𝐒𝐈𝐍 𝐑𝐀𝐒𝐓𝐑𝐎 𝐃𝐄 𝐓𝐈.

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❝No se trata de pertenencia,
 sino de amar libremente.❞

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𝖀𝖓 𝖆𝖓̃𝖔 𝖉𝖊𝖘𝖕𝖚𝖊́𝖘. 𝕴𝖗𝖑𝖆𝖓𝖉𝖆, 𝕯𝖚𝖇𝖑𝖎́𝖓. 3 𝖉𝖊 𝖉𝖎𝖈𝖎𝖊𝖒𝖇𝖗𝖊.

Ha pasado un año desde que descubrí la estrella negra, pues se ha dado el caso de que es real, pero no hemos encontrado alguna manera de llegar a ella, mi fe, mis esperanzas no han decaído ni por un segundo, buscamos brujas de todo el mundo, muchas las matamos, otras torturamos y al final no encontrábamos nada; escuchamos el rumor de que había una persona que había ido a aquel horripilante y desolado mundo negro, que había llegado traumada y casi muerta, dijeron que un hombre le había contado algunas revelaciones sobre el futuro desgarrador del mundo, y esa persona se encontraba aquí, en Irlanda. Habíamos llegado un tanto lejos para obtener lo que queríamos, sin embargo a ninguno le importaba hasta donde llegar para obtener nuestros fines. Aquí al parecer siempre era nublado, y el clima era helado, pero me encantaba, había pasado tiempo desde que me acostumbre a usar cosas negras y tacones, mi cabello estaba largo y ahora era de un color negro, mis ojos estaban más brillosos y mis labios más rojos; el día que encontré la leyenda y prendí la vela, Davina me explico que la parte de mi alma estaba en la estrella negra, igual; y cuando la tome un poco de magia de ese lugar se vino conmigo, así que ahora puedo hacer un poco de magia, pero no la suficiente como Davina o Freya. Por otro lado no había sabido nada de Elena, tenía entendido que ella, Caroline y Bonnie, junto a Enzo claro, se fueron a Seattle con Jeremy, porque no soportaban el hecho de que me quisieran proteger todo el tiempo; lo cual es irónico cuando antes era ella quien estaba en este lugar. Pero la verdad es, que no necesito que nadie me cuide, me protege, puedo hacerlo sola y siempre lo hare.

Mis tacones resonaban en los callejones interminables de Dublín, el aire era frio y el día oscuro, el gran castillo de Aughnanure ocupaba toda mi vista, sentía alguien detrás de mí hasta que me escondí entre un pasillo, y deje que la persona pasara para tomarla del brazo y enfrentarla.

-Estas muy a la defensiva hoy-la voz de Kol sonaba más ronca de lo habitual.

-Eres un idiota.

-Elijah nos espera en la casa de la loca, andando-y con eso ambos comenzamos a caminar, mi cazadora tenia un gorro, así que me lo puse, pero el hambre llego a mi sistema, y vi con una mujer caminaba a lado de mí, y con un movimiento de mano le rompí el cuello-No es el momento-murmuro Kol.

Pero ya era tarde, le había succionado toda la sangre, yo solo le guiñe el ojo y camine delante de él, saliendo de aquellos enredosos callejones, afuera me encontré a Elijah con aquel toque de elegancia que lo caracterizaba, y una sonrisa apareció en mis labios.

-No es bueno dejar muerte en Irlanda-me reprendió.

-Suficiente-dije rodando los ojos-Vamos a ver a esa lunática.

Ambos Mikaelson rodaron los ojos y nos subimos al auto, Irlanda era como un pueblo antiguo y aquello me encantaba, el auto se movía con velocidad hasta que aparco fuera de una pequeña vivienda de color café con gris, rápidamente baje y me dispuse a tocar, dándole una sonrisa de suficiencia a Kol, el solo rodo los ojos.

-Inmadura-murmuro.

-Inepto.

-Caprichosa.

-Narcisista.

-Sociópata.

-Cállense los dos de una buena vez-dijo Elijah.

-¡Quien es!-el grito de miedo de una mujer se escuchó por dentro y yo hice una mueca de extrañeza y asco.

-Elijah Mikaelson, y mis hermanos.

-¡¿Qué quieren!?-volvió a gritar.

-Hablar con usted.

-No los conozco, váyanse-murmuro repitiendo eso muchas veces.

-Suficiente-dije y rompí la manija entrando, seguida de ellos dos.

-No los deje pasar, monstruos; fuera de aquí-dijo.

-Usted sabe lo que somos-dije sentándome en el comedor.

-Claro que sí, hija de Thomas-y aquello hizo que mis ojos se abrieran con asombro.

-Vaya, aquello no me lo esperaba-dije con una sonrisa de oreja a oreja-No es una lunática.

-Ustedes son hijos de Esther, la bruja original.

-Correcto-dijo Kol aplaudiendo y sentándose a mi lado.

-Si sabes quienes somos, y quienes son nuestros padres; debes de saber a qué hemos venido.

-Claro que sí, la entrada a la estrella del averno. Pero no les diré nada.

-Te mataremos-dije-Yo siempre cumplo mis promesas.

-Nadie puede ir fácilmente ahí-dijo con una sonrisa grotesca.

-¿Y quién si?-pregunto Kol tomando de una taza un poco de té.

-Lucifer.

-Déjate de cosas, anciana decrepita-dije perdiendo mi paciencia y poniéndome de pie-Dinos ahora como llegar, o te quemare a ti, y a tu estúpida casa de jengibre.

-No me das miedo, bruja.

-Pues deberías-dije tomándola del cuello.

-Se llega por El castillo de Brissac, en Italia-murmuro-En el sótano, en los más al final hay una enorme puerta de cobre, oro, plata, cerval y de muchas cosas más, ocupan un humano para que la abra y ustedes pasar, ese humano debe de esperar su regreso con la puerta cerrada, porque no es fácil volver. Suerte, hijos de Esther.

-Gracias-dije con una sonrisa y le rompí el cuello.-Andando chicos, tenemos a un hibrido loco que quiere volver. 

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Querida Italia, tan hermosa y extraña como siempre; un largo suspiro salió de mis labios mientras mi vestido se alzaba un poco por el aire, Kol iba a mi lado coqueteándole a chicas, y yo solo rodaba los ojos enfadada por su actitud de 'todas mías.'

-Ya, relaja la puti un momento, idiota-dije.

-Eres una envidiosa, porque ningún francés te toma en cuenta.

-Es porque soy morena ahora.

-Eso te repites cada que te vez en el espejo.

-¿Quieres callarte de una vez?-murmure.

-Te crees mucho porque ya tienes diecinueve.

-Soy inmortal imbécil, tú tienes como mil quinientos años, y no te ando jodiendo.

-Mil diecisiete, inculta.

Yo solo rodé los ojos, y ambos comenzamos a caminar más deprisa, Maine y Loira era como Irlanda, un tipo de pueblo antiguo y rupestre, donde las personas te miraban mal si no eras de aquel lugar extraño y desorientado; hasta que llegamos a fuera del castillo donde nos esperaban, Elijah, Freya, Davina, Rebekah y Finn, junto a un humano extraño.

-Que comience el juego.