꒰ ⌗ Min Yoongi ! ꒱
El final de la cena lo marcó la banda en vivo que comenzó a tocar, al mismo tiempo que el vocalista invitaba a la gente a la pista. Justo en el momento en que me disponía a invitar a bailar a Jimin, llegó Taehyung a la mesa.
—Hola —saludó primero a Jimin.
—Hola. —Jimin se notaba un poco confundido.
Me di cuenta de que Taehyung no iba acompañado de nadie.
—¿Cómo la están pasando? —Su tono era como el del bully del salón.
—Muy bien, gracias. —Jimin no se dejó intimidar.
—Yoongi, espero que no me dejes bailar solo cuando la banda toque nuestra canción. —Me dijo Taehyung, y me sonrió coqueto.
Luego se dirigió a Jimin—: Espero que no te importe. Hay mucha historia.
Taehyung se fue sin despedirse, como si alguien lo hubiera llamado de repente. Conté segundo y medio para que Jimin le diera seguimiento a lo que acababa de suceder.
—¿Su canción?
—Tae y yo fuimos novios —le dije—. Y teníamos una canción.
Jimin permaneció pensativa por unos segundos.
—Tae y yo terminamos hace meses, y no hay...
—No tienes que darme explicaciones, Yoongi —me lo dijo tranquilo, sin ningún indicio de sarcasmo en su voz—. Tú y yo somos amigos, ¿no?
Qué pregunta tan incómoda. Decir que sí automáticamente me mandaba a esa zona a la que nunca quieres entrar con el chico que te gusta. Decir que no me colocaba en una situación todavía peor.
—Ya sé que no tengo que darte explicaciones pero, si no te molesta, prefiero hacerlo. No quiero que pienses mal de mí.
—¿Qué quieres que piense de alguien que está dispuesto a subirse al escenario, arrebatarle el micrófono a un solista de ópera y ponerse a cantar frente a una multitud, todo sólo a cambio de que yo me coma un paté de pescado?
Jimin sonrió, y en ese momento no me quedó duda de que era el hombre más hermoso de todo el salón.
Y por mucho.
—Ok, tienes un buen punto —le dije.
En el segundo que lo vi dirigir su mirada hacia la pista, aproveché para invitarlo a bailar.
—Tengo dos pies izquierdos —me dijo, y luego se encogió de hombros—. No es excusa, lo digo en serio. No bailo ni siquiera a solas en mi habitación.
—Qué suerte. Yo tampoco.
—¿Y por qué suerte?
—Porque si sólo uno baila mal, entonces la gente se da cuenta. Pero si ambos bailamos mal, pueden pensar que estamos haciendo una coreografía.
Jimin soltó una carcajada.
—Sobre aviso no hay engaño. Si te piso, no me vayas a echar la culpa.
De pronto la banda comenzó a tocar una de mis canciones favoritas. Algo se activa en nuestro cerebro cuando escuchamos a todo volumen una canción que nos gusta, algo que nos hace sentir que no existe nada más y que el mundo gira únicamente alrededor de nosotros. Es como una pequeña descarga de adrenalina que nos hace sentir invencibles durante unos segundos.
—¿Vamos? —Le extendí la mano.
Cuando con la suya tomó la mía, sentí una descarga eléctrica. Nunca he tenido un accidente de ese tipo, pero estoy seguro que así se siente.
No hay cosa más atractiva en esta vida que ver a al chico que te gusta bailar una de tus canciones preferidas. No importa que no sepa bailar, el momento se convierte en algo memorable. Y así me sentí yo, encantado de verlo divertirse; no podía ni hilar dos pasos sin distraerme con la manera en que movía sus hombros y giraba la cadera, sonriendo por fin.
Esa imagen se quedó grabada en mi cabeza y jamás se va a borrar.
Después de casi media hora bailando, la banda comenzó con canciones noventeras, y Jimin y yo lo consideramos como una señal de que teníamos que tomarnos un descanso, así que regresamos a la mesa. Yo aproveché para pedirle al camarero un vino tinto y el un martini seco.
—No lo haces tan mal —le dije—. Bailar, quiero decir.
—Lo dices para no hacerme sentir que he hecho el ridículo.
—Me descubriste.
Jimin sonrió y me golpeó delicadamente en el hombro con la servilleta de tela.
—Pues a ti no te caerían mal unas clases de baile.
Yo solté la carcajada.
—¿En serio, tan mal estoy?
—Pues...
Ahora el que lo golpeó con la servilleta, delicadamente, claro, fui yo.
—Yoongi, ¿te puedo hacer una pregunta?
—Por supuesto.
—¿Por qué a mí? —Sus ojos se adentraron en los míos.
—¿Te refieres a por qué te invité?
—Sí. No me lo tomes a mal, pero éste es un evento familiar. Tú y yo ni siquiera nos conocemos. Si acaso habíamos cruzado dos palabras antes de esta noche, es mucho. ¿Por qué?
Mi mente se aceleró buscando una respuesta que no me pusiera en evidencia. No podía decirle la verdad: que desde que lo vi por primera vez me provocó un ligero temblor en las manos y una aceleración en el ritmo del corazón. Eso no se le dice a un chico hasta que ya es tu novio, pues corres el riesgo de que con un par de frases se derrumben los castillos en el aire. Así que tuve que improvisar.
—Pensé que sería un buen detalle después de todas tus atenciones a la hora de hacer el donativo en la fundación.
Tan pronto terminé de decir eso supe que lo de la improvisación, al igual que el baile, no se me da.
—El que está agradecido contigo soy yo. Bueno, todos en Kidseúl. Tu donativo realmente hará mucha diferencia.
—Me da mucho gusto.
Jimin frunció el ceño.
—Deberías venir conmigo un día a visitar el centro.
—¿El centro?
—La casa hogar. Es una experiencia maravillosa.
—Me encantaría.
—Pues entonces hay que organizarlo. —Me sonrió—. Disculpa, ahora vengo. No me tardo. ¿Me pides otra limonada, por favor?
No le pregunté, pero seguro iba al baño.
Aproveché ese momento solo
para pensar en lo increíblemente bien que me la estaba pasando con el. ¿Cuál es la probabilidad de que te toque conocer a un chico con tantas cualidades? Es inteligente, noble, trabajador, y con un corazón que no le cabe en el pecho. Además de todo eso, es poseedor de la sonrisa más hermosa que yo jamás haya visto en mi vida. Una sonrisa sincera y cálida.
Estaba pensando en eso cuando llegó Taehyung.
—¿Qué haces? —Se sentó en la silla de Jimin.
—Esperando a Taehyung. ¿Y tú? ¿No vienes con nadie?
—No.
—¿Y eso?
—No lo creí prudente.
—¿De qué hablas? —pregunté.
—Yoongi, es la boda de tu primo. —Se me acercó para que su voz se escuchara por encima de la música—. ¿Cómo crees que me vería desfilando con un desconocido a mi lado? ¿Te imaginas a la hora de presentarlo? No hay manera.
—No le veo lo malo.
—Eso me queda claro.
Como cosa hecha adrede, en esos momentos la banda cambió de ritmo y siguió con las baladas. Sonó "La Vie en Rose", que había adquirido el título oficial de nuestra canción, ya que fue la primera que bailamos juntos.
—Esa canción... Ven, vamos a bailar. —Taehyung me tomó de la mano e intentó jalarme hacia la pista.
—No, Tae, no puedo. Jimin está por regresar.
—Anda, sólo es una canción. Dura tres minutos. No me puedes decir que no te causa algo escucharla aquí conmigo. —Se me acercó y colocó sus manos sobre mi pecho
— Antes de que ella regrese tú ya estás de vuelta en la mesa.
Sabía que hacerlo era un error, no sólo por el riesgo de dejar a Jimin solo, sino porque aceptar sería darle pie a la idea que Taehyung tiene en la cabeza de que algún día, más pronto que tarde, vamos a volver.
—Tae, no creo que sea la mejor idea.
De repente, Taehyung se me acercó y me plantó un beso en los labios. Me sorprendió tanto que ni siquiera tuve tiempo de rechazarlo.
—¿No me digas que no me extrañas?
—Tae...
Taehyung, ante mi silencio, se levantó molesto de la mesa y se marchó.
Yo miré hacia todos lados en busca de Jimin, considerando la posibilidad de que hubiera atestiguado lo que ocurrió.
No estaba por ningún lado, lo que en ese momento me tranquilizó un poco. Esperé unos minutos a que llegara, pero pasó el tiempo y no ocurría. Entonces pensé que lo más probable era que se hubiese encontrado con alguien conocido y se hubiera quedado conversando en alguna mesa, así que decidí recorrer el salón para buscarlo.
Con casi mil invitados, no me fue fácil encontrarlo; después de casi media hora, lo hallé sentado en una mesa. Estaba solo, con el semblante desanimado.
—¿Dónde estabas? Te busqué por todos lados —le dije al verlo. Me imaginé que se había perdido, o que el mismo había salido a buscarme cuando llegó a la mesa y no me encontró.
—Hola —me dijo a secas.
—¿Qué pasa? —Me senté a su lado.
—Si no te importa, quiero irme a casa —me contestó en voz baja. Tuve que acercarme para escucharlo por encima de la banda que tocaba en el escenario.
—¿Pasó algo?
—No, nada. Sólo que me siento un poco mal. Lo siento, Yoongi.
—No te sientas mal. No te preocupes, ahora mismo te llevo a tu casa.
—No. No quiero que te pierdas la boda de tu primo por mí. No te preocupes, en serio, ya pedí un coche.
—Claro que no, Jimin. No voy a dejar que te vayas en un taxi con cualquier desconocido. Yo te llevo, no tengo ningún problema. Como quiera, la boda va para largo, puedo regresar y nadie notará que me fui.
Jimin miró su teléfono.
—Ya está aquí. Me voy. Muchas gracias por la invitación.
Se levantó de la mesa y caminó hacia la salida. Obviamente yo me fui detrás de él.
—Jimin, por favor, déjame que te lleve.
Volvió a rechazar mi oferta.
—Al menos dime qué pasó. ¿Por qué estás así?
Me volvió a confirmar que no había pasado nada, y que sólo se quería marchar por un simple dolor de cabeza. Claro que no le creí, su mirada de tristeza lo delataba. Algo había sucedido, de eso estaba seguro.
꒰𝓣𝓣𝚊𝚎 ♡︎... ꒱
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro