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Por el agujero de conejo

Seguía sintiendo cómo algo le perforaba el abdomen cuando se despertó de golpe, gritando y tocando el lugar donde, en su sueño, un insecto había entrado.

Logró tranquilizarse al ver el habitual desorden de su habitación. Al escuchar su propio grito llevó su mano a la boca. Parecía idiota confirmando si el tejido de piel que habían juntado sus labios seguía ahí. Obviamente había sido un sueño, pero no recordaba haberse dormido.

Al despertar había sentido un relieve anormal en su estómago, pero al revisar nuevamente no había encontrado nada. Sintió la espalda sudada cuando volvió a poner su cabeza en la almohada. Le parecía frustrante finalmente poder dormir y que el mundo onírico le diera la bienvenida con una terrible pesadilla.

El sonido de un teléfono le interrumpió sus pensamientos. Ni siquiera sabía qué hora era, pero se preguntaba quién lo podría llamar tan tarde... o tan temprano. Cuando se levantó a contestar sintió una punzada en el ombligo que lo detuvo antes de erguirse y caminar hacia el aparato.

En el instante en el que tocó el teléfono un presentimiento de sugirió la identidad de quien realizaba la llamada. Descolgó el auricular y esperó a que aquel a otro lado de la línea hablara. Los pensamientos que siguieron fueron muy extraños. SI el arresto había sido un sueño, la llamada de Morfeo también lo había sido. Recordó la noche que siguió al conejo blanco ¿Era esa misma? ¿Ese sueño era producto del alcohol? Nada tenía sentido. Parecía que todo era más real cuando estaba dormido.

—La línea está intervenida, así que seré breve. —Las cosas tomaban cada vez menos sentido para él. No había manera de que eso fuera real si todo había sido un sueño ¿Cómo estaba hablando con Morfeo?— Te atraparon primero, pero subestimaron lo importante que eres. Si supieran lo que yo, probablemente estarías muerto.

—¿De qué está hablando? ¿Qué es lo que me está ocurriendo?

—Tú eres el elegido, Neo. Puede que hallas estado los últimos años buscándome, pero yo he pasado la mitad de mi vida buscándote a ti.

No sabía de qué estaba hablando... ¿Elegido para qué? Nada de esto podía ser real. Seguramente seguía soñando... Debía ser eso: Después del regaño de su jefe regresó a su cubículo y se quedó dormido, seguramente cuando despertara seguiría en su trabajo.

—¿Aún quieres conocerme?

Afuera los relámpagos anunciaban una tormenta. Repentinamente empezó a sentirse mareado. Sentía que era el sujeto de una paradoja, donde la realidad no correspondía a su propio nombre. Suponía que había una respuesta, opuesta a la lógica que siempre era empleada, y por más dura que fuera de afrontar, él la necesitaba urgentemente.

—Si...

—Ve al puente de la calle Adams.

Inmediatamente la llamada se cortó.

Cerró los ojos, sin estar seguro de en qué se había metido. Como llevado por un impulso se cambió de ropa y salió de su apartamento.

Las calles estaban casi vacías a esa hora, y los únicos ojos que encontraba en su camino parecían fijarse solo en él.

La lluvia empezó a caer con fuerza cuando se hallaba a pocos metros del puente. Sentía las botas del pantalón un poco mojadas y de su pelo caían pequeñas gotas.

Se detuvo cuando el puente lo cubría. El agua formaba una cortina en ambas bocas del túnel bajo el puente, impidiéndole salir hasta que la tormenta acabara. El golpe del agua en el techo cubría el ruido de los autos que pasaban junto al túnel, por lo cual solo notó que uno se dirigía hacia el cuándo vio sus luces reflejadas en el agua que le impedía salir.

Cuando llegó junto a él, la puerta de atrás se abrió. Se fijó en las tres personas que había dentro: Una mujer con el cabello corto y rubio, un hombre moreno que iba al volante y la persona que había abierto la puerta.

—Entra —le ordenó Trinity, y sin esperar su respuesta, se movió hacia la otra puerta.

Echó un vistazo alrededor. Tenía el presentimiento de que alguien lo estaba siguiendo. Había pocos autos transitando por allí, pero ninguno pasaba por aquel túnel, y todos parecían estar en sus propios asuntos. Cuando entró el conductor no le dio tiempo para que cerrara la puerta y ya se había puesto en marcha, haciendo que la manga de su chaqueta se mojara cuando salieron del túnel.

Por un momento su vista se fijó en Trinity. Quería pedirle una explicación o que al menos le dijera hacia dónde iban, pero la boca de una pistola que sostenía la mujer rubia borró esas preguntas y formuló una nueva.

—¿Qué demonios es esto?

—Es necesario. Para nuestra protección

—¿De quién?

—De ti.

Esos últimos días no estaba entendiendo nada de lo que le pasaba. Buscó en los ojos azules de Trinity una respuesta, pero ella dirigió su mirada al frente.

—Quítate la camisa —dijo la mujer frente a él.

—¡¿Qué?! —De alguna forma eso le traía un mal presentimiento.

—Detén el auto. —Esta vez se dirigía al conductor. El hombre le obedeció y paró inmediatamente, quedando estacionados a la mitad de un cruce y volvió a mirarlo—Escúchame, cerebrito. No tenemos tiempo para jugar a "veinte preguntas". Ahora solo hay una regla: Obedeces, o a la carretera. *

Se había concentrado tanto en la amenaza de la pistola que no notó cuando fue que Trinity volvió a mirarlo. Sus ojos le decían que podía confiar en ellos, pero no era el tipo de persona que obedecía solo porque sí.

—Bien. —Abrió la puerta para salir. Estaba harto de tanto misterio, y si las cosas iban a ser así, prefería encontrar respuestas de otra manera.

—Espera, Neo. Debes confiar en mí. —Trinity puso su mano sobre la suya, que seguía apoyada en el asiento. La otra todavía estaba sosteniendo la puerta mientras se mojaba con la lluvia.

—¿Porqué? —Se giró en busca de una respuesta real, no como las que había recibido hasta ahora.

—Porque has estado ahí Neo. Conoces ese camino y a dónde te lleva. Y sé que no es dónde quieres estar

Regresó su vista a la calle. Aquel comentario podía referirse a varias cosas: El trabajo que odiaba, aquella realidad tan irreal, la monotonía de su vida, o aquellos sueños tan horribles. Sea lo que sea a lo que se estuviera refiriendo, tenía razón: No quería seguir ahí.

Obedeció y cerró la puerta con la manga de la chaqueta empapada. El auto reanudó su camino, y la mujer rubia no le quitaba la pistola de la cara. No sabía a qué estaba esperando.

—Apoc, luces. —Trinity interrumpió el momentáneo silencio con aquella voz que seguía pareciéndole encantadora. El conductor obedeció. Inmediatamente, ella se agachó a sacó de debajo del asiento un aparato que se le parecía a una pistola de rayos láser de una película de ciencia ficción— Recuéstate y ábrete la camisa —dijo a la vez que se acomodaba en aquel pequeño espacio para quedar frente a frente. Hizo caso mientras la otra mujer le seguía apuntando.

—¿Qué es eso? —Aunque parecía una regla, no pudo evitar hacer preguntas.

—Te monitorean. * —Entre los asientos delanteros logró ver como Apoc conectaba un aparato al encendedor de cigarrillos y lo encendía. La base de vidrio del extraño artefacto le causó escalofríos cuando Trinity la puso en su estómago— Trata de relajarte.

Accionó la máquina, y de inmediato unas barras de metal se adhirieron a su abdomen a la vez que sentía la succión de la máquina. La gran maraña de controles no lo dejaba ver qué estaba ocurriendo, pero la cara de Trinity dejaba claro que no era algo bueno.

—Vamos... vamos... —murmuraba mientras miraba un monitor pequeño.

—Se está moviendo. —La rubia también miraba con atención.

—Mierda.

Sentía el movimiento de algo dentro de su estómago. Ambas mujeres estaban muy concentradas en el monitor, mientras Trinity manejaba los controles del aparato.

—¡Vas a perderlo! —reclamó la mujer rubia a la vez que la pistola se desviaba un poco.

—Vas a ver que no... ¡Sal de ahí!

No le dejaron tiempo para reaccionar, y de inmediato se activó un interruptor que generó pulsos eléctricos en su abdomen que lo hacían retorcerse. Pareció una eternidad lo que se tardó en apretar un botón que aumentó la succión, sacando aquel aparato que había visto en su sueño y que ahora estaba contenido en un frasco de vidrio, pero en lugar del color verdoso que recordaba, el bicho estaba untado de su sangre.

—¡¡Por Dios!! ¡¡Era real!!

Trinity volvió a su lugar y sacó el frasco que estaba enroscado en el aparato. Abrió la ventana y lo tiró a la calle.

El dolor en su abdomen siguió, pero al revisarlo, no había ninguna herida. Había sido como en su sueño: sin ninguna marca. 

▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

No pude hacer las traducciones literales en las partes indicadas con *, a continuación una pequeña explicación.

*Ahora solo hay una regla: obedeces, o a la carretera.

Original: There are one rule: Our way, or the highway

Nuestra manera, o la carretera (Way se puede traducir como "Manera" o "Camino"). la verdad queda mejor en inglés.


*Te monitorean.

Original: We think you're bugged

Pensamos que estás infectado (Seguí un poco el doblaje porque la traducción más literal no lo dejaba tan claro. Bug es bicho, haciendo referencia al bicho que tenía en el estómago, pero en español no tiene mucho sentido)

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