El castaño se bajó de la cama un poco cansado y a paso torpe. La mañana estaba fría y el viento helado que corría por la habitación hacía estremecer los cuerpecitos que descansaban en la cómoda cama.

El castañito las vio y se frotó los brazos con las manos intentando coger calor.

Casi corriendo entró en el baño buscando su cepillo, casi siempre lo encontraba en un sitio diferente en el que lo dejó la noche anterior.

Con el cepillo en mano se lavó los dientes. Tenía unas ojeras enormes bajo los ojos y su pelo castaño claro estaba desordenado.

Cerró los ojos y bajó su cabeza, hoy tenía mucho trabajo y tenía que llevar a sus pequeñas a la guardería.

Se vistió despacio y con mucho cuidado pues no quería despertar a sus bebés. En puntitas salió de la habitación y preparó su desayuno y un biberón de 12 onzas para Yeji y otro de 6 onzas para su Lia. Como todos los días, se preparó un café enorme y super amargo.

A los diez minutos exactos, una pequeña salió de la habitación frotándose los ojos con mucha pereza. En su mano llevaba su peluche y balanceándose llegó a la cocina. Vio a su padre y estiró sus brazos para que lo cogiera.

-Buenos días... -Le susurró al oído- ¿Qué tal dormiste?

-Bebé...ñorá... - Se quejó de su hermana- ñorá muto.

-Lo sé cariño pero tu hermana está muy pequeña y llora mucho. -Lo sentó en su silla y le acercó el biberón.

Dio un fuerte beso en su frente y la pequeña se frotó la frente quejándose de lo meloso que era su padre. El mayor se dirigió a la habitación y canturreando se acercó a la cama donde dormía tranquila la bebé de un año.

-Lia~... es hora de levantar~... -Él cuerpecito de la bebé se movió incómoda y luego levantó su cabecita- Eso es pequeña levanta ya...

Corrió las cortinas y subió la persiana. El invierno ya se notaba mucho. Las calles estaban húmedas y de los árboles aún caían gotitas de agua. Suspiró y volvió a la cama con la pequeña Lia para cogerla en brazos.

La sentó en su trona y le dio su biberón correspondiente. Su hermana ya casi terminaba el suyo pero como todas las mañanas dejaba un poco y huía de su papá para coger galletas de chocolate de la cajonera baja. Y como si de delincuentes se tratase, se las pasaba discretamente a Lia.

Cuando las pequeñas terminaron su desayuno, el castaño las acompañó a la habitación, en donde sacaba lo primero que veía en los cajones y se los ponía deprisa y corriendo.

-Papá...Lia se ha caiyo... -el pequeño apuntó a su hermana que estaba en la alfombra tirada- ¿se ha hecho pupa?

-No cariño -Le acomodo el pelo con su mano y le miró enternecido- No sé ha caído, se ha vuelto a quedar dormida.

-¿Y poque el la afombra? -Preguntó curiosa mientras levantaba las manos para que su padre le pusiera la camiseta.

-Alfombra cariño. Se durmió allí por qué no llega a la cama - terminó de vestir a su niña y fue hasta la bebé que dormía tranquilamente en la alfombra- Vamos cariño que es tarde.

La levantó y la sentó en la cama. Como no se había levantado del todo, su cabecita se balanceaba de un lado a otro hasta que cayó de lado.

-Papi, está lloviendo. -La niña apuntaba la ventana eufórico- ¿Podemos i al palque?

-Tienen que ir a la guardería, tengo práctica con los chicos... -Se encogió de hombros y quitó la camiseta del pijama de la bebé que parecía no querer despertar aún.

-¿Puedo i contigo? -Hizo un pequeño puchero y sus ojitos se cristalizaron un poco- Porfi~...

-Yeji...sabes que no te puedo llevar aún. Cuando cumplas más años te llevaré. Te lo prometo. - La niña bajó la cabeza dolido por la respuesta de su padre- No llores Yeji...

-Pero yo quiero i... Quiero ve a Innie~... -Hizo un puchero más grande y sus ojitos soltaron todas esas lágrimas que tenía retenidas- También quieo ver a Minno...

El mayor suspiró frustrado y terminó de hacerle la coletita a Yeji.

-¿Quieres que llame a Minho para que venga a visitarlos? -Puso a la pequeña en el suelo y fue hasta su otro bebé- A él le gustará verlos... También puedo llamar a Jeongin...

-Quiero a Minnie... -Se retiró las lágrimas y se fue con su hermana al salón-

Él castaño se levantó y comenzó a ordenar la cama. Cuando ya estaba terminando llamó a Minho. No decepcionará a su hija.

-¿Sí? - La voz del pelinegro era ronca, se acababa de despertar-

-Minnie... ¿estás durmiendo? Hoy tenemos práctica. -Ordenó los cojines- Seungmin te matará.

-Sungie...hoy es nuestro día libre...-el pelinegro se sentó en la cama mientras masajeaba su frente- Hoy no hay práctica.

Y ese detalle lo olvidó el castaño. Hoy era el único día de la semana para dormir hasta tarde y se había levantado super temprano para nada.

-Es verdad -Dijo disgustado- L-lo siento si te desperté. N-no era mi intención... -Estaba nervioso, levantó a su amigo sin razón alguna-

-No pasa nada Sungie. Dime, ¿para qué me llamabas? -El castaño se desconcertó por un momento, la voz del pelinegro al levantarse era muy linda-

-Oh pues es que...Lili quiere verte. Pero será otro día, te dejo dormir... -Apartó el teléfono para colgar pero Minho habló, casi gritó-

-¡Voy para allá! -Se levantó de su cama directo al baño- ¡Espérame! -Y colgó-

Jisung un poco atónito apagó su teléfono y lo dejó en la mesita de noche. Ya más relajado recogió el resto de la habitación. Juguetes, peluches, chupetes y de más estaban por el suelo. Salió por fín y continuó con la cocina.

-Pa-pá...-La dulce voz de su pequeña hizo que dejará todo lo que estaba haciendo para prestarle su mayor atención a la pequeña-.

-Dime cielo. -Se agachó a la estatura de su bebé-

-Yeyi... -Dijo con un poco de dificultad-

-Yeyi ¿Quién es Yeyi? -Desconcertado sin poder entender a su hija, la cogió en brazos y se la llevó al salón. Cuando la estaba sentando en el gran sillón, se dio cuenta de que le faltaba uno de sus hijas-

Se giró y recorrió el salón con la vista para poder ver la pequeña de cuatro años pero no estaba.

-Yeji...-Llegó de nuevo a la habitación, pasó por el baño y luego a la cocina. Regresó al salón- ¡Yeji! -Pasó el pasillo corriendo hasta llegar a la entrada, la puesta estaba abierta y las llaves en la cerradura- ¡Yeji!

Salió corriendo y encontró a su pequeña en la puerta del ascensor. Con el corazón a mil por hora Jisung se tocó el pecho intentando regular su agitada respiración. La pequeña solo lo vio y dirigió su mirada al ascensor. Las puertas se abrieron y la carita de la niña se iluminó. Minho salió del ascensor y Yeji estiró sus brazos para que éste le cogiera.

El castaño puso las manos en sus rodillas mientras tocía.

El pelinegro giró su cabeza para verlo. Luego volvió a ver al pequeño en sus brazos.

-¿Qué pasó peque? -Preguntó, pues la chiquilla tenía unos ojitos pícaros-

-Papá malo -Dijo y se abrazó al cuello del pelinegro- Papi bueno -Se abrazó más al perdido Minho-

¿Desde cuándo le decía Papi a Minho?

El castaño levantó su cabeza, estaba sonrojado. Su hijo lo delató. Se incorporó en su sitio y aclaró su garganta. Se acercó a Minho.

-Yeji -Miró a su hija- No puedes salir de casa y dejar a tu hermana sola. Te puede pasar algo, me preocupé mucho cariño...-Se acercó más y Yeji estiró los brazos para ir con su padre.

-Quía ver a Minnie... -El pelinegro sonrió y vio a Jisung- Dijiste que le llamarías poque tu también querías verlo...

El castaño abrió los ojos de golpe y vio a su amigo nervioso.

-¿Pa-pá? -La vocesita de Lia hizo que los tres vieran hacía la puerta.- ¡Papi! -Gritó y como si dé repente supiera como correr, salió disparada de la casa para luego alzar sus manitas.-

Minho sorprendido cogió a la pequeña que enseguida se abrazó a su cuello. El castaño estaba más que confundido. ¿De dónde habían aprendido eso?

-No tengo ni idea. -Dijo el castaño para caminar con Yeji en brazos hasta la puerta del departamento.

La puerta de enfrente se abrió y un, muy borracho vecino, salió. El olor era insoportable. Dio una pequeña risita y luego vio a Minho.

-Buenos días...-Dijo mientras se acercaba- ¿Tú eres el otro papá de estos mocosos? -Señaló a Lia y luego a Yeji- Esa mocosa habla hasta debajo del agua y aquella otra se la pasa toda la madrugada llorando. ¿Qué no puedes ayudar a tu novio? Si lo preñaste hazte cargo del bulto niño.

Pasó de largo y se fue por las escaleras. Jisung estaba rojo de la furia. Sus niñas eran un pan de Dios. No molestaban y se portaban siempre bien, casi siempre. Ofendido entró a su departamento con su pequeña en brazos todavía.

El pelinegro confundido entró tras él y dejó a Lia en el suelo. Cerró la puerta y buscó a Jisung.

-¿Sungie? -Entró a la cocina y ahí estaba el castañito sentado con la cara entre sus manos super avergonzado con el pelinegro. Primero sus hijas lo llaman "papi" y ahora el vecino lo adjudica cómo su otro padre.

-¿¡Qué!? -Gritó furioso, estaba avergonzado y muy enfadado con su vecino por insultar a sus hijos-

-¡Papi! -Él llanto de Lia se hizo presente en el salón- ¡Papá! ¡Papi! -Volvió a llamar desesperada la pequeña-

Jisung se levantó corriendo hasta llegar al salón. Al llegar vio a Lia sentada en el sillón y a Yeji cambiando los canales desde la alfombra en el suelo.

-¿Qué pasa, peque? -Dijo suave para tranquilizarla-

-Gritaste papá -Dijo Yeji sin ver a su padre- Lia se asutó muto.

El castaño suspiró y cogió a su hija, se volvió a sentar y la puso en su regazo. La pequeña se acomodó y posó su mejilla en el abdomen de su papá, dispuesta a dormir de nuevo.

Volvió a suspirar y abrazó el cuerpecito.

-Lo siento cariño... -Besó su cabeza y vio al pelinegro que estaba en el marco de la puerta- Lo siento Minnie...no tuvimos buena noche y la mañana estuvo un poco mal.

-No te preocupes Sungie... -Se acercó y se sentó al lado de Jisung- Yo tampoco pude dormir bien. Jeongin y sus chismes hasta las cuatro de la mañana no son recomendables si le dices que quieres hablar un rato para conciliar el sueño.

Ambos rieron y se vieron a los ojos. Jisung volvió a sonrojarse por tercera vez.

-Me lo dices a mi, que es mi mejor amigo. Tienes suerte, un día vino a quedarse a dormir solo para contarme cómo había sido su primera cita. Y no tendré en cuenta esa opción cuando Lia no quiera dormir.

Yeji se levantó bostezando y como si fuera lo más normal, se sentó en el regazo de Minho. La pequeña fue cerrando los ojos de apoco, también estaba muy cansada, su hermana lloró cómo nunca anoche y ella no pudo pegar ojo.

Jisung lo observó y se encogió de hombros. La pequeña ya estaba totalmente dormida y ahora Lia iba por el mismo camino. Los mayores hablaban sobre temas triviales sin importancia. Luego se quedaron en silencio. Los ojos de ambos empezaban a pesar y sin aviso los dos se quedaron muertos en el sillón. El pelinegro se removió incómodo y luego vio a su lado. Jisung estaba con el cuello en el brazo del sillón y su pequeña lo abrazaba por la cintura. La pequeña que estaba en su regazo también dormía.

Se levantó y llevó a Yeji a su habitación, luego fue a por Lia, que la acostó en la cuna. Por último, cargó a Jisung como princesa y lo llevó a su habitación. Sus nervios se dispararon cuando Jisung lo abrazó por el cuello. Con cuidado destendió la cama y acostó a Jisung. Bajó las persianas y cerró las cortinas para que no entrará luz y así Jisung podría dormir más. Volvió a la habitación de los niños e hizo lo mismo con las ventanas. Dispuesto a irse a su casa a dormir tapó a Lia y a Yeji. Fue a tapar a Jisung.

Su mano fue atrapada por la de Jisung que en un susurro le habló.

-Quédate... -El menor tiró de su mano y Minho vio la cama, era grande, cabía de sobra- Por favor...

-Está bien... -Sin oponerse más, se quitó los zapatos y se acostó alejado de Jisung, no quería incomodarlo- Que duermas bien.

-Gracias...tu también Minnie, te quiero...

El menor se durmió por completo y Minho se quedó un rato dándole cultas a las palabras del castaño. ¿Lo quería cómo amigo? ¿Lo quería y ya?

Después de vueltas y vueltas por la cama, encontró su solución perfecta, se acercó a Jisung y como si el contrario supiera sus intenciones, abrazo el cuerpo del pelinegro con su mano y con su pierna que rodeaba la cintura de éste. El pelinegro no hizo nada pues ya tenía sueño y deseaba dormir así con Jisung aunque fuera por una vez.

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