Cromo
Chrome estaba muy emocionado por la nueva excursión que harían en busca de más materiales científicos. Él, Senku y Magma, como en los viejos tiempos.
—Ah, por cierto —mientras preparaban sus cosas para el viaje, Senku habló con su dedo hurgando en su oído—, Magma no vendrá con nosotros esta vez.
—¡¿No?! —Se quedó con la boca abierta—. Pero… ¿no planeas que yo cargue con todo, verdad? —Palideció, porque lo creía muy capaz de obligarlo a hacer algo así.
—Claro que no. —Rodó los ojos—. Una estructura metálica en el barco se derrumbó, así que lo mandé a ayudar a Taiju para que la levanten lo antes posible y no perdamos tiempo. Kohaku vendrá con nosotros en su lugar.
—Ah, de acuerdo. —Encogió los hombros.
Cuando Kohaku llegó cargando sus armas, su escudo y una canasta-mochila para los materiales, de inmediato les preguntó a dónde irían esta vez.
—Vimos gracias al globo aerostático y la fotografía aérea una zona que podría tener otra mina según las características del terreno, así que iremos a investigar —respondió Senku con una sonrisa emocionada—. Aunque está bastante lejos, así que probablemente nos llevará una o dos semanas ir y volver. Quizás más tiempo. —Encogió los hombros—. Es una pena que Ryusui esté demasiado ocupado como para llevarnos en el globo hasta allá y que los vientos tampoco estén exactamente a nuestro favor estos días.
—Hablando de eso… ¿Realmente está bien que los dos científicos nos vayamos tanto tiempo? Dijiste que no querías retrasar para nada la construcción del barco.
—Ya les dejé instrucciones a Ryusui y Ukyo, deberían estar bien. —Agitó una mano con desdén—. Pero eso no significa que podamos darnos el lujo de tomarnos nuestro tiempo ¡así que larguémonos de una vez!
Abandonaron la aldea en dirección al noroeste sin perder más tiempo, con Senku y Chrome hablando animadamente acerca del próximo proyecto científico que tenían en mente para el barco o el avance de la civilización.
Fue cuando Kohaku suspiró por cuarta vez que Chrome se dio cuenta de lo callada y cabizbaja que había estado durante toda su caminata.
—¿Y a ti qué te pasa? —La miró con una ceja en alto.
—Nada… —Apartó la mirada—. Solo estoy… pensando en alguien.
—¿En alguien? —Senku también volvió su atención a ella.
—Ja, la verdad es que esta excursión llegó en mal momento —admitió Kohaku para luego soltar su quinto suspiro—. Claro que el trabajo es más importante, pero… realmente estoy muy triste de haber tenido que cancelar mi cita.
—¿Cita? —Senku alzó ambas cejas.
—¿Cita? —Chrome no entendió por un segundo, antes de darse cuenta de lo que estaba hablando—. Ah, claro. ¿Y quién era el pobre diablo que tenía esa cita con una gorila?
La verdad sea dicha, Chrome a veces no entendía por qué abría la bocota sin pensar. Después de tantos golpes, uno pensaría que ya habría aprendido la lección pero no, allí estaba otra vez, retorciéndose de dolor mientras frotaba su cabeza llena a reventar de bultos consecuencias de una rápida rafaga de furiosos golpes de la gorila de closet.
—Ya te he dicho que no soy un gorila —masculló Kohaku rencorosamente, todavía con un aura amenazante rodeandola.
—Leona…
—¡Tampoco soy una leona!
Chrome gruñó, sintiéndose un poco envidioso. ¿Por qué nunca golpeaba a Senku sí también le molestaba su apodo? ¿Por qué solo él se llevaba los golpes siempre?
—¿Puedo preguntar por qué aceptaste venir sí estabas tan ansiosa por esa… cita? —preguntó Senku con voz seca y una mirada de completo desinterés.
—Ja, ya lo dije. El trabajo es más importante. Además, él fue muy comprensivo… —Sonrió tiernamente—. Él es tan dulce… —Suspiró, con las mejillas coloreadas de rosa.
Chrome rodó los ojos y se concentró en mirar a su alrededor a ver sí encontraba algo interesante mientras seguía caminando junto a Kohaku. Senku se quedó quieto un minuto más antes de seguirlos y Chrome se preguntó si ya tan rápido se había cansado. Pareciera que cada vez se volvía menos resistente.
Cuando cayó la noche, caminaron otro par de horas con linternas hasta que encontraron un claro de bosque bastante grande y encendieron una fogata. Allí comieron y luego tendieron sus sacos de dormir.
Solo cuando despertaron al día siguiente y desayunaron algunas frutas, Chrome cayó en cuenta que desde ayer por la tarde que Senku estaba muy callado.
—Oye, ¿todo está bien? ¿Hay algún problema? —¿Tal vez habían olvidado traer algo importante para la misión?
—Todo está de maravilla. Diez billones por ciento perfecto. —Rascó su oído con el meñique.
Chrome encogió los hombros y no volvió a preguntar, cambiando el tema aburrido a un tema interesante de ciencia y futuros proyectos y nuevos terrenos por explorar.
Senku volvió a la normalidad y siguieron su camino sin problemas por otros tres días hasta que llegaron al lugar que habían visto en la foto, una posible nueva mina de la cual extraer más materiales útiles para el barco y avanzar la civilización en general.
—Es una cueva muy grande… —murmuró Kohaku impresionada, viendo la pequeña montaña rocosa y luego la profunda grieta que consistía en una cueva posiblemente llena de valiosos tesoros.
—Primero comamos algo y luego a trabajar, ha sido un largo viaje. —Senku estaba visiblemente agotado por tanta caminata.
—Veo un río cerca, iré a pescar algo —dijo Kohaku mirando en dirección al oeste, aunque Chrome no logró ver ningún río pero sí ella lo decía debía ser verdad.
Senku y él se quedaron prendiendo una fogata y preparando lo que comerían junto a los pescados que traería Kohaku.
Mientras estaban en eso, Senku de repente lo miró de reojo.
—Entonces, Chrome… ¿Sabes con quién tendría esa cita Kohaku? —preguntó con cara de que realmente no le importaba ni un poco.
—¿Cuál cita? Ah, eso. —Cierto, casi lo olvidaba. Hablaron de eso el primer día de viaje—. No, ni idea de quién sea esta vez.
—¿Esta vez? —Senku por alguna razón pareció horrorizado—. ¿Qué demonios quieres decir con "esta vez"? ¿Kohaku suele… tener citas muy a menudo?... ¿Con cuántos?...
—Eh… ¿sí? Tampoco es que llevé la cuenta. —Encogió los hombros—. ¿Por qué te interesa? Es su problema ¿no? Aunque honestamente no sé por qué le gusta tanto ese tipo de cosas. Cada vez que alguien se lo pide acepta de inmediato. —Negó con la cabeza—. A veces hasta se salta el trabajo por eso. Bueno, solo cuando alguien puede reemplazarla pero aún así. —Y luego la gorila descarada decía que el trabajo venía primero.
Senku se quedó en silencio un buen rato, antes de levantarse bruscamente y seguir el mismo camino por el que Kohaku se había ido antes.
—Voy a ver porqué tarda tanto —murmuró antes de desaparecer de su vista.
—Ok —dijo Chrome alegremente luego de haber logrado encender la fogata.
Se quedó solo cocinando algunas verduras hasta que se dio cuenta de que el sol ya se estaba poniendo y esos dos no habían regresado.
Encogió los hombros y comió por su cuenta, y quedó tan satisfecho que hasta se tomó una pequeña siesta.
Despertó por una patada de Senku en la cara.
—¡Auch! ¡¿Qué demonios, Senku?! —Lo miró molesto mientras frotaba su rostro.
—Chrome… —masculló furiosamente, con una ceja temblándole— ¿puedo preguntar por qué demonios llamas una cita a hacer de niñera para mocosos?
—¿Qué? —Ladeó la cabeza—. Así se dice. Es una cita de juegos o algo así. —Bostezó—. ¿No lo sabías? ¿Entonces de qué estábamos hablando? —Se rascó la cabeza con confusión.
Las dos cejas de Senku comenzaron a temblar y por un momento pareció a punto de gritar, pero acabó relajándose y encogiendo los hombros después de reír por lo bajo.
—Como sea, vamos a la cueva. Tenemos trabajo que hacer. —Se colocó el casco con linterna y se fue a la cueva arrastrando los pies.
Chrome bostezó y también se colocó su casco después de estirar los músculos, siguiéndolo a la cueva.
—¿Y dónde está la gorila? —preguntó curioso luego de adentrarse varios metros dentro de la cueva y darse cuenta de que faltaba alguien.
—Dijo que nos alcanzaría dentro de unos minutos…
—¿Y si comieron algo? Me dormí.
—Sí…
Se extrañó por las respuestas vagas de su amigo, pero encogió los hombros y simplemente siguió mirando a su alrededor, buscando algo interesante.
Se adentraron mucho más en la cueva antes de captar un brillo peculiar que llamó su atención. Empezaron a examinar las paredes, picando con su (escasa) fuerza para comprobar mejor qué materiales habían allí, hasta que Kohaku llegó.
—Emm… ¿quieren ayuda con eso?
—Claro. Por eso estás aquí. —Chrome volteó a verla con cansancio y fastidio, extrañandose al ver su rostro tan rojo—. Oye ¿estás enferma o algo? Estás muy roja —señaló preocupado porque al fin y al cabo la gorila era su amiga.
—¡E-estoy bien! Con permiso, yo me encargaré de eso. —Caminó un poco demasiado alegremente hacía la pared y comenzó a picar rápida y fuertemente, haciendo llover trozos de piedra mientras él y Senku la observaban impresionados.
Entre todos los trozos de piedra que hizo llover, Senku recogió uno del suelo, mientras que Chrome estaba muy interesado observando unas piedras grisáceas que tenían algunos puntos de colores brillantes a la luz de su linterna.
—Ah, parece que hemos encontrado tu mina predilecta, Chrome. —Senku rió entre dientes—. Esas piedras que estás curioseando son cromitas, las principales fuentes de donde se extraía el cromo, al cual tu nombre hace honor. Y esta —Miró a la piedra en su mano, iluminándola con la luz de su linterna—. Es crocoita, que antiguamente se conocía como plomo rojo siberiano hasta que descubrieron que aparte de tener plomo contenía un material hasta el momento desconocido allá por fines del siglo XVIII. Fue la primera vez que se logró aislar el metal y conseguir cromo puro.
—Wow… —Chrome lo escuchó maravillado, con los puños apretados y los ojos brillantes.
—Ja, debo admitir que es una piedra bastante interesante. Parece una joya… —Kohaku se acercó a Senku para ver mejor la piedra que parecía estar llena de cristales rojos esparcidos, apoyándose en él.
Senku carraspeó ruidosamente, antes de reír y arrojar y atrapar la piedra en su mano.
—Cromo significa "color" y se lo puede encontrar como impureza en muchos materiales. Es el responsable de dar su color verdoso a las esmeraldas y también el rojizo al rubí, debido a su gran variedad de formas de interactuar con la materia. Tiene un nombre absurdamente adecuado y además es el metal natural más duro que existe, con grandes propiedades muy útiles. Tienes un nombre realmente interesante, Chrome.
—¡I-increíble! ¡Tenemos que llevarnos todo lo que podamos de esta cromita y crocoita y extraer el cromo puro! ¡Me muero de ansias por verlo! —Corrió a la pared de la cueva para picar ansiosamente, buscando extraer más de ese metal tan genial al que le debía el nombre.
¡Era extraño! ¡Los de la era moderna no dejaban de decir que su nombre venía de un tal Google, aunque no tenía ni idea de qué era eso!
Mientras él trabajaba ansiosamente, no notó las miradas incómodas pero a la vez cómplices y sonrisas nerviosas pero al mismo tiempo traviesas.
¿Por qué habían tardado tanto cuando se fueron al río? Eso era algo en lo que Chrome no tenía el más mínimo interés y no volvió a pensar en eso el resto de su excursión de minería, ni siquiera cuando los siguientes días la ausencia de Senku y Kohaku para ir a buscar más comida se hacía cada vez más notoria.
Chrome solo se interesó en el cromo y sus derivados, dejando pasar completamente desapercibido cualquier otro detalle entre sus compañeros por más obvio que sea.
¿Qué Senku y Kohaku se hicieron pareja? Chrome ni lo sospechó hasta que ellos lo anunciaron públicamente a todo el reino científico.
Pero bueno ¿ya mencionó lo genial que era el cromo?
Fin.
Holaaaaa :D
Tenía que hacer este fic desde el punto de vista de Chrome xD Espero que les haya gustado UwU
Avanzamos lento pero seguro con el reto de la Tabla Periódica! Gracias por todo su apoyo!
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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