Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Sixteen: Tʜᴇ ᴇɴᴅ

°París, Francia°

|2:39 am|

-¡Adrien te voy a matar! -Se escuchaba gritar a una mujer veinteañera por los pasillos mientras era conducida hacia la sala de parto.

Mientras que a su nervioso esposo lo detenían en la sala de espera.

Era sorprendente como los gritos de su esposa podían escucharse desde allí. Mientras el rubio meneaba sin cesar su pie con inquietud, una mujer parecida a él y otra a su esposa ingresaban corriendo al hospital. Al verlo, dirigieron sus pasos apresurados y se pararon frente a él.

-¿Como está Marinette? -Preguntaron las dos mujeres mayores al mismo tiempo.

-Pues, apenas entró a la sala de parto. Sólo esperamos que el pequeño nazca rápido y sin complicaciones.

Hacia tan sólo unos cuatro meses atrás que supieron el sexo del bebé. Aunque tuvieron unos cuantos problemas para saber esto, pues el pequeño parecía ser muy tímido para mostrarse a sus padres, y aún sabiendo el sexo del bebé, había otra pequeña sorpresa que ignoraban.

-Verás que así será. -Escucharon hablar a un hombre alto y de cabellos rubios platinados mientras caminaba con calma hacia ellos.- Marinette es fuerte y aguantará esto.

Otro grito de dolor se escuchó a lo lejos y sólo pudieron suspirar esperando que todo estuviera en orden.

-¿¡En donde esta mi amiga?! -Gritó una morena entrando a la sala de espera de manera escandalosa.

-Alya, nena. Te dije que que esperáramos hasta que Adrien nos llamará cuando el pequeño Agreste nazca.

Un moreno tomó por los hombros a la recién llegada y la hizo tomar asiento junto con el futuro padre. A diferencia de su novia, el joven parecía estar más adormitado y cansado.

Alya patea mucho de noche, recordó lo que Nino le dijo una vez a Adrien, y yo sufro las consecuencias.

«Eso explicaría sus ojeras.»

-Por lo que escuché decir a las enfermeras, a Marinette aún le faltan unos centímetros que dilatar.

Todos comenzaron a murmurar esperanzas para sí mismos. Nadie podía negar que estaban preocupados por la azabache y el rubio, pues sabían que ambos habían planeado estar en el parto juntos. Pero por alguna razón, no se lo permitieron al futuro joven padre.

Todos estaba nerviosos y con sueño. A excepción de Adrien. Luego de unas horas, Adrien y Nino convencieron a Alya de ir a descansar, pues al parecer el parto tardaría más de lo previsto. Eran ya las seis de la mañana y aún no tenían noticias de la joven azabache. Eso era mucho para el rubio menor quien se debatía mentalmente si entrar a la fuerza a la sala de parto o no.

Por suerte, al parecer sus plegarias fueron escuchadas, pues una enfermera entró a la sala de espera por las puertas en las que Marinette había sido ingresada.

-¿Familiares de la señora Agreste? -Preguntó mientras miraba los papeles en sus manos.

El rubio no esperó más y se acercó a ella con rapidez.- Soy su esposo. -Respondió mientras tragaba saliva.- ¿Como están?

-Se encuentran bien. Son muy fuertes los dos.

-¿Podemos ver a mi hija? -Preguntó Sabine mientras se colocaba al lado de su yerno.

-Por supuesto; la señora Agreste los está esperando.

Todos murmuraron un leve "gracias" para luego seguir a la enfermera hasta la habitación de la joven azabache. Adrien sacó con rapidez su celular y le mandó un mensaje a su amigo avisando la llegada de su primogénito.

Adrien se sentía realmente emocionado. Habia espera tanto estos últimos meses para verlo. Siempre se preguntaba él y Marinette a quien se parecerían, y ahora, estaba a unos instantes de que sus dudas se resolverán. Sentía su corazón latir deprisa y como el aire se le hacía cada vez más escaso, realmente estaba muy nervioso, y sintió su corazón detenerse por unos cuantos segundos al notar como la enfermera se detenía finalmente frente a una habitación.

-Les recomiendo que no hagan mucho alboroto y que entren de dos en dos. -Con una última sonrisa la chica los dejó solos para así dirigirse a otra habitación.

-¡Ha! -Soltó Emilie- Hasta cree que le haremos caso. -Y tomando la mano de Adrien y Sabine, entró con ellos a la habitación donde su nuera y nieto estaban.- Gabriel, no te quedes atrás...

Al estar dentro, Adrien nuevamente sintió como el aire le faltaba a sus pulmones, esta vez no era por los nervios, sino más bien por la sorpresa de ver a su esposa con dos bultos en brazos.

-¡Sorpresa! -Musitó la azabache en voz baja cpn una gran sonrisa en su rostro y mesiendo a ambos bebés con suavidad.

Marinette notó como si madre y su suegra tapaban su boca para no soltar algún grito de emoción al notar como no sólo era un bebé. Por su parte, Gabriel sonrió otro poco más.

-¡Son gemelos! ¡OH POR DIOS! ¡OH POR DIOS! ¿Ambos son niños? -Preguntaba la rubia mujer acercándose a su nuera con emoción.

-Lo son. -Respondió ella mirando a sus hijos recién nacidos.

-¡SON PERFECTOS!

Sabine se acercó a su hija y acarició su rostro con ternura para luego mirar a los pequeños.

-Vaya, son el vivo retrato de Adrien.

Y como si se trataran de palabras magicas, Adrien comenzó a acercarse hacia su esposa y sus recién nacidos bebés.

Todos lo miraban expectantes, pero no podían culparlo, durante los últimos meses todos creían que sólo un bebé venía en camino. Y sumando al temor que solía tener por ser padre primerizo... Era impactante la noticia de tener gemelos.

Con cuidado, se fue acercando a su esposa y miró hacia los pequeños bultos en los brazos de esta. Marinette le sonrió y volvió su mirada a los bebés.

-Miren... Es papá. -Susurró hacia los pequeños. Uno se encontraba dormido, mientras que el otro miraba hacia todos lados.- ¿Quieres cargar a uno? -Preguntó nuevamente sonriendo hacia su esposo.

El rubio, aún sin pronunciar nada, asintió y extendió sus brazos, como si esperara a que le dieran una caja de mudanza; automáticamente todos soltaron una ligera risa ante el gesto de Adrien.

-¿Que pasa? -Preguntó.

-No es así como deben de ir los brazos, Adrien. -Indicó su madre para luego acercarse a él y posicionar sus brazos como se deben.- Es así como deben de estar.

-Y-yo...

-Tranquilo, Adrien. -Se acercó Sabine- No les pasará nada. -Siguió alentando al padre primerizo al notar como seguía dudando.

Dando una mirada rápida a su padre, Adrien suspiró con tranquilidad al notar la leve sonrisa en el rostro de su progenitor. Era algo que creía necesitar.

Mientras Emilio tomaba a uno de los bebés para entregárselo a Adrien, Sabine tomó al otro para poder mostrarlo a Gabriel.

-Bien. Ahora coloca tu brazo debajo del otro... Así. Justo así.

-¿E-estás segura? -Mira con nerviosismo hacia su madre, quien sonríe enternecida. Asintiendo, procedió a colocar al pequeño bebé entre los brazos del nuevo padre.

Adrien sintió como el pequeño peso de su hijo se depositaba en él. Creyó que sería difícil cargarlo, pero al parecer no era así. Bajó su vista hacia el bebé y comenzó a detallarlo con lentitud.

Sin saber como, tomó asiento en un sillón que se encontraba al lado de la camilla donde Marinette estaba recostada viendo las reacciones de su esposo.

El rubio no perdía se vista al pequeño ser entre sus brazos. El pequeño gorrito se encontraba un poco arriba por el movimiento y revelaba unos mechones dorados iguales a los suyos, su pequeña nariz se notaba un poco respingada, igual a la de su esposa, y esos labios, sin duda alguna tambien pertenecían a ella.

-Marinette... Es hermoso. -Dijo Adrien sin despegar su mirada del pequeño y tomando la mano de su esposa una vez se aseguró de sujetar bien al bebé.- Ambos lo son.

Marinette soltaba unas cuantas lágrimas al ver la emoción de Adrien Luego de unos segundos contemplando al bebé, Adrien levantó su mirada hacia Marinette y le sonrió.

Los nuevos abuelos en la sala también les sonreían desde lejos, intentando dejar al joven matrimonio un momento íntimo con su pequeña familia.

-¿Y que nombres tienen en mente? -Preguntó Sabine luego de unos segundos de silencio acercándose a ellos con el bebé en brazo.

-Bueno, sólo tenemos un nombre por ahora: Hugo. -Respondió Marinette mirando a su madre.- Bautizaremos al primero así, que por cierto, es a quien cargas, mamá.

-¿Y que hay de este pequeñín? -Cuestiona Adrien mirando a su hijo.- Recuerdo que dijiste que otro nombre aparte de "Hugo" te había gustado.

-"Louis". -Habló Marinette con una sonrisa.- Ese nombre también me había gustado.

-Hugo y Louis Agreste. -Musitó Gabriel al lado de su esposa, quien tomaba un sinfín de fotografías del momento.- Son nombres hermosos para unos pequeños encargados de mantener el linaje masculino de los Agreste. -Terminó con orgullo la oración.

-¿Otra vez con eso, Gabriel? -Suspiró Emilio dejando de tomar fotografías en su celular para poder mirar con reproche a su esposo.

-Sólo digo la verdad, amor. No ha habido una niña en la descendencia Agreste de hace mas de diez generaciones. Es muy poco probable que llegue a nacer una algún día.

-Sólo es una coicidencia, Gabriel. -Insitió su esposa rodando los ojos.

-Una "coincidencia" que jamás entenderé. -Marinette habló con una risa.

-Bueno, dicen que es una maldición que atacó la familia hace muchos años. -Le responde su esposo.-Según fue porque las mujeres que nacían con el apellido Agreste eran demasiado hermosas que causaban alboroto en cualquier lugar al que fueran, provocando los celos y envidia de las mujeres casadas al ver que sus maridos no les prestaban atención... Provocaban divorcios y problemas sin ser conscientes de ello, causando que las intentaran ejecutar y culpar de hechicería.

-Por lo tanto, -Siguió el relato Gabriel mirando a todos en la habitación.- dicen que el rumor de las mujeres hermosas de apellido Agreste llegaron a los oidos de una vieja bruja, la cual lanzó una "maldición" a la familia, siendo esta que jamás tendrían una hija para no repetir la historia de disturbios y evitar que inocentes murieran.

Un pequeño silencio se hizo presente en la habitación, Emilie miraba incrédula a su esposo e hijo mientras que Sabine y Marinette reían por lo bajo.

-Sólo admite que es algo machista que los Agreste del pasado se inventaron para hacerles creer a los demas que sólo tenian niños. -Comentó Emilie despues de unos segundos mas en silencio, a lo que Gabriel simplemente bufó

Unos minutos mas en familia, unos gritos que provenían de afuera de la habitación alertaron a todos. Era Alya quien entraba frenéticamente a la habitacion, detras de ella, Nino con cara de cansancio la intentaba detener. La sorpresa de ambos morenos fue divertida al ver que no sólo era un bebé.

Marinette se encontraba demasiado feliz en esos instantes, su nueva familia crecía poco a poco y todos a su alrededor se encontraban felices por ello.

No podía pedir más para que este momento de su vida fuera más perfecto de lo que ya es.

Unos cuantos días después del parto, dieron de alta a la nueva madre para ir a su hogar juntos con los nuevos miembros de la familia.

Adrien se encontraba emocionado y bastante inquieto a decir verdad, pues durante meses tenían en cuenta que sólo un bebé vendría al mundo, no dos. Por lo que luego de que el horario de visita se acabara para todos -con una ligera excepción del padre-, Adrien comenzó con las compras que necesitaría el segundo bebé: Una cuna, mas ropa, una bañera, reemplazar el cochecito pequeño por uno doble, otra bañera y aún mas pañales. Así que tenía trabajo por hacer al llegar a casa.

Unos cuantos minutos de viaje del hospital a su hogar, Marinette cayó rendida en el asiento del copiloto. Unas leves ojeras se dejaban ver en su rostro. La pobre aoenas si pegaba un ojo por estar atenta a los gemelos, y Adrien quería compensarle su esfuerzo tanto como pueda, y con eso en mente despertó con suavidad a su esposa, mientras que unos empleados -que eran nuevos en el lugar- se ocupaban de ayudar a llevar a los recién nacidos hacia dentro.

Una vez en el recibidor de su hogar, Adrien y la adormitada de Marinette notaron que sus padres estaban allí. O al menos sólo las abuelas, pues Gabriel tenía trabajo que hacer. Entre las dos abuelas, dijeron que cuidarían a los pequeños mientras ellos dos descansaran un poco. No necesitaban poderes especiales para saber que a ambos les estaba costando un poco el llevar el ritmo de ser padres.

Más aún ser padres de gemelos.

Así que entre regalos suaves, los padres primerizos se dirigieron a su habitación para descansar.

-Aún no puedo creer que ya nacieron. -Sonrió Marinette una vez acostada en la gigantesca cama king size.

-Ni yo... -Respondió con suavidad mientras acariciaba el rostro de ella con delicadeza.- Y mucho menos creí que serían dos bebés en lugar de uno.

La azabache soltó una risa mientras su esposa la miraba maravillado.

-Louis se supo esconder bien.

-Espero que cuando crezca no nos dé sustos así. -Murmurró imaginado un escenario bastante dramático sobre perder a uno de sus hijos.

-Espero no hereden tu energía...

-¿Qué tiene de malo mi energia? -La miró alzando una ceja mientras sonreía de manera coqueta, logrando sonrojar a Marinette.

-P-pues ahora tenemos gemelos.

-Bueno... -Rió recostándose nuevamente en la cama para mira el blanco techo.- Tienes razón.

Soltaron unas suaves risas por unos cuantos segundos para luego ser sumidos en un silencio. No era uno incómodo, sino uno lleno de paz; los ultimos mese habían sido caóticos para la joven pareja. Pues entre los chequeos mensuales de Marinette o el trabajo desde casa de parte de Adrien los tenían estresados y nerviosos. Pero ahora, esa paz tan gratificante qie sentían en esos momentos lo querían disfrutar al máximo. Agradecían infinitamente que sus madres hayan decidido ayudarlos un poco con los pequeños.

Luego de unos minutos mas en silencio, Adrien y Marinette se giraron para poder verse mutuamente, el rubio comenzó a acariciar la larga melena oscura de su esposa mientras se acercaba más a ella. Sus dedos también terminaban trazando un camino imaginario en los brazos desnudos de Marinette, mientras que ella hacia lo mismo con él. Todo en silencio y sólo sonriéndose el uno al otro.

Esa tranquilidad era la que siempre habían soñado.

-Aparte de cuando hacemos el amor, esta es la manera que más amo tenerte. -Susurró con voz ronca perdiéndose en los perfectos ojos de su hermosa esposa. Ganándose asi, otro sonrojo de su parte.

-También amo estos momentos a tu lado.

Adrien sonrió ante sus palabras y se acercó para poder dejar un beso sobre sus labios color cereza.

-En serio... Si pudiera te haría mía justo en estos instantes.

-Ten paciencia, campeón. -Rió sutilmente abrazándolo por el cuello para darle un beso rápido en los labios.

-¿Te imaginas que más adelante tengamos otros gemelos? -Comentó Adrien con una mirada emocionada hacia ella.- ¿¡O trillizos?!

-¡Adrien! -Gruñó Marinette mientras golpeaba su hombro.- ¡Juro que siento contracciones al oirte decir eso!

El rubio soltó una risa bastante divertido por lo que había dicho su esposa. Era obvio que bromeaba. Los pocos días que llevaba siendo padre se había sentido realmente cansado. ¡Y eso que él no los había llevado en su vientre!

-Está bien, está bien. -Soltó riendo.- Descansemos un poco mientras las super abuelas cuidan a los pequeños un rato.

Unos gimoteos salieron de la boca de su esposa a lo cual el la miró con curiosidad.

-¡Dentro de poco les toca pecho!

-Tu tranquila... -Volvió a halarla hacia él y a entrelazar sus piernas con las de ella.- Duerme, ellos están bien.

Con suavidad, retomó sus caricias en sus cabellos azabaches para poder calmarla. Y mientras lo hacía, la mente de Adrien lo llevaba a pensar en como las cosas habían cambiado tan rápidamente en su vida. Apenas y sentía que había conocido su esposa hace tan sólo unos días y que su boda apenas había sido unas horas y no hace casi medio año.

Cuando se enteró que sería padre, no actuó de la manera correcta, y a pesar de eso, Marinette perdonó su estupidez y lo olvidó por completo, y el estaba mas qie agradecido por ese gesto. No creía ser capaz de soportar reproches de tal magnitud ahora que tenía en brazos a sus dos pequeños hijos.

Y es que se había enamorado de los dos inevitablemente: sus ojos azules, manos pequeñas y regordetas, nariz respingada y cachetes tan suaves y apretables. Esos pequeños eran tan adorables que no podías no caer rendidos a sus pies.

«Gracias a Dios los Agreste no podemos tener niñas...»

Pensó acariciando la espalda de durmiente esposa. Si se encontraba así de encantado por sus hijos varones, no se quería ni imaginar si llegaban a tener una mini Marinette corriendo por la casa.
Y así, pensando en su reciente paternidad, poco a poco se fue quedando dormido.

Poco a poco unos leves pujos se empezaron a colar en el sueño del rubio, no eran altos ni ruidosos, pero para el silencio que había en la habitación era inevitable no escucharlos claramente.

-Hola, dormilón. -Saludó Marinette mientras sostenía a uno de los gemelos en brazos.

Adrien aclaró su vista buscando al otro bebé y lo encontró acostado en la cama, explorando la gran habitación.

-Hugo fue el primero en reclamar su alimento. -Continuó su esposa al ver la duda en sus ojos.- ¿Podrías golpear su espalda? Apenas lo acosté.

Asintiendo, Adrien tomó a su pequeño en brazos y comenzó a darle leves golpes en la espalda para que así sacara los gases.

-Tenemos suerte que no sean tan llorones.

-No cantes victoria. -Suspiró Marinette.- A veces los bebés son asi, y cuando menos sientes ya no quieren que los sueltes.

-¿Dónde están las abuelas? -Preguntó Adrien con cierto toque burlón. Pues por la hora en el reloj digital junto a la cama marcaba, le daba a entender que sólo habían podido dormir casi una hora.

-Abajo. Dicen que intentaron darles biberón cuando comenzaron a llorar por hambre, pero no lograron que las tomaran. Así que los trajeron. Pero antes me di una ducha rápida porque no aguantaba un día mas sin hacerlo... -Y así, Marinettte siguió y siguió hablando de como las ahora abuelas habían tenido una pequeña discusión de como acostumbrar a los bebés para que tomaran biberón, y Adrien parecía estar atento a todo aunque no estuviera comprendiendo al cien por ciento lo que su bella esposa decía.

Pues su completa atención estaba en admirar el bello panorama qie tenía frente a él:

Marinette con su hijo en brazos, con un hermoso vestido veraniego de estampado floral y su cabello humedo, sentada en la cama con su espalda recargada en la cabecera de esta, mientras que el pequeño Louis vestía un gracioso body que simulaba ser un gato negro con un pequeño cascabel de lana en la parte del cuello de color dorado y unas lindas orejitas en la parte del gorro; un conjunto casi idéntico con el de Hugo, a excepción de que este era uno en color blanco.

La imagen de Marinette siendo madre era completamente hermosa para él. Aún no puede creer lo idiota que fue al querer prolongar la idea de ser padres.

Un eructo lo sacó de sus pensamientos seguido de una sensación tibia en su hombro.

-¿Pero que...?

-¿Se te olvidó ponerte una toalla? -Preguntó Marinette seguido de una gran carcajada al ver la cara de asustado de Adrien. Siempre pasaba lo mismo.

-¡Hugo! ¡Es mi camisa favorita!

-Ve a ducharte, super papá. -Volvió a reir Marinette mientras ella comenzaba a golpear la espalda de Louis.

-Espero que algún día ellos te vomiten encima.

-Sigue soñando, gatito.

Y vaya que seguiría haciéndolo, Marinette en su etapa de madre quedaría grabada en su memoria hasta el final de sus días.

° ° ° ° ° ° ° ° °

-Bien, pequeños... -Adrien tomó aire de una bocanada mientras miraba a sus pequeños acostados en su cuna.- Hora de cambiarles el pañal.

Había visto a Marinette, a Sabine y a su madre cambiarles el pañal varias veces en estas siete semanas y ya se le había quedado las "maniobras" para no mancharse y lograr limpiarlos bien.

-Bien... No me pateen o algo por el estilo. -Nuevamente tomó aire en un suspiro y los miró con decisión.- Iremos por orden de nacimiento, así que, relajate Hugo.

Con cuidado, levantó al pequeño para luego acostarlo en la mesa donde les cambiaban el pañal. Comenzó a desbotonar el pequeño body negro con cuidado, cuando logró quitarle el traje de las piernas regordetas de su hijo lo subió hasta el pecho del pequeño y procedió a comenzar a quitar las tiras del pañal.

-¿Alguna advertencia final, Hugo? -Dijo Adrien mirando con nervios a su pequeño hijo.

Y obviamente, Hugo no contestó. Al menos no con palabras, pues sólo le correspondió la mirada nerviosa con una gran sonrisa en sus regordetes cachetes, como si le diera a entender un pícaro "Diviértete" a su padre.

Suspirando por tercera vez, Adrien decidió abrir el pañal por fin.

-¡Dios! Si así es cuando sólo tomas leche no quiero ni imaginarme como será cuando comiences a comer comida sólida... No te muevas, hijo. Un pequeño movimiento y París será el nuevo Chernobyl.

Con suma concentración limpió las áreas sucias del pequeño con suavidad para luego echarle un poco de crema en las zonas rojas marcadas por el pañal y luego un poco de talco. Acomodó el nuevo pañal debajo de las nalgas del bebé y se aseguró de que estuviera bien.

-¿Dónde están las tiras qie se pegan? -Preguntó buscando estas mientras giraba el pañal pero sin éxito alguno en encontrarlo.

Una suave risa lo detuvo de su búsqueda. Giró su cabeza y se encontró a su esposa recostada en el umbral de la puerta con una sonrisa burlona en sus labios, aunque ignoró este hecho al notar lo hermosa y sexy que se miraba Marinette con el cabello revuelto y una sencilla bata de seda sobre su cuerpo.

-Colocaste el pañal al revés. -Le indicó acercándose a ellos sin borrar su sonrisa.

-No lo creo. Lo azul debe ir adentro.

-Me refiero a que lo de enfrente lo colocaste hacia atras...

-Oh... Bueno... Eso tendría sentido.

Con cuidado volvió a sacar el pañal y asegurándose de la posición del pañal lo volvió a colocar debajo de su hijo.

-Bien... Y estás listo. -Celebró una vez terminó de abrochar el body del pequeño, cargándolo con cuidado entre sus brazos, levantó una de sus manitas como si celebraran un gran logro.

Aunque bueno, para Adrien si lo era.

-Buen trabajo. -Habló Marinette mientras tomaba a Louis en sus brazos y luego acostarlo donde momentos atrás había estado su hermano.- Ahora si están listos para su pequeña ciesta.

Y cuando Adrien estuvo a punto de responderle, el sonido de un gas y algo más, resonó en la pequeña habitación de los gemelos, seguido de un corto silencio y unos lloriqueos de parte de Adrien.

-¡Te acabo de cambiar, Hugo!

-¡Ja ja! Consideralo un escarmiento por tardar en cambiarlo. -Se burló Marinette con grandes carcajadas limpiando al gemelo menor.

-Tenemos que hablar seriamente, hijo... No puedes hacer esto cada vez que te cambie el pañal.






° ° ° ° ° ° ° ° ° °












°4 años después°

-

¡Papá! La abuela Sabi nos regaló unos luches de gatitos a Hugo y a mi. -Dijo con emoción el pequeño rubio corriendo hacia los brazos de su padre, quien apenas había puesto un pie en el antiguo hogar de su esposa, en donde su suegra cuidaba a sus hijos por las mañanas.

Los pequeños de casi cuatro años eran un torbellino para sus padres, a quienes se les había dificultado un poco el poder cuidarlos en las mañanas.

Mientras que Adrien luchaba con poder sobrellevar ser el segundo al mando en la empresa de su padre, Marinette se encontraba en reposo total por su segundo embarazo de ya nueve meses luego de un pequeño accidente en casa, cuando resbaló de las escaleras a medio camino de subida have un mes. Afortunadamente no había sido tan fuerte como para provocar una cesárea de emergencia, pero si debía mantenerse al margen de cualquier actividad que requiere mucho movimiento físico. Por lo cual, tanto Sabine y Emilie se habían ofrecido para poder cuidar a los pequeños un día cada una.

-¡Vaya, son hermoso! -Sonrió Adrien cargando a su hijo para poder darle un beso en la mejilla, y luego hacer lo mismo con Hugo.- Espero no hayan provocado ningún desastre en la panadería...

-Tranquilo, hijo. -Dijo Sabine caminando hacia él con una sonrisa.- No molestaron para nada.

Adrien le devolvió la sonrisa e iba a responder, cuando derrepente su celular comenzó a sonar dentro de su bolsillo trasero del pantalón.

-Miren... Es mamá. -Les informó a los pequeños con una sonrisa.- Hola princesa. Justo estoy en casa de tu madre para recoger a los... ¿Qué? ¿Hablas en serio...? ¡D-digo claro que es en serio! ¿Como mentirías sobre algo así? -Una risa nerviosa salió de él mientras miraba a su suegra con asombro.- S-si. Creo que tu madre lo entenderá... De acuerdo bichita estaré allí en unos... Minutos... -Su voz perdió fuerza poco a poco y luego miró nuevamente a su suegra, pero ahora con un poco de preocupación.- Me colgó.

-¿Que tiene Marinette, Adrien? -Le preguntó angustiada al notar la actitud de su yerno.

-Al parecer el nuevo Agreste quiere salir a conocer el mundo finalmente.

Sabine colocó sus manos en su boca para evitar dl grito de alegría que quería salir de sus labios.

-¿Ya va a nacel nuestlo helmanito? -Preguntó Hugo mirando a su abuela y luego a su padre.

A diferencia de Louis, a Hugo le costaba un poco más la pronunciación de ciertas palabras. Louis era todo un cerebrito en cuestión de aprender palabras, mientras que Hugo aprendía con facilidad el significado de éstas y también de unos cuantos coqueteos que su padre le había dado a él y a su hermano.

-Así es, campeón. Así que espero se comporten.

-Tranquilo. Pueden quedarse aquí otro rato. -Habló Sabine cargando a Hugo y sonriéndole a Adrien.- Cuando Marinette haya dado a luz nos puedes llevar a los tres a ver al nuevo miembro de la familia.

Adrien asintió emocionado y se despidió de sus hijos y suegra para luego salir corriendo de allí hacia su auto. Se sentía feliz y nervioso, su tercer hijo venía en camino y no sabía como expresar en voz alta todo lo que sentía en esos momentos.

Marinette le había dicho que Alya y Nino la llevaban para el hospital, pues estaba con ellos cuando las contracciones hicieron acto de precencia. Últimamente la morocha acostumbraba a visitar a su esposa muy seguido, pues ella también estaba embarazada. Tenía apenas seis meses y estaba bastante curiosa de todo lo que un embarazo conlleva, así que cuando podía le lanzaba un interrogatorio infinito a Marinette sobre sus dudas. Alya y Niño tenian ya un año de casados.

-Disculpe. ¿Marinette Agreste ya está aquí? -Preguntó Adrien a la enfermera que atendía fuera de la sala de maternidad. Ella con rapidez tecleó el nombre para mirarlo y sonreír.

-Así es. Acaban de ingresarla a la sala de partos. Puede pasar a la siguiente sala de espera. -Señaló una segunda puerta a su izquierda.

Adrien le agradeció en voz baja y entró por la puerta antes indicada, en donde encontró a sus amigos sentados en unos sillones. O al menos sólo a Nino.

-¡Hasta que apareces! ¡Marinette estaba preocupada por ti! -Gritó Alya mientras caminaba hacía el con furia.

-Lo siento, sólo había ido a traer a los gemelos a la casa de...

¡Plaff!

-Son solo escusas para ocultar que no querías estar aquí. -Gruñó la morena luego de haberle dado una cachetada a su amigo.

-¡Alya! -La regañó Niño acercándose a ambos para luego tomar las manos de su esposa.- Cálmate. Nosotros estabamos allí cuando Adrien dijo que traería a los gemelos.

Un silencio se alzó en la sala de espera luego de ese pequeño "enfrentamiento". Adrien miraba bastante asombrado a su amiga, mientras que ella, poco a poco reaccionaba a lo que habia hecho.

-A-adrien... Como lo siento

-Tranquila, Alya. No pasa nada. -Intentó calmarla en vano.

Nino comenzó a acariciarle el cabello mientras que ella comenzaba a llorar por lo sucedido.

-Tengo hambre... -Soltó segundos despues de iniciar su llanto.- Creo que iré a la cafetería a comer algo. -Comentó dejando de llorar de la nada y regalandoles una tierna sonrisa ante la sorprendida mirada de los hombres.

-Wow... -Suspiró asustado Adrien.

-Ni que lo digas... Anoche se enojó porque no quería ver Barbie y su maldita casa en Malibu

-Hey... Es bastante entretenida.

-Como sea. -Soltó un respiro mientras se encaminaba a unos sillones en la sala seguido de Adrien.- Esta mujer me va a volver aún más loco de lo que ya me tiene con este embarazo. Pero aún así amo ver ese vientre que cada dia crece más y más...

-Te entiendo. -Se estiró en el asiento.- Me pasa lo mismo con Marinette. Al final de todo, cada uno de sus berrinches valen la pena. -Con una pequeña risa de parte de Nino, volvieron a quedarse en silencio tranquilo.

-¿Te sientes nervioso? -Preguntó Niño luego de unos minutos mas de silencio.

-Por muy sorprendente que suene... No, no lo estoy. Siento que todo saldrá bien y no hay nada de que preocuparse. Aunque me siento ansioso por conocer ya al pequeño.

-¿Y están tan seguros que será otro niño? -Insinuó el moreno con una ceja alzada hacia su mejor amigo. A lo cual el se rió.

-Pues tomando en cuenta que no han habido niños durante muchos años, lo dudo. Pero Marinette en ningún momento se descuido del bebé. Siempre pedía que no le dijeran el sexo del bebé sino hasta el día de su nacimiento.

-¿Y ya compraron cosas unisex? -Niño lo miro divertido mientras se acomodaba mejor en el sillón.

-Hermano, créeme. No habrá necesidad de eso...

-Tengo una apuesta a la cual ganarle a Alya, así que mas le vale a ese pequeñín ser una pequeñina.

-Sólo perderás tu dinero, Nino... O lo que sea que apostaste. Pero lo más importante aquí es... -Se tomó la barbilla mirándolo expectante.- ¿POR QUE decidiste apostar con Alya?

-Primero, Aposté mi consola, así que mas le vale ser UNA Agreste. Y segundo... Pues, para llevarle la contraria a Alya supongo. Pero como sea... ¿Tus padres ya saben que el nuevo Agreste viene en camino?

-Oh si... Cuando venía en camino los llame.

-¿Crees que el nuevo Agreste tarde en salir?

-Espero que no. Los gemelos tardaron varias horas en nacer y espero este pequeño rompa el récord. -Pasó sus manos por su sedoso cabello en un acto de impaciencia.

-¿Familiares de Marinette Agreste? -Salió una enfermera de las grandes puertas por donde ingresaban a las mujeres embarazadas.

-Vaya... -Musitó Niño viendo a su amigo.- Eso fue rápido.

-Soy su esposo. -Respondió luego de asentirle a Nino.- ¿Está todo en orden?

-Así es. Si bebé ya nació y puede pasar a saludar.

-Muchísimas gracias. -Agradeció el rubio regalándole una enorme sonrisa a la enfermera, la cual se sonrojó por lo apuesto que se había visto el varón ante ella.

-Iré a traer a Alya. -Dijo Nino cuando su amigo lo invitó a ver a su esposa.- Solo espero no me lance lo que sea que esté comiendo.

Con una leve risa de nervios, Adrien se adentró tras las puertas y comenzó a buscar la habitación que la enfermera le habia dicho antes de invitar a Nino. Una vez la encontró, envió un mensaje a sus padres y suegra para notificarles el nacimiento del bebé. Con delicadeza entró a la habitación asomando primero su cabeza, una vez localizó a su esposa con un pequeño bulto de envuelto en una suave manta amarilla mientras le daba pecho, se acercó con cautela.

-Hola... -Susurró Adrien con una sonrisa que escondía muy bien sus nervios por conocer al nuevo integrante.

-Hola. -Respondió Marinette sonriendo emocionada y con un ligero brillo burlón en sus ojos.

-Esta vez fue mas rápido que con los gemelos.

-Resulta que tener gemelos en tu primer parto es mas difícil de lo que se escucha... Y pues bueno, según la doctora ya estaba bastante dilatada cuando Nino y Alya me trajeron.

Adrien sonrió ante el ligero puchero que si esposa había hecho al comenzar su explicación y luego vio como acomodaba mejor al pequeño entre sus brazos.

-¿No me enseñarás al bebé? -Preguntó confundido cuando notó como ella había escondido un poco el rostro del bebé cuando él se acercó a verlo.

-Claro que si. Pero primero quiero grabarme el "antes" de tu reacción.

Adrien la miró confundido, pero la dejó hacer lo que quería sin rechistar y sin sospechar de sus palabras.

-Bien... Ahora si. -Sonrió emocionada.- Adrien... Te presento al bebé que te enamorará por completo y que hará que pierdas la cabeza totalmente. -Con cuidado, colocó al bultito entre los brazos de su padre. El cuál abrió enormemente los ojos al notar un pequeño moño en el gorrito de su cabeza.- Adrien, te presento a Emma Agreste... Tu hermosa hija.

«¿¡Hija?!»

-P-pero... -Todas las palabras que tenía planeado decir murieron antes de que pudieran llegar a su garganta.

Y es que sencillamente no lo podía creer. ¡Tenía a su nuevo bebé en brazos! ¡¡Y ERA UNA HERMOSA NIÑA!!
Aún sin creérselo del todo, pasó sus dedos por el corto cabello azabache, luego trazó la silueta de su pequeña nariz para luego finalizar en su boquita. Tenía unos labios casi en forma de corazón, iguales a los de su esposa, pequeña y perfecta nariz pertenecía a los Agreste, su carita regordeta revelaba unos cuantos rasgos suyos y de Marinette.

Era la mezcla perfecta de ambos.

-Por Dios, Marinette. Es hermosa. -Musitó encantado sin despegar su vista de la pequeña.

Pero el momento en que sintió morir en paz, fue cuando la pequeña Emma decidió abrir los ojos para ver quien era el que interrumpía su adorado sueño.

-Sus ojos... Son iguales a los mios.

Y así era, la hermosa Emma tenía unos preciosos ojos esmeraldas que te dejaban sin aliento.

-Me alegra que te guste... Me tardé nueve meses en hacerla. -Bromeó Marinette acercándose a él para poder ver de cerca a las personas que mas amaba en el mundo.

Sin saber que más decir, Adrien se terminó de acercar a su esposa y la besó tranquilamente, queriendo transmitirle todo su amor y todo lo que sentía en esos momentos.

-Te amo. -Susurró al terminar el beso.- Te amo a ti y anuestros hijos. Juro que los haré feliz hasta el último de mis dias...

-Adrien...

-¡DÍGANME QUE ES UNA NIÑA! -Lloriqueó Nino apareciendo de la nada en la habitación.

Segundos despues, una Alya enojada entró a la habitación dispuesta a descargar su furia en su esposo, cuando la imagen de su amigo sosteniendo a la pequeña bebé se presentaba ante ella la hizo detenerse.

-¡Oh pero que cosa tan hermosa están viendo mis ojos! -Exlamó Alya tomándose las mejillas.

-Basta. Me sonrojas. -Le respondió Adrien.

-Cierra la boca y dame a la bebé.

Alya tomó con cuidado a la pequeña Emma en brazos y la miró con cuidado. Detallando cada centímetro su rostro.

-Por Dios... ¡Tiene carita de muñeca! -Acarició el rostro de la recién nacida.

-¿Cómo se llama? -Preguntó Nino al lado de su esposa, también detallando con cuidado a la pequeña.

-Emma. -Respondieron ambos padres luego de verse mutuamente.

-¡Es hermoso! Igual que ella. -Casi lloro Alya mientras lo decía.

-Parece que gane la apuesta, nena.

-Cállate o de igual forma romperé la consola.

Adrien y Marinette soltaron una risa ante el puchero de Nino.

-Puedo decir, sin temor a equivocarme, que esta preciosa niña será una futura modelo para Gabriels y para ti, Marinette.

-Si. -Apoyó Nino- Y sin duda, también te sacará canas verdes con los pretendientes, viejo. -Dijo para luego comenzar a reírse como loco al ver la cara de su amigo.

-Emma no saldrá de casa sin mi.

-Eso quisieras. -Se unió a las burlas su esposa.

Unos minutos más alagando a la recién nacida, la puerta de la habitación volvió a abrise, revelando así a los abuelos y a los nuevos hermanitos.

Todos rieron ante la reacción de Gabriel al notar como su nuevo descendiente era una hermosa niña. El pobre no daba crédito a lo que sus viejos ojos miraban. Por otro lado, Emilie no cabía de la emoción al saber que tenía una nieta, alegando que siempre había deseado tener una hija, pero que por las "obvias" razones de su esposo y la desafortunada noticia de que no podía tener mas bebés, desistió de la idea.

Sabine miraba encantada a la pequeña bebé en brazos de hija, soltando unas lágrimas, besó la frente de su nieta y le dijo en silencio a Marinette que con el color de cabello y el color de sus ojos, le recordaba a su difunto esposo, logrando así que Marinette soltara unas cuantas lágrimas. Pero de inmediato sus hermosos gemelos hicieron que las acabara con el gesto de disgusto en sus caras.
No querían tener una hermanita, pues según ellos, la niña los haría hacer lo que ella quisiese.

Las felicitaciones de parte de familiares y amigos no se hicieron esperar para los jóvenes padres, quienes estaban mas que agradecidos por todo el amor que sus pequeños tenían.

Una vez el tiempo de visitas terminó, Adrien y Marinette miraban con adoración a su pequeña hija. Los gemelos se habían ido a dormir temporalmente con sus abuelos paternos hasta que dieran de alta a Marinette del hospital.

Los enamorados aún no creían que algo tan hermoso y delicado proviniera del fruto de su amor. Sin lugar a duda, Hugo, Louis y Emma eran una prueba hermosa del sincero amor que sentían el uno por el otro.

-Es tan hermosa y tranquila. -Admiró el rubio al ver a Emma dormir plácidamente en su nidito de cobijas.- Parece una muñeca.

-ES una muñeca. -Rió Marinette para luego guardar un corto silencio.- Gracias Adrien.

-¿"Gracias"? ¿Por que? -Se giró para verla con curiosidad y ella le regaló una hermosa sonrisa.

-Por la hermosa familia que me has dado.

-En ese caso; Es a ti a quien debería darle las gracias... Me has hecho ser un mejor esposo y padre para ti y mis hijos. Adoro y aprecio tanto el momento en el que te conocí y el momento en el que me aceptaste en tu vida. -Le sonrió.- Agradezco tanto al destino por ponerte en mi camino, Marinette. Me tienes tan enamorado de ti, que prometo jamás dejarte ir.

-Te amo, Adrien Agreste. -Soltó conmovida por sus palabras junto con unas cuantas lágrimas que se deslizaban con lentitud por su rostro.

-Y yo te amo a ti, Marinette Agreste. -Se acercó a ella para poder besarla con dulzura mientras acariciaba su rosrro limpiando las lagrimas.- Te amo tanto que prometo no soltarte jamas, no en esta vida, ni en la otras que vienen. Juro encontrarte en cada una de ellas para hacerte feliz hasta el final de los tiempos... Sólo prométeme que jamás me dejarás ir.

-Tienes mi palabra...

Ambos se regalaron una sonrisa enamorada para luego darse un amoroso beso que se extendió por unos minutos más. Pasaban ya de las diez de la noche, y el peso de haber dado a luz había caído sobre Marinette, quien un último beso, cerró los ojos abrazando a su esposo a su cuerpo. La cama de la habitación era lo suficientemente grande para que ambos quepan en ella. Adrien en silencio comenzó a darle suaves caricias por toda su espalda, aun sin terminarse de creer que tenía una hija.

Sin duda Emma Agreste será una cajita de sorpresas para todos en su familia.

-Gracias por existir, Marinette. -Musitó por lo bajo a su esposa, para luego poco a poco cerrar sus ojos y dejarse vencer por el sueño.

Tanto Adrien como Marinette agradecían que su amor pudiera llevarlos hasta donde estaban hoy. No fue facil, pero tampoco imposible, y ambos esperaban contarles en un futuro la hermosa historia de su amor a sus hijos y alentarlos a buscar el suyo y a luchar por el.

Porque a final de todo, la vida no vale la pena si no luchas por lo que mas amas. Y ellos, eran una prueba viviente de eso.

Fin.


































Feliz día del amor y la amistad retrasado!!!

Intente publicar ayer. O mejor dicho antier (14) ya son las 12 en donde vivo... Pido perdón por no lograr hacerlo.

Luego de casi 3 años -creo- con este fic al aire xd, hoy por fin le puedo dar un cierre digno a mi parecer.

A tod@s l@s que estuvieron aquí desde el principio, desde el medio o incluso de el hace poco, les quiero agradecer por su pasiencia inmensa. No saben en verdad lo mucho que significa este fic para mi.

Espero les hata gustado este fic en el cual, lloré, reí y goce escribiendo. A mis amigas/empleadas Larit05 y NinaCatsauria les quiero agradecer su ayuda cuando mas la necesitaba.
Les quiero dedicar este fic a ellas dos y también a Hecyali, quien me daba cuerda en mis locuras para este fic. Muchas gracias a ustedes.

Perdonen las faltas de ortografía o si les dejé alguna duda, las pueden dejar aquí y yo con gusto las responderé.

Creo que este será el primer y único fanfic Adrinette en mi cuenta. Aun no lo se, pero lo que si se, es que si les encanta INUYASHA estén atent@s a mi perfil. Tengo fics en borradores en los que estoy trabajando. Dos estarán junto con el universo de Yashahime -la segunda parte del anime- y el otro es un Universo Alterno. Creanme, estarán muy buenas. Y a diferencia de este fic, publicaré los capitulos cuando tenga listos al menos la mitad de la historia o cuando los fonalice todo.

Me extendi. Perdón. Pero tengo mucho por decir 😂. Nuevamente gracias por leer y pir su paciencia. Los quiero mucho. En verdad. ❤




Imágenes de referencia de los pequeños Agreste.

Hugo y Louis Agreste.

Emma Agreste



Adrien y Emma en un futuro cercano.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro