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Bohrio

Habían pasado veinte años desde que el hombre del WHY fue derrotado y la humanidad seguía recuperándose del golpe que la petrificación significó para ellos. Y Japón era uno de los países que mejor se había recuperado, sino es que el mejor.

Por eso, cuando un meteorito cayó cerca de las costas de China y unos científicos anunciaron que contenía materiales imposibles de identificar con la tecnología con la que contaban en China en la actualidad, Senku reclamó el derecho de ir a investigar y nadie puso un solo pero, confiando en que haría un buen trabajo.

O bueno… nadie de los científicos puso un pero, porque en su familia si que se oyeron varios peros.

Resulta que acababa de volver de un viaje por Europa para ayudar en su reconstrucción, un viaje que duró un mes. Y también resulta que estaban a mediados de marzo y su hija cumplía doce años el primero de abril. Así que naturalmente tanto su hija como su esposa lo miraron mal cuando pidió la oportunidad de ir tras ese meteorito.

Sorprendentemente, no fue necesario hacer la promesa de que regresaría a tiempo para el cumpleaños de su hija Tsukiku, ya que ella también amaba la ciencia y le pidió acompañarlo. Y su esposa Kohaku por supuesto que iría con ellos. Así que su investigación científica se convirtió en una excursión familiar.

No es que se quejará, pero cuando su hija (alias su princesa consentida a la que había malcriado de más) pidió ir hacia donde estaba el meteorito a pie, atravesando un bosque, Senku no pudo negarse y acabó muerto de agotamiento apenas pudiendo seguirle el paso a esas dos leonas que casi parecían estar en su habitad natural.

-¿Qué pasa, viejo? ¿No quieres ver el meteorito? Si no apresuras el paso yo me quedaré con el crédito del nuevo descubrimiento científico. - para colmo de los colmos, la pubertad había vuelto a su engendro todavía más engreída de lo que siempre fue toda su vida. Aunque Kohaku decía que eso fue culpa de él.

Pero Senku solo pudo sonreír ante sus palabras.

-Lo siento, mini-leona, no te entendí del todo. Hay mucho viento aquí por encima del metro cincuenta de estatura.- sonrió burlonamente al ver su rostro enrojecido por el enfado.

Honestamente, a veces solo le gustaba hacerla rabiar porque se veía absurdamente adorable enojada. De tal leona tal leoncita.

-¡Sabes que sigo creciendo! ¡Y soy de las más altas de mi clase!- empezó a refunfuñar de inmediato.

Senku y Kohaku solo pudieron reírse, aunque a él le faltaba el aliento de tanta caminata.

-Pero en serio, Senku. Te ves mal, ¿quieres más agua?- su esposa lo miró preocupada, tendiéndole otra botella.

-No, estoy bien.- agitó una mano. -Guárdalo para cuando regresemos.- o por las dudas de que su niña se sintiera mal, hacía bastante calor.

Aunque había más probabilidades de que él fuera el primero en desmayarse, pero obviamente era más importante asegurar la salud de su pequeña engreída.

-Vamos, aunque sea bebe un poco.- insistió Kohaku.

-Estoy bien.- intentó controlar mejor su respiración.

-Vamos, viejo, no engañas a nadie.- su hija lo miró burlona mientras caminaba sobre sus manos a través del césped y de espaldas, la muy presumida.

-Se necesitan al menos ciento cincuenta centímetros de altura para entrar a esta conversación, mocosa.-

-¡OYE!- por distraerse al gritarle apoyo la palma de su mano sobre una de sus coletas y terminó cayendo de cara al suelo.

Luego de comprobar que estaba bien, Senku se rió, ignorando la mirada reprobatoria de Kohaku.

-Ya, tomaré un trago.- bebió un pequeño sorbo para recuperar un poco el aliento. -Vamos, el meteorito debería estar a un kilómetro y medio de aquí.- sacó su GPS para verificarlo, sintiéndose cansado con solo ver los metros que faltaban. -Más vale que ese meteorito de mierda tenga algo interesante.-

-Ja, mataría al bastardo que nos hizo venir aquí por nada. El año pasado también tuvimos que pasar el cumpleaños de Tsukiku fuera del país, en Sudamérica.- Kohaku cruzó los brazos con una mueca.

-Me gusto ese cumpleaños.- opinó su hija. -¡Allá había muchos gatitos!- sonrió enormemente, con las mejillas rojas.

-Bueno, no es de extrañar que se sientan a gusto rodeadas de sus parientes lejanos…- ante ese comentario, pudo sentir la mirada peligrosamente indignada y molesta de su esposa antes de siquiera voltear a verla.

-¿Qué intentas decir, bastardo?- sonrió con los dientes apretados.

-Nada, nada.- intentó contener la risa.

Siguieron caminando en silencio, ya que Tsukiku se quedó encantada pensando en los jodidos gatos que quién sabe por qué diablos le gustaban tanto, Kohaku estaba ocupada observando el terreno ya que nunca había estado en esa parte de China y Senku estaba demasiado sin aliento como para sacar plática.

Y entonces, de la nada, las dos féminas sonrieron.

-¡Allí está!- anunciaron emocionadas.

-¿Qué? ¿El meteorito?- volteó hacia donde ellas estaban viendo, sin ver nada más que árboles.

-¡Está a veintitrés metros hacia el noreste!- anunció su hija brincando en su sitio. -¡El último en llegar es comida de osos!- grito mientras corría hacia el lugar antes indicado.

-Qué graciosas.- Senku gruñó entre dientes al verlas corriendo lejos, riéndose en el camino. -¡La próxima vez simplemente arrójame a un puto panda asesino, quieres!- las siguió arrastrando los pies.

Para cuando llegó a donde estaba el meteorito, su esposa e hija ya estaban en el cráter, y su hija estaba muy concentrada en medir la radiación del lugar con el medidor que les habían dado los científicos chinos.

-Hay como cincuenta msv aquí.- murmuró su hija cuando él se le acercó. -No llega a ser radiación peligrosa.-

-No, pero será mejor no tocarlo.- miró con desconfianza la piedra del tamaño de una pelota de fútbol que había dejado un gran cráter mientras se colocaba unos guantes. -Muy bien, leona, necesito tu fuerza absurdamente útil ahora. Quiero que rompas un pequeño pedazo de esta "roca espacial" para que pueda comenzar a examinarlo aquí.-

-¿Y por qué no lo llevaron a un laboratorio?- preguntó su hija sin dejar de observar el meteorito.

-Aparentemente es demasiado pesado. ¿Qué no ves el tamaño de este cráter? Por la velocidad que le detectaron cuando cayó, no es normal que haya dejado un cráter tan grande. Sin duda contiene metales pesados y quizás hasta nos topemos con algo desconocido.- estaba prácticamente babeando con solo pensarlo.

-¿Podremos usar el espectrómetro de masas con él?- Tsukiku también estaba mirando con ojos brillantes la piedra espacial.

-¡Diez billones de puntos para ti, mini-leona!-

-¡No me digas así, no soy una niña!-

Kohaku los observó con una sonrisa divertida mientras se deshacía de todas las cosas con las que había estado cargando hasta quedarse solo con un pico para romper la piedra.

Cuando dio el primer golpe, con una fuerza moderada, apenas la más minúscula de las grietas se hizo en la superficie del meteorito, sorprendiendo de gran manera a toda la familia Ishigami.

-Parece que aparte de pesado también es resistente.- murmuró Senku todavía más interesado. -Solo necesito un gramo de su masa y podré estudiarlo a gusto. ¿Crees que puedes con eso, leona?-

-¡Ja! No me subestimes.- sonrió con arrogancia, poniéndose en posición para dar un fuerte golpe en la roca espacial.

Cuando el pico aterrizó sobre la dura superficie de la piedra, la grieta se hizo más grande pero ningún pedazo se desprendió, solo unos diminutos trocitos.

Ella frunció el ceño, pero Senku le hizo una seña con la mano para que se detuviera.

-Con eso será suficiente. Pequeñas migas también son buenas para trabajar.- murmuró mientras se arrodillaba en el piso para juntar los trocitos. -¿Podrías preparar el espectrómetro, mini-leona?-

-Lo haré, pero solo porque ya estás viejo y no es confiable dejarte manejar aparatos modernos.- le sacó la lengua.

-Vaya, qué considerado de tu parte. Y yo que te lo pedí porque lo estabas mirando con tanto amor como cuando miras a tus animalitos de peluche.- sonrió burlonamente sin apartar la mirada de los fragmentos del meteorito, pero ya imaginando la cara que su pequeña debía estar poniendo.

-¡Cállate, papá!- le chilló con las mejillas rojas.

-Cielos, ustedes dos. ¿Tienen que hacer estas cosas todos los días?- Kohaku se apoyó perezosamente contra el tronco de un árbol.

Ya estaba acostumbrada pero la verdad que mientras más crecía su hija más rebelde se ponía… al menos con su padre.

-Perdona, mamá, ¿estás aburrida? ¿Quieres que te explique cómo funciona el espectrómetro?- la miró con una linda sonrisa.

-Ni te molestes, enana, ya lo intenté. No podría entenderlo ni para salvar su vida.- Senku bufó mientras se acercaba al espectrómetro con las muestras del meteorito.

-¡¿Acabas de decirme enana?!-

-No estoy aburrida, pequeña, pero si quieres decirme adelante.- le sonrió con dulzura después de mirar mal a su esposo.

-Muy bien, entonces intentaré explicarlo de una forma sencilla…- se llevó un dedo a la barbilla, pensando en qué palabras usar.

-Claro, ella si te puede decir pequeña y no te quejas ¿eh? Leoncita partidaria…- rió entre dientes mientras preparaba todo para las muestras.

Agradecía que se haya simplificado mucho más la técnica para el análisis isotópico con las nuevas tecnologías desarrolladas post-petrificación. No tomaría mucho tiempo determinar los componentes del meteorito.

-No es tan difícil. Imagina que un trozo del meteorito es como una red llena de peces.-

-¿Qué? Esa analogía no tiene sentido.- Senku las miró con extrañeza, pero Kohaku solo asintió felizmente ante las palabras de su hija.

-Lo que hace el espectrómetro es identificar de qué tipos de peces está llena la red. Estos peces tienen cierto tamaño y cierto color, así como las moléculas tienen cierto peso y los iones cierta carga. El espectrómetro mide el tamaño y color de los peces y los identifica, así nosotros sabremos exactamente qué hay dentro y podremos determinar la naturaleza de la red dependiendo los peces que haya atrapado. ¿Entiendes, mamá?- sonrió expectante.

Senku resopló.

-Claro que no te entendió. Yo sé cómo funciona el espectrómetro y no te entendí ni un milímetro.- frotó su oído con fastidio.

Kohaku se mostró pensativa por un minuto, antes de sonreír con un dedo en alto.

-Creo que entendí. Con esa información es posible determinar con un alto nivel de certeza cuál es la composición química de la muestra y así saber qué material tienen entre manos ¿verdad?- la mandíbula de Senku cayó hasta tocar el piso, mientras que Tsukiku sonrió victoriosa.

-¡Diez billones de puntos para ti, mamá!- aplaudió alegremente.

-Nunca… nunca voy a entender a esas dos…- Senku las observo con gotitas corriendo por su sien, ya que no era la primera vez que hacían ese tipo de cosas y él no podía evitar seguir sorprendiéndose.

Después de esperar un tiempo y hacer unos cálculos, Senku se sorprendió cuando descubrió la naturaleza de uno de los componentes del meteorito.

Era mayormente iridio y un poco de titanio, pero también contenía cantidades considerables de bohrio.

-¿Bohrio?- una vez más, Kohaku se mostró confundida.

-¿No es un elemento que solo puede crearse en un laboratorio?- Tsukiku estaba sorprendida.

-¡Por años se ha teorizado que podría existir en estado sólido en la naturaleza! ¡Pero nunca se encontraron ni rastros!- Senku estaba extasiado por la emoción. -¡Y aquí está ahora! ¡Y viene del espacio! Oh, tengo que conseguir todo un equipo especializado de los mejores científicos del mundo para examinar cada pequeño milímetro de esa piedra espacial. Debemos estudiar a fondo sus propiedades y sus usos y posibles formas de conseguir más. ¿Te imaginas que sea tan útil como el rodio o el platino? ¡Estamos ante un gran descubrimiento!- sin poder contener la emoción, abrazó a su hija.

En vez de retorcerse y alejarse como solía hacer desde que cumplió siete años, ella correspondió el abrazo, también muy emocionada, brincando en su sitio.

-¡Es genial, papá! ¡Mi primo y mi tío estarán tan celosos cuando sepan que nosotros descubrimos un nuevo material nunca antes visto en la naturaleza!- ante ese pensamiento, los dos rieron maliciosamente, ya imaginando los reclamos de Chrome y su hijo (que era idéntico a su padre) cuando se enteraran de lo que se perdieron.

Kohaku rodó los ojos, pero se unió al abrazo.

-Espero que eso no les haga olvidar que todavía tenemos que festejar el cumpleaños de Tsukiku.- sonrió con los dientes apretados, sabiendo que los dos detestaban las fiestas y si fuera por ellos el mejor cumpleaños sería pasársela investigando ciencia.

-Mierda.- murmuró Tsukiku, a lo que sus padres rompieron el abrazo alejándose con los ojos muy abiertos.

-¡Jovencita, cuida tu lenguaje!- Kohaku la miró con reprobación.

-Mejor ve a ver si consigues señal para llamar a los científicos chinos y piensa en lo que hiciste.- Senku también se puso firme con ella por una vez, incapaz de tolerar ese tipo de comportamiento en su princesa que ni doce años tenía aún.

Refunfuñando, la niña se marchó pisando fuerte para subirse a un árbol con facilidad debido a que era tan ágil como su madre, misma que no dejó de menear la cabeza de un lado a otro, repleta de indignación.

-¿Puedes creer lo que dijo? ¿De dónde saca ese tipo de mierdas?- se cruzó de brazos.

-Ni puta idea.-

A pesar de todo, los dos estaban muy felices de haber pasado ese día juntos en familia. Y esperaban tener muchos más como ese.

Fin.

Holaaaaaaaa :D

Fanfic dedicado a Alesihr ❤

Pinches elementos de la Tabla Periódica, uno más raro que el otro x'D

Y esto no es ningún tipo de secuela de Baby Stone ni nada, pero si quieren creer que si pos adelante XD

Por fis los que puedan participen en la Semana SenHaku que ya empieza mañana! *w*

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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