̶B̶o̶n̶u̶s: After Party
Eran ya las 09:39 de la noche y la joven pareja seguía celebrando su fiesta de compromiso con sus familiares y amigos.
Todos estaban felices por ellos e incluso las personas que presenciaron todo através de las redes sociales de la joven aspirante a reportera, Alya. A quien no le dejaban de caer notificaciones sobre comentarios y compartidos de su video en vivo.
—¡Mari, tienes que ver ésto! —Gritó la morena tomando del brazo a su amiga para enseñarle su celular— ¡Son tendencia en Twitter y en las noticias de YouTube, amiga! La mayoría de los comentarios son deseándoles los mejores deseos en todo lo que se propongan hacer mientras que en un porcentaje bajo están las fani-lunáticas que te están amenazando de muerte si no te alejas del "bombón francés".
La azabache tomó el celular de su amiga para poder revisar lo que ella decía, y vaya que no mentía. Habían muchos comentarios deseándoles lo mejor de la vida, mientras que unos cuantos diciéndole que durarían unos meses, pues según los usuarios tenían entendido que llevaban poco saliendo.
«Si supieran los años que estuvimos reprimiendo nuestros sentimientos...» Pensó Marinette soltando un suspiro leyendo los comentarios.
—Vaya... Si que están locos.
—Ni que lo digas —Respondió Alya tomando su celular.
—Espera espera —Musitó Marinette mirando hacia el suelo, analizando lo que acababa de hacer— ¿Cómo saben ya que Adrien me pidió matrimonio?
La morocha torció su boca en un gesto nervioso para luego alzar sus hombros y guardar su celular.
—¿Publicaste un vídeo? —Preguntó Marinette mientras se cruzaba de brazos y alzaba una ceja hacia Alya.
Alya comenzó a balbucear intentando a toda costa esquivar aquella pregunta. Pero fallando estrepitosamente al ver como su mejor amiga la apuntaba acusadoramente.
—¡Dejaste nuevamente que tus instintos de reportera te poseyeran, Alya!
—¿Me puedes culpar? ¡Ustedes dos son mi mina de oro! ¡NUNCA NADIE TIENE NOTICIAS SOBRE ADRIEN Y SU NOVIA MISTERIOSA! Lo que hace que sea la joven más "codiciada" en la industria de las noticias.
—Me ofendes, Alya. Me vendes para ser amada.
—¡Ay!; como si en el fondo no quisieras que el mundo sepa que te casarás con Adrien "Hijo de Papi" Agreste.
Marinette soltó una carcajada dándole así la razón a su mejor amiga. Sabía que no le podía negar eso a su amiga, pues no le importaba si la llamaran presumida u orgullosa -si es que el término cabía allí- pero se moría de ganas que ciertas personitas supieran quién era la dueña del corazón de Adrien.
—Tal ves si, tal vez no.
—¿Donde esta mi bella niña? —Se escuchó una voz en la entrada de la azotea captando la atención de todos los presentes del lugar.
Una señora alta y de cabello canoso entró con un aire de genialidad muy peculiar en ella, y a su lado, un señor de baja estatura y llenito con una sonrisa y bien vestido, que logró hacer sonreír a Marinette con todas las ganas de mundo.
—¡Nona Gina! ¡Abuelo Roland!
—¡Marinetta! ¡Mi amore! —Ambas corrieron al encuentro de la otra para darse un fuerte abrazo. Hacía una algunos meses que ambas no se veían.
—Lamentamos la tardanza, estabamos en las afueras de Francia cuando Gabriel nos llamó para celebrar —Contestó el señor Dupain soltando a su nieta del abrazo que le había dado.
Los 3 dirigieron la mirada hacia el hombre elegante a su costado quién hizo un leve ademán con la cabeza como saludo. Roland lo imitó.
La última vez que ambos se habían visto, fue cuando se conocieron en la pequeña celebración de "cumpleaños/recuerdo" de Tom. Una pequeña idea que tuvo Marinette para poder seguir teniendo la presencia de su padre en la casa, aún así si éste no se encontraba. Luego de que se enterara meses después del entierro de su padre que tenía un abuelo, Marinette no descansó ni un segundo para poder sacar a su abuelo en ese ambiente de remordimiento y tristeza que tenía el señor Roland como hogar.
Y Roland Dupain estaba agradecido de que Marinette existiera como descendencia de su único y difunto hijo.
—Bueno, lo importante es que ya están aquí.
—¡Abuelitos! —Escucharon gritar a Alya al fondo. Gina y Roland comenzaron a saludar a todos en el lugar para dejar de último al joven Agreste, quién se encontraba hablando con Sabine.
La pequeña mujer asiática abrazó a la italiana, quién con la misma intensidad le devolvió el abrazo y luego seguir con el francés, y así luego poder mirar al rubio. Ambos borraron sus sonrisas para dejar un semblante completamente serio y frío ante el barón.
—Espero sepas cuidar y tratar a mi Marinetta como se deba, Agreste —Soltó con un acento italiano la mujer—. Pueda que mi hijo no este aquí para advertirte de cómo cuidar a mi nieta, pero yo sí lo estoy. Y Roland tambien
—No se preocupe por eso, señora Gina y señor Roland. Trataré a su nieta como a la mismísima reina de Inglaterra.
—Eso espero, muchacho —Siguió el turno del pequeño hombre—. Porque sino, ¡ten por seguro que no serás digno de conocer las recetas Dupain para hacer los mejores crossaints de París!
Adrien sonrió un tanto divertido, pero rápidamente lo disimuló asintiendo su cabeza y tomando la mano de su ahora prometida.
—No les fallaré a ambos.
—Eso espero, muchacho —Dijo el señor mientras miraba a su nieta colocárse al lado del apuesto joven—. Y también, quiero que sigan la receta de la vida. ¿De acuerdo? Porque desde que esas condenadas cosas con salsa, carne, queso y masa que se hacen llamar "Pizzas" ¡LA GENTE NO HACE CASO NI SIGUE ÓRDENES! —Comenzó a elevar la voz mientras se tomaba su casi calva cabeza.
—¿Receta de la vida? —Repitieron Marinette y Adrien al mismo tiempo viendo a hacia los ancianos.
—Oh Roland, no exageres. Son jóvenes, déjalos vivir como quieran —Trató de calmar Gina con una risa divertida que sólo logró sacárlo aún más de quicio.
—¡No! Lo menos que podrían respetar hoy en día es eso. ¿Que les cuesta? ¿¡Acaso comer tanta pizza daña el cerebro?!
—Abuelo... ¿De que estás hablando? —Preguntó aún más confundida la azabache mientras miraba a su abuela y prometido, esperando una respuesta.
—¡La receta de la vida! ¡Síganla! ¡VÍRGENES HASTA EL MATRIMONIO POR FAVOR!
Terminando de oír eso, los recién comprometidos sintieron como los colores subían a sus rostros y comenzaban a reír nerviosos.
—Que cosas dices abuelo —Rió Marinette mientras jugaba con sus manos sudorosas.
—Solo digo la verdad. Ojalá la respeten. Porque sino, te ganarás una humillación en público—Miró el anciano hacia el más joven con una mirada severa.
—P-por supuesto que sí. Téngalo por seguro.
Después de unos segundos más de nervios, Sabine llamó a sus suegros para ponerse al tanto sobre lo que habían hecho en los últimos meses.
Al tener lejos a ambos adultos, Marinette y Adrien comenzaron a reír aliviados mientras se dirigían a la orilla de la azotea.
Ambos se abrazaron mientras contemplaban el hermoso panorama de Roma al anochecer. Una suave brisa logró hacer que el rubio acercar aún más a su novia depositando un beso en la cien izquierda de ella.
El rubio sentía como su vida comenzaba a completarse de poco a poco. Uniría su vida con la mujer de sus sueños para empezar a compartir cada día de su vida juntos, por el resto de sus días.
«Marinette Agreste... Hasta su nombre es perfecto para mi»
Adrien soltó una ligera risa ante sus propios pensamientos, captando así la atención de su prometida.
—¿Que pasa? —Preguntó mirándolo con una sonrisa.
—Nada solo... No puedo esperar a tenerte todos los días para mí solo —Miró con una gran sonrisa a la azabache, quién al oír esas palabras, se contagio de la misma sonrisa y tomó el rostro del rubio hacia el de ella.
—Yo tampoco puedo esperar —Sonrió—. Te amo.
—Y yo a ti.
Ambos sellaron sus labios con un intenso beso que lograba sacar a flote los sentimientos que ambos tenían.
El resto de la noche no fue diferente a como lo había sido en su estadía en las playas de Italia. Luego de que todos decidieran dormir, ambos enamorados decidieron seguir celebrando en la privacidad de su habitación lo que quedaba de noche.
Ambos sentían tanto amor que no sabían cómo expresarlo. Así que hacían todo lo posible para sacarlo a relucir, aunque bien sabían que no era necesario, pues ambos no dudaban de lo que su pareja sentía al respecto.
Pero así era el amor de esos dos, sensual y divertido. Inocente y atrevido, una mezcla única que solo ambos podían tener; y aunque por azares del destino, buscarán a otra pareja, nada sería igual a lo que ellos tenían.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro