Fourteen: Iᴛ·s ᴛɪᴍᴇ
--Marinette--
«"Por ahora, solo quiero estar con mi hermosa bichita... No me siento preparado para ser padre aún. Todo ésto de la boda es nuevo para nosotros, así que, todo a su debido tiempo."»
No me podía borrar de la cabeza esas palabras de Adrien. ¿Cómo que no quería tener hijos? ¿Por qué nunca me lo dijo? ¡Ahora sí que me va a dejar por Kagami!
-¿Que opinas, Marinette? -Escuché a mi suegro hablar, más no entendí su pregunta.
-¿Disculpa?
-De los adornos florales de la recepción. -Habló esta vez Adrien mientras tomaba mi mano.- Como los tulipanes rojos se atrasaron, vamos a sustituirlos por claveles.
-Ah... Claro. Suena bien.
Mi prometido y suegro sonrieron ante mi respuesta y volvieron a comentar sobre otros problemillas sin "resolver".
Honestamente también era mi deber contribuir con las soluciones, pero lo que Adrien había dicho solo unos minutos atrás me distraían demasiado.
Adrien no quiere hijos. Yo estoy embarazada. ¿Que pasará ahora? ¿Me dejará al momento de saber que estoy esperando un hijo suyo?
«Tranquilizate, mujer. Sabes que Adrien no haría eso. ¿O si...?»
-¡Ahg! Malditas hormonas. -Susurré con fastidio al encontrarnos afuera de la oficina de Gabriel.
-¿Dijiste algo? -Me preguntó Adrien mientras nos dirigimos hacia afuera.
-¡Nada! -Contesté más alto de lo que quería.
Adrien me miró alzando una ceja y yo respondí sonriendo de forma nerviosa.
¿Será buena idea contarle?
-¿Segura que estás bien? Estás demasiado roja. -Colocó su mano en mi frente buscando algún síntoma de fiebre -creo-. Sentí mi cara sonrojándose violentamente al sentir la cercanía de Adrien.
¡¿Pero por qué demonio me sonrojaba?!
-Pues al parecer no estás enferma, y aún así estás más roja que hace unos segundos. -Me miró por un instante y sonrió- ¿En serio aún te pongo nerviosa?
-¿Q-que demonios dices? ¡Por supuesto que n-no!
-Aww, mira... Estás tartamudeando.
-¡Déjame entrar, Agreste!
-¿Entrar? ¿Entrar a donde?
-¡EN PAZ!
La risa de Adrien se dejó oír por todo el recibidor. Alya y Nino al vernos llegar, sonrieron y se acercaron a nosotros.
-¿Ya le dijiste a Adrien? -Preguntó sonriente Alya.
-¿Decirme que?
-¡Cállate! -Pellizqué a mi amiga justo cuando me puse a su lado. Ella se quejó por lo bajo y luego miro a Adrien con una sonrisa incómoda.
-Nada...
Miré a Adrien no muy convencido con la respuesta vaga de Alya, pero no dijo nada; y eso era algo que agradecía internamente.
Aún me debatía si decirle ese mismo día que sería papá o esperar más adelante que mi panza se comenzara a notar.
La segunda opción era la más tentadora para mí.
-Bien, chicos. Vayamos a desayunar. -Habló Nino acabando con el silencio incómodo que se había generado.
En todo el camino hacia el restaurante, yo me encontraba un poco -bastante- ausente mentalmente. Algunas veces me perdía en mi imaginación y otras veces le susurraba a Alya lo asustada que estaba.
Aún así, llegamos muy tranquilos al restaurante y nos sentamos en unas mesas afuera del establecimiento que tenían unos arbustos para mantener un poco la privacidad.
Luego de ordenar nuestra comida, arrastré a Alya hacia los baños para poder liberar la ansiedad que sentía en esos momentos.
--Adrien--
-Oye..., ¿No notas a las chicas un poco raras? -Pregunté hacia mi amigo y él simplemente negó.
-Todo el mundo sabe que las mujeres están locas de por sí, así que no te preocupes mucho.
Se recargó en la silla mientras cerraba sus ojos momentáneamente.
No me sentía realmente cómodo sabiendo que algo molestaba los pensamientos de Marinette. Porque sabía que eso era, porque no se distraía fácilmente con sus pensamientos.
-Aún así... Siento que se traen algo entre manos. -Hablé mirando hacia donde momentos antes mi prometida y su amiga se habían ido.
-Sabes que siempre es así. -Quiso restarle importancia Nino nuevamente. Quizá tenía razón.- Cambiando de tema. ¿Ya tienes planeado donde irán tú y Marinette de luna de miel? -Preguntó mirándome con una sonrisa pervertida.
Yo reí mientras negaba levemente por su acción.- No sé si ir a Moore o a Santorini; estoy en un pequeño debate mental a toda hora por eso.
-Te estás estresando por nada, amigo. Relájate. -Dijo mi amigo mientras me daba una palmada en el hombro.- Sabes de sobra que Marinette no es alguien materialista. Con que estés con ella le bastará.
Y vaya que sabía eso. Amaba que Marinette fuera así, porque toda mi vida había estado rodeado de gente interesada. (Exceptuando a mis compañeros del instituto y mi novia), el ver que a Marinette no le importaba si nos quedaramos varados en medio de la nada, ella trataría de verle el lado bueno siempre y no se quejaría.
-Si. Tienes razón. -Suspiré para luego levantar la mirada y ver cómo mi prometida y mi amiga se dirigían nuevamente a nuestra mesa.- ¿Todo en orden? -Hablé mirando hacia mi azabache. Ella asintió al instante y sonreí.
-Marinette solo está nerviosa por la boda. -Respondió Alya también.- ¿Verdad?
-Si... -Susurró.
El desayuno llegó y todos comenzamos a comer entre pláticas y risas. Todo con tranquilidad.
De vez en cuando miraba de reojo a Marinette, comía como si no hubiera un mañana asegurado. Me dio un poco de risa, pues últimamente ella había dejado de comer un poco, según tenía entendido, tenía una infección estomacal. Me alegraba saber que ya estaba mejor.
-¿Podemos pedir postre? -Preguntó mi hermosa prometida luego de que todos hubiéramos terminado de desayunar.
-¿Postre para el desayuno? -Hablamos Nino, Alya y yo al mismo tiempo, logrando sonrojar a Marinette.
-¿Por qué no? -Agachó la mirada.
-Bien... No creo que no haga mal un poco de pastel ahora. -Dije para luego volver a llamar a la mesera y pedir nuestras órdenes.- ¿Que quieren?
-Yo pastel de chocolate. -Pidió la morena y Nino asintió en aprobación para él.
-Yo quiero pastel de frutas rojas y uno de mora azul. ¡Ah y también de chocolate!
Al instante todos volteamos a ver a mi prometida sorprendidos. ¿De verdad se lo comería todo?
Marinette se sonrojó fuertemente y bajó la mirada avergonzada; yo me reí para mis adentros.
-Entonces que sean cuatro pasteles de chocolate, uno de mora azul y el otro de frutos rojos.
La mesera me sonrió y asintió para luego apuntar todo e irse.
-Es bueno ver que vuelves a comer bien, mi amor. -Sonreí y tomé la mano de mi hermosa azabache sobre la mesa y ella me miró aún sonrojada.- Me tenías preocupado desde la vez que tu madre me llamó diciendo que no comías casi nada en todo el día.
-S-si. Bueno... Al parecer solo fue unos malestares estomacales pasajeros.
-Por ahora... -Musitó Alya mirando sus uñas fingiendo no haber dicho nada.- ¡Au! ¿Me acabas de patear, Marinette?
-¡Oh! ¿En serio? No me di cuenta. Lo siento.
La morena gruñó por lo bajo y se cruzó de brazos alzando una ceja hacia Marinette.
Pocos segundos después, llegó nuevamente la mesera con nuestra orden. Procedimos a degustar nuestros postres al igual que como habíamos hecho con nuestro desayuno.
Para sorpresa de todos, Marinette se comió los tres pasteles como si nada. Era sorprendente ver cuánta comida cabía en su pequeño cuerpo.
Pagamos y nos fuimos del lugar aún manteniendo nuestra conversación que habíamos empezado en la mesa. Podía sentir los nervios comenzar una vez que nos empezamos a acercar a la recepción de la boda. Parecía un palacio antiguo entre toda la modernidad de París.
Marinette y yo queríamos que esto fuera algo especial. Después de todo, solo te casas una vez en la vida. ¿Cierto?
Entrando al recinto, fue inevitable escuchar las voces de nuestras madres dando órdenes específicas a los empleados del lugar. Aún no las detectabamos visualmente, pero sus voces nos llevaban hacia el jardín del lugar.
Al ir hacia afuera, aún no estaba decorado, pues mañana se pondría todo de una sola vez. Pero lo poco que estaba allí, eran unas mesas redondas y cuadradas, en la parte inferior del centro, habían dos mesas largas y una más horizontalmente que daba la visión completa de las mesas y de un pequeño escenario al final de éstas. Esa era la de nosotros. Y al ver hacia arriba, podías ver luces colgando, simulando ser un techo.
-Este lugar es precioso. -Comentó Alya mirando a su alrededor.
-Lo se. -Contestó mi prometida caminando hacia la mesa que nos pertenecía.- Mi mamá, Emilie y yo escogimos este lugar, mientras que Adrien y Gabriel se encargarían de la mansión.
-Pues no les está llendo mal en ningún lado. -Dijo Nino pasando un brazo sobre mis hombros.- Verán como haré que todos bailen mañana. Ninguno se quedará sentado.
-Y ustedes verán como la mejor reportera conseguirá entrevistar a los recién casados sin ningún problema. -La morena miró hacia Marinette y luego a mi con una mirada de advertencia.
-Verás como serás la única en estar aquí. -Rodé ojos.- Pero si preguntas cosas íntimas le diré a Nino que te ate a una silla. -La señalé mientras la amenazaba y ella soltó una risa algo malvada para mí gustó.
-Eso si es que Nino puede conmigo. -Se cruzó de brazos mirando a su novio.
-Oh nena. Verás si no...
-¡¿En dónde irán los invitados problemáticos?! ¡No quiero que arruinen el gran día de mis bebés! -Se escuchó gritar a la distancia a mi madre. Todos reímos ante eso. Sin duda, las más estresadas aquí eran las mamás.
-Vamos... -Dijo Marinette abrazándome fuerte.- Hay que intervenir antes de que alguien salga herido.
Todos confirmamos en silencio y nos dirigimos al lugar de donde había provenido el grito de la Agreste mayor. Si no hacíamos algo rápido, mi madre era capaz de llamar a la policía si alguien no cumplía sus órdenes.
Llegamos a un pequeño quiosco blanco adornado con flores similares a los cerezos enredadas en los barandales y techos del pequeño lugar. En medio de éste, se encontraba mi madre y mi suegra junto con un chico de cabello castaño, a quien se le notaba un tanto -muy- nervioso bajo la mirada de ambas señoras.
-Pues, no sabemos a quienes se refiere, madame Agreste.
-¡Para eso le dimos la lista con los nombres!
-Mamá, relájate. No es la gran cosa. -Hablé cuando subimos las escaleras del quiosco.
-Vaya... Hasta que aparecen.
-Tuvimos unos problemitas con los preparativos de la mansión. -Contestó Marinette tímidamente.- Ya todo está bajo control allí.
-Genial. Ahora falta que pongan en orden las cosas aquí. -Respondió Sabine gentilmente mientras tomaba el brazo de mi mamá de la misma forma.- Emilie y yo iremos a descansar por allí.
-¿Estás loca, Sabine? ¡No podemos descansar sabiendo que fal...! -Los reclamos de la rubia fueron callados súbitamente por la mano de mi suegra, quién nos sonrió a modo de despedida y arrastró a mi madre fuera de allí.
-Le ruego nos disculpe la actitud de las dos. -Le dije nervioso al chico. Él sonrió e hizo un gesto restándole importancia.
-Si nos disculpan, Alya y yo iremos a ver los arreglos de la cabina del DJ.
Nino y Alya salieron también del lugar dirigiéndose al escenario, dejándonos así a mi novia y a mi junto al chico castaño.
El nos enseñó la lista de cosas que necesitaban autorización nuestra, como la de ellos para hacer algunas cosas. Luego de poner en orden y aclarar todo, teníamos que esperar allí unos minutos para elegir el menú
Si lo sé, una elección de última hora.
Lo bueno era que sólo eso teníamos de que preocuparnos, pues mi suegra se había encargado de hacer el pastel de bodas junto con la ayuda de Marinette.
-¿Crees que saldrá todo bien? -Susurré sentándome en una pequeña banca que se encontraba allí.
-Claro. ¿Por qué preguntas eso? -Respondió Marinette sentándose en mis piernas.
Yo alcé mis hombros haciendo un ligero puchero.
-Siempre tiene que haber algo impactante en las fiestas a las que asistimos. Ya sea bueno o malo.
-¡Tienes razón! -Rió Marinette mientras colocaba sus brazos alrededor de mi cuello.- En la fiesta de Chloé, tú me pediste ser tu novia para luego celebrarlo frente a todos.
-El mejor día de mi vida. -Le dí un beso en la mejilla.
-El mío igual. -Susurró devolviéndome el beso.- Luego, unos meses después en la fiesta sobre la nueva línea de ropa de tu padre, el señor Bourgeois anunció nuevamente su divorcio con la señora Audrey.
-Luego, cuando celebramos nuestro aniversario en Italia, el escándalo que te hicieron pasar Chloé y Lila.
-Algo que me gustaría olvidar...
-Y luego, en la fiesta de ex alumnos del instituto, el gran anuncio de la boda de Iván y Mylén...
-Junto con la noticia del embarazo de la maestra Bustier.
-¡Oh! Cierto. -Esa noticia sin duda alegro la noche de todas allí.
Mientras divagaba en mis recuerdos, sentí a Marinette tensarse unos segundos, bajé mi mirada hacia ella y noté que miraba fijamente mis ojos.
-¿Que pasa? -Pregunté algo asustado.- Pareces incómoda.
-Adrien... -Habló débilmente luego de unos segundos en silencio.- Tengo que decirte algo...
-¿Que ocurre, Marinette? ¿Está todo bien?
-Eso espero. -Respondió de igual manera.
-¿Que pasa?
Marinette dudó unos segundos más, con su mirada prendida en el suelo. Comencé a deslizar mi mano por su silueta intentando darle ánimos para hablar. No me gustaba para nada el que ella se sintiera tensa.
-Yo... -Suspiró.- Yo t-tengo que decirte algo.
Alzó su mirada y pude ver cómo ésta cambiada de estar nerviosa, a una llena de determinación.
-¿Que te molesta, mi amor?
«Espero y no cancele la boda. Espero no cancele la boda. ¡POR FAVOR QUE NO CANCELE LA BODA!»
-Adrien... Yo... Yo estoy...
-¡ADRINETTE, NECESITAMOS QUE TRAIGAN SUS TRASEROS AQUÍ EN ESTE INSTANTE! -Gritó Alya desde -lo que parecía ser- las bocinas que se encontraban en el escenario.
«¡NINO CONTROLA A TU MUJER!»
Marinette y yo soltamos el aire en nuestros pulmones al mismo tiempo en señar de frustración. Nuestra amiga tenía la manía de interrumpir concesiones, o demostraciones de amor en el momento más importante.
-Alya, te amo. Sé que tú también a mi, pero por una vez en tu vida, ¡¿Podrías dejar de ser tan inoportuna?! -Le grité al momento de estar frente a frente. Ella simplemente me sacó la lengua e hizo un sonido de flatulencia con ella.
-¡Mari!
-¿Que sucede? -Me ignoró por completo mi prometida.
-La gente del bufé ha llegado. Los están esperando en la mesa principal para ponerse de acuerdo con la comida.
-¡Genial! -Gritó de una manera muy aguda Marinette. Nino y yo nos miramos con la misma expresión en el rostro.
Marinette está ocultando algo...
Ella y yo nos dirigimos hacia la mesa para poder al fin organizar ese tema de la boda. No tardamos ni treinta minutos en escoger la comida que se daría. Una vez realizadas toda la lista de pendientes, nuestras madres y amigos nos reunimos en la salida del recinto para poder irnos con tranquilidad.
O al menos con un poco de ella. Los nervios de la boda no se irían hasta mañana.
-Demonios. Olvidé mi bolso en la mesa. -Se quejó mi madre llevándose una mano a su frente.- Iré a traerlo.
-Te acompaño. -Respondió mi suegra.- Quiero ver si el chico encargado de los adornos sigue allí para poder contemplarlo de lejos.
-¡Mamá!
-¡No tardaremos!
Todos soltamos una risa -con excepción de Marinette- por la actitud risueña de Sabine. Ella y Marinette eran tan parecidas...
-Tendrás nuevo padrastro, al parecer. -Bromeó Alya codeando a la azabache.- La famila rápido se expandirá. ¿Hmm...?
-¡Ya!
Nos echamos a reír -sin Marinette- nuevamente. A Alya parecía encantarle molestar a Marinette y a mí cuando podía.
Pero más a mi.
Lo siguiente que pasó, fue demasiado rápido para poder ser procesado en el instante. Unos flashes nos desorientaron momentáneamente, un mar de paparazzis y reporteros hicieron una rueda al rededor de nosotros mientras hacían todo tipo de preguntas.
¿Habrán celebridades en su boda?
¿Dejarán entrar a periodistas a la fiesta?
¿Nos darían una exclusiva de la boda?
A ésto último, Alya respondió de manera burlona que ese puesto era de ella nada más. Cómo dije antes, todo tipo de pregunta nos llovía, desde chismorreos hasta cosas personales, a lo cual no respondíamos.
Alcancé a llamar a mi padre para poder informarle nuestro problemilla, y en menos de lo que canta un gallo, Gorila estaba allí esperándonos en una limosina pequeña. Nuestras madres aparecieron luego de eso y fueron las primeras en entrar, le siguieron Nino y Alya, para último, entrar Marinette y yo.
Pero antes de cerrar la puerta del auto, alcancé a escuchar una pregunta, que logró, de alguna manera, opacar a las demás preguntas que me hacían al mismo tiempo.
¿Cómo se tomó la noticia de que será padre muy pronto?
Al instante, volteé a ver hacia donde provino la voz, y pude ver como un periodista sonreía de una manera algo torcida, y junto a él, me pareció ver a Lila y Chloe sonreír de la misma manera.
El auto se puso en marcha, y todos los periodistas también.
-¿Adrien...? -Escuché a Marinette hablarme pero yo aún no despegaba mi mirada de la ventana.- ¿Que pasa? Estás todo pálido.
-Creo que hace tiempo no lo rodean tantas personas así. -Respondió mi madre luego de unos segundos donde yo aún no respondía.- Está abrumado.
-No lo culpo. Todos los estamos. -Escuché decir a Alya.
Todos confirmaron que estaban igual y comenzaron a bromear sobre eso, pero yo no podía.
«¿E-es cierto eso? ¿Marinette está...? »
Quité mi mirada de la ventana para posarla sobre mi novia, quién estaba a mi lado izquierdo. O mejor dicho, sobre su estómago; examinandolo meticulosamente para ver si... Pues si algo estaba infiltrado allí.
No se miraba nada.
Al levantar la vista, noté que me miraba un tanto extrañada, para luego darme una sonrisa, tomar mi mano, entrelazar nuestros dedos y mirar cómo se encajaban entre sí.
Volví a verla, pero ella aún mantenía su mirada en nuestras manos unidas con su sonrisa. Ahora yo examinaba su mirada... Sus ojos brillaban desbordando alegría, al parecer se encontraba más tranquila que hace unas horas atrás. Su sonrisa me enamoraba cada día más, su voz me tranquilizaba en mis malos ratos, y, ¡Diablos! Cómo amaba a Marinette.
Si me lo preguntaran, pasaría el resto de mi vida contemplando a mi hermosa futura esposa. Cada detalle de su rostro, de su ser, de su cuerpo era perfecto para mi, incluso lo que ella consideraba como imperfecciones eran perfectas cosas para mí.
Vamos, hasta cuándo lloraba viendo películas era perfecta. Sentía como en es limosina no iban más pasajeros, solo ella y yo. Solo nosotros dos existíamos ante mi vista...
Pero la voz chillona de Alya arruinaba el momento.
Minutos después, llegamos a la mansión. Marinette tenía que medirse el vestido y revisar el de sus damas de compañia.
Todos bajamos y Marinette aún no soltaba mi mano.
Y no es como que quisiera que lo hiciera, no me molestaba.
-Bien... -Comenzó Emilie.- Marinette, Gabriel me acaba de escribir y dice que el vestido ya está listo, solo necesita que te lo midas para agregarle ciertas cosas y listo. Alya, Sabine y Nino acompañenme a la cocina: Necesito que me ayuden a arreglar el altar. -Los mencionados asintieron y comenzaron a caminar hacia adentro. Mi mamá me miró y sonrió.- Y tú, no estorbes.
-También te amo, mamá.
Ella sonrió y siguió a los demás. Vi como Marinette se sonrojaba por algo que había dicho mi suegra, y a juzgar de cómo ella y Alya se codeaban entre ellas, se podía saber que hablaban del chico de la recepción.
Apesar de ver cómo mi hermosa prometida se encontraba feliz y muy probablemente nerviosa por la boda, algo en mi interior me decía que algo -aun no sé si bueno o malo- iba a pasar.
Espero no sea nada grande...
--Marinette--
Caminé nuevamente al estudio de mi suegro y toqué, al instante recibí un "Adelante".
-Aquí estoy. -Sonreí abriendo la puerta. El me devolvió la sonrisa levemente.
-Y allá está tu vestido. -Señaló hacia mis espaldas con orgullo en su mirada.
Me giré y casi me desmayo al ver el hermoso vestido en el maniquí que se encontraba por la ventana.
-¡Por Dios! Es incluso mejor de lo que imaginé que sería.
El vestido, a mi petición- era sencillo y elegante a la vez. Tenía tirantes anchos pero delgados hechos de tela, escote de corazón con adornos en color plateado. Era entallado solo por la parte del torso y un poco del abdomen, luego una gran falda se podía apreciar. Estaba cubierta por una tela con brillantes, sin ser demasiado escandaloso.
Era simplemente perfecto para mi.
Apesar de haberlo diseñado junto con mi suegro y de haber estado presente cuando comenzaba a tomar forma, me sorprendía el resultado final.
-Con tu mente y la mía juntas, no se podría esperar menos. - Halagó Gabriel mientras se paraba al lado del vestido.
-Muchas gracias por permitirme trabajar a tu lado. -Le volví a sonreír pero ahora con lágrimas en mis ojos. El negó manteniendo su sonrisa.
-El placer es todo mío. No por nada serás nombrada como una de las nuevas diseñadoras de la empresa.
No pude evitar sonrojarme ante el comentario. Recuerdo que luego de haber acabado mi carrera de diseño en la universidad, Gabriel me había ofrecido rápidamente un puesto en la empresa. Aunque al principio me negué y le dije que lucharía yo misma por el puesto, y lo logré.
Después de unos minutos más contemplando el vestido, fuí hacia la habitación de Adrien -Luego de que Emilie se encargara de sacarlo de la casa para que no viera mi vestido-, me cambié y me contemplé en el espejo que Adrien tenía en su habitación.
Realmente me veía hermosa, y eso que no estaba realmente arreglada.
Así es, damas y caballeros; el egocentrismo Agreste es contagioso.
-¡Oh Marinette, estas hermosa! -Escuché a mi madre exclamar.
Me giré hacia ella y sonreí. Pude notar como unas lágrimas ya bajaban por su rostro, lo que provocó que yo también comenzara a sollozar.
-Mamá...
-Te ves como una princesa, mi vida. La más hermosa de todas.
Ella se acercó a mí y me abrazó mientras liberaba aún más lágrimas, provocando que yo comenzara a derramar las mías. En los minutos que duró ese abrazo, ella se dedicó a susurarme lo feliz que estaba por mi y lo mucho que me amaba. Dejé caer una última lágrima para luego sonreírle a mi mamá. Ella me imitó.
-Te notó algo incómoda. ¿Sucede algo?
-Nada, son solo los nervios de la boda... - «Ni tu te la crees, Dupain.»
-¿En serio? Porque a mí me parecen nervios de otra cosa.
«Bien. Me atrapó.»
Fijé mi nerviosa mirada en la sería de ella, podía sentir como sus ojos buscaban en lo más profundo de mi ser para encontrar el motivo me inquietaba. ¿Y si realmente lo encontraba?
-¿Que tienes, cariño? -Preguntó colocando su mano en mi mejilla, a lo cual, me puse a llorar al instante.
-Mamá... -Sollocé recargando aún más mi mejilla en la palma de su mano.- Adrien dijo que aún no quiere tener hijos.
-Bueno, creo que es un poco entendible el "porque", ¿no? -Limpió mis lágrimas con cuidado.
-Pues si... Pero...
Me callé un momento intentando buscar las palabras correctas para decir mi molestia, pero creo que no fue necesario, pues ella lo supo inmediatamente:
-Oh... Así que es eso...
Yo no sabía si asentir o no. Tenía miedo.
-Estás embarazada. -Confirmó mi madre.
-¿¡QUÉ?!
«Alguien por favor que me agarré que siento que ya voy con Mamá Coco.»
-¡Por Dios! -Gritó mi madre.- ¡Avisa que estás atrás, Emilie!
MI suegra ignoró totalmente las palabras de mi progenitora y caminó hacia mí para tomar mis manos entre las de ella y mirarme con una sonrisa en sus labios.
-¿E-en verdad estás...?
-Si. -Asentí entre lágrimas.- Apenas llevo tres meses.
Emilie soltó algo parecido a un grito ahogado y me abrazó emocionada. Mi madre se nos unió al abrazo y las tres lloramos como nunca antes lo habíamos hecho.
Luego de unos minutos más de llanto, las tres nos separamos por unos toques en la puerta. Emilie respondió un "Adelante" algo leve, y mi suegro entro para ver cómo me lucia el vestido. Pero como también había dicho antes, era perfecto, no le hacía falta nada y él lo terminó de confirmar.
-Esta boda será estupenda. -Aseguró mi suegra mientras abrazaba a su marido por el brazo.
-No hay duda sobre eso. -Respondió mi madre sin borrar su sonrisa.
-Bien, -habló mi suegro.- viéndote ya con el vestido y confirmando que nada le hace falta, eres libre ahora, Marinette.
Yo asentí y le sonreí para luego dirigirme al baño de la habitación y quitarme con cuidado el vestido. Después de vestirme y revisarme en el espejo, salí para guardar mi vestido en la funda de ropa negra. Nuevamente me encontraba sola. Tocaron la puerta tres veces para luego ser abierta después de dar permiso para entrar, y una cabeza rubia se dejó ver por el umbral de la puerta.
-Hola. -Saludé a mi novio.
-Hola. ¿Todo está bien? Sin querer escuché que mi madre, la tuya y tu lloraban hace poco...
-Am... S-si.
«Dios, deja de intentar matarme antes de la boda... O... ¿Acaso esto es una señal de decirle ya?»
Adrien me miró con duda en su rostro, pues yo no había dado una respuesta clara.
-D-digo que si. Que si estamos bien. Ya sabes, solo son los nervios de la boda y eso.
Después de unos segundos analizándome, Adrien se acercó a mí y me abrazó y besó. Definitivamente sus besos eran un calmante para mi mente y corazón, pero también me mortificaban la conciencia. Él merecía saber cuánto antes que sería padre.
Después de todo, creo que es mi culpa el haber quedado embarazada...
-Marinette... No quiero sonar grosero pero dime ya que te tiene inquieta. Desde que llegué a tu casa estás muy rara. ¿Que es lo que te ocurre?
«¡Vamos Marinette! ¡Tu puedes decírselo!»
Mi corazón comenzó a latir de manera desenfrenada y sentía el sudor frío en mi frente. Estaba asustada. No. ¡Aterrada por la reacción de Adrien!
¿Y si cancelaba la boda? ¿Y si me dejaba plantada? ¿Y si se iba con Kagami a un viaje sin fin por todo el mundo y vivían felices por siempre en Japón?
-Mari...
-Yo... Tengo que d-decirte algo.
-¿Es sobre lo que te tiene preocupadas?
-Si... -Contesté por lo bajo y él me estrechó más hacia su pecho.
-¿Que pasa, mi amor? Me preocupas.
«Es ahora o nunca, mujer.»
-No es la gran cosa... Creo.
Su cara de confusión no se iba. Y mis nervios tampoco.
-¿Marinette...?
«Por Dios... Sus ojos... ¡No puedo!»
-Yo sólo estoy...
«Creo que voy a desmayarme.»
-Tranquila, te estás poniendo pálida, Marinette. Siéntate aquí en la cama.
«¿Por qué hay tanto calor?»
-Respira, bichita.
-Adrien...
Él me miró aún más preocupado mientras sacaba su celular del bolsillo del pantalón. Yo empezaba a hiperventilar.
«¡POR DIOS! ¡NO ES COMO SI LE FUERA A CONFESAR QUE SOY UNA ASESINA!»
-Tranquila. Llamaré a una ambulancia para que te... -Lo interrumpí con un fuerte grito. Ya no aguantaba esto.
-¡ESTOY EMBARAZADA!
Silencio.
Sólo eso había aparte de mí pesada respiración. Sostenía la mirada de Adrien y no pensábamos despegarlas por unos cuantos minutos más.
-¿Adrien...?
-Debes estar bromeando.
Perdón la tardanza. El bloqueo mental no es para nada lindo y ataca cuando menos lo esperas. Y los problemas familiares, los pensamientos malos e insomnio no ayudan a avanzar.
Muchas gracias por su paciencia :3, de verdad. Me animan -no se imaginan cuánto- sus comentarios donde dicen que les gustan los capítulos. De verdad muchas gracias 😭❤️
Últimos capítulos de:
Sᴀʏ Yᴏᴜ Wᴏɴ·ᴛ Lᴇᴛ Gᴏ
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