Capítulo 1
La vida es un tanto dura aveces. Te pone a prueba de distintas formas, y amenaza con acabar contigo en diferentes ocasiones. Yo empecé siendo... un niño normal. Me gustaba jugar con mis juguetes y hacer que mi favorito, el dinosaurio más grande, ganara a todos, siempre. Me crié con la mentalidad de que el más fuerte, siempre ganaba.
Mis padres eran personas importantes, mi madre era una abogada muy conocida y mi padre un empresario con buenos fondos. Decían que todo lo que mi padre tocaba, se convertía en oro. Yo estaba orgulloso de ser su hijo, pues, ¿quién no querría ver el exito de sus padres? Al fin de al cabo, todo eso lo heredaría, y lo hacían por mi futuro, querían un futuro mejor para mi.
A mis 4 años, mi padre ya creía que debía empezar a comportarme como un hijo educado y obediente. Decía que ya era lo suficientemente mayor para ello. Al principio accedí, y me iba muy bien, él estaba orgulloso.
Sin embargo, siempre llegan personas que cambian tu vida drasticamente y te hacen darte cuenta de que hay algo mejor.
Esa persona también llegó a mi, en forma de una niña de pocos meses que nunca lloraba, podías llegar a hacerle cualquier cosa, pero ella siempre sonreía. No la ví llorar... ni una vez. Cosa bastante sorprendente para un bebé casi recien nacido. El día en el que mi madre me llevo a conocer a esa niña, mi perspectiva cambió. La madre de esa niña era la mejor amiga de mi madre, siempre habían sido intimas, y querían que la niña y yo lo fueramos también.
Al principio solo la ignoraba, pero cada vez que intentaba asustarla y hacer que llorara para demostrar que no era un angelito, ella solo sonreía o reía. Acabé cogiendole cariño, y a medida que ella crecía... yo lo iba haciendo también.
20 de febrero del 2008
La alarma empezó a sonar como cada mañana. Era frustrante saber que debía levantarme, no había opción. Desde que cumplí los 12 años, había empezado a asistir a unas clases para niños ejemplares. Allí iban los niños ricos que tenían padres importantes, sin embargo yo me sentía fuera de lugar, no era justo. No era un superdotado, era más pasota que otra cosa. La pereza se me había pegado por culpa de la tonta de mi mejor amiga, Sun-hee. Mi padre la despreciaba, decía que mis modales y mi comportamiento empeoraron en el momento en el que ella nació. Mientras que para muchos su nacimiento fue una bendición, para otros como mi padre, solo había sido un estorbo.
Era una chica muy hiperactiva. Su madre intentaba inculcarle enseñanzas sobre una excelente educación, pero ella nunca hacía caso. Era bastante extraña, era muy sonriente y alegre, su color favorito era el negro, le encantaba la ropa comoda y de colores oscuros pero luego decía que le fascinaban los vestidos que llevaban las mujeres a las importantes galas que mis padres organizaban.
Solía colarla en esas galas pues sabía cuanto le encantaban, a diferencia de mi, quien solo iba por obligación y también por pasar más tiempo con ella. Cuando ella estaba conmigo los problemas desaparecían. Algo que me impresionaba de ella era que las cosas nunca parecían afectarle, lo afrontaba todo con una sonrisa. Solía decirme que para ella afrontar los problemas así era una forma de gritarle al mundo que daba igual cuanto dolor la provocaran, ella siempre estaría lista para levantarse de nuevo, y luchar.
Hoy era el cumpleaños de Sun-hee. Estaba emocionado porque había preparado la mejor sorpresa para ella, sabía que le encantaría. Sun-hee siempre fue una chica madura, a pesar de su corta edad, tenía la mente centrada, y tenía claro lo que quería. Y siempre fue alguien admirable para mi. No me sentía extraño por ser el mejor amigo de una niña de 8 años, es más, me resultaba emocionante saber que algún día ella se convertiría en una mujer, mi madre siempre dijo que sospechaba que cuando Sun-hee alcanzara la madurez, nuestra relación cambiaría. Estaba increiblemente emocionado con la idea de verla ya madura, estaba seguro de que se convertiría en alguien excepcional. Para mi ya lo era.
Ya estaba vestido y con los regalos preparados. Ese día tenía el presentimiento de que sería un día incrible.
Nada más llegar a la casa, una muy guapa Sun-hee, me recibió con un gran abrazo. Ese día fué increible, la lleve a comer helado, a los jardines junto a los sauces llorones, los cuales eran sus favoritos, y por último la lleve a lo alto de un edificio, donde la vista de Seoul era increible.
Ese día nos prometimos que siempre estaríamos juntos, y que algún día, cumpliriamos nuestros sueños.
Sin embargo, esa promesa, acabaría por repetirse cada 20 de febrero, en el mismo lugar. Ambos temiendo que no llegara a cumplirse. Y así fue.
Pues cuando hice esa promesa no fui consciente de que mi sueño estaba y siempre estaría enfocado en ella. No era consciente de hasta que punto puedes llegar a amar a una persona, y a las cosas que estarías dispuesto a hacer por ella.
Ese día me pediste que me quedase contigo por la noche, y lo hice. Tambien hice una promesa, la promesa de que siempre te protegería, de cualquier cosa.
A esas edades uno no es consciente de la importancia de esa clase de promesas, de los riesgos que existen y de lo que eso implica. Sin embargo, aquel niño de 12 años tenía muy claro lo que quería, y en que deseaba convertirse.
A medida que el tiempo pasaba, mi padre nos fue alejando, consciente de como mis intereses iban cambiando, y como empezaba a ver a mi mejor amiga... como algo más. Sin embargo las cosas empeoraron a mis 15 años. Día 22 de abril del 2011, ese día perdimos a mi madre, la perdida abrió un agujero negro y profundo en el corazón de mi padre, quien no fue capaz de soportarlo. Su empresa se fue desmoronando, al igual que su alma. No era capaz de atender sus negocios, ni siquiera de atender a su propio hijo, quien a sus 16 años, ya se había convertido en todo un ladrón en las calles de Seoul. Nunca quise depender del dinero de mi padre, no cuando estaba en ese estado, así que empecé a vivir por mi cuenta. La enfermedad de mi madre había durado tres años, tres años en los que su salud iba empeorando poco a poco, hasta acabar con su vida. Esos tres años no volví a ver a Sun-hee, ni tampoco al año siguiente. Mi padre nunca quiso volver a mantener contacto con su familia, y las apartó de nuestra vida. Decidí utilizar todo lo que él me había enseñado, y entendí que la familia era lo primero. Pasé esos cuatro años cuidando de él, y de mi mismo. A pesar del vacío que provoco la muerte de mi madre y la perdida de mi mejor amiga, conseguí salir a delante y convertirme en una persona distinta. Decidí aceptar el cargo de heredero en la empresa, y me aseguré de encargarsela a alguien de confianza hasta que alcanzase la mayoría de edad.
Los vecinos se asombraron de como iba reconstruyendo la familia que una vez se perdió. Sin embargo, mi padre fue lo único que nunca pude recuperar. No era capaz de mirarme a los ojos, consciente de todo lo que estaba haciendo. Le dolía también ver a mi madre en mi. A mis 18 años, mi padre murió. Lo encontraron en el suelo. Al principio creímos que se habría suicidado, sin embargo, los médicos descubrieron que la razón de su muerte había sido Cáncer, el cual se había producido por la pena y desdicha. Había dejado de cuidarse, y se había convertido en un ser sin vida. Dejaron escrito que la causa de su muerte fue la pena.
El año próximo viví completamente solo, el dinero de la empresa se iba acumulando. Nunca lo usé. Trabajé, robé, pero nunca lo usé. Al final me dí cuenta de que nunca sería capaz de usarlo, y decidí lo mejor, en mi testamento, deje por escrito que esa herencia sería hederada por Lee Sun-hee, cuando fuese mayor de edad, y que el dinero se seguiría acumulando en esa cuenta, para que a ella nunca le faltase nada.
Cuando pensé que las cosas jamás cambiarían, a mis 19 años, mi vida tomó un giro drástico. Tras un casual robo en el mercado, tuve algunos problemas, y por poco me pillan. Sin embargo ese día, sin darme cuenta, choqué contigo.
Recuerdo que casi te tiro, y que a pesar de eso tu te disculpabas repetidas veces diciendo que eras una despistada. No tardé ni dos segundos en reconocerla. Estaba tan cambiada, sus rasgos estaban bastante definidos, su cuerpo se había desarrollado y su voz también se había vuelto más clara pero sin perder ese toque de suavidad tan característico.
Ese día tu tardaste unos diez o quince segundos en revonocerme. Me abrazaste tan fuerte que aún recuerdo la sensación de ahogo.
Estuvismos hablando durante horas. Tú me contabas emocionada sobre como había sido tu vida durante esos años, me contabas sobre tus estudios y sobre tus ambiciones. Yo solo podía mirarte embelesado. Siempre me encantó escucharte hablar, pero creo que en ese momento fue algo único, y que había necesitado desesperadamente. Eras tan mayor en ese momento, tus ojos verdes nunca me habían atrapado tanto, tu sonrisa ahora era increíble, y tu pelo rubio seguía tan cuidado como siempre.
En ese instante fui consciente de cuanto te había añorado, de cuantos recuerdos habían pasado por mi mente de los dos juntos y de cuantas veces había tenido que controlarme a mi mismo para no ir corriendo a tu casa y decirte cuanto te quería y te necesitaba.
En ningún momento pensé que esa sería la última vez que te vería, que te volvería a perder, pero así fue.
A la mañana siguiente me informaron que habían encontrado a tu madre muerta, y a ti y a tu padre desaparecidos. Había oído de los acuerdos mafiosos de tu padre, pero nunca pensé en una gravedad así. Al parecer, tu madre había intentado llevarte lejos, y había muerto en su desesperado intento de salvarte. Mi corazón se destruyó por completo al imaginarte muerta, y obligué a cada empleado de la empresa a encontrarte.
Casi había perdido la esperanza hasta que encontré una pista. Tu padre te había vendido nada mas nacer a unos mafiosos. Al parecer se había pactado que tú serías vendida al cumplir los 15 años.
Ahí deducí que tu madre se había enterado, y había tratado de protegerte. Pero aún había muchas cosas que no lograba entender.
¿Por qué te vendió tu padre?
¿Donde estaba él ?
Y lo más importante, ¿Estabas viva?
Y si lo estabas, ¿a donde habías ido?
¡Primer capítulo de Souls Of Pain!
Espero que os haya gustado el primer capítulo. Aún quedan muchas sorpresas y secretos por desvelar ;)
¡Gracias por vuestro apoyo!
-Venus
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