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Me encontraba sentada en la orilla de mi cama, con el corazón a mil y las palmas de mis manos húmedas.

Un pequeño tic me acompañaba, mi pierna subía y bajaba por impulso de mi pie. Llevaba al menos 5 minutos de esa forma, aunque parará, inconscientemente lo volvería a hacer, es de las tantas reacciones que los nervios causaban en mi.

Estaba esperando a Emmy.

Hacia exactamente 15 minutos atrás estaba hablando con ella y de la forma más espontánea posible me dijo que vendría a mi casa y tenía algo para mostrarme. Lo primero que hice fue correr a arreglarme ya que llevaba medio día en ropa de dormir.

Llevamos poco más de dos meses siendo una inexperta pareja de chicas no-muy-adolescentes. Ninguna de las dos tiene una experiencia real en relaciones románticas más allá de nuestra gran imaginación llena de fantasías alimentadas por libros y series.

Ambas consumimos cualquier cosa que retrate una relación mágica y perfecta, y tratamos de recrearla en nuestra realidad.

Claro que, fallamos en el proceso. Nuestra vida no es una obra de teatro, no tardamos mucho en darnos cuenta que teníamos que tomarnos en serio lo que teníamos si queríamos que fuera duradero.

Recuerdo el día que la conocí, conectamos desde el primer momento en el que descubrimos nuestros gustos en común, me arrepentí de no haberme acercado a ella antes ya que nos podíamos considerar vecinas aunque ella viviera a unas cuantas casas de la mía y nos cruzamos miles de veces.

A 4 meses de conocernos y comenzar una amistad nos dimos cuenta que teníamos sentimientos la una por la otra, ella siempre fue abierta con respecto a su sexualidad dejando en claro que le gustaban las chicas y yo, aunque al inicio no estaba segura, cuando Emmy me pidió ser su novia supe que definitivamente me gustaban las chicas.

Desde entonces nos volvimos inseparables, externamente parecemos solo una amistad bastante estrecha, pero basta con ver cómo me sonrojo cada vez que hacemos contacto visual, no tratamos de ocultar lo que hay entre nosotras pero la gente prefiere hacer como si no ven lo obvio.

El sonido de unos toques en la puerta me sacaron de mis pensamientos. Me levanté y prácticamente corrí para abrir la puerta, no necesitaba preguntar quien era, Emmy tenía una forma muy característica de tocar la puerta.

―Hola ―saludé sacudiendo mi mano mientras una sonrisa decoraba mi rostro.

―No vas a creer lo que encontré ―Emmy se adentró a casa y luego de dejar un pequeño y fugaz beso sobre mis labios emprendió camino hacia mi habitación, estaba totalmente familiarizada con mi casa.

― ¿Qué es? ―pregunté curiosa siguiéndole.

―Estaba investigando algo y encontré un artículo sobre «Posiciones del Kamasutra Lesbico» ―habló con emoción, usando sus manos y expresiones como demostración de lo interesante que era para ella su descubrimiento.

―Me preguntó qué estabas investigando inicialmente ―elevé una ceja y la observé con sospecha, Emmy se autodenominaba como la más curiosa sexualmente, no era raro que de repente me enviara información sobre como debía ser la preparación previa antes de tener relaciones.

No era incómodo ni raro para mi, pero si me daba vergüenza que eso causará que mi imaginación volara.

Aún no habíamos hecho nada más que besarnos y tocar por allá y por acá, aunque hemos tenido la oportunidad simplemente no estamos desesperadas por tener sexo.

―No lo quieres saber, pero ven ven ―Emmy le dio varias palmadas a mi cama indicándome que me sentara, realmente quería mostrarme lo que encontró ―, quería que me dijeras cual te parece mejor.

―Ok... ―tomé su teléfono donde estaba toda la información, notando así que se trataban de dibujos de cada posición ―. Es raro que hayas venido en vez de enviármelo por mensaje ―comenté mientras observaba cada dibujo, no era explícito pero mi cuerpo reaccionaba gracias a lo que mi imaginación creaba en mi mente.

―Es que quería pasar un rato contigo ―con su dedo índice pinchó suavemente mi mejilla antes de rodearme con sus brazos de una forma en la que no interrumpía mi visualización de posiciones eroticas.

Algunas las conocía, pero la mayoría eran algo nuevo para mí, sobre todo las que implicaban un oral o juguetes sexuales.

― ¿Exactamente porqué debo elegir una? ―pregunté dejando a un lado el teléfono para corresponder el abrazo de Emmy, teniéndola tan cerca podía sentir la fragancia del perfume que solía usar, me gustaba mucho.

―Quiero saber cuál intentariamos en nuestra primera vez ―explicó inclinándose lo suficientemente como para hacerme caer hacia atrás, quedando acostada sobre mi cama con ella abrazada a mi con su cabeza sobre mi pecho.

―Nuestra primera vez... ―saboreé las palabras, era una idea que me emocionaba, de alguna forma me conmovía que se interesara en saber que pocisiones me llaman la atención, aunque era un tema vergonzoso no quería cohibirme ―. No creo poder elegir, todas se ven muy bien, ¿que hay de ti? ―devolví la pregunta, jugando con su cabello corto y tintado de azul pastel.

―En realidad, la que me gusta no sale en esa lista así que tendría que mostrártela ―explicó en un tono bajo, a ella también le generaba vergüenza, lo podía notar en su voz.

―De acuerdo, a ver ―al recibir mi respuesta tomó impulso con sus brazos levantándose de mi pecho.

Observé sus movimientos tranquilos y suaves, se sentó en la orilla de mi cama, justo donde estaba yo antes, con la piernas entre abiertas.

―Tu te sentarias aqui ―señaló el espacio que quedaba entre sus piernas.

Sin pensarlo me levante y me senté justo donde indicó, con mis piernas sobre sus muslos, técnicamente no estaba sentada sobre ella ya que mi tracero quedaba sobre la cama de forma que nuestra intimidad era la zona que más contacto hacía si alguna de las dos decidía moverse.

― ¿Por qué yo estoy arriba? ―pregunté hiciendo un ligero puchero, realmente no me molestaba pero quería saber porqué yo arriba y no al revés.

―Porque eres menos pesada y pequeña, seria más fácil ―explicó rodeando mi cintura con sus brazos para acercarme más a ella.

Tenía razón, yo era mucho más baja y por ende delgada, mientras Emmy lucia su metro sesenta y cuatro yo tenía exactamente diez centímetros menos. No era común en una chica de mi edad ser así de baja, pero Emmy consideraba que eso me hacía más adorable y fácil de abrazar.

Para mí Emmy era físicamente perfecta, sus ojos almendrados y ligeramente razgados hacían que su mirada siempre fuera misteriosa, te atraía fácilmente, por eso era mi característica favorita de ella junto con sus labios que eran semejantes a los de una muñeca de percelana; pequeños, ligeramente delgados y con forma de corazón, solía pintarlos haciendo un degradado desde el interior hasta el exterior lo que hacía que relucieran más.

― ¿A que hora llegarán tus padres? ―preguntó con una expresión lejos de ser inocente, relamió sus lamios atrapandolo entre sus dientes.

―Pues... ―estiré mi brazo para tomar su teléfono y ver la hora ―, son las 3, probablemente lleguen en unas 4 horas.

―Entonces, ¿deberíamos hacerlo? ―aunque parecía una pregunta lo dijo en un tono más bien parecido al de una petición. Era obvio a lo que se refería lo tenía dibujado en su rostro.

― ¿Estas segura? ―pregunté tomando una larga respiración, los nervios habían vuelto ―. No digo que no quiera, pero aveces bromeas con eso y no sé si te sientas preparada. Y-yo lo estoy, pero es importante que ambas sepamos que estamos a punto de hacer y- ―mi discurso fue detenido por el índice de Emmy que se posó sobre mis labios.

―No estoy bromeando, estoy super segura ―acarició mi mejilla con su pulgar.

Traté de controlar mi emoción, quería saltar y gritar de la emoción, pero no era el momento así que me límité a sonreír.

―Entonces... ¿comenzamos? ―pregunté en un susurro, como respuesta obtuve un beso suave y dulce. Ella siempre comenzaba de esa forma para luego incrementar la intensidad.

Sus manos pasaron de mis mejillas hasta mi cuello, empujandome para unirme más a ella, mis manos fueron hasta sus hombros para sostenerme.

Nuestros labios se movían casi en sincronía, aunque Emmy me besaba de una forma más feroz, podía sentir su respiración mezclarse con la mía y su lengua recorrer el borde de mis labios cuando se separaba por algunos segundos para tomar aire.

Sus manos abandonaron mi cuello y bajaron recorriendo mi torso en busca del bordillo de mi camisa y tirar de ella hacia arriba quitándomela.

Sentí una de sus manos recorrer mi espalda mientras dejaba mis labios para atacar mi cuello provocando una sensación casi embriagante, era de las zonas más erogenas en mi cuerpo, Emmy lo sabía perfectamente. Mi respiración se volvió rápida y entrecortada, mordí mi labio en un intento de evitar soltar algún sonido vergonzoso.

Sus largas uñas rozaron suavemente mi piel sin lastimar causandome escalofríos, continuó acariciando y rozando cada milímetro de mi espalda a medida que hacía un camino de besos hasta mi pecho.

Mi busto era pequeño, normalmente me causaba inseguridad, pero en estos momentos eso era lo último en mi mente.

Cuando sentí que desabrochaba mi sostén y rodeaba mis senos con sus manos me limité a observarla en silencio, nuestras miradas conectaron por unos segundos antes de que se inclinaría para besarme de nuevo con ansias, al mismo tiempo que sus manos masajeban y jugaban con mi pecho, rápidamente mis pezones se endurecieron causando que ellos se volvieran los protagonistas de las caricias.

Nunca pensé que tal acto causaría tanto en mi, sentía que corrientes eléctricas que transportaban el placer recorrían mi cuerpo haciéndome moverme inconscientemente en busca de más.

Acabé el intenso beso para deshacerme de la pequeña camisa que llevaba, Emmy rara vez utilizaba sostén por lo que no fue una sorpresa que al quitarla sus pechos relucieran.

Me tomé unos segundos para desabrochar su short, en un rápido movimiento quedé de espaldas sobre mi cama y Emmy se levantó para poder quitarse por completo la prenda y la falda que apenas me cubría a mi.

La vista que tuve por unos segundos fue maravillosa, su cuerpo semi-desnudo me permitió ver su delgada figura, sus pechos no eran mucho más grandes que los míos y su cintura sutilmente curvada creaba un suave camino que se enseanchaba en sus caderas, era como ver una obra de arte.

Se subió a la cama posicionándose sobre mi, una de sus piernas se escabulló entre las mías haciendo contacto con mi intimidad, estaba segura de que podía sentir la humedad de mi ropa interior. Se inclinó sin acostarse por completo y tomó uno de mis pechos entre su mano mientras que el otro lo atrapó entre sus labios arrebatandome un largo suspiro.

Aunque me gustaba como se sentía, Emmy no se quedó mucho tiempo allí, en poco tiempo comenzó a subir hasta llegar a mi cuello dejando pequeñas mordidas que hacían que mi cuerpo se sintiera caliente, cerré los ojos dejándome llevar por completo.

Cada pequeño movimiento de Emmy causaba roces entre su muslo y mi intimidad, en un intento de convertir aquella placentera sensación en algo más durarero comencé a mover mis caderas imitando estocadas.

Aunque la ropa interior no permitía total contacto y fricción aún así me sentía extasiada con el contacto que ya se estaba generando.

Tomé su rostro para acercarla a mi dejando un beso desesperado sobre sus labios, sin dejar de frotarme contra ella levanté ligeramente una de mis piernas llevándola directamente hacia su punto de placer.

Ver su expresión cambiar frente a mis ojos cuando sintió parte de mi muslo frotarse contra ella fue casi erotico, mordió su labio inferior y juntó nuestras frentes cerrando los ojos, no tardó en comenzar a moverse casi al mismo ritmo que yo.

Su respiración errática y los pequeños jadeos entremezclados con murmullos de placer causaba en mi un deleite total.

―Tocame ―pidió entre un susurró entrecortado escondiendo sus rostro entre la unión de mi cuello.

Sin pensarlo mis manos cubrieron sus senos los cuales se balanceaban a la par de sus movimientos, con suavidad los acaricié antes de tomar entre mis dedos sus pezones totalmente duros jugando con ellos, apretandolos y jalandolos.

Los movimientos de Emmy se volvieron más erráticos elevando los niveles de placer que estaban adueñandose de mi cuerpo y mente, sin darme cuenta nuestras voces se mezclaban con cada gemido que brotaba desde lo más profundo de nuestras ser.

Sentí que estaba apuntó de explotar, por última vez nuestros labios se unieron con desespero y pasión, los chasquidos que provocaba nuestros besos eran música para mis oídos.

En un impulso, lleve mis manos hasta su espalda abrazándola y provocando que nuestros pechos se unieran. Unas cuantas estocadas más fueron suficientes para que mi mente quedara en blanco y mi cuerpo temblara de placer dejándome saber que había tenido el mejor orgasmo de mi vida.

Emmy llegó casi al mismo tiempo que yo, mordiendo mi labio inferior para luego susurrar mi nombre totalmente exitada.

Muestros cuerpos estaban húmedos y no sólo por el sudor.

Totalmente agitadas y aún sin estar totalmente recuperadas nos abrazamos, a través de aquel simple acto nos unimos por segunda ocasión, sintiendo como nuestros corazones se sincronizaban y nuestra respiración se regularizaba.

―Creo que oficialmente soy adicta a ti ―dije en voz baja mientras acariciaba su espalda.

― ¿Si lo hacemos de nuevo tendrás una sobredosis? ―preguntó en un tono gracioso pero seductor mientras retiraba mi oscuro cabello de mi rostro, en algún punto algunos mechones se pegaron a mi frente.

―Habría que probar ―respondí poniendo su cabello tras su oreja llena de joyas, Emmy tenía al menos 5 perforaciones en cada oreja.

―Saldré de aquí oliendo a sexo ―bromeó besando la comisura de mis labios antes de levantarse y deshacerse de la única tela que aún estaba sobre su cuerpo ―. Así debería ser más divertido.

Con las mejillas totalmente rojas y una gran sonrisa en mi rostro me levante e imité su acción quitándome mi ropa interior.

―Definitivamente lo será, ¿deberíamos intentar tu posición? ―pregunté emocionada.

―Me leíste la mente amor.

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