Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

ᴏᴊᴏs ᴄᴇʟᴇsᴛᴇs.

Todo este tiempo en que Cellbit iba donde el psicólogo, mostraba una cara amable, un rostro tranquilo que solo buscaba la atención del lindo hombre, pero cuando estaba fuera de su vista su personalidad cambiaba, el verdadero él era serio que se divertía hiriendo a otros reclusos, su paciencia era nula, todos en el penal sabían que si se metían en su camino iban a terminar heridos, si el hombre estaba de buenas tenían la posibilidad de salir ilesos. Obviamente, estos días no estaba de buenas, estaba decaído porque Roier comenzó a evitarlo, antes no importaba cuanto molestara al menor, siempre terminaba volviendo a su lado, pero ahora ver como el psicólogo cada que se topaban, este se daba la vuelta e ignoraba las llamadas de los guardias, no quería hacerlo sentir obligado a que interactuaran, sin importar si su pecho se comprimía.

Mientras estaba alejado de su amado comenzaba a cuestionarse, no quería hacerlo sentir incómodo, por lo que ya no usaría a los guardias para que lo llevaran donde él, también iba a dejar de ir a su consultorio a menos que sea llamado por él y mucho menos iba a perseguirlo a la hora del almuerzo, su temor era que renunciara por su culpa, no quería dejarlo ir antes de que terminara su estadía en prisión. Ahora mismo, Cellbit estaba en el patio, recostado en una larga banca mientras observaba el cielo nublado, necesitaba algo de aire y pensar en cómo pedir perdón por su atrevimiento hacia el psicólogo. Sin embargo, su relajo se fue en un instante en que comenzó a escuchar a otros reclusos, su audición era muy perfecta, tan fina que escucho claramente como otros hombres comenzaron hablar de Roier, sus palabras llenas de morbo hizo que su sangre se hirviera, Cellbit se levantó del banco y caminó hacia donde estaban, esos hombres se encontraban ejercitándose con pesas que había en el patio, de un momento a otro Cellbit comenzó a golpear a uno de los hombres que más se sobrepasó con el psicólogo.

Los guardias se hacían de la vista gorda, ellos sabían cómo era el de ojos celestes y hasta que estuviera un poco calmado iban a intervenir, no obstante, si no fuera por Roier que apareció y fue hacia la pelea los guardias seguirían haciéndose de la vista gorda. El psicólogo apenas escuchó que estaban peleándose en el patio, fue por curioso y al ver los cabellos marrones de Cellbit corrió para separarlos.

—¡Cellbit!

El mencionado al escuchar esa voz se detuvo, las expresiones de su rostro se relajaron y observaron al menor, sin embargo no quería ser visto de esa forma por él, por lo que soltó las ropas del otro hombre e hizo gestos de dolor mientras veía su mano, sus nudillos estaban con sangre que no eran de él, aunque si estaban algo rojizos.

—¡¿Por qué no los separaron?! ¡Están de adorno o que!

Roier primero fue donde el otro hombre, cosa que molestó a Cellbit, de solo ver a los guardias hizo que esos fueran donde el otro recluso y lo cargaran hacia la enfermería, ahora Cellbit soltó quejidos.

—Me lastimé la mano.

Roier suspiró. —Vamos a la enfermería.— Se levantó y agarrando la muñeca del mayor, comenzó a caminar hacia el lugar.

Ambos ya estaban alejados del patio.

—No quiero, en la enfermería no te tratan como deben.

—Tampoco es que se lo merezcan.— Estaba algo irritado, pero al darse cuenta de sus palabras se retractó. —Perdón.

—Está bien, tienes razón, pero igual no quiero ir.— Se detuvo de golpe, no importaba si era arrastrado, era obvio la diferencia de fuerza.

—Te llevaré a mi consultorio, tengo un botiquín.— No tenía ánimos para una discusión, por lo que ahora iban en dirección al consultorio.

El silencio reinó en la habitación, Cellbit estaba sentado en la camilla mientras Roier buscaba algodón y desinfectante en el botiquín, el mayor no decía ninguna palabra ni hacía algún movimiento, solo observaba al castaño moverse de un lado a otro. El menor comenzó a limpiar sus nudillos con el algodón, luego paso el desinfectante y por último lo vendó, una vez que termino comenzó a guardar el botiquín y antes de que pidiera que se retirara, Cellbit habló.

Sinto muito.— Agachó la cabeza, realmente no quería ver en el rostro de Roier que era odiado. —Siento haberte faltado el respeto, no haber respetado tu espacio y hacer cosas sin tu consentimiento, yo... não vou mais te incomodar.

Lo último que dijo entendió un poco, ya no iba a ser molestado por el mayor y aunque deberían ser buenas noticias de alguna forma se sentía extraño. Tosió un poco mientras pensaba que responder. —Está bien, aunque quisiera saber algo. ¿Por qué te peleaste en el patio?

—Uh... bueno, yo estaba tranquilo al inicio, pero no podía seguir estándolo después de las palabras que dijo... acerca de você.

—¿Qué dijo?

Aqueles filhos da puta estavam planejando te estuprar... Estaban planeando cómo hacer para violarte.

El psicólogo comenzó a sentir algo de náuseas, de solo escucharlo su cuerpo se tensó.

—No podía estar tranquilo mientras escuchaba esa mierda, así que sin reflexionarlo golpeé al que dio esa estúpida idea.

—Hiciste algo bueno...

—Sí, pero no me gustó que fueras a ayudarlo.— Quería dejar de hablar sobre lo que sucedió en el patio, ahora realizo una pregunta. —Antes de dejarte de buscar. ¿Podría hacer una última cosa?— Había dejado de agachar la cabeza, si su petición iba a ser negada quería ver por más tiempo el rostro del menor.

Roier no podía evitar ignorar esos ojos celestes, eran hermosos. —¿Qué cosa?

Cellbit levantó su mano que estaba vendada, quería que Roier la tomara y al ser correspondida acercó el cuerpo del menor al suyo, aprisionándolo en un abrazo, con ambos brazos rodeó el cuerpo delgado del psicólogo, posicionando su mentón encima de su cabeza. Podía sentir como las manos del menor torpemente buscaban como acomodarse en su pecho.

—Quiero que duermas a mi lado, no quiero hacer nada que sobrepase tu límite, solo quiero dormir mientras estás a mi costado.

Ahora mismo las mejillas de Roier estaban rojas, estaba agradecido que Cellbit no pudiera verlas porque se avergonzaría aún más, escuchar esa petición hizo que su corazón se acelerara, dormir al lado de otra persona significaba que le estaba dando toda su confianza como para verlo de forma vulnerable, Cellbit estaba demostrando que confiaba en él, además de que podía sentir como su pecho latía de igual forma que el suyo, tal vez era lo correcto para poder despedirse de ambos, para dejar que sus sentimientos que lo hacían sentir confundido terminaran por completo. Después de todo, aunque no quiera, en dos meses dejaría de verlo completamente.

—Está bien.

Estuvieron un buen tiempo abrazados, Cellbit estaba cómodo teniéndolo entre sus brazos, mientras que Roier comenzaba a gustarle tener los brazos del mayor rodear su cuerpo, era momento de que Cellbit se retirara y al hacerlo besó su mano, ver hacer ese gesto mientras sus ojos lo observaban era indescriptible, cuando el mayor se retiró Roier comenzó a tranquilizar su respiración.

Sin duda los ojos celestes del contrario tenían mucho poder.

—Lo siento mucho.

—No te molestare más.

—Esos hijos de puta estaban planeando violarte.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro