Abrí los ojos de golpe con una sonrisa en mi rostro.

Miré el reloj junto a mi cama; 7:10 am. Me levanté de golpe y corrí hacia la habitación de mis madres.

—¡Mamá! ¡Mami! ¡Arriba que tienen que llevarme a la escuela!— Grité emocionado. Mamá Max soltó un quejido tapándose el rostro con la manta.

Mamá Eleven abrió los ojos con lentitud y sonrió al verme.

—Salimos en seguida, ve a cambiarte.— Asentí eufórico.

Salí de su habitación para correr a la mía.

Normalmente mantenía un ritmo rápido día con día, amaba la velocidad. Mamá Max lo llama "hiperquinesia" porque no puedo mantenerme quieto o callado en ningún momento.
Y creo que tiene razón.

Estaba por terminar de colocarme mis zapatos cuando mamá El abrió la puerta de mi habitación.

—El desayuno está listo.— Asentí.

Al terminar corrí hasta el comedor y me senté junto a mi pelirroja madre.

—Buenos días mamá.— Bostezó.

—Buenos días flash.— Reí.

Mamá dejó los platos con el desayuno frente a nosotros y sirvió para ella.

—Buenos días mami.— Sonrió.

—Buenos días bebé.—

Comenzamos a desayunar con tranquilidad. El desayuno era uno de los pocos momentos en los que guardaba silencio, me gustaba más observar a mis madres mirarse con supuesta discreción.

Amaba tanto su relación. Sin duda no pude ni puedo tener una mejor familia que ellas. ¡La mejor pareja del universo!

Sonreí a mis adentros al verlas intercambiar miradas de amor.

—¿Terminaste?— Preguntó mamá Max mirándome con una sonrisa. Asentí levantándome.

—¿Cuál es tu prisa por irte?— Preguntó mamá El levantando una ceja.

Sonreí con inocencia.

—Tengo clase de deportes y jugaremos basquet. ¡Quiero llegar temprano!— Exclamé sonriendo más.

—Bien, vámonos entonces.—

---

—Espero que te portes bien, enano.— Dijo mamá Max besando mi frente.

—Tiene que portarse bien.— Mamá El me miró con determinación. Asentí.

—Les prometo que me portaré bien.—

—Más vale. Cuídate.— Asentí besando sus mejillas y bajando del auto casi corriendo.

Entré a la escuela y busqué con la mirada a mis amigos.

Sonreí al encontrar mi objetivo.

—¡James! ¡Sara!— Los saludé.

—¡Will!— Corrieron a abrazarme.

—Te extrañé mucho Will.— Dijo James apretando más el abrazo.

—Yo te extrañé más.— Dijo Sara casi estrangulándome. Reí.

—Chicos... Aire.— Me soltaron.— Nos vimos ayer... Pero también los extrañé.—

Caminamos hacia nuestra aula.

—¿Escuchaste lo que dice Rick de tus madres?— Preguntó James.

—No... ¿Qué cosas dice?—

—Dijo que tus madres no contaban como familia porque no hay un papá.— Fruncí el ceño.

—Puaj. Mis padres me dicen que una familia puede ser de dos madres o dos padres, hasta uno solo. No entiendo porque Rick es tan tonto.— Comentó Sara rodando los ojos.

—Mis padres piensan igual.— Dijo James sacando su libreta.

—Bueno, mis madres dicen que no debo hacer caso a comentarios feos como los de Rick. Dicen que el amor no entiende género, y creanme, ellas se aman mucho.— Dije sonriendo.

—¡Lo sabemos! Hemos visto sus caras cada que se ven, son tan lindas. De buena manera.— Reí ante lo último. James comprendía a la perfección el como me siento cuando mis madres interactúan.

—¡Es verdad! Siempre van de la mano y se miran como si no existiera nadie más.— Suspiró exageradamente. Los tres reímos.

Nuestra profesora entró interrumpiendo nuestra charla.

---

—Entonces mi madrina Robin le dio una cachetada y le dijo que se calmara.— Conté riendo.

—Robin suena a que es genial.— Comentó Sara con un brillo en sus ojos.

—¡Lo es! Siempre se la pasa molestando a mi madre pero son divertidas sus bromas.— James me miró.

—¿Y tu tío Billy no ayudó a tu madre?— Negué.

—Mi madre no lo menciona en la historia de pedida de matrimonio.— Me encogí en hombros.

—Ah... Y él sonaba tan genial.— Hizo un puchero. Reí.

—Es genial.— Afirmé.

—Mira... Rick viene para acá.— Comentó Sara en voz baja.

—Willy.— Me llamó con su voz chillona. Lo miré fingiendo alegría.

—¿Si?—

—Me pregunto si tus madres son consientes de lo mal que están.— Suspiré.

—No hay nada de malo con amar a alguien, Rick. Pero si son consientes del tipo de personas malas en el mundo, y no debo prestarte atención porque no lo comprendes.— James y Sara sonreían.

—¡Mis padres dijeron que no es normal!—

—Tus padres no deciden que es normal y que no. Déjame en paz.— Me giré para ignorarlo.

—Eres insoportable William.— Se fue de ahí refunfuñando.

Sara y James rieron.

—Adoro cuando te pones de inteligente dejas a todos en su lugar.— Dijo James.

—Concuerdo.— Dijo Sara. Chocaron los puños. Sonreí con un leve sonrojo.

—Aprendí muchas cosas gracias a mis madres y mis tíos. Son muy inmaduros entre sí pero siempre tienen buenos consejos.—

—Quisiera una familia como la tuya.— Murmuró James haciendo un puchero.

—Yo igual...— Dijo Sara.

—Ustedes pueden ser parte de mi familia.— Sonrieron.

—¿¡De verdad!?— Preguntaron al unisono.

—¡Claro! Serán mis hermanitos.—

---

—¿Cómo te fue hoy, bebé?— Preguntó mamá Max cuando entramos a casa.

—Un niño me ha dicho que la relación de ustedes no es normal.— Dije despreocupado dejándome caer en el sofá.

—¿Qué?— Preguntaron al mismo tiempo.

—Eso mismo.—

—¿Y qué le dijiste?— Preguntó mamá El sentándose junto a mi.

—Que estaba equivocado. Le dije que ustedes me decían que el amor no tiene género y que es de lo más normal.— Sonrieron.— Luego le di un puñetazo.— Bromeé.

—¿¡Qué!?—

—Es broma.— Reí.— Le dije que me dejara en paz y se fue.— Me encogí en hombros.

—Más vale...— Murmuró mamá Max.

Nos quedamos en silencio. Ellas intercambiaron un par de miradas hasta que volvieron su vista a mi.

—Peque.— Me llamó mami El.

—¿Si?—

—Tu madre y yo hemos hablado sobre el tema de un hermano para ti.— Sonrió.— Y decidimos que...—

—¡Tendremos un perro!— Gritó mamá Max ganándose un golpe de mi castaña madre. Reí.

—¿En serio?—

—¡No!— Negó mamá El.— Decidimos.—

—Adoptar un niño, o una niña, como desees.— Abrí los ojos con sorpresa.

—¿¡Tendré un hermanito!?—

—¡Si!— Respondió mamá El.

Sonreí ampliamente y me lancé sobre ellas.

—¡Son las mejores madres del universo!— Gimoteé.

Rieron apretando más el abrazo.

—Las amo demasiado.— Besé sus mejillas.

—También te amamos.—

—Y bien... ¿Podemos ver una película?—

Rieron.

Sin duda alguna eran la mejor familia que alguien pudiera pedir.

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Owo

-3

¡Ha terminado este especial!
Espero que lo disfrutaran tanto como yo escribiéndolo.

Esto es una recompensa por todo el love que le dieron y le siguen dando a esta historia!

Nos leemos luego!

CHAO BYE!