꒰ ⌗ Min Yoongi ! ꒱
Habían pasado ya casi dos meses desde que hablé con Taehyung para terminar nuestra relación de novios, me costó mucho, pero al final decidí que tenía que hacerlo. Fue durante la fiesta de despedida de Jinyoung uno de mis amigos del colegio, que se iba a Paris a estudiar la carrera de chef. Hasta ahora no sé si esa fiesta fue el lugar adecuado para hacerlo, pero lo que sí sé es que yo ya no podía esperar más. cada vez que Taehyung y yo salíamos juntos, tenía la sensación de que lo estaba engañando.
Cada que nos tomábamos de las manos, sentía que nuestros dedos no embonaban. Me duele decirlo, pero con el paso de los días yo me convencía más y más de que mis sentimientos hacia el, desde un punto de vista romántico, habían dejado de existir.
Y no sé por qué, pues Taehyung es una Hombre maravilloso. Es inteligente, tierno, chistoso, y por si eso fuera poco, es verdaderamente hermoso. Inclusive llegué a dudar si había algo mal conmigo.
Un dolor en el pecho me recordaba que estaba rompiendo las promesas que alguna vez le hice y con las que había vivido desde hacía tiempo, las mismas que marcaban nuestra relación, primero como amigos y luego como novios.
También sentía que me estaba traicionando, a pesar de no estar haciendo algo malo o no tener la intención de dañarlo. La gente cambia, yo estaba cambiando, el tiempo en Londres me había ayudado a crecer, y tal vez Taehyung no sería el Hombre con el que me correspondía llevar a cabo los planes que marcarían el resto de mi vida.
Tanta fue mi preocupación que me senté a beber un café con la única persona que podía ayudarme a tomar la decisión correcta: mi madre.
—Si eso es lo que sientes, hijo, entonces tienes que decírselo. Y entre más pronto, mejor. Es horrible vivir en el engaño, y todavía peor vivir una relación que no te hace feliz. Taehyung se merece la verdad.
Mamá siempre me ha dado los mejores consejos de mi vida. Es como una cajita mágica a la cual le preguntas cualquier duda existencial y te responde con las palabras más sabias del universo. Yo toda la vida he pensado que el éxito de mi papá se debe a ella.
No le quito crédito a él, pero cuando tienes a la mejor consejera del mundo a tu lado, cometer errores es muy poco probable. Que yo recuerde, papá nunca ha cometido un error en los negocios. Por cierto, fue gracias a ella que terminé por inscribirme en la Facultad de Leyes.
"Tienes que seguir lo que te dicta el corazón", me dijo. Obviamente, a papá no le pareció la mejor noticia del mundo. Mamá tuvo que apaciguarlo.
La orientación de mamá era lo que necesitaba para hablar con Taehyung y ponerlas cosas en claro, darle un nuevo rumbo a los inicios de mi vida adulta. Gracias a nuestra conversación, pude poner en orden mis ideas y sentimientos y planteárselo Taehyung de la forma más sincera posible. Saliendo de la fiesta me correspondía llevarlo a su casa, pero antes decidí conducir a un parque cercano y hablar unos minutos.
Tal vez el ya sospechaba lo que iba a ocurrir, por mi conducta ausente de las últimas semanas, aunque eso no impidió que se sintiera mal cuando le dije que era mejor que siguiéramos nuestros caminos por separado. Me preguntó si era por alguien más, si había hecho algo que no me había gustado o por qué decidía eso, al tiempo que sus ojos se llenaban de lágrimas.
Traté de explicarle de forma tranquila y sincera cómo me sentía, y al final, pese a que me pidió que sólo nos diéramos un tiempo y yo le insistí en que era mejor romper, lo aceptó, me dio un beso en la mejilla y dijo que de todos modos quería que fuésemos amigos, por todos los años de amistad que nos unían.
Escucharlo decir aquello me liberó. Sentí mucho alivio cuando aceptó cambiar el estatus de nuestra relación. Quería mucho a Taehyung, pero ya únicamente como amigos, y me producía una gran tranquilidad saber que el lo había comprendido. Taehyung y yo todavía hablamos y nos vemos seguido. Sería imposible terminar de repente una relación de tanto tiempo, sobre todo, cuando hay tanta historia y cariño de por medio. De vez en cuando vamos al cine o a cenar.
Es tal la costumbre que, a veces, nos tomamos de las manos, hasta que nos damos cuenta y nos alejamos por instinto. Taehyung siempre tendrá un lugar especial en mi corazón. El lo sabe. Sabe que siempre, no importa lo que suceda o el tiempo que pase, cumpliré mi promesa de estar allí para el.
Por ese entonces, estaba muy centrado en el trabajo.
Después de una ardua búsqueda, por fin encontré una buena fundación que reunía los requisitos que habíamos establecido. A última hora, y por consejo de mi asistente, una noche antes acudí a una subasta de gala de esas que las fundaciones organizan para presentar sus proyectos a los posibles benefactores y, de paso, levantar un poco el capital.
El evento fue todo un espectáculo, considerando la cantidad y calidad de obras de arte expuestas en la sala Virrey del Hotel Contemporáneo. Sin miedo a exagerar, yo calculo que esa noche se movió una pequeña fortuna sólo en las pujas. Yo, que disfruto ver obras de arte e invertir en alguna que me guste, sobre todo si es de un artista de renombre, me hice de un cuadro del pintor mexicano Julio Galán (que terminé regalándole a mamá), una pequeña escultura de una artista española, y una fotografía original de Ansel Adams.
Todavía recuerdo los ojos claros de esa Hombre. Parecía como si estuviese mirando a través del agua de un lago en Suiza. Tenía el cabello castaño, ondulado, unas cejas no tan gruesas y unos labios perfectamente proporcionados .Además de hermoso, transmitía una calidez y serenidad a quienes lo rodeaban, que no pude apartar la vista de el durante un par de minutos.
Lo presentaron como el nuevo coordinador de relaciones públicas de la fundación. Al final de la noche me acerqué a el con la excusa de pedirle más información, aunque para ese momento, que fue mucho antes de conocerlo, yo ya había tomado la decisión de apoyar su causa. Quiero pensar que el hecho de que debía tratar con el era un plus, una recompensa a nuestra buena voluntad.
Decidí llamarlo para programar una cita. Jamás pensé que me sentiría así, pero el momento mientras marcaba su número fue intenso: se me revolvía el estómago y me sudaban las manos. ¿Estaba nervioso? Quizá sí.
Era la primera vez que llamaba por teléfono a un chico que no era Taehyung. Reuní el valor necesario y le marqué. Me contestó esa voz grave de la que tanto me acordaba, y que hacía las veces del canto de las sirenas en la historia de Jackson y los argonautas.
—¿Hola? — Me presenté de nuevo por temor a que no se acordara de mí, y nuevamente le expresé mis intenciones de conocer mejor su fundación.
—Con mucho gusto, Yoongi. ¿Qué día te gustaría que nos viéramos?
—Yo puedo acoplarme a tu calendario —le dije, evitando tartamudear.
—¿Qué te parece el jueves, de aquí a dos días?
—Me parece muy bien —contesté, aunque en ese momento dos días me parecían eternos. Jimin sugirió que nos viéramos en las oficinas de la fundación kidseul, al mismo tiempo que yo le proponía una comida.
Percibí, a través del teléfono, que titubeó durante un segundo. Al final terminó por aceptar mi invitación. Todavía recuerdo lo nervioso que me puse cuando llegó el día de la comida y faltaban apenas unas horas para vernos. Me cambié la camisa un par de veces. De pronto no estaba seguro si vestir casual era lo adecuado o era mejor optar por algo con más estilo.
El verano acababa de terminar, así que todavía era posible usar un pantalón de vestir y una playera fresca. Al final decidí no poner en riesgo mi imagen y escogí un saco sport y unos jeans.
Eso nunca falla.
A las dos de la tarde en punto, el host del restaurante me encaminó hacia la mesa.
Nos quedamos de ver en el restaurante El Varietal, el cual, a pesar de que existe desde hace décadas, no pasa de moda y se mantiene como el lugar predilecto si se quiere comer bien y tener una buena velada. La hora de la comida es ideal para una junta de negocios, y por las noches se convierte en el sitio perfecto para impresionar a un chico en una primera cita.
Jimin llegó puntual. Me acerqué a recibirlo con un par de besos en las mejillas, como es lo habitual, pero el me contestó con una reverencia.
Luego me agradeció que le acomodara el asiento. No sé si fue la luz tenue del restaurante, pero Jimin se veía aún más guapo que cuando lo vi por primera vez.
Traía puesto un traje negro elegante, de esos que se pueden utilizar también en la oficina o en un evento de alfombra roja. Mi mirada estaba tan enfocada en sus ojos que no me di cuenta de que a su lado había otro chico esperando presentarse.
—¿Hola? —le dije, esperando que fuera alguna hostess del lugar.
—Yoongi, te presento a Changkyun. Changkyun, él es Min Yoongi. —Changkyun a diferencia de Jimin, sí se me acercó a plantarme unos besos.
—Hola, Changkyun. Mucho gusto. —Changkyun sonreía de forma entusiasta y presumía sus dientes muy blancos. Era delgado y alto, con el cabello castaño y liso, y unas luces con corte a la moda, por lo que se veía a la vanguardia y despreocupado.
—Changkyun trabaja en el área de administración de la fundación. Está aquí para cualquier duda que tengas.
Después de esto, Jimin recitó el mismo discurso de captación de fondos que había escuchado el fin de semana en la cena subasta. Me mostraron de nuevo el estado de resultados y la aplicación de las diferentes partidas del presupuesto del año anterior. Todo estaba en orden.
—Como puedes ver, Yoongi, lo que hacemos en Kidseúl de verdad es muy importante. Con tu ayuda y la de los demás benefactores pronto podremos llegar a trascender en todo el país. Si esto sucede, los resultados serán tan buenos que no dudo que más pronto que tarde podamos cruzar fronteras.
La labor de la fundación y su alcance me parecieron, por mucho, la mejor opción de las que había escuchado hasta ese momento. Contando incluso con las de otros países de esta región de Asia, hay pocas que hagan un trabajo tan completo y en la que colabore gente tan joven. Aun así, y aunque era yo quien finalmente tomaba la decisión (y ya la había tomado), opté por no darle una respuesta en ese momento y mejor consultarlo con mi padre. Al final sería él quien firmara el cheque.
—Dame un par de días y te tengo una respuesta —le dije—. Pero quiero que sepas que de verdad me voy convencido de que la tuya es una gran labor.
—La nuestra —me corrigió.
—¿Cómo?
— Nuestra labor —me dijo señalando a Changkyun—. Todos somos parte de ella.
—Sí, claro, a eso me refería —le precisé.
A la hora de despedirnos la noté como si tuviera prisa por marcharse. Changkyun, bendito el, me ofreció su teléfono personal, escrito en el reverso de una tarjeta de presentación, por si me surgía cualquier duda. Yo tomé su tarjeta y la guardé en el bolsillo interior de mi saco, de donde estaba seguro que no la sacaría jamás.
De regreso en mi oficina me puse a hacer los números que le presentaría a papá. Trabajando frente a mi computadora me ganó la curiosidad por entraren las redes sociales a buscarlo.
En un principio la busqué por su nombre: Park Jimin. Park no es un apellido muy común, por lo que me sorprendió toparme con que había más de cincuenta opciones con ese nombre y apellido, algunas sin foto, sólo en mi círculo cercano.
Entonces decidí buscarlo por medio de la página de la fundación. Después de encontrarlo, me tardé unos minutos en decidirme a presionar el botón de solicitud de amistad.
Por un lado, se podrían malinterpretar las cosas en cuanto a nuestra aportación para su fundación, y de ninguna manera quería que eso pasara.
Por el otro, y éste fue el razonamiento que al final ganó, no le vi nada de malo a agregar a mi lista de conocidos a alguien con quien ya existía una relación laboral. Así que, bajo esa premisa, decidí presionarlo.
꒰𝓣𝓣𝚊𝚎 ♡︎... ꒱
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