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꒰ ⌗ Min Yoongi ! ꒱

Estaba por invitar a Jimin a continuar con el tour de juegos mecánicos cuando, de pronto, se acercó Taehyung. Me saludó cortante. No me quedó de otra más que presentarlos.

—Mucho gusto, Taehyung. Soy Park Jimin. —Jimin le extendió la mano. Taehyung le regresó el saludo.

—Te me haces conocido. ¿Te he visto antes en algún lado?

—Sí, llevamos dos clases juntos —dijo Jimin—. Historia y Estadística.

Taehyung lo escaneó de arriba abajo.

—Uhm, no te recuerdo de allí... quizá de algún otro lado.

Youngjae  se acercó para presentarse con Taehyung, pero el le hizo caso omiso. Luego se me acercó y me tomó de la mano.

—Te estaba buscando. ¿Por qué no me avisaste que ya habías llegado?

—Ya llevamos aquí un rato —le dije, y traté de soltarme la mano sutilmente.

Taehyung  no me dejó hacerlo y me sostuvo con un apretón.

—Nosotras ya nos vamos —Jimin interrumpió.

—Que les vaya bien —dijo Taehyung cortante.

—¿Me llevas a mi casa? —me dijo, cerca de la medianoche.

Jaebum había pasado por mí, así que no tenía coche. Tuve que pedir un taxi para poder llevarlo, porque de Jaebum ya no supe más. Me bajé a acompañarlo hasta la puerta del lobby de los departamentos. El elevador, como siempre, estaba descompuesto, así que subimos tres pisos de escaleras.

—¿Quieres pasar?

Para esa hora yo ya tenía sueño.

—No, ya me voy a mi casa. Mañana entro temprano a la universidad. Si no me duermo ahora, no me voy a poder levantar.

Taehyung insistió. Me puso su cara de puchero e hizo la voz de Niño mimado.

Sabía muy bien que con eso iba a convencerme.

—Sólo un rato —le dije.

Nos sentamos de nuevo en el sillón de la sala. Me ofreció un café, pero lo rechacé, quería que mi visita fuera muy rápida.

—¿Quieres algo de comer?

—No, gracias, comí mucho en la feria.

—¿Una cerveza o algo de tomar?

Le di las gracias, pero no acepté nada. No tenía ganas. Después de unos minutos encendí la televisión para que hubiera algo de ruido, el silencio comenzaba a molestarme. Entonces pasó algo que no me esperaba.

—¿Taehyung, qué haces?

Mi reacción fue echarme hacia atrás.

—Nada. Sólo quería besar a mi novio.

Me costó en el alma tener que recordarle que ya no éramos pareja. Tan pronto lo hice le cambió el semblante.

—Yo sé por qué está pasando esto entre nosotros —me dijo—. Y estoy dispuesto a dar ese paso.

Yo de verdad no sabía de qué estaba hablando.

—Quiero pasar la noche contigo.

—Tae, yo...

—Y no me refiero a dormir juntos. Me refiero a que quiero hacerlo contigo.

Yo me quedé helado, como si me hubieran echado un balde con agua fría.

—Quiero ser tuyo, Yoongi. Y que tú seas mío. Yo sé que el hecho de que no hayamos tenido relaciones durante todo este tiempo es un problema para ti. Pero ahora estoy listo. Quiero...

Tuve que interrumpirlo.

—Tae, ¿de qué estás hablando?

—Yo sé que por eso terminamos. Pero yo no quiero terminar. Yo te quiero, y no me veo viviendo la vida sin ti. Quiero hacerlo contigo.

Taehyung se me acercó para darme un beso. Se veía tan hermoso que me costó mucho tener que pararla en seco.

—No, Tae. Que no hayamos tenido relaciones no tiene nada que ver con que hayamos terminado. — La tomé de los hombros y, suavemente, lo alejé de mí.

—¿Entonces? No entiendo qué es lo que quieres. ¿Qué tengo que hacer para que volvamos a ser como antes? Dímelo. Estoy dispuesto a hacer lo que me pidas.

Tae comenzó a desabrocharse los botones de la camisa.

— Taehyung, no tienes que hacer eso.

—Es por el tipo ese, ¿verdad?

—¿El tipo? ¿Cuál tipo?

—Con el que estabas hoy en la feria. El tal Park Jimin.

—Tampoco. Jimin no tiene nada que ver en esto. Tú y yo terminamos porque yo no sé lo que quiero, Taehyung. Es así de simple. Tú no hiciste o dejaste de hacer nada. Soy yo el del problema.

Taehyung continuó desabrochándose la camisa

Inmediatamente me levanté y caminé a paso veloz hacia la puerta. Sabía que si me quedaba allí terminaría haciendo algo de lo que me arrepentiría toda la vida. Y no porque no quisiera vivir esa experiencia con Tae, sino porque sabía que no podía corresponderle después como el quería. Eso sólo lo haría sentirse aún peor. Me levanté y de inmediato pedí otro coche para irme a la casa y dar por terminado el asunto. Tae se molestó, ni siquiera se despidió de mí, pero no me quedaba de otra.

Esa noche me la pasé dando vueltas en la cama, pensando en qué hubiera sucedido de no haberme retirado del departamento de Taehyung justo cuando lo hice. No pude evitar imaginar cómo hubiera sido tener relaciones con el, como tantas veces lo imaginé cuando éramos novios.

Con ese pensamiento me quedé dormido.

De pronto estaba en medio de un bosque, justo a un lado de la carretera. Había una fila larga de carros varados en el camino. La gente se salía de sus vehículos para ver qué sucedía. Comencé a caminar hacia el lugar de donde provenía una nube de humo gris que pintaba el cielo. Al llegar descubrí los restos de un coche que yacía en el pavimento. Estaba despedazado. Las luces de una ambulancia pintaban el entorno de azul y rojo. De pronto me atacó un sentimiento de soledad.

Caminé lentamente hacia la ambulancia que tenía las puertas abiertas. En el interior me encontré con dos siluetas que, cubiertas cada una con una sábana blanca, aguardaban sobre una camilla. Sentí como si me llamaran por mi nombre. Me acerqué lentamente. Cuando estaba por llegar a las dos figuras, me interrumpió un ruido que se escuchaba fuera de lugar y, al mismo tiempo, me parecía familiar.

Fue entonces cuando reconocí el sonido de mi
reloj despertador.

En la universidad, como todos los días, después del primer periodo de clases, nos juntamos en las escaleras frente a los salones. Existe una dinámica que nadie te explica cuando entras, pero que todos dan por entendido: dependiendo del año que estés cursando, te corresponde uno u otro nivel en las escaleras.

Por ejemplo, a los del último curso nos toca juntarnos en el pequeño descanso del segundo piso, justo frente a las aulas; los de nuevo ingreso se reúnen en el quinto piso, donde está el auditorio; y así, cada curso tiene su propio espacio.

—¿A dónde vas? —le pregunté a Jaebum cuando lo vi subiendo las escaleras de dos en dos. Lo hice a propósito, pues sabía muy bien que en esa dirección estaban los salones de segundo curso.

Me causó gracia que tratara de hacerlo sin que yo me diera cuenta.

—No tardo. —Fue todo lo que me dijo.

Igual me cruzó por la cabeza la idea de seguirlo para ver si por casualidad me topaba con Jimin, pero la idea de encontrarme con Tae hizo que desaparecieran las ganas. Taehyung y Jimin van en el mismo curso, casualmente.

Después de lo sucedido la noche anterior con Taehyung no sabría cómo reaccionar al tenerlo en frente.

Jaebum regresó justo antes de que el maestro de Matemáticas cerrara la puerta, marcando esa delgada línea entre un retraso y una falta.

—¿Cómo te fue? —le pregunté.

Me contestó con una media sonrisa, una que me indicó que había conseguido lo que quería.

Luego me mandó un mensaje de texto con el contacto de Jimin.

—Te pasaste —le dije. Acto seguido chocamos los puños—. ¿Cómo...?

Jaebum me contó que fue idea de Youngjae, y que lo hizo sin que su amigo se enterara.

—Me dijo que no le dijeras que fue el quien te lo pasó.

—Ok. ¿Y tú, qué sucede entre Youngjae y tú?

Jaebum no pudo contarme nada porque el profesor nos interrumpió para exigirnos que pusiéramos atención en clase o que al menos dejáramos que los demás pudieran tener la oportunidad de aprender. El hombre no exigía nada fuera de lugar.

Yo aproveché el momento para tratar de iniciar una conversación a través del chat con Jimin.

Envié un simple: "Hola, ¿cómo estás?". Esperé toda la clase a que me respondiera, pero nunca lo hizo. Más tarde, ya a la hora que acabaron las clases, noté que el mensaje se había marcado como leído con dos flechitas azules.

Me quedé un rato mirando la pantalla de mi teléfono para ver si recibía una contestación.

Nada.

¿Por qué será que entre más lo traten a uno con indiferencia más se aferra?

Ese día por la tarde recibí un mensaje de Tae, en el que explicaba que estaba muy apenado por lo ocurrido la noche anterior. Le marqué y nos quedamos hablando un buen rato. Siempre hemos conversado muy bien, y esta ocasión no fue la excepción. Antes de que me pidiera disculpas le aclaré que no había necesidad de hacerlo.

De todos modos, se disculpó.

—No quiero que te quedes con esa mala impresión —me dijo—. No quiero que jamás dejemos de ser amigos. Es mi mayor miedo.

—Nunca vamos a dejar de serlo, Tae. No importa qué suceda. Tenemos tanta historia que sería imposible. Yo te quiero mucho, y eso nunca va a cambiar.

—¿Me lo prometes?

Se lo confirmé con el corazón en la mano.

꒰𝓣𝓣𝚊𝚎 ♡︎...

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