꒰ ⌗ Min Yoongi ! ꒱
Esa tarde recibí un mensaje de texto de Taehyung. No decía mucho, sólo que necesitaba hablar conmigo.
Me pareció extraño pues, aunque nos habíamos visto regularmente desde que terminamos y todo parecía estar normal con esa decisión, ésta era la primera vez que me escribía un mensaje así. Le contesté con una invitación a cenar en mi casa. Segundos después me respondió pidiéndome que mejor fuera yo a la suya, pues no tenía ganas de salir. No me quedó de otra más que aceptar.
Taehyung, para ese entonces, ya no vivía con su tía abuela, se había mudado a un departamento para estar más cerca del colegio. No vivía solo, compartía la vivienda con Lisa, una chica Tailandesa que estudiaba en el mismo centro. Era buena persona, aunque un poco extraña. Una vez la descubrí cenando una pizza sin queso. Le pregunté si la había hecho ella, pero no, así la pidió a la pizzería.
No me imagino la cara que puso la persona que tomó la orden: "Una pizza de pepperoni sin queso, por favor". Y no, no es que fuera intolerante a la lactosa, simplemente no le gusta el sabor del queso. Más extraño que ella es su novia Jennie. También proviene de otra ciudad, aunque no de la misma que Lisa.
Se viste como rockera de los ochenta: jeans rotos, playera blanca y chamarra negra de piel. No importa que afuera haga treinta grados, no se quita la chamarra. Parece que la lleva pegada a la piel.
Independientemente de todo eso, ambos hacen buena pareja.
Cuando llegué al departamento, Taehyung me recibió en pijama, como si se acabara de despertar, en calcetines y con el cabello despeinado. Sentí que algo no andaba bien.
—¿Cómo has estado? —me preguntó, y escuché su voz un poco rasposa.
—Muy bien —le dije, sin quitarle la vista de encima—. ¿Y tú?
lo conozco tan bien que supe que, a pesar de que su respuesta fue positiva, por dentro todo era distinto.
Taehyung es muy aprensivo. Es frágil.
Nos preparamos un café de máquina de cápsulas, una que compramos juntos en una ocasión que fuimos al cine. Aquella vez llegamos casi treinta minutos antes de la función y estuvimos dando vueltas por el centro comercial hasta que fuese la hora. Pasamos por una tienda y Taehyung se enamoró de la cafetera.
No quiso esperar a regresar después de la función por miedo a que la tienda ya estuviera cerrada, así que vimos la película con una caja del tamaño de un microondas en los pies. Nos sentamos en la sala para conversar.
Taehyung volvió a preguntarme cómo estaba, y yo volví a contestar de la misma manera.
Me preguntó por mi trabajo, y luego por cómo estaban mis papás. También hablamos del colegio, y de que sólo me quedaba menos de un año para decidir qué carrera estudiar. Después de un momento de hablar de trivialidades, salió la razón por la que me había pedido que fuera
—Te extraño. Y mucho —me dijo. Me tomó de la mano y me dio un apretón. Yo apreté de regreso.
—Tae...
— Ya sé lo que me vas a decir. Me vas a decir que tú no sientes lo mismo. Pero yo no te creo. Estoy seguro de que sigues sintiendo algo por mí.
Me miró directamente a los ojos. Yo me encogí de hombros y rompí el contacto visual.
—Hasta la fecha todavía no sé qué fue lo que hice para que terminaras conmigo. Pensé que me sentía bien con la decisión, que eso nos ayudaría a tener todo más claro y regresar después de unas semanas, pero no ha sucedido y ahora me pesa mucho que estemos separados.
—Tú no hiciste nada, Tae. Por favor, no pienses eso.
—¿Y cómo no quieres que lo piense? Si de pronto, sin aviso y sin nada, me dejaste.
Me vi a mí mismo como el villano de esta historia. Si tan sólo pudiera sentir lo que el siente por mí, la vida sería más sencilla. Aunque, según papá, si la vida fuera sencilla no valdría la pena vivirla. Vaya confusión.
Me dolía haber roto las promesas que le hice en el pasado, pero era peor continuar en una relación donde yo no podía dar todo. Lo quería, el lo sabía, pero mis sentimientos habían cambiado, ya no sentía que la relación fuese lo mejor entre el y yo.
—Creí que decirte la verdad era lo mejor para los dos.
—¿Cómo puede ser lo mejor para los dos? —Con sus dedos me tomó del mentón y me levantó la mirada—. Yo siento que me estoy muriendo. Que me haces mucha falta. Y duele... físicamente.
—Lo siento mucho, Taehyung. De verdad. Lo último que quiero es hacerte daño.
—Tal vez... si volviéramos a pasar más tiempo juntos todo volvería a ser como antes. Tal vez este tiempo que estuviste en Londres hizo que te olvidaras de mí y de lo que tenemos, y...
En mi corazón yo sabía que mi ausencia no había tenido nada que ver. En realidad, toda mi vida había sentido como si alguien más la hubiese planeado por mí, y que lo que pasaba a mi alrededor era como un desfile de acontecimientos que se repetía igual todos los años. Era como si viviera en una burbuja que me creaba una opresión en el pecho, y que con el tiempo apretaba más su amarre y me cortaba la respiración.
—Yo no lo creo así, Taehyung. De verdad pienso que, tarde o temprano, esto iba a suceder.
Taehyung se me acercó y se acomodó entre mis brazos.
—¿Podrías quedarte al menos esta noche? Lisa se fue a dormir a casa de Jennie, y tengo miedo de dormir solo.
Yo sabía que no era un intento de seducción. Durante más de seis años de noviazgo formal, Taehyung y yo nunca habíamos dormido juntos, y no porque no se hubiese presentado la oportunidad, o porque yo no hubiese querido, simplemente respetábamos tanto nuestra relación que nunca consideramos necesario hacerlo. Esa vez no fue diferente. Lo que Taehyung necesitaba en esos momentos era el apoyo de un ser querido. Necesitaba eso que tanta falta le hacía desde que perdió a sus padres y la culpa lo atormentaba, especialmente en días difíciles. Necesitaba un abrazo que le cortara ese ligero temblor que la agobiaba. Taehyung siempre ha sido frágil y sentimental.
Nos quedamos dormidos en el sillón, abrazados. No fue hasta la medianoche cuando nos despertamos, preparé un espacio para dormir en el mismo sillón, y el, casi sonámbulo, se marchó a su habitación. Avisé en casa que me quedaría a dormir con un amigo, pero tardé en conciliar el sueño otra vez, preocupado por el estado tan sentimental de Taehyung.
Al día siguiente me fui antes de que Taehyung despertara. Me levanté con la luz del sol que se escabulló entre una ligera abertura en la cortina de la sala. Y tuve suerte, pues apenas me alcanzaba el tiempo para llegar a la casa, tomar una ducha y salir corriendo hacia el colegio.
Contrario a los deseos de papá, y después de mucho deliberar conmigo mismo (y con mamá), al final me decidí por ingresar a la carrera de Derecho. Pero no lo hice convencido, al menos no del todo. Uno de los peores sentimientos de la vida es no saber qué quieres... y yo no tengo ni la más mínima idea. No sé qué quiero hacer con mi vida, y eso me provoca una frustración enorme. Alguna vez escuché a mamá pronunciar una frase que jamás olvidaré.
No me la dijo a mí, sino a alguien más, pero tuve la suerte de escucharla: "Todos nacemos con un propósito en la vida, con una vocación. Aquel que logra identificarla, vive una vida plena y feliz. Quien no lo logra, pasará la vida entera desdichado".
Esa idea me mantiene despierto por las noches. Apenas era el segundo día del regreso al colegio y ya mis amigos intentaban con sacarme para faltar a clases. Al principio lo hice muy seguido, escaparme a mediodía para ir al club a comer algo. En una de ésas yo creo que falté a más clases de las que asistí.
—Yoongi, nos vamos a ir al club a jugar un par de hoyos.
La oferta era tentadora, no lo niego.
—No te pases, apenas es el segundo día. Además, ya es el último año.
—¿Y eso qué? —me dijo Hoseok —. ¿Qué tiene que sea el último año?
Jung Hoseok alias Hoba, es de mis mejores amigos desde la escuela primaria. Siempre fue muy extrovertido, con un carácter fuerte, capaz de plantarse delante de cualquiera y cuestionar una orden si no estaba de acuerdo, pero era un aliado como ningún otro, leal y confiable, por eso era de mis mejores amigos.
—No sé, pero...
—Bueno —me dijo decepcionado—. Tú te lo pierdes. Si te llegas a animar, vamos a estar donde siempre.
Lo miré marcharse, reprimiendo las ganas de irme tras él. Para distraerme, y por mero instinto, comencé a jugar con mi teléfono. Hasta entonces me di cuenta, al abrir Facebook, que Jimin había aceptado mi solicitud de amistad.
Pasé la siguiente clase entera espiando sus fotos, con un interés nuevo en mí. Me fui hasta el principio de sus publicaciones y las repasé, una por una. En realidad no eran muchas.
Por lo que me di cuenta, Jimin no era de las personas que comparte fotos de cualquier cosa irrelevante en su vida.
Como radar, me fui buscando si en alguna foto estaba con alguien que pudiera parecer su novio.
Nada, no tenía ni una sola foto con nadie que pudiera ostentar ese título.
Mientras seguía haciendo mi papel de Sherlock Holmes, me entró un mensaje de Taehyung. Me pedía disculpas por haber actuado así la noche anterior, y le echaba la culpa al estrés del comienzo de clases. Yo le envié un emoji con carita sonriendo y le dije que no se preocupara.
Esa tarde, a petición de Minho, el director general del corporativo, tuve que asistir a la junta de concejo. Me pidieron que entregara un reporte de mis actividades referente al fondo que me fue otorgado para asignar a discreción. Mi participación no duró más de cinco minutos, y pronto salí de allí habiendo concluido mi trabajo.
—Tu papá está muy interesado en que te vengas a trabajar con nosotros —me dijo El señor Choi—. No ahora, claro, cuando termines tus estudios. Pero tal vez sería buena idea que comenzaras a participar en las juntas para que, poco apoco, aprendas cómo funciona el negocio.
—Gracias, Señor Choi. Lo voy a pensar.
Choi Minho tiene toda la vida siendo la mano derecha de papá. Es su hombre de confianza, el que le soluciona todo. Lo conozco desde que tengo memoria. Es buena persona, aunque puede ser un verdadero militar a la hora de hacer negocios. Seguro por eso mi papá lo tiene allí.
—Nada le daría más orgullo al jefe que verte tomar las riendas de todo lo que él ha construido. —Me dio una palmada en la espalda—. A mí no me molestaría para nada trabajar para ti.
Minho sonrió, se dio la media vuelta y regresó a su junta. Si fuera tonto no me habría dado cuenta de que el mensaje venía directamente de papá. No puedo culparlo, a fin de cuentas sé que quiere lo mejor para mí, y está convencido de que eso significa que tome mi lugar en la empresa. Yo lo único que deseo es saber de una vez por todas qué quiero.
Más tarde, ya en mi casa, me senté junto a la piscina a curiosear con mi teléfono. La última vez que nadé en ella fue durante mi fiesta de graduación dela primaria. Papá la mandó construir de medida olímpica porque, según él, la iba a usar todos los días para hacer ejercicio. Eso fue antes de que yo naciera. Hasta la fecha, creo que jamás ha tocado el agua, ni siquiera para hacer círculos en la superficie. No tiene tiempo.
Abrí la aplicación del chat y comencé a jugar con la idea de enviarle un mensaje a Jimin. No puedo negar que me puse nervioso tratando de inventar una manera de comenzar la conversación sin verme muy obsesionado. Y si esto es complicado para mí, no quiero ni imaginar lo complicado que debió de haber sido iniciar una conversación cuando no existían las redes sociales o el chat. ¿Cómo le hacían? ¿Qué excusa se inventaban para hablarse por teléfono?
No alcancé a mandarle el mensaje porque me entró una llamada de Hoba para recordarme que pasaba por mí a las nueve cuarenta y cinco para irnos a la fiesta de inicio de curso que los de último año del colegio habían organizado. La fiesta es una tradición, y la organiza la generación que se despide ese último año, antes de pasar a la carrera. Se invita a todos los estudiantes, incluidos los de nuevo ingreso. Es el mega evento del año. Me había perdido la del año pasado, pero esta vez eso no iba a suceder
꒰𝓣𝓣𝚊𝚎 ♡︎... ꒱
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