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Q U I N C E

Me coloque la gabacha blanca para intentar pasar un poco desapercibido y espere hasta el momento en el que pasillo de la clínica quedara totalmente desolado.

A penas vi como la ultima persona que andaba cerca entro a uno de los consultorios, corrí hacia aquel gran par de puertas, abriendo los seguros lo mas rápido que podía sin llamar la atención.

Era mi primera vez cruzando aquella puerta pero no me sorprendió lo que había después de ella, mas de una vez había observado curioso cuando alguien entraba a esta zona.

Tratando de calmar mis pulsaciones, inhale y exhale un par de veces. Con algo de inseguridad camine hasta la puerta de cristal, cruzando los dedos de que aquella tarjeta funcionara y no fuera una ida de olla de mi parte.

Cuando la luz verde alumbro junto con un sutil vibrar al poner la tarjeta en el escaner, sentí como si me quitar un gran peso de encima, ahora tenia un poco mas de se seguridad, podía seguir con todo aquello. Fue como pasar la primera gran prueba.

Camine lentamente hacia el pasillo, sintiendo el frió del ambiente ponerme la piel de gallina, no sabia donde ir exactamente pero cuando empece a caminar hacia mi izquierda pude notar la gran cantidad de cámaras que habían por ese lado y al fijarme por la parte derecha era exactamente igual. Me detuve casi de inmediato, no iba a poder moverme sin que detectaran mis pasos en segundos.

Maldije internamente pero no me dio tiempo ni de pensar que hacer para cuando escuche gran cantidad de pasos provenir del lado derecho. No podía dejar que me atraparan y si alguien me veía iba ser el fin, todo lo que tenia planeado se iría a la basura.

Sintiendo la adrenalina a mil volteé hacia todos lados buscando una salida rápida y silenciosa. Necesitaba salir de la vista de cualquier trabajador, era una zona restringida y no importaba que fuera hijo de uno de ellos, estaría en problemas de igual forma.

Entre en la primera puerta que encontré.

Me apoye en la pared y sentí miedo de que ese montón de gente me estuviera buscando a mi, de que me haya descuidado y haya sido visto por alguna cámara. Tenia miedo de incluso el ruido que pudiera provocar mi propia respiración.

Creo que contuve el aire en mis pulmones inconscientemente al escucharlos pasar frente al cuarto donde me encontraba. Solo cerré los ojos y rogué que nadie entrara.

No me moví aun después de que paso un rato desde que el ruido afuera desapareciera. Estaba haciendo una locura definitivamente y mis manos temblorosas no hacían mas que confirmarmelo.

Cuando logre tranquilizarme parcialmente, busque un interruptor para alumbrar el cuarto, todo esta demasiado oscuro para mi gusto y aun en la oscuridad podía distinguir lo pequeño que era la habitación, casi como una bodega o un cuarto de limpieza nada mas que algo largo.

Cuando logre encender la luz y gire sobre mis talones el aire que estuve conteniendo se escapo por completo de mis pulmones.

Lleve una mano a mi boca, incrédulo.

Y entendí que no valía nada ser feliz en una mentira.

Las dos paredes de los costados estaban cubiertas por estanterías, del techo hasta el suelo.

Todas, cada una de ellas, repletas de objetos de niños. Juguetes, ropa, zapatos, peluches, gorras, muñecos, cualquier cosa que alguna vez haya pertenecido a un niño.

Al ver todo aquello, podía asegurar que eran mas que veinte niños...

Camine entre aquellos estantes, sintiendo una gran opresión en mi pecho, al tiempo que el sentimiento de odio crecía en mi.

En eso sentí una fuerte corriente de frió caer sobre mi, haciéndome detener. Subí mi mirada al techo viendo un rejilla de los conductos donde pasaba aquel horrible aire helado.

Me gire hacia el estante y no pude evitar sorprenderme al tener la cabeza de un dinosaurio azul casi chocar con la mía.

El corazón se me acelero cuando vi en lo que estaba sentando aquel dinosaurio de peluche. La silla de niños para el carro. Senti como si mi corazón se rompiera.

Ahí estaba el peluche, la silla, una mochila, todo lo que tanto Namjoon aseguraba tener.

Temblando quizás el doble que antes, tome una bufanda roja con negro que estaba doblada encima de del peluche, provocando que cayera un pequeño trozo de papel.

Era una fotografía de Jimin.

Sentí que no merecía seguir viviendo, ver esa sonrisa y aquellas mejillas rosaditas habían terminado de condenarme.

Abraze con fuerza la bufanda totalmente debastado, llore como nunca antes lo habia hecho.

— Perdón... Perdóname, perdóname — rogué entre lagrimas.

No había mas que pudiera decir. En estos momentos solo había algo que podía remediar todo aquello y era buscar a Jimin y sacarlo de aquí, ahora desconocía quien era mi padre e ignoraba cualquier salvación que pudieran ofrecer.

Si algo le había pasado a ese pequeño, nunca, nunca me lo perdonaría.

Camine por las instalaciones del refugio, había logrado salir sin problemas pero muy en el fondo esperaba que alguien me detuviera, quería hacer pagar a todos los que se encontraran dentro de la grandiosa zona restringida pero era una pelea dentro de una guerra y dejarme llevar por el odio no haría mas que complicar las cosas.

Fui hasta la habitación de Namjoon, no había otro lugar donde el pudiera estar. Entre sin tocar, sin esperar nada, solo necesitaba verlo.

Namjoon frunció el ceño y me dirigió una mirada fría al verme entrar, aun acostado en aquel camarote pude sentir como estaba listo para ignorarme. Pero antes de que alguna palabra saliera de su boca, bajo su fría mirada hacia lo que llevaban mis manos.

Quise seguir llorando cuando vi su reacción, su expresión cambio por completo, se sentó incrédulo en aquella cama como si tratara de asegurarse de que lo que veía era cierto. Sabia que no entendía como la había conseguido pero si sabia perfectamente a quien le pertenecía aquella bufanda.

Camine hasta el sintiendo como cada paso retumbaba en todo el silencio de la habitación.

Apretando con fuerza la bufan y tragando el nudo que hacia doler mi garganta una vez mas, se la extendí.

Namjoon totalmente dolido la tomo entre sus manos y la observo como si aquella prenda fuera el mas grande tesoro.

— Es de Jimin... — murmuro.

Aun observándola entre sus manos, paso la tela entre sus dedos, como si la prenda fuera a desaparecer si le quitaba la mirada. 

Apoye mis rodillas en el filo de la cama y puse mis manos entre las suyas, tomando con fuerza la bufanda roja entre ambos.

— Sacaremos a Jimin de aquí. Te lo juro Nam...—

Su mirada subía hacia la mía, sus ojos brillaban y vi en ellos los mismos ojitos que en aquella fotografía.

Lo abrace con fuerza, quería que supiera que ahora haría lo imposible por ayudarlo.

— Lo siento... Siento tanto todo lo que he dicho y hecho. Perdóname por no confiar en lo que me decías. Perdón por hacerlos sufrir mas a ambos, pero ahora se la verdad y estoy dispuesto a luchar contigo por Jimin —

Sentí como una de sus manos subía delicadamente por mi cuello y como entrelazaba sus dedos entre mi cabello.

Junto su frente con la mía, podía ver como sus ojos estaban cerrados y como su frente estaba arrugada, él estaba tan agradecido que hacia mi pecho doler por no haberle creído mucho antes. Sentía su respiración discontinua chocar en mi piel y combinarse con la mía, como si fuera un mismo respirar. Como si fuera un mismo sentir.

Hizo un poco de presión y junto sus labios con míos, deje de observar todo de él y me deje llevar por aquel contacto tan especial en aquel momento tan doloroso. Apreté con mas fuerzas la bufanda que se encontraba entre nosotros, mientras nuestro labios se conocían por primera vez entre movimientos lentos e íntimos. Me concentre en aquella calidez que sus labios me brindaban y me di cuenta que yo también lo necesitaba a él.

Era un beso que nos brindo calor a nuestros dañados corazones.

Lentamente me separe de él pero era como si ninguno de los dos lo quisiera hacer, imite su acción y levante una de mis manos para acariciar su mejilla, demostrándole mi cariño y por unos segundos deje a mis ojos admirar aquellas facciones. Que apostaría a todo, que con una verdadera sonrisa serian perfectas.

— Todo estará bien, Nam... —

Le susurre antes de volver a besar al hombre que me había abierto los ojos y me había perdonado. 

.

.

.

¡Hola! Estoy de vuelta.

Y nuevamente capitulo de día por medio hasta que finalice.

¡Gracias por el apoyo a esta pequeña historia!

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