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➤ Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 06


Capítulo dedicado a:
kimvanefer

Leah Hee Tuan;

     Esperé hasta las seis de la noche para ir a la casa del señor Jeon. Lógicamente, él no estaría toda la tarde allí, así que sólo esperé cerca de donde vive, no sin antes haberle avisado a mi hermano porque se volvería como un loco cavernícola buscando hasta debajo de las piedras.

     Compré un poco de comida junto a unas gomitas de ositos dulces y también compré una almohada, ya que olvidé la mía en casa.

     Conduje hasta un gran portón en donde me detuvo un vigilante o un guardia de seguridad, pidiéndome que bajara el vidrio y me identificara.

     Bajé el vidrio y se acercó a mi auto tranquilamente como si tuviera todo el tiempo del mundo.

     —¿Señorita, a dónde se dirige? —Preguntó el chico que parecía gentil.

     Encendí la luz interna del auto y tomé el teléfono que tenía en el asiento del copiloto, me metí en la galería y junto a una sonrisa, le mostré el teléfono.

     —Vine a ver al Doctor Jeon, es urgente que nos veamos —Le suplicaba con mi rostro.

     Vió la foto y luego mi rostro. Parecía un chico agradable de unos veinticinco años o menos, fácil de manipular y controlar. Sus rasgos eran asiáticos, alto y de contextura delgada.

     —El Doctor no notificó tal visita —Entrecerró sus ojos, aún más de lo que ya los tenía.

     —Por favor, necesito hablar con mi doctor urgente —Insistí.

     No lo hagas más difícil y accede a lo que te estoy pidiendo.

     —El doctor me matará. —Balbuceó— Será la única y última vez que la dejo pasar sin el permiso del Doctor Jeon, ¿Se entendió? —Con mi cabeza asentí victoriosa.

     Se acercó a la casita que había allí y abrió el gran portón negro, saqué una mano por la ventana de mi auto y me despedí del chico, mientras aceleraba.

     Era una residencia muy hermosa con extensos jardines, una fuente en medio muy espectacular, con pinos adornando el gran jardín junto a cientos de flores; la casa estaba al fondo, era grande y blanca decorada con madera el exterior, madera oscura.

     Estacioné en frente de la casa y apagué el motor, estaba nerviosa de como el sin cerebro Jeon actuaría al verme allí frente a su puerta con una sonrisa de oreja a oreja, invadiendo su propiedad.

     Tenía mi debate interno.

     Estando frente a la puerta toqué el timbre y esperé unos escasos segundos hasta que una persona de baja estatura abrió la puerta. Un niño de alrededor de diez años de edad, rasgos asiáticos, alto y delgado abrió sin dudar la puerta de la casa con una hermosa sonrisa.

     Podría jurar que era idéntico al Doctor Jeon.

     —Hola, ¿Estás buscando a mi mamá? Porque todavía no está lista. —Habló sin esperar a que yo lo hiciera— Aunque, tu eres mucho más bonita y jóven que sus amigas, ¿De dónde eres? Se nota que no eres asiática. —Parecía un cotorro, muy diferente al Doctor Jeon. A él sí le interesaba socializar y caerle bien a los demás— Mi nombre es JungMin, ¿Y el tuyo cuál es? —Sus ojos castaños me estaban volviendo loca, eran muy expresivos y sobre todo, lindos.

     —Mi nombre es Leah y sí, tienes razón, no soy asiática porque nací en los Estados Unidos —Sonreí inconscientemente.

     —¿Hijo, con quién hablas? —Una señora de unos cuarenta y tantos años apareció detrás del tierno niño que había establecido una pequeña conversación conmigo— ¿Quién eres y qué haces en mi casa? —Su pregunta me agarró fuera de base, ¿El doctor Jeon estaba casado y tenía un hijo? ¿Y por qué no usaba su anillo de compromiso?— Te estoy hablando, niña.

     —Se llama Leah —Le informó el pequeño a su madre.

     —Cállate JungMin, le hice una pregunta a ella, no a tí —Su mirada era intimidante, pero además tenía ese aire de manipuladora y maltratadora.

     —Yo soy... —Una voz masculina me interrumpió.

     Gracias al señor, no estaba intimidada por la mujer de buen vestir y mal carácter, sólo no quería empeorar las cosas o como dicen "meter el dedo en la llaga", dejando totalmente en vano toda la operación que tenía en mi cabeza.

     —¡Jess, ya me voy! —Se escuchó desde el interior de la gran casa.

     Un descerebrado y sin neuronas Jeon apareció por aquella descomunal puerta con una gran cara de asombro, podía imaginar y deducir las preguntas que pasaron por su gigante cabeza.

     —¿Qué hace aquí, Leah Hee? —Me miró de arriba hacia abajo, determinando si era real o no.

     —JungMin, entra a la casa —Pidió la señora y el niño sólo negó.

     —No, quiero quedarme aquí con ustedes —Desobedeció. Eso fue lo que hizo el niño, pero ¿Por qué?

     Su padre, al parecer estaba a favor de tal acción.

     —Leah Hee, a mi auto, ¡Ahora! —Lo miré sin entender la situación. Sólo me quedé ahí plasmada, haciéndome miles de preguntas ¿Ahora me daba órdenes?

     —¡¿Qué es esto?! —Preguntó la mujer histérica, yo también lo estaría si mi esposo se fuera con una chica más joven y sobre todo, más inteligente y amable que yo, no todo en la vida debía ser físico.

     —¡Vamos! —Gritó y comencé a caminar en dirección a su auto que estaba en un estacionamiento al lado de la casa, literalmente lo seguí.

     Al llegar él estaba dentro de su auto y sin pensarlo subí al asiento del copiloto, cerré la puerta y me puse el cinturón de seguridad para terminar jugando con mis dedos por tal nerviosismo, pero ¿Qué me pasa? Vine por algo y lo terminaré de resolver.

     —Ni se te ocurra decir una palabra —Dijo poniéndo el auto en marcha.

     Condujo hasta aquella gran entrada en donde conocí a su vigilante, claramente, Jeon no lo miró muy bien, ya que él sabía quién me había dejado pasar a irrumpir en su hogar. Esperamos a que el portón se abriera para poder salir a no sé dónde y perdernos solo a dónde él conocía.

     —¿Qué hacías en mi casa? —Se detuvo en un semáforo muy lejos de su casa.

     —Quería hablar con usted...

     —No hay nada de que hablar. —Interrumpida por él, sólo bufé. Este hombre sabía cómo sacarme de mis casillas fácilmente— Seguro le dijiste unas palabras ardientes y te dejo entrar, ¿No es así? —Rió— Ese bueno para nada...

     —¿Por quién me tomas? —Lo interrumpí— ¿Cuántos años tienes? ¿Más de cuarenta? Por eso jamás nos ha dicho su edad —Concluí acertadamente— ¿Y su sortija de matrimonio? ¿En dónde está? —Estaba empezando a alterarme, quería respuestas.

     —No eres nadie para exigirme tales respuestas que, claramente, no te daré —Bufé y me acomodé aún mas en el asiento, mientras me cruzaba de brazos.

     No sabes cuánto te odio Jeon.

     A penas habían pasado unos minutos de esos que parecían muy eternos, no hablábamos, no nos mirábamos, sólo íbamos hacia una dirección que solo él conocía y como no admitirlo, tenía algo de miedo.

     —¿A dónde me llevas? —Pregunté intentando romper aquel gran iceberg, pero no funcionó, no articuló ni una palabra.

     Aumentaba mi pulso.

     Miré por la ventana y veía algunas calles familiares, este par de edificios tan modernos y caros podía reconocerlos en cualquier lugar, así fue como caí en cuenta que estábamos yendo al apartamento en donde vivía. Mis preguntas aumentaban aún más en mi cabeza, ¿Cómo sabía en dónde vivo?, ¿Cómo supo que hablaba aquel día con mi hermano?, ¿Por qué es tan misterioso?

     —Llegamos —Detuvo el auto en todo el frente del edificio.

     Salí de mi transe y ví a Mark saliendo del interior del edificio junto a una cara de pocos amigos.

     Él estaba muy preocupado por mí.

     —Vamos, bájate —Pidió el doctor Jeon, él también iba a bajarse.

     No creo que quiera conocer a mi hermano, ¿O si?

     Acaté la orden y bajé del auto junto a una cara de decepción, no había logrado mi cometido, ese de convencer al insensato Jeon para poder volver al campo que más amaba. Me acerqué a mi hermano y él me abrió sus brazos, sin siquiera pensarlo lo abracé. Lo había extrañado en todo el día.

     —Mark, te quiero presentar a... —Susurré en su oído, pero una voz masculina y que ya empezaba a odiar aún más, me interrumpió.

     —Mark, para la próxima ponle un GPS o una correa, es más efectivo —Me despegué de mi hermano y ví a Jeon confundida, entrecerrando los ojos, analizando su indescifrable mirada.

     —Gracias, Kook, estaba tan preocupado por ella. Prometo que no volverá a pasar —Ahora giré en dirección a mi hermano.

     No entendía nada.

     ¿Qué estaba pasando aquí? Señor, ilumíname porque no entiendo nada.

Holaaaaaa mis bebus, ¿Qué les pareció? ¿Qué creen que esconde Jeon y de dónde conoce a Mark?

Al primer comentario le voy a dedicar el siguiente capítulo que se pone bueno🙈

Gracias a todos por leer❤️

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