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⊰⊹ฺ ᶜᵃᵖⁱ́ᵗᵘˡᵒ 5 ⊰⊹ฺ

—– Seokjin,  hijo, ¿Qué tienes? —– Seungho se acercó a su hijo tomándolo de los brazos llamando un poco su atención.

Por parte contraria, Seokjin sentía algo extraño en su pecho, una especie de susto, no sabía cómo describirlo pero era la misma sensación como si algo fuera a pasar.

Miró a su padre que esperaba un respuesta y omitió todo susto en su pecho.

—– Nada, papá. Estoy bien —– dijo sonriendo, convenciéndose a sí mismo y a su padre. 

O eso esperaba.

Seungho no muy convencido y frunciendo el ceño preguntó.

—– Estás así por la conexión… ¿Cierto? —– La campanita de acierto en la mente de Seokjin sonó.

La respuesta era bastante obvia, en otra ocasión hubiera regañado a los gemelos como usualmente hacia en casos serios como éste.

Pero eso no fue lo que hizo.

Seungho pensó que su hijo no respondería la pregunta, era reservado para demostrar a plenitud sus inquietudes, pero se sorprendió cuando después de unos segundos Seokjin asintió. 

—– Es hoy, toca bajar ¿Verdad?

—– Sí, hijo —– asintió dándole la razón y observando el jardín —– Será hoy a las 9, es el inicio.

—– Papá, quiero verlos. Hablar con ellos, hacer algo —– la voz de Seokjin había cambiado drásticamente, a punto de decir todo lo que le atormentaba. En ella se escuchaba un anhelo, algo que a su padre le dolía profundamente escuchar —– Siempre que bajamos está todo en silencio. Oscuro y solitario, nadie por allí, el miedo se puede sentir en el aire seco, en la humedad y en el crujir de las plantas a nuestro paso —– suspiró —– Hasta el canto de los grillos es de temor. Nada cambia.

Seungho sabía que era así, no podían negarle ni reprocharle algo que era cierto, pero tampoco quería desanimar a su hijo.

Él como dios, tenía la esperanza de que eso cambiaría.

Tenía un presagio de ello. 

—– Esperemos a ver qué pasa hoy, Seokjin. Puede que hoy sí sea diferente —– Lo observó con dulzura —– No debes desanimarte ante estás circunstancias. Sé que no es fácil cuando tu corazón te está exigiendo algo, cuando está la carencia y reclama fervientemente por eso que necesita. Porque aunque seamos realeza, no estamos exentos de ello —– El rey suspiró —– Me gustaría hacer algo, pero ya sabes la historia, hijo.

Seokjin sintió sus ojos picar pero se contuvo

—– Lo sé, papá. Me encantaría encontrar una forma de acabar con todo esto, pero a veces parece imposible —– Los brazos de Seungho envolvieron el cuerpo de Seokjin en un abrazo cálido.

Seokjin se acomodó en sus brazos, él amaba los abrazos de su padre, podía relajarse en sus brazos sin temor.

—– Hijo, ¿Por qué te empeñas en hacer cumplir las cosas? Eres testarudo como tu madre. Las cosas pasan por algo —– tomó su muñeca y sonrió —– Algún día se quitará, Seokjin, serás feliz. Entiendo ese deseo, pasé por eso y me encontraba igual que tú. Sólo sé paciente. Algo pasará.

El príncipe sonrió y asintió "Algo pasará" se dijo.El menor solo asintió.

—– ¿Cuál es la preparación? 

—– Bajar 10 minutos antes de las 9, revisar mediante los guardias e ir al templo, si encuentran ofrendas pueden tomarlas y llevarlas a la puerta del Odre, allí a las 6 am, en la aurora y antes del despertar del sol deberán volver. 

—– ¿Podemos pasear como siempre? —– Seungho sonrió.

—– Sí, tu espíritu aventurero tiene permiso, hijo.

—– No es aventurero —– refunfuñó Seokjin, pero luego sonrió —– Tal vez un poco.

—– Arregla tu ropa para la noche, debes aprovechar al máximo este tiempo. 

—– Sí, papá —– El príncipe sonrió yendo a su habitación, su sonrisa aún seguía en sus labios. Paseando por el centro de la sala subió las escaleras al tercer piso del majestuoso templo.

El pasillo era grande, espacioso y largo, a cada extremo del pasillo habían unas puertas grandes de madera, con las manillas grandes bañadas de oro.

Una de las puertas daba a la sala de juntas, personal de Seokjin mientras que la otra puerta es la habitación del príncipe.

El pelinegro llegó a las puertas de su habitación empujándolas, se le pareció extraño que los soldados no estuvieran allí sin embargo al pasar la puerta, encontró la respuesta. 

Su madre estaba sentada en la sala de estar, relajadamente sonriente, unas tazas en la pequeña mesa central junto a unos panecillos. El olor lo embriagaba mientras más se acercaba a su madre.

—– Mamá.

—– Jin —– sonrió —– Espero no te moleste, no tenía con quien tomar mi té —– señaló la taza —– Tú papá mandó a llamar a los niños, seguro los va a regañar.

—– No son niños, mamá —– se acercó dándole un beso en la cabeza —– Deja de tratarlos como unos bebés.

—– Son mis bebés.

—– Mamá… ¡Tienen 90 años! —– Ella se quedó viendo a su hijo mayor para luego estallar en carcajadas.

—– ¡Cierto! —– Dijo entre risas —– Mis bebés están viejos.

—– Pierde el sentido si les dices bebés.

—– Tú también eres mi bebé, mi bebé grande —– Jin se sonrojó —– Tu padre ni se diga, es mi bebé mayor. Tengan la edad que tengan seguirán siendo mis bebés, actúan igual. 

—– Sí, mamá, como tú digas —– dijo sonriendo. Su madre logró sacar sonrisas en él con las locuras que hablaba y las ideas exuberantes que se formaban repentinamente en su mente

Se sirvió un poco del maravilloso té que hizo su madre. Era una infusión con sabor a frutos rojos pero lejos de ser algún jugo. 

—– Estás ansioso por bajar —– Jin la miró, ella observaba el paisaje que lograba ver por el balcón, los rayos del sol iluminan en la lejanía, brindando calidez.

—– Sí —– aunque no era una pregunta él terminó de afirmar.

—– Lo encontrarás, —– asintió —– Cuando ese momento llegue, sentirás una emoción inexplicable y harás cosas que parecerán apresuradas —– Tomó su taza de té y la acercó a sus labios dándole un sorbo —– Debes saber que nadie te juzgará por ello, porque es así como funciona en nosotros.

—– No entiendo, mamá.

—– Lo harás. Pronto lo harás —– sonrió gigantemente —– Tengo un recado para ti —– Tomó una imagen de la mesa y se la entregó. Él observó la imagen viendo una flor, con sus pétalos color fucsia cerrados, arropándose entre sí —– Grandiflora…

—– ¿Qué? 

—– Así se llama científicamente en la tierra. No es muy común, es difícil de conseguir.

—– ¿Qué tiene de especial?

—– Sólo abre sus pétalos a las 11. Lo normal en otras especies es a las 11 am, pero ésta, solo abre a las 11 de la noche.

—– ¿En serio? 

—– Sí. Supuse que te gustaría ver algo así. Precisamente en esta área a la que toca bajar, está la flor.

—– La buscaré al bajar —– Asintió, su mirada inspeccionó la flor grabándose cada detalle de ella. 

La buscaría, justo antes de las 11.

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