Flerovio
Día dos.
Solo cuando llegó a su laboratorio Senku se dio cuenta de que estaba preocupado por su nueva "novia de la semana".
¿Habría sido dada de alta?
Si seguía en el hospital, ¿sería muy bastardo de su parte no ir a visitarla?
Bueno, la verdad era que le interesaba saber cómo estaba. Pero no tenía su número así que...
Aunque, pensó de repente, tengo el número de Chrome.
Siendo novio de la hermana de Kohaku, definitivamente debía poder conseguirle su número.
Solo cuando ya había conseguido su número y ya le había dado a la opción de llamar, fue que se dio cuenta de que esta era la primera de sus "novias semanales" a la que le daba su número voluntariamente, aunque sea llamándola, y también era la primera a la que él llamaba sin que se lo pidiera.
Antes de que pudiera pensar más en eso, ella contestó.
—¿Senku?...
—Sí. —Alzó una ceja—. Chrome te dijo que pedí tu número ¿verdad?
—Por supuesto, le di permiso de dártelo. O ya lo estaría matando.
Él sonrió divertido.
—Bueno, lo agradezco. Con mi papel de "novio soñado", me sentí en la obligación de preguntarte por tu salud. ¿Sigues en el hospital? —Rascó su oído con el meñique, apoyándose en la mesa del computador mientras hablaban.
—Ja, dejaron que me fuera poco después de que tú te marcharas. Te dije que no era nada grave. ¡Al menos yo me siento excelente! Aunque me dijeron que evitara entrenar durante esta semana. —Se escuchó visiblemente molesta por eso.
Él rió divertido.
—Bueno, eso significa que tendrás más tiempo para este juego estúpido ¿no?
—Supongo... —No pareció del todo contenta con eso, solo haciéndolo reír más.
—Entonces, ¿quieres ir a esa cafetería?
—Bien... Ya que no tengo que entrenar estoy libre desde las tres. ¿Tú desde qué hora estás libre?
Senku hizo una mueca. Siempre le gustaba estar al menos hasta las cinco en el laboratorio pero...
—A las tres está bien.
—¡Muy bien, pasaré por tu laboratorio a esa hora!
Después de despedirse, colgaron y Senku se quedó pensativo.
¿Desde cuándo este juego estúpido lo instaba a pasar menos horas en su laboratorio?
Ahora que había terminado de experimentar con el fermio, era el turno del flerovio según lo que tenía planeado.
Pero bueno... solo tenía curiosidad por esa chica. No es como que prefiriera conocerla más en lugar de estar en su laboratorio. Solo saldría temprano por esta vez.
Día tres.
Ok, Senku saldría temprano del laboratorio otra vez.
El flerovio tendría que esperar un poco más para continuar con la observación de la desintegración de sus átomos.
No es que estuviera ansioso por pasar tiempo con su nueva "novia semanal", solo que ayer en una de las cuatro horas que se la pasó hablando con ella se dieron cuenta de que ambos eran aficionados a los videojuegos y casi al final de la "cita" acordaron jugar juntos al día siguiente.
Y estaba extrañamente emocionado por eso, aunque solo sería una excepción por ese día... Esta vez en serio.
Kohaku lo saludó con entusiasmo al verlo salir del laboratorio.
—¡Hola, Senku! ¿No traes paraguas? Parece que va a llover.
—Podemos ir en taxi. —Rascó su oído con el meñique.
—Mi departamento está a solo seis calles de aquí y la verdad no quisiera... gastar de más. —Miró con preocupación su bolso.
Él alzó una ceja, antes de reír entre dientes.
—Bien, bien, pues esperemos que no llueva. —Oh, no debería haber dicho eso.
No con su suerte de mierda
Solo habían caminado una calle y media cuando empezó una horrible tormenta.
Senku maldijo a viva voz y Kohaku, que había estado comenzando a preocuparse, se empezó a carcajear con eso.
Corrieron dos calles antes de que ella se diera cuenta de que, incluso aunque no se había recuperado del todo de la herida en su pierna, Senku no podía seguirle el ritmo.
Se refugiaron bajo el techo de una tienda junto a otras cuatro personas, y estaban sopesando sus opciones cuando Senku notó que un adolescente estaba mirando demasiado a Kohaku.
Frunció el ceño hacia el tipo, pero ni siquiera lo notó. Pero al ver a dónde se dirigía su mirada, Senku no pudo evitar enfadarse más.
Se quitó su bata de laboratorio que no se había molestado en dejar en la universidad, como la gran mayoría de las veces, y rápidamente la colocó sobre la cabeza de Kohaku.
—¡Oye! —se quejó de inmediato, quitándosela del rostro—. ¡¿Qué crees que haces?!
—Tu blusa —le dijo sin rodeos.
Ella pareció confundida, hasta que miró hacia abajo y se sonrojó al ver su blusa azul cielo completamente pegada a su cuerpo esbelto y la tela semi-transparente, dejando apreciar su sujetador blanco.
—Gracias. —Ajustó más la bata.
Cuando la lluvia paró un poco, siguieron avanzando a paso rápido hasta el departamento.
Llegaron empapados, pero el recepcionista les dio unas toallas.
Cuando entraron al departamento de la chica, ella le dijo que iría a cambiarse, pero sí él quería podría prestarle ropa.
—¿Tienes ropa de hombre aquí?...
—No, pero a veces me gusta usar ropa más grande y suelta. Probablemente te quede bien, ya que no eres exageradamente más alto que yo.
—Como sea. —Rascó su oído con el meñique—. Es diez billones de veces mejor que quedarme con esta ropa húmeda.
—Me ducharé rápido y podrás ducharte mientras busco algo para ti.
Senku esperó refunfuñando en la puerta solo un par de minutos antes de que ella saliera con un vestido suelto de color azul oscuro. Entonces lo dejó darse un baño y dijo que cuando terminara ya tendría la ropa en la puerta.
Así fue, y la verdad no estaba tan mal. Los pantalones eran algo cortos pero podía vivir con eso. Aunque si era raro oler a flores... pero decidió no pensar en eso.
Ella le ofreció café y él aceptó, y estuvieron hablando de su mala suerte y malas experiencias pasadas de ambos con la fuerte tormenta de fondo hasta que acabaron y finalmente fueron a jugar videojuegos.
Kohaku tenía una amplia variedad de juegos y consolas.
—La mayoría de mis ahorros se van en estas cosas... —admitió medio avergonzada.
—Es una buena inversión. —Rió emocionado.
En vez de elegir los juegos más nuevos, se pusieron a jugar Mortal Kombat.
Senku se sabía todas las combinaciones para los movimientos especiales del golpe final, así que hubo veces en las que Kohaku se dejó perder a propósito solo para ver qué haría. Aunque después de que él se quejara por eso dejó de hacerlo y en su lugar solo disfrutó de verlo hacer los trucos cada vez que perdía como premio de consolación, aunque estaban bastante parejos en números de victorias y derrotas.
Luego de un par de horas se pusieron a jugar otros juegos hasta que se dieron cuenta de que ya había anochecido. Y la lluvia solo había empeorado ahora con un horrible viento.
—¿Quieres quedarte a cenar?
—Sí.
Kohaku no era muy buena cocinera, pero podía hacer cosas decentes. Aún así decidieron cocinar ambos, ya que Senku apenas escuchó que tenía los ingredientes para ramen quiso comer eso.
El era terrible cortando los vegetales y la carne, pero era muy bueno calculando el tiempo de cocción, la mejor forma de condimentar y las cantidades correctas de cada cosa. Aunque no era del todo bueno aplicando la teoría en la práctica. Sin embargo a Kohaku la cena le quedó deliciosa al aplicar sus métodos.
—¡Somos un gran equipo! —exclamó con tanto entusiasmo que lo hizo sonreír.
Había escuchado esas mismas palabras antes de un par de sus novias semanales. Pero esta vez la chica no lo estaba mirando con ojos coquetos, ella tenía sus ojos fijos en lo que habían preparado juntos, y no pudo hacer más que estar de acuerdo silenciosamente.
Para su gusto, el ramen estaba decente, aunque no especialmente delicioso. Aún así Kohaku por alguna razón lo adoró y hasta le dijo que escribiera su receta para que pudiera replicarla.
Él solo pudo reír. Ella si que era diez billones por ciento fascinante.
En pocos minutos después de que empezaran a comer, un trueno resonó y a los pocos segundos se fue la luz. Hubo un gran apagón.
—Bueno, mierda...
—Iré por velas.
Cuando Kohaku puso dos velas en su pequeña mesa redonda y se sentó para seguir comiendo, Senku rió por lo bajo, llamando su atención.
—Esto de repente comienza a parecer una cita normal. —Muchos recuerdos de encuentros con los mismos elementos que este con distintas mujeres le vinieron a la mente.
La diferencia era que esta vez se sentía completamente a gusto.
—¡Oh! —Miró con curiosidad las velas—. ¡Ja! Casi parecemos una pareja. —Rió divertida.
—Se supone que lo somos. —Sonrió, encantado por el hecho de que ella lo haya olvidado.
—Ah, sí. —Encogió los hombros, de nuevo comenzando a llenarse la boca.
Fascinante.
—Mañana se acaban tus cien horas.
—Oh, cierto. —Frunció el ceño, de repente luciendo preocupada—. Pero luego... ¿podemos seguir siendo amigos, cierto? —Lo miró suplicante con sus grandes ojos azules iluminados por las pequeñas llamas de las velas—. De verdad me caes muy bien. Además, dijiste que podrías ayudarme con las materias que más me costaban de mi carrera y no tendré exámenes hasta el próximo mes y no quisiera...
—No te preocupes. —Rió divertido —. Me agrada tu idea. No tengo nada en contra de ser amigos luego.
—¿Y vas a seguir con esto de las novias semanales? —Lo miró curiosa—. Quiero decir, te ves bastante harto del tema.
—Lo estoy, pero quiero ahorrar un poco más, supongo. —Comió lo último de su ramen y rascó su oído con el meñique—. Creo que tal vez solo acepte a dos o tres más antes de mandarlos a todos a la mierda.
—Suena a un buen plan. —También terminó de comer—. Ja, en realidad en tu lugar tampoco dejaría esto de lado tan fácil. No me pagan lo suficiente como camarera. —Bufó—. No es que esté tan desesperada por dinero pero me gustaría tener más ahorros... Bueno, tengo que dejar de gastar tanto en videojuegos, pero sería bueno comenzar a ahorrar para mi futuro. Ya lo estoy haciendo pero es poco lo que puedo separar de mis gastos diarios. —Se deprimió al pensar en su situación financiera.
—Entiendo... En ese sentido creo que la tengo más fácil. Sigo viviendo con mi padre.
—¿De verdad? —Se sorprendió—. Eso es un poco dulce... —Lo miró burlonamente—. ¿Tienes tu lado suave, eh?
—Por supuesto que no, me das nauseas. —Hurgó en su oído con una mueca de repulsión.
Ella se rió fuertemente, hasta que fue interrumpida por otro fuerte trueno.
Ambos miraron por la ventana. Ahora hasta estaba lloviendo granizo...
—Rayos... ¿Esperarás a que la lluvia pare antes de ir a casa? —Lo miró preocupada.
—No creo que vaya a parar... Y ya son las diez de la noche... —Frotó su nuca con cansancio—. Tendré suerte si algún maldito taxi quiere conducir incluso si el granizo se detiene en estas condiciones. Y no suelo tener suerte.
Como no había luz, Senku comenzó a hablar de la ciencia detrás de la electricidad en las casas y edificios, y también cómo se comportaba la luz a la vista humana. Y hasta se ofreció a hacerle un espectroscopio casero allí mismo.
Kohaku estaba bastante impresionada, así que a pesar de que no había luz le dijo que quería ver eso y que le explicara más de su funcionamiento.
Él lo llamó un "experimento de niños" pero se pusieron manos a la obra con mucho entusiasmo de todos modos. No se necesitaban cosas muy descabelladas, el mayor problema era que la luz de las velas no era suficiente para Senku. Y él se impresionó mucho de que ella pudiera ver toda clase de detalles con tan poca iluminación.
Cuando terminaron, solo pudieron probarlo con las luces de sus celulares y las velas, pero Kohaku se maravilló de todos modos, aunque luego golpeó suavemente el brazo del chico cuando él no dejó de carcajearse porque se portaba como una niña. Aún así estaba agradecida por que le enseñara algo tan bello.
—¡Eres realmente asombroso, Senku! ¡Estoy totalmente enamorada de ti! —Él de pronto perdió la sonrisa.
—Ugh... ¿por qué tenías que arruinarlo?...
—¡No me refería a eso, idiota! Me refería a que eres muy interesante y genial, no te lo tomes tan literal. —Cruzó los brazos con rostro ofendido.
—Ah, es un alivio. —Sonrió de costado—. No habría querido tener que sospechar que todo esto fue una técnica de seducción.
—¿Técnica de seducción? —Se cruzó de brazos—. ¿De qué se supone que estás hablando?
—Bueno, de verdad me pareces agradable, y no puedo decir eso de muchas con las que he salido por este juego estúpido. Pero tampoco me sorprendería tanto que sea alguna especie de truco para seducirme. Créeme que han intentado de todo...
—Bueno, eso no me interesa. —Lo miró seriamente—. Pero si sigues hablando de seducción te echaré de mi casa con todo y granizo —amenazó.
Él rió encantado.
—Lo tendré en cuenta.
Siguieron hablando por otro par de horas hasta que se dieron cuenta de que la tormenta no iba a parar y no habría ningún taxi disponible. Entonces Kohaku le ofreció un futon para dormir en la sala.
Senku accedió pero se quedaron hablando por otra hora y casi sin darse cuenta acabaron durmiéndose en el sofá, sentados uno al lado del otro. Aunque, como Kohaku había terminado en una posición medio inclinada, ella acabó cayendo hasta acomodarse en su regazo.
Día cuatro.
Senku despertó al sentir que dormía en una posición demasiado incómoda. Apenas abrió los ojos, se sorprendió al ver a Kohaku durmiendo con una sonrisa relajada, completamente cómoda en su regazo.
Aparte de leona, parecía que era una gatita aprovechada.
La idea lo hizo sonreír divertido, antes de que su sonrisa se volviera maliciosa al verla comenzar a despertar.
—¿Cómoda, leona?
—No soy una leona... —protestó todavía adormilada.
—¿Entonces debería comenzar a llamarte gatita? ¿Vas a comenzar a ronronear dormida en mi regazo?
Kohaku abrió los ojos de golpe, sentándose de inmediato con el rostro prácticamente en llamas.
—¡L-lo siento! Eso fue... No sé cómo pasó eso —aclaró rápida y torpemente.
Él solo rió divertido.
—Tranquila, estaba bromeando. Por cierto, esta tarde se te acaban tus cien horas. —Bostezó, estirando sus brazos por encima de su cabeza.
—Oh...
Al notar su gesto decaído, alzó una ceja.
—¿Qué pasa con esa cara? Te dije que aún seremos amigos. —Siguió estirando sus brazos para luego frotar su espada adolorida.
—Lo sé... Pero eso significa que tendrás que salir con otras chicas hasta que decidas acabar con este juego y seguro que estarás ocupado y ya no tendrás tanto tiempo libre... Y realmente me gustaría salir más. —Suspiró—. Ahora casi estoy deseando que me hubieras dado más de 100 horas...
Él rió por lo bajo.
—Sí, yo también...
—¿En serio? —Pareció sorprendida.
—Diez billones por ciento seguro.
Ella simplemente le sonrió con otra de esas sonrisas resplandecientes suyas.
Luego de esa pequeña charla, le hizo el desayuno mientras Senku se cambiaba a su ropa de ayer ya seca y desayunaron antes de ir a la universidad.
Ahora solo lloviznaba ligeramente, y en realidad Kohaku no tenía clases ese día pero decidió que quería pasar lo último de sus cien horas juntos.
Mientras Senku estudiaba los datos de su investigación sobre el flerovio, mantuvieron una conversación relajada de cosas sin importancia, o bien él intentaba explicarle el funcionamiento del acelerador de partículas.
Fue agradable tener su compañía allí. Incluso cuando ella no hablaba para dejarlo concentrarse, era agradable tenerla allí, simplemente esperando por él.
Mientras trabajaba en los últimos datos que había obtenido sobre el flerovio, vio que ya solo quedaba una hora para que se acabaran las cien. Y, al observar a Kohaku mirar atenta aunque desconcertada el acelerador de partículas, una idea se le pasó por la cabeza.
Cuando finalmente terminó de hacer unas cuantas ecuaciones, si bien no todas, decidió que dejaría el resto para después y miró a Kohaku con una sonrisa ladina.
—¿Qué? —preguntó confusa.
—Ya se acabaron tus cien horas, leona.
—¡No soy una...!... Oh. —Pestañeó—. Ya veo... Bueno, fue mucho más divertido de lo que pensé. —Sonrió despreocupadamente—. ¡Me la he pasado genial!
—Sorprendentemente ha sido una experiencia grata para mí también. Por eso... te ofrezco un trato.
—¿Mmm? —Ladeó la cabeza.
—Ya que estoy estudiando el flerovio ahora... Te propongo ser mi novia por 114 horas. Son casi cinco días.
—¡Ja! Todavía sigues sin darme la semana completa, eres escoria. —Rió sarcásticamente, antes de abrir mucho los ojos—. Espera... la apuesta es que... es que tú quieras continuar con la relación. —Lo miró muy sorprendida.
Él rió entre dientes, rascando su oído con despreocupación.
—Bueno, sí. Te declaró oficialmente ganadora. Y me declaró perdedor. —Le sonrió.
Ella alzó una ceja.
—¿Qué diablos estás planeando, Senku? —Cruzó los brazos.
—Nada. —Bostezó—. Simplemente reclama el dinero, compra una nueva consola y ahorra el resto. —Encogió los hombros—. Y cuando se te acaben las 114 horas seremos amigos y ya me habré librado de este juego estúpido. Es un ganar-ganar.
—Es un buen plan... Pero quiero darte la mitad del dinero. Sé que apuestan muchísimo en esta cosa.
—Bien, bien, no voy a negarme a eso. —La ciencia tenía precios altos—. Entonces, ¿tenemos un trato? Mismas reglas y todo.
Ella lo miró seriamente, como intentando descifrar algún motivo oculto, antes de sonreír tan sinceramente como siempre.
—¡Trato hecho!
Aunque los fines de semana no contaban, de todos modos se juntaron para jugar videojuegos otra vez, y cuando el lunes se apareció junto a Senku en la universidad, todo el mundo se quedó con la boca abierta.
Cuando Ryusui le entregó más de un millón de yenes en efectivo, Kohaku casi se desmaya ahí mismo.
¡De no ser porque había prometido compartirlo con Senku, nunca habría aceptado tanto dinero! Y eso que los pocos que apostaron a su favor, incluido Ryusui, también se habían llevado un buen dineral.
Decidieron que comprarían una consola juntos y luego dividirían el dinero.
Luego de la compra, se quedaron jugando videojuegos toda la noche y aunque no estaba lloviendo se hizo tan tarde que, cuando Kohaku lo vio con sueño, lo invitó a quedarse allí.
Al día siguiente ella volvió a sus entrenamientos y Senku pudo avanzar mucho más con sus investigaciones sobre el flerovio. Y en la tarde la invitó a ir al observatorio, pero aún tendría que pagar ella.
La hizo observar distintas constelaciones y la superficie de la luna, enseñándole detalles interesantes de todo lo que veía e incluso aunque no entendió todo se divirtió mucho y luego de eso fueron a su casa a jugar más y comer pizza.
Al día siguiente no pudieron salir. Kohaku iría a visitar a su familia así que Senku aprovechó para intentar terminar con sus experimentos en el flerovio. Se había retrasado un poco más de lo que tenía planeado.
Al día siguiente, decidieron que simplemente querían volver a divertirse jugando videojuegos, así que solo estuvieron en su departamento hasta que se hizo muy tarde y él volvió a quedarse a dormir en su sala.
Se despertaron temprano ese viernes y pasaron la última hora de las 114 desayunando.
—Supongo que esta semana extra fue para disimular y que todos los que apostaron no se sientan estafados ¿verdad?
—No fue una estafa, la apuesta fue que yo "quisiera continuar con la relación". Y así fue. Te di más tiempo. —Rió astutamente.
—Aún así, sabes lo que querían decir. —Sonrió con gotitas bajando por su frente—. Muchos en la universidad han estado hablándome, preguntando cómo fue que te "atrapé" y ese tipo de cosas. No les he contestado pero me preguntó si los que apostaron querrán su dinero de regreso cuando sepan que solo somos amigos...
—No me interesa ni un milímetro lo que piensen. La apuesta se cumplió. —Encogió los hombros.
—Hmm... —Kohaku comió el último pastelillo con crema y miró la hora en su celular.
Solo quedaban cinco minutos para que se acaben las 114 horas.
—Eh, leona. —Senku de repente tomó su barbilla y la hizo voltear a verlo. Él acercó más su silla a la suya, por lo que ahora lo tenía a pocos centímetros de distancia. Y su rostro comenzó a arder—. Tienes crema. —Tomó el pequeño cúmulo de crema en la comisura de sus labios con su pulgar y se lo llevó a la boca.
Y Kohaku se quedó mirando sus labios como una idiota, sintiendo el rostro todavía más enrojecido.
De repente él empezó a sonreír traviesamente y ella solo pudo sonrojarse peor. La verdad su sonrisa siempre le pareció increíblemente atractiva... Él le parecía increíblemente atractivo.
Por un momento, sintió el impulso de besarlo... pero entonces recordó sus reglas.
"No me beses".
Y rápidamente se apartó.
—Gracias —murmuró apresuradamente, evitando mirarlo.
—Vaya, leona... Por un momento creí que ibas a romper las reglas. —La miró con una sonrisa llena de burla—. Y tendríamos que romper por eso, ya sabes.
—¡Y-yo no iba a hacer nada!... ¡Y no me digas leona!
—Recuerda lo que te dije. Te daría 114 horas más con las mismas reglas que las cien horas. —Siguió riendo.
—¡No tenía ninguna intención de romper ninguna regla! —Apartó la mirada con el rostro aún ardiendo—. ¡Solo somos amigos, además solo queda un minuto para esta relación falsa!
—Quedan cuarenta segundos... Y ¿de verdad solo me ves como un amigo? —Sonrió arrogantemente, haciéndola enfadarse peor.
—¡P-por supuesto! ¡Nunca te besaría!
—Quedan catorce segundos... —Volvió a tomar su barbilla y la hizo voltear, a lo que sus confundidos ojos azules se toparon con sus arrogantes, aunque un tanto contrariados, ojos rojos—. Diez segundos... Nueve... Ocho... —Empezó a acercar su rostro al suyo—. Siete... seis... cinco... —Kohaku abrió mucho los ojos—. Cuatro... tres... dos... —Ella cerró los ojos de golpe, rindiéndose a él y lo que sabía que pasaría a continuación—. Uno.
Él la besó.
Y ese juego estúpido de repente se convirtió en el inicio de una inesperada relación sentimental entre dos personas nada sentimentales.
La farsa de algún modo se convirtió en realidad.
Fin.
Holaaaaaaaaaaaaaaaa :D
Lamento si no fue lo que esperaban pero así quería terminar esta historia xD
Y pos... espero que les haya gustado x'P
Muchísimas gracias por todo su apoyo!
Nos leemos pronto!~ No olviden que los amo con todo el kokoro!~
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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