin pensarlo mucho.

Y él no era de hacer las cosas sin pensar…

¡¿Qué demonios le estaba pasando?!

—¡¿De verdad?! Eso sería maravilloso. Aunque imaginó que me costará más. ¡Pero el dinero no es problema!

Él suspiró profundamente.

¿Cómo decirle que no le interesaba su dinero sin que descubriera su afecto para nada profesional hacia ella?

Asintió de mala gana, decidiendo que por ahora optaría por seguir el juego del estricto profesional.

Y probablemente tendría que seguir ese juego hasta que juntara el valor para dejar ese trabajo de una vez y avanzar. Y sobre todo… tomar la decisión de si dejar ese trabajo también implicaría dejar de verla… o bien dejar ese trabajo implicaría ya no ser doctor-paciente y por lo tanto finalmente podría ponerse los malditos pantalones e invitarla a salir.

Teniendo en cuenta que ella tenía dos niños a su cuidado y él muchos planes que consumirían gran parte de su tiempo, debía pensarlo muy bien.

El saber manejar sustancias químicas como el flúor no iba a servirle como excusa para verla por siempre.

Aunque por ahora… simplemente seguiría el juego de esa relación doctor-paciente. ¿Qué podría salir mal?

Fin.

Ok, esto es raro y no me gusto del todo pero fue lo mejor que se me ocurrió xP

Este es el fic número 40 del Reto Tabla Periódica SenHaku!

Ojalá que a pesar de todo les haya gustado x'D

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaa!

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