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¤•Maratón 3/3•¤






Los días y semanas después de aquella grandiosa salida fueron los mejores.

Jimin se había estado comportando de una manera más amorosa sin notarlo, el se preocupaba mucho por las hermanas y el pequeño Soon, varias veces había llegado con pasteles y helado a su hogar, para después ser regañado por Jungkook. El último sin darse siquiera cuenta se empezó a comportar de una manera diferente con el rubio, dejo de estar tanto a la defensiva y ya podía dormir tranquilamente con Jimin, sin pensar mucho. El rubio agradecía esto.

Hoy era Domingo, eso significaba día de familia, una convivencia entre todos que se había vuelto costumbre.

Los rayos del sol chocaban con las flores de aquel hermoso jardín, las rosas y gardenias brillaban de alegría al verse envueltas por esos cálidos resplandores, sus colores tintineaban siendo glorificados por la calidez del aire.

Este era sin duda un hermoso día, el viento soplaba suavemente, llevándose el aroma de los pinos y pasto mojado, logrando que las hojas de los árboles sonaran en armonía al tocarlas.

Dentro de aquel lugar que a cada momento se volvía un hogar, estaba una pareja un tanto dispareja que se regocijaba en medio de sueños, sus respiraciones eran cálidas y suaves, los latidos de sus corazones estaban sincronizados, logrando así que sus cuerpos se sintieran en paz y confianza estando al lado del otro.

El rostro de Jimin se encontraba sobre los cabellos de Jungkook, aspirando el cálido aroma que desprendía la cabellera castaña, sus brazos apricionaban el cuerpo ajeno y sus piernas estaban entrelazadas con las del menor, al verlo podríamos decir que se encontraba viviendo uno de sus más anhelados y grandes sueños, el estar en una misma cama con el que era el amor de su vida.

Jungkook por su lado, descansaba el rostro cerca de las clavículas de Jimin, aspiraba aquel tan delicioso aroma que desprendía el rubio, sintiéndose cada ves más tranquilo, sus manos inconscientemente apretaban en puños el pijama del mayor, dándole una imagen tierna, sus piernas con torneadas estaban entrelazadas con las del contrario, el se sentía muy cómodo con aquella posición, se sentía protegido y amado, una sensación que se había perdido el día en que sus padres murieron, cuando el tuvo que despertar en una realidad muy dura y diferente, nada que un joven de (en ese momento) 23 años tendría que vivir. Haciéndose cargo de una familia, teniendo que velar por el futuro de sus queridos hermanos.

La imagen de ambos cuerpos era simplemente tierna a los ojos de cualquier persona, se podría decir que ellos eran el uno para el otro, destinados a estar juntos.

Los ojos de Jungkook se abrieron lentamente, aspiro fuerte al saber dónde estaba. Aún no podía entender cómo cada día despertaba de esta manera, se había vuelto una mala costumbre aferrarse a el pijama del rubio, no se sentía mal por hacerlo solo que le parecía estúpido. Suavemente soltó la prenda y trato de estirarse, no pudo hacerlo tan fácil porque se encontraba aprisionado por dos brazos.

— Jimin... Jimin... – con su dedito pico el cuello del contrario, tratando de despertarlo. — Despierta Jimin. – susurro suavecito, pues aún se encontraba medio dormido.

— M... No– fue susurrando por el rubio antes de apretar más el cuerpo de Jungkook.

El castaño suspiro, aún quería seguir durmiendo pero sabia que en cualquier momento sus hermanas podían entrar y no quería que ellas lo vieran en una forma tan comprometedora con Jimin.

— Vamos, es hora de levantarse. – trato de salir de la cama pero no pudo, Jimin lo sostenía fuerte. – Jimin sueltame. – pidió con autoridad.

El rubio hizo un mohin pero lo soltó lentamente.

— Tengo frío. – susurro tratando de que el menor tuviera compasión y regresara a la cama con el.

Jungkook ya de pie lo vio y sonrió— Será mejor que te despiertes y te pongas un suéter, así no te hará frío. – dijo con obviedad.

El rubio bufo y se metió más en las sábanas.

Jungkook se felicitó por ganar esta pelea.

El castaño no quiso darse un baño, hoy era Domingo y no se daría un baño, no señor, solo fue al baño he hizo sus necesidades para después lavarse los dientes ya estando fresco se dirigió a su closed y sacó una campera de color azul más unos pantalones plomos, quería estar cómodo, al cambiarse se puso sus pantuflas de conejitos y bajo al comedor, esperaba preparar el desayuno el, hoy no había nadie del servicio y podía hacer las cosas el, no se espero lo que encontraría ahí.

Caminando hacia la cocina escucho varios ruidos dentro, los típicos cuchicheos que antes oía en su casa cuando sus hermanas decidían preparar el desayuno.

Se quedó recargado en el marco de la puerta, observando como sus hermanas iban de un lado al otro preparando las cosas y sacando lo necesario.

— ¿Crees que es bueno hacer jugo de fresa? O... ¿De banana? – pregunto Jiren mientras le mostraba las frutas a su hermana.

— M... a Kookie le gusta la banana pero...

— Nosotras lo odiamos – repitieron al unísono, riéndose bajito.

Jungkook se tocó el pecho ofendido.

— ¿Porqué no les gusta? – pregunto entrando a la cocina.

Las gemelas se miraron entre ellas.

— Bueno... – Jerin se rasco la nuca nerviosa.

—  A mi no me gusta porque es muy dulce.

— A mi porque es muy empalagoso y su consistencia es pegajosa...

— Y huele feo –  nuevamente tenían la misma idea.

Jungkook hizo un puchero sin darse cuenta, era inaudito que a sus hermanas no les gustara la banana.

— Esta bien... pero preparen jugo de banana para mi, y será mejor si tiene lechita. –

Las hermanas rieron suavecito y asintieron.

El se puso a hacer los panqueques mientras sus hermanas preparaban el chocolate, café y jugos. Jungkook preparo unos sándwich de mermelada de fresa.

Al terminar ellos vieron con orgullo su delicioso desayuno, simple pero exquisito, llevaron todo al comedor y lo acomodaron.

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Jimin se encontraba algo molesto, no podía creer como es que el castaño lo dejo durmiendo solo. La cama se sentía diferente y más fría. Suspirando por la Soledad, decidió darse una ducha y cambiar su ropa.

Salio de las cobijas en dirección al baño, saco sus ropas y se metió debajo del chorro de agua.

En esas semanas, las cosas habían cambiado, el notaba más cercano a Jungkook, ya no lo llamaba señor Park, sino que ahora le decía Jimin, al inicio le costó un poco no sonrojarse ante la forma tan linda en que su nombre salía de los labios rosas del castaño.

El también estaba cambiando, lo noto al verse más atento con las gemelas, el hasta tenía sus propios chismes con ellas, también se fue acercando de a poco ha Soonie, el último era un niño muy cariñoso, cada ves que lo veía siempre abría sus brazos en señal de que quería que lo cargara. El se acercó más al pequeño cuando este empezó a caminar en su presencia, el vio los primeros pasitos del pequeño, había sonreído como un idiota aquel día y lo hizo aún más cuando el pequeño Soon empezó a reír con el.

Recordó esos momentos y sonrió, era tan lindo ver al pequeño sonreír.

El no era un idiota, sabia que a cada momento se enamoraba más de Jungkook y empezaba a amar más a los hermanos Jeon, las gemelas y el pequeño Soon, porque el sabia que Soonie en realidad era el hermano menor de Jungkook, lo supo desde un inicio y se le hizo gracioso seguirle la corriente a Jungkook en su pequeño juego.

Termino de ducharse y salio secándose el cuerpo y el cabello, busco entre sus ropas, encontró una camisa ancha de color marfil más unos pantalones cortos de color azul, estaría cómodo y presentable, se puso sus pantuflas de pollito antes de salir.

Cuando estuvo en el pasillo, pudo oír los quejidos de Soon. Se acercó a el cuarto de el pequeño y entro.

Vio a Soonie en su cama totalmente enredado en sus sábanas, el pequeño lo vio y dejó de llorar para después sonreír.

— Pero que tenemos por aquí. – hablo animadamente acercándose al infante para desenredar lo y cargarlo. — Estas muy bonito hoy Soon, te ves como todo un caballero. – halago el pijama color blanco con alpacas que tenía el bebé.

El pequeño sonrió y tomo las mejillas de Jimin para después dejarle un besito en los labios al mayor.

Jimin le sonrio.

— Ocultemos esto de tu hermano Kookie, el se pondría celoso. —

El pequeño asintió entendiendo lo que le había dicho, Jimin arregló los cabellos de Soon y salio en dirección al comedor  con el pequeño en sus brazos.

Al llegar a las puertas del comedor pudo ver como las hermanas y Jungkook ordenaban los diferentes platos del desayuno, las gemelas se quedaron viéndolo y Jungkook siguio ordenando las cosas sin siquiera notar su presencia.

— Hola Señor Jimin – saludo la castaña antes de acercarse al rubio y pedirle a Soon.

Jimin le entregó al bebé a Jiren y ella lo llevó a su asiento, sentando al bebé en su pequeña sillita al lado de las gemelas.

Jungkook al oír aquel nombre, dejó de ver las frutas picadas y se quedó observando al rubio.

Para el aún era  extraño ver a Jimin con esas ropas casuales, de cierta forma se había acostumbrado a verlo con aquellos trajes.

— Buenos días. – le saludo el mayor.

— Buenos días, hoy preparamos el desayuno, espero te guste — le sonrío y ofreció el lugar en frente de la mesa.

Jimin se sentó en su lugar y así todos los hicieron.

Al lado derecho de Jimin estaba Jungkok y sus hermanas estaban al otro lado junto con Soon.

— Esto está muy rico, prueba – Jimin le extendió un pedazo de panqueque con mermelada a Jungkook.

El castaño no lo pensó y solo comió de lo que Jimin le dio, saboreó y asintió sonriendo.

— Esto también está rico, abre. — le extendió un pedazo de fruta al mayor.

Jimin abrio la boca y comió el pedazo de melón, saboreó y asintió. Ellos se quedaron en su burbuja mientras eran observados por las gemelas que solo sonreían y quedaban embobadas con las cursilerías que ese par se hacían sin darse cuenta.









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Dejenme su suculento comentario. Me dan ánimos con eso. 💜💖 Nos vemos el siguiente fin de semana. Capichi... 🧐

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