Six: Gᴏᴏᴅʙʏᴇ
Jamás había pensado recibir tantos abrazos el día anterior a mi cumpleaños, al igual que nunca pensé pasar éste día de lo más triste también.
En el funeral de mi padre habían llegado muchas personas, era de esperarse según mi madre, pues mi padre tenía amigos por todo París. Mi abuela Gina también se encontraba allí. En cuanto llegó a la casa -después de informarle la maldita y trágica noticia aseguró llegar antes del entierro que así fue-, me abrazó suavemente, pero se podía sentir que transmitía mucha fuerza.
Desde en la noche anterior yo ya no tenía fuerza ni lágrimas para llorar, pero al escucharla hablar en ese instante fue lo que me partió el corazón.
-No estés triste... Él ahora está bien. Se fue sin despedirse, pero él esta bien -Susurraba suavemente contra mi oído con la voz rota, lo que provocó que lágrimas volvieran a salir de mis ojos.
A las 8:30 de la mañana, llegaron los Agreste y luego todos mis amigos al enterarse de lo sucedido.
Abrazos y más abrazos era lo que recibía de todos los que llegaban al lugar, me daban palabras de aliento, pero justo en ese instante sienta que me entraba por un oído y me salía por el otro. Me sentía vacía, miserable, sin valor.
No quería ni imaginar lo que mi madre sentía.
《Por mi culpa estas aquí papá.》
Acaricié la caja café mirándola neutramente, pero en mi interior con una gigantesca tristeza. No podía evitar sentirme culpable al ver a mi padre allí. Lo vi por la pequeña ventanilla que tenia la caja y volví a sentir las lágrimas caer por mis mejillas.
Allí estaba él, tranquilo, y en paz. Parecía que dormía una de sus tantas siestas en el sillón. Pero no era así. Ésta vez si que no despertaría de ese sueño.
Por encima del vidrio delinié el rostro de mi papá, como si ese maldito pedazo de vidrio no se interpusiera en mi camino para poder despertarlo. Pero la visa es muy injusta.
A veces la vida nos quita nuestros seres queridos por un "bien", y muchas veces nos cuestionamos que de "bien" tiene toda la maldita miseria que pasas. Justo así me sentía yo ahora.
Luego de lo parecieron ser unos minutos de ver a mi papá dentro de la caja, sentí una mano posarse en mi hombro. Voltee a ver de quien se trataba y pude ver al señor Agreste sonreírme a duras penas.
Yo lo devolví el gesto pero con lágrimas en mis ojos, y lo abracé. No me importa si a el no le gusta éste tipo de acercamientos, pero era lo más cercano a una figura paterna para mi; y al contrario de lo que pensé que haría, el empezó a acariciarme la cabeza. Él y papá eran amigos antes de siquiera casarse ambos con nuestras mamás, así que creo que él también estaba dolido.
Pasado los segundos, él me separó del abrazó y limpió mis lágrimas para luego sonreír débilmente.
-A él no le gustaría que estuvieras llorando mucho -Soltó casi en un suspiro y besó mi frente. Solo pude asentir.
Después que eso, me soltó aún con su sonrisa y se dirigió hacia su esposa y mi madre, quienes estaban en la cocina. Luego de eso, Alya se acercó a mi y me abrazó. Yo ya no quería llorar. Pero éstos abrazos me lo impedían.
Me susurró palabras confortantes y me acariciaba la espalda. Estuvimos así un buen rato hasta que dijo que tenía que irse -en contra de su voluntad- a su casa, pues tenía que estudiar para el examen de mañana. Estaba más que claro que a mi me lo pasarían otro día.
Más y más abrazos me rodeaban. Ya casi me sentía asfixiada de tantos abrazos. Unos fuertes brazos me agarraron desde atrás y besaron mi mejilla con tanto amor que supe de quien se trataba sin siquiera voltear a ver.
-Ven, Bogaboo -Susurró Adrien girandome para que lo viera a los ojos. Él secó mis lágrimas-, tú mamá me dijo que te llevara a tu habitación a descansar... Ya es tarde para que una bella princesa como tu esté despierta.
-No soy una princesa -Aseguré con mi voz rasposa. El llorar y no hablar me estaba afectando.
-Para mi si, hermosa -Sonrió mientras tomaba mi rostro entre sus manos y me acariciaba tan tiernamente que no lo merecía-. Ven... vamos a descansar.
Si tan sólo tuviera un poco de fuerza, me hubiera negado. Pero vamos, estaba prácticamente débil y con mis ojos medio abiertos. No había dormido nada desde la madrugada del accidente, así que no me negaría a dormir un poco. Al entrar a mi habitación Adrien cerró la compuerta y me condujo a mi cama.
Me dejó allí mientras el iba a buscar algo de ropa cómoda para mi, se lo agradecía. No me sentía de ánimos ni para eso.
-Ten -Me extendió un conjunto de pijama que consistía en un holgado pants rosa y una camisa blanca con mangas rosadas con un pequeño gatitito blanco en el centro de ella. Era cómoda. No juzguen.
-¿Te darás la vuelta o...? -Pregunté un poco graciosa al ver que Adrien mantenía su mirada fija en mí. El rápidamente reaccionó y se tiró de espaldas al colchón, tapándose la cara.
Solté una leve risa por su acción. Si bien, ni él ni yo habíamos hablado sobre dar el siguiente "paso" a nuestra relación, ya habíamos... pues jugado a toquetearnos una vez... Y no participé mucho que digamos. Creo que ambos sentíamos que aún era muy rápido para esa etapa pero aun así no podíamos calmar la situación por veces.
-Lista -Dije lo suficientemente alto para que él escuchara. Se quitó mi almohada del rostro y me sonrió, se incorporó un poco y me beso tan dulcemente que me sentí derretir en el beso.
-Bien, hermosa. Acuestate y descansa; fue un largo día.
-¿Te vas? -Pregunté acomodándome en la cama y él se levantaba.
-Aún son las 6:30, es bastante temprano para irme -Adrien soltó una pequeña risa y acarició mi rostro, yo aproveche para halarlo hacia mi y abrazarlo con mucha fuerza-. ¡Whoa! Tranquila, my lady.
-¡Quédate! Quédate a dormir conmigo.
-Tranquila -Acarició mi cabeza luego de un solo segundos de silencio-... Aquí estaré para ti. -Besó ahora mi cabeza y luego de quitarse los zapatos, se acostó a mi lado.
Tarde un buen rato tratando de conciliar el sueño, pero con las leves caricias que Adrien me daba en la espalda o en la cabeza logré hacerlo. Pero no por muchos periodos de tiempos. Pues varias veces me despertaba.
Despertaba porque recordaba el accidente.
Recuerdos me venían en los sueños y despertaba sofocada, temblando, sudaron o incluso llorando; pero Adrien estaba allí para mi. Me calmaba y volvía a dormir. Sus brazos fuertes se aseguraron de no soltarme y que con eso conseguí no despertar asustada.
Abrí los ojos al sentir un fino rayo de luz en cara. Arrugue el rostro e intente tapar la claridad con mi mano.
Miré por toda mi habitación y encontré a Adrien sentado frente a mi monitor mientras parecía comer mientras divagaba en sus pensamientos.
-Buenos días -Musité alto para que me escuchara. El levantó la vista y me sonrió levemente.
-¿Buenos días? Ya son las 2 de la tarde, bugaboo.
El empezó a reír al ver mi sonrojo. No podía creer que había dormido mucho. Se levantó con un tazón de cereal con fresa y banano en su mano y lo extendió hacia mi después de subir las escaleras.
-Toma. Debes comer para que tengas fuerzas.
Yo sonreí y acepte el cereal para empezar a degustarlo. Realmente tenía mucha hambre. Después de comermelo en silencio junto a Adrien, pusimos los platos en la mesa de noche y nos quedamos en silencio. Aunque yo quería hacer una estúpida pregunta, solo por última vez.
-No es sueño... ¿Verdad? -Miré a Adrien y vi que tragaba un poco de saliva como preparándose para hablar.
《No te preocupes por decírmelo, amor.》
-No... No lo es.
Suspiré. Solo quería asegurarme de que no fuera una pesadilla. Él me abrazo pegandome a su pecho acariciando mi brazo con ternura. A los pocos minutos decidí prepararme para el entierro de mi padre. Soltando a Adrien del cómodo abrazo me dirigí nuevamente a mi ropero para sacar algo cómodo. En esos momentos no me importaba como me viera, solo quería acabar con esto rápido.
Las horas pasaron hasta que llegó las 6 de la tarde, a esa hora sería el entierro y todos nos estábamos preparando para llevar el cuerpo de mi padre. Hubo un momento en que dejaron la caja de mi padre sola, y aproveche en ese instante para poner algo de en el ataúd.
El maldito contrato.
De no haber sido por mi gran culpa, mi padre estaría aquí. Le hubiera hecho caso y tal vez todo estaría bien. Pero el "hubiera" no existe. Con un pesar en mi corazón, bese el ataúd cuando escuché a las personas subir para llevárselo, junto con ellos venía mi madre, quien al verme se abrazó a mi.
Me sentía rara. Como si algo estuviera manejandome ese día. Pues no recuerdo mucho de lo sucedido. Como justo ahora, no me di cuenta de a qué hora llegamos al cementerio. Un hombre vestido con traje blanco hablando fuertemente frente a lo que sería la tumba de mi padre. Adrien me sostenía en un abrazo, mientras que me madre se encontraba en brazos de la señora Emilie, intentando calmar su llanto.
Apreté mi mano y pude sentir algo allí. Era una carta, una la cual mi padre había dejado debajo de la cama que yo tanto amaba verlo. Le prometí abrirlo en mi cumpleaños, pero sinceramente no se si lo merezca. Pero al menos quiero cumplir algo de lo que me ha dicho hacer.
Mi abuela Gina pasó al frente y tomó un puñado de tierra y lo tiró donde ya hacia el cuerpo de mi padre, con lágrimas y dolor, la soltó dentro del agujero. Luego fue mi madre, quien lo hizo igual, o peor que mi abuela, luego fui yo, pero yo no tomé tierra, más bien tomé una rosa que habían por allí y la lanzé. Me quedé unos segundos mirando el ataúd de mi padre. Aún no podía creer que él estaba allí, y peor aún por mi grandiosa torpeza.
Unos brazos me halaron de regreso a mi sitio sacándome así de mis pensamientos. Unos hombres tomaron las palas y empezaron a echar la tierra hacia la tumba de mi padre. Mi abuela y mi madre empezaron a sollozar y a llorar más fuertemente mientras que la gente a nuestro alrededor empezó a soltar más lágrimas visibles.
《Feliz cumpleaños Marinette.》susurró una voz dentro de mi cabeza, y lo siguiente que pasó... Ni yo misma se como explicarlo.
Sentí como todo me abrumada en sólo unos segundos. Sentía que me costaba respirar, sentía una opresión en mi pecho. Sentía calor a pesar que parecía querer llover. Sentía que el abrazo que Adrien me daba me acabaría quitando la respiración poco a poco. Empecé a respirar agitadamente.
Ni yo misma se como diablos logré zafarme del abrazo de Adrien para salir del cementerio. Los gritos de Alya, Adrien y Nino llamándome no hacían más que alterarme más y provocaban que corriera más rápido.
Luego de unos minutos corriendo por las calles como una maldita loca, llegué a la torre Eiffel, quizá la situación hizo que desarrollara algún superpoder loco que me hacía correr rápido ante el peligro. No sabia que hacía allí.
Tomé la carta que traía en mi mano y la contemplé unos minutos. Con su típica caligrafía podía leerse "Para ti, mi hermosa princesa. Marinette Dupain-Cheng" y más abajo, su nombre. Miré a mi alrededor y vi a la gente estar en lo suyo. Con un poco de pesar, me dirigí hacia una zona más despejada a leer esa carta.
Cada palabra que contenía me llenaba de una profunda tristeza pero a la vez un poco de alegría. Pues sentía como si no hubiera una nota en mis manos, sino que mi padre me las estaba diciendo de frente.
Al llegar al el final nota puede evitar sentir más culpa de la que ya sentía. Lo arruiné todo.
El sol se empezaba a esconder dejando un colo gris oscuro en el cielo, un trueno resonó por todo París y a los segundos de eso, empezó a llover. Varias personas y turistas empezaron a correr por tal de cubrirse de la lluvia, mientras que yo solo me limite a guardar la carta dentro de mis jeans. Ese día me vestir con unos jeans de mezclilla azul oscuro, vans negros y una blusa manga larga holgada también de color negro.
Cuando la lluvia empezó o hacerse más fuerte, solo me limité a abrazarme y a empezar a caminar con pasos lentos bajo la lluvia, no importandome si me mojaba o no. Solo podía pensar en las cosas que pasaron en mi vida. Buenas o malas, ya sea que fueran dignas de recordar o no.
Todo lo que en esa carta estaba escrito me hizo pensar en todo. Reflexionar y analizar. Tal vez en cierto modo sólo me dejó más dudas que recuerdos. Si bien, mi padre y yo siempre peleabamos por cualquier cosa, pero nos amamos mucho. Pero la ultima vez que peleé con él fue diferente. Y ahora no había nada con que pudiera enmendarlo. O tal vez si.
Apresurando un poco mas el paso, en menos de lo que esperaba, llegue a casa. Empapada, pero sana y salva. Abrí la puerta de la silenciosa casa y miré la que daba hacia la panadería con la esperanza de ver a mi padre allí. Era obvio que no lo encontraría. Quite mis zapatos empapados con pereza y los deje a un lado de la puerta y empecé a subir las escaleras con desgano, abrí la puerta del recibidor con la misma forma encontrándome con la señora Agreste frente al sofá de la sala, al señor Agreste hablando por teléfono y a Adrien sentado junto a mi madre, quien al parecer se encontraba sollozando.
Todos al oír como la puerta era abierta voltearon a ver y se toparon conmigo. La primera en reaccionar fue la señora Agreste que tomó una frazada que estaban al lado de mi madre y corrió para envolverme en ella. Mi madre le siguió y después Adrien mientras que el señor Agreste soltaba un suspiro.
-¡Pero Marinette! ¡Mírate nada mas! ¡Te vas a enfermar! -Gritó la señora Agreste mientras me frotaba los brazos.
-Nunca vuelvas a hacer eso, Marinette -Le siguió mi madre tomando mi rostro entre sus manos.- Estas temblando.
-Tranquilas -Intervino Adrien ocupando el lugar de su madre-. Sabine... Si me permites, puedo ayudar a Marinette con ésto y usted descansa. Ha estado muy alterada.
Mi madre pareció dudar unos segundos. Me miró buscando un indicio en mi rostro que le dijera algo. Pero yo parecía un zombie en esos instantes. Terminó por aceptar y dejó que mi novio me guiará a mi habitación.
Lo siguiente que recuerdo, es a un Adrien regañandome por haber hecho lo que hice y por caminar bajo la lluvia. Me obligó a tomar un baño, me abrigó en mi propia cama mientras seguía regañando. Pero sinceramente, yo no quería nada ya. Solo quería dejar de ser alguien en esta vida.
Y al parecer Adrien se dió cuenta de mi estado, que dejó de regañarme y se dedicó a abrazarme y besarme y me relajó. Luego de unos minutos con él, me solté a llorar. Me consoló como a una niña pequeña y se volvió a quedar conmigo esa noche.
Sin duda había sido la semana más rara de toda mi vida, y agradecía a Adrien por permanecer contigo a pesar de que yo no lo mereciera.
Soñé con mi padre esa noche. No recuerdo muy bien su era un recuerdo o un sueño. Pero de lo que estaba segura era que extrañaba mucho y siempre amaría. Adrien se encargó de de no soltarme en ningún momento, y lo amé aún más.
Mi vida ya no era la misma de antes, cambió y cambié. Era hora de agradecer a mi padre por la oportunidad que me dio de vivir al evitar mi quizá muerte en el accidente de tránsito. ¿Cómo lo haría? Quizá haciendo lo que él siempre quiso para mi. Creo que eso es lo que podría hacer en su honor. Hacerle caso, aunque eso implicara hacedor sobre mi propia felicidad y deseos.
《Te amo papá. Espero algún día me perdones... Haré que algún día te sientas orgullosa de mi》
Y con ese pequeño pensamiento en mi cabeza, volví a soñar con él. Con mi padre.
Feliz regalo de navidad atrasado (?.
Quiero agradecerles a cada un@ de ustedes por soportarme a mi y mis desapariciones pero resulta que tengo una vida :').
Para compensarles la espera, les tengo una propuesta. Ustedes podrán elegir que es lo que quieren ver. *presiona el botón de emoción del control de Sam (? Okno*.
Pues De nuevo gracias a tod@s por la espera y espero que la estén pasando bien en estas fiestas junto a su familia o amigos. Ora si.
La autora perezosa, is ouuuut. BYEEEE!
-DEJA AQUÍ UN CORAZÓNCITO PARA QUE LE SIRVA A LA AUTORA CÓMO INSPIRACIÓN :'3
*Aparte pueden seguirme en Twitter e Instragram para saber sobre mis fics 7u7 *cof cof spoilers cof*
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Pd:
⬇dale en la estrellita para saber que te gusto el capitulo... o que lo odiaste xd
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